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UNIVERSIDAD NACIONAL DE BUENOS AIRES

FACULTAD DE DERECHO
CARRERA DE ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO PROCESAL
CIVIL

LA PRUEBA DOCUMENTAL EN EL CODIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA


NACION
Por Jose María Torres Traba

1. Aspectos preliminares
Entre los distintos medios probatorios regulados por nuestro código
procesal nacional, es sin duda la prueba documental, uno de los medios más
importantes, ello por diferentes aspectos, su influencia en la determinación de la
certeza de los hechos, por la consistencia de la fuente de prueba y su evidencia,
por el otro, por la inmediación y coetaneidad que presentan el reflejo indirecto de
los hechos.
Desarrollar la prueba documental en el contexto del proceso civil 1,
implica dar cuenta de su valor como medio de acreditación de hechos litigiosos
dentro del proceso, atendiendo a su noción, sus formas de expresión, sus
mecanismos de reproducción o incorporación al juicio, su posibilidad de control y
refutación, para terminar con las pautas sobre las cuales se valora su incidencia
en la confirmación o verificación de la certeza de los hechos alegados, buscando
con ello convencer al juez sobre el peso indeclinable de los argumentos
sostenidos por quien la utiliza.
Su incidencia para el proceso, ha sido sin duda en la historia de su
evolución uno los factores más influyentes en las decisiones, y ello resulta lógico
por resultar la forma más confiable de brindar seguridad sobre la existencia de las
relaciones jurídicas allí contenidas.
Pero en la actualidad, la prueba documental ha evolucionado como
forma de impresión o expresión, con complejos procedimientos en formato digital,
que también registran hechos en formato escrito, de audio, video, etc, y que
resulta necesario entender y brindar las herramientas necesarias para su
valoración y formas de incorporación al juicio, si con ello se persigue acreditar
hechos litigiosos.
Con este escenario, el trabajo que presentamos persigue llevar adelante
una descripción del funcionamiento de la prueba documental como medio

1No queremos limitar el análisis de este medio cuando hacemos referencia al proceso civil. El
Código Procesal Civil y Comercial, cuando regula la prueba para el proceso ordinario, sienta
directrices y bases para su aplicación en cualquier otro orden, salvo el penal y sus reglas propias,
de manera que los criterios aquí desarrollados son perfectamente aplicables a otros tipo de
proceso (laboral, contencioso administrativo, familia, etc), donde además, muchas legislaciones
procesales se remiten a estas reglas aplicándolas en forma supletoria (vgr. .
probatorio, con el enriquecimiento dado por las nuevas reglas del Código Civil y
Comercial de la Nación, norma que amplia notablemente los criterios de formación
y por sobre todo de valoración para una de sus expresiones, los instrumentos.
2. Una noción del documento como prueba judicial. Idea del Código Civil y
Comercial de la Nación.
Etimológicamente se entiende por documento, como una cosa que docet,
esto es, que lleva en sí la virtud de hacer conocer; esta virtud se debe a su
contenido representativo; por eso, documento es una cosa que sirve para
representar otra.
Por otra parte, siendo la representación siempre obra del hombre, el
documento, más que una cosa, es un opus (resultado de un trabajo)2.
Entiende ALSINA que documento es toda representación objetiva de un
pensamiento, la que puede ser material o literal. Son documentos materiales,
entre otros, los equipos, las tarjetas, las marcas, los signos, las contraseña, y por
su parte son literales, las escrituras destinadas a constatar una relación jurídica y
para las cuales se reserva el nombre de instrumentos3.
Lejos de lo expuesto el documento se manifiesta como aquella cosa u
objeto susceptible de representar una manifestación del pensamiento, con
prescindencia de la forma en que esa representación se exterioriza.
Por ello no sólo son documentos los que llevan signos de escritura, sino
también todos aquellos objetos que como los hitos, planos, marcas, contraseñas,
mapas, fotografías, películas cinematográficas, citas magnetofónicas, documentos
digitales, etcétera, poseen la misma aptitud representativa. No compartimos por
ello el criterio en cuya virtud se erige en elemento decisivo para trazar el concepto
de documento el hecho de que el correspondiente objeto, por su naturaleza
procesalmente mueble, pueda ser llevado a la presencia del juez4.
Como sostiene Chiovenda, documentos son todas las representaciones
materiales que expresan una manifestación del pensamiento (Principios de
Derecho Procesal, tomo II, cit. pág. 334), mientras que instrumentos, son los
medios particulares o especiales de aquellos (vgr.: los papeles de comercio) 5.que
se diferencian de los otros tipos por cuanto contienen una forma de pensamiento,
una instrucción, o acto intelectivo y voluntario, a lo que debe añadirse que además
de representar un pensamiento, debe el hecho allí contenido ser apto para
producir efectos jurídicos6.

2 CARNELUTTI, Francisco, “Sistema de Derecho Procesal, II Composición del proceso”


(Traducción de Niceto Alcalá-Zamora y Castillo y Santiago Sentís Melendo), E. Uthea Argentina,
ps.414/417.
3 ALSINA, H., Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial, Compañía

Argentina de Editores, Buenos Aires, 1942, t. II, nº 2; en FASSI Santiago C.”Código Procesal Civil
y Comercial”, Comentado, anotado y concordado, Tº 2, Editorial Astrea, edición 1975, p.1.
4 PALACIO, Lino, “Derecho Procesal Civil”, Tº IV “Actos procesales”, Editorial Abeledo-Perrot,

edición 1977, p.4717/418.


5 GOZAINI, Osvaldo Alfredo, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, tomo 1, editorial La

Ley, Buenos Aires, 2003, pág. 284..


6 KIELMANOVICH, Jorge L., “Teoría de la Prueba y Medios Probatorios”, Editorial Rubinzal-

Culzoni, 10 de abril de 2001, p-. 367.-


Hoy se puede definir al documento como una cosa corporal, simple o
compuesta, idónea para recibir, conservar, transmitir la representación descriptiva,
emblemática o fonética de un dato jurídicamente relevante.
La fuente de prueba en el tema que nos ocupa (elementos de la realidad
que se quieren llevar al proceso) consiste en las imágenes, sonidos palabras
captadas mediante aparatos de filmación, grabación, mientras que el medio
probatorio está constituido por la forma de incorporación y reproducción al
tribunal7.
Es decir, aglomera todas aquellas formas de representar hechos o actos
jurídicos, que serán relevantes al proceso en la medida que reflejen las
circunstancias fácticas sostenidas por la pretensión o defensa.
Enseña Falcón, desde un punto de vista amplio, que el documento es toda
huella, dato, vestigio –natural o humano-que se asienta sobre un objeto y que nos
permite advertir que éste sea constituido en registro de un hecho. Los objetos que
vienen a ser los documentos a los que ahora nos referimos pueden ser
impresionados entonces por hechos naturales o humanos. Entre los primeros
encontramos, por ejemplo, una falla geológica y entre los segundos una estatua.
En el proceso interesan mayoritariamente los objetos (documentos)
impresionados por hechos del hombre, aunque no dejan de ser importantes otros
(como por. ej., los daños producidos por el granizo). Los documentos (objetos
impresionados) contienen. Ese mensaje puede ser útil a los efectos jurídicos
cuando contengan un dato vinculado a los hechos controvertidos y fijados como
prueba en el proceso (Art. 359, 360, 362 CPCCN).
El mensaje es diverso, pues puede responder a un acto voluntario (como
una carta, un contrato, una confesión, etcétera). Como involuntario (restos,
impresiones digitales, rastros de ADN, papeles sueltos, daños naturales impresos
en cosas, de los que derive responsabilidad objetiva, etcétera)8.
En el nuevo Código Civil y Comercial, el Art. 286 establece las formas de
expresión de los actos o situaciones jurídicas.
El acto jurídico, ya sea unilateral o bilateral, será producto de la voluntad
humana que necesariamente deberá expresarse por algún medio y en caso de ser
necesaria su prueba, habrá que recurrir a los distintos medios que la ley autoriza.
Es habitual que se pretenda dotar a esa voluntad de algún elemento
material que permita luego demostrar su existencia y su contenido, y que para ello
se recurra a algún tipo de documento.
El fin que cumple el instrumento dependerá de la voluntad de las partes o
de la exigencia de la ley: puede ser que, aun cuando ello no fuera impuesto por la
ley, las partes hayan optado por instrumentar ese acto para facilitar su prueba, o

7 CARBONE, Carlos Alberto, “La prueba documental de grabaciones o filmaciones privadas en el


proceso penal”, Revista de Derecho Procesal, Prueba II, Editorial Rubinzal-Culzoni, Año 2005-2,
pág. 359.
8 FALCON, Enrique M., “Tratado de la Prueba”, Civil. Comercial. Laboral. Penal. Administrativa., Tº

1, Editorial Astrea, Edición 2003, p.836.


bien que ese acto fuese de aquellos a los que la ley exige una forma determinada,
en cuyo caso vendrá a cumplimentar la exigencia legal y evitar los efectos que la
omisión del instrumento pudiera ocasionar9.
Lo relevante es que este Art. 286 introduce el concepto de soporte, y por
ende el de la grafía, con un criterio muy amplio: todo aquel elemento que permita
representar el contenido de modo que los sujetos a los que va dirigido puedan
enterarse del mismo, aun cuando para ello deban emplear medios técnicos10.
De este modo se incluye en la categoría de instrumentos a los llamados
documentos electrónicos: aquellos en los cuales la manifestación de voluntad es
emitida a través de un sistema de computación, por lo que carecen de
materialidad y su contenido, al que sólo puede accederse a través de medios
tecnológicos informáticos, está habitualmente resguardado por procedimientos de
seguridad. Volveremos sobre este tipo de documentos más adelante.
Dentro de los instrumentos el Código efectúa una doble clasificación:
públicos y particulares, y dentro de éstos los particulares firmados, a los que se
denomina instrumentos privados, y los particulares no firmados.
Ello nos lleva a un análisis más preciso sobre su existencia y conformación,
dado que en todo instrumento se pueden distinguir dos elementos: a) la capacidad
de incorporar o transmitir una declaración, como por ejemplo los signos de la
escritura, y b) el soporte que permite que esos signos se materialicen.
Al equipararse la firma digital a la manuscrita (art. 3°, léy 25.506), los
documentos electrónicos pueden acceder a la categoría de instrumentos privados
y aun a la de públicos si se los reviste de los caracteres propios de estos últimos,
volveremos sobre estas consideraciones más adelante cuando trabajemos
específicamente el documento electrónico.
Pero a los documentos electrónicos sin firma digital, el Código Civil y
Comercial, los recepta como instrumentos particulares no firmados, supuestos de
tipos de representación documental que anteriormente, solo eran así concebidos
por cierto sector de la jurisprudencia. Así, el Art. 287 hace referencia que la
categoría de instrumentos particulares no firmados comprende , entre otros, los
impresos, registros visuales o auditivos de cosas o hechos, y cualquiera sea el
medio empleado, los registros de la palabra y de información.
Son instrumentos particulares no firmados por ende, las fotos, los videos
digitales, grabaciones, etc…, que antes eran englobados en el concepto amplio de
documento, pero que no eran instrumentos por lo tanto no resultaban aplicables
las normas de la ley sustancial.
Con la nueva redacción, elementos materiales o inmateriales (nubes en la
web), representativos de hechos relevantes para la litis, ingresan al proceso

9 LORENZETTI, Ricardo Luis y otros, Codigo Civil y Comercial de la Nación Comentado, T°II, ps.
113, Rubinzal Culzoni, 2015.
10 LORENZETTI, Ricardo Luis, Código…ob.cit., ps. 114/115.
judicial como instrumento particular no firmado, por lo que le caben las pautas de
valoración dispuestas en sus artículos (Cfr. Arts. 287, 319 y cctes. del CCCN).
Y este es el aspecto sustancial de la reforma, dado que el Art. 319, fija
pautas concretas de valoración de estos instrumentos en su utilización como
medios representativos durante los conflictos existentes en las relaciones jurídicas
que representan.
El documento electrónico (digital por videos, imágenes, documentos etc…)
puede ofrecer un grado de seguridad equivalente al del papel y, en la mayoría de
los casos, mucha mayor fiabilidad y rapidez, especialmente respecto de la
determinación del origen y del contenido de los datos, con tal que se observen
determinados requisitos técnicos y jurídicos.
Será valorado por el juez a los efectos de la prueba tomando en cuenta, en
primer término, los factores vinculados con los medios técnicos empleados: la
confiabilidad de los soportes utilizados y de los procedimientos técnicos que se
utilicen. Al respecto habrá de valorar, en primer término, la autenticidad, para lo
cual existen desarrolladas técnicas y procedimientos que permitirán al intérprete
valorarla con un grado mayor de precisión que el propio de un documento
tradicional en papel.
En segundo lugar deberá examinarse la genuinidad del documento, es decir
que éste no haya sufrido alteraciones durante el proceso de transmisión. Este
riesgo se elimina cuando se emplea la firma digital ya que ello implica encriptar el
documento de modo tal que pueda ser abierto sólo por el destinatario a través de
la clave pública, lo que asegura la inalterabilidad.
El juez, aplicando las reglas de la sana crítica, deberá valorar diversas
cuestiones relativas a la generación del mensaje, su transmisión y recepción y
arribar a una convicción adecuada acerca de su autenticidad y genuinidad.
En el marco de un conflicto por un contrato de consultoría en el que se
había pactado la facultad de rescindir previa notificación por medio fehaciente, una
de las partes notificó esa decisión por correo electrónico, se resolvió que:
“ …Dado que las partes eligieron la vía electrónica para negociar el contenido y
los alcances de un contrato de consultoría, en el cual pactaron la posibilidad de
rescisión unilateral comunicada por medio fehaciente, corresponde otorgar
fehaciencia al correo electrónico notificando la extinción en tal sentido, con
fundamento en el art. 6 de la Ley 25.506, en línea con lo previsto por el art. 286
del Cód. Civ. y Com., máxime cuando, a la luz de la prueba testimonial, guarda
congruencia entre lo sucedido y lo narrado en ese medio y su texto es claro y
preciso —art. 319, Cód. Civ. y Com.—….Reconocida la autenticidad del e-mail
por el cual la demandada rescindió el contrato que la unía a la actora,
corresponde concluir que esa parte dio adecuado cumplimiento al recaudo formal
previsto en el contrato respecto a la notificación fehaciente de la extinción, desde
que para la partes ese fue el sentido inequívoco que le atribuyeron, al ajustar sus
comportamientos a aquello que mediante ese e-mail había sido comunicado, lo
cual importó atribuir plena fe a su contenido, ello con prescindencia de las
distinciones que cupiere efectuar entre firma electrónica y digital y de lo
establecido por el art. 286 del CCCN11.
Respecto de la valoración de la precisión y claridad técnica del texto, es una
pauta común para la interpretación de todo tipo de documentos, por lo que habrán
de aplicarse las normas que el Código fija sobre interpretación de los contratos en
los artículos 1061 a 1068 CCCN.
También se establecen pautas para la valoración probatoria exógenas al
documento. En primer lugar las relaciones precedentes, es decir la conducta de
las partes previa a la celebración del acto que el documento instrumenta. Este es
un principio tradicional en materia de interpretación de los contratos, consagrado
expresamente en el artículo 1065, incisos a, y b, de este Código. Respecto de los
usos y costumbres, fueron siempre una pauta de interpretación de los actos
jurídicos (art. 218, inc. 6° del Código de Comercio derogado), incluyéndose a los
usos, prácticas y costumbres como fuente de Derecho en el artículo 1° de este
Código12.
4. Noción actual de los instrumentos públicos. La escritura pública y las
actas notariales.
El Código Civil y Comercial, ha simplificado y regulado los instrumentos
públicos incorporando algunas innovaciones útiles para el mundo jurídico, con
aspectos que resulta importante señalar aquí, cuando se incorporan a un proceso
judicial para la acreditación de hechos litigiosos.
Los instrumentos públicos, son aquellos provenientes de un funcionario
público en el ejercicio de su cargo, o autorizado por este, encontrándose
regulados en los Arts.289, 290, 292 y 296 en lo sustancial, del Código Civil y
Comercial de la Nación.
Al igual que en redacciones anteriores, dan fe por sí mismos, hasta tanto no
sean argüidos de falsos por acción civil, o querella criminal (Arts. 292 y ss. Código
Penal).
Nuestro ordenamiento jurídico sustancial traza entre las disposiciones del
Código Civil y Comercial, la reglamentación de todo lo concerniente a su forma,
contenido y fuerza probatoria (Arts. 290, 291, 292, 294, 295, 296, 297, 301, 305,
310, 311 y 312 del CCCN); mientras que el Código Procesal se ocupa solamente
de regular las formas bajo las cuales esos “documentos” se pueden hacer valer en
juicio, a la forma de autenticarlos, cuando fueran privados, y al trámite para su
impugnación.

11 Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala C(CNCom)(SalaC), Fecha: 03/09/2015


Partes: E-Corp S.A. c. Adecco Argentina S.A. s/ ordinario, Publicado en: RCCyC 2015 (noviembre),
17/11/2015, 156 - LA LEY 09/12/2015, 09/12/2015, 10 – LA LEY2015-F, 436, Cita Online:
AR/JUR/33746/2015. Se trataba de un proceso en el marco de un contrato de consultoría en el que
se había pactado la facultad de rescindir previa notificación por medio fehaciente, una de las partes
notificó esa decisión por correo electrónico. Desconociendo la validez de esa notificación, su
cocontratante inició acción para exigir el cobro de unas facturas emitidas con posterioridad y una
indemnización tarifada por un incumplimiento derivado de la contratación de personal en violación
a otra cláusula contractual. El juez hizo lugar a la demanda. La Cámara modificó parcialmente el
decisorio.
12 LORENZETTI, Ricardo Luis, Código Civil y Comercial, Comentado y Anotado, Rubinzal Culzoni

Editores, 2015, T°II, Art. 319, ps. 239/240.


Por ello la incorporación de la prueba documental se remite a normas
particulares, y el estudio de documentos particulares tiene expresiones distintas
según la norma aplicable en cada supuesto13.
Para la actual doctrina mayoritaria, se considera que el instrumento público
es una especie del género documento público, que comprende también las meras
actuaciones administrativas, carentes del carácter de instrumentos. En su criterio,
son instrumentos públicos los emanados de los órganos administrativos que se
caracterizan por su autenticación o refrendo, cuyo valor probatorio era el asignado
por los Arts. 993, 994 y 995 del anterior Código Civil14.
La consideración de la materia está en el artículo 289 del CCCN que asigna
carácter de documentos públicos, denominándolos instrumentos, a los siguientes:
a) Escrituras públicas y sus copias o testimonios;
b) Demás instrumentos extendidos por los escribanos y funcionarios públicos,
con los requisitos que establecen las leyes;
c) Asientos en los libros de los corredores;
d) los títulos emitidos por el Estado Nacional, provincial o la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, conforme las leyes que autorizan su emisión.
De alguna forma el inciso b de este artículo, sostiene la tesis intermedia que
es la que definitivamente se consagra.
a. Condiciones de validez de un instrumento público. La Fe
Pública.
Para que un instrumento público sea considerado válidamente constituido debe
cumplir con los siguientes requisitos mínimos:
a) El oficial autorizante debe encontrarse en funciones (Art. 292 primer párrafo
CCCN).
En el régimen anterior se hacía referencia a la capacidad del oficial publico
haciendo alusión a la aptitud o habilidad para otorgar instrumentos públicos
la cual proviene de la investidura que corresponde a su cargo. Dicha
investidura deriva del nombramiento hecho por la autoridad pública
competente, pero hasta que no haya ido puesto en posesión del cargo, el
oficial público no es capaz, es decir, n está autorizado para otorgar
válidamente los instrumentos públicos que corresponden a su función 15 .
Vemos como el régimen actual simplifica y habla de oficial autorizante que
se encuentre en funciones.
b) Los instrumentos que cumplen con las formalidades exigidas por la ley,
gozan de entera fe y tienen idénticos efectos en todo el territorio nacional
(Art. 293 CCCN).

13GOZAINI, Osvaldo Alfredo, “Cód. Proc. Civil y Comercial de la Nación”, T. II pág. 385, La Ley.
Año 2003.
14 CIFUENTES, Santos, LAGOMARSINO, Carlos, ORELLE, José M., SMITH Juan C. ZANNONI,

Eduardo, ob.cit. págs. 476495.


15 LLAMBIAS, Jorge Joaquin, TRATADO DE DERECHO CIVIL, Parte General, Editorial Perrot,

1997, T°II, ps.380.


Como el autor del instrumento jurídico es un funcionario público que obra en
el ejercicio de sus funciones públicas, imprime a sus actos la fe que el Estado ha
depositado en él. Consecuentemente faltando este carácter en el autor el
ordenamiento jurídico no acuerda a esos documentos la eficacia de la autenticidad
que tienen aquéllos.
Es precisamente en virtud de la autoridad de su autor que el instrumento
público tiene carácter de indubitabilidad hasta la redargución de falsedad, por
acción civil o penal y por vía principal o de incidente, de la existencia material de
los hechos que el oficial público enuncia como cumplidos por él mismo o que han
pasado en su presencia, conforme lo dispuesto por el actual Art. 296 del CCCN16.
Preceptúa la norma que el instrumento público hace plena fe en cuanto a
que:
a. Se ha realizado el acto, la fecha, el lugar y los hechos que el oficial
público enuncia como cumplidos por él o ante él.
b. En cuanto al contenido de las declaraciones sobre convenciones,
disposiciones, pagos, reconocimientos y enunciaciones de hechos
directamente relacionados con el objeto principal del acto instrumentado,
hasta que se produzca prueba en contrario.
Los hechos o situaciones consignadas en el inc. b del artículo, hacen plena
fe entre las partes y terceros con algunas salvedades.
Respecto de las cláusulas dispositivas, tienen el valor de prueba completa,
pudiendo los terceros perjudicados demostrar la inautenticidad del acto. Las partes
sólo podrían atacarlo por contradocumento, los terceros por cualquier medio de
prueba no requiriendo redargüir de falso el instrumento.
Igual criterio respecto de las cláusulas enunciativas directas, más no
indirectas, que no tienen valor de prueba completa, sirviendo solamente como
principio de prueba por escrito.
Por lo expuesto es que resulta necesario una comprensión integral de lo
que significa la FE PUBLICA y como se construye.
La fe pública importa la calidad con la que se inviste a un conjunto de
afirmaciones o situaciones que objetivamente estamos obligados a aceptar como
verdaderas los miembros de la sociedad civil, en acatamiento de los preceptos
legales que así lo ordenan. Veamos a continuación los sistemas actuales de
impugnación.
Lo constituyen afirmaciones que objetivamente estamos obligados a
aceptar como verdaderas, en acatamiento de preceptos legales que así lo
ordenan. Ello consiste en otorgar al instrumento de un poder jurídico con efectos
de fehaciencia. Así se ideo el sistema de investir a una persona de una función
autenticadora, de modo que al expedir un documento, pudiera decirse que estaba
presente el Estado mismo, convirtiéndose en una necesidad de carácter jurídico,

16 Ver HERRERO PONS, Jorge, Redargución de Falsedad, Ediciones Jurídicas, 2011, ps. 40.
que nos obliga a estimar como auténticos los hechos o actos a ella sometidos:
Una verdad oficial que todos están obligados a creer17.
Es así que el instrumento público al igual que el régimen anterior hace
plena fe entre las partes y frente a terceros, con las salvedades de ley, hasta que
sea argüido de falso sea por acción civil o criminal.
En este sentido resulta importante señalar aspectos de la conformación de
la fe pública para que su impugnación sea más específica y puedan comprenderse
los tramos donde los vicios nulifican el acto.
A estos efectos son requisitos de la fe pública:
a. Una fase de evidencia: Donde el autor del documento es persona
pública y ve el hecho ajeno o narra el hecho propio. Así el autor del
instrumento (funcionario público) “recibe el acto” y “da fe de el” y el
destinatario no recibe el acto sino que “recibe la fe”.
b. Una fase de solemnidad: El acto se produce dentro de un
procedimiento ritual fijado por la ley. La estricta legalidad determina el rigor
formal con que se conforma la fe pública. La evidencia se produce dentro
de la solemnidad, es decir encerrada en un conjunto de garantías legales,
que aseguran la fiel percepción, expresión y conservación de los hechos y
declaraciones.
c. Una fase de objetivación. El funcionario autentica el hecho fijándolo en
un instrumento, pues de nada serviría, dada la reconocida fragilidad de la
memoria, que su fe pública sea solo verbal. El hecho percibido debe
representarse en soporte material (papel o digital). Es así que el hecho
histórico pasa a convertirse en hecho narrado, mediante una grafía sobre el
papel y/o instrumento electrónico que haga su veces, sin lo cual no habría
documento, se requiere entonces su objetivación física. Sobre el particular
corresponde advertir que con la sanción de la ley de firma digital N° 25506 -
sobre lo que no explayaremos al hablar de documentos electrónicos-, los
instrumentos públicos, pueden ser firmados vía firma digital asimilándose la
misma a la firma manuscrita, siempre y cuando se emita, respetando el
procedimiento de verificación y autenticación previsto en la ley para este
tipo de signaturas (Art. 3) 18 . Sera cuestión de que las nuevas
reglamentaciones de los Colegios de Escribanos y/ Organismos públicos lo
regulen.
d. Una fase de coetaneidad: La evidencia, la solemnidad y la objetivación
deben producirse al mismo tiempo.

17 Ver ETCHEGARAY, Natalio, Curso de posgrado. “Técnica notarial y registral”, Buenos


Aires, Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Departamento de posgrado de Derecho, 2002.

18 Art. 3 Ley 25506: Del requerimiento de firma. Cuando la ley requiera una firma manuscrita,
esa exigencia también queda satisfecha por una firma digital. Este principio es aplicable a los
casos en que la ley establece la obligación de firmar o prescribe consecuencias para su ausencia.
En la actualidad existen regimenes que han implementado el uso de firma digital para la
certificación y firma de documentos, así la AFIP, ANSES y Registro de Reincidencia y Estadística
Criminal.
Por su parte son notas de la fe pública: La exactitud y la integridad.
Por la primera se hace referencia al hecho histórico presente y exige la fidelidad, o
sea, la adecuación de la narración al hecho, es la verdad del espejo, de la
fotografía. La integridad contiene corporalmente la exactitud, inmovilizándola
entre las paredes formales de la fe pública y proyectándola hacia el futuro, ya no
como la verdad espejo o la fotografía, sino como la verdad hecha piedra inmóvil en
la escultura”19.
De lo expuesto puede colegirse que son contenidos dotados de fe
pública y comprometen la actividad del notario y/ funcionario los siguientes: la
presencia de las partes u otorgantes del acto ante el funcionario en un lugar y fecha
determinados, sus manifestaciones y acciones, la constancia de la lectura del instrumento,
la conformidad y firma de los interesados, la autorización final del oficial público (Cfr.
Arts. 294, 296, 297 301, 305, 306 del CCCN).
En un acta de protocolización, son hechos auténticos la presentación
ante el notario del documento en cuestión, su anexión al protocolo y, en su caso, la
transcripción del mismo si se ha utilizado este procedimiento.
Por su parte en la certificación de firmas, la autenticidad consiste en
la atestación del escribano de que una persona de su conocimiento (lo que implica
identificarla por medio idóneo), ha estampado su firma o impresión digital en un
documento, en un lugar y fechas determinados.
El CCCN incorpora en los Arts. 310 a 312 las denominadas actas
notariales, documentos controvertidos en doctrina sobre si constituyen o no
instrumentos públicos, cerrándose así la discusión y disponiendo los requisitos
para su conformación.
Así se entiende que las actas son los documentos notariales que
tienen por objeto la comprobación y certificación de hechos, encontrándose
sujetas a los requisitos de las escrituras públicas pero con las siguientes
modificaciones:
a. se debe hacer constar el requerimiento que motiva la intervención del
notario y, en su caso, la manifestación del requirente respecto al interés
propio o de terceros con que actúa;
b. no es necesaria la acreditación de personería ni la del interés de
terceros que alega el requirente;
c. no es necesario que el notario conozca o identifique a las personas
con quienes trata a los efectos de realizar las notificaciones,
requerimientos y otras diligencias;
d) las personas requeridas o notificadas, en la medida en que el objeto
de la comprobación así lo permita, deben ser previamente informadas del
carácter en que interviene el notario y, en su caso, del derecho a no
19 HERRERO PONS, Jorge “Redargución de Falsedad. Teoría y práctica. 3Ra Edición ampliada y
actualizada. Ediciones Jurídicas EJ, 2011, ps. 68 y ss..
responder o de contestar; en este último supuesto se deben hacer
constar en el documento las manifestaciones que se hagan;
e. el notario puede practicar las diligencias sin la concurrencia del
requirente cuando por su objeto no sea necesario;
f. no requieren unidad de acto ni de redacción; pueden extenderse
simultáneamente o con posterioridad a los hechos que se narran, pero en
el mismo día, y pueden separarse en dos o más partes o diligencias,
siguiendo el orden cronológico;
g. pueden autorizarse aun cuando alguno de los interesados rehusare
firmar, de lo cual debe dejarse constancia. Se debe hacer constar el
requerimiento que motiva la intervención.
Los requisitos expuestos complementan lo dispuesto como medio de
notificación a las actas notariales del Art. 136 del CPCCN.
Así el valor probatorio de estas actas se circunscribe a los hechos que el
notario tiene a la vista, a la verificación de su existencia y su estado. En cuanto a
las personas, se limita a su identificación si existe, siendo sus declaraciones
referidas como mero hecho y no como contenido negocial. Ello por cuanto no es
función de las actas notariales la formalización de negocios jurídicos ( Cfr. Art. 312
del CCCN).
En cuanto al valor del instrumento debemos distinguir: 1) Hechos pasados
en presencia del oficial público, 2. Cláusulas dispositivas, 3. Las cláusulas
enunciativas.
Sobre estos aspectos funciona en lo sustancial la impugnación de estos
instrumentos que pasamos a enunciar ahora como descripción genérica del nuevo
esquema normativo.
b. Oposición e impugnación de los instrumentos públicos. La
redargución de falsedad.
Las vías procedimentales bajo las cuales podremos impugnar la validez de
estos instrumentos, son tres: La acción civil prevista en el artículo 296 del Código
Civil y Comercial de la Nación20, la querella criminal por falsedad de los artículos
292 a 298 bis. del Código Penal, y por vía incidental en el proceso instaurado, a
través de la redargución de falsedad prevista por el artículo 395 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación (Art. 393 del CPCCBA).
El diccionario de Real academia Española indica que el verbo argüir, de
donde deriva la voz redargución, proviene del latín de “arguere” y en su primera
acepción significa “sacar en claro, deducir como consecuencia natural”.

20El nuevo artículo 296 establece la eficacia probatoria del instrumento al que otorga plena fe:
“…en cuanto a que se ha realizado el acto, la fecha, el lugar y los hechos que el oficial publico
enuncia como cumplidos por el o ante el hasta que sea declarado falso en juicio civil o criminal…”.
Ese término en su cuarta acepción significa “aducir, alegar dar argumentos
a favor o en contra de alguien o algo”. Mientras que en su quinta acepción
significa: “disputar impugnando un sentencia u opinión ajena”21.
Se denomina redargución de falsedad a la impugnación que se concreta
sobre un instrumento público.
Es un trámite diferente al que establece el art. 296 del CCCN, dado que
éste permite que la pretensión declarativa de falsedad se promueva mediante
acción civil o criminal (Arts. 292 a 298 bis. del Código Penal), mientras que la
redargución en el proceso se plantea como incidente, sin perjuicio del tipo de
trámite que el magistrado quiera imprimirle (Cfr. Art. 319 CPCCN).
La falsedad que se plantea puede tener distintos motivos. O se ataca la
autoría del instrumento; o las fechas y/o lugares que indica; o bien, se fundamenta
en el contenido.
En otros términos, es la división clásica entre la falsedad instrumental y la
falsedad ideológica22.
Estas categorías coinciden en la doctrina procesal, pues al hablar del
incidente de redargución de falsedad se mencionan –desde antaño- la falsedad
material (actos pasados ante el oficial público o realizados por éste) y la falsedad
ideológica (cláusulas dispositivas y enunciativas directas). Falcón, agrega a esta
clasificación la falsedad intelectual.
Cuando la impugnación se realiza contra un instrumento público, procede la
Redargución de falsedad. De manera que dentro de la falsedad distinguimos: a) la
falsedad material; 2) la falsedad intelectual, y 3) la falsedad ideológica23.
Este acto procesal destinado a obtener la declaración de invalidez de un
documento público o de un documento privado reconocido, no cubre todas las
posibilidades de falsedad ideológica que pueden presentarse.
Si se trata, en efecto, de un documento público, la redargución de falsedad
puede fundarse: 1º) En la adulteración material resultante de no haber sido
otorgado por el funcionario que aparece suscribiéndolo, o de haberse alterado,
sea en la matriz o en la copia, por vía de supresiones, modificaciones o
agregados, una o más de las enunciaciones que contenía (falsedad material); 2º)
En la exactitud de los hechos que el oficial o el funcionario público hubiese
anunciado como cumplidos por él mismo, o que han pasado en su presencia -art.
296 CCCN- (falsedad intelectual).
La redargución de falsedad, por consiguiente, es inadmisible para acreditar
la falsedad ideológica de los hechos simplemente relatados por las partes al oficial
o funcionario público o de las enunciaciones contenidas en un documento privado,

21 ROJAS, JORGE, ob. cit. pág.48.


22 GOZAINI, Osvaldo, Alfredo, Ob. Cit. pág. 397
23 FALCON, Enrique, M, ob. Cit., pág. 881
ya que en tales supuestos, como se ha indicado, es suficiente la simple prueba en
contrario24 (Cfr. Art. 296 inc. b CCCN).
El artículo de referencia dispone expresamente que “…b) en cuanto al
contenido de las declaraciones sobre convenciones, disposiciones, pagos,
reconocimientos y enunciaciones de hechos directamente relacionados con el
objeto principal del acto instrumentado, hasta que se produzca prueba en
contrario…”.
Sobre este particular se ha resuelto que la "fidedatio" que emana del acto
notarial no ampara la sinceridad de lo manifestado por los intervinientes. Es por
ello que cuando se pretende la declaración de falsedad ideológica no es
procedente la redargución de falsedad, pues la misma está prevista para los casos
de ausencia de autenticidad material.”25.
Para el proceso civil, existen diversos modos de plantear la falsedad de un
documento público o de un documento privado reconocido puede hacerse valer
mediante la interposición de una pretensión autónoma o por vía de incidente.
a) En el primer supuesto puede a su vez tratarse de una pretensión civil, el
carácter meramente declarativo y cuya finalidad consiste en obtener un
pronunciamiento que destruya el valor probatorio del documento, o bien de
un pretensión penal que, como tal, tiende a lograr la aplicación de la pena
correspondiente a los autores de la falsedad aunque, eventualmente,
gravitará sobre el proceso civil en el cual se haya presentado el documento
impugnado.
b) A la vía incidental se refiere el art. 395 del CPN 26 . La falsedad de un
documento debe necesariamente invocarse por la parte a quien se opone,
en oportunidad de contestar el traslado que de aquél corresponde conferirle
inmediatamente después de haberse acompañado al proceso. La falta de
impugnación en tales oportunidades produce preclusión respecto de la
facultad de interponerla con posterioridad y, por ende, de la facultad de
proveer el incidente ya que la admisibilidad de éste se halla supeditada a la
oportuna impugnación del documento27.
c. Aspectos procedimentales del incidente de redargución de
falsedad
Efectuada la impugnación en las oportunidades precedentemente
señaladas, sobre el impugnante pesa la carga de promover el incidente dentro del
plazo prescripto por el art. 395 del CPCCN. Mientras la impugnación constituye un

24 PALACIO, Lino Enrique, ob. Cit. págs. 455/456.


25 Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala F (CNCiv) (SalaF), 1995/09/15, Bejarano,
Carlos A. y otro c. Consorcio de Propietarios Corrientes 4924/26 y otro. LA LEY, 1997-D, 861
(39.739-S).
26 El art. 395 del CPCCN, dispone: “La redargución de falsedad de un instrumento público tramitará

por incidente que deberá promoverse dentro del plazo de diez días de realizada la impugnación,
bajo apercibimiento de tenerla por desistida. Será inadmisible si no se indican los elementos y no
se ofrecen las pruebas tendientes a demostrar la falsedad.
Admitido el requerimiento el juez sus penderá el pronunciamiento de la sentencia, para resolver el
incidente juntamente con ésta.Será parte el oficial público que extendió el instrumento”.
27 PALACIO, Lino Enrique, ob. cit. 455/457.
acto procesal preparatorio cuyo contenido debe limitarse a la mera afirmación de
la falsedad del/los documentos presentados, en el escrito de iniciación del
incidente el impugnante debe fundar clara y concretamente aquella afirmación en
los hechos y en el derecho, y ofrecer toda la prueba de que intente valerse (art.
178 del CPN).
Sobre este particular ha resuelto la CSJN que la redargución de falsedad
requiere la impugnación previa, que debería ser efectuada al contestar el traslado
conferido de la documentación acompañada o cuando se lo exhibe para su
reconocimiento, pues esas oportunidades son, las más apropiadas para asegurar
el derecho de defensa, y es a partir de entonces que corre el plazo previsto en el
Art. 395 del Cód. Procesal28.
Se ha decidido que si los factores acreditantes de la ausencia de
autenticidad que se menciona son manifiestamente inconducentes, debe
rechazarse in limine, siendo ello la aplicación del principio que estatuye el art. 179
del CPCCN.
En el incidente son admisibles toda clase de pruebas incluso la testimonial,
pero no puede ser esta la única. Por su parte en el escrito de promoción del
incidente y en el de su contestación, las partes deben indicar los documentos
sobre los cuales ha de versar la pericia (art. 391), y en la hipótesis de no mediar
acuerdo sobre el particular el juez debe determinarlos (art. 393).
En esta presentación debe apuntarse entonces a dar evidencia de la
falsedad material o intelectual del documento, describiendo claramente los vicios
que configuran la nulidad del mismo.
Debe tramitarse en pieza separada (art. 175), no suspende la prosecución
del proceso principal sino el pronunciamiento de la sentencia definitiva, ya que
ésta, de acuerdo con lo dispuesto por el apartado segundo del art. 395, debe
resolver la tacha de falsedad conjuntamente con las restantes cuestiones
planteadas en el proceso.
En el supuesto de prosperar el incidente, la resolución interlocutoria debe
declarar la ineficacia probatoria del o de los documentos impugnados, sin perjuicio
de disponer la remisión de los antecedentes a la justicia penal a fin de que se
investigue acerca de la comisión y autoría de algún posible delito29.
5. Sobre el valor de los instrumentos privados en el proceso. Nuevas pautas
de valoración.
Los documentos privados son todos aquellos documentos que no
encuadran dentro del concepto de documento público. Por vía de exclusión, en
consecuencia, revisten aquel carácter todos los documentos que provienen de

28 Corte Suprema de Justicia de la Nación (CS), 1998/05/07, Dresdner Forfaitierungs


Aktiengesellschaft c. Provincia de San Luis. LA LEY, 1998-E, 56 - DJ, 1998-3-1175.
29 PALACIO, Lino Enrique, ob.Cit. págs. 458/460.
personas privadas, sean partes o terceros con relación a la situación jurídica o
proceso en el cual se hacen valer30.
Pasando a tratar los instrumentos privados, se los puede definir como
aquellos, en los que no interviene funcionario público alguno, por lo tanto no tienen
valor por sí mismos, hasta que no sean declarados auténticos, por el
reconocimiento expreso o tácito a quien se opongan.
Son creados por voluntad expresa de las partes manifestada en
documentos firmados, que no requieren formalidad especial alguna, de acuerdo al
principio de libertad de formas expresado por el art. 284 del CCCN y cuyos
requisitos de validez se encuentran regulados por los actuales 313 a 319,
agregando la regulación de la contabilidad y los estados contables en los Arts. 320
a 331, y en materia de contratos pueden consignarse además las pautas de
valoración contenidas en los Arts. 1019 y 1020 del CCCN31 .
El Código Civil y Comercial de la Nación nos habla de dos modalidades de
documentos privados, por un lado los instrumentos privados, entendidos como
aquellos instrumentos firmados, por el otro, los instrumentos particulares no
firmados, comprendiendo estos últimos “…todo escrito no firmado, entre otros, los
impresos, los registros visuales o auditivos de cosas o hechos y, cualquiera que
sea el medio empleado, los registros de la palabra o información” (Cfr. Art. 288).
Esto supone una gran innovación en cuanto a la concepción de los
documentos privados y su regulación, dado que el régimen anterior eran solo
instrumentos literales en soporte papel, sean ellos firmados o no, más en el actual,
se la regulación del código alcanza a las demás formas de documentar hechos,
aplicándose pautas de valoración específicas para la acreditación de los hechos
litigiosos.
Son instrumentos particulares no firmados cualquier otra forma de
representación de hechos u actos jurídicos, resultando indistinto la modalidad o la
forma en que se objetivan (digital, escrita, auditiva, visual).
Como dijéramos, es el Art. 319 del CCCN el que establece el valor
probatorio de los instrumentos particulares, debiendo ser apreciado por el juez

30 PALACIO, Lino Enrique, ob. Cit., pág.439.


31 Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial Sala/Juzgado: D, Red Celeste y Blanca S.A. c/
Club Atlético River Plate Asociación Civil | ordinario, Fecha: 13-oct-2015, Cita: MJ-JU-M-95720-AR
| MJJ95720. En este fallo se resolvió admitir parcialmente el cobro de facturas por servicios de
publicidad contra una asociación deportiva, por estar acreditada la relación comercial entre las
partes y no haberse probado su impugnación en tiempo y forma, declarándose inaplicable la
normativa del Código Civil y Comercial. A estos fines se dijo que Corresponde admitir parcialmente
la acción por cobro de facturas derivadas de un contrato de publicidad, en tanto se acreditó la
recepción de esos instrumentos por la asociación deportiva demandada y su falta de impugnación
en tiempo y forma (art. 474 del CCom., hoy regulado en el art. 1145 del CCivCom, el que resulta
inaplicable al caso), lo que permite presumir iuris tantum la realidad del negocio, configurando la
cuenta adecuadamente presentada como líquida y exigible, como así también se constató parte de
la ejecución del contrato con certificaciones acompañadas por la accionante. 2.-Tratándose de
contratos no formales, el nuevo art. 1019 del Código Civil y Comercial de la Nación puso fin a
cualquier discusión sobre el tema probatorio, ya que admite cualquier medio de prueba siempre
que sea razonable, según las reglas de la sana crítica. 3.-Debe entenderse que con el nuevo art.
320 del CCivCom. las asociaciones civiles están obligadas a llevar libros con iguales formalidades
que los anteriores libros de comercio, pues, al contemplar a toda persona jurídica privada, cabe
incluir a ese tipo de entes.
ponderando, entre otras pautas, la congruencia entre lo sucedido y narrado, la
precisión y claridad técnica del texto, los usos y prácticas del tráfico, las relaciones
precedentes y la confiabilidad de los soportes utilizados y de los procedimientos
técnicos que se apliquen32.
Por otro lado y para los instrumentos privados, de acuerdo a lo reglado por
los arts. 288 y 313, la firma es una condición esencial para existencia de todo acto
bajo forma privada, manifestándose como expresión de la identidad y de la
voluntad del sujeto que la estampa.
Así, se entiende por firma la signatura autógrafa del documento, es decir, el
escribir una persona su nombre, sea o no inteligible, para identificarse como el
autor jurídico del documento, o para adherirse él, o para dar fe de su otorgamiento
como testigo actuario, o para autorizarlo o autenticarlo como funcionario público.
Hablamos de autor jurídico, para distinguirlo de quien elabora o escribe un
documento (autor material) por encargo de otra persona, en cuyo caso ésta tiene
aquella calidad33.
El actual Art. 288 innova en el sentido que la firma puede consistir en
el nombre del firmante o un signo, cuando este sea la forma habitual bajo la cual el
sujeto manifiesta su conformidad y voluntad con los actos o situaciones jurídicas
que lleva adelante, aunque la ley no lo prescriba expresamente.
Por su parte incorpora la validez de la signatura en los documentos
electrónicos, cuando la misma se lleve adelante bajo el procedimiento previsto
para la firma digital, ya regulada anteriormente en la Ley 25506 y reglamentarias,
que ahora complementan el articulado.
a. Obligación de reconocer las firmas.
El nuevo artículo 314 del CCCN establece el deber de las personas de
manifestar si les pertenecen las firmas consignadas en instrumentos que se les
atribuyeran y se opongan en procesos. Si el firmante no lo hace, su silencio
permitirá atribuirle la autoría (art. 263 CCCN)34.
Su reconocimiento, importa el reconocimiento del cuerpo del instrumento
privado, que pasa a ser auténtico y por lo tanto hace plena fe de su contenido
como en los instrumentos públicos, aunque no se trata del mismo ni pasa a ser
público por esta circunstancia.
Frente a la negativa deberá habilitarse el correspondiente procedimiento
judicial (cotejo, cuerpo de escritura, comparación de documentos indubitados) para
determinar la autoría del mismo (Cfr. Arts. 175 y cctes.; 390 y sgtes., 457 y sgtes.,
526 del CPCCN).

32 Respecto de los instrumentos particulares no firmados los mismos si bien no pueden constituir
actos jurídicos por sí mismos, sirven como medios probatorios (Cfr. Arts. 287 y 319 CCCN)
33 DEVIS ECHANDIA, Hernando, DEVIS ECHANDIA, Hernando, “Teoría General de la Prueba

Judicial”, Tº .II, segunda edición, Editor Víctor P. De Zavalía, Bs. As., Edición 1972, p. 556.
34 Establece este artículo que: “Silencio como manifestación de la voluntad. El silencio opuesto

a actos o a una interrogación no es considerado como una manifestación de voluntad


conforme al acto o la interrogación, excepto en los casos en que haya un deber de
expedirse que puede resultar de la ley, de la voluntad de las partes, de los usos y prácticas, o de
una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.”
Asimismo señala el artículo que el instrumento privado reconocido, o
declarado auténtico por sentencia, o cuya firma está certificada por escribano, no
puede ser impugnado por quienes lo hayan reconocido, excepto por vicios en el
acto del reconocimiento, lineamiento que sigue el criterio del antiguo Art. 1026 del
Código Civil anterior.
El reconocimiento de la firma puede ser espontáneo, lo que puede ocurrir
mediante una manifestación expresa de voluntad del firmante en tal sentido o
mediante su ejercicio de los derechos que emanan del documento. Este acto de
reconocimiento constituye un acto jurídico que, como tal, debe ser otorgado por
persona capaz.
Operado el reconocimiento de la firma por cualquiera de los procedimientos
descriptos, se atribuye al firmante el contenido del documento en forma integral.
Este concepto es similar al del artículo 1028 del código derogado. Cabrá al
interesado demostrar que el documento fue alterado después de su firma, en cuyo
caso será de aplicación el artículo 316 del CCCN35-
b. Documento con firma certificada por escribano
El artículo que se analiza atribuye al instrumento público cuya firma está
certificada por escribano los mismos efectos que al que ha sido reconocido por
cualquiera de las vías antes explicadas. Es ésta la primera vez que el Código se
refiere a este tipo de instrumentos.
El reconocimiento de autenticidad a la firma certificada por escribano no
debe confundir los efectos de este tipo de documento con los propios del
instrumento público. En este caso los únicos documentos que revisten carácter de
instrumento público (art. 289, inc. b) son la certificación que emite el escribano y,
en su caso, el acta que labra en su protocolo o libro.
En modo alguno transforma en público al documento en el cual obra la
firma, por lo que tampoco esta intervención notarial hace responsable al escribano
por la redacción del mismo ni imprime fe pública a ninguna de las expresiones
contenidas en ese instrumento36.
c. Modos de impugnar el contenido del documento reconocido y
adulterado.
Puede darse una situación especial, la impugnación de un
instrumento privado cuya firma pertenece a la parte, en razón de que su contenido
fue adulterado.
Lo importante aquí es advertir que el alcance del reconocimiento de
la firma se deberá restringir sólo a ella desde el punto de vista intrínseco, pero con
los recaudos que fuera menester para desconocer por falsas las partes del
instrumento privado que hayan sido alteradas, sea por vía de una falsedad
material, o por vía de una falsedad ideológica.

35 LORENZETTI, Ricardo Luis, Código…, T°II, Art. 314, ps. 226.


36 LORENZETTI, Ricardo Luis, Código…, T°II, Art. 314, ps. 227.
Aquí surge la duda de cuál sería la via procedimiental adecuada,
¿Incidente de redargución de falsedad del instrumento público Art. 395 CPCCN?,
¿Incidente común Art. 175 y sgtes. del CPCCN?.
No tratándose de un instrumento público resultan a nuestro criterio
aplicables las normas del procedimiento previsto para los incidentes (Arts. 175 y
cctes. del CPCCN) con base en lo dispuesto por el Art. 316 del nuevo CCCN 37.
El Código Civil derogado carecía de una norma similar: no existía
regulación respecto de las correcciones en instrumentos privados. Trataba el
punto el Código de Comercio derogado, que en su artículo 211 prescribía que
aquellos documentos en que hubiera blancos, raspaduras o enmiendas que no
estuvieran salvados por las partes bajo su firma, no serían admisibles.
Señala la doctrina que si el documento se redacta en varios ejemplares que
son distribuidos a las distintas partes (requisito de forma que imponía el código
derogado en los arts. 1021 a 1025 y que ha sido suprimido) y en todos los
ejemplares consta alguna corrección realizada antes de las firmas, aun cuando no
se hubieran firmado en especial las correcciones, no se verá afectado el valor
probatorio38.
La norma que se comenta es menos rígida que el principio contenido en el
Código de Comercio derogado ya que no regula sanción alguna sino que deja
sujeta a decisión judicial la valoración del valor probatorio.
Lógicamente un documento que presente estas irregularidades,
constatadas en el marco de un procedimiento incidental por la prueba pertinente,
sea ello por vicios formales o bien de contenido sustancial (error, dolo o violencia),
resta valor al instrumento y por lo tanto resulta inoponible a la parte contra quien
se oponga.
d. Sobre los registros de los estados contables. Valor probatorio
de la contabilidad. Generalidades
i. Generalidades e interpretación de la norma civil.
Constituye una obligación legal de toda persona jurídica privada y de las
personas humanas titulares de empresas o establecimientos comerciales,
industriales o de servicio llevar contabilidad atinente a su actividad.
Reza el Art. 330 del Codigo Civil y Comercial de la Nación que la
contabilidad, obligada o voluntaria, debe ser admitida en juicio, como medio de
prueba.
El valor probatorio de los libros contables impacta en el proceso sobre la
base de las pautas generales que establece el mismo artículo.
Buena parte de los preceptos contenidos en tales fuentes reconocen
antecedente en actualizaciones sustanciales a las reglas del Código de Comercio

37 ARTICULO 316.- Enmiendas. Las raspaduras, enmiendas o entrelíneas que afectan partes
esenciales del acto instrumentado deben ser salvadas con la firma de las partes. De no hacerse
así, el juez debe determinar en qué medida el defecto excluye o reduce la fuerza probatoria
del instrumento.
38 LORENZETTI, Ricardo Luis, Código…, T°II, ps. 232.
derogado (arts. 43 y ss.), así como en reglamentaciones especiales y difundidas
prácticas contables.
El ejercicio de una empresa como actividad organizada y planificada que
persigue la obtención de una ganancia racionalmente calculada nunca podría
conseguir ese resultado sin que el empresario lleve una contabilidad que le dé a
conocer, día por día, la marcha de las operaciones, la situación de los negocios y
el rendimiento de ellos.
Es, pues, un aspecto que mira al lado obligacional de la contabilidad y se
limita a determinar qué libros se habrán de llevar (art. 322), cómo han de ser
llevados (arts. 321, 323, 324, 325, 327, 328 y 329), y el valor que tienen sus
asientos a efectos de prueba (arts. 330 y 331).
En este sentido, el artículo 330 del Código Civil y Comercial reproduce, casi
a la letra, el artículo 312, del Proyecto de Código Civil de 1998, en cuyos
Fundamentos puede leerse lo siguiente: "...Las reglas sobre eficacia probatoria de
la contabilidad no se apartan de lo tradicional..." (punto 46, VII).
Lo "tradicional" en la materia es, cabe recordarlo, el otorgamiento de
eficacia probatoria a los libros que llevan los comerciantes en pleitos entre ellos,
distinguiendo situaciones según que: 1) una de las partes lleve contabilidad y la
otra no (art. 56 del Cód. de Com. derogado); 2) ambas partes lleven contabilidad,
se contradigan o no sus asientos, y 3) que las dos lleven contabilidad, pero sólo
una de ellas en forma regular (art. 63 del citado Código).
El cuadro se completa, tradicionalmente, dando a los libros de comercio el
valor de principio de prueba en pleito entre un comerciante y un no comerciante
(art. 64 del citado Código).
Destaca la doctrina que la cuestión, desde la perspectiva de lo "tradicional",
bien se ve, está íntimamente ligada al ejercicio del comercio, al mundo de los
negocios y de la empresa39.
Cabe recordar que es principio universalmente aceptado en la materia el de
que la fuerza probatoria de los libros de comercio (y de la contabilidad, en general)
se manifiesta tanto en contra como a favor del sujeto que los lleva.
Ello es así, en cuanto a lo primero, porque nada más natural hay que su
eficacia probatoria en contra del sujeto, desde que ello se ajusta a una razón
,psicológica, por la cual el hombre, propenso a huir del propio daño, debe
igualmente obedecer la fuerza irresistible de la verdad si redacta un escrito
contrario al propio interés, y por una razón "lógica", por la cual es evidente
suponer que nadie mejor que él conoce la verdad de lo que atestigua 40.
Menos fácil es encontrar la razón por la cual los libros (la contabilidad)
tienen efectos probatorios favorables a quien los lleva, pues si bien es de notar
que todo medio de prueba tiene su base en el testimonio del hombre, lo cierto es
que las declaraciones de las partes hechas en su propio favor no pueden

39 LORENZETTI, Ricardo Luis, Código…, T°II, ps.316.


40 LORENZETTI, Ricardo Luis, Código…, T°II, ps.316.
considerarse como medio de prueba, puesto que la experiencia demuestra que el
hombre sacrifica el deber de decir la verdad al propio interés.
No obstante, el valor probatorio de los libros a favor del que los lleva se
justifica en las necesidades del comercio, como igualmente en una
"compensación" dada por la obligación de llevarlos sujeta a ciertos requisitos de
regularidad intrínsecos y extrínsecos41..
Se ha dicho, además, que la justificación de la eficacia probatoria de la
contabilidad reside en lo siguiente: a) Cuando el sujeto practica un asiento no
sabe, normalmente, que la operación a que se refiere provocará en el futuro un
pleito42; b) la contabilidad requiere, en beneficio del propio comerciante, exactitud
y precisión; c) una máxima de experiencia permite afirmar que rara será la
oportunidad en que un comerciante registre en su propio perjuicio.
La contabilidad prueba en principio en favor del sujeto que la lleva en
debida forma, sea obligada o voluntaria.
Tal lo que ordenado el artículo 330, primer párrafo. Es decir, para que la
contabilidad tenga eficacia probatoria a favor de quien la lleva, debe: a) Reunir los
requisitos extrínsecos e intrínsecos contemplados en los artículos 323 a 325 del
CCCN.
A estos fines los respectivos asientos encontrarse respaldados
documentalmente en los términos del artículo 321 in fine, documentación que
deberá ser guardada en forma metódica y vinculada a los asientos43.
Del cumplimiento de estas exigencias depende no sólo la nota de
regularidad de la contabilidad, sino también su eficacia probatoria a favor del que
la lleva.
Cabe recordar, empero, los criterios jurisprudenciales han morigerado las
consecuencias que, en términos de eficacia probatoria, tiene la inobservancia de
las formalidades extrínsecas (art. 323) e intrínsecas negativas y positivas (arts.
324 y 325).
Criterios jurisprudenciales que, en general, remiten a la necesidad de una
circunstanciada apreciación por el juez para definir cuál es la consecuencia que

41 LESSONA, Carlos, Teoría general de la prueba en Derecho Civil, Revista de Legislación, Madrid,
1927, t. II, ps. 602/603, N' 625.
42 CNCom., sala B, 13-3-90, "Walmar SRL c/Benvenutti SA"; íd., 9-6-94, "Emilio Alal SA c/Roditex

SA"; íd., 24-4-97, "Iwo Cilicia SA c/Sac, Julio"; íd., 7-7-2006, "1-lenkel Argentina SA c/Envagraf SA
s/Ordinario"; sala C, 30-12-92, "Administración de grupos cerrados SA c/Gerstenfeld, I. S.
/Ordinario"; sala D, 5-5-2009, "Droguería Disval SRL c/Fannacia Social Canning y otros"; íd., 8-2-
2002, "Meditecna SRL c/Lord's supply SRL".
43 RCCyC 2016 (marzo) , 80 cita on line: AR/JUR/31142/2015. En un incidente de verificación de

crédito se rechazó la pretensión del pretenso acreedor con fundamento en que la falta de prueba
de su acreencia. Apelado el decisorio, la Cámara lo confirmó. Se resolvió que la sentencia que
rechazó la verficación de crédito debe confirmarse si el recurrente no acreditó el negocio que dio
origen al pagaré acompañado y, a pesar de reconocer su calidad de comerciantes, no aportaron a
la causa los libros contables a efectos de respaldar sus dichos, pues, encuadradas las relaciones
de las partes en ese marco, toda aseveración o negativa debe ser acompañada por la prueba de
sus registros contables llevados en legal forma (art. 63 del Código de Comercio y art. 330 del
Código Civil y Comercial).
corresponde derivar, en cada caso, de la falta de una u otra formalidad 44 ,
apreciado ello según las reglas de la sana crítica45.
Así vgr., aun cuando existan algunos espacios en blanco, interlineados,
anotaciones globales, notas marginales, raspaduras, etcétera, en algún asiento, no
debe llevar apresuradamente a la conclusión de que, por tanto, el Diario o el
Inventario no está llevado regularmente.
Pero, a salvo lo anterior, la regularidad de los registros que permite hacer
de ellos prueba a favor de quien los lleva es la condición inequívoca para superar
la regla de que nadie puede constituir un título a su favor: nemo sibi titulum
constituere potest46.
Por otra parte, no puede perderse de vista que el grado de la fuerza
probatoria que los registros tienen a favor de quien los lleve dependerá de cuál
registro o libro se trate. Es que todo libro o registro tiene un fin particular y-tiene un
oficio propio: por esto la fuerza probatoria de cada libro corresponde a tal fin o a tal
oficio47.
Hace excepción a todo lo anterior el caso de la eficacia probatoria de la
contabilidad en contra de quien la lleva. En esta especial hipótesis los registros
prueban contra el sujeto o sus sucesores, aunque no estuvieran en forma, tal
como lo prescribe el artículo 330, segundo-párrafo.
La razón por la cual los registros contables (libros) son eficaces para probar
en contra del sujeto que los lleva, sin admitir prueba contraria, radica en que los
mismos son una confesión escrita extrajudicial, cuya sinceridad, en cuanto es
contraria al interés de quien la hace, no puede presentar duda.
Si se tiene presente la natural tendencia humanan a evitar el peligro y el
daño propio, ella inducirá a no falsear la verdad de los registros (libros),
presentándose corno deudor y obligado, sabiendo, como sabe de antemano, que
la exhibición de la contabilidad es obligatoria (art. 331) y que sus constancias
como medio de prueba son eficaces en contra suya.
Así pues, la prueba derivada de la contabilidad en contra del sujeto que la
lleva se basa en el viejo adagio scriptura probat contra scribentem48.
La eficacia de la contabilidad como prueba en contra de quien la lleva no se
ve afectada por el hecho de que los registros no estuvieran en forma, como, por
ejemplo, si los libros no fueron rubricados. Esto es así por razón del carácter
confesorio que, como se dijo, tienen tales registros, 'y porque de la irregularidad de
los mismos no podría el responsable sacar provecho alguno con el objeto de
mejorar su posición.

44 CNCom., sala B, 17-6-86, "Salvia SA c/Indeco SA"; sala C, 18-6-2006, "Organización Pitarch
SRL c/Cirigliano SA"; sala D, 19-12-2007, "Diyon SA c/Peugeot Carden Argentina SA".
45 CNCom., sala B, 31-8-83, "Balekian, Juan c/Avaca SA.
46 LORENZETTI, Ricardo Luis, Código…, T°II, ps.318 y sgtes.
47 LORENZETTI, Ricardo Luis, Código…, T°II, ps.319.
48 CNCom., sala B, 28-12-92, "Lamífer SA c/Esteban Albano SA"; íd., 30-12-2002, "Flomu

SA.s/Concurso preventivo s/Inc. de revisión por la concursada c/Comafi Fiduciario Financiero"; íd.,
29-11-2002, "Radom, María c/Fripasa SRL"; sala D, 19-12-2007, "Diyon SA c/Peugeot Citrlien
Argentina SA s/Ordinario"
ii. Ofrecimiento de los libros en el proceso
Los libros de comercio son documentos, y su ofrecimiento debe realizarse
en la oportunidad de Art. 333 del CPCCN, debiendo las constancias contables
complementarse con la documentación respectiva.
Si la parte contraria es no comerciante, sirve como indicio o principio de
prueba por escrito.
El adversario no podrá aceptar los asientos que le sean favorables y
desechar los que le perjudiquen, sino que habiendo adoptado este medio de
prueba, estará por las resultas combinadas que presenten todos los asientos
relativos al punto cuestionado.
La negativa a exhibir los libros: equivale a ocultación, y corresponde por lo
tanto atenerse a los libros del adversario.
Así se resolvió que la sentencia que rechazó la verificación de crédito debe
confirmarse si el recurrente no acreditó el negocio que dio origen al pagaré
acompañado y, a pesar de reconocer su calidad de comerciantes, no aportaron a
la causa los libros contables a efectos de respaldar sus dichos, pues, encuadradas
las relaciones de las partes en ese marco, toda aseveración o negativa debe ser
acompañada por la prueba de sus registros contables llevados en legal forma (art.
63 del Código de Comercio y art. 330 del Código Civil y Comercial)49.
Todo lo expuesto es sin perjuicio de las facultades propias del juzgador en
valorar sobre la sana crítica las circunstancias que presenta el conflicto, y a estos
fines el Art. 330 establece en su último párrafo que el juez puede apreciar la
prueba y exigir la producción de la necesaria para ayudar al esclarecimiento de los
hechos con otra supletoria.
Si bien el artículo fija pautas, no revisten las mismas, a nuestro criterio,
carácter de prueba tasada, pues queda librado al juez establecer su alcance y
peso en el proceso que le toque resolver, interpretación que resulta más racional y
adecuada a estos fines.
6. El documento electrónico y el Art. 286 del CCCN. Contenido y alcance
probatorio del documento electrónico.
Se entiende al documento electrónico como la fijación en un soporte
electrónico de información, que queda registrada en la memoria auxiliar del
computador, incluyendo en este concepto los medios de recuperación de la
información.
En realidad, documento electrónico en sentido estricto es el que aparece
instrumentado sobre la base de impulsos electrónicos y no sobre un papel. Es el
conservado en forma digital en la memoria central del ordenador, o en las
memorias de masa, y que no puede ser leído o conocido por el hombre sino como

49Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala C Hidrobom S.A. s/quiebra s/ incidente


de revisión de crédito de Coba, Miguel Enrique y otros • 26/08/2015 Publicado en: RCCyC 2016
(marzo) , 80, Cita online: AR/JUR/31142/2015. En un incidente de verificación de crédito se
rechazó la pretensión del pretenso acreedor con fundamento en que la falta de prueba de su
acreencia con registros contables. Apelado el decisorio, la Cámara lo confirmó.
consecuencia de un proceso de traducción que hace perceptible y comprensible el
código de señales digitales.
Sin embargo, coincidimos en que puede hablarse de documento electrónico
en sentido amplio, que es el formado por el ordenador a través de sus propios
órganos de salida, y es perceptible por el hombre, sin intervención de máquinas
traductoras.
En esta materia se ha distinguido entre los documentos introducidos en la
memoria de base a través de la intervención humana y los introducidos por medio
de una máquina (lector óptico).
También se distingue en relación al documento electrónico en sentido
amplio, entre la documentación (simple operación representativa) y la
reproducción o repetición de la declaración del negocio. Se señala que la
declaración sucesiva que naturalmente tiende a facilitar la prueba, no la produce el
mismo sujeto autor de la primera, sino el ordenador, pero la misma voluntad que
dio vida a la declaración precedente (que queda contenida en el ordenador) al
mismo tiempo admitió que fuera plasmada en un documento elaborado por éste.
El principal obstáculo para la admisibilidad y eficacia probatoria de los
nuevos soportes de información se plantea con relación al carácter de
permanente que se menciona como esencial en la definición de "documento".
El temor sobre la posibilidad de reinscripción o reutilización de los soportes
informáticos -se dice- disminuye su seguridad y confiabilidad.
La autoría, la integridad, la autenticidad y al inalterabilidad del documento,
son los puntos sobre los cuales se generan las incertidumbres, pero la sanción de
normas de interpretación y valoración, y su reconocimiento como instrumentos por
el CCCN, los presentan como formas de representación y acreditación de
situaciones o relaciones jurídicas (Cfr. Arts. 286, 288, 319, 1019, 1020 y cctes. del
CCCN)
Un documento es auténtico cuando no ha sufrido alteraciones tales que
varíen su contenido, lo que implica decir que la autenticidad está íntimamente
vinculada a la inalterabilidad.
Un documento será más seguro cuanto más difícil sea alterarlo y cuanto
más fácilmente pueda verificarse la alteración que podría haberse producido, o
reconstruir el texto originario. Durable sería toda reproducción indeleble del
original que importe una modificación irreversible del soporte. Se entiende por
"modificación irreversible del soporte" la imposibilidad de reinscripción del mismo;
por "indeleble" la inscripción o imagen estable en el tiempo, y que no pueda ser
alterada por una intervención externa sin dejar huella. Se dice que el papel es un
razonable soporte físico porque no es fácil de alterar, lo que es relativo, ya que no
es inalterable, y es posible la falsificación de instrumentos.
El papel se deteriora, e incluso su conservación es problemática por la
capacidad de absorción de partículas de polvo.
También se cuestionan los documentos no escritos, con relación a la
autenticidad de la representación. Con el desarrollo de claves de cifrado y otras
medidas criptográficas, el documento electrónico es al menos equivalente al
instrumento escrito y firmado sobre soporte papel en cuanto a seguridad.
El requisito de la firma de las partes es requerido como condición esencial
para la existencia de todo acto bajo forma privada. La firma es un signo personal
autógrafo, trazado por la mano del autor, que sirve para informar sobre la identidad
del autor de la declaración de voluntad, así como del acuerdo de este con el
contenido del acto, y que luego sirve para probar la autoría. La impresión dígito
pulgar, aunque asimilada a la firma, no la suple legalmente.
Claramente la redacción del Art. 286 del CCCN, tiende a superar cualquier
inconveniente en torno a la forma de instrumentar los actos jurídicos al autorizar
que los instrumentos sean públicos, o instrumentos particulares firmados o no
firmados pueden hacerse constar en cualquier soporte, siempre que su contenido
sea representado con texto inteligible, aunque su lectura exija medios técnicos.
En este sentido, resulta claro que autoría por medio de la firma debe
ampliarse, incorporando todo otro medio técnico que asegure la verificación de la
autoría atribuida y de la autenticidad de la declaración de voluntad contenida en el
documento. Las técnicas de seguridad de los datos basadas en la biometría, o las
técnicas criptográficas (sistemas de registro y sistemas de cifrado literal), brindan
similares seguridades, cuando no superiores.
La premisa de que la firma de una persona física colocada a continuación de
un texto implica su conocimiento del mismo y su conformidad, es decir que
representa el consentimiento estaba fundada en el simple hecho de no existir otras
maneras de registro permanente de la voluntad expresada por las personas.
La imprenta, el teléfono, el telégrafo, el gramófono y la radiofonía, ampliaron
extraordinariamente las posibilidades de comunicación, pero en el plano jurídico
no tuvieron el mismo efecto por la desconfianza sobre la autenticidad del
mensaje.
Pero lo expuesto, ha sido superado con la aparición de la firma digital a la
que debe entenderse como el resultado de la aplicación de un procedimiento
criptográfico extremadamente seguro a un documento digital, que permite
garantizar su integridad.
Dicho procedimiento fue recepcionado con la sanción de la Ley 25506 sobre
firma digital y su decreto reglamentario N°1028/03, y el nuevo CCCN la ha
consagrado en el Art. 288 estableciendo que “…En los instrumentos generados
por medios electrónicos, el requisito de la firma de una persona queda satisfecho
si se utiliza una firma digital, que asegure indubitablemente la autoría e integridad
del documento”.
Lo cierto es que la firma digital en el mundo de las relaciones jurídicas
privadas no es muy utilizada, sino otros medios técnico informáticos, que llevan
adelante la constitución o modificación de situaciones o relaciones jurídicas (vgr.
Transferencias electrónicas, contratos virtuales, e-mails).
El problema de la prueba se presenta en estos supuestos sobre los cuales
resulta de trascendental importancia la aplicación de los arts. 286 y 319 del CCCN.
1. Contenido y alcance probatorio del documento electrónico.
Conforme aumenta el uso de Internet para celebrar contratos, van
surgiendo las controversias que en muchas ocasiones requieren de una
intervención judicial para resolverlas.
Generalmente se trata de los mismos problemas que se presentan en el
comercio tradicional, pero ahora aplicados a situaciones relacionadas con el
ciberespacio, donde la comunicación se realiza por medio de mensajes
electrónicos.
Es innegable que los documentos electrónicos pueden llegar a cumplir de
hecho con los requisitos de las pruebas que analizarán los jueces. E incluso más,
las superan en integridad e inalterabilidad por lo que en esa valoración “subjetiva”
el juez deberá considerar estas características de los documentos electrónicos.
El impacto que está teniendo el Comercio Electrónico en el funcionamiento
de la sociedad hace indispensable el adecuado reconocimiento legal de los
acuerdos y demás contratos celebrados electrónicamente, de manera que sea
posible utilizar los documentos digitales, o aquellos que no constan en el “papel
tradicional”, como medio probatorio, perfectamente válido, en cualquier
procedimiento judicial.
Este es probablemente uno de los temas que pudieran tener la mayor
trascendencia en las transacciones electrónicas. Hoy en día muchos dudan sobre
la validez de utilizar documentos electrónicos como medio de prueba y, lo que es
más grave, en ocasiones son los mismos jueces quienes se cuestionan la validez
probatoria de los acuerdos y demás documentos que no constan en papel; o
documentos digitales.
De aquí que una de las prioridades es, precisamente, reconocer el valor
probatorio de este tipo de documentos, de manera de garantizar la posibilidad de
exigir el cumplimiento, por lo menos en el caso de los acuerdos electrónicos, por la
vía judicial.
Debemos considerar que en la valoración de las pruebas que realizan los
jueces, ellos recurren necesariamente a apreciaciones y opiniones que, hasta
cierto punto, pudieran calificarse como subjetivas, siempre y cuando lo hagan
basándose en la razón y su experiencia.
Así, entrarán a analizar ciertos elementos de la prueba, como su integridad,
inalterabilidad, veracidad y exactitud, pero que ahora se complementan con las
pautas fijadas por el actual Art. 319 del CCCN, a saber:
a. la congruencia entre lo sucedido y narrado,
b. la precisión y claridad técnica del texto,
c. los usos y prácticas del tráfico,
d. las relaciones precedentes y la confiabilidad de los soportes utilizados y
de los procedimientos técnicos que se apliquen.
Así se ha resuelto que si las partes eligieron la vía electrónica para negociar
el contenido y los alcances de un contrato, en el cual pactaron la posibilidad de
rescisión unilateral comunicada por medio fehaciente, corresponde otorgar
fehaciencia al correo electrónico notificando la extinción en tal sentido, con
fundamento en el art. 6 de la Ley 25.506, en línea con lo previsto por el art. 286
del Cód. Civ. y Com., máxime cuando, a la luz de la prueba testimonial, guarda
congruencia entre lo sucedido y lo narrado en ese medio y su texto es claro y
preciso (cfr. art. 319, Cód. Civ. y Com)50.
Correos electrónicos. Nos preguntamos cómo preservamos los correos
electrónicos y chats para ser utilizados como prueba digital, y cómo los
profesionales del derecho pueden colaborar con nuestra tarea de peritos
informáticos para asegurar su validez probatoria en un proceso judicial.
En este sentido, uno de los temas más importantes en la informática
forense es mantener la cadena de custodia, ya que este tipo de información es
fácilmente alterable, borrable, sin dejar rastros.
Actualmente no existe un protocolo que les indique o brinde una guía a los
profesionales en la materia; por lo cual, nos debemos apoyar en las mejores
prácticas internacionales y en el sentido común para la recolección y análisis de la
prueba digital.
Resulta fundamental entonces trabajar en la preconstitución de prueba sea
via prueba anticipada con intervención de peritos en informática (Cfr. Arts. 326
CPCCN) u otras formas de constatación notarial pero con la intervención de
profesionales en la informática que den cuenta de los procedimientos utilizados,
evitando las denuncias de prueba ilícita por su adquisición dudosa.
7. Cuestiones de procedimiento probatorio. Oposición e impugnación de los
Instrumentos Privados.
Sobre la base de los lineamientos generales expuestos, la clasificación
actual de los instrumentos y documentos, sean públicos o privados, resulta
necesario complementar la nueva regulación con las normas procesales que
siguen los lineamientos del código anterior.

50Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala C(CNCom)(SalaC) Fecha: 03/09/2015


Partes: E-Corp S.A. c. Adecco Argentina S.A. s/ ordinario Publicado en: RCCyC 2015 (noviembre),
17/11/2015, 156 - LA LEY 09/12/2015, 09/12/2015, 10 – LA LEY2015-F, 436 Cita Online:
AR/JUR/33746/2015. En un contrato de consultoría en el que se había pactado la facultad de
rescindir previa notificación por medio fehaciente, una de las partes notificó esa decisión por correo
electrónico. Desconociendo la validez de esa notificación, su co-contratante inició acción para
exigir el cobro de unas facturas emitidas con posterioridad y una indemnización tarifada por un
incumplimiento derivado de la contratación de personal en violación a otra cláusula contractual. El
juez hizo lugar a la demanda. La Cámara modificó parcialmente el decisorio. Reconocida la
autenticidad del e-mail por el cual la demandada rescindió el contrato que la unía a la actora,
corresponde concluir que esa parte dio adecuado cumplimiento al recaudo formal previsto en el
contrato respecto a la notificación fehaciente de la extinción, desde que para la partes ese fue el
sentido inequívoco que le atribuyeron, al ajustar sus comportamientos a aquello que mediante ese
e-mail había sido comunicado, lo cual importó atribuir plena fe a su contenido, ello con
prescindencia de las distinciones que cupiere efectuar entre firma electrónica y digital y de lo
establecido por el art. 286 del Cód. Civ. y Com. (del voto de la Dra. Villanueva).
Se puso ya de relieve la importancia que tiene respecto a cualquier prueba
histórica la persona del autor, esto es, su procedencia.
Pero bajo este aspecto es diverso el problema del documento, del problema del
testimonio; en efecto, este último pone de manifiesto siempre a su autor; la
dificultad puede referirse, a lo sumo, a la identificación de la persona, no a su
relación con el testimonio; en cambio, como del documento no se hace uso a
presencia de su autor, puede ser incierto quien sea éste, por lo que es necesario
su acertamiento. La certeza de la procedencia del documento del autor indicado
se llama autenticidad.
También la procedencia del documento de una determinada persona, esto
es, su formación por obra de ésta, es respecto al juez un hecho desconocido que
se trata de probar; sirven para tal finalidad los mismos instrumentos de este
capítulo: testigos, documentos, contraseñas, presunciones; según el cual la parte
que solicita la verificación de la escritura debe proponer prueba sobre ello “la
autenticidad de la firma puede probarse por cualquier medio…” reza el Art. 314 del
CCCN.
Si la opción es la prueba pericial, los peritos no hacen otra cosa que valorar las
presunciones proporcionadas por la semejanza o la desemejanza entre la
escritura del documento a verificar y la de otros documentos respecto a cuyo autor
existe la certeza (escritos de comparación).
Pero es conveniente observar, que hay documentos que llevan en sí la
prueba de su procedencia o de su formación, en el sentido de que no hay
necesidad de otras pruebas, aparte del documento mismo, para proporcionar al
juez la certeza: tales son, en general, los documentos públicos, los cuales se
llaman también documentos auténticos, precisamente porque no es necesaria otra
prueba fuera del documento mismo a fin de producir la certeza en cuanto a su
autor.
Al contrario, los documentos privados no proporcionan esta certeza: su
formación se prueba con medios diversos del documento mismo, como son la
confesión (reconocimiento), el certificado de autenticación, con otros documentos,
testigos y presunciones .
En este sentido conviene a tener en cuenta la interpretación que ha hecho
la jurisprudencia, sosteniendo que “hay instrumentos privados en sentido lato y en
sentido estricto; los primeros son todos los escritos emanados de una persona; los
otros son los firmados por las partes. Ambos valen como medios de prueba; sólo
los segundos valen como elemento de forma del acto jurídico cuando la ley
supedita su validez a la forma instrumental .
Como consecuencia de ello, tendríamos con relación a los instrumentos
privados dos grandes líneas que serían las siguientes:
a) aquéllos que no tienen firma atribuibles a las partes.
b) aquellos otros que sí la tienen.
Esta distinción resulta fundamental a los fines de conocer la vía de
impugnación de los instrumentos privados, toda vez que si bien el código procesal,
a partir del art. 390 y siguientes, habilita el mecanismo del cotejo siempre alude
aquellos instrumentos que fueron suscriptos por las partes, por lo cual, con
relación a los otros, sólo les cabe el mecanismo de impugnación que prevé el
artículo 356 del Código Procesal en oportunidad de correrse el traslado de la
demanda, con lo cual la vía de impugnación será su desconocimiento y la
aportación de cualquier medido de prueba a través del cual se los pretenda
desvirtuar .
O sea que en el escrito de responde las partes tienen la carga de afirmar o
declarar si los documentos que se les atribuye son o no auténticos (Cfr. art. 356
del Código Procesal). Recordemos, no obstante, que en materia de documentos el
silencio o las respuestas evasivas-a diferencia de lo que ocurre con los hechos-
comporta para el órgano la obligación de tenerlos por reconocidos.
La vía procesal de autenticación de documentos ha sido regulado por los
arts. 390 y siguientes del CPCCN; disponiendo que, desconocida la firma deberá
procederse a la comprobación del documento por la prueba de peritos (arts. 458 y
siguientes).

a. La prueba documental en el proceso. Exhibición de documentos.


La prueba documental que se encuentre en poder de las partes debe
acompañarse con los escritos de demanda, reconvención y contestación de
ambas, cualquiera sea la clase de proceso de que se trate (Art. 333, apartado
primero de CPN).
La regla mencionada no ofrece dificultad alguna cuando se trata de
documentos dispositivos y escritos, cuya misma índole resulta compatible con su
agregación material al expediente en las oportunidades procesales señaladas.
En lo que concierne a los restantes tipos de documentos (informativos y
meramente representativos), es inevitable atenerse a un criterio casuista que
contemple la naturaleza del documento y las razones de lealtad procesal en que
se sustenta el referido art. 333. Si se trata, por ejemplo, de planos, recortes
periodísticos o fotografías, no resulta necesaria la práctica de prueba
complementaria si media reconocimiento por la parte a quien se opone. Otros tipos
de documentos, en cambio, aun cuando sean susceptibles de ser llevados a la
presencia del órgano judicial (vgr. películas cinematográficas, cintas
magnetofónicas, etc) carecen de aptitud para producir, en forma inmediata, un
pronunciamiento acerca de su autenticidad emanado de la parte a quien se
oponen, ya que necesariamente deben complementarse mediante la práctica de
otros actos procesales ulteriores (v. gr. audiencias destinadas a la proyección de
un película o a la reproducción de una grabación fonoeléctrica)51.

51PALACIO, Lino, “Derecho Procesal Civil”, Tº.IV, “Actos procesales”, Editorial Abeledo-Perrot,
Edición 1997, págs. 422/423
Tradicionalmente con la demanda se ofrece toda prueba documental que el
actor tiene en su poder. En los procesos ordinarios, los demás medios de
verificación o confirmación se dejaban para la etapa posterior.
La reforma introducida por la ley 25.488 resuelve que, además de la
documental, en el acto de interponer la pretensión se debe ofrecer la totalidad de
la prueba que la parte intente producir.
El título de la disposición es equívoco, porque no es la documental y la
prueba de confesión la que se alega y ofrece, sino toda la prueba que las partes
intenten valerse.
Este ofrecimiento, a su vez, será objeto de depuración de acuerdo con la
fijación de hechos litigiosos que debe establecer el juez en la audiencia prevista
por el Art. 360, toda vez que en este acto proveerá las pruebas que se consideren
admisibles.
Los documentos que se deben ingresar simultáneamente con la demanda
pertenecen a dos grupos bien diferenciados. Unos responden al derecho de
postulación, que se relaciona con la capacidad procesal, la legitimación y la
personería.
En este sentido, cabe recordar la aplicación del Art. 46 del Código Procesal,
cuando establece la necesidad de acreditar en los primeros escritos, la
representación legal que se ejerce.
La falta de presentación de los instrumentos que justifiquen la personería
constituye inobservancia de una exigencia formal que no apareja la devolución del
escrito, ni por ende la caducidad del derecho que se ha pretendido ejercitar con
esa deficiente presentación; para que ello suceda es preciso que se intime a la
parte a dar cumplimiento con ese recaudo procesal. Excepcionalmente y, en
general por razones de urgencia, la acreditación del poder se puede realizar
posteriormente (Art. 48 del Cód. Procesal).
Los otros documentos que se incorporan con la demanda son aquellos que
fundan o corroboran el derecho a una sentencia favorable; es decir que se trata de
la prueba instrumental pre-constituida que representan los actos que integraron la
relación jurídica que en la demanda se invoca y que motiva el nacimiento del
derecho material (vgr.: negocio jurídico, testamento, etcétera).
En efecto, en tanto la prueba documental resulta comúnmente conocida
antes del conflicto y obra en poder de las partes, justo es encontrar en el requisito
del acompañamiento con la demanda una exigencia que reposa en elementales
razones de lealtad, probidad y buena fe.
De este modo quien recurre a la jurisdicción debe cumplir estos recaudos
documentales:
1º) Acompañar toda la instrumental que obre en su poder;
2º) Individualizar el lugar donde se encuentra aquella otra que no tiene a su
disposición
3º) si fueren documentos extraviados, tendrá que clarificar a cuáles se refiere
permitiendo que la contraria pueda expedirse sobre el mismo52.
La facultad de agregar prueba documental una vez que la demanda se ha
interpuesto tiene estas posibilidades: a) incorporar los documentos omitidos que
se vinculan con los hechos constitutivos de la pretensión, mientras la demanda no
se haya notificado; b) agregar aquellos que sean de fecha posterior a la del cargo
que recibe la demanda, y c) acompañar la que sea de fecha anterior, sobre la cual
quien la pretenda en su favor, deberá afirmar que no tenía conocimiento de ella y
que así lo declara bajo juramento (se entiende que es como promesa de fiel
cumplimiento al principio de lealtad, probidad y buena fe, sin perjuicio del
contenido moral que supone).
Señala, Morello que este material documental puede ser agregado no sólo
durante el período probatorio, sino incluso hasta la citación para la sentencia; en
definitiva, el llamamiento de autos para sentencia” marcaría el tope o límite a esta
agregación53.
Empero, si ocurriese posteriormente a este estadio procesal, podría
argüirse ante la Alzada, en la oportunidad del Art. 260 inc. 3º del Código Procesal.

b. El problema de la personería y el mandato judicial ¿por escritura poder


o simple presentación judicial?
Un singular problema se ha presentado en torno si corresponde o no la
presentación de poderes judiciales por escritura pública como requisito ad
solemnitatem en la constitución de un mandato judicial.
Se sostuvo que el Art. 1017 del CCyC, no establece que los poderes para
actuar en juicio deban ser hechos en escritura pública, y por otra parte que el art.
363 del nuevo Código Civil y Comercial determina que el apoderamiento debe ser
otorgado en la forma prescripta para el acto que el representante debe realizar.
El nuevo código de fondo establece que la forma de los poderes está
signada por la que corresponda al acto que el representante deba realizar (art.363
del CCyC). Por otra parte, el inciso "d" del art. 1017 del CCyC determina que
deben instrumentarse a través de escritura pública "los demás contratos que, por
acuerdo de partes o disposición de la ley, deben ser otorgados en escritura
pública", y el mandato judicial no se encuentra entre los nombrados.
Sobre estos argumentos se practicaron diversos recursos contra
resoluciones que negaban la constitución de mandato judicial mediante la simple
presentación de un escrito judicial suscripto por el interesado y su letrado.

52 GOZAINI, Osvaldo Alfredo, “Cód. Proc. Civil y Comercial de la Nación”, T. II pág. 236/237, La
Ley. Año 2003.
53 MORELLO, Augusto M., SOSA Gualberto L., BERIZONCE, Roberto , “Códigos. procesales en lo

civil y comercial”, comentados y anotados, segunda Edición 1996, Librería Platense-Abeledo


Perrot, pág. 257), con citas jurisprudenciales (Cám. Nac. Civ. Sala B, LL, t.129 p.1000, 16.524-S).
Así fue resolviéndose con diversos argumentos la cuestión, encontrando en
la diversidad más confusiones que una interpretación uniforme y coherente del
sistema (Cfr. Art. 2 in fine del CCCN).
Se sostuvo que el poder acompañado por el accionante en una sucesión
debe ser suscripto por el poderdante y el apoderado ante el actuario a pesar de
que, según la normativa prevista en el Código Civil y Comercial, resultaría
suficiente un instrumento privado como manifestación de la voluntad del otorgante
(Arts. 284, 285, 363, 1319 del CCCN), pues la trascendencia del acto conlleva la
observancia de un mínimo de garantías, por razones de seguridad jurídica y el
deber de los jueces de realizar el control de legalidad54.
En otro fallo se dijo que el poder para actuar en un proceso judicial en el
fuero civil y comercial de la provincia de Buenos Aires debe instrumentarse y
acreditarse mediante escritura pública, pues el Art. 47 del CPCCBA, refiere a una
escritura poder y ese uso del concepto inequívocamente remite a un documento
público labrado con intervención del notario que la firme y de fe del acto 55.
Frente a la misma situación en un fallo posterior se dijo que debe otorgarse
escritura poder conforme lo indica el Art. 47 del CPCCBA, siendo una disposición
específica de la ley en los términos del Art. 1017 inc. d del CCCN, que se
encuentra dentro del parámetro del art. 363 del mismo código56.
Con este criterio la norma del Art. 47 del CPCCBA no se contradice con el
sistema general dispuesto en el CCCN sino que se complementa, dando
coherencia al sistema.
Este Art. 1017 inc. d del CCCN es una cláusula residual que simplificó la
casuística que preveía el anterior Art. 1184 del CCivil, sin que ello implique que los
supuestos no incluidos en la norma no requieran escritura pública.
Además se dijo que el interés comprometido en la exigencia de escritura
pública para los poderes de representación en juicio se sostiene en la necesidad
de la protección tanto del representado como del oponente, a los fines de que el
contradictorio se realice con la real intervención de los interesados, lo cual se hace
efectivo a través de la actuación del notario en el instrumento público o, en su
caso, la del funcionario judicial garantizando la seguridad jurídica del acto.
Se sostuvo que la legislación procesal no es materia delegada al gobierno
central y son las provincias las que, en ejercicio y cumplimiento de los preceptos
constitucionales tendientes a asegurar la administración de la justicia, pueden
imponer las reglas que rigen en la materia. De este modo, no es posible sostener
que la modificación efectuada en la legislación en la materia haya tenido como fin
suprimir el requisito exigido en código de rito (arts. 5; 75 inc. 12; 121 y 123 de la
Constitución Nacional).

54 CCivCom Dolores, 04/02/2016, Focke Teófilo s/ sucesión, cita on line AR/JUR/277/2016.


55 CCIVCOM San Isidro, Sala III, 25/02/2016, Oropel, Clara Angélica c/ Gómez, Raúl Alberto s/
acción declarativa”, SI-39362-2014.
56 CCivCom - Sala II, registro n° 248-r folio n° 443/45 expediente n° 161144 juzgado n° 8
"Grippaldi Alfredo Antonio c/ Cons Prop Edificio Santa Lucia s/ Cobro de Sumario de Sumas de
Dinero.
Sin embargo, dando una interpretación diametralmente opuesta a las
destacadas se sostuvo que, la denegación del apoderamiento del expediente al
letrado de la parte actora por no haber presentado la escritura pública que da
cuenta del poder otorgado para la representación en juicio debe ser revocada,
pues si bien el Cód. Civil requería esto –art.1184 inc.7- el CCCN, norma operativa,
consagra la libertad de formas, sin que las provincias puedan imponer otras,
contrarias a la ley nacional.
La mayor libertad que el Código Civil y Comercial le da a los ciudadanos
para ser representados en juicio amplía el alcance del art. 19 de la Constitución
Nacional57.
En este sentido con anterioridad a la entrada en vigencia del nuevo Código
Civil y Comercial, el mencionado precepto se articulaba con las normas
pertinentes a la representación voluntaria, regulada por las disposiciones
aplicables al contrato de mandato (art. 1.869 del C.C.), en tanto ellas no se
opongan a las contenidas en las leyes procesales (art. 1.870 inc. 6 del C.C.).
El sistema cerraba con la inclusión de los poderes generales o especiales
que deban presentarse en juicio, a los actos jurídicos que debían efectuarse a
través de escritura pública -Art. 1184 inc. 7 del C.C., la simplificación en normas
más generales a través del nuevo código genera las confusiones y diversas
interpretaciones.
Nuestra opinión: Reza el Art. 2 del CCCN, que la ley debe ser interpretada
teniendo en cuenta sus finalidades, entre otros parámetros, de modo coherente
con todo el ordenamiento.
Todo el ordenamiento no hace solo referencia a este Código sino a todo el
sistema jurídico que rige en nuestro Estado, es lo que se conoce como la doctrina
de la INTERPRETACIÓN CONFORME.
En materia de representación judicial, el Art. 363 del Código Civil y
Comercial de la Nación establece el principio de paralelismo de las formas según
el cual el poder debe cumplimentar las mismas solemnidades que el ordenamiento
jurídico requiere para el acto que el apoderado va a realizar en nombre del
poderdante.
Conforme se sostuviera en “Grippaldi”, justamente la norma del Art. 47 del
CPCCBA, para la representación voluntaria en el proceso, exige como requisito
formal de validez de dicha representación su instrumentación mediante escritura
pública y/o acta judicial ante funcionario judicial, cumpliéndose así con la manda
del Art. 363 del CCCN.
Asimismo, el Art. 1017 inc. d, exige la escritura pública en los contratos que
por disposición de la ley así se exiga, lo que permite complementar entonces los

57C2aCiv. y Com. La Plata, sala II, 16/06/2016, Sciatore, Diego Martin y otro/a c. Rossini, Estela
Laura y otro/a s/ daños y perjuicios – autom. c/ les. O muerte (exc.Estado). Cita on line
AR/JUR/39961/2016).
Arts. 2, 363 y 1017 inc. d del CCCN con lo dispuesto por el Art. 47 del CPCCBA o
Nación.
Con estos argumentos quedaría resuelto el problema desde lo técnico legal,
pero las leyes deben ser aplicadas teniendo presente su finalidad como
destacáramos al principio, y justamente los intereses comprometidos, la
trascendencia pública del acto, sumado a la necesidad de resguardar la seguridad
jurídica del acto, justifica la exigencia legal establecida, resultando endeble, o por
lo menos insuficiente, superar todas estas observaciones y argumentos, echando
mano únicamente al principio de libertad de formas que el código también
establece en su Art. 284.
c. Exhibición de documentos
La prueba documental se puede adquirir de varios modos de conformidad
con lo dispuesto por el CPCCN, lo que implica para las partes la carga de
incorporarlos en la oportunidad establecida, a menos que el magistrado los
agregue de oficio. Hay que tener presente que la carga de incorporar documentos
para la parte, sólo pesa respecto de aquellos que estén en su poder, o que pueda
adquirirlos extrajudicialmente y sean transportables. Estos modos se pueden
dividir (Art. 38758).
a) Documento que está en poder de las partes. Este supuesto, que se
refiere a la prueba documental que está en poder de la parte y que es
transportable -aunque la norma no lo exprese en esa forma-, impone a las
partes la carga de aportarlos con los escritos liminares.
b) Documento que no está en poder de las partes. En este caso se dan a
su vez tres situaciones con sus consecuentes cargas y se refiere a los casos
en que la parte no tiene a su disposición los documentos, en cuyo caso
tendrá la carga: 1) de individualizarlos indicando su contenido (Art. 333, parte
2º del CPCCN); 2) de indicar la persona que los tenga en su poder, que
puede ser la contraria (art. 388) o un tercero (art. 389), o 3) de indicar el
lugar, el archivo o la oficina pública donde se encuentre (art. 333, parte 2º).
c) Documentos desconocidos o posteriores. En esta situación, la carga
consistirá en presentar los documentos de que intenten valerse, en primera
instancia hasta la providencia de autos, o anteriores, si afirmaren no haber
tenido antes conocimiento de ellos; quedando los posteriores para segunda
instancia (Art. 260, inc.3º, CPCCN).
d) Documentos incorporados de oficio. En este caso, la función está
limitada por el respeto de defensa del contradictorio y las reglas principistas
del sistema procesal, pues según el Art. 36, inc.4º, c, del CPCCN, el juez
puede (y ahora también, “debe”, con la reciente reforma de la ley 25.488)
“ordenar las diligencias necesarias para esclarecer la verdad de los hechos

58El art. 387 del CPCCN, dispone: “Las partes y los terceros en cuyo poder se encuentren
documentos esenciales para la solución del litigio, estarán obligados a exhibirlos o a designar el
protocolo o archivo en que se hallan los originales. El juez ordenará la exhibición de los
documentos, sin sustanciación alguna, dentro del plazo que señale.
controvertidos, respetando el derecho de defensa de las partes”, pudiendo
“Mandar, con las formalidades prescriptas en este Código, que se agreguen
documentos existentes en poder de las partes o de terceros, en los términos
de los Arts. 387 a 389”59.
d. Documentos en poder de una de las partes
Cuando el documento que se ofrece como prueba está en poder de la
contraparte, el juez puede intimarlo para que lo presente en juicio y acredite su
existencia.
No se trata de la simple exhibición, porque el instrumento debe ser
agregado al pleito, salvo que existan causas suficientemente motivadas para
oponerse a su incorporación (Art. 388 60).
Constituye, ya un principio inconcluso la carga de las partes61, receptada
legislativamente de adjuntar a los escritos constitutivos la prueba documental que
se encuentra en su poder; es obvio que el fundamento de tales disposiciones (Art.
333 Código Procesal. Nación), estriba, desde antaño, en la lealtad con que las
partes deben actuar en juicio.
El Art. 385 del código de Buenos Aires, siguiendo el lineamiento de códigos
modernos argentinos, como el de La Rioja (arts. 329, 330), reza que las partes y
los terceros en cuyo poder se encuentren documentos esenciales para la
dilucidación del litigio estarán obligados a exhibirlos o designar el protocolo o
archivo en que se hallan los originales. Añadiendo que el juez ordenará la
exhibición de los documentos, sin sustanciación alguna, dentro del plazo que
señale.
Aquí, desde luego, no se agota la cuestión, pues el artículo siguiente
establece que, si el documento se encontrare en poder de una de las partes, se le
intimará su presentación en el plazo que el juez determine. Cuando por otros
elementos de juicio, añade, resulta manifiestamente verosímil su existencia y
contenido, la negativa a presentarlo constituirá una presunción en su contra. ¿Cuál
es el fundamento de, la ratio legís de estas normas?. Con ellas se satisface el
principio de buena fe y lealtad procesal, en la medida que medie verosimilitud
acerca de la existencia de los documentos, un interés legítimo de las partes e
insusceptible de acarrear perjuicio innecesario a la contraria. Por ende en virtud
del principio de colaboración procesal no resulta aplicable la máxima nemo

59 FALCON, Enrique, ob.cit. págs.862/863.


60 El art. 388 del CPCCN, dispone:” Si el documento se encontrare en poder de una de las partes,
se le intimará su presentación en el plazo que el juez determine. Cuando por otros elementos de
juicio resultare manifiestamente verosímil su existencia y contenido, la negativa a presentarlo
constituirá presunción en su contra.
61 ARAZI, Roland, expresa que: “Existen cargas en el Derecho sustancial y en el Derecho procesal.

Dentro del primero podemos mencionar, en el contrato de seguro, la denuncia del siniestro en el
plazo estipulado, la de no obrar con reticencia, etcétera (...). Pero es dentro del Derecho Procesal,
y en especial en el proceso civil, donde el tema de las “cargas” adquiere mayor relevancia. Ello así
porque las partes obran dentro del proceso estimuladas por cargas y son pocas las obligaciones”
en “Carga de la Prueba”, Revista de derecho Procesal, “Prueba-I”, Editorial Rubinzal –Culzoni, Año
2005-1, págs.187/188.
tenedur edere contra se, pues cede ante el deber que tienen las partes de actuar
con probidad, lealtad y buena fe en el proceso.
Por supuesto que el documento habrá de allegarse al proceso de un modo
lícito, toda vez que la aducción al proceso del documento debe hacerse de manera
que no se viole el derecho de propiedad que, sobre el mismo, tenga una de las
partes o un tercero; es decir, sin usar violencia, coacción o dolo para obtener el
documento que está legítimamente en poder de otra persona. Caso contrario,
naturalmente, se tratará de una prueba ilícita, porque se estaría violando el
derecho legal que esa persona tiene para conservarlo y decidir si lo presenta o no
al proceso, excepto que se le obligue legalmente a su exhibición, mediante el
procedimiento establecido por la misma ley para ello62.
Dice, Palacio, que la exhibición de los documentos que se encuentran en
poder de las partes figura, para éstas, una carga y no un deber procesal, ya que el
silencio o la negativa del requerido sólo lo expone al riesgo eventual de que se
engendre una presunción adversa a su posición procesal, pero no autoriza la
utilización de medidas compulsivas encaminadas a la apropiación física del
documento ni la aplicación de sanciones de ninguna naturaleza63.
e. La documentación en poder de terceros.
El principio general es que la prueba documental que se encuentra en
poder de otro, siendo admisible como medio de verificación, se debe acompañar al
expediente en el término que ordene la correspondiente intimación judicial (Art.
38964).
Un vez, más, la obligación es de aportar el documento, con la diferencia en este
artículo, que el tercero puede requerir la devolución agregando testimonio del
mismo.
En cuanto a los documentos en poder de terceros, parece claro que
aduciendo únicamente la propiedad exclusiva del documento o que pudiera irrogar
perjuicios o configurar la violación de un secreto, pueden con ello abstenerse de
su presentación.
Exponía Calamandrei, (Derecho procesal Civil, t. 1 pp. 411-412), analizando
el derecho itálico, como consecuencia del principio de autoridad, han sido
introducidas en el nuevo proceso civil numerosas disposiciones con las cuales se
hace más extenso y se sanciona más rigurosamente el deber de los ciudadanos
de ponerse a disposición de los órganos judiciales para colaborar con el logro de
los fines de la justicia. Añade, con cita a Carnelutti, quien habla de un verdadero y
propio deber cívico, en función del cual el interés privado se sacrifica a las

62 CONDORELLI, Epifanio J.L., “Código Procesal Civil de Buenos Aires comentado”, T. 2, Editorial
Zavalía, edición 1988, págs. 294/295.
63 PALACIO, Lino E., ob.cit. págs.427/428)
64 Art. 389 del CPCCN, dispone: “Si el documento que deba reconocerse se encontrare en poder

de tercero, se le intimará para que lo presente. Si lo acompañare, podrá solicitar su oportuna


devolución dejando testimonio en el expediente.
El requerido podrá oponerse a su presentación si el documento fuere de su exclusiva propiedad y
la exhibición pudiera ocasionarle perjuicio.
Ante la oposición formal del tenedor del documento no se insistirá en el requerimiento”.
finalidades superiores de una función pública. Con esto se manifestaría, de una
manera típica la orientación publicística del nuevo proceso65.
f.El cotejo de documentos y su trámite.
Se denomina cotejo, al procedimiento desarrollado bajo la forma de una
pericia caligráfica, que obliga a quien desconoce la firma que se le atribuye, a
seleccionar documentos que se confrontarán con otros a los fines de verificar la
autenticidad.
La base del cotejo debe ser indicada por las partes, con los documentos
que cada uno tenga como indubitables; en cambio, la formación de cuerpo de
escritura es una técnica subsidiaria, procedente si o hay documentos elegidos
como ciertos e indudables por los interesados o por el juez, o bien, si los que
hubiera no fueren suficientes para arribar a una convicción66.
Asimismo, el cotejo en estos documentos, significa o consiste en la
comparación o relación entre dos escritos o documentos, para verificar si la
tipología gráfica (básicamente la firma) es o no la misma en el documento tenido
por auténtico (indubitado) y aquel que se cuestiona67.
En el mismo sentido, el cotejo constituye el acto en cuya virtud se procede,
por peritos, a comparar la firma de un documento impugnado con la puesta en
otros documentos indubitados, a fin de establecer si ellas pertenecen a una misma
persona68.
En este apartado resultan de aplicación las normas de los Arts. 314 y 315
del CCCN, que brindan pautas para la declaración de autenticidad de los
instrumentos privados que se acompañen.
Un supuesto es, que al iniciarse la demanda el actor no ofrezca el cotejo;
posteriormente, el accionado, en su responde, niega la autenticidad de la firma. Es
de preguntarse si en esta hipótesis el actor puede válidamente ofrecerlo con
posterioridad al responde; la respuesta, conforme la doctrina actual, es afirmativa
(Cfr. Doctrina Arts. 34, 36 y 378 CPCCN).
El cotejo como examen y la pericia son los medios específicos de prueba
para determinar la autenticidad de la firma y por ello ambos fueron reputados
necesarios.
Consideramos que de ser posible, no conviene prescindir de la pericia, pero
que de acuerdo al mismo Art. 314 del CCCN 69 , puede sustituirse por otras

65 CONDORELLI, Epifanio J. L. “Código Procesal Civil de Buenos Aires comentado”, T. 2, Editorial


Zavalía, edición 1988, págs. 296/297.
66 GOZAINI, Osvaldo Alfredo, ob. cit. t. II, p. 391.
67 CONDORELLI, Epifanio, J.L., ob. cit. pág. 299.
68 PALACIO, Lino Enrique, ob. cit. pág.446.
69 ARTICULO 314.- Reconocimiento de la firma. Todo aquel contra quien se presente un

instrumento cuya firma se le atribuye debe manifestar si ésta le pertenece. Los herederos pueden
limitarse a mani-festar que ignoran si la firma es o no de su causante. La autenticidad de la firma
puede probarse por cualquier medio. El reconocimiento de la firma importa el reconocimiento del
cuerpo del instrumento privado. El instrumento privado reconocido, o declarado auténtico por
sentencia, o cuya firma está certificada por escribano, no puede ser impugnado por quienes lo
hayan reconocido, excepto por vicios en el acto del reconocimiento. La prueba resultante es
indivisible. El documento signado con la impresión digital vale como principio de prueba por escrito
y puede ser impugnado en su contenido.”.
pruebas, pues la multitudinaria y fluyente manifestación de transacciones
particulares reclama la apertura de todos ellos, incluso en circunstancias en que la
pericia se hace imposible o innecesaria, habiendo otros medios tan eficaces y
legítimos para llegar al mismo resultado70.
La norma contenida en éste artículo prevé el supuesto de que la persona a
quien se le atribuye la firma de un instrumento privado la negare, caso en el cual,
lo mismo que si sus sucesores declararen que no la conocen, corresponde
disponer el cotejo y comparación de la letra.
El cotejo y la comparación deben recaer sobre la firma y no sobre el texto
del instrumento, ya que ante la ausencia de formalidades previstas, para los
instrumentos privados, nada obsta a que el texto haya sido escrito por un tercero.
Excepcionalmente, con relación al testamento ológrafo, el cotejo debe recaer tanto
sobre la letra como sobre la firma, ya que la ley exige para dicha forma
testamentaria la manuscripción.
Entre los otros medios puede recurrirse al examen de los testigos que
hubieren suscripto el instrumento, o de otros testigos que vieron al firmante
escribir o firmar, o tan sólo firmar, o por pericia caligráfica, remitiéndose a la
regulación que se hiciere en el Código de Procedimientos, resultando también
aplicable lo dispuesto por el Art. 319 del CCCN, que instala pautas de valoración
importantes para resolver el enigma.
Se ha sostenido que el cotejo por medio de perito es imprescindible en el
supuesto sobre el que legisla el artículo, pues resulta el medio más seguro para
comprobar la autenticidad de la firma y que sólo podría prescindirse de él si resulta
imposible por falta de escritura indubitada71.
La práctica de la prueba pericial puede cumplirse sobre la base de
documentos que las partes acuerden para la comprobación de autenticidad, así lo
prescribe el Art. 391 del CPCCN72.
Cada uno tiene la oportunidad de señalar cuáles prefiere y sólo ante la
oposición, resuelve el juez en los términos del Art. 393.
Tratándose de firmas registradas en bancos, en protocolos de escribano o
similares, el perito calígrafo es el encargado de las tareas requeridas para su
examen y confrontación, Esas diligencias atañen al experto, a título de carga
inherente a su labor de auxiliar del juez, como integrante de la preparación del
material que ha de servir para elaborar el dictamen73.
En la oportunidad del ofrecimiento de la prueba de cotejo las partes deben
indicar los documentos sobre los cuáles aquél debe versar (Art. 391).

70 FASSI, Santiago C., “Código Procesal Civil y Comercial”, Contado, anotado y concordado, T II,
Editorial Astrea, edición 1975, p.22
71 CIFUENTES, Santos, LAGOMARSINO, Carlos A.R;, ORELLE, José M.; SMITH Juan C;

ZANNONI, Eduardo; “Código Civil y leyes complementarias”, Director Belluscio, Augusto y


Coordinador Zannoni, Eduardo, t 4, editorial Astrea, edición 1982, págs. 667/668.
72 El art. 391 del CPCCN, dispone: “En los escritos a que se refiere el art. 459 las partes indicarán

los documentos que han de servir para la pericia”.


73 GOZAINI, Osvaldo A. ob. cit. t. II, pág. 393.
Los documentos indubitados, son aquellos que el juez selecciona a los efectos de
realización de cotejo, si bien no hay una regla en cuanto a la enumeración, es
obvio que los documentos indubitados son aquellos sobre los que no cabe
ninguna duda de que son auténticos.
En la hipótesis de que medien objeciones formuladas por cualquiera de las
partes con respecto a los documentos indicados por la otra, en ocasión de
designar a los peritos el juez debe disponer que la pericia recaiga sobre ciertos
documentos a los que la ley reconoce el carácter de “indubitados”. Estos son, de
acuerdo con lo dispuesto por el Art. 393 del CPCCN: los siguientes:
1. Las firmas consignadas en documentos auténticos.
2. Los documentos privados reconocidos en juicio por la persona a quien se le
atribuya el que sea objeto de comprobación.
3. El impugnado, en la parte en que haya sido reconocido como cierto por el
litigante a quien perjudique.
4. Las firmas registradas en establecimientos bancarios.
El Art. 394 del CPCCN, prevé la hipótesis de carencia o insuficiencia de
firmas indubitadas para realizar el cotejo y la resuelve en los siguientes términos:
“A falta de documentos indubitados, o siendo ellos insuficientes, el juez podrá
ordenar que la persona a quien se atribuya la letra forme un cuerpo de escritura al
dictado y a requerimiento de los peritos. Esta diligencia se cumplirá en el lugar que
el juez designe, y bajo apercibimiento de que si no compareciere o rehusare
escribir, sin justificar impedimento legítimo, se tendrá por reconocido el
documento74.
Se puede impugnar de falsedad el informe, sosteniendo que no hay
correspondencia entre las constancias o antecedentes consultados y la respuesta
emitida.
La formación del instrumento no es más que la consecución de un medido
idóneo de cotejo para su utilización frente al elemento dubitado. Por ende la
inasistencia del actor a alguna de las audiencias señaladas a ese efecto no posee
utilidad bastante como para hacer presumir su intención de desistir de la solicitud
de concurrencia al control de la producción de la prueba. En cambio si la ausencia
es de quien debe extender la prueba, se presume en su contra dando por
reconocido el documento75.
Una cuestión particular se plantea frente al reconocimiento, dado que
conforme lo prescripto por el Art. 314 del CCCN, el reconocimiento de la firma
importa la autenticidad del contenido de dicho instrumento, lo que supone la
imposibilidad de impugnarlo, salvo, dispone el código, vicios en el acto de
reconocimiento.

74 PALACIO, Lino Enrique, Ob. Cit. pág. 450.


75 GOZAINI, Osvaldo Alfredo, Ob. Cit. pág. 396.
Se hace referencia aquí a los vicios regulados por los Arts. 261, 265/270 el
error, 271/275 el dolo y 276/278 la fuerza o intimidación como vicios de la
voluntad, que tornan nulos dichos instrumentos.
No incluyen aquí las alteraciones o agregados o bien adulteraciones de los
instrumentos, aspecto que fuera analizado en apartados anteriores.
Por su parte, el Art. 314 CCCN indica que la prueba que se produzca es
indivisible, sosteniendo la doctrina que se ha incurrido en un error al incluir tal
efecto.
Ello por cuanto, lo regulado en la primera parte de la norma procura impedir
que el declarante reconozca la firma y niegue el contenido documental, pero la
indivisibilidad expresada genera justamente una consecuencia inversa a la
querida. Asi el principio de indivisibilidad sentado en el art. 424 del CPCCN, obliga
al juez a apreciar la declaración en toda su integridad, determinando que es
indivisible salvo:
1) El confesante invocare hechos impeditivos, modificativos o extintivos, o
absolutamente separables, independientes unos de otros.
2) Las circunstancias calificativas expuestas por quien confiesa fueren
contrarias a UNA (1) presunción legal o inverosímiles.
3) Las modalidades del caso hicieren procedente la divisibilidad.
De esta manera si el firmante reconoce la firma pero formula una reserva
manifestando que el documento ha sido alterado, por el principio de la
indivisibilidad de la confesión solo puede admitirse ese reconocimiento con el
aditamento del declarante, por lo que el juez no podría admitir sin más la
declaración teniendo por reconocido el contenido del instrumento76.
Las posibilidades tecnológicas actuales de alterar un documento requieren
de normas que actúen dinámicamente atendiendo todas las circunstancias, sin
comportarse como preceptos rígidos cuya aplicación sin valoración conlleva a
cometer injusticias, por ende debe priorizarse el derecho a la prueba.

Con esto se concluyen algunas reflexiones en torno al funcionamiento de la


prueba documental en el proceso conforme los lineamientos reglados por nuestro
nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, vanguardista en algunos aspectos,
pero confuso o expuesto a diversas interpretaciones, no difíciles de superar si nos
atenemos al criterio de interpretación de su Art. 2 al que hiciéramos referencia.

76BUERES, Alberto J., Código Civil y Comercial de la Nación y normas complementarias, Análisis
doctrinal y jurisprudencial, hamurabi, 2016, T°1B, ps. 332.

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