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La Prueba Documental y El Nuevo Codigo Civil y Comercial
La Prueba Documental y El Nuevo Codigo Civil y Comercial
FACULTAD DE DERECHO
CARRERA DE ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO PROCESAL
CIVIL
1. Aspectos preliminares
Entre los distintos medios probatorios regulados por nuestro código
procesal nacional, es sin duda la prueba documental, uno de los medios más
importantes, ello por diferentes aspectos, su influencia en la determinación de la
certeza de los hechos, por la consistencia de la fuente de prueba y su evidencia,
por el otro, por la inmediación y coetaneidad que presentan el reflejo indirecto de
los hechos.
Desarrollar la prueba documental en el contexto del proceso civil 1,
implica dar cuenta de su valor como medio de acreditación de hechos litigiosos
dentro del proceso, atendiendo a su noción, sus formas de expresión, sus
mecanismos de reproducción o incorporación al juicio, su posibilidad de control y
refutación, para terminar con las pautas sobre las cuales se valora su incidencia
en la confirmación o verificación de la certeza de los hechos alegados, buscando
con ello convencer al juez sobre el peso indeclinable de los argumentos
sostenidos por quien la utiliza.
Su incidencia para el proceso, ha sido sin duda en la historia de su
evolución uno los factores más influyentes en las decisiones, y ello resulta lógico
por resultar la forma más confiable de brindar seguridad sobre la existencia de las
relaciones jurídicas allí contenidas.
Pero en la actualidad, la prueba documental ha evolucionado como
forma de impresión o expresión, con complejos procedimientos en formato digital,
que también registran hechos en formato escrito, de audio, video, etc, y que
resulta necesario entender y brindar las herramientas necesarias para su
valoración y formas de incorporación al juicio, si con ello se persigue acreditar
hechos litigiosos.
Con este escenario, el trabajo que presentamos persigue llevar adelante
una descripción del funcionamiento de la prueba documental como medio
1No queremos limitar el análisis de este medio cuando hacemos referencia al proceso civil. El
Código Procesal Civil y Comercial, cuando regula la prueba para el proceso ordinario, sienta
directrices y bases para su aplicación en cualquier otro orden, salvo el penal y sus reglas propias,
de manera que los criterios aquí desarrollados son perfectamente aplicables a otros tipo de
proceso (laboral, contencioso administrativo, familia, etc), donde además, muchas legislaciones
procesales se remiten a estas reglas aplicándolas en forma supletoria (vgr. .
probatorio, con el enriquecimiento dado por las nuevas reglas del Código Civil y
Comercial de la Nación, norma que amplia notablemente los criterios de formación
y por sobre todo de valoración para una de sus expresiones, los instrumentos.
2. Una noción del documento como prueba judicial. Idea del Código Civil y
Comercial de la Nación.
Etimológicamente se entiende por documento, como una cosa que docet,
esto es, que lleva en sí la virtud de hacer conocer; esta virtud se debe a su
contenido representativo; por eso, documento es una cosa que sirve para
representar otra.
Por otra parte, siendo la representación siempre obra del hombre, el
documento, más que una cosa, es un opus (resultado de un trabajo)2.
Entiende ALSINA que documento es toda representación objetiva de un
pensamiento, la que puede ser material o literal. Son documentos materiales,
entre otros, los equipos, las tarjetas, las marcas, los signos, las contraseña, y por
su parte son literales, las escrituras destinadas a constatar una relación jurídica y
para las cuales se reserva el nombre de instrumentos3.
Lejos de lo expuesto el documento se manifiesta como aquella cosa u
objeto susceptible de representar una manifestación del pensamiento, con
prescindencia de la forma en que esa representación se exterioriza.
Por ello no sólo son documentos los que llevan signos de escritura, sino
también todos aquellos objetos que como los hitos, planos, marcas, contraseñas,
mapas, fotografías, películas cinematográficas, citas magnetofónicas, documentos
digitales, etcétera, poseen la misma aptitud representativa. No compartimos por
ello el criterio en cuya virtud se erige en elemento decisivo para trazar el concepto
de documento el hecho de que el correspondiente objeto, por su naturaleza
procesalmente mueble, pueda ser llevado a la presencia del juez4.
Como sostiene Chiovenda, documentos son todas las representaciones
materiales que expresan una manifestación del pensamiento (Principios de
Derecho Procesal, tomo II, cit. pág. 334), mientras que instrumentos, son los
medios particulares o especiales de aquellos (vgr.: los papeles de comercio) 5.que
se diferencian de los otros tipos por cuanto contienen una forma de pensamiento,
una instrucción, o acto intelectivo y voluntario, a lo que debe añadirse que además
de representar un pensamiento, debe el hecho allí contenido ser apto para
producir efectos jurídicos6.
Argentina de Editores, Buenos Aires, 1942, t. II, nº 2; en FASSI Santiago C.”Código Procesal Civil
y Comercial”, Comentado, anotado y concordado, Tº 2, Editorial Astrea, edición 1975, p.1.
4 PALACIO, Lino, “Derecho Procesal Civil”, Tº IV “Actos procesales”, Editorial Abeledo-Perrot,
9 LORENZETTI, Ricardo Luis y otros, Codigo Civil y Comercial de la Nación Comentado, T°II, ps.
113, Rubinzal Culzoni, 2015.
10 LORENZETTI, Ricardo Luis, Código…ob.cit., ps. 114/115.
judicial como instrumento particular no firmado, por lo que le caben las pautas de
valoración dispuestas en sus artículos (Cfr. Arts. 287, 319 y cctes. del CCCN).
Y este es el aspecto sustancial de la reforma, dado que el Art. 319, fija
pautas concretas de valoración de estos instrumentos en su utilización como
medios representativos durante los conflictos existentes en las relaciones jurídicas
que representan.
El documento electrónico (digital por videos, imágenes, documentos etc…)
puede ofrecer un grado de seguridad equivalente al del papel y, en la mayoría de
los casos, mucha mayor fiabilidad y rapidez, especialmente respecto de la
determinación del origen y del contenido de los datos, con tal que se observen
determinados requisitos técnicos y jurídicos.
Será valorado por el juez a los efectos de la prueba tomando en cuenta, en
primer término, los factores vinculados con los medios técnicos empleados: la
confiabilidad de los soportes utilizados y de los procedimientos técnicos que se
utilicen. Al respecto habrá de valorar, en primer término, la autenticidad, para lo
cual existen desarrolladas técnicas y procedimientos que permitirán al intérprete
valorarla con un grado mayor de precisión que el propio de un documento
tradicional en papel.
En segundo lugar deberá examinarse la genuinidad del documento, es decir
que éste no haya sufrido alteraciones durante el proceso de transmisión. Este
riesgo se elimina cuando se emplea la firma digital ya que ello implica encriptar el
documento de modo tal que pueda ser abierto sólo por el destinatario a través de
la clave pública, lo que asegura la inalterabilidad.
El juez, aplicando las reglas de la sana crítica, deberá valorar diversas
cuestiones relativas a la generación del mensaje, su transmisión y recepción y
arribar a una convicción adecuada acerca de su autenticidad y genuinidad.
En el marco de un conflicto por un contrato de consultoría en el que se
había pactado la facultad de rescindir previa notificación por medio fehaciente, una
de las partes notificó esa decisión por correo electrónico, se resolvió que:
“ …Dado que las partes eligieron la vía electrónica para negociar el contenido y
los alcances de un contrato de consultoría, en el cual pactaron la posibilidad de
rescisión unilateral comunicada por medio fehaciente, corresponde otorgar
fehaciencia al correo electrónico notificando la extinción en tal sentido, con
fundamento en el art. 6 de la Ley 25.506, en línea con lo previsto por el art. 286
del Cód. Civ. y Com., máxime cuando, a la luz de la prueba testimonial, guarda
congruencia entre lo sucedido y lo narrado en ese medio y su texto es claro y
preciso —art. 319, Cód. Civ. y Com.—….Reconocida la autenticidad del e-mail
por el cual la demandada rescindió el contrato que la unía a la actora,
corresponde concluir que esa parte dio adecuado cumplimiento al recaudo formal
previsto en el contrato respecto a la notificación fehaciente de la extinción, desde
que para la partes ese fue el sentido inequívoco que le atribuyeron, al ajustar sus
comportamientos a aquello que mediante ese e-mail había sido comunicado, lo
cual importó atribuir plena fe a su contenido, ello con prescindencia de las
distinciones que cupiere efectuar entre firma electrónica y digital y de lo
establecido por el art. 286 del CCCN11.
Respecto de la valoración de la precisión y claridad técnica del texto, es una
pauta común para la interpretación de todo tipo de documentos, por lo que habrán
de aplicarse las normas que el Código fija sobre interpretación de los contratos en
los artículos 1061 a 1068 CCCN.
También se establecen pautas para la valoración probatoria exógenas al
documento. En primer lugar las relaciones precedentes, es decir la conducta de
las partes previa a la celebración del acto que el documento instrumenta. Este es
un principio tradicional en materia de interpretación de los contratos, consagrado
expresamente en el artículo 1065, incisos a, y b, de este Código. Respecto de los
usos y costumbres, fueron siempre una pauta de interpretación de los actos
jurídicos (art. 218, inc. 6° del Código de Comercio derogado), incluyéndose a los
usos, prácticas y costumbres como fuente de Derecho en el artículo 1° de este
Código12.
4. Noción actual de los instrumentos públicos. La escritura pública y las
actas notariales.
El Código Civil y Comercial, ha simplificado y regulado los instrumentos
públicos incorporando algunas innovaciones útiles para el mundo jurídico, con
aspectos que resulta importante señalar aquí, cuando se incorporan a un proceso
judicial para la acreditación de hechos litigiosos.
Los instrumentos públicos, son aquellos provenientes de un funcionario
público en el ejercicio de su cargo, o autorizado por este, encontrándose
regulados en los Arts.289, 290, 292 y 296 en lo sustancial, del Código Civil y
Comercial de la Nación.
Al igual que en redacciones anteriores, dan fe por sí mismos, hasta tanto no
sean argüidos de falsos por acción civil, o querella criminal (Arts. 292 y ss. Código
Penal).
Nuestro ordenamiento jurídico sustancial traza entre las disposiciones del
Código Civil y Comercial, la reglamentación de todo lo concerniente a su forma,
contenido y fuerza probatoria (Arts. 290, 291, 292, 294, 295, 296, 297, 301, 305,
310, 311 y 312 del CCCN); mientras que el Código Procesal se ocupa solamente
de regular las formas bajo las cuales esos “documentos” se pueden hacer valer en
juicio, a la forma de autenticarlos, cuando fueran privados, y al trámite para su
impugnación.
13GOZAINI, Osvaldo Alfredo, “Cód. Proc. Civil y Comercial de la Nación”, T. II pág. 385, La Ley.
Año 2003.
14 CIFUENTES, Santos, LAGOMARSINO, Carlos, ORELLE, José M., SMITH Juan C. ZANNONI,
16 Ver HERRERO PONS, Jorge, Redargución de Falsedad, Ediciones Jurídicas, 2011, ps. 40.
que nos obliga a estimar como auténticos los hechos o actos a ella sometidos:
Una verdad oficial que todos están obligados a creer17.
Es así que el instrumento público al igual que el régimen anterior hace
plena fe entre las partes y frente a terceros, con las salvedades de ley, hasta que
sea argüido de falso sea por acción civil o criminal.
En este sentido resulta importante señalar aspectos de la conformación de
la fe pública para que su impugnación sea más específica y puedan comprenderse
los tramos donde los vicios nulifican el acto.
A estos efectos son requisitos de la fe pública:
a. Una fase de evidencia: Donde el autor del documento es persona
pública y ve el hecho ajeno o narra el hecho propio. Así el autor del
instrumento (funcionario público) “recibe el acto” y “da fe de el” y el
destinatario no recibe el acto sino que “recibe la fe”.
b. Una fase de solemnidad: El acto se produce dentro de un
procedimiento ritual fijado por la ley. La estricta legalidad determina el rigor
formal con que se conforma la fe pública. La evidencia se produce dentro
de la solemnidad, es decir encerrada en un conjunto de garantías legales,
que aseguran la fiel percepción, expresión y conservación de los hechos y
declaraciones.
c. Una fase de objetivación. El funcionario autentica el hecho fijándolo en
un instrumento, pues de nada serviría, dada la reconocida fragilidad de la
memoria, que su fe pública sea solo verbal. El hecho percibido debe
representarse en soporte material (papel o digital). Es así que el hecho
histórico pasa a convertirse en hecho narrado, mediante una grafía sobre el
papel y/o instrumento electrónico que haga su veces, sin lo cual no habría
documento, se requiere entonces su objetivación física. Sobre el particular
corresponde advertir que con la sanción de la ley de firma digital N° 25506 -
sobre lo que no explayaremos al hablar de documentos electrónicos-, los
instrumentos públicos, pueden ser firmados vía firma digital asimilándose la
misma a la firma manuscrita, siempre y cuando se emita, respetando el
procedimiento de verificación y autenticación previsto en la ley para este
tipo de signaturas (Art. 3) 18 . Sera cuestión de que las nuevas
reglamentaciones de los Colegios de Escribanos y/ Organismos públicos lo
regulen.
d. Una fase de coetaneidad: La evidencia, la solemnidad y la objetivación
deben producirse al mismo tiempo.
18 Art. 3 Ley 25506: Del requerimiento de firma. Cuando la ley requiera una firma manuscrita,
esa exigencia también queda satisfecha por una firma digital. Este principio es aplicable a los
casos en que la ley establece la obligación de firmar o prescribe consecuencias para su ausencia.
En la actualidad existen regimenes que han implementado el uso de firma digital para la
certificación y firma de documentos, así la AFIP, ANSES y Registro de Reincidencia y Estadística
Criminal.
Por su parte son notas de la fe pública: La exactitud y la integridad.
Por la primera se hace referencia al hecho histórico presente y exige la fidelidad, o
sea, la adecuación de la narración al hecho, es la verdad del espejo, de la
fotografía. La integridad contiene corporalmente la exactitud, inmovilizándola
entre las paredes formales de la fe pública y proyectándola hacia el futuro, ya no
como la verdad espejo o la fotografía, sino como la verdad hecha piedra inmóvil en
la escultura”19.
De lo expuesto puede colegirse que son contenidos dotados de fe
pública y comprometen la actividad del notario y/ funcionario los siguientes: la
presencia de las partes u otorgantes del acto ante el funcionario en un lugar y fecha
determinados, sus manifestaciones y acciones, la constancia de la lectura del instrumento,
la conformidad y firma de los interesados, la autorización final del oficial público (Cfr.
Arts. 294, 296, 297 301, 305, 306 del CCCN).
En un acta de protocolización, son hechos auténticos la presentación
ante el notario del documento en cuestión, su anexión al protocolo y, en su caso, la
transcripción del mismo si se ha utilizado este procedimiento.
Por su parte en la certificación de firmas, la autenticidad consiste en
la atestación del escribano de que una persona de su conocimiento (lo que implica
identificarla por medio idóneo), ha estampado su firma o impresión digital en un
documento, en un lugar y fechas determinados.
El CCCN incorpora en los Arts. 310 a 312 las denominadas actas
notariales, documentos controvertidos en doctrina sobre si constituyen o no
instrumentos públicos, cerrándose así la discusión y disponiendo los requisitos
para su conformación.
Así se entiende que las actas son los documentos notariales que
tienen por objeto la comprobación y certificación de hechos, encontrándose
sujetas a los requisitos de las escrituras públicas pero con las siguientes
modificaciones:
a. se debe hacer constar el requerimiento que motiva la intervención del
notario y, en su caso, la manifestación del requirente respecto al interés
propio o de terceros con que actúa;
b. no es necesaria la acreditación de personería ni la del interés de
terceros que alega el requirente;
c. no es necesario que el notario conozca o identifique a las personas
con quienes trata a los efectos de realizar las notificaciones,
requerimientos y otras diligencias;
d) las personas requeridas o notificadas, en la medida en que el objeto
de la comprobación así lo permita, deben ser previamente informadas del
carácter en que interviene el notario y, en su caso, del derecho a no
19 HERRERO PONS, Jorge “Redargución de Falsedad. Teoría y práctica. 3Ra Edición ampliada y
actualizada. Ediciones Jurídicas EJ, 2011, ps. 68 y ss..
responder o de contestar; en este último supuesto se deben hacer
constar en el documento las manifestaciones que se hagan;
e. el notario puede practicar las diligencias sin la concurrencia del
requirente cuando por su objeto no sea necesario;
f. no requieren unidad de acto ni de redacción; pueden extenderse
simultáneamente o con posterioridad a los hechos que se narran, pero en
el mismo día, y pueden separarse en dos o más partes o diligencias,
siguiendo el orden cronológico;
g. pueden autorizarse aun cuando alguno de los interesados rehusare
firmar, de lo cual debe dejarse constancia. Se debe hacer constar el
requerimiento que motiva la intervención.
Los requisitos expuestos complementan lo dispuesto como medio de
notificación a las actas notariales del Art. 136 del CPCCN.
Así el valor probatorio de estas actas se circunscribe a los hechos que el
notario tiene a la vista, a la verificación de su existencia y su estado. En cuanto a
las personas, se limita a su identificación si existe, siendo sus declaraciones
referidas como mero hecho y no como contenido negocial. Ello por cuanto no es
función de las actas notariales la formalización de negocios jurídicos ( Cfr. Art. 312
del CCCN).
En cuanto al valor del instrumento debemos distinguir: 1) Hechos pasados
en presencia del oficial público, 2. Cláusulas dispositivas, 3. Las cláusulas
enunciativas.
Sobre estos aspectos funciona en lo sustancial la impugnación de estos
instrumentos que pasamos a enunciar ahora como descripción genérica del nuevo
esquema normativo.
b. Oposición e impugnación de los instrumentos públicos. La
redargución de falsedad.
Las vías procedimentales bajo las cuales podremos impugnar la validez de
estos instrumentos, son tres: La acción civil prevista en el artículo 296 del Código
Civil y Comercial de la Nación20, la querella criminal por falsedad de los artículos
292 a 298 bis. del Código Penal, y por vía incidental en el proceso instaurado, a
través de la redargución de falsedad prevista por el artículo 395 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación (Art. 393 del CPCCBA).
El diccionario de Real academia Española indica que el verbo argüir, de
donde deriva la voz redargución, proviene del latín de “arguere” y en su primera
acepción significa “sacar en claro, deducir como consecuencia natural”.
20El nuevo artículo 296 establece la eficacia probatoria del instrumento al que otorga plena fe:
“…en cuanto a que se ha realizado el acto, la fecha, el lugar y los hechos que el oficial publico
enuncia como cumplidos por el o ante el hasta que sea declarado falso en juicio civil o criminal…”.
Ese término en su cuarta acepción significa “aducir, alegar dar argumentos
a favor o en contra de alguien o algo”. Mientras que en su quinta acepción
significa: “disputar impugnando un sentencia u opinión ajena”21.
Se denomina redargución de falsedad a la impugnación que se concreta
sobre un instrumento público.
Es un trámite diferente al que establece el art. 296 del CCCN, dado que
éste permite que la pretensión declarativa de falsedad se promueva mediante
acción civil o criminal (Arts. 292 a 298 bis. del Código Penal), mientras que la
redargución en el proceso se plantea como incidente, sin perjuicio del tipo de
trámite que el magistrado quiera imprimirle (Cfr. Art. 319 CPCCN).
La falsedad que se plantea puede tener distintos motivos. O se ataca la
autoría del instrumento; o las fechas y/o lugares que indica; o bien, se fundamenta
en el contenido.
En otros términos, es la división clásica entre la falsedad instrumental y la
falsedad ideológica22.
Estas categorías coinciden en la doctrina procesal, pues al hablar del
incidente de redargución de falsedad se mencionan –desde antaño- la falsedad
material (actos pasados ante el oficial público o realizados por éste) y la falsedad
ideológica (cláusulas dispositivas y enunciativas directas). Falcón, agrega a esta
clasificación la falsedad intelectual.
Cuando la impugnación se realiza contra un instrumento público, procede la
Redargución de falsedad. De manera que dentro de la falsedad distinguimos: a) la
falsedad material; 2) la falsedad intelectual, y 3) la falsedad ideológica23.
Este acto procesal destinado a obtener la declaración de invalidez de un
documento público o de un documento privado reconocido, no cubre todas las
posibilidades de falsedad ideológica que pueden presentarse.
Si se trata, en efecto, de un documento público, la redargución de falsedad
puede fundarse: 1º) En la adulteración material resultante de no haber sido
otorgado por el funcionario que aparece suscribiéndolo, o de haberse alterado,
sea en la matriz o en la copia, por vía de supresiones, modificaciones o
agregados, una o más de las enunciaciones que contenía (falsedad material); 2º)
En la exactitud de los hechos que el oficial o el funcionario público hubiese
anunciado como cumplidos por él mismo, o que han pasado en su presencia -art.
296 CCCN- (falsedad intelectual).
La redargución de falsedad, por consiguiente, es inadmisible para acreditar
la falsedad ideológica de los hechos simplemente relatados por las partes al oficial
o funcionario público o de las enunciaciones contenidas en un documento privado,
por incidente que deberá promoverse dentro del plazo de diez días de realizada la impugnación,
bajo apercibimiento de tenerla por desistida. Será inadmisible si no se indican los elementos y no
se ofrecen las pruebas tendientes a demostrar la falsedad.
Admitido el requerimiento el juez sus penderá el pronunciamiento de la sentencia, para resolver el
incidente juntamente con ésta.Será parte el oficial público que extendió el instrumento”.
27 PALACIO, Lino Enrique, ob. cit. 455/457.
acto procesal preparatorio cuyo contenido debe limitarse a la mera afirmación de
la falsedad del/los documentos presentados, en el escrito de iniciación del
incidente el impugnante debe fundar clara y concretamente aquella afirmación en
los hechos y en el derecho, y ofrecer toda la prueba de que intente valerse (art.
178 del CPN).
Sobre este particular ha resuelto la CSJN que la redargución de falsedad
requiere la impugnación previa, que debería ser efectuada al contestar el traslado
conferido de la documentación acompañada o cuando se lo exhibe para su
reconocimiento, pues esas oportunidades son, las más apropiadas para asegurar
el derecho de defensa, y es a partir de entonces que corre el plazo previsto en el
Art. 395 del Cód. Procesal28.
Se ha decidido que si los factores acreditantes de la ausencia de
autenticidad que se menciona son manifiestamente inconducentes, debe
rechazarse in limine, siendo ello la aplicación del principio que estatuye el art. 179
del CPCCN.
En el incidente son admisibles toda clase de pruebas incluso la testimonial,
pero no puede ser esta la única. Por su parte en el escrito de promoción del
incidente y en el de su contestación, las partes deben indicar los documentos
sobre los cuales ha de versar la pericia (art. 391), y en la hipótesis de no mediar
acuerdo sobre el particular el juez debe determinarlos (art. 393).
En esta presentación debe apuntarse entonces a dar evidencia de la
falsedad material o intelectual del documento, describiendo claramente los vicios
que configuran la nulidad del mismo.
Debe tramitarse en pieza separada (art. 175), no suspende la prosecución
del proceso principal sino el pronunciamiento de la sentencia definitiva, ya que
ésta, de acuerdo con lo dispuesto por el apartado segundo del art. 395, debe
resolver la tacha de falsedad conjuntamente con las restantes cuestiones
planteadas en el proceso.
En el supuesto de prosperar el incidente, la resolución interlocutoria debe
declarar la ineficacia probatoria del o de los documentos impugnados, sin perjuicio
de disponer la remisión de los antecedentes a la justicia penal a fin de que se
investigue acerca de la comisión y autoría de algún posible delito29.
5. Sobre el valor de los instrumentos privados en el proceso. Nuevas pautas
de valoración.
Los documentos privados son todos aquellos documentos que no
encuadran dentro del concepto de documento público. Por vía de exclusión, en
consecuencia, revisten aquel carácter todos los documentos que provienen de
32 Respecto de los instrumentos particulares no firmados los mismos si bien no pueden constituir
actos jurídicos por sí mismos, sirven como medios probatorios (Cfr. Arts. 287 y 319 CCCN)
33 DEVIS ECHANDIA, Hernando, DEVIS ECHANDIA, Hernando, “Teoría General de la Prueba
Judicial”, Tº .II, segunda edición, Editor Víctor P. De Zavalía, Bs. As., Edición 1972, p. 556.
34 Establece este artículo que: “Silencio como manifestación de la voluntad. El silencio opuesto
37 ARTICULO 316.- Enmiendas. Las raspaduras, enmiendas o entrelíneas que afectan partes
esenciales del acto instrumentado deben ser salvadas con la firma de las partes. De no hacerse
así, el juez debe determinar en qué medida el defecto excluye o reduce la fuerza probatoria
del instrumento.
38 LORENZETTI, Ricardo Luis, Código…, T°II, ps. 232.
derogado (arts. 43 y ss.), así como en reglamentaciones especiales y difundidas
prácticas contables.
El ejercicio de una empresa como actividad organizada y planificada que
persigue la obtención de una ganancia racionalmente calculada nunca podría
conseguir ese resultado sin que el empresario lleve una contabilidad que le dé a
conocer, día por día, la marcha de las operaciones, la situación de los negocios y
el rendimiento de ellos.
Es, pues, un aspecto que mira al lado obligacional de la contabilidad y se
limita a determinar qué libros se habrán de llevar (art. 322), cómo han de ser
llevados (arts. 321, 323, 324, 325, 327, 328 y 329), y el valor que tienen sus
asientos a efectos de prueba (arts. 330 y 331).
En este sentido, el artículo 330 del Código Civil y Comercial reproduce, casi
a la letra, el artículo 312, del Proyecto de Código Civil de 1998, en cuyos
Fundamentos puede leerse lo siguiente: "...Las reglas sobre eficacia probatoria de
la contabilidad no se apartan de lo tradicional..." (punto 46, VII).
Lo "tradicional" en la materia es, cabe recordarlo, el otorgamiento de
eficacia probatoria a los libros que llevan los comerciantes en pleitos entre ellos,
distinguiendo situaciones según que: 1) una de las partes lleve contabilidad y la
otra no (art. 56 del Cód. de Com. derogado); 2) ambas partes lleven contabilidad,
se contradigan o no sus asientos, y 3) que las dos lleven contabilidad, pero sólo
una de ellas en forma regular (art. 63 del citado Código).
El cuadro se completa, tradicionalmente, dando a los libros de comercio el
valor de principio de prueba en pleito entre un comerciante y un no comerciante
(art. 64 del citado Código).
Destaca la doctrina que la cuestión, desde la perspectiva de lo "tradicional",
bien se ve, está íntimamente ligada al ejercicio del comercio, al mundo de los
negocios y de la empresa39.
Cabe recordar que es principio universalmente aceptado en la materia el de
que la fuerza probatoria de los libros de comercio (y de la contabilidad, en general)
se manifiesta tanto en contra como a favor del sujeto que los lleva.
Ello es así, en cuanto a lo primero, porque nada más natural hay que su
eficacia probatoria en contra del sujeto, desde que ello se ajusta a una razón
,psicológica, por la cual el hombre, propenso a huir del propio daño, debe
igualmente obedecer la fuerza irresistible de la verdad si redacta un escrito
contrario al propio interés, y por una razón "lógica", por la cual es evidente
suponer que nadie mejor que él conoce la verdad de lo que atestigua 40.
Menos fácil es encontrar la razón por la cual los libros (la contabilidad)
tienen efectos probatorios favorables a quien los lleva, pues si bien es de notar
que todo medio de prueba tiene su base en el testimonio del hombre, lo cierto es
que las declaraciones de las partes hechas en su propio favor no pueden
41 LESSONA, Carlos, Teoría general de la prueba en Derecho Civil, Revista de Legislación, Madrid,
1927, t. II, ps. 602/603, N' 625.
42 CNCom., sala B, 13-3-90, "Walmar SRL c/Benvenutti SA"; íd., 9-6-94, "Emilio Alal SA c/Roditex
SA"; íd., 24-4-97, "Iwo Cilicia SA c/Sac, Julio"; íd., 7-7-2006, "1-lenkel Argentina SA c/Envagraf SA
s/Ordinario"; sala C, 30-12-92, "Administración de grupos cerrados SA c/Gerstenfeld, I. S.
/Ordinario"; sala D, 5-5-2009, "Droguería Disval SRL c/Fannacia Social Canning y otros"; íd., 8-2-
2002, "Meditecna SRL c/Lord's supply SRL".
43 RCCyC 2016 (marzo) , 80 cita on line: AR/JUR/31142/2015. En un incidente de verificación de
crédito se rechazó la pretensión del pretenso acreedor con fundamento en que la falta de prueba
de su acreencia. Apelado el decisorio, la Cámara lo confirmó. Se resolvió que la sentencia que
rechazó la verficación de crédito debe confirmarse si el recurrente no acreditó el negocio que dio
origen al pagaré acompañado y, a pesar de reconocer su calidad de comerciantes, no aportaron a
la causa los libros contables a efectos de respaldar sus dichos, pues, encuadradas las relaciones
de las partes en ese marco, toda aseveración o negativa debe ser acompañada por la prueba de
sus registros contables llevados en legal forma (art. 63 del Código de Comercio y art. 330 del
Código Civil y Comercial).
corresponde derivar, en cada caso, de la falta de una u otra formalidad 44 ,
apreciado ello según las reglas de la sana crítica45.
Así vgr., aun cuando existan algunos espacios en blanco, interlineados,
anotaciones globales, notas marginales, raspaduras, etcétera, en algún asiento, no
debe llevar apresuradamente a la conclusión de que, por tanto, el Diario o el
Inventario no está llevado regularmente.
Pero, a salvo lo anterior, la regularidad de los registros que permite hacer
de ellos prueba a favor de quien los lleva es la condición inequívoca para superar
la regla de que nadie puede constituir un título a su favor: nemo sibi titulum
constituere potest46.
Por otra parte, no puede perderse de vista que el grado de la fuerza
probatoria que los registros tienen a favor de quien los lleve dependerá de cuál
registro o libro se trate. Es que todo libro o registro tiene un fin particular y-tiene un
oficio propio: por esto la fuerza probatoria de cada libro corresponde a tal fin o a tal
oficio47.
Hace excepción a todo lo anterior el caso de la eficacia probatoria de la
contabilidad en contra de quien la lleva. En esta especial hipótesis los registros
prueban contra el sujeto o sus sucesores, aunque no estuvieran en forma, tal
como lo prescribe el artículo 330, segundo-párrafo.
La razón por la cual los registros contables (libros) son eficaces para probar
en contra del sujeto que los lleva, sin admitir prueba contraria, radica en que los
mismos son una confesión escrita extrajudicial, cuya sinceridad, en cuanto es
contraria al interés de quien la hace, no puede presentar duda.
Si se tiene presente la natural tendencia humanan a evitar el peligro y el
daño propio, ella inducirá a no falsear la verdad de los registros (libros),
presentándose corno deudor y obligado, sabiendo, como sabe de antemano, que
la exhibición de la contabilidad es obligatoria (art. 331) y que sus constancias
como medio de prueba son eficaces en contra suya.
Así pues, la prueba derivada de la contabilidad en contra del sujeto que la
lleva se basa en el viejo adagio scriptura probat contra scribentem48.
La eficacia de la contabilidad como prueba en contra de quien la lleva no se
ve afectada por el hecho de que los registros no estuvieran en forma, como, por
ejemplo, si los libros no fueron rubricados. Esto es así por razón del carácter
confesorio que, como se dijo, tienen tales registros, 'y porque de la irregularidad de
los mismos no podría el responsable sacar provecho alguno con el objeto de
mejorar su posición.
44 CNCom., sala B, 17-6-86, "Salvia SA c/Indeco SA"; sala C, 18-6-2006, "Organización Pitarch
SRL c/Cirigliano SA"; sala D, 19-12-2007, "Diyon SA c/Peugeot Carden Argentina SA".
45 CNCom., sala B, 31-8-83, "Balekian, Juan c/Avaca SA.
46 LORENZETTI, Ricardo Luis, Código…, T°II, ps.318 y sgtes.
47 LORENZETTI, Ricardo Luis, Código…, T°II, ps.319.
48 CNCom., sala B, 28-12-92, "Lamífer SA c/Esteban Albano SA"; íd., 30-12-2002, "Flomu
SA.s/Concurso preventivo s/Inc. de revisión por la concursada c/Comafi Fiduciario Financiero"; íd.,
29-11-2002, "Radom, María c/Fripasa SRL"; sala D, 19-12-2007, "Diyon SA c/Peugeot Citrlien
Argentina SA s/Ordinario"
ii. Ofrecimiento de los libros en el proceso
Los libros de comercio son documentos, y su ofrecimiento debe realizarse
en la oportunidad de Art. 333 del CPCCN, debiendo las constancias contables
complementarse con la documentación respectiva.
Si la parte contraria es no comerciante, sirve como indicio o principio de
prueba por escrito.
El adversario no podrá aceptar los asientos que le sean favorables y
desechar los que le perjudiquen, sino que habiendo adoptado este medio de
prueba, estará por las resultas combinadas que presenten todos los asientos
relativos al punto cuestionado.
La negativa a exhibir los libros: equivale a ocultación, y corresponde por lo
tanto atenerse a los libros del adversario.
Así se resolvió que la sentencia que rechazó la verificación de crédito debe
confirmarse si el recurrente no acreditó el negocio que dio origen al pagaré
acompañado y, a pesar de reconocer su calidad de comerciantes, no aportaron a
la causa los libros contables a efectos de respaldar sus dichos, pues, encuadradas
las relaciones de las partes en ese marco, toda aseveración o negativa debe ser
acompañada por la prueba de sus registros contables llevados en legal forma (art.
63 del Código de Comercio y art. 330 del Código Civil y Comercial)49.
Todo lo expuesto es sin perjuicio de las facultades propias del juzgador en
valorar sobre la sana crítica las circunstancias que presenta el conflicto, y a estos
fines el Art. 330 establece en su último párrafo que el juez puede apreciar la
prueba y exigir la producción de la necesaria para ayudar al esclarecimiento de los
hechos con otra supletoria.
Si bien el artículo fija pautas, no revisten las mismas, a nuestro criterio,
carácter de prueba tasada, pues queda librado al juez establecer su alcance y
peso en el proceso que le toque resolver, interpretación que resulta más racional y
adecuada a estos fines.
6. El documento electrónico y el Art. 286 del CCCN. Contenido y alcance
probatorio del documento electrónico.
Se entiende al documento electrónico como la fijación en un soporte
electrónico de información, que queda registrada en la memoria auxiliar del
computador, incluyendo en este concepto los medios de recuperación de la
información.
En realidad, documento electrónico en sentido estricto es el que aparece
instrumentado sobre la base de impulsos electrónicos y no sobre un papel. Es el
conservado en forma digital en la memoria central del ordenador, o en las
memorias de masa, y que no puede ser leído o conocido por el hombre sino como
51PALACIO, Lino, “Derecho Procesal Civil”, Tº.IV, “Actos procesales”, Editorial Abeledo-Perrot,
Edición 1997, págs. 422/423
Tradicionalmente con la demanda se ofrece toda prueba documental que el
actor tiene en su poder. En los procesos ordinarios, los demás medios de
verificación o confirmación se dejaban para la etapa posterior.
La reforma introducida por la ley 25.488 resuelve que, además de la
documental, en el acto de interponer la pretensión se debe ofrecer la totalidad de
la prueba que la parte intente producir.
El título de la disposición es equívoco, porque no es la documental y la
prueba de confesión la que se alega y ofrece, sino toda la prueba que las partes
intenten valerse.
Este ofrecimiento, a su vez, será objeto de depuración de acuerdo con la
fijación de hechos litigiosos que debe establecer el juez en la audiencia prevista
por el Art. 360, toda vez que en este acto proveerá las pruebas que se consideren
admisibles.
Los documentos que se deben ingresar simultáneamente con la demanda
pertenecen a dos grupos bien diferenciados. Unos responden al derecho de
postulación, que se relaciona con la capacidad procesal, la legitimación y la
personería.
En este sentido, cabe recordar la aplicación del Art. 46 del Código Procesal,
cuando establece la necesidad de acreditar en los primeros escritos, la
representación legal que se ejerce.
La falta de presentación de los instrumentos que justifiquen la personería
constituye inobservancia de una exigencia formal que no apareja la devolución del
escrito, ni por ende la caducidad del derecho que se ha pretendido ejercitar con
esa deficiente presentación; para que ello suceda es preciso que se intime a la
parte a dar cumplimiento con ese recaudo procesal. Excepcionalmente y, en
general por razones de urgencia, la acreditación del poder se puede realizar
posteriormente (Art. 48 del Cód. Procesal).
Los otros documentos que se incorporan con la demanda son aquellos que
fundan o corroboran el derecho a una sentencia favorable; es decir que se trata de
la prueba instrumental pre-constituida que representan los actos que integraron la
relación jurídica que en la demanda se invoca y que motiva el nacimiento del
derecho material (vgr.: negocio jurídico, testamento, etcétera).
En efecto, en tanto la prueba documental resulta comúnmente conocida
antes del conflicto y obra en poder de las partes, justo es encontrar en el requisito
del acompañamiento con la demanda una exigencia que reposa en elementales
razones de lealtad, probidad y buena fe.
De este modo quien recurre a la jurisdicción debe cumplir estos recaudos
documentales:
1º) Acompañar toda la instrumental que obre en su poder;
2º) Individualizar el lugar donde se encuentra aquella otra que no tiene a su
disposición
3º) si fueren documentos extraviados, tendrá que clarificar a cuáles se refiere
permitiendo que la contraria pueda expedirse sobre el mismo52.
La facultad de agregar prueba documental una vez que la demanda se ha
interpuesto tiene estas posibilidades: a) incorporar los documentos omitidos que
se vinculan con los hechos constitutivos de la pretensión, mientras la demanda no
se haya notificado; b) agregar aquellos que sean de fecha posterior a la del cargo
que recibe la demanda, y c) acompañar la que sea de fecha anterior, sobre la cual
quien la pretenda en su favor, deberá afirmar que no tenía conocimiento de ella y
que así lo declara bajo juramento (se entiende que es como promesa de fiel
cumplimiento al principio de lealtad, probidad y buena fe, sin perjuicio del
contenido moral que supone).
Señala, Morello que este material documental puede ser agregado no sólo
durante el período probatorio, sino incluso hasta la citación para la sentencia; en
definitiva, el llamamiento de autos para sentencia” marcaría el tope o límite a esta
agregación53.
Empero, si ocurriese posteriormente a este estadio procesal, podría
argüirse ante la Alzada, en la oportunidad del Art. 260 inc. 3º del Código Procesal.
52 GOZAINI, Osvaldo Alfredo, “Cód. Proc. Civil y Comercial de la Nación”, T. II pág. 236/237, La
Ley. Año 2003.
53 MORELLO, Augusto M., SOSA Gualberto L., BERIZONCE, Roberto , “Códigos. procesales en lo
57C2aCiv. y Com. La Plata, sala II, 16/06/2016, Sciatore, Diego Martin y otro/a c. Rossini, Estela
Laura y otro/a s/ daños y perjuicios – autom. c/ les. O muerte (exc.Estado). Cita on line
AR/JUR/39961/2016).
Arts. 2, 363 y 1017 inc. d del CCCN con lo dispuesto por el Art. 47 del CPCCBA o
Nación.
Con estos argumentos quedaría resuelto el problema desde lo técnico legal,
pero las leyes deben ser aplicadas teniendo presente su finalidad como
destacáramos al principio, y justamente los intereses comprometidos, la
trascendencia pública del acto, sumado a la necesidad de resguardar la seguridad
jurídica del acto, justifica la exigencia legal establecida, resultando endeble, o por
lo menos insuficiente, superar todas estas observaciones y argumentos, echando
mano únicamente al principio de libertad de formas que el código también
establece en su Art. 284.
c. Exhibición de documentos
La prueba documental se puede adquirir de varios modos de conformidad
con lo dispuesto por el CPCCN, lo que implica para las partes la carga de
incorporarlos en la oportunidad establecida, a menos que el magistrado los
agregue de oficio. Hay que tener presente que la carga de incorporar documentos
para la parte, sólo pesa respecto de aquellos que estén en su poder, o que pueda
adquirirlos extrajudicialmente y sean transportables. Estos modos se pueden
dividir (Art. 38758).
a) Documento que está en poder de las partes. Este supuesto, que se
refiere a la prueba documental que está en poder de la parte y que es
transportable -aunque la norma no lo exprese en esa forma-, impone a las
partes la carga de aportarlos con los escritos liminares.
b) Documento que no está en poder de las partes. En este caso se dan a
su vez tres situaciones con sus consecuentes cargas y se refiere a los casos
en que la parte no tiene a su disposición los documentos, en cuyo caso
tendrá la carga: 1) de individualizarlos indicando su contenido (Art. 333, parte
2º del CPCCN); 2) de indicar la persona que los tenga en su poder, que
puede ser la contraria (art. 388) o un tercero (art. 389), o 3) de indicar el
lugar, el archivo o la oficina pública donde se encuentre (art. 333, parte 2º).
c) Documentos desconocidos o posteriores. En esta situación, la carga
consistirá en presentar los documentos de que intenten valerse, en primera
instancia hasta la providencia de autos, o anteriores, si afirmaren no haber
tenido antes conocimiento de ellos; quedando los posteriores para segunda
instancia (Art. 260, inc.3º, CPCCN).
d) Documentos incorporados de oficio. En este caso, la función está
limitada por el respeto de defensa del contradictorio y las reglas principistas
del sistema procesal, pues según el Art. 36, inc.4º, c, del CPCCN, el juez
puede (y ahora también, “debe”, con la reciente reforma de la ley 25.488)
“ordenar las diligencias necesarias para esclarecer la verdad de los hechos
58El art. 387 del CPCCN, dispone: “Las partes y los terceros en cuyo poder se encuentren
documentos esenciales para la solución del litigio, estarán obligados a exhibirlos o a designar el
protocolo o archivo en que se hallan los originales. El juez ordenará la exhibición de los
documentos, sin sustanciación alguna, dentro del plazo que señale.
controvertidos, respetando el derecho de defensa de las partes”, pudiendo
“Mandar, con las formalidades prescriptas en este Código, que se agreguen
documentos existentes en poder de las partes o de terceros, en los términos
de los Arts. 387 a 389”59.
d. Documentos en poder de una de las partes
Cuando el documento que se ofrece como prueba está en poder de la
contraparte, el juez puede intimarlo para que lo presente en juicio y acredite su
existencia.
No se trata de la simple exhibición, porque el instrumento debe ser
agregado al pleito, salvo que existan causas suficientemente motivadas para
oponerse a su incorporación (Art. 388 60).
Constituye, ya un principio inconcluso la carga de las partes61, receptada
legislativamente de adjuntar a los escritos constitutivos la prueba documental que
se encuentra en su poder; es obvio que el fundamento de tales disposiciones (Art.
333 Código Procesal. Nación), estriba, desde antaño, en la lealtad con que las
partes deben actuar en juicio.
El Art. 385 del código de Buenos Aires, siguiendo el lineamiento de códigos
modernos argentinos, como el de La Rioja (arts. 329, 330), reza que las partes y
los terceros en cuyo poder se encuentren documentos esenciales para la
dilucidación del litigio estarán obligados a exhibirlos o designar el protocolo o
archivo en que se hallan los originales. Añadiendo que el juez ordenará la
exhibición de los documentos, sin sustanciación alguna, dentro del plazo que
señale.
Aquí, desde luego, no se agota la cuestión, pues el artículo siguiente
establece que, si el documento se encontrare en poder de una de las partes, se le
intimará su presentación en el plazo que el juez determine. Cuando por otros
elementos de juicio, añade, resulta manifiestamente verosímil su existencia y
contenido, la negativa a presentarlo constituirá una presunción en su contra. ¿Cuál
es el fundamento de, la ratio legís de estas normas?. Con ellas se satisface el
principio de buena fe y lealtad procesal, en la medida que medie verosimilitud
acerca de la existencia de los documentos, un interés legítimo de las partes e
insusceptible de acarrear perjuicio innecesario a la contraria. Por ende en virtud
del principio de colaboración procesal no resulta aplicable la máxima nemo
Dentro del primero podemos mencionar, en el contrato de seguro, la denuncia del siniestro en el
plazo estipulado, la de no obrar con reticencia, etcétera (...). Pero es dentro del Derecho Procesal,
y en especial en el proceso civil, donde el tema de las “cargas” adquiere mayor relevancia. Ello así
porque las partes obran dentro del proceso estimuladas por cargas y son pocas las obligaciones”
en “Carga de la Prueba”, Revista de derecho Procesal, “Prueba-I”, Editorial Rubinzal –Culzoni, Año
2005-1, págs.187/188.
tenedur edere contra se, pues cede ante el deber que tienen las partes de actuar
con probidad, lealtad y buena fe en el proceso.
Por supuesto que el documento habrá de allegarse al proceso de un modo
lícito, toda vez que la aducción al proceso del documento debe hacerse de manera
que no se viole el derecho de propiedad que, sobre el mismo, tenga una de las
partes o un tercero; es decir, sin usar violencia, coacción o dolo para obtener el
documento que está legítimamente en poder de otra persona. Caso contrario,
naturalmente, se tratará de una prueba ilícita, porque se estaría violando el
derecho legal que esa persona tiene para conservarlo y decidir si lo presenta o no
al proceso, excepto que se le obligue legalmente a su exhibición, mediante el
procedimiento establecido por la misma ley para ello62.
Dice, Palacio, que la exhibición de los documentos que se encuentran en
poder de las partes figura, para éstas, una carga y no un deber procesal, ya que el
silencio o la negativa del requerido sólo lo expone al riesgo eventual de que se
engendre una presunción adversa a su posición procesal, pero no autoriza la
utilización de medidas compulsivas encaminadas a la apropiación física del
documento ni la aplicación de sanciones de ninguna naturaleza63.
e. La documentación en poder de terceros.
El principio general es que la prueba documental que se encuentra en
poder de otro, siendo admisible como medio de verificación, se debe acompañar al
expediente en el término que ordene la correspondiente intimación judicial (Art.
38964).
Un vez, más, la obligación es de aportar el documento, con la diferencia en este
artículo, que el tercero puede requerir la devolución agregando testimonio del
mismo.
En cuanto a los documentos en poder de terceros, parece claro que
aduciendo únicamente la propiedad exclusiva del documento o que pudiera irrogar
perjuicios o configurar la violación de un secreto, pueden con ello abstenerse de
su presentación.
Exponía Calamandrei, (Derecho procesal Civil, t. 1 pp. 411-412), analizando
el derecho itálico, como consecuencia del principio de autoridad, han sido
introducidas en el nuevo proceso civil numerosas disposiciones con las cuales se
hace más extenso y se sanciona más rigurosamente el deber de los ciudadanos
de ponerse a disposición de los órganos judiciales para colaborar con el logro de
los fines de la justicia. Añade, con cita a Carnelutti, quien habla de un verdadero y
propio deber cívico, en función del cual el interés privado se sacrifica a las
62 CONDORELLI, Epifanio J.L., “Código Procesal Civil de Buenos Aires comentado”, T. 2, Editorial
Zavalía, edición 1988, págs. 294/295.
63 PALACIO, Lino E., ob.cit. págs.427/428)
64 Art. 389 del CPCCN, dispone: “Si el documento que deba reconocerse se encontrare en poder
instrumento cuya firma se le atribuye debe manifestar si ésta le pertenece. Los herederos pueden
limitarse a mani-festar que ignoran si la firma es o no de su causante. La autenticidad de la firma
puede probarse por cualquier medio. El reconocimiento de la firma importa el reconocimiento del
cuerpo del instrumento privado. El instrumento privado reconocido, o declarado auténtico por
sentencia, o cuya firma está certificada por escribano, no puede ser impugnado por quienes lo
hayan reconocido, excepto por vicios en el acto del reconocimiento. La prueba resultante es
indivisible. El documento signado con la impresión digital vale como principio de prueba por escrito
y puede ser impugnado en su contenido.”.
pruebas, pues la multitudinaria y fluyente manifestación de transacciones
particulares reclama la apertura de todos ellos, incluso en circunstancias en que la
pericia se hace imposible o innecesaria, habiendo otros medios tan eficaces y
legítimos para llegar al mismo resultado70.
La norma contenida en éste artículo prevé el supuesto de que la persona a
quien se le atribuye la firma de un instrumento privado la negare, caso en el cual,
lo mismo que si sus sucesores declararen que no la conocen, corresponde
disponer el cotejo y comparación de la letra.
El cotejo y la comparación deben recaer sobre la firma y no sobre el texto
del instrumento, ya que ante la ausencia de formalidades previstas, para los
instrumentos privados, nada obsta a que el texto haya sido escrito por un tercero.
Excepcionalmente, con relación al testamento ológrafo, el cotejo debe recaer tanto
sobre la letra como sobre la firma, ya que la ley exige para dicha forma
testamentaria la manuscripción.
Entre los otros medios puede recurrirse al examen de los testigos que
hubieren suscripto el instrumento, o de otros testigos que vieron al firmante
escribir o firmar, o tan sólo firmar, o por pericia caligráfica, remitiéndose a la
regulación que se hiciere en el Código de Procedimientos, resultando también
aplicable lo dispuesto por el Art. 319 del CCCN, que instala pautas de valoración
importantes para resolver el enigma.
Se ha sostenido que el cotejo por medio de perito es imprescindible en el
supuesto sobre el que legisla el artículo, pues resulta el medio más seguro para
comprobar la autenticidad de la firma y que sólo podría prescindirse de él si resulta
imposible por falta de escritura indubitada71.
La práctica de la prueba pericial puede cumplirse sobre la base de
documentos que las partes acuerden para la comprobación de autenticidad, así lo
prescribe el Art. 391 del CPCCN72.
Cada uno tiene la oportunidad de señalar cuáles prefiere y sólo ante la
oposición, resuelve el juez en los términos del Art. 393.
Tratándose de firmas registradas en bancos, en protocolos de escribano o
similares, el perito calígrafo es el encargado de las tareas requeridas para su
examen y confrontación, Esas diligencias atañen al experto, a título de carga
inherente a su labor de auxiliar del juez, como integrante de la preparación del
material que ha de servir para elaborar el dictamen73.
En la oportunidad del ofrecimiento de la prueba de cotejo las partes deben
indicar los documentos sobre los cuáles aquél debe versar (Art. 391).
70 FASSI, Santiago C., “Código Procesal Civil y Comercial”, Contado, anotado y concordado, T II,
Editorial Astrea, edición 1975, p.22
71 CIFUENTES, Santos, LAGOMARSINO, Carlos A.R;, ORELLE, José M.; SMITH Juan C;
76BUERES, Alberto J., Código Civil y Comercial de la Nación y normas complementarias, Análisis
doctrinal y jurisprudencial, hamurabi, 2016, T°1B, ps. 332.