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POLICIA NACIONAL DEL PERÚ

ESCUELA NACIONAL DE FORMACIÓN PROFESIONAL POLICIAL


ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR TÉCNICO PROFESIONAL PNP ICA
POLICIA NACIONAL DEL PERÚ

CARRERA: CIENCIAS ADMINISTRATIVAS Y POLICIALES

“DERECHO CONSTITUCIONAL”

PROMOCION: 2022- I
ICA
Escuela de Educación Superior Técnico Profesional PNP
Ica

POLICIA NACIONAL DEL PERÚ


ESCUELA NACIONA DEL FORMACIÓN PROFESIONAL POLICIAL
“Escuela de Educación Superior Técnico Profesional PNP Ica”

SILABO

I. DATOS INFORMATIVOS:

CARRERA PROFESIONAL : Ciencias Administrativas y Policiales


MÓDULO PROFESIONAL : I MÓDULO
UNIDAD DIDÁCTICA : Derechos Constitucional
PERIÓDO ACADÉMICO : 2022-I
N° DE CRÉDITOS :
N° DE HORAS DE LA UD : 64
SECCIONES : 09
FECHA DE INICIO : 27/08/2022
FECHA DE FINALIZACIÓN : 03/12/2022
DOCENTE COORDINADOR :
PROFESION : POLICÍA
GRADO ACADEMICO :

II. SUMILLA:

La Asignatura forma parte del Currículo de Estudios de la Escuela de Educación


Técnico Profesional PNP, siendo de naturaleza teórico – práctico; desarrolla los
fundamentos normativos, se proveerá al estudiante de conceptos elementales, para
luego estudiar los derechos fundamentales contenidos en la Constitución Política del
Perú, realizando además un análisis de cada uno de ellos. Asimismo, se estudiará la
manera de hacer efectiva los procesos Constitucionales contenidas en la Carta
Magna, finalmente los Derechos Humanos ello coadyuvara en su buen desempeño
como Servidor Policial en la Sociedad.

III. UNIDAD DE COMPETENCIA VINCULADA AL MÓDULO

Al finalizar el módulo, el Estudiante estará en la capacidad de:

A. Conocer la labor policial y la democracia en el marco de la Constitución


Política del Perú.

B. Identificar los derechos constitucionales y su aplicación en el ejercicio de la


función policial.

C. Conocer la evolución de la constitución y las garantías constitucionales en la


Carta Magna de 1993.

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IV. INDICADORES DEL LOGRO

A. Asume la importancia que tienen los principios básicos para la organización


de Estado.
B. Valora la importancia de la parte dogmática del texto Constitucional Peruano
de 1993.
C. Diagnostica situaciones en que se atenta contra la vigencia del texto
constitucional peruano de 1993.
D. Aprecia los controles que existen en el estado contra los actos contrarios al
texto constitucional peruano de 1993.
E. Valora la importancia de la jurisdicción constitucional
F. Valora la importancia de los procesos constitucionales en aras de la vigencia
del texto constitucional peruano de 1993.
G. Reconoce la importancia de la vigencia de una jurisdicción supranacional.

V. ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

ELEMENTOS DE LA ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE /


HORAS
CAPACIDAD SESIONES
ACTIVIDAD N° 01
La labor policial y la democracia. Policía
y democracia – la policía en américa 4
latina.

ACTIVIDAD N° 02
Derechos fundamentales y la labor
policial. Derechos de dignidad y libertad
4
personal. Derecho a la vida. Derecho a la
igualdad.
Conocer la labor policial y
la democracia en el ACTIVIDAD N° 03
marco de la Constitución Derecho a la integridad personal.
4
Política del Perú. Libertad personal.

ACTIVIDAD N° 04
Derecho constitucional. Origen del
derecho constitucional. Importancia del
derecho constitucional. Ramas del 4
derecho constitucional. Características
Identificar los derechos del derecho constitucional. Principios.
constitucionales y su Ámbito de aplicación.
aplicación en el ejercicio
ACTIVIDAD N° 05
de la función policial.
Evolución de la constitución peruana.
Estatutos provisorios. Reglamento
4
provisional. Bases de la constitución.
Constitución de 1823, 1826, 1828, 1834.

ACTIVIDAD N° 06
4
Primer Examen Parcial.

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Conocer la evolución de ACTIVIDAD N° 07


la constitución y las Constitución política de 1839, 1856, 4
garantías 1860, 1867, 1933 y 1979.
constitucionales en la ACTIVIDAD N° 08
Carta Magna de 1993. Constitución política de 1993. Estructura 4
de la constitución. Estructura del estado.
ACTIVIDAD N° 09
Derecho constitucional y su relación con
otras ramas del derecho. (Derecho 4
administrativo, civil, penal, procesal
penal)
ACTIVIDAD N° 10
Derecho constitucional y su relación con
otras ramas del derecho. (Derecho 4
tributario, financiero, internacional
público y laboral)
ACTIVIDAD N° 11
Las garantías constitucionales. Habeas
4
corpus. Proceso de amparo. Habeas
data.
ACTIVIDAD N° 12
4
Segundo Examen Parcial.
ACTIVIDAD N° 13
Las garantías constitucionales. Proceso
de inconstitucionalidad. Acción popular. 4
Proceso de cumplimiento. Proceso
competencial.
ACTIVIDAD N° 14
Los regímenes de excepción. los
tratados internacionales de derechos
humanos y la declaratoria de un régimen
4
de excepción. Restricción de los
derechos fundamentales en los
regímenes de excepción. Tipos de
regímenes de excepción.
ACTIVIDAD N° 15
Declaratoria de Estado de emergencia.
Prórroga de estado de emergencia.
Derechos que se restringen durante un 4
estado de emergencia. Declaratoria de
Estado de sitio. Derechos que se
restringen durante un estado de sitio
ACTIVIDAD N° 16
4
Examen Final

VI. RECURSOS DIDÁCTICOS


El docente para el desarrollo de la asignatura empleará los siguientes equipos
y materiales:

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A. EQUIPOS.- Retroproyector, video grabadora, computador, proyector


multimedia.
MATERIALES.- Utilizará separatas, videos a libre elección, para reforzar las
técnicas de enseñanza.

VII. METODOLOGÍA

A. Las técnicas de enseñanza se orientarán a la interacción permanente


docente – alumno, enmarcadas en la cultura participativa, el trabajo en
equipo y el método inductivo-deductivo. Teniendo en consideración las
corrientes pedagógicas como son el aprendizaje significativo y el
constructivismo.

B. Se promoverá la investigación permanente y la exposición de los


conocimientos adquiridos.

C. El desarrollo de los contenidos curriculares será, eminentemente, teórico-


práctico, mediante el empleo de mapas conceptuales y ayudas
audiovisuales.

VIII. EVALUACIÓN

La asistencia a las sesiones teóricas es obligatoria en el 70% y a los Talleres


en el 90%, en caso contrario de no existir justificación alguna por la Sub
Dirección Académica de la Escuela, el Alumno (a) desaprobará la asignatura.

El proceso de evaluación del aprendizaje será permanente, comprenderá:

A. Evaluación Formativa Interactiva, en relación a la participación activa del


Alumno (a) en el aula. El promedio de las intervenciones orales
constituirá Nota de Paso Oral.
B. Evaluación Formativa o de Proceso para comprobar el rendimiento
académico, pronosticar posibilidades de desarrollo y reorientar la
metodología, compromete la realización de:
1. Talleres
2. Exposiciones
3. Dos exámenes escritos parciales (8ª y 13ª semana), enmarcados
en los modelos de la Prueba Objetiva, pudiendo, además, contener
preguntas tipo desarrollo y situación problema, en las que prime el
empleo de la capacidad reflexiva, la correlación de criterios, el
análisis y el pensamiento lógico.
4. Un trabajo de investigación monográfica que se valorará en su
forma, contenido y exposición.
C. Evaluación Sumativa orientada a comprobar el nivel de desarrollo
cognoscitivo, reflexivo y del pensamiento lógico, para lo cual se aplicará
un examen final (18ª semana), de similar característica empleada en los
exámenes parciales.

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D. El Promedio General se calculará en concordancia con las disposiciones


establecidas en el Manual de Régimen de Educación de las Escuelas de
Formación de la PNP, conforme se detalla a continuación:

Promedio General:

PG = PEP (3) + PO (1) + TA (2) +EF (4)


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PEP = Promedio de Exámenes Parciales

PO = Paso Oral

TA = Promedio de Talleres + Trabajo de Investigación


monográfica
EF = Examen Final

IX. FUENTES DE INFORMACIÓN

A. Bibliografía básica
 CASTILLO VILLACORTA, Melanio. La defensa de los Derechos
Humanos. 1era. Edición. Editorial “Nacionalismo y democracia”
 GUTIERREZ GARCIA. La Constitución Política del Perú Comentada. 3
Tomos.
 GARCIA BELAUNDE, Domingo. “Las Constituciones del Perú”
 LASSALLE, Fernando. Teoría de la Constitución.
 PAREJA PAZ SOLDAN, José “LA Constitución y el Derecho
Constitucional Peruano”
 RAMELLA PRADO. “Los Derechos Humanos” Buenos Aires. Ed. Da
Palma 1990.
 ROJAS, Fernando “Los Derechos Humanos en América Latina”

Ica, 12 de agosto del 2022

LABOR POLICIAL Y LA DEMOCRACIA

Policía y democracia.- Hablar de policía en democracia demanda la necesidad


inicial de ahondar en el concepto de policía moderna, el cual tiene sus raíces en el

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modelo de policía anglosajón y surgió en 1829 en el Reino Unido, con la creación de


la Policía Metropolitana de Londres, una organización profesional fundamentada en
los principios de Robert Peel (1829), considerado fundador del concepto de policía
moderna y precursor de la policía de tipo comunitario (Chalom, Léonard,
Vanderschueren & Vézina, 2001, p. 21). Este modelo, característico de los sistemas
policiales occidentales, se instituyó en Europa y posteriormente se extendió a
América, en un contexto político que obligaba a diluir los desórdenes sociales
mediante estrategias alternativas a la represión, pues las prácticas autoritarias y
abusivas que habían caracterizado su accionar, aunque eficientes en algunos casos,
habían dejado de ser aplicables en un entorno en el cual los pilares democráticos se
esgrimían con mayor fuerza.

De esta manera, la represión policial como mecanismo de control de problemas de


seguridad y alteración del orden público dio paso a la instauración de un enfoque de
prevención y trabajo comunitario que enfatizó en la no militarización y la no
sectarización del accionar policial en el ejercicio de sus funciones. Esta nueva
forma de enfrentar los desafíos planteados por la seguridad se instituyó como
solución para proteger a la población y atender sus demandas, así como para lograr
que ésta apoyase y legitimase la existencia del cuerpo policial (Clive, Reinke &
Lévy, 1994).

En consecuencia, la acción policial ejercida por el patrullero de a pie (elemento


clave del modelo de Peel), controlaría los desórdenes públicos y consolidaría un
vínculo de acercamiento y cooperación entre policía y colectividad, necesario
para cumplir sus funciones e incrementar la percepción ciudadana favorable en
torno al desempeño eficiente y legítimo del régimen político en materia de seguridad.
Lograr tal objetivo demandaría, entre otras cosas, la indiscutible necesidad de
disminuir las acciones represivas y, por ende, controlar la medida, la intensidad y la
regularidad con la que la policía hace uso de la fuerza, empleándola como último
recurso y en contadas excepciones cuando la persuasión, el consejo y las
advertencias no den resultado.

Además, legitimar la policía ante los ojos de la sociedad implicaría que ésta “antes
que ser el brazo secular de los tribunales o actuar en nombre de una autoridad
gubernativa dirigista y represiva, permaneciera al servicio de la comunidad y
tuviera como misión esencial garantizar la evolución normal de la misma”
(Vignola, 1983, p.145), reconociendo que el policía es “en primer lugar y antes que
todo, un miembro de la comunidad al cual se le paga para cautelar el bienestar
de sus conciudadanos” (Chalom, Léonard, Vanderschueren & Vézina, 2001, p.21),
de manera que debe configurarse como DEFENSOR DE SUS INTERESES Y
DERECHOS y no como una fuente de violencia, agresión, intranquilidad y
desestabilización al interior de la sociedad.

En consecuencia, la policía en democracia se configura como una institución


pública proveedora del servicio de protección y defensa de los derechos y
libertades de los ciudadanos, el cual debe suministrarse “respetando y adecuando
la actuación policial a la legalidad que enmarca esos mismos derechos y de la que
se derivan el conjunto de las normas regulatorias de su accionar, lo cual
significa que, en un estado democrático de derecho, esta actuación está regida,
siempre y en todo momento, por el principio de legalidad” (Saín, 2003, p.3). De allí

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que deba operar en aras de cumplir con sus funciones, bajo esquemas que
contribuyan a la profundización de los principios democráticos y, por ende, su
accionar debe liberarse de falencias como la opresión, la desigualdad y la injusticia,
tan característicos del desmesurado poder policial y el abrigo de impunidad
conferido en otro tipo de regímenes.
Sin embargo, pese a tener claro el rol fundamental que desempeña la policía en un
régimen democrático, es importante señalar que no es posible esgrimir, desde el
punto de vista organizativo y funcional, un modelo único de policía en democracia
(Oliva, 1994), dado que cada cuerpo policial deberá ajustarse a contextos políticos,
sociales, culturales y económicos singulares y diversos. Por ello, tan solo es posible
hablar de grandes rasgos definitorios de sistemas policiales en democracia
(Couselo, 1999) que plantean cuestionamientos referentes a: ¿cuál es su función en
este tipo de régimen?, ¿a quién pertenecen?, ¿quién debe dirigirlos?, ¿cuándo y en
qué medida deben emplearse?, ¿con qué procedimientos deben operar?, ¿a qué
tipo de controles deben estar supeditados? (Loubet, 2012).

La misión principal de la policía en democracia debe estar orientada a controlar y


prevenir la criminalidad y los desórdenes públicos, ante lo cual, la ausencia de
estos flagelos probaría la eficiencia de su accionar, regido por un absoluto e
imparcial servicio a la ley y a la no usurpación de los poderes del aparato judicial
(Peel,1829). A su vez, como hemos enfatizado anteriormente, dicha misión se
encuentra vinculada con la forma en que el cuerpo policial cumple con sus funciones
dentro de parámetros de respeto por la legalidad y la democracia, poniendo “menos
atención en qué hace y por qué lo hace, y enfatizando más en el cómo lo hace, o
cómo se hace policía o policiamiento” (Tudela, 2007:14).

De allí que Bayley (1985), otro influyente investigador de asuntos relacionados con
la policía que avaló el modelo planteado por Peel (1829), indicara que la policía en
democracia debe instituirse como un servicio público al ser una organización
dirigida y financiada por la comunidad o por el Estado. De esta manera, su
función de abolir la criminalidad, restablecer el orden público y aplicar la coerción
física del Estado, debe fundamentarse en acciones altamente especializadas y
profesionales que eviten la vulneración de los derechos humanos, sobre todo
de aquellos que son exigibles para la actividad política que es el sello de la
democracia. “La democracia no sólo requiere que la policía, la parte armada del
brazo ejecutivo del estado, se restrinja a la ley sino también que ellos hagan un
esfuerzo especial para salvaguardar actividades que son esenciales al ejercicio
de la misma” (Bayley, 2001:13).

En este sentido, la participación ciudadanía que es un componente clave de la


democracia, debe anclarse al modelo de prestación del servicio policial democrático,
lo cual implica hacer de la cooperación y el trabajo conjunto (POLICÍA-
SOCIEDAD CIVIL) el común denominador de la construcción de mejores niveles de
seguridad. Trabajar con y para la ciudadanía, promociona y garantiza el acatamiento
voluntario de la ley, la probabilidad de disminuir el uso de la fuerza física y el respeto
que la población profesa por el cuerpo policial. Así mismo, partiendo del
reconocimiento de que en democracia la sociedad es el trípode de la policía,
resulta indispensable que ésta se encuentre subordinada al control civil y que, en
consecuencia, el componente comunitario sea prioridad tanto en la planeación y la

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ejecución de su servicio como en la rendición de cuentas que realice sobre sus


acciones.

Además, tal como lo indicó Bayley (2001), es necesario que la policía en democracia
este supervisada por mecanismos e instituciones de control variados e
independientes, de orden interno y externo, que garanticen la transparencia en el
ejercicio de sus funciones y disminuyan los incentivos de sus efectivos para actuar
fuera de los parámetros de la ley (accountability), al tiempo que reconozcan su
responsabilidad sobre la calidad de la respuesta ofrecida a las demandas de
los individuos y del colectivo social (responsiveness) que son su prioridad
operacional. En consecuencia, los miembros de la policía en un régimen
democrático deben hacerse responsables personal y directamente de los actos
que en su ejercicio profesional lleven a cabo, infringiendo o vulnerando las
normas legales, los códigos y los reglamentos que rigen su profesión.

Respecto a este asunto, la definición de una doctrina policial democrática resulta


esencial para garantizar que el accionar del cuerpo de seguridad se soporte en un
código de deontología policial aceptable en términos del respeto a los derechos
humanos, que no vulnere el libre y pacífico ejercicio de los mismos y que promueva
la vocación de servicio público, profesional y democrático, en el cual los policías
sean responsables por las infracciones que comenten al derecho, a la constitución y
la ley y que, en consecuencia, deban responder ante las instancias de control y ante
la comunidad por los efectos derivados de las estrategias que utilizan para cumplir
con sus funciones (Rico, 1983; Rico y Salas, 1988; Tudela, 2007; Frühling, 2001).

Finalmente, es importante enfatizar en la necesaria desmilitarización de la policía


en un sistema democrático. La importancia de este elemento radica en el hecho
de que en democracia la policía encuentra su razón de ser en el servicio a la
comunidad, soportado en una doctrina que promueve el uso limitado de la fuerza y
la implementación de procesos de prevención y mediación que complementan sus
acciones de control y persecución policial, lo cual resulta incompatible con la
antagónica doctrina militar en la que prima el exterminio del enemigo, la lucha, el
combate, la formación para la guerra y, en gran parte de los casos, los privilegios del
fuero militar.

Los esfuerzos normativos, internos y externos, desarrollados para promover la


consolidación de los principios elementales de un cuerpo policial coherente con los
principios democráticos son bastos y necesarios, en medio de un escenario casi
generalizado de Estados que se declaran democráticos. Por ello, diversas
organizaciones intergubernamentales han diseñado normas que apuntan a tal fin,
tras reconocer el papel determinante que la institución policial juega en la protección
del Estado de Derecho y del régimen democrático.

En términos generales dicha normatividad, que se esgrime como marco de


referencia para el diseño de códigos de policía en diversos países del mundo que
pretenden impulsar la conformación de cuerpos policiales democráticos, refuerza los
principios enunciados anteriormente con el fin de promover el “Good Policing” o
“buen policiamiento”, como es el caso de vincular a la policía con: el servicio a la
comunidad; la protección de las personas; la responsabilidad; la integralidad, el
profesionalismo; la asistencia a los ciudadanos por razones de cualquier índole; el

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respeto y la protección de la dignidad humana; la defensa de los derechos humanos


4 ; el uso limitado y excepcional de la fuerza5 ; el uso de armas de fuego como
medida extrema6; el carácter confidencial de la información que manejan; la
tolerancia cero frente a actos de tortura o penas crueles, inhumanas y degradantes;
la garantia de la salud de las personas que están bajo su custodia; la lucha contra la
corrupción institucional; la oposición total a la violación de la ley; la subordinación a
la auditoria o el control externo por parte de la comunidad, la preservación de la vida
humana y el acercamiento y el trabajo conjunto con la población.

Recapitulando lo anterior, es posible afirmar que en democracia la policía tiene el


deber de garantizar el mantenimiento de la tranquilidad pública y el respeto de la ley
y del orden social, mediante el combate y la prevención de la criminalidad y la
delincuencia. Así mismo, es su deber asistir a la población en las necesidades de
diversa índole (económica, social, familiar, personal) que le aquejen y que
demanden atención inmediata. Para ello, su accionar debe ante todo proteger y
respetar las libertades y los derechos fundamentales de los individuos consagrados
constitucionalmente, respetando el derecho de cualquier persona a la vida, de
manera que pueda mantener buenas relaciones con la población y apoyarse en su
cooperación para cumplir de manera más eficiente su labor.

La policía en democracia debe estar dispuesta a proporcionar a los ciudadanos


informaciones objetivas sobre sus actividades, sin desvelar por ello informaciones
confidenciales. A su vez, debe estar “sujeta a doble escrutinio, es decir, no sólo se
enmarca en mandatos legales y/o reglamentarios, sino que también en las normas
que rigen los derechos y obligaciones de las personas y que resguardan su
seguridad” (Tudela, 2007, p.19). Es precisamente ese componente de
responsabilidad, control institucional y rendición de cuentas lo que la ancla al “buen
gobierno” y determina su necesario compromiso y vocación social y política.

Así mismo, la policía en democracia, al ser concebida como servicio público que
debe promover el “buen gobierno”, garantizado por la aplicación de un código de
deontología policial, asume y está convencida de que la legitimidad social es clave
en la función policial y, a consecuencia de aquello, considera y facilita la
participación de todos los miembros del servicio y del conjunto de la población en la
elaboración de sus estrategias de acción.

Desde luego, lograr que la policía esté plenamente inserta en el sistema democrático
demanda la necesidad de promover una formación policial soportada en contenidos
de democracia, Estado de Derecho y protección de los derechos humanos, así como
la promoción de una “doctrina civil (desmilitarización del servicio) que privilegie su rol
junto a la ciudadanía, evitando actuaciones que la alejan de su misión fundamental y
del respeto y promoción de los derechos humanos y civiles” (Tudela. 2007, p.19).

La policía en América Latina

En América Latina el Estado ha sido un actor fundamental en la generación de


violencia (Cruz, 2010). A lo largo del siglo XX las fuerzas de seguridad participaron
en la vida política de los países operando al servicio de la defensa de los intereses
de la burguesía, convirtiéndose en garantes del mantenimiento del statu quo

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mediante la represión de movimientos sociales y ataques constantes a la población


civil, la cual desde los años 20 comenzó a organizarse de manera insipiente para
generar presión en torno a exigencias económicas, políticas, sociales y laborales
que transformaran sus paupérrimas condiciones de vida y que posteriormente,
encubó los ideales comunistas e hizo de la lucha armada un mecanismo de presión
para lograr dichas reestructuraciones (Cruz, 2010; Dahl, 2002).

El surgimiento de la amenaza comunista justificó la implementación de la Doctrina


de Seguridad Nacional (DSN) auspiciada por Estados Unidos, la cual durante la
segunda mitad de siglo XX profesionalizó a los policías y militares de la región en
técnicas de contrainsurgencia y sirvió de sostén ideológico a las dictaduras
latinoamericanas caracterizadas por una constante violación de derechos humanos.
Esta política, que unificó las acciones represivas en la región mediante los
denominados “Plan Cóndor” en Suramérica y “Operación Charlie” en Centroamérica,
le asignó a los cuerpos de seguridad el rol principal de defender un modelo político y
económico incompatible con el comunismo, mediante la opresión y la represión no
solo de los insurgentes o rebeldes armados, sino también de todas aquellas
personas que simpatizaban o propagaban ideas en contra del gobierno, o podría
llegar a hacerlo.

En este sentido, la instauración de prolongados gobiernos militares o de


democracias débiles en la región, que instrumentalizaron al cuerpo de seguridad
para defenderse de las amenazas civiles, políticas o subversivas que se
encontraban vigentes, explica el predominio de un modelo policial de corte represivo,
militarizado, centralizado y politizado durante gran parte del siglo XX en América
Latina. En consecuencia, las policías latinoamericanas no se instituyeron ante la
sociedad como garantes y defensoras de sus derechos, sino como fuente de
vulneración de los mismos, debido a que su desempeño se caracterizó por el uso
desbordado de la fuerza, el abuso de autoridad, la corrupción, la arbitrariedad y la
promoción de desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales e infinidad de
masacres que fueron cometidas “en total impunidad y en absoluta transgresión de
las leyes más elementales de la convivencia humana” (Molina, 1998, p.65), como
método de control político y social.

No obstante, en la década de los 90 esta región del mundo comenzó a experimentar


un desafío mayúsculo, la transición hacia un modelo de policía en democracia 7 .
“Reformar o restructurar un cuerpo policial no es, ni ha sido nunca, tarea fácil.
Históricamente, las reformas policiales sólo son asumidas por un gobierno cuando la
situación de corrupción, incompetencia e incapacidad por parte de una policía para
controlar la criminalidad y atender adecuadamente las necesidades de la ciudadanía
en esas materias, ha llegado a un estado de crisis” (Casas, 2005, p.3).

La transición policial en América Latina, que implicaba superar la aguda crisis


institucional caracterizada por el fuerte desprestigio y la poca legitimidad de las
policías, estuvo auspiciada, según Frühling (2003), por la convergencia de tres
factores claves: la tercera ola de democratización, las transformaciones
experimentadas por el Estado y el deterioro de los índices de seguridad.

La tercera ola de democratización no solo removió a los militares del poder sino que
además generó un cambio en el nuevo paradigma sobre el concepto de seguridad,

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vinculándola principalmente con los objetivos del Estado de Derecho y no solo con
las necesidades de la seguridad nacional, la contención de la amenaza comunista o
la protección arbitraria de los intereses de las elites.

Los regímenes democráticos permitieron expresar críticas frente a los abusos


policiales que habían proliferado en los regímenes autoritarios anteriores, surgiendo
así un significativo número de estudios que revelaron no sólo la gravedad de las
infracciones presuntamente cometidas por los policías, sino también la falta de
operancia del control administrativo interno de la conducta policial (Mesquita y Stella,
1998; Fuentes, 2000, 2004). De ésta manera el nuevo ambiente de democratización,
debate y señalamiento, impulsó la transformación de los sistemas de justicia
criminal, las reformas policiales y la aprobación de nuevas leyes y códigos penales
en la región.

Por su parte, las transformaciones que experimentó el Estado en cuanto a su


tamaño, procesos de descentralización, políticas de privatización y establecimiento
de mecanismos de rendición de cuentas, comenzaron a ser parte fundamental de la
filosofía y la razón de ser del ejercicio administrativo, buscando implementar
principios de administración empresarial a la gestión policial. “Las organizaciones
públicas, enfatizaron cada vez más en la prestación de servicios al consumidor, la
atención a los valores y expectativas del ciudadano, la evaluación de la calidad del
servicio prestado y la integración y participación de los consumidores o ciudadanos
en la formulación, implementación y evaluación de las acciones de la organización”
(Mesquita y Stella, 2001:17).

LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y LA LABOR POLICIAL

DERECHOS DE DIGNIDAD Y LIBERTAD PERSONAL

CONCEPTO.-La preocupación por la dignidad de la persona humana surge a partir


de la violencia desplegada por el Estado y por particulares durante las dictaduras
que Latinoamérica vivió en las décadas de 1960 y 1970, así como las matanzas y
genocidios de la primera y la segunda guerra mundial. Estos hechos han generado
la conciencia universal de que antes que los fines del Estado, e inclusive de la propia
sociedad, debe anteponerse la defensa y el desarrollo de la persona y su dignidad.
En dicho contexto, se entiende a la dignidad como un valor supremo de la
constitución que, además de fundamentar los diferentes derechos humanos o
fundamentales que se le reconocen a la persona, delimita y orienta los fines que el
Estado debe cumplir. También se puede entender a la dignidad como el principio
constitucional en virtud del cual el Estado debe estar al servicio de la defensa de la
persona y de su más pleno desarrollo y bienestar. En dicho sentido, el artículo 1 de
nuestra constitución establece que «La defensa de la persona humana y el respeto
de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado».
Ahora bien, como derecho, la dignidad supone la consideración de la persona como
fin en sí mismo y no como un medio. En otras palabras, entraña la prohibición de
tratar al ser humano como instrumento para la consecución de fines ajenos a su
propio desarrollo y bienestar. Por ello se prohíbe al Estado y a los particulares
instrumentalizar a la persona humana, en vista que de que esta debe ser
considerada como un fin en sí mismo, como sujeto autónomo y libre pleno de
derechos y deberes, y no como objeto.

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Asimismo, la dignidad supone la imposición de una serie de deberes vinculados con


la promoción y desarrollo pleno de la persona, en tanto se entiende que el ser
humano no se desarrolla con dignidad de manera aislada sino en un determinado
contexto social, económico y político. Para ello, corresponde al Estado —y también a
los particulares— generar un entorno institucional y social adecuado al respeto y
promoción de la persona y de su dignidad.

ALCANCE

Como todo derecho fundamental, la dignidad tiene dos ámbitos o dimensiones: una
subjetiva, vinculada a la persona de manera individual, en tanto titular del derecho; y
otra dimensión objetiva, pues la dignidad se constituye como un principio y un valor
que informa la acción del Estado, así como el ordenamiento jurídico.
En dicho sentido, como derecho de la persona —ámbito subjetivo—, deberemos
tener en cuenta las específicas circunstancias en las que el derecho a la dignidad
podría verse afectado, de modo tal que cuando se aprecie la instrumentalización de
una persona en una situación concreta para el logro de fines ajenos a su propia
voluntad, estaremos frente a la lesión de su dignidad.

Como valor y principio objetivo del ordenamiento, la dignidad de la persona cumple


ciertas funciones. En primer lugar, la dignidad sirve de fundamento a los demás
derechos fundamentales de la persona que la constitución reconoce de forma
expresa e implícita. Luego, la dignidad se constituye como un principio de
interpretación de las normas constitucionales y legales, además de ser un elemento
para la integración jurídica en caso de vacíos o deficiencias de la regulación legal y
reglamentaria.
De otro lado, el respeto, la promoción y garantía de la dignidad resultan exigibles al
Estado (eficacia vertical) y a los particulares (eficacia horizontal), imponiendo dos
tipos de deberes, en tanto corresponde al Estado no lesionar (deber negativo) la
integridad de la persona y sus derechos, tanto en su aspecto psicosomático como
moral, de modo tal que la dignidad no resulte afectada por actos estatales; y de otro
lado, supone la obligación del Estado de promover el máximo y pleno desarrollo de
la persona, a fin de que su dignidad se vea realizada en los hechos (deber positivo).
Cabe agregar que los deberes de respeto (o no lesión) y de promoción de la
dignidad resultan exigibles también al propio titular del derecho a la dignidad como a
las demás personas.

CONTENIDO
En relación al contenido del derecho a la dignidad, es decir, aquello que se puede
hacer o exigir al amparo del mismo, se puede identificar un núcleo básico o esencial
constituido por la prohibición de instrumentalización de la persona (sentido negativo),
así como un deber de promoción de su máxima realización posible, considerando las
circunstancias de hecho y de derecho existentes (sentido positivo). Resulta evidente
que el primer obligado es el Estado, pero dichas obligaciones también resultan
exigibles a los sujetos privados.

La dignidad como derecho tiene como una de sus notas esenciales el ser un
derecho relacional, es decir, que su afectación se evidencia a través de la afectación
de otros derechos fundamentales.

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En dicho sentido, se ha reconocido que existe lesión al derecho de dignidad


vinculado con la prohibición de tratos crueles y degradantes (como las inadecuadas
condiciones de seguridad y salubridad en las cárceles, cuando los establecimientos
penitenciarios están tan alejados que los reclusos no pueden tener visitas de sus
familiares), con el derecho a la salud (cuando se niega un tratamiento de
medicamentos antirretrovirales a un paciente con VIH), con el derecho al medio
ambiente adecuado (pues dentro de un entorno contaminado no se puede llevar un
vida saludable y digna), con el derecho a la pensión mínima (en tanto el goce y
disfrute de una pensión mínima posibilita, a quien ya no puede valerse por sí mismo,
el poder adquirir y acceder a bienes y servicios básicos), con el derecho a la
seguridad social (en tanto se impida al acceso a los diferentes sistemas que tienen
por objeto el tratamiento de los riesgos
—accidentes, enfermedades— que puedan afectar la vida o la salud de la persona),
con el mandato de no discriminación (cuando se despide a una trabajadora
embarazada por su estado de gravidez o cuando los anuncios de empleo exigen
determinadas características físicas —buena presencia, por ejemplo— que
esconden una discriminación por motivos raciales), e incluso con el derecho a la
identidad personal (cuando no se reconoce la identidad sexual de transexuales en el
documento nacional de identidad), entre otros.

LÍMITES
Ningún derecho fundamental es absoluto, todo derecho fundamental es limitado. Ello
se debe a que en la convivencia social todas las personas, sin exclusión, son sujetos
titulares de derechos, por lo cual la dignidad
—en tanto derecho que puede ser titularizado por cualquier persona— puede en
determinadas ocasiones ser un derecho titularizado por más de

una persona. En tal caso, los diferentes derechos involucrados deberán ser
armonizados a fin de hacer posible la convivencia social pacífica. El titular del
derecho tiene también un límite que consiste en ejercer el derecho a la dignidad de
forma razonable y proporcional. Para ello se utilizan determinadas técnicas: el
principio de concordancia práctica, que ordena armonizar en una situación concreta
los diferentes bienes y derechos en conflicto, de modo tal que se optimice el ejercicio
de los bienes y derechos en conflicto; y el principio de proporcionalidad, mediante el
cual se determina la adecuación, necesidad y proporcionalidad de medidas
legislativas, administrativas y judiciales que intervienen en derechos fundamentales.
Ambas técnicas buscan armonizar el contenido de los diferentes derechos
involucrados.

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JURISPRUDENCIA

Exp. N° Hechos relevantes del caso Relación del caso con el


derecho
Marisol Venturo Ríos El Tribunal Constitucional
interpone demanda de declara fundada la demanda.
hábeas corpus con- tra el Sostiene que el régimen
INPE por afectación de sus penitenciario busca la rein-
derechos a la integridad serción social del interno, por lo
personal y no discriminación que es contrario a que los
0004-2006-AI
por género. Señala que internos sean tra- tados como
estuvo recibiendo el cosas o instrumentos, por ello
beneficio penitenciario de «no solo no pueden ser
visita íntima, pero que sometidos a tortura, tratos
desde la dación del Decreto crueles, inhumanos o
Legislativo 927 se le degradantes, sino tampoco a
denegó dicho beneficio bajo restriccio- nes que no sean las
el argumento de que las que resulten nece- sariamente de
conde- nadas por las propias condiciones de la
terrorismo, como la privación de la libertad. Por ello,
demandante, no tenían el Estado debe garantizar el
derecho a dicho beneficio. respeto pleno de la dignidad de
estas personas en las mismas
condiciones aplicables a las
personas libres» (fundamento 9).

Exp. N° Hechos relevantes del caso Relación del caso con el derecho
El Sindicato Unificado de En la sentencia se señala que la
Traba- jadores de la terce- rización fraudulenta
Electricidad y Activi- dades instrumentaliza la dignidad de los
Conexas de Lima y Callao trabajadores, ya que busca
(SUTREL) interpone aumentar las ganancias de la
demanda de amparo contra empresa en perjuicio de los
la Empresa de Distribución derechos de los trabajadores
02111-2010-PA Eléctrica de Lima Norte - afectados con la tercerización. En
EDELNOR S.A.A. dicho sentido, en el fundamento
y contra la Compañía 15 de la sentencia se lee lo
Ame- ricana de siguiente: «en este caso
Multiservicios Perú desaparece la finalidad
- CAM PERÚ S.R.L. Señala constitucional y legal que justifica la
en su demanda que intervención en los derechos
ELDELNOR y CAM PERÚ fundamentales de los
suscribieron una trabajadores, que

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tercerización fraudulenta inevitablemente se produce con


que perjudica los derechos la utilización de la tercerización,
de sus afiliados, por lo que sino porque la finalidad oculta tras
solicita que sus afiliados el fraude en la subcontratación
sean incorporados a la representa un supuesto de
planilla de EDELNOR. instrumentalización de la dignidad
de los trabajadores, inad- misible
en el Estado Constitucional».

DERECHO A LA VIDA

CONCEPTO
El derecho a la vida supone la protección que el Estado dispensa a la existencia de
la persona. Por ello, el artículo 2 inciso 1 de la constitución señala que toda persona
tiene derecho «a la vida […]».
Debe diferenciarse entre la vida como hecho existencial, y su protección jurídica por
parte del Estado a través del reconocimiento constitucional y garantía del derecho a
la vida. La vida como un hecho tangible que se constata a través de los sentidos se
constituye en presupuesto fundamental del ejercicio de los demás derechos
fundamentales. Por ello, no existe controversia en torno a que el derecho a la vida
protege al ser humano desde su nacimiento y hasta el momento en que este deja de
existir, siempre que el fin de la vida se deba a causas, si cabe, regulares como la
muerte o una enfermedad que no puede ser curada por la ciencia médica.
La vida antes del nacimiento, que es un hecho constatable, es decir, la vida del
concebido, también puede ser objeto de protección como parte del derecho a la vida.
En esa dirección la parte final del inciso 1 del artículo 2 establece que «el concebido
es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece». No obstante, su protección no es
absoluta. Por ello, nuestro ordenamiento legal permite la interrupción del embarazo
cuando está en riesgo la vida o la salud de la madre gestante.
Más aún, como los derechos y libertades reconocidos por la constitución se
interpretan de conformidad con los tratados de derechos humanos y la interpretación
de sus órganos de protección, cabe señalar que la Corte Interamericana de
Derechos Humanos ha establecido que la protección jurídica del concebido empieza
a partir de la anidación del huevo o cigoto en el útero materno y no de la fecundación
del óvulo por el espermatozoide (caso Artavia Murillo vs. Costa Rica).

ALCANCES
La vida se constituye como un derecho a no ser privado arbitrariamente de ella. Es
decir, el derecho a la vida protege a la persona de cualquier intervención no
justificada que pretenda la privación de su existencia. Por ello el Estado, a través de
las normas penales, sanciona los atentados a la vida, y a través de una serie de

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instituciones, como la Policía Nacional, el Ministerio Público o el Poder Judicial,


busca brindarle y garantizar su defensa.
Complementariamente, el derecho a la vida no solo supone su respeto o no agresión
sino también —dada su dimensión institucional como principio y valor del
ordenamiento— el de vivirla con dignidad, es decir, con un mínimo de condiciones
que hagan del tránsito que tiene la persona en este mundo una oportunidad de
realizarse, conforme a su personal proyecto de vida.
Esta dimensión institucional del derecho a la vida impone al Estado una serie de
obligaciones para que brinde y garantice esas condiciones que permitan el pleno
desarrollo de la persona, como podrían ser centros y servicios de salud, programas
de alimentación, nutrición, protección del ambiente, servicios de protección de la
seguridad personal (cuerpos de policía), entre otros.

CONTENIDO
El derecho a la vida supone dos contenidos básicos: el derecho a tener y vivir una
vida en condiciones dignas y el derecho a no ser privado arbitrariamente de ella.
Ambos contenidos se complementan mutuamente y deben evaluarse en conjunto.
Ello por cuanto si bien la no privación arbitraria de la vida supone dejar que la
persona viva desde su nacimiento hasta su muerte sin ningún tipo de intervención o
lesión, tal perspectiva es insuficiente, dado que existen situaciones de abandono —
de niños, adolescentes, mujeres y ancianos— frente a las cuales la comunidad y el
Estado proveen una especial protección, según dispone el artículo 4 de la
constitución. Por ello, el derecho a no ser privado de la vida de manera arbitraria
supone la obligación del Estado de promover condiciones y establecer instituciones
de solidaridad que acojan, por ejemplo, a los niños o ancianos en situación de
abandono, debido a que resultan incompatibles con la dignidad de las personas —
valor superior del ordenamiento— las situaciones de indigencia o abandono que
ponen en sus vidas.
El derecho a no ser privado de la vida supone un reconocimiento formal y el deber
de abstención por parte del Estado. Sin embargo, resulta incompatible con la
dignidad vivir sin contar con las condiciones necesarias para poder desarrollar un
personal proyecto de vida. Esto supone tener alimentación, vivienda, educación,
servicios de salud, servicios de seguridad, entre otras condiciones que permitan la
existencia en condiciones compatibles con una vida digna.

LÍMITES
El derecho a la vida no es un derecho absoluto; por ello existen situaciones en las
que el derecho puede ser limitado. En dicho sentido tenemos el ejercicio de la
legítima defensa, la interrupción del embarazo o aborto, y la pena de muerte.
Si bien está prohibida la privación arbitraria de la vida, cuando una persona pone en
riesgo la vida de otra nuestro ordenamiento considera que estaría justificado que el
afectado, en ejercicio de la legítima defensa de su propia vida pueda incluso privar al
agresor de su vida. Tal situación no es sancionada por el ordenamiento cuando se
reúnen una serie de circunstancias o condiciones: que el ejercicio de la fuerza de

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defensa sea directamente proporcional a la fuerza agresora y que la privación de la


vida del agresor haya sido la única alternativa posible para conservar la propia vida.
Por ello, se descartan situaciones en las que, por ejemplo, frente a una agresión sin
armas se emplee para la defensa un arma de fuego o un objeto punzocortante. A
pesar de lo señalado, el juez evaluará caso por caso si el ejercicio de la defensa fue
legítimo cuando se ha privado de la vida al agresor.
De otro lado, nuestro ordenamiento permite la interrupción voluntaria del embarazo
cuando este pone en grave riesgo la vida de la madre. Por ello, el Código Penal en
su artículo 119 exime de responsabilidad penal al aborto terapéutico en los términos
siguientes: «No es punible el aborto practicado por un médico con el consentimiento
de la mujer embarazada o de su representante legal, si lo tuviere, cuando es el único
medio para salvar la vida de la gestante o para evitar en su salud un mal grave y
permanente».
Sin embargo, existen discusiones en torno a despenalizar otros tipos de aborto, tales
como el embarazo que es consecuencia de una violación sexual (aborto ético) o
cuando se ha determinado médicamente que la vida del feto no es viable fuera del
útero materno (aborto eugenésico).
Por otro lado, en relación con la pena de muerte, la constitución de 1993 establece
en su artículo 140 que «La pena de muerte solo puede aplicarse por el delito de
traición a la Patria en caso de guerra, y el de terrorismo, conforme a las leyes y a los
tratados de los que el Perú es parte obligada». A pesar de que su ámbito de
aplicación es excepcional, lo cierto es que dicha disposición sujeta su ejecución al
respeto de los tratados ratificados por el Perú, especialmente los tratados sobre
derechos humanos, entre los que tenemos la Convención Americana de Derechos
Humanos.
La Convención en el numeral 3 de su artículo 4 establece que: «No se restablecerá
la pena de muerte en los Estados que la han abolido». Esta disposición empezó a
regir en nuestro ordenamiento con la entrada en vigencia de la constitución de 1979,
pues su décimo sexta disposición general y transitoria dispuso la ratificación de la
referida convención, razón por la cual la disposición contenida en el artículo 140 de
la constitución de 1993 sería contraria a la Convención Americana. Por ello, dicha
disposición resultaría inválida y no debería aplicarse en ningún tipo de situación,
pues el Perú podría incurrir en responsabilidad internacional.

JURISPRUDENCIA

Hechos relevantes del


Exp. N° caso Relación del caso con el derecho

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Susana Chávez Alvarado El Tribunal, a partir de la prueba


y otras interponen acompa- ñada, constató que el
demanda de MINSA no cumplía con los mandatos
cumplimiento contra el de informar sobre la AOE, así como
Ministerio de Salud proporcionar el referido
07435-2006-PC (MINSA) a fin de que se anticonceptivo en sus
dé cumplimiento a las establecimientos, por lo que declaró
Reso- luciones fundada la demanda, ordenando al
Ministeriales 465- 99- MINSA la entrega gratuita del referido
SA/DM y 399-2001-SA/ anticonceptivo de emergencia.
DM, se garantice la
provi- sión e información
sobre el anticonceptivo
oral de emergencia
(AOE) en todos los
establecimientos de salud
a su cargo.
En el caso se cuestiona El Tribunal Constitucional considera
el método de que no existiendo consenso en
anticoncepción oral de torno a los efectos abortivos de la
02005-2009-PA emergencia por el cual píldora del día siguiente, en virtud al
el Ministerio de Salud principio en favor de la persona,
(MINSA) reparte gratui- dispuso prohibir al MINSA repartir la
tamente las píldora, a fin de proteger la vida del
denominadas concebido.
«píldoras del día
siguiente» que
interrumpirían el pro-
ceso de anidación del
óvulo fecundado en el
útero.

Hechos relevantes del


Exp. N° caso Relación del caso con el derecho

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En el caso se cuestiona Uno de los temas resueltos por la


la decisión de la Sala Corte Interamericana de Derechos
Consti- tucional de Costa Humanos fue determinar si el artículo
Rica, que declara 4.1 de la Conven- ción Americana de
inconstitucional un decreto Derechos Humanos, que protege el
del Poder Ejecutivo de derecho a la vida, protege también al
1995 que permitía la embrión fecundado pero no anidado
fecundación in vitro. La en el útero materno. Al respecto, la
decisión sostenía que la Corte señaló que «[…] el embrión no
Artavia Murillo fecundación in vitro puede ser entendido como persona
vs. Costa Rica ponía en riesgo la vida, para efectos del artículo 4.1 de la
por cuanto en el Convención Americana. Asimismo,
procedimiento se des- luego de un análi- sis de las bases
cartaba el uso de científicas disponibles, la Corte
embriones fecundados. concluyó que la concepción, en el
sentido del artículo 4.1 tiene lugar
desde el momento en que el embrión
se implanta en el útero, razón por la
cual antes de este evento no habría
lugar a la aplicación del artículo 4 de
la Convención. Además, es posible
concluir de las palabras «en general»
que la protección del derecho a la vida
con arreglo a dicha disposición no es
absoluta, sino es gradual e incremental
según su desa- rrollo, debido a que no
constituye un deber absoluto e
incondicional, sino que implica
entender la procedencia de excepciones
a la regla general» (fundamento 264).

DERECHO A LA IGUALDAD
CONCEPTO
Todas las personas somos diferentes en nuestras características psicosomáti- cas,
algunos somos más altos que otros, con la tez más oscura o más clara, con
diferentes tipos de cabello y formas de caminar, varones o mujeres, con
orientaciones sexuales diferentes. No obstante, todos compartimos algo en común:
nuestra dignidad como personas, así como nuestra capacidad de raciocinio y de
vincularnos en igualdad de condiciones con los demás seres humanos.
Estas características esenciales y connaturales al ser humano es lo que nos permite
afirmar que a pesar de las diferencias físicas, psíquicas o espirituales que tengamos,
todos somos iguales en dignidad y derechos.

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Por ello, el artículo 2 inciso 2 de la constitución reconoce que toda persona tiene
derecho a la igualdad ante la ley y que nadie debe ser discriminado por motivos de
raza, sexo, origen, religión, condición económica o social, etcétera.
El Estado reconoce a todas las personas como iguales y por ello prohíbe toda forma
de discriminación o de tratamiento diferente no justificado. Precisamente, el derecho
a la igualdad se basa en la máxima que ordena tratar igual a los iguales y desigual a
los desiguales. Por cuanto, si bien todos somos iguales en dignidad y derechos,
nuestras diferencias pueden justificar tratamientos diferenciados en función de
nuestras propias capacidades y aptitudes con la finalidad de superar las
desigualdades psicológicas y físicas. Las desigualdades muchas veces se
constituyen en obstáculos que no permiten el adecuado desarrollo de la persona ni
el despliegue de todas sus capacidades. Por ello, según el artículo 103 de la
constitución, pueden expedirse leyes especiales porque así lo exige la naturaleza de
las cosas, pero no por la diferencia entre las personas.

El derecho a la igualdad se traduce en un mandato de no discrimina- ción: todas las


personas son iguales ante la ley y no deben ser discriminadas por su raza, sexo,
origen, religión, condición económica o de cualquier otra índole.
Este mandato de no discriminación se traduce en una prohibición de tratamientos
diferenciados no justificados entre las personas. Esta prohibición resulta exigible en
primer lugar al Estado, pero también a los sujetos privados en cualquier tipo de
relación.
Por ejemplo, en las relaciones familiares no se podría discriminar entre hijos nacidos
dentro o fuera del matrimonio, otorgando mejores cuidados por parte de los padres a
los primeros en detrimento de los segundos. En algún momento la legislación civil
(Código Civil de 1936) establecía menores derechos legales a los hijos nacidos fuera
del matrimonio, lo que resultaba notoriamente una discriminación legal inadmisible
porque lesionaba el derecho de igualdad. En esa misma dirección, a partir del
derecho de igualdad tanto el padre como la madre tienen las mismas obligaciones
respecto del sustento o alimento, vestido, recreación, educación y la protección de la
salud de los hijos.
En la jurisprudencia se han registrado casos en que algunas asociaciones elitistas y
conservadoras, en su estatuto y reglamentos internos, han mantenido
diferenciaciones no justificadas vinculadas al ingreso a clubes recreacionales, pues
se establecía un discriminación entre los hijos consanguíneos y no consanguíneos
del asociado —antiguamente denominados hijastros o hijastras—, de modo tal que
se limitaba el acceso de los segundos al club (sentencia del EXP 09332-2006-PA,
caso Reynaldo Shols Pérez).
En el ámbito laboral, una persona sana podría realizar, en principio, todo tipo de
labor, como cargar materiales pesados en construcción civil o trabajar en las alturas
o a muchos metros de profundidad bajo tierra, como sucede con la minería de
socavón. Sin embargo, una persona que no tenga un buen estado de salud, como es
el caso si por ejemplo se sufre de asma, claustrofobia o se tienen lesiones físicas, o
que esté discapacitada por alguna circunstancia, sea de nacimiento o por algún
accidente, no podría desempeñar el mismo tipo de labor.

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De igual manera, los establecimientos comerciales suelen distinguir entre ambientes


para fumadores y no fumadores. Dicha diferenciación se justificaría en el hecho de
proteger la salud de los usuarios o consumidores que no son fumadores.
A partir de la idea de igualdad se puede entender que todo tratamiento diferenciado
que no esté debidamente justificado resulta discriminatorio y, por tanto, prohibido por
el ordenamiento jurídico. Asimismo, no todo tratamiento diferenciado entre las
personas estaría prohibido, ya que existirían diferencias relevantes entre ellas que
harían injusto tratar de forma idéntica situaciones que, en los hechos, son diferentes.

ALCANCES
El derecho a la igualdad en nuestro ordenamiento jurídico se constituye como un
derecho-principio y tiene un doble carácter: subjetivo y objetivo. Como derecho
subjetivo supone el derecho a la idéntica dignidad entre todos los ciudadanos para
ser tratados de igual modo en la ley. Como derecho objetivo supone la obligación, a
cargo del Estado y de los particulares, de no discriminar entre las personas, lo que
no impide brindarles tratamientos diferenciados, siempre que dicho tratamiento esté
justificado en razones objetivas.
Este derecho a no ser objeto de discriminación por razones proscritas por la
constitución —origen étnico o cultural, idioma, religión, opinión, raza, condición
social y económica, género u orientación sexual— o por el ejercicio de otros
derechos fundamentales —acceso al empleo, la libertad sindical, el libre desarrollo
de la personalidad, entre otros— supone una facultad que los individuos titularizan
frente a las autoridades públicas—legislador, administración, juez— y frente a los
particulares.
A modo de ejemplo, podría considerarse como discriminatorio el otorgamiento de
puntos adicionales en el marco de una licitación pública por ser nacional, lo que
perjudica a los inversionistas extranjeros, en la medida que la constitución establece
la igualdad de trato al inversionista nacional y extranjero. Asimismo, podrían
considerarse discriminatorias las ofertas de empleo que solicitan, como parte del
perfil requerido, que el postulante haya estudiado en una determinada universidad
privada, lo que perjudica a quienes no estudiaron en dichos centros de estudios.
Como principio que informa no solo al ordenamiento jurídico sino también a las
esferas social y económica, el derecho a la igualdad supone un mandato que
impone obligaciones al Estado a fin de superar aquellas situaciones de desigualdad
material que dividen a las personas. Estas acciones estatales se denominan
acciones afirmativas o discriminación inversa y tienen por finalidad poner en
igualdad de condiciones a quienes se hallan en situación de desventaja,
habitualmente grupos vulnerables, como pueden ser las mujeres, niños, adultos
mayores, poblaciones indígenas, homosexuales, entre otros. Entre estas acciones
tenemos, por ejemplo, las cuotas de empleo a favor de las personas con
discapacidad, cuotas de acceso a instituciones educativas públicas para miembros
de comunidades indígenas, otorgamiento de becas para alumnos destacados de
bajos recursos, programas educativos para el trabajo para sectores excluidos o de
bajos recursos, entre otros. Todas estas medidas, que favorecen a los que tienen
desventajas, buscan revertir aquellas desigualdades materiales que la sociedad por
sí misma no puede superar.

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Por otro lado, el derecho a la igualdad tiene una dimensión relacional, pues las
afectaciones al mandato de no discriminación o al principio de igualdad se presentan
en el ejercicio de otros derechos fundamentales, como el acceso en el empleo, el
derecho a no ser despedido por motivos discriminatorios —embarazo, opciones
ideológicas o políticas— o por el ejercicio de la libertad sindical, el acceso a la
función pública, la prestación de servicios por parte de establecimientos comerciales
o de hospedaje, en la provisión de un seguro o servicios de salud, el derecho a la
educación, las relaciones de consumo, etcétera.
A partir de esta dimensión relacional del derecho-principio de igualdad se ha
construido en la jurisprudencia el denominado test de igualdad, que se integra con el
principio de proporcionalidad y tiene por finalidad determinar si una medida
legislativa vulnera o no la igualdad que la constitución reconoce.

CONTENIDO
El derecho a la igualdad se entiende en dos sentidos: igualdad formal e igualdad
material. La igualdad formal, a su vez, supone un mandato de igualdad ante la ley y
un mandato de igualdad en la aplicación de la ley. La igualdad ante la ley es un
mandato dirigido al legislador a fin de que las medidas legislativas que adopte no
supongan diferenciaciones no justificadas o tratamientos diferentes entre categorías
de sujetos basados en motivos proscritos por la constitución, como la discriminación
por raza, origen étnico, opinión, idioma, religión, condición económica, opción
sexual, etcétera.
Resulta discriminatoria, por generar una ventaja no justificada, el otorgamiento por
vía legal de puntos adicionales en los concursos de ingreso a la magistratura a
abogados que realizaron el curso especial de formación para la actividad judicial
desarrollada por la Academia de la Magistratura, en desmedro de otros abogados
que no llevaron el mencionado curso, pues en este caso se ve afectado el derecho a
la igualdad y el derecho de acceso a la función pública.
Por otro lado, el mandato de igualdad en la aplicación de la ley está dirigido a la
administración y a los jueces, quienes ante casos con circunstancias de hecho
relevantes similares o idénticas, deben aplicar la misma norma o aplicar el mismo
sentido interpretativo otorgado a la norma relevante para resolver la petición
administrativa o el caso judicial.
En dicho sentido, resultaría contraria a la igualdad en la aplicación de la ley, que la
administración municipal otorgue una licencia de funcionamiento a un
establecimiento comercial —bodega, librería, discoteca, restaurant, etcétera— a una
persona que cumple los requisitos establecidos en el Texto Único de Procedimientos
Administrativos (TUPA), y rechace el mismo pedido de otra que también cumple con
los requisitos exigidos. De igual manera, resulta contrario al derecho en mención que
una autoridad judicial ordene la reposición en el empleo de un trabajador despedido
de una empresa por su afiliación sindical y rechace el pedido de otro trabajador de la
misma empresa despedido por el mismo motivo.
Ahora bien, la igualdad material supone un mandato complejo dirigido al Estado a fin
de que este despliegue medidas legislativas, administrativas y judiciales con la
finalidad de superar las desigualdades reales que impiden a las personas o a
colectivos vulnerables desarrollarse plenamente.

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Al respecto, resultan medidas legislativas sustentadas en la igualdad material, las


cuotas establecidas a favor de personas o grupos vulnerables (mujeres,
afrodescendientes, migrantes andinos, personas de escasos recursos económicos,
víctimas de violencia terrorista, etcétera). Por ejemplo, nuestra legislación ha
establecido una cuota de empleo a favor de personas con discapacidad, que resulta
obligatoria, en diferentes porcentajes, para entidades públicas y empresas privadas.
Estas cuotas, a fin de que puedan ser cumplidas, requerirán de ciertas medidas
administrativas, entre las que se encontrarían programas para capacitar a las
personas con diversas discapacidades para que puedan insertarse en un puesto de
trabajo, así como la supervisión, fiscalización y sanción administrativa —vía multas
— a las entidades y empresas que incumplan las cuotas. En cuanto a las medidas
judiciales, existe toda una gama de decisiones —sentencias, medidas cautelares—
que podrían adoptan los jueces para exigir, con auxilio de la fuerza pública, su
cumplimiento.

LÍMITES
Ningún derecho fundamental es absoluto, y por ello, la constitución establece la
prohibición del abuso del derecho (artículo 103). En dicho sentido, debe tenerse
especial cuidado con las medidas estatales, puesto que si bien podrían considerarse
arregladas a derecho, las mismas podrían establecer diferenciaciones arbitrarias, es
decir discriminaciones en perjuicio de grupos históricamente vulnerables (niños,
ancianos, mujeres, discapacitados, entre otros).
Al respecto, podría citarse el caso de la sentencia del Tribunal Constitucional recaída
en el EXP 2005-2006-PA. En esta sentencia, para proteger al concebido, se prohíbe
al Ministerio de Salud repartir la píldora del día siguiente o anticonceptivo oral de
emergencia. No obstante, la prohibición no se extiende a los establecimientos de
expendio de medicamentos privados, como farmacias y boticas.
Con dicha decisión, el Tribunal establece una diferenciación basada en la condición
económica de las personas, motivo proscrito por el artículo 2 inciso 2 de la
constitución, pues solo quienes tengan recursos económicos para solventar el
mencionado medicamente podrán adquirirlo, en tanto quienes no cuentan con los
medios no podrían hacer uso del mismo.

JURISPRUDENCIA

Hechos relevantes del Relación del caso con el


Exp. N° caso derecho

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Los colegios de En la sentencia se considera


abogados de Arequipa y que la norma es inconstitucional
del Cono Norte de Lima porque afecta el derecho de acceso
cuestionan el literal c del a la función pública en
00025 y 00026 artículo 22 de la Ley condiciones de igualdad, puesto
(acumulados)- 2005- Orgánica del Consejo que la norma discrimina e impide
PI Nacional de la concursar a quienes no cuentan
Magistra- tura, en tanto con el mencionado curso que
establece como requisito imparte la Academia de la
de acceso a la función Magistratura. Asi- mismo, se
judicial y fiscal la considera que el mencio- nado
aprobación previa de curso bien podría ser impartido y
los cursos del Programa exigido luego de que los
de Formación de candidatos hayan sido
Aspirantes impartidos por seleccionados para ocupar las
la Academia de la plazas correspondientes.
Magistratura.
Demanda de En la sentencia se reconoce
inconstitucio- nalidad que el derecho-principio a la
interpuesta por la igualdad supone dos contenidos:
Defensoría del Pueblo un derecho a la igualdad en la ley
en la cual se cuestiona la y un derecho a la igualdad en la
cons- titucionalidad del aplicación de la ley. La primera se
segundo párrafo del constituye como «un límite al
00023-2005-PI artículo 15 del Código legislador, en tanto la actividad
Procesal Constitu- legiferante deberá estar
cional, en el que se encaminada a respetar la
establece un igualdad, encontrándose vedado
procedimiento dife- establecer diferenciaciones
rente y más engorroso basadas en criterios irrazonables y
para el trámite de las desproporcionados» (fundamento
medidas cautelares 67). La segunda de las
contra actos de la dimensiones de la igualdad «se
administración pública configura como límite al actuar de
regional y municipal. órganos públicos, tales como los
jurisdiccionales y administrativos.
Exige que estos, al momento de
aplicar la ley, no deban realizar
tratos diferen- tes entre casos que
son sustancialmente iguales»
(fundamento 68)».

DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL

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CONCEPTO
El inciso 1 del artículo 2 de la constitución establece que toda persona tiene derecho
a su integridad física, psíquica y moral. El derecho en mención supone la
indemnidad de la persona en los tres aspectos resaltados por la norma
constitucional. Es un derecho a la conservación de aquello que permite identificar e
individualizar al ser humano.
Por ello se configura, primero, como un derecho a no ser objeto de tratamientos que
lesionen el cuerpo (ámbito somático), como podrían ser los tratamientos médicos no
justificados o la cesión de órganos que puedan comprometer la vida o la salud de la
persona. Por ejemplo, no es lo mismo donar sangre que donar un hígado.
En segundo lugar, supone la preservación de la mente o psiquis (ámbito psíquico),
esto significa que la persona —adulto, niño, adolescente, adulto mayor— no debe
ser objeto de ningún tratamiento que pueda afectarlo emocionalmente, de modo tal
que su dignidad pueda verse disminuida. En dicho sentido, resultarían lesivas de la
integridad psíquica los insultos y frases denigratorias, así como cualquier tipo de
maltrato verbal o gestual orientado a menospreciar su dignidad humana.
Finalmente, tercero, la preservación del espíritu (ámbito moral) de la persona supone
que no se anule su capacidad para expresarse conforme a sus propias convicciones
y creencias. Por ello, resultaría atentatorio contra la integridad moral imponer a otro
las propias convicciones o creencias sobre el mundo, la vida, la sociedad, la política,
etcétera, con la finalidad de anular su propia capacidad de autodeterminación.
Es por ello que la disposición constitucional que reconoce el derecho en cuestión
está íntimamente vinculada con la prohibición de tratos y penas crueles, humillantes
y degradantes, establecida en el artículo 2 inciso 24, literal h con el texto siguiente:
Toda persona tiene derecho: […] 24. A la libertad y seguridad personal. En
consecuencia […] h) Nadie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni
sometido a tortura o a tratos inhumanos o humillantes. Cualquiera puede pedir de
inmediato el examen médico de la persona agraviada o de aquélla imposibilitada de
recurrir por sí misma a la autoridad. Carecen de valor las declaraciones obtenidas
por la violencia. Quien la emplea incurre en responsabilidad.

ALCANCES
El derecho a la integridad personal, como derecho fundamental, garantiza a su titular
la conservación de los elementos que, en conjunto, lo definen como persona: su
indemnidad somática, psíquica y espiritual; a preservarlo frente a cualquier intento
de agresión, provenga del Estado o de otros particulares.
Desde la perspectiva objetiva, el derecho a la integridad como principio impone al
Estado el deber de investigar y sancionar las vulneraciones a la integridad física,
moral y psíquica de las personas.
Asimismo, como valor, la integridad tiene una dimensión relacional, ya que se
vincula con el derecho a la vida, al libre desarrollo de la personalidad, a la salud, a la
seguridad personal. Si bien el derecho a la vida se constituye como presupuesto

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existencial de todos los derechos, la indemnidad corporal, psíquica y moral conlleva


que el desarrollo de la vida sea haga dignidad.
Solo con las facultades psíquicas, físicas y morales indemnes se puede desarrollar
de manera adecuada el derecho al libre desarrollo de la personalidad, es decir, el
personal y concreto proyecto de vida que cada uno tiene y que se forma a partir de
las propias convicciones y creencias sobre el mundo y la sociedad.
De igual manera, el derecho a la salud está íntimamente vinculado el derecho a la
integridad personal, puesto que la salud presupone la integridad psíquica y física de
la persona. Finalmente, la integridad se vincula con la seguridad personal, en tanto,
éste derecho conlleva el deber del Estado de garantizar que terceros no atenten
contra la integridad. Consecuentemente, supone la obligación de investigar y
sancionar las lesiones a la integridad.

CONTENIDO
El derecho a la integridad como derecho subjetivo se concretiza en las siguientes
facultades y mandatos:
a) Derecho y deber a preservar la propia integridad corporal, psíquica y
espiritual, lo que puede ser exigible al propio titular del derecho. Por ende, se
prohíbe la disminución somática del cuerpo, el menoscabo de la dignidad, así como
la distorsión del proceso formativo.
Ello no impide, claro está, que si se encuentra en juego la vida o a salud de la
persona, no se puedan realizar intervenciones médicas, o que se puedan efectuar
cesiones de tejidos o sustancias corporales que pueden renovarse, como la sangre
o el cabello, o que no sean vitales para el funcionamiento del cuerpo humano, como
un riñón, en tanto el otro esté en condiciones clínicas aceptables para que el cuerpo
no tenga dificultades para funcionar con uno solo.

b) Deber del Estado y de los particulares de no lesionar o menoscabar la


integridad de otras personas.
c) Deber del Estado de investigar y sancionar las lesiones a la integridad
personal.

LÍMITES
La integridad personal puede verse comprometida en situaciones límites como la
experimentación científica o el ejercicio de la potestad punitiva del Estado en la
investigación de los delitos, cuando, en determinados casos, puede requerirse la
práctica de exámenes biológicos.
En dicho sentido, la historia nos muestra los experimentos que los médicos
alemanes hicieron con los judíos privados de su libertad en los campos de
concentración y exterminio durante la Segunda Guerra Mundial.
En la actualidad, para que una persona pueda participar en un experimento científico
necesario para evaluar el impacto de los avances médicos, se exige que la persona

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otorgue su consentimiento libre e informado sobre el objeto del examen, sus


alcances y los efectos que podría acarrear para su integridad y salud.
Por otro lado, el Estado puede limitar o intervenir en los derechos fundamentales en
la investigación para cumplir su rol de garante de la paz social y de lucha contra la
impunidad. Tal es el caso de los exámenes médicos o genéticos que permiten
establecer responsabilidad penal en los delitos contra la libertad sexual o contra la
vida e integridad.
En dicho sentido, el Tribunal Constitucional en un caso en el que se cuestionaba una
orden judicial para que un procesado por la presunta comisión del delito contra la
libertad sexual se sometiera a una intervención corporal con la finalidad obtener una
muestra de sangre para aplicar un examen de ADN, argumentó que los derechos no
son absolutos y que, por ello, podrían ser objeto de limitaciones por parte del
Estado, siempre que dicha limitación cumpla un fin legítimo, no exista otro medio
menos invasivo al derecho lesionado y que sea proporcional la afectación al
derecho.
Si bien en el caso en cuestión se determinó que podría verse afectado el derecho a
la intimidad, consideramos que más adecuado hubiese sido el examen a partir del
derecho a la integridad personal. Ello, en razón de que mediante una orden judicial
se estaba ordenando al afectado que se sometiera a un examen de intervención
corporal para obtener muestras de sangre (sentencia del EXP 815-2007-PHC, caso
Justo Germán Flores Llerena).
JURISPRUDENCIA

Relación del caso con el


Exp. N° Hechos relevantes del caso derecho
La demandante, Vicenta Aliaga El Tribunal Constitucional
Blas, madre de las menores entiende que en el caso,
favorecidas con el hábeas impedir a la madre tener
corpus plantea la demanda contacto con las menores
contra dos trabajadoras del podría afectar su integridad
Puericultorio Pérez Araníbar. psíquica; ya que el afecto,
Indica que internó a las menores el cariño, la empatía, la
2079-2009- favorecidas en la mencionada aceptación y los estímulos
PHC institución para que reciban una que recibe un niño de sus
adecuada educación. Que recibió padres refuerzan su
un carnet de apoderada y que expresión emocional y el
realizaba visitas los fines de semana desarrollo de su
a las menores, pudiendo, inclusive, personalidad. No obstante,
llevarlas a su domicilio los días en dicho punto, la demanda
domingo. Sin embargo, desde se rechaza porque las
agosto de 2008, las demandadas visitas de la madre se
le impidieron las visitas y llevarse regularizaron luego de haber
a las menores a su domicilio. Las sido planteada.
demandadas aducen que una de
las menores fue objeto de
tocamientos indebidos por un
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familiar cercano que vive a una


cuadra de la casa de las
menores y que el impedimento
para que las menores vayan al
domicilio de su madre busca
prevenir futuros ataques.

LIBERTAD PERSONAL

CONCEPTO
La libertad personal o libertad individual se encuentra reconocida en el inciso 24 del
artículo 2 de la constitución e implica un amplio margen de acción para el individuo.
Este, en base al principio de libertad, no está obligado a hacer lo que la ley no
manda ni se encuentra impedido de hacer lo que ella no prohíbe. En buena cuenta
supone un derecho a hacer aquello que se quiera en tanto no esté prohibido por el
ordenamiento.
Desde una perspectiva negativa, la libertad personal supone la prohibición de la
privación arbitraria de la libertad, salvo en caso de flagrancia o mandato motivado de
la autoridad judicial. Así como en aquellos otros supuestos previstos en la ley,
puesto que «No se permite forma alguna de restricción de la libertad personal, salvo
en los casos previstos por la ley» (literal b del inciso 24 del artículo 2 de la
constitución).
Entre los casos de restricción previstos en la ley tenemos: a) la sanción con pena
privativa de la libertad en el caso de conductas tipificadas como delitos; b) la
detención judicial preliminar en el marco de la investigación previa a la formalización
de la denuncia de los delitos conforme a las normas procesales penales; c) el
arresto ciudadano, como una medida que faculta a todo ciudadano para aprehender
al autor de un delito cuando este se encuentra en flagrancia y no existe autoridad
policial cercana;
d) la prisión preventiva, que procede a la formalización del proceso penal
correspondiente y que exige una serie de presupuestos (vinculación entre el
afectado y los hechos delictivos, prognosis de pena, peligro procesal: perturbación
de la actividad probatoria o peligro de fuga); e) la detención domiciliaria, medida
restrictiva que sigue en intensidad a la prisión preventiva; f ) la privación de la
libertad de hasta 24 horas como una medida de coerción para la correcta
administración de justicia, conforme a lo dispuesto en el inciso 2 del artículo 53 del
Código Procesal Civil; y, g) intervenciones policiales con fines de identificación,
conforme al artículo 205 del Código Procesal Penal de 2004.
Desde una perspectiva positiva, la libertad personal supone el derecho a no ser
sujeto de opresión, por ello es que está prohibida la esclavitud, el trabajo forzoso o la
servidumbre impuesta (segunda parte del literal b) del inciso 24 del artículo 2 de la
constitución); así como el derecho al desarrollo de capacidades para alcanzar el
desarrollo integral de la persona, mandato que se desprende del artículo 44 literal a)
de la constitución. Esta dimensión impone una serie de obligaciones al Estado a fin

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de generar las condiciones sociales, económicas, políticas y culturales que


posibiliten ese desarrollo integral de la persona.

ALCANCES
La libertad personal es un derecho subjetivo que garantiza, en una acepción amplia,
la garantía de la no privación arbitraria o injustificada de la libertad. Por ello estarían
proscritas todas aquellas situaciones en las cuales la detención, aún la decretada
por la autoridad judicial —arbitraria o ilegal—, como cuando exceden los plazos
previstos en la ley.
En atención a lo expuesto, constituyen situaciones de detenciones arbitrarias y por
ende contrarias a la libertad individual el exceso de la detención cuando la condena
por el delito se ha cumplido; el exceso de la detención judicial preventiva de acuerdo
a los plazos legales establecidos; el exceso de duración del plazo de detención sin
haberse emitido sentencia condenatoria.
La libertad personal como valor y principio que informa al ordenamiento orienta la
actuación del Estado y le impone deberes y obligaciones que se vinculan a propiciar
el desarrollo integral de la persona. Desde esta perspectiva, la libertad individual se
interrelaciona con otros derechos fundamentales —como la libertad de tránsito,
reunión, derecho a la protesta mediante la expresión, información, trabajo,
educación, salud, entre otros—, ya que la libertad como desarrollo de capacidades
supone establecer políticas públicas, planes y programas, así como instituciones,
que permitan y posibiliten el desarrollo integral de la persona.

CONTENIDO
La libertad personal garantiza el siguiente contenido básico:
– No privación arbitraria de la libertad individual, con lo que se proscriben todo
tipo de interferencias sobre ella sea por parte de autoridades públicas (detención
policial sin autorización del juez) o de particulares (como el secuestro), salvo los
casos previstos en la constitución y en la ley.
– No ser detenido sino por mandato judicial motivado.
– No ser detenido por la autoridad policial, salvo ocasión de flagrante delito.
– No ser detenido si no en los supuestos previstos en la constitución y en la ley.
– Garantía de revisión judicial de la detención.
– Garantía de no privación de la libertad por deudas, salvo el supuesto de la
omisión de deberes alimentarios.
Dado que —como suele suceder— la realidad excede las previsiones jurídicas, el
contenido enunciado no se constituye como una lista cerrada, sino que dada la
fuerza expansiva de la libertad, dicha lista puede ser ampliada progresivamente por
la práctica jurisprudencial.

LÍMITES

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La libertad personal no es un derecho absoluto, ya que puede ser objeto de


limitaciones basadas en la ley, siempre que sean razonables y proporcionales.
Uno de los límites más problemáticos que presenta la libertad sucede cuando la
detención ha sucedido en caso de flagrancia en la comisión de un delito. La
constitución no establece ningún tipo de elemento que permita establecer cuando
estamos frente a una situación de flagrancia, pero sí consagra una presunción de
inocencia (literal e del inciso 24 del artículo 2 de la constitución), por lo que la
detención habrá de realizarse respetando los principios de razonabilidad y
proporcionalidad, así como los criterios que al respecto ha establecido el Tribunal
Constitucional.
En dicho sentido, mediante sentencia del EXP 2617-2006-PHC (fundamento 5) se
ha precisado que existe flagrancia cuando se presentan en forma conjunta dos
requisitos:
– Inmediatez temporal entre el hecho presuntamente delictivo y la detención,
con lo cual la inmediatez se analiza caso por caso y bajo el prisma de la
razonabilidad.
– Inmediatez personal, es decir que el presunto autor del delito esté en el lugar
de los hechos y esté relacionado con el objeto o los instrumentos del delito, de modo
tal que ello evidencie su participación.
La evaluación de los requisitos señalados se efectúa en forma conjunta caso por
caso.

JURISPRUDENCIA

Relación del caso con el


Exp. N° Hechos relevantes del caso derecho
La demanda se interpuso a En el caso no existía mandato
favor de varios detenidos por judicial ni flagrancia que
efectivos de la Policía Nacional habilitara la detención de los
01324-2000- del Perú el día 28 de julio del favorecidos del hábeas corpus,
HC año 2000 en circunstancias en pues la detención solo se
que estaban en las sustentó en sospechas
inmediaciones de los lugares policiales y con la finalidad de
donde sucedieron los hechos esclarecer hechos. No
de violencia durante la obstante, no había mayores
denominada «Marcha de los indicios de vinculación de los
Cuatro Suyos». detenidos con los hechos
investigados.
César Peñalba Mojonero La decisión de revocar la
cuestionaba la decisión del suspensión de la ejecución de
Juez Suplente del Primer la pena es una decisión que
Juzgado Penal de Arequipa de no contraviene la regla de
01316-99-HC revocar la suspensión de la prohibición de prisión por

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ejecución de la pena y deudas, ya que en estricto se


disponer su internamiento en está procediendo con la
el penal de Arequipa por no ejecución de una pena que
haber cancelado la reparación estuvo suspendida porque la
civil dispuesta en la sentencia condición que sustentaba
condenatoria por el delito de dicha suspensión había sido
libramiento indebido de título incumplida.
valor.

EL DERECHO CONSTITUCIONAL

¿Qué es el derecho constitucional?

El Derecho Constitucional o Derecho Político es una rama del Derecho Público


dedicada al estudio de los preceptos fundamentales (principios, conceptos y leyes)
que determinan la existencia y funcionamiento de un Estado nacional, normalmente
establecido en el contenido de una Constitución Nacional o Carta Magna.

El Derecho Constitucional se interesa, igualmente, en lo que refiere a las formas


posibles de Estado y también de Gobierno, y sobre todo en la regulación de los
poderes públicos, los vínculos que éstos establecen con la ciudadanía y los
derechos fundamentales que a los individuos otorga el marco jurídico de un Estado.

En conclusión, tiene como objetivo primordial el mantenimiento del Estado de


Derecho y de las leyes fundamentales del ser humano. Para ello, propone
generalmente la división y autonomía de los Poderes Públicos, que cumplen
funciones de limitación y vigilancia recíproca, tanto como la soberanía nacional de
los Estados nacionales, que dan a sus respectivos textos constitucionales la última
palabra en materia jurídica, y no a los intereses de otras naciones más poderosas.

Puesto que en la Constitución Nacional de un país se hallan las normas jurídicas


que regulan la vida pública, el Derecho constitucional aspira normalmente al
cumplimiento de lo establecido en este documento. Para ello dispone de distintos
organismos judiciales, encargados de la interpretación y aplicación de las leyes
constitucionales, como pueden ser ciertas salas de los Tribunales Supremos de
Justicia (llamadas Salas Constitucionales).

Origen e historia del derecho constitucional

La existencia del Derecho Constitucional como una disciplina jurídica autónoma no


pudo existir, como es evidente, antes de que aparecieran las constituciones
modernas, en tanto acuerdos jurídicos comunes para gobernar la vida de un Estado
nación. Por lo tanto, su nacimiento coincide por lo general con el de la Constitución
británica del siglo XVIII, ampliamente estudiada por el Barón de Montesquieu, uno
de los más importantes escritores y juristas de la Ilustración Francesa.

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Eso no quiere decir que no existieran antecedentes históricos. En la antigüedad


clásica hubo las leyes fundamentales de la Grecia Antigua, estudiadas por filósofos
de la talla de Aristóteles y de Platón, quienes las distinguían de las demás leyes en
sus tratados. Igualmente, en tiempos del Imperio Romano, se firmó la Constitutio
Romana en el año 824 entre el rey Lothair I de Italia, coemperador junto con su
padre Luis el Piadoso desde 817, y el Papa Eugenio II, estabilizando la pugna de
poder entre el Imperio y el Papado.

Importancia del derecho constitucional

El Derecho Constitucional es sumamente importante, ya que establece un límite


para los gobiernos, restringiendo las facultades que dispone el poder político y
obligándolo a adecuarse a las normativas legales escritas en la Carta Magna.
Ningún poder transitorio, por mayoritario que sea, tendría que poder contravenir a la
Constitución misma, y en eso el Derecho Constitucional juega un papel clave.

Por lo tanto, esta rama del derecho garantiza los derechos del pueblo, defendiendo
sus intereses de las voluntades del poder gubernamental, estableciendo los
requisitos y mecanismos de control indispensables para poder modificar cualquier
contenido de la Carta Magna.

Ramas del derecho constitucional

Conforme a sus procedimientos de estudio, se puede clasificar al Derecho


Constitucional en cuatro tipos o ramas:

Derecho Constitucional Clásico. Se centra en el debate teórico de la Carta Magna,


empleando el método positivo.

Derecho Constitucional Comparado. Realiza un cotejo de los diferentes textos


constitucionales posibles y de sus modos de aplicación, resaltando diferencias,
semejanzas y contrastes.

Derecho Constitucional General. Se preocupa por el ideario y los conceptos del


pensamiento jurídico en torno a la Constitución, es decir, la materia abstracta de la
misma.

Derecho Constitucional Nacional. Se ocupa de la perspectiva histórica: los casos


jurídicos puntuales de la historia constitucional de una nación o de todas las
naciones.

Ejemplos de derecho constitucional

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Cualquier Constitución nacional es un claro ejemplo de los intereses del Derecho


Constitucional. También lo son los debates de las Salas Constitucionales de los
Tribunales Supremos de Justicia, que determinan si una acción, una decisión o una
medida tomada por un poder público cualquiera respeta o acaso viola lo dispuesto
en la Carta Magna.

De hecho, cuando alguna ley o conjunto de leyes explícitas en la Constitución no


están claras o se prestan a la necesidad de alguna interpretación, son las instancias
del Derecho Constitucional las encargadas de hacerlo.

Características del derecho constitucional

Las principales características de este derecho son:

Es un derecho del que emanan normas de derecho público.

Limita las actuaciones del Estado a través de la división de los tres poderes.

Dota a los individuos de derechos fundamentales, y establece garantías básicas


para los ciudadanos.

Las formas de elaboración y modificación de las normas de derecho constitucional


son más rígidas que las correspondientes al resto de normas.

El derecho constitucional establece un control de la constitucionalidad sobre el resto


de normas. Esto sirve para que ninguna de ellas entre en contradicción con lo
establecido en la Constitución.

El derecho constitucional tiene un tribunal específico que se encarga de los asuntos


que violen la Constitución y de las interpretaciones de la misma. Este tribunal es el
Tribunal constitucional.

La Constitución, única norma del derecho constitucional, se aprueba a través de un


mecanismo específico y único: el proceso constituyente.

Existe un derecho constitucional comparado y es el que estudia las Constituciones


de distintos Estados examinando sus diferencias.

El derecho constitucional está compuesto por el derecho político, ya que regula la


estructura básica del Estado y establece las normas fundamentales de su
organización.

En los países donde existe una estructura federal suele dividirse los derechos
constitucionales en derecho nacional, provincial y municipal.

Principios del derecho constitucional

Los principios que rigen al derecho constitucional son:

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División de poderes: Las constituciones establecen esta división con la finalidad de


limitar el poder del Estado.

Conservar el Estado de derecho: Toda acción que realiza el poder público debe
estar sustentada en una norma para que el ciudadano pueda conocer el motivo de
su sanción o de su incumplimiento. Dota de seguridad jurídica a un Estado.

Preservar los derechos de los ciudadanos: Los derechos fundamentales que


recogen las constituciones son inalienables e intrínsecos del ser humano. Por
ejemplo, derecho a la vida o derecho a la libertad.

Soberanía nacional: Este principio significa que el poder de decisión recae en el


pueblo, y serán los ciudadanos quienes mediante los mecanismos estipulados,
habitualmente democracia representativa, elijan sus propios poderes públicos y su
organización.

Ámbito de aplicación del derecho constitucional

La Constitución y el bloque de normas constitucionales constituyen el marco sobre el


que se desarrolla toda la estructura jurídica del país. La Constitución tiene como fin
garantizar y proteger el Estado de derecho: es la norma principal del ordenamiento y
es un texto jurídico-político que prevalece sobre cualquier otra ley o normativa que
se promulgue.

La Constitución contiene las normas fundamentales que regulan el Estado y las


bases sobre las que se asienta la estructura del orden social del país, define la
forma en que se deben producir las demás normas que integran el ordenamiento,
establece las fuentes del Derecho y su ordenación.

Como rama del derecho público, el bloque constitucional se encarga de regular las
relaciones entre el Estado y los ciudadanos cuando estos se relacionan con la
Administración de cualquier forma, y la relación entre los propios órganos del
Estado.

Como norma que vertebra el ordenamiento jurídico, la Constitución fija sus principios
generales que rigen al Estado (libertad, justicia, igualdad y pluralismo político) y una
serie de principios constitucionales que los poderes públicos deben respetar en todo
momento:

Principio de legalidad: todas las actuaciones de la Administración están sujetas a


la ley.

Jerarquía normativa: las normas de rango inferior no pueden contradecir a las de


rango superior.

Publicidad de las normas: para garantizar la seguridad jurídica, los ciudadanos han
de poder conocer las normas que están obligados a cumplir.

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Irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de


derechos individuales

Seguridad jurídica: se refiere a la estabilidad del ordenamiento y a que el conjunto


de normas debe producir certeza y confianza en el ciudadano, que podrá saber en
todo momento las normas vigentes.

Responsabilidad en el sentido de la obligación de reparar un perjuicio resultante de


una acción o inacción.

¿Quién protege el cumplimiento de la Constitución?

El Tribunal Constitucional (TC) es el “intérprete supremo de la Constitución” y entre


sus funciones están:

Controlar la constitucionalidad de las leyes.

Velar por el respeto de los derechos fundamentales y libertades públicas de los


ciudadanos que se recogen en el texto de la Carta Magna.

Decidir en los casos de conflicto de competencia entre el Estado y las comunidades


autónomas.

Así, la propia Constitución establece que el TC es una pieza fundamental del Estado
social y democrático de derecho en que se configura España, siendo independiente
de los demás órganos constitucionales y sometido solo a lo que dicta la Carta
Magna y la Ley Orgánica que regula su función. Este poder e independencia es la
vía para garantizar el cumplimiento de su misión, íntimamente ligada a la defensa de
los derechos fundamentales de los ciudadanos.

¿Cómo se aplica el derecho constitucional?

Los principios y fundamentos que establece la Constitución deben reflejarse en


todas las normas y reglamentos que los legisladores —el propio Parlamento
nacional o las Asambleas de las comunidades autónomas— elaboran.

Para controlar ese debido cumplimiento, el TC cumple la función de control de la


constitucionalidad de las normas, impidiendo la promulgación de aquellas que no
estén alineadas con lo que dice la Constitución, bien porque no respeta los derechos
establecidos o bien porque el órgano que la dicta carece de competencia para
regular esa materia que pretende.

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Además, el TC tiene capacidad para conocer de los recursos de amparo que puede
interponer cualquier persona física, nacional o extranjera, o jurídica, frente a las
violaciones de los libertades y derechos que se recogen en los artículos 14 a 30 de
la Constitución. En este bloque se enmarcan preceptos vitales para el ordenamiento
español como:

La igualdad ante la ley de todos los españoles.

La no discriminación.

La libertad ideológica, religiosa y de culto.

La libertad y seguridad personal.

La libertad de expresión.

El derecho de reunión, asociación y participación, entre otros.

La Constitución.- Es conocida como la Ley de Leyes o la carta Magna .- Es la


norma jurídica y Política Suprema del Estado que sirve de base, interpretación y
fundamento para las demás normas que rige el destino de sus habitantes y
conforme lo señala en Art. 38. Todos los Peruanos tenemos el deber de respetarla,
cumplirla y defenderla.

La Constitución actual fue promulgada el 29, publicada el 31DIC1993 y entro en


Vigencia 01ENE1994.

La misma que consta de 206 Art. VI Títulos, 26 capítulos, 16 disposiciones finales,


transitorias, 02 disposiciones transitorias especiales y una declaración del congreso
constituyente democrático.

Se subdivide en Tres Partes:

1. El Preámbulo.- Es la parte Introductoria que señala los lineamientos generales o


directrices de este cuerpo normativo, es decir contiene los enunciados y sus
fines.

2. La parte Dogmática.- Es el núcleo duro estas cláusulas son Pétreas que no se


pueden modificar en ella se encuentran los derechos fundamentales de las
personas.

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3. La parte Orgánica.- Regula la estructura y funcionamiento de las entidades del


Estado Peruano, están los poderes autónomos e independientes Ejecutivo,
legislativo y judicial al respecto el tribunal Constitucional indico que son clausulas
pétreas lo señalado en el Art. 43 Const. Hay tres instituciones: Formas de Estado
sus elementos (Pueblo o Nación, territorio o suelo y Soberania), formas de
gobierno (Unitario, representativo y descentralizado según el principio de
separación de poderes) y el Régimen Político.

Hasta la actualidad hemos tenido 12 Constituciones: 1823, 1826, 1828, 1834, 1839,
1856, 1860, 1867, 1920, 1933, 1979 y 1993. Siendo la más vetusta la de 1860 a
1920 ya que la del 1867 solo duro 4 meses y se retomo al anterior que tuvo una
duración de 59 años y 2 meses durante la época de Ramón Castilla y la de 1933
hasta 1979 que duro 46 años y 3 meses durante el periodo del Piurano Luis Miguel
SANCHEZ CERRO.

Los antecedentes del Constitucionalismo Peruano.

1. La Constitución de Filadelfia de EE.UU de 1787 surgió en las 13 colonias


norteamericanas. Considerada la 1era. Constitución escrita en el mundo, esta
creo la figura del Presidencialismo en donde el Jefe de Estado es el Jefe de
Gobierno, es la que hasta ahora está vigente por más de 2 siglos (232 años).

2. La Constitución Francesa de 1791 es la 1era. Constitución de Europea y la 2da.


En el Mundo, fue promulgada durante la revolución Francesa.

3. La Constitución Española de CADIZ de 1812, esta fue la que el Perú tuvo como
referencia.

La diferencia entre:
Estado.- Es la organización Jurídica y Política de la sociedad y es uno e indivisible
Gobierno.-Es el órgano ejecutor del Estado.
País.- Es un determinado territorio, región distinguiéndose uno de otro.
Nación.- Es el conjunto de habitantes asentados en un territorio determinado que
generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición en común.

* El Art. 43 Const. Señala que la República del Perú es democrática, social


independiente y soberana, su Estado es uno e indivisible, su gobierno es unitario,

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representativo y descentralizado y se organiza según el principio de separación de


poderes.

Los elementos tradicionales del Estado:


a) Pueblo o Nación.
b) Territorio o suelo.
c) El Poder o soberania.

EVOLUCION DE LA CONSTITUCIÓN PERUANA

INTRODUCCION:
Desde los albores de la República, con la declaración de la independencia, la
instauración de su primer Gobierno y la formación del Primer Congreso
Constituyente en 1822, el Perú inició acciones de carácter internacional.

Los representantes de la nación han cumplido desde el Congreso un rol importante


en materia de gestión externa, lo que puede ser corroborado en el enunciado y
elaboración de las Constituciones del Perú, así como en las actuaciones del
Congreso de la República, muchas de ellas a instancias de sus sucesivas
comisiones de relaciones exteriores.

Todas las Constituciones del Perú reflejan en sí la ponderación del Parlamento en el


uso racional de su rol y poder constituyente. En efecto, en las diferentes épocas en
que se hizo necesaria la reformulación del texto constitucional, los Congresos
Constituyentes tuvieron la visión y acuerdo consensual para redactar normas de
rango constitucional con la debida orientación en materia de gestión externa del
Estado y sus atribuciones que, en esta materia, debieron corresponder a los tres
principales órganos del aparato estatal: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. 

De este modo, desde los inicios de la República, las diversas Constituciones


aprobadas por los Congresos Constituyentes delinearon lo que comúnmente se
llama hoy el marco constitucional de la política exterior, estableciendo, en mayor o
menor medida, un equilibrio de poderes, propio de los sistemas democráticos. Casi
siempre se asignaron roles importantes a los Congresos constituidos respetando las
tradicionales competencias que la doctrina política le asigna al Congreso. 

Puede decirse entonces que a nivel normativo constitucional, desde los inicios de
nuestro período republicano, las constituciones del Perú le han otorgado al Poder
Legislativo un rol fundamental en el manejo de las relaciones exteriores. 

En este sentido, el Congreso ha tenido y tiene, en materia de gestión externa, las


mismas funciones que para la gestión interna: la función normativa, el control político
y las acciones de representación. 

El Congreso aprueba o modifica normas con rango de ley relativas a la organización

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y funcionamiento del Estado con relación a la gestión externa. En este rubro se


encuentran leyes como la Ley Orgánica del Ministerio de Relaciones Exteriores o la
del Servicio Diplomático de la República. También leyes con efecto en temas
específicos o útiles para la gestión externa, como las del presupuesto público, de la
nacionalidad o de promoción a las inversiones. En este sentido, en la medida que la
legislación expresa las preocupaciones propias de las coyunturas históricas,
tenemos hoy en día la necesidad de adoptar leyes orientadas a cuestiones tales
como el comercio exterior o las inversiones extranjeras, acorde a la tendencia
contemporánea de priorizar los temas económicos en las relaciones internacionales. 

El Congreso aprueba también los tratados internacionales que, siendo considerados


de interés para la nación, se encuentren dentro de los lineamientos generales
establecidos en la Constitución y porque es una facultad que formaliza el libre
consentimiento de los ciudadanos a través de los representantes de la nación para
asumir u honrar un compromiso internacional.

ESTATUTOS PROVISIORIOS Y LAS CONSTITUCIONES DEL PERU 

El Perú desde su independencia en 1821 ha contado con 12 constituciones,


además de algunos reglamentos y estatutos provisionales, que reflejan la
inestabilidad de las instituciones políticas en el Perú desde el inicio de su historia
republicana como nación independiente. 

REGLAMENTO PROVISIONAL
Dictado por San Martín en Huaura el 12 de febrero de 1821, contenía 20 artículos y
extensos considerados. Dividía el territorio del Perú en cuatro departamentos que
fueron: Trujillo, Tarma, Huaylas, y la Costa. Se fijaban las atribuciones de los
Presidentes de Departamentos, se los jefes de partido y de los Tenientes
Gobernadores y los pueblos. En cada departamento se creaba un agente fiscal. En
las causas civiles y criminales fueron comunes y que se observaron sin alteración
las leyes y ordenanzas del Perú. Se estableció una Cámara de Apelaciones en
Trujillo con sus atribuciones, la jurisdicción eclesiástica seguía ejerciéndose con
sujeción al Derecho Canónico. Todos los funcionarios públicos estaban sometidos al
juicio de residencia de las leyes, ordenanzas y reglamentos que no estuvieran en
oposición a los principios de libertad e independencia quedaban en vigor, mientras
no fueran derogados por la autoridad competente. Dejó de regir el 8 de octubre de
1821. 

ESTATUTO PROVISIONAL:
Aún antes de haberse instalado el Primer Congreso Constituyente, que se instaló el
20 de septiembre de 1822, procedió a jurar el Estatuto Provisional del Estado. Rigió
el 8 de octubre de 1821 al 17 de diciembre de 1822, que constaba de 10 secciones y
fue dictado por San Martín a fin de regularizar sus poderes como protector del Perú,
y establecer algunas muestras reglamentarias y administrativas. 

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Legisla principalmente la región del estado, la católica no pudiendo ser funcionario


público quien no la practique; atribuciones, derechos y deberes del protector que
sería el Generalísimo de las Fuerzas del Mar y al Tierra, obligándose a obtener la
independencia del Perú, a la determinación de nacionales, funciones y elecciones
municipales y vigencia del Estatuto hasta que se declare la independencia de todo el
territorio, en cuyo caso se convocaría un Congreso General que establecería la
constitución permanente y la forma de gobierno. 
BASES DE LA CONSTITUCIÓN:
Aprobada por el Primer Congreso Constituyente el 17 de diciembre de 1822 y que
rigió hasta el 12 de noviembre de 1823, constaba de 24 artículos. Todas las
provincias del Perú reunidas en un solo cuerpo que formaban a la nación, que sería
independiente de la monarquía española y de toda la denominación extranjera y no
podía ser el patrimonio de ninguna persona, ni familia. El gobierno sería popular-
representativo, la religión católica, con exclusión del ejercicio de cualquier otra. A la
nación le correspondía dictar la constitución y las leyes por medio de sus
representantes, y deberían concurrir todos los ciudadanos a la elección de éstos. 

La imposición de contribuciones es de competencia exclusiva del congreso, la


constitución protegía la libertad de los ciudadanos, de imprenta, la seguridad
personal, etc. La instrucción era una necesidad general y la sociedad la debía por
igual a todos sus miembros. Se establecieron días de fiesta nacional. 

LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA PERUANA DE 1823 


Dada por el Congreso Constituyente y promulgada por el Gran Mariscal José
Bernardo Tagle, tuvo vigencia de 12 de noviembre de 1823 a 9 de diciembre de
1826 y luego fue restituida por el Congreso y mandada cumplir por Manuel Salazar y
Baquíjano, vicepresidente de la República, de 6 de junio de 1827 a 18 de marzo de
1828. La cual fue aprobada por el primer Congreso; promulgada el 12 de noviembre
de 1823, siendo Presidente Don José Bernardo de Tagle. No rigió nunca, ya que el
Perú entró en una situación muy crítica, por los españoles que amenazaban
seriamente la reciente libertad, por lo que se hubo de recurrir al Libertador Bolívar. El
Congreso dictó su propio receso; por eso se dice que esta Constitución nació
“Muerta”.

LA CONSTITUCIÓN PARA LA REPÚBLICA PERUANA DE 1826


Fue confeccionada por el Libertador Simón Bolívar y promulgada por el Consejo de
Gobierno presidida por el Gran Mariscal Andrés de Santa Cruz, tuvo vigencia de 9
de diciembre de 1826 a 16 de junio de 1827, paradójicamente fue conocida como
Constitución Vitalicia o Bolivariana.

Proyectada durante el régimen de Bolívar y se llamó Vitalicia. Como conservadora


debilitó fuertemente el Legislativo, dividiéndolo en tres Cámaras: Tribunos,

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Senadores y Censores, haciendo al Ejecutivo vitalicio, depositario del mayor poder,


que se requería para cumplir los planes continentales del Libertador. No contó con
simpatías, no rigió nunca porque fue promulgada después de la salida del Libertador
del Perú.

LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA PERUANA (1828)


Fue dada por el Congreso Constituyente y promulgada por el General José de la
Mar, Presidente de la República; tuvo vigencia de 18 de marzo de 1828 a 10 de junio
de 1834.

Trató de reeditar los postulados liberales de 1823. Estuvo en vigencia durante los
regímenes de gobierno del Mariscal Don José de La Mar y la primera etapa del
gobierno del Mariscal Don Agustín Gamarra. Dentro de las bases de esta
Constitución, cabe hacer referencia a los conceptos de Federalismo, que tuvo
ardorosos defensores que sostuvieron que un sistema federal garantizaría al
máximo:

LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA PERUANA DE 1834 


Fue dada por la Convención Nacional y promulgada por el Mariscal Luis José de
Orbegoso, tuvo vigencia de 10 de junio de1834 a 6 de agosto de 1836.
Siguió observando la corriente de tendencia liberal. Fue promulgada el 10 de junio
de 1834. Entre sus principales aspectos figuran:
La desaparición de las Juntas Departamentales porque cayeron en desprestigio.
El robustecimiento de las Municipalidades.
El aumento de cinco Senadores por Departamento, utilizando siempre el sistema de
los Colegios Electorales para su elección.
En cuanto al Poder Ejecutivo:
La supresión de la Vice-Presidencia de la República.
La designación del Presidente del Consejo de Estado para reemplazar al Presidente
de la República.
La prohibición de la reelección presidencial.
Además se conformó como principio constitucional el derecho del Habeas Corpus.
Consideró además la necesidad de una codificación, sentándose las bases para el
proyecto del primer Código Civil.
Se estableció el principio de la Responsabilidades el ejercicio de la Función Pública.
Se sancionaron los derechos ciudadanos considerados en las anteriores
Constituciones liberales.
La Constitución de 1834, tuvo entre sus más ardorosos defensores a Don Javier de
Luna Pizarro y a Don Francisco de Paula Gonzales Vigil, quien luego del acto de
promulgación se dirigió al Presidente Orbegoso, diciéndole:
“A una época de tan faustos auspicios, no es posible que suceda otro infortunio, ni
han de quedar frustrados tantos presagios de felicidad. Hay un medio eficaz de
asegurarlo todo: respetar la Constitución”.

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LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA PERUANA DE 1839:

Dada por el Congreso General reunido en Huancayo y promulgada por el Mariscal


Agustín Gamarra, Presidente Provisorio de la República, conocida como la
Constitución de Huancayo; tuvo vigencia de 10 de noviembre de 1839 a 27 de julio
de 1855.

Que fue de tendencia conservadora. Esta Carta es considerada por el Dr. Basadre
como “esencialmente autoridad”, por sus características siguientes:

Se robusteció y reforzó al Poder Ejecutivo, ampliando el mandato presidencial a seis


años.

Se concedió “poderes extraordinarios”, al Consejo de Estado, para suspenderlas


garantías constitucionales determinando el tiempo de esta suspensión.
Suprimida la Vice-Presidencia, el Presidente era reemplazado por el Presidente del
Consejo de Estado.

La Constitución no hizo mención a los Municipios, considerándose por esto como


prácticamente abolidos, siendo creados en cambio los organismos de: Intendentes
de Policía nombrados por el gobierno central con triple función (judicial, ejecutiva y
de salvaguarda de la seguridad pública).

Fueron restringidos los derechos individuales.


Se reconoció tácitamente la esclavitud, al anunciarse el siguiente considerando:
“Son peruanos de nacimiento los hombres libres nacidos en el Perú”.
Se pidió como requisito de la ciudadanía: 
a) Saber Leer y escribir, 
b) Pagar Contribución y 
c) Tener veintidós años.

Esta constitución tuvo larga vida, ya que abarcó el gobierno del Mariscal Gamarra y
el periodo del primer gobierno de Don Ramón Castilla.

LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ DE 1856 

Fue promulgada por el Presidente Provisorio Ramón Castilla, tuvo vigencia de 19 de


octubre a de 1856 a13 de noviembre de 1860.
Fue de tendencia liberal, por lo tanto entre otras cosas acepto en toda su plenitud,
las ganancias individuales y los derechos del ciudadano:
Mantuvo el equilibrio entre el Legislativo y el Ejecutivo.
El periodo presidencial volvió a ser de cuatro años.

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Se consideró nuevamente el sufragio directo.


Se creó una nueva institución llamada Consejo de Ministros y reapareció el cargo de
la Vice Presidencia.
Se establecieron las instituciones locales, entre ellas los Municipios y las Juntas
Departamentales.

LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ (1860) 

Dada por el Congreso de la República, reformó la de 1856, fue promulgada por el


Mariscal Ramón Castilla; tuvo vigencia de 13 de noviembre de 1860 a 29 de agosto
de 1867, fue puesta en vigencia nuevamente por el General Pedro Diez Canseco,
vicepresidente de la República de 6 de enero de 1868 a 27 de diciembre de 1879;
posteriormente a causa de la invasión chilena Montero, Cáceres e Iglesias se
ciñeron a ésta Constitución que tuvo vigencia de 18 de enero de 1881 a 23 de
octubre de 1883. Con algunas modificaciones hechas por sucesivos Congresos fue
puesta en vigor por el General Miguel Iglesias de 23 de octubre de 1883 a 18 de
enero de 1920.
Considerada de corte moderado. Entre los que formularon el proyecto de esta
Constitución estuvo el distinguido Maestro y Sacerdote Bartolomé Herrera y fue
notable su polémica de base conservadora con el liberal Silva Santisteban, acerca
de la tolerancia de culto y sobre el fuero eclesiástico. Al triunfar los liberales
suprimiéndose el fuero especial, Bartolomé Herrera se retiró. De igual manera los
liberales se pronunciaron sobre la supresión de la pena de muerte y por la
prohibición de la reelección presidencial. Entre las principales de esta Constitución,
se puede anotar:

Se consideró como peruanos de nacimiento a los naturales de América española y a


los españoles que se encontraban en el Perú cuando se programó y juró la
independencia y siguieron residencio en el País.

En esta constitución se consideró, la posibilidad de establecer al sufragio indirecto y


se limitaba la Ciudadanía con los siguientes requisitos: 

a) Saber leer y escribir.


b) Ser jefe de un taller o fábrica o propietario de un bien raíz.
c) Pagar contribuciones al Erario nacional.
Estableció definitivamente el sistema bi-cameral en el Legislativo.
Determino diversas distribuciones legislativas.
Se mantuvo el Consejo de Ministros y la Vice-Presidencia.
Fue suprimido el Consejo de Estado.
La constitución que comentamos tubo larga existencia ya que duro hasta el año
1920; habiendo tenido una interrupción con la Constitución fugaz de 1867 y el
Estatuto de 1879 bajo el gobierno de Piérola.

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LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ DE 1867


 
Dada por el Congreso Constituyente y promulgada por Mariano Ignacio Prado, tuvo
vigencia de 29 de agosto de 1867 a 6 de enero de 1868.

LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ DE 1933 

Dada por el Congreso Constituyente y promulgada por el Presidente Luis M.


Sánchez Cerro, tuvo vigencia de 9 de abril a 28 de julio de 1980.
Los constituyentes trataron de modernizar la carta legal y entre sus miembros había
pocos hombres calificados. Se redactó el anteproyecto llamado Villarán, que
Basadre considera superior a la constitución posterior.
En los debates lucieron parlamentarios brillantes, limitándose a recordar a Víctor
Andrés Belaunde, aunque gran parte de sus proyectos y hasta normas propuestas
por él que se aprobaron, quedaron en los papeles para el archivo de estudios del
pensamiento o mentalidad de ilustres peruanos. Se aprobó el voto a los mayores de
21 años, pero no se incorporó a las mujeres. Los apristas y otros plantearon la
restricción del poder central para limitar el presidencialismo, personalismo,
frecuentemente egoísta o egotista que es uno de nuestros grandes males. Tras la
constitución del 33 vinieron gobiernos de facto, la importancia de muchas de sus
normas fue ocasional; no se dieron leyes que reglamentaran importantes acuerdos,
fuera de las continuas declaraciones generales y lírica. Sus normas tuvieron
importancia en años posteriores en que se reconocía la vigencia de la constitución.
Por ejemplo los problemas del primer gobierno de Belaunde, jaqueado por un
parlamento opositor tenían su origen en la constitución. La extensión del voto fue un
hecho permanente y trascendente y discutido el relativo al divorcio.

Es importante destacar la presencia de los descentralistas y socialistas. Un gran


paso adelante en el descentralismo se dio en la constituyente, no solo por las leyes
dadas, sino por la manifestación de una nueva fuerza política. Los socialistas de
disgregaron y al fin el socialismo se redujo a la solitaria figura del capacitado y
honesto Luciano Castillo que mantuvo un “feudo” político en el norte por muchos
años. Los descentralistas trataron de hacer aprobar sus planes, pero debieron
contentarse con el nombramiento del arzobispo de Lima, del obispo del Cusco. Sus
intervenciones parlamentarias, no rompieron el centralismo, pese a su conocimiento
del problema y su elocuencia.

LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ DE 1979

Sancionada por la Asamblea Constituyente y promulgada por Fernando Belaunde


Terry, presidente de la República, tuvo vigencia de 28 de julio de 1980 a 5 de abril

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de 1992, cuando Alberto Fujimori crea un Gobierno de Reconstrucción Nacional al


que se le denominó auto-golpe o golpe cívico militar.

En su capítulo XII, artículos 252 al 258 establecía que las municipalidades son los
órganos del Gobierno Local y cuentan autonomía económica y administrativa en los
asuntos de su competencia. Asimismo disponía que la administración se ejerce a
través de los concejos municipales provinciales, distritales y los que se establezcan
conforme a la ley. Los Alcaldes y Regidores de los Consejos Municipales son
elegidos en sufragio directo, por los vecinos de la respectiva jurisdicción. Los
extranjeros residentes por más de dos años continuos pueden elegir, también ser
elegidos salvo en las municipalidades fronterizas. El Consejo Municipal es presidido
por el Alcalde.
Las Municipalidades son competentes para acordar su régimen de organización
interior, votar su presupuesto, administrar sus bienes y rentas, crear, modificar o
suprimir sus contribuciones, arbitrios y derechos, regular el transporte colectivo, la
circulación y el tránsito, organizar, reglamentar y administrar los servicios públicos
locales; contratar con otras entidades públicas o privadas preferentemente, locales,
la atención de los servicios que no administran directamente, planificar el desarrollo
de sus circunscripciones y ejecutar los planes correspondientes, y las demás
atribuciones inherentes a su función de acuerdo a ley.
Las municipalidades provinciales tienen a su cargo, además de los servicios públicos
locales, la zonificación y urbanismo, la cooperación con la educación primaria y
vigilancia de su normal funcionamiento, cultura, recreación y deporte, turismo y
conservación de monumentos arqueológicos e históricos, en coordinación con el
órgano regional, cementerios y los demás servicios cuya ejecución no está
reservada a otros organismos públicos que tienden a satisfacer necesidades
colectivas de carácter local.

El Poder Ejecutivo con facultades otorgadas por el congreso dictó la ley Orgánica de
Municipalidades, previa revisión a cargo de la comisión permanente del Congreso. El
decreto legislativo Nº 51 fue promulgado el 16 de marzo de 1981, y posteriormente
fue derogado por ley Nº 23853 o ley Orgánica de Municipalidades, promulgada el 08
de junio de 1984. 

LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ DE 1993


 
Elaborada por un Congreso Constituyente Democrático, fue sancionada mediante
referéndum y promulgada por Alberto Fujimori Fujimori, tiene vigencia desde el 29
de diciembre de 1993 hasta la fecha.

La presente constitución en comparación con la de 1979 aborda brevemente el tema


Municipal, introduciendo la autonomía política a las ya existentes administrativa y
económica. Entre otros puntos, establece un periodo de cinco años para el cargo de

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alcaldes y regidores. Se regulan además, la competencia de la municipales, sobre


sus bienes y rentas, la posibilidad de concretar convenios cooperativos con otros
municipios y una discusión sobre el régimen especial de determinadas
municipalidades.

La ley orgánica de municipalidades vigente, Ley Nº 23853 fue dada bajo el amparo
de la constitución de 1979, por tal razón es necesaria su reforma para adecuarla a la
de 1993. Uno de los temas novedosos del reciente texto Constitucional que ha dado
lugar a diferentes interpretaciones es el referido al tema de la autonomía económica,
administrativa y política con que cuentan las municipalidades en materia de su
competencia. Es necesario recalcar que dicha autonomía debe entenderse como
restringida, limitada a ciertos ámbitos competenciales no puede se contraria al
ordenamiento jurídico y al interés general. La autonomía absoluta, por el contrario,
es sinónimo de soberanía, que es atributo exclusivo del Estado.

Por otro lado, el concejo al contar con funciones legislativas y fiscalizadoras, actúa
como un parlamento dando normas en el ámbito de su competencia y fiscalizando la
labor de los otros organismos. El Alcalde es quien hace las veces del Ejecutivo,
siendo además el personero de la Municipalidad y la autoridad que toma las
decisiones administrativas.
Otros de los temas que aborda la Constitución de 1993, es sobre la regionalización,
el cual se ha convertido en casi un mito para nuestro país. Como se sabe, el debate
que precedió a las dos últimas constituciones – con más interés en la Carta de 1979
que en la de 1993 se trató sobre la descentralización.

La regionalización implica un proceso más completo que descentralizar y


desconcentrar. La Región es un determinado espacio geográfico de territorio en el
cual existen diversos organismos que, si bien quedan sometidos al gobierno central
en materia de armonización de políticas y normatividad general, adquieren sin
embargo, dentro de su región una cuota de poder que ante mantenía el Gobierno
Central.

CARACTERISTICAS:
Ley Nº 23853 Orgánica de Municipalidades fue dada bajo el amparo de la
constitución de 1979, se adecuo a la de 1993. 

ESTRUCTURA DE LA CONSTITUCIÓN PERUANA DE 1993

El 13 de octubre de 1993 los votantes peruanos acudieron a las urnas para que a
través de un referéndum se aprobara la Constitución elaborada por el Congreso
Constituyente Democrático, que trabajó desde enero hasta el 7 de setiembre para
concluir con la misma. El referéndum aprobó la nueva Constitución por un margen
de 52% a favor y 48% en contra.

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La Constitución tiene como preámbulo el siguiente texto “El Congreso Constituyente


Democrático, invocando A Dios Todopoderoso, obedeciendo el mandato del pueblo
peruano y recordando el sacrificio de todas las generaciones que nos han precedido
en nuestra patria, ha resuelto dar la siguiente Constitución”. 

La Constitución de 1993 consta de seis títulos, tiene 206 artículos y


aproximadamente 100 artículos menos que la Constitución anterior de 1979.

El Título I: “De la Persona y de la Sociedad” tiene cuatro capítulos correspondientes


a: derechos fundamentales de la persona, de los derechos sociales y económicos,
de los derechos políticos y de los deberes y de la función pública; que desarrolla los
derechos, libertades y deberes individuales. 

El Título II: “Del Estado y la Nación” consta de dos capítulos: del Estado, la nación y
el territorio y de los tratados, donde define el tipo de Estado e incluye el derecho
internacional referido a los tratados internacionales suscritos por el Perú. 
El Título III: “Régimen Económico” tiene seis capítulos, que son: principios
generales, del ambiente y los recursos naturales, de la propiedad, del régimen
tributario y presupuestal, de la moneda y banca y del régimen agrario y de las
comunidades campesinas y nativas; como es obvio aquí se define la estructura
económica del Estado (tributos, propiedad, presupuesto, etc.). 

El Título IV: “De la estructura del Estado” tiene catorce capítulos donde se define la
función del poder político, composición del gobierno, poderes del Estado y sus
instituciones políticas; los capítulos comprenden: Poder Legislativo, de la función
legislativa, de la formación y promulgación de las leyes, Poder Ejecutivo, del
Consejo de Ministros, de las relaciones con el Poder Legislativo, régimen de
excepción, Poder Judicial, del Consejo Nacional de la Magistratura, del Ministerio
Público, de la Defensoría del Pueblo, de la seguridad y de la defensa nacional, del
sistema electoral, de la descentralización, las regiones y las municipalidades. 

El Título V: “De las Garantías Constitucionales”, no tiene capítulos y comprende


cuatro tipos de garantías: la acción de Hábeas Corpus, la acción de amparo, la
acción de Hábeas Data y la acción de inconstitucionalidad.

Finalmente el Título VI: “De la reforma de la Constitución” que incluye un solo


artículo y concluye con las “Disposiciones Transitorias”.

ESTRUCTURA DEL ESTADO:

Poder Legislativo: Conforme, con el art. 90 se establece un poder legislativo


unicameral con 130 Congresistas, en contraposición del sistema bicameral
(Cámara de Diputados y Senadores) que establecía la Constitución de 1979; y que

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fue una constante en las Cartas Políticas peruanas. De las doce Constituciones
que ha tenido el Perú en su periodo republicano; nueve optaron definitivamente por
el Sistema Bicameral, una adoptó una formula inusual y dos –contando, con la
vigente –adoptaron el sistema unicameral64. El Congreso de la República se elige
por un período de cinco años mediante un proceso electoral organizado conforme
a ley. Los candidatos a la presidencia no pueden integrar las listas de candidatos a
congresistas. Los candidatos a vicepresidentes pueden ser simultáneamente
candidatos a una representación en el Congreso. Para ser elegido congresista se
requiere ser peruano de nacimiento, haber cumplido veinticinco años y gozar del
derecho de sufragio65. Como no podía ser de otro modo, la Carta Política de 1993
contando con el patrocinaje de Alberto Fujimori Fujimori quien propugnaba un
esquema marcadamente anti-parlamento, y buscaba gobernar sin controles
democráticos del poder; en ese derrotero el Senado le resultaba incómodo y
mostraba su aprobación por el sistema de una sola Cámara, permeable y afín a
sus propósitos dictatoriales.
Es evidente, que el cambio de modelo de parlamento, provenía de prejuicios
políticos del Presidente Fujimori –quien luego del golpe de Estado del 5 de abril de
1992 impulsó una Constitución, a sus medidas –que de la preocupación por dotar
al país de un parlamento moderno, representativo y eficiente.

Del análisis de este modelo de Legislativo, observamos que son temas pendientes
de reforma constitucional: la vuelta al Sistema Bicameral; la figura de Renovación
del Parlamento; el cambio de voto obligatorio a voto facultativo; mayores
exigencias para acceder a la función congresal etc.

Poder Ejecutivo: Conforme, con el artículo 110 (Presidente – Jefe de Estado) “El
Presidente de la República es el Jefe del Estado y personifica a la Nación.
Para ser elegido presidente de la República se requiere ser peruano por
nacimiento, tener más de treinta y cinco años de edad al momento de la
postulación y de gozar del derecho de sufragio”
Es de anotar, que esta Carta Política, como no podría ser de otro modo, al estar
patrocinada por Alberto Fujimori Fujimori y por tanto impregnada de su carácter
dictatorial, afianzó y fortificó el sistema presidencial de gobierno, todo ello para
imponer el modelo político neoliberal, propugnado por los acuerdos con el Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial; se fortaleció la figura presidencial con
la controvertida disposición de reelección presidencial inmediata, que felizmente
fue materia de reforma67, retornando a lo que fue una constante en el sistema
constitucional peruano; permitir la reelección, solo después de un período.
Constituye, también, a una vigorización del Ejecutivo, la facultad del Presidente de
disolver el Congreso si este ha censurado a dos consejos de Ministros. Por otra
parte, al establecer el modelo unicameral del Parlamento, se facilita una actuación
del Ejecutivo, en la función Legislativa, sin el control y rigurosidad que impone el
sistema bicameral, con un Senado como cámara de reflexión. Y sobre todo, la
controversial atribución del ejecutivo de otorgar ascensos a las Fuerzas Armadas,

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sin ratificación del Congreso, significan un fortalecimiento del Ejecutivo, rompiendo


con el adecuado balance y equilibrio de poderes que postula el moderno Estado
Constitucional de Derecho.
Observamos, que es tema pendiente de reforma constitucional la instauración del
Juicio de Residencia para todos los funcionarios del Poder Ejecutivo (Figura que ya
estuvo presente en la Constitución de 1834, art 176; y en la Constitución de 1856,
art. 11). A propósito de los clamorosos casos de corrupción que enfrentan los
últimos 4 Presidentes de la República: Fujimori, Toledo, García y Humala; y a fin
de que los responsables del Ejecutivo respondan por los cargos imputados al
acabar su mandato, sin posibilidad de fuga.

Poder Judicial: Conforme, con el Artículo 138 (Función Jurisdiccional y Control


difuso). La potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el
Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos con arreglo a la Constitución y a
las leyes.
En todo proceso, de existir incompatibilidad entre una norma constitucional y una
norma legal, los jueces prefieren la primera. Igualmente, prefieren la norma legal
sobre toda otra norma de rango inferior. En correlato con ello, el artículo 139
desarrolla los principios de la función jurisdiccional sistematizados de modo
enunciativo y de los que conviene destacar: La unidad y exclusividad de la función
jurisdiccional; estableciéndose la jurisdicción militar y arbitral solo de modo
excepcional, conforme lineamientos establecidos en las disposiciones
reglamentarias correspondientes.
La independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional, este es un sello
consustancial del Estado de Derecho, y pretende garantizar una recta
administración de Justicia; para que los otros poderes no se inmiscuyan o
interfieran en la labor jurisdiccional. Debido Proceso y Tutela Procesal Efectiva
como garantías centrales en la impartición de Justicia. La Motivación escrita de las
resoluciones Judiciales como rasgo que permite distinguir función jurisdiccional de
la función política, en tanto y en cuanto la función jurisdiccional tiene que respetar
el principio de razonabilidad, por ello debe sustentar los elementos fácticos y base
jurídica de la resolución expedida. El derecho de defensa en cualquier estado del
proceso; entre otros, principios de la función jurisdiccional.
La consolidación y fortificación del poder judicial pasa por dotarlo de los recursos
económicos que haga viable su eficaz funcionamiento, en este sentido un punto
débil, y que merma la autonomía de que debe gozar tan importante y crucial poder
del Estado, es el tema presupuestal en cuanto es de su atribución el presentar y
sustentar el proyecto de Presupuesto ante el Poder Ejecutivo, pero no tiene
facultades de aprobación en el monto requerido; lo que motivó enfrentamientos
entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial por recortes del monto presupuestal por
parte de Poder Ejecutivo.

Ministerio Público

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Esta institución aparece en la Constitución de 1979, pero fue redimensionada por


la Carta Política de 1993. Conforme con el artículo 158 de la Constitución, el
Ministerio Público, es un organismo constitucional autónomo, encargado de modo
principal de promover de oficio o a petición de parte la acción judicial para la
defensa de la legalidad y de los intereses públicos tutelados por el Derecho; velar
por la independencia de los órganos jurisdiccionales y la recta administración de
justicia; representar en juicio a la sociedad; vigilar e intervenir en la investigación
del delito desde la etapa policial, y promover la acción penal, de oficio o petición de
parte; Emitir dictamen previo a las resoluciones en los casos que la ley contempla;
y las demás atribuciones que le señala la Constitución y las leyes.
La Constitución de 1993 mantuvo en esencia las mismas atribuciones de la Carta
del 79, añadiéndole una referida al ejercicio de la iniciativa en la formación de las
leyes, y dar cuenta al Congreso o al Presidente de la República de los vacios o
defectos de la legislación. Esto, evidentemente constituye un acierto.

Defensoría del Pueblo


Esta novedosa institución fue introducida por la vigente Constitución; artículo
162. Atribuciones de la Defensoría del Pueblo “Corresponde a la Defensoría del
Pueblo defender los derechos constitucionales y fundamentales de la persona y de
la comunidad; y supervisar el cumplimiento de los deberes de la administración
estatal y la prestación de los servicios públicos a la ciudadanía.
El Defensor del Pueblo presenta informe al Congreso una vez al año, y cada vez
que este lo solicita. Tiene iniciativa en la formación de las leyes. Puede proponer
las medidas que faciliten el mejor cumplimiento de sus funciones.
El proyecto de presupuesto de la Defensoría del Pueblo es presentado ante el
Poder Ejecutivo y sustentado por su titular en esa instancia y en el Congreso.
Aparece, claramente, en defensa de la ciudadanía frente a la administración
pública en cuanto una correcta prestación de los servicios públicos y para postular
la eficacia de los derechos fundamentales de la persona humana y la comunidad.
El antecedente constitucional, está en la Constitución de Suecia de 1809, donde
aparece denominado como “Ombudsman”. Desempeña un papel sustancial en la
consolidación del Estado Constitucional de Derecho como mediador y en
situaciones que pueden ser fuente de conflicto social. Es promotor de procesos
constitucionales respecto de derechos vulnerados, en especial de aquellas
personas de escasos recursos. Tiene; en la persuasión, su herramienta para
hacerse escuchar por los funcionarios públicos y de constatar conductas delictivas,
deberá remitir las pruebas correspondientes para que el Fiscal competente,
proceda a ejercitar la acción penal correspondiente.

Tribunal Constitucional
La Constitución en el artículo 201, concibe el Tribunal Constitucional como el
órgano autónomo e independiente de control de la constitucionalidad. Esta
institución tiene como antecedente, la Constitución de 1979 que lo denominó como
Tribunal de Garantías Constitucionales. Como órgano encargado del control de la

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constitucionalidad, está revestido de independencia en relación con los otros


organismos constitucionales y se encuentra sometido únicamente a la Constitución
y a su Ley Orgánica N° 28301.

La institución nació del llamado modelo Kelseniano, plasmado en un proyecto de


1918, sancionado por el parlamento austriaco en 1919, y hecho realidad en la
Primera Constitución Austriaca –que fuera promulgada el 1 de octubre de 1920–
donde se plasmaron importantes aportes en cuanto a la democracia representativa
y se inauguró el sistema de control concentrado de la constitucionalidad a través
de la creación del denominado Tribunal Constitucional; del cual Kelsen fue
miembro desde 1921 hasta 1930.
Los Tribunales Constitucionales aparecen como “guardianes de la Constitución” y
en la concepción de Kelsen constituyen no tanto un órgano jurisdiccional en
sentido estricto, sino más bien un “legislador negativo” por cuanto la anulación de
la ley inconstitucional presenta el mismo carácter de generalidad que su
elaboración72.
Checoslovaquia imitó a su vecina Austria ese mismo año de 1920, y luego lo hizo
la República Española en 1931. Fueron esos los únicos tribunales constitucionales
existentes en la Europa del período de entreguerras.
En el Perú en el siglo XIX no existía un sistema de control constitucional, aún
cuando hubo intentos sobre todo doctrinarios, para implantarlo. En rigor tan solo en
la década de 1930, sobre la base de proyectos que venían desde años atrás, es
que se incorpora el llamado “modelo americano” en forma expresa.
En el Perú nació con la Constitución de 1979 bajo el nombre de Tribunal de
Garantías Constitucionales (extrapolado de la Constitución Española de 1931); fue
creado para superar el descontento que existía en torno al Poder Judicial,
sobretodo durante el llamado “Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas”.
En ese Texto Fundamental, el Tribunal de Garantías Constitucionales es definido
como “el órgano de control de la Constitución”, su Ley Orgánica, estableció que
estaría integrado por nueve miembros, provenientes en terceras partes de los tres
poderes del Estado. La elección debía recaer entre personas que reúnan los
mismos requisitos que se exigían para ser Vocal de la Corte Suprema y exhiban
probados antecedentes democráticos y de defensa de los Derechos Humanos.

El Tribunal de Garantías Constitucionales asumía dos funciones básicas:


a. Conocer en casación de las resoluciones denegatorias del Hábeas Corpus y
Amparo.
b. Declarar, a petición de parte, la inconstitucionalidad total o parcial de las
leyes otras normas jurídicas con valor de Ley.
La pobreza de esta competencia sumada a otros factores como la politización en el
reclutamiento de sus miembros; el reducido número de legitimados para iniciar las
acciones y el elevado número de votos para la adopción de sus acuerdos
imposibilitó su funcionamiento eficaz y determinó su posterior fracaso.

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Por D.L. 25814, Ley de Bases de Emergencia y Reconstrucción Nacional


(Publicada el 06 de abril de 1992) se dispuso la reorganización integral del
T.G.C. En concordancia con ello, el D.L. 25422, publicado el 9 de abril del mismo
año, cesó a todos sus magistrados, en decisión altamente cuestionable y con
evidente sesgo de pretender politizar el Tribunal.
La Constitución de 1993 le dio la denominación moderna de Tribunal
Constitucional (Con base en la Constitución Española de 1978) y optó por regular
de una mejor manera la competencia del órgano encargado del control
concentrado de la constitucionalidad, como ente autónomo e independiente.
Se reconoce al Tribunal Constitucional el ser la instancia de fallo y no simplemente
casatoria frente a resoluciones denegatorias de las acciones de garantía. Puede
declarar la inconstitucionalidad de determinadas normas jurídicas que en la
anterior Constitución no eran pasibles de acción de inconstitucionalidad. Es decir
tratados internacionales, reglamentos del Congreso y decretos de urgencia.
La Carta Política de 1993 amplía la base de legitimados para iniciar el proceso de
Inconstitucionalidad; y se precisa, de forma acertada, que por el solo mérito de la
publicación de la sentencia que declara la inconstitucionalidad de una norma, esta
última se entiende que ha quedado derogada, con la cual se elimina el requisito de
envío al Congreso para su derogatoria como lo estipulaba la Constitución de 1979.
La Carta vigente precisa que el Tribunal Constitucional está conformado por siete
miembros, elegidos por cinco años y no pueden ser inmediatamente reelegidos,
todos ellos designados por el Congreso con el voto favorable de los dos tercios del
número legal de sus miembros. Su función es a dedicación exclusiva, excepto el
ejercicio de la docencia universitaria.
La Ley Orgánica del Tribunal Constitucional N° 28301, en el art. 5 prescribe “...
para resolver la inadmisibilidad de la demanda de inconstitucionalidad o para dictar
sentencia que declare la inconstitucionalidad de una norma con rango de ley, se
exigen cinco votos conformes”.
Asimismo el art. 1 de esta Ley señala, expresamente, que el Tribunal
Constitucional es el órgano supremo de la interpretación y control de la
constitucionalidad.
Por su alta investidura los magistrados del Tribunal Constitucional gozan del
privilegio del antejuicio político ante el Congreso, al igual que otros funcionarios de
alta jerarquía, siempre que se trate de delitos de función o infracciones a la
Constitución. También, poseen el privilegio de la inmunidad para los casos de
detención o juzgamiento para delitos comunes.
El Tribunal Constitucional tiene como sede la ciudad de Arequipa, pero puede
sesionar en cualquier otro lugar de la República.
La organización y las funciones del Tribunal Constitucional se encuentran
reguladas por su Ley Orgánica Nº 28301 del 23/07/2004. Que, comenzó a regir
juntamente con el Código Procesal Constitucional. Y, por su Reglamento
Normativo adoptado por Acuerdo del 14 de septiembre de 2004.

EL DERECHO CONSTITUCIONAL Y SUS RELACIONES INTERDISCIPLINARIAS

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El Derecho Constitucional y su relación con el Derecho Administrativo.

Se considera que existe el Derecho como ciencia especializada y este no puede


tener carácter independiente con respecto a otras ciencias, ni en su relación con
otras ya que el Derecho es uno y está integrado por ramas o partes que constituyen
ese todo. Sus fines son similares y ante esta similitud no puede haber independencia
por lo que se considera que existe relaciones entre las distintas ramas del Derecho y
de este con otras ciencias.

Al establecer un concepto de Derecho Administrativo podemos decir que es aquella


rama jurídica que se encarga de fijar los principios y analizar las normas que se
orientan a la regulación de las relaciones sociales que se producen en la
organización y en la actividad de la administración del Estado considerada en todas
sus esferas tanto nacional como local.

En cuanto a su relación con el Derecho Constitucional, se dice que esta relación es


muy íntima ya que el Derecho Constitucional estudia la ciencia del sistema del
Derecho Administrativo, en él se encuentran las denominaciones de los capítulos del
Derecho Administrativo; uno es el prefacio obligado del otro porque el Derecho
Constitucional estudia los órganos del Estado y el Derecho Administrativo la acción
de éstos. Por la estrecha relación que existe entre ellos se puede decir que el
Derecho Constitucional orienta al Derecho Administrativo.

El Derecho Constitucional no solo lleva en sí disposiciones limitativas del actuar de


la Administración, en ocasiones es la norma superior autorizante de determinados
actos que puede realizar ese ente. La Constitución se convierte en norma básica
que traza el carácter de la actividad de la Administración Pública, en estrecha
vinculación con el pensamiento sociopolítico que domina la letra y el espíritu de la
primera. El estudio de las reglas conductuales constituye la materia del Derecho
Constitucional que, por lo tanto, consideramos, puede ser definido como la rama del
Derecho que organiza el Estado y establece las normas fundamentales de sus
relaciones con los individuos; además de regular el actuar de cada uno de los
órganos que lo integran.

Para la mayor parte de los autores resulta muy difícil hacer una demarcación precisa
entre los respectivos dominios de ambas materias debido a la íntima relación que los
une. Algunos han llegado a plantear que existe identidad entre el Derecho
Administrativo y el Derecho Constitucional señalando que son normas jurídicas
referentes al Estado, pero nosotros consideramos necesario aclarar, que a pesar de
sus relaciones, constituyen ramas diferentes porque el Derecho Constitucional
estudia la organización general del Estado, mientras que el Derecho Administrativo,
la organización administrativa de éste. La mayoría de los administrativistas estiman
que sí existen diferencias entre ambas ramas del Derecho.

Para demostrarlo se han señalado varios elementos diferenciales:

El Derecho Constitucional posee normas estáticas mientras que las normas del
Derecho Administrativo son dinámicas.

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Otros plantean que el D. Constitucional estudia la anatomía del Estado mientras que
el Derecho Administrativo estudia sus funciones.

Otros, coincidentemente con los anteriores, opinan que el Derecho Constitucional


estudia los órganos del Estado y el Derecho Administrativo la acción de estos.

Un último criterio se refiere a la diferencia degradación jurídica por la que el Derecho


Constitucional da directrices y orientaciones que el Derecho Administrativo por lo
general no las ofrece. Hay una relación, por esto, de dependencia del D.
Administrativo con el D. Constitucional.

De todas las ramas del Derecho, ninguna esté más estrechamente ligada al Derecho
Administrativo que el Derecho Constitucional; cada temática que trate el Derecho
Administrativo, se ha dicho, está encabezada por una introducción de Derecho
Constitucional. Constitución y Administración se influyen recíprocamente; porque es
la Constitución la que le brinda existencia a la Administración, puesto a que la
primera define el carácter de la segunda. La Constitución es el ordenamiento
fundamental del Estado; la Administración es un órgano jurídico de ese Estado. La
función administrativa es una actividad que se realiza dentro del marco y las
directivas básicas fijadas por aquella norma suprema. Por su jerarquía, es la fuente
más importante de todo el Derecho, particularmente para el Derecho Administrativo,
cuyo actuar se fundamenta en los principios y normas constitucionales.

En la Constitución hay estructuración y establecimiento de límites, en la


Administración hay expresión de actividad concreta que ha establecido la primera y
que puede influir en su dinamismo si el último no responde a los objetivos
requeridos.

No es que el Estado tenga solamente una Constitución, sino que está reflejado en
ella.

La integración de todos estos criterios demuestra la existencia indiscutible de


relaciones entre el Derecho Constitucional y el Administrativo, en las cuales el
primero orienta al otro pues el Derecho Constitucional es más amplio ya que se
relaciona con la dirección del Estado en general, en tanto el D. Administrativo
detalla, completa y explica el mecanismo de relación de las diversas normas
constitucionales; además el Derecho Constitucional fija las normas y establece los
principios sobre los que se sustenta el actuar de la Administración; en cambio, el
Derecho Administrativo organiza y encamina el actuar de sus órganos de acuerdo a
las estipulaciones que sobre su papel ha esgrimido el Derecho Constitucional.

El Derecho Constitucional y su relación con el Derecho Civil

El Derecho Constitucional estudia el conjunto de derechos y libertades


fundamentales de las personas; los derechos económicos, sociales y culturales, los
derechos políticos y los deberes, las garantías frente a la administración de justicia,
los medios procesales que sirven para cumplir y hacer cumplir la normatividad
constitucional. El Derecho Civil toma estos derechos fundamentales y libertades
fundamentales, los desarrolla, los precisa y los detalla con profundidad.

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El Derecho Constitucional y su relación con el Derecho Penal

El derecho constitucional fija los principios disciplinarios básicos, con los que la
sociedad garantiza el afianzamiento de la seguridad jurídica personal, social y
nacional, así como el respeto de las libertades ciudadanas. El derecho penal
recoge estos principios, los sistematiza y desarrolla, hasta convertirlos en un
eficiente mecanismo de control.

El Derecho Constitucional y su relación con el Derecho Procesal Penal

Debemos tener en cuenta, que la Constitución es el instrumento jurídico por la cual


se constituye y organiza un Estado democrático de Derecho, lo cual es fundamental
para el correcto ejercicio de la función penal del Estado (función penal garantista)
que excluya la arbitrariedad y las violaciones de derechos fundamentales. De ahí
que la Constitución se convierta en el instrumento determinante para la validez
jurídica y política de un Estado contemporáneo.

Como afirma el profesor César Landa Arroyo, “…el proceso judicial, en general, y el
proceso penal, en particular, en nuestro medio, siempre ha sido analizado desde la
perspectiva estrictamente procesal, soslayando, de esta manera, sus bases
constitucionales.”25 Esta tendencia ha venido paulatinamente revirtiéndose, y ahora
la mayoría de la doctrina procesal peruana parte por establecer el marco
constitucional del nuevo proceso penal peruano, la necesidad de la configuración de
un Estado constitucional y la protección y garantía de los derechos fundamentales
en un proceso penal.
Conforme menciona la Fiscal de la Nación de Perú, Gladys Echaiz Ramos, “Fue
en la Constitución Política de 1979, donde, finalmente, se introdujeron un conjunto
de normas, que diseñaron una nueva política criminal del Estado, y con ello, el
gran cambio y transformación que fue reafirmado y consolidado en la Constitución
Política de 1993”, donde “además de garantizarse los derechos de la persona, se
diseñó el modelo acusatorio como forma de proceso, cuya esencial principio, es que
“No hay juicio, sin acusación”.
Será con la Constitución de 1993 que se establece las bases formales para un
proceso penal democrático, donde en consonancia con las tendencias modernas se
perfila un modelo constitucional del proceso penal, en la que se diferencian la
función acusatoria de la función de juzgamiento, siguiendo de esta manera la
tendencia establecida por el Código procesal Penal modelo para Iberoamérica de
1988 que, “en su objetivo de “acentuar la forma acusatoria del proceso penal”, han
querido reemplazar al juez instructor, por una preocupación central y lógica: “No es
susceptible de ser pensado que una misma persona se transforme en un
investigador eficiente y, al mismo tiempo, en un guardián celoso de la seguridad

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individual; el buen inquisidor mata al buen juez o, por el contrario, el buen juez
destierra al inquisidor.

La carta fundamental de 1993 precisa una nueva atribución constitucional del


Ministerio Público, por un lado, en el artículo 159 se ratifica sus funciones de
persecutoria del delito, y, por otro lado, se redefine el rol del fiscal en la
investigación, disponiéndose en el inciso 4) lo siguiente:

“Conducir desde su inicio la investigación del delito. Con tal propósito la


Policía Nacional está obligada a cumplir los mandatos del Ministerio Público
en el ámbito de su función.”

Esta nueva función constitucional será desarrollada en el Nuevo Código Procesal


Penal del 2004, estableciendo el artículo 60.2 que:

“El Fiscal conduce desde su inicio la investigación del delito. Con tal propósito
la Policía Nacional está obligada a cumplir los mandatos del Ministerio Público
en el ámbito de su función.”

Y el artículo 61.2 se precisar este rol de la siguiente manera:


“Conduce la Investigación Preparatoria. Practicará u ordenará practicar los
actos de investigación que corresponda, indagando no sólo las circunstancias
que permitan comprobar la imputación, sino también las que sirvan para
eximir o atenuar la responsabilidad del imputado. Solicitará al Juez las
medidas que considere necesarias, cuando corresponda hacerlo.” (el
subrayado es nuestro).

De esta manera no solo se establece una nueva función constitucional del


Ministerio Público, sino que se redefine el rol del fiscal, al otorgarle un verdadero
rol protagónico en el proceso penal, como es la “conducción” de la investigación del
delito. Así también, se redefine las etapas del proceso penal, estableciéndose la
etapa de la investigación preparatoria la cual estará a cargo del Fiscal.

El Derecho Constitucional y su relación con el Derecho Tributario

Entendiendo al Derecho Tributario como el conjunto de normas que uniforma lo


atinente a los ingresos fiscales del estado, se diferencian generalmente diversas
ramas que lo componen, tales como el Derecho Tributario material, formal, procesal
o sancionatorio, teniendo como finalidad regular todos los aspectos que hacen al
fenómeno tributario, esto es, la creación, objeto y supresión de los tributos; la
relación jurídica establecida entre el contribuyente y los demás sujetos pasivos con
el estado; así como diversos aspectos procesales y punitivos que merecen cabida
en esta área. No obstante, raramente, al menos en doctrina nacional, se recurre al
análisis del Derecho Constitucional Tributario, entendiendo por tal a un conjunto de

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disposiciones jurídicas constitucionales que tratan o poseen relevancia en el objeto


de lo tributario, y, especialmente, en la actividad de la Administración fiscal.

No hay duda que existe una estrecha interconexión entre el Derecho Tributario y el
Derecho Constitucional. Sin embargo, ante tal ausencia de sistematización,
corresponde cuestionar, en esta oportunidad, cómo las normas constitucionales
influyen en el Derecho Tributario, así como cuáles son los efectos que el desarrollo
del Derecho Constitucional y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos
ha aparejado en la aplicación de la normativa fiscal.

El cambio de perspectiva en atención a la noción de estado, soberanía y el


consecuente desarrollo de la significación de la constitución y de los derechos
humanos supuso diversas consecuencias, a las que lo tributario no les es ajeno.
Pues, como actividad estatal que le permite obtener recursos, la fiscalización de la
contribución a las cargas públicas, además de regularse por el Derecho Tributario,
merece encuadrarse dentro de un marco constitucional adecuado, al que no se
recurre con mayor frecuencia, pero el que corresponde sea empleado en virtud del
principio de aplicación integral del ordenamiento jurídico.

En esta materia, tanto la constitución, como la ley y la demás normativa reconocen y


consagran ciertos derechos y garantías a ser aplicados a los sujetos contribuyentes
y responsables del pago de los tributos. En esta hipótesis, y bajo el contexto de una
actuación inspectora o fiscalizadora, son diversos los derechos que se ven
involucrados, los que son salvaguardados por dicha normativa y los que
corresponde sean estrictamente tutelados por la Administración tributaria en aras a
la eficiencia y a la legitimidad de su accionar. En derecho comparado, los
ordenamientos jurídicos, en su mayoría, establecen cuerpos legislativos que
explicitan los derechos y garantías de los contribuyentes frente a la Administración
fiscal, lo que lo facilita a los efectos de su análisis, pero lo que no dota de jerarquía
infra-constitucional a tales derechos. Asimismo, en este orden, los derechos son
constantemente concebidos como “triunfos” que el contribuyente podrá oponer ante
el Fisco, cuando, en definitiva, debería ser este último el mayor interesado en su
protección.

El Derecho Constitucional y su relación con el Derecho Financiero

Si entendemos por ordenamiento jurídico, abreviadamente, el conjunto de normas


de distinto rango y origen que regulan el conjunto de fenómenos que, a juicio de un
grupo social organizado, son colectivamente relevantes, nos encontramos que en
este acervo se hallan tanto la Constitución de un país como la actividad de los entes
públicos encaminada a la obtención de recursos con los que hacer frente a los
gastos públicos necesarios para crear y mantener los servicios públicos oportunos
con la finalidad de satisfacer, con ellos, las necesidades colectivas.

En nuestra Constitución existen un conjunto de artículos y disposiciones referidos a


las finanzas públicas, los cuales conforman lo que la doctrina, tanto peruana como

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española, denominan “Constitución Financiera”. Centralmente, aunque no


exclusivamente, tales disposiciones se encuentran en el Capítulo IV del Título
dedicado al Régimen Económico de la Constitución, calificado a su vez como la
“Constitución Económica”.

La Constitución peruana incorpora estas disposiciones en su texto, como lo hacen a


su vez, modernas constituciones; para citar las de nuestros vecinos: la Constitución
chilena, panameña, colombiana, mexicana, entre otras. La razón fundamental de tal
incorporación estribaría en la acepción de la Constitución como norma fundamental
del ordenamiento jurídico y, en consecuencia, en la intención de dotar a
determinados contenidos y disposiciones de la actividad financiera del rango de
supremacía que tienen las disposiciones constitucionales en aquel ordenamiento.
Mucho de lo que la doctrina ha desarrollado a este respecto tiene su base en tal
acepción.

Los principales estudios sobre lo que se ha denominado “Constitución Financiera”


vienen dados por la dogmática financiera. Resaltan e intentan dar cuenta de la
significación e importancia de la Constitución para el Derecho Financiero y como así
lo configura. De ahí que Escribano señale que la Constitución española alteró
profundamente las bases científicas del Derecho Financiero. En efecto, este
conjunto de disposiciones y contenidos, desde que quedan incorporadas a la
Constitución, tienen una tremenda significación para el Derecho Financiero,
determinándolo desde sus cimientos.

El Derecho Constitucional y su relación con el Derecho Internacional Público

Como es sabido, el nacimiento del derecho constitucional estuvo condicionado y


motivado por la idea de que solo un gobierno sujeto a un derecho objetivado,
fundado en el respeto a la soberanía popular y en el que existiera una división de
poderes podía garantizar la libertad y los derechos inherentes al ser humano.

Por eso, las grandes luchas y avances de la humanidad han estado jalonadas por el
reconocimiento de derechos a favor de los ciudadanos. Desde la Carta Magna en
1215, las diversas cartas inglesas como la Petition of Rights (1628), el Bill of Rights
(1689), la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
(1789), el Bill of Rights de la Constitución estadounidense (1789), las constituciones
europeas y latinoamericanas promulgadas a lo largo del siglo XIX, la Constitución
mexicana (1917), la Constitución de Weimar ( 1919), hasta las nuevas
constituciones surgidas después de la posguerra en Europa y la eclosión de los
nuevos textos constitucionales en América Latina, África y Asia, ha existido una
constante constitucionalización de los derechos fundamentales que ha
desembocado hoy día en el moderno Estado social y democrático de derecho, el
cual se fundamenta sobre la existencia de derechos fundamentales que garantizan
la libertad de los ciudadanos en el ámbito privado, político, social, económico y
cultural.

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Paralelamente a la consolidación de este estatuto de los derechos fundamentales


dentro del Estado moderno, se fueron creando mecanismos de protección judicial de
esos derechos, comenzando por el Habeas Corpus Act de 1676, el control de
constitucionalidad creado jurisprudencialmente en el célebre caso Marbury vs.
Madison en 1801, pasando por la aparición del recur- so de amparo en México a
mediados del siglo XIX y la creación de la primera Corte Constitucional en Austria,
en 1920.

De esa forma, en los albores del siglo XX, el derecho constitucional se fue
convirtiendo, poco a poco, en una especie de derecho universal de las democracias,
que compartía los valores esenciales de un constitucionalismo liberal de corte social.
Sin embargo, la irrupción de los regímenes totalitarios en Alemania, Italia y Rusia en
la primera mitad del siglo XX produjo una seria fractura a esta concepción, pues
tales regímenes se basaban en un concepto absoluto y excluyente de la soberanía
estatal.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, después de haber sido derrotadas las


fuerzas totalitarias, se instauró un nuevo orden, el cual se reflejó jurídicamente en la
Carta Constitutiva de las Naciones Unidas, la cual, en su artículo 1.3, establece
expresamente que uno de sus principales fines es “el respeto a los derechos
humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos
de raza, sexo, idioma o religión”. Y, en el ámbito de la protección jurisdiccional de los
derechos fundamentales, se crearon los modernos sistemas de justicia
constitucional existentes hoy día en todos los países latinoamericanos, siguiendo el
modelo establecido por los tribunales constitucionales europeos (Italia, 1947;
Alemania, 1949, y España, 1978).

Lo decisivo, sin embargo, es que a partir de la finalización de la Segunda Guerra


Mundial y la entrada en vigor de la Carta Constitutiva de las Naciones Unidas se dio
un giro copernicano, pues ya los derechos fundamentales dejaron de tener fronteras
para volverse universales. Es decir, esta internacionalización se produce tanto en los
ámbitos regionales europeo, americano y africano como en el universal de las
Naciones Unidas.

En este orden de ideas, en 1948 se aprobó la Declaración Americana de los


Derechos y Deberes del Hombre, en Bogotá, seguida a los pocos meses por la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Organización de
las Naciones Unidas (ONU). A partir de estos dos instrumentos funda- mentales se
inició la aprobación de los tratados sobre derechos humanos.

En el ámbito europeo, por ejemplo, se aprobó el Convenio Europeo para la


Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales (CEDH) en
1950. Por su parte, las Naciones Unidas aprobaron dos tratados de gran relevancia
en la materia en 1966: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(PIDCP) y el Pacto Internacional de Derechos Sociales, Económicos y Culturales
(PIDESC). Tres años después se aprobó la Convención Americana sobre Derechos
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Humanos (CADH Pacto de San José) y en 1981 se adoptó la Carta Africana sobre
Derechos Humanos y de los Pueblos.

Lo importante de tales tratados es que le otorgan al ser humano la titularidad de los


derechos reconocidos en todos los instrumentos internacionales sobre derechos
humanos, con la legitimación, como verdadero sujeto del derecho internacional, para
hacer valer sus derechos fundamentales frente al Estado.

La eclosión de los instrumentos y tratados sobre derechos humanos permitió su


avance significativo en dos vertientes: en primer lugar, en la configuración de
verdaderas obligaciones jurídicas internacionales de los Estados, de respeto y
garantía a los derechos de las personas. Se trata de una nueva concepción del
derecho internacional, en donde las obligaciones surgen no para ser cumplidas
frente a otros Estados, sino frente a todas las personas bajo su jurisdicción,
independientemente de su nacionalidad.

En segundo término, el derecho internacional de los derechos humanos va a permitir


a las personas reclamar el incumplimiento de tales obligaciones internacionales de
los Estados ante jurisdicciones internacionales de carácter judicial y, en otros casos,
ante órganos cuasijurisdiccionales.

Desde esta óptica, el Tribunal Europeo de Derechos Huma- nos (TEDH) ha


sostenido lúcidamente que los derechos humanos son unos “instrumentos
constitucionales de orden público”.

Los tratados sobre derechos humanos gozan de una doble naturaleza: por una
parte, incluyen normas sobre los derechos de las personas con las correspondientes
obligaciones jurídicas de los Estados de respetarlos y, en segundo lugar,
regulaciones sobre los procedimientos y los órganos internacionales para su
protección internacional.

11 años para que, en 1959, se creara la Comisión Interamericana de Derechos


Humanos (CIDH) mediante una resolución de una Reunión de Consulta de Ministros
de Relaciones Exteriores celebrada en Santiago de Chile.

Esta Comisión, integrada por siete miembros expertos independientes, fue la


encargada de llevar a cabo estudios y brindar recomendaciones a los Estados para
promover los derechos humanos reconocidos en la Declaración Americana. La
Comisión emprendió su tarea haciendo visitas in loco y elaborando informes sobre la
situación de los derechos humanos en los diversos países latinoamericanos,
haciendo, en algunos casos, recomendaciones reparatorias.

Posteriormente, se reconocieron expresamente estas potestades de la Comisión en


el Estatuto de 1965. Luego, en la reforma a la Carta de la Organización de los
Estados Americanos en 1967, se le otorgó el estatus de órgano principal de la
organización.

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Sin embargo, el paso más importante en la materia se dio en 1969, cuando en San
José se aprobó la CADH. Su modelo fue el Convenio Europeo de Derechos
Humanos, aunque contiene algunas diferencias importantes y hace también aportes
novedosos. Esta Convención contiene un capítulo sobre los derechos huma- nos
reconocidos y las obligaciones internacionales de los Estados y otro capítulo relativo
a dos órganos de protección internacional: la CIDH y la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (Corte IDH).

La Convención entró en vigor en 1978 y al año siguiente la Corte inició sus labores
en su sede en San José, Costa Rica.

La Comisión adquirió relevancia durante la década de los años setenta, cuando


proliferaban las dictaduras en parte de Centroamérica y casi en la totalidad de los
países de Sudamérica. La Comisión realizó visitas in situ y rindió punzantes informes
sobre la situación de los derechos humanos en los diferentes países. Con ello se
demostró que este mecanismo era muy efectivo para hacerle frente a las groseras y
evidentes violaciones de derechos humanos que se producían cotidianamente en la
mayoría de los países latinoamericanos.

En el ámbito mundial, bajo el alero de la ONU, a partir de 1966 se fue creando un


sistema convencional de protección de las personas, con el PIDCP y su
correspondiente Protocolo Facultativo, el cual otorga a las personas el derecho a
dirigir comunicaciones contra los Estados parte ante el Comité de Derechos
Humanos integrado por expertos independientes. También en ese mismo año de
1966 se había aprobado el PIDESC y, en 2008, se aprobó el Protocolo Facultativo
que autoriza también el accionar internacional de las personas.

Paralelamente, se han ido multiplicando los tratados sobre derechos humanos, tales
como la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles Inhumanas o
Degradantes; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer y la Convención sobre los Derechos del Niño. Aparte
de los cinco comités independientes que corresponden a los tratados antes citados,
existen otros órganos con competencia para supervisar a los Estados en la
implementación de los respectivos derechos. Tales comités son: el Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Comité para la Protección de los
Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares y el Comité
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

Todos estos órganos tienen naturaleza cuasijurisdiccional y coadyuvan, junto con la


Comisión y la Corte, a la tutela efectiva de los derechos humanos de las personas
en el ámbito latinoamericano.

La doble expansión de los derechos humanos a través de un Sistema Universal


arbitrado por la ONU y de tres sistemas regionales ha permitido un desarrollo a nivel
mundial de los derechos humanos, los cuales se reflejan y fortalecen
recíprocamente.

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En esta tesitura, por ejemplo, la existencia de las convenciones citadas y el avance


innegable del derecho internacional en los últimos años han permitido que la
prohibición de la tortura y de toda forma de discriminación se consideren hoy día
normas de orden público, de acatamiento obligatorio para todos los países del
mundo.

Este fenómeno antes descrito de la universalización de los derechos humanos ha


ido en paralelo con la internacionalización de un nuevo derecho constitucional
universal, que ha venido a acompañar y reforzar la construcción del nuevo orden
internacional. Este nuevo orden constitucional está basado en la democracia, el
Estado de derecho y los derechos humanos.

Como es sabido, el nuevo Estado constitucional que surgió a partir de la posguerra


profundizó las premisas del original Estado de derecho, tales como la soberanía
popular, el principio de la sepa- ración de poderes, los poderes limitados por el
derecho (principio de legalidad), la constitucionalización de los derechos de carácter
social, económico, cultural y ambiental, junto a los tradicionales derechos civiles y
políticos, el control de constitucionalidad en sus diversas manifestaciones y la
protección judicial de los derechos. De toda esta convergencia de viejas y nuevas
instituciones surgió el nuevo Estado social y democrático de derecho, que es un
Estado constitucional, dado que la Constitución es la norma suprema del
ordenamiento jurídico interno y la jurisdicción constitucional es el celoso guardián de
su vigencia.

El nuevo constitucionalismo democrático entra en íntima conexión con el derecho


internacional de los derechos humanos, mediante la utilización de diversas técnicas
normativas. En algunos casos, las convenciones sobre derechos humanos sirven
como criterio interpretativo (Perú); en otros, inclusive, se constitucionalizaron los
tratados (Argentina, Colombia, Guatemala), etcétera.

El Derecho Constitucional y su relación con el Derecho Laboral

El 30 de diciembre de 1992 se instaló el Congreso Constituyente Democrático y en


enero de 1993, fueron designados los miembros de las diversas comisiones en las
que tenían que estar representadas proporcionalmente todas las fuerzas políticas
conforme a los últimos resultados electorales. La Comisión de Trabajo y Seguridad
Social estaba integrada por cinco congresistas de NM-C90, dos del FIM, uno del
PPC y uno del Frepap. El 18 de enero de 1993 se instaló la Comisión y me honraron
con la elección de presidente, por unanimidad. Inmediatamente, solicité se aprobara
un cronograma de invitaciones para las diferentes instituciones vinculadas con la
problemática laboral, comenzando por las Confederaciones de Trabajadores. El 15
de febrero recibimos la visita de la Confederación General de Trabajadores del Perú
(CGTP) y de la Confederación de Trabajadores del Perú (CTP); el 1 de marzo de la
Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) y de la Central de Trabajadores de
la Revolución Peruana (CTRP) y el 8 de marzo de la Central Autónoma de
Trabajadores del Perú (CAT) y la Confederación Intersectorial de Trabajadores del
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Estado (CITE). A todas estas importantes Centrales se les solicitó con carácter de
urgencia presentaran sus propuestas de artículos constitucionales en materia laboral
y de seguridad social. También se les invocó para que el articulado a presentarse
tuviere carácter técnico e independiente de las influencias de partidos políticos.

El 17 de marzo la Comisión de Trabajo y Seguridad Social analizó, discutió y aprobó


por unanimidad de sus nueve integrantes el dictamen con la propuesta constitucional
en materia de Trabajo. Esta propuesta se había originado en el aporte efectuado por
un grupo de los laboralistas más destacados del Perú con quienes me había venido
reuniendo desde el 28 de enero de 1993. Al momento de ser elegido presidente de
la Comisión de Trabajo y Seguridad Social entendí que era responsable de
presentar una propuesta de articulado en materia de Derecho Laboral y de
seguridad social a la Comisión de Constitución y Reglamento del CCD. En la medida
en que tenía interés en preparar un documento moderno y técnico era importante
reunir a profesores universitarios especialistas en la materia. Conversé con los
doctores Alfonso de los Heros Pérez-Albela, Pedro Morales Corrales, Jaime Zavala
Costa y Víctor Ferro Delgado, quienes inmediatamente ofrecieron su total
colaboración. Me siento profundamente agradecido por haber contado con la
participación desinteresada e ilustrada de estos destacados laboralistas peruanos.
Deseaba redactar un articulado ajeno a la política partidaria, producto del mayor
consenso posible y totalmente técnico. Los cinco éramos directores del Instituto de
Capacitación y Estudios Laborales (ICEL), asociación sin fines de lucro dedicada al
estudio de temas laborales, por lo que dicho instituto presidido por el Dr. Alfonso de
los Heros Pérez-Albela acordó tomar la iniciativa y convocar a otros especialistas.

LAS GARANTIAS CONSTITUCIONALES


Las garantías constitucionales comprenden el conjunto de instrumentos procesales
que dentro del sistema jurídico estatal cumplen la función de la tutela directa de los
derechos humanos; estos instrumentos se encuentran consagrados
constitucionalmente y los organismos judiciales están encargados de impartir la
protección de estos.

1. GARANTIAS CONSTITUCIONALES EN EL PERÚ.

Según el Art 200° de la Constitución Política del Perú, estas son:

- La Acción de Hábeas Corpus.- Procede ante el hecho u omisión, por parte de


cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza la libertad
individual o los derechos constitucionales conexos.

- La Acción de Amparo, que procede contra el hecho u omisión, por parte de


cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza los demás
derechos reconocidos por la Constitución, con excepción de los señalados en el
inciso siguiente.

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No procede contra normas legales ni contra resoluciones judiciales emanadas de


procedimiento regular.

- La Acción de Hábeas Data, que procede contra el hecho u omisión, por parte de
cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza los derechos a
que se refiere el Artículo 2º, incisos 5 y 6 de la Constitución.

- La Acción de Inconstitucionalidad, que procede contra las normas que tienen


rango de ley: leyes, decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados,
reglamentos del Congreso, normas regionales de carácter general y ordenanzas
municipales que contravengan la Constitución en la forma o en el fondo.

- La Acción Popular, que procede, por infracción de la Constitución y de la ley,


contra los reglamentos, normas administrativas y resoluciones y decretos de
carácter general, cualquiera sea la autoridad de la que emanen.

- La Acción de Cumplimiento, que procede contra cualquier autoridad o funcionario


renuente a acatar una norma legal o un acto administrativo, sin perjuicio de las
responsabilidades de ley.

Se debe de tener en consideración que con la Ley 28237 del Código Procesal
Constitucional ya no se denominan acciones sino Procesos y se incluye uno más
serian 7 es el Competencial.

1.1. EL PROCESO DE HABEAS CORPUS.

El Habeas Corpus Fue incorporado en nuestro ordenamiento jurídico en el año 1897


procede contra los excesos de la autoridad y los abusos de los particulares. Cuando
un individuo comete un atentado contra la libertad individual, en vez de denunciarlo
por este delito y seguir un largo proceso penal, costoso y a veces infructuoso, la
Constitución permite interponer un Habeas Corpus para hacer cesar el abuso y
sancionar al autor; en esta forma la acción protege la libertad de tránsito y la
inviolabilidad del domicilio.

Derechos que Protege.

Se vulnera o amenaza la libertad individual y en consecuencia procede la acción de


Habeas Corpus, enunciativamente en los siguientes casos:

1) Guardar reserva sobre sus convicciones políticas, religiosas, filosóficas o de


cualquier otra índole.

Ejemplo: cuando uno concurre a una diligencia oficial o judicial, al tomarse las
generales de la ley al compareciente se pregunta normalmente acerca de su
profesión religiosa. En estos casos, el procesado tiene derecho a guardar
debidamente reserva.

2) De la libertad de conciencia y de creencia.

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Un adoctrinamiento compulsivo de una persona o grupo de personas con recursos


psicológicos y otras variables concurrentes, configurarían el atentado y darían
lugar a la acción de Habeas Corpus.

3) El de no ser violentado para obtener declaraciones.

Este es uno de los componentes de la libertad y seguridad personal que se


encuentra debida y expresamente previsto en la Constitución Política; siento esta
es una de las formas más comunes de violación de los Derechos Humanos.

4) El de no ser obligado a prestar juramento ni compelido a declarar o reconocer su


culpabilidad en causa penal contra sí mismo, ni contra su cónyuge, ni sus
parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad.

5) El de no ser exiliado o desterrado o confinado sino por sentencia firme.

6) El de no ser expatriado ni separado del lugar de su residencia sino por mandato


judicial o por aplicación de la Ley de Extranjería.

7) El de no ser secuestrado.

El secuestro puede ser perpetrado tanto por funcionarios o dependientes del


Estado cuando por terceros, no teniendo mayor trascendencia para la
procedencia de la acción como ya se ha visto, que se trate de uno u otro caso.

En ambos casos habrá de hacerse lugar a la misma. La gravedad de este hecho,


está en que no solamente se atenta contra el derecho de libertad personal, sino
también contra el principio de Seguridad Personal que está consagrado en la
Constitución vigente.

8) El del extranjero a quien se ha concedido asilo político de no ser expulsado al


país cuyo Gobierno lo persigue, o en ningún caso si peligrase su libertad o
seguridad por el hecho de ser expulsado.

9) El de los nacionales o de los extranjeros residentes, de ingresar, transitar o salir


del territorio nacional, salvo mandato judicial o aplicación de la Ley de Extranjería
o de Sanidad.

10) El de no ser detenido sino por mandato escrito y motivado del Juez, o por las
autoridades policiales en el caso de flagrante delito; o el de no ser puesto el
detenido, dentro de las 48 horas o en el término de la distancia, a disposición del
juzgado que corresponda, de acuerdo con el acápite “g” del inciso 20 del Artículo
2º de la Constitución así como de las excepciones que en él se consignan.

11) El de no ser detenido por deudas, salvo los casos de obligaciones alimentarías.

La Constitución establece una única excepción y es la referida a las deudas


alimentarías, pero la razón de ser fundamental del dispositivo no es el de la

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existencia de una deuda, cuanto el incumplimiento de una obligación de


naturaleza profundamente humanitaria.

Las deudas alimentarias son la expresión de un descuido que afecta el desarrollo


de los seres humanos que la naturaleza ha puesto bajo el cuidado de la persona
obligada a pagar dichas sumas.

12) El de no ser privado del pasaporte, dentro o fuera de la República.

La privación del Pasaporte causa graves problemas al ciudadano que es víctima


de dicha agresión puesto que prácticamente lo convierte en un indocumentado
inerme en un país ajeno, no pudiendo realizar su libertad de locomoción por ese
motivo.

13) El de no ser incomunicado, sino en caso indispensable para el esclarecimiento


de un delito y en la forma y por el tiempo previstos por la ley, de acuerdo con el
acápite “i” del inciso 20) del artículo 2º de la Constitución.

La Constitución establece el principio de la comunicación del ciudadano, aun


cuando se encuentra detenido acusado de la comisión de delitos y en proceso de
investigación de los mismos; en consecuencia el principio general es que nadie
puede ser incomunicado.

14) El de ser asistido por un abogado defensor de su elección desde que es citado o
detenido por la autoridad.

Este artículo es fundamental para hacer prevalecer la justicia en un país, dado


que ésta se maneja a través de instrumentos y fórmulas y hasta planteamientos
que son la más de las veces desconocidos para el ciudadano común y corriente,
pudiendo, en caso de no consagrarse este principio como derecho fundamental, a
través de una serie de tácticas intimidatorias, lograr que una persona declare lo
contrario a lo que ello piensa, pudiendo incluso tergiversarse los términos reales
de las ocurrencias o de los sucesos como resultado de este desconocimiento del
sistema.

En la STC. Nro. 2663-2003 Caso Eleobina Mabel APONTE CHUQUIHUANCA, se


describe la tipología del habeas Corpus.

1.2. EL PROCESO DE AMPARO.- Protege todos los derechos constitucionales que


no sean cautelados ni por el Habeas Corpus, ni por el Habeas Data. Descartado el
uso de estos dos, y existiendo un derecho constitucional amenazado o vulnerado,
procede el Amparo.

Protege los demás derechos constitucionales que no sean la libertad u otros


conexos a ella, que son defendidos mediante el Habeas Corpus, por ejemplo:
Cuando violen nuestro domicilio, cuando violen nuestra libertad de trabajo, cuando
pretendan restringir nuestra libertad de contratación (nos obliguen a contratar a

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alguien que no queremos) o de empresa, cuando violen nuestro derecho de


propiedad (el Estado o una persona pretendan apropiarse de nuestra propiedad),
etc.

1.3. EL PROCESO DE HÁBEAS DATA.

Es una garantía constitucional o legal que tiene cualquier persona que figura en un
registro o banco de datos, de acceder a tal registro para conocer qué información
existe sobre su persona, y de solicitar la corrección de esa información si le causara
algún perjuicio.

Tiene por finalidad dar a las personas el derecho a recurrir a los tribunales para que
se obligue a actuar de acuerdo a derecho, a toda autoridad, funcionario o persona
que por acción u omisión, amenaza o vulnera cualquiera de los siguientes derechos:

El de solicitar sin expresión de causa, la información que se requiera y a recibirla de


cualquier entidad pública en el plazo legal y con el costo que suponga el pedido,
exceptuadas las informaciones que afectan la intimidad personal y las que
expresamente excluyan por ley o por razones de seguridad nacional.

El de que los servicios informáticos, computarizados o no, públicos o privados, no


suministren informaciones que afecten la intimidad personal y familiar.

El de que no se afecte los derechos al honor y a la buena reputación, a la intimidad


personal y familiar, así como los derechos a la voz y a la imagen propia.

Si esta acción fuera impropiamente regulada, podría afectar a la libertad de


información, opinión, expresión y difusión del pensamiento. El Congreso tiene que
tener cuidado en no agraviar derechos tan importantes con la regulación de esta
acción, igualmente positiva y útil para la vida social.

1.4. EL PROCESO DE INCONSTITUCIONALIDAD.

Procede contra las normas que tienen rango de ley, leyes, Decretos Legislativos,
Decretos de Urgencia, tratados, reglamentos del Congreso, normas regionales,
ordenanzas municipales que contradigan la Constitución en el fondo, o cuando no
hayan sido aprobadas, promulgadas o publicadas en la forma indicada por la
Constitución.

La Inconstitucionalidad formal, consiste en que una norma haya sido sancionada sin
observarse el procedimiento que la Constitución señala, o por algún órgano distinto
al que tiene la atribución pertinente.

La Inconstitucionalidad material, consiste en el hecho de que el precepto infrinja


alguno de los derechos individuales o sociales que la constitución ampara; esta es la
modalidad más grave y el verdadero objeto del control.

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1.5. EL PROCESO DE ACCIÓN POPULAR.

Tiene como finalidad impedir las transgresiones, desviaciones y excesos del poder,
con arreglo al principio de limitación de poderes.

Existen muchos reglamentos, decretos y resoluciones (además de las normas con


rango de ley) que expiden varios órganos del Estado, ninguna de estas normas de
carácter general pueden contradecir ni a la Constitución ni a las normas con rango
de ley. Cuando ocurra la contradicción puede utilizarse la Acción Popular para que
los tribunales ordinarios (es tramitada ante el Poder Judicial) declaren o no su
invalidez.

1.6. EL PROCESO DE CUMPLIMIENTO.

Es objeto del proceso de cumplimiento ordenar que el funcionario o autoridad


pública renuente: de cumplimiento a una norma legal o ejecute un acto
administrativo firme; o se pronuncie expresamente cuando las normas legales le
ordenan emitir una resolución administrativa o dictar un reglamento.

Busca hacer cumplir las disposiciones jurídicas y las resoluciones a favor de las
personas sin demora. Es una garantía para el ser humano particular contra la
posible arbitrariedad que quieran ejercer en su contra las autoridades y funcionarios
del Estado.

1.7 EL PROCESO COMPETENCIAL.- Tiende a resolver enfrentamientos que se


suscitan sobre las competencias o atribuciones designadas directamente por la
constitución o las leyes orgánicas que delimitan ámbitos propios de los poderes del
estado, los órganos constitucionales, los gobiernos regionales o municipales. Dichos
enfrentamientos se producen cuando alguno de los poderes del Estado o de las
entidades Públicas toma decisiones que no le corresponde o rehúye actuaciones
que son propias de su competencia, interfiriendo en las atribuciones de otros
órganos que las tienen asignadas por la Constitución o las leyes orgánicas.

 Clases de conflicto de competencia


 1. Con relación a los órganos
–   Conflictos Intra-orgánicos
–   Conflictos Extra-orgánicos
 2. Con relación a la actitud de los protagonistas de los conflictos
–   Por adopción de decisiones
–   Por rehuir sus atribuciones
 3. Con relación al nivel de atribuciones implicadas
–  Conflictos que versan sobre atribuciones señaladas por la   Constitución
–  Si los conflictos versan sobre atribuciones señaladas en la ley

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–  Si los conflictos se suscitan con motivo de disposición  impugnada pendiente


Competencia
Según el numeral 3, del artículo 202 de la Constitución, corresponde al Tribunal
Constitucional conocer los conflictos de competencia, o de atribuciones asignadas
por la Constitución, conforme a ley.

LOS REGIMENES DE EXCEPCION

Un Régimen de Excepción puede ser definido como aquel régimen que adopta un
Estado Constitucional, cuando se presentan en todo su territorio o parte de él,
circunstancias que afectan gravemente el orden interno, por lo que se adoptan
medidas urgentes y excepcionales, como la restricción de determinados derechos
fundamentales de las personas, por un tiempo determinado, a fin de lograr la
estabilidad y gobernabilidad; como su mismo nombre lo indica, este régimen debe
ser excepcional, además de temporal (se establece por un tiempo determinado).

LOS TRATADOS INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LA


DECLARATORIA DE UN RÉGIMEN DE EXCEPCIÓN.

En la Comisión Americana de Derechos Humanos (en adelante CADH), así como en


el Pacto Interamericano De Derechos Civiles y Políticos (en adelante PIDCyP),
tratados sobre derechos humanos que han sido ratificados por el Estado Peruano,
por lo tanto de obligatorio cumplimiento en el país; se ha contemplado la posibilidad
de que los Estados partes establezcan medidas excepcionales o Regímenes de
Excepción, en los cuales se pueden suspender determinadas obligaciones.

“…En el artículo 27.1 de la CADH se dice; en caso de guerra, de


peligro público o de otra emergencia que amenace la independencia
o seguridad del Estado Parte, éste podrá adoptar disposiciones, que
en la medida y por el tiempo estrictamente limitados a las exigencias
de la situación, suspendan las obligaciones contraídas en virtud de
esta Convención, siempre que tales disposiciones no sean
incompatibles con las demás obligaciones que les impone el
derecho internacional y no entrañen discriminación alguna fundada
en motivos de raza, color, sexo, idioma, religión u origen social…”

“…En el artículo 4.1 del PIDCyP se señala; en situaciones


excepcionales que pongan en peligro de la vida de la nación y cuya
existencia haya sido proclamada oficialmente, los Estados Partes en
el Presente Pacto podrán adoptar disposiciones que, en la medida
estrictamente limitada a las exigencias de la situación, suspenda las
obligaciones contraídas en virtud de este Pacto, siempre que tales
disposiciones no sean incompatibles con las demás obligaciones
que les impone el derecho internacional y no entrañen

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discriminación alguna fundada únicamente en motivos de raza,


color, sexo, idioma, religión u origen social”.

RESTRICCIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN LOS REGÍMENES


DE EXCEPCIÓN.

Si bien cada Estado debe establecer los derechos que se restringen durante los
Regímenes de Excepción, existe un catálogo de derechos que no pueden afectarse,
en aplicación de lo dispuesto en la CADH y PIDC y P; se tiene así que el artículo
27.2 de la CADH se colige que en un Régimen de Excepción no se puede restringir
los derechos contemplados en los artículos siguientes de la referida Convención: 3
(Derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica); 4 (Derecho a la vida); 5
(Derecho a la integridad personal); 6 (prohibición de la esclavitud y servidumbre); 9
(principio de legalidad y retroactividad); 12 (Libertad de Conciencia y Religión); 17
(Protección a la familia); 18 (Derecho al nombre); 19 (Derechos del Niño); 20
(Derecho a la Nacionalidad), y 23 (Derechos Políticos), ni de las garantías judiciales
indispensables para la protección de tales derechos; de igual forma, de la revisión
del artículo 4.2 del PIDCyP se colige que durante un Régimen de Excepción no se
autoriza a suspender lo regulado en los artículos 6,7, 8 (párrafos 1 y 2), 11, 15, 16 y
18 del referido Pacto; esto es, no se puede suspender los siguientes derechos; como
es el derecho elemental de la vida (art. 6), a no ser sometido a torturas ni a penas o
tratos crueles, inhumanos o degradantes, así como a no ser sometido sin libre
consentimiento a experimentos médicos o científicos (art. 7); el derecho a no ser
sometido a esclavitud y a servidumbre, así como la prohibición de la trata de
esclavos (art. 8, párrafos 1 y 2); el derecho a no ser encarcelado por el solo hecho
de no poder cumplir una obligación contractual (art. 11); derecho a no ser
condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueran
delictivos según el derecho nacional o internacional, derecho a que no se imponga
pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito (art. 15); el
derecho a la personalidad jurídica (art. 16); derecho a la libertad de pensamiento, de
conciencia y de religión, este derecho incluye la libertad de tener o adoptar la religión
o las creencias de su elección, así como la libertad de manifestar su religión o sus
creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, mediante
el culto, la celebración de los ritos, las prácticas y la enseñanza (art. 18).

TIPOS DE REGÍMENES DE EXCEPCIÓN.

En el artículo 137 de la Constitución Política del Perú de 1993; se han contemplado


como Regímenes de Excepción a los siguientes:

a) El Estado de Emergencia y

b) El Estado de Sitio.

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DECLARATORIA DE UN ESTADO DE EMERGENCIA.

Según el artículo 137.1 de la Constitución Política del Perú de 1993, el Estado de


Emergencia se declara en caso de perturbación de la paz o del orden interno, de
catástrofe o de graves circunstancias que afecten la vida de la Nación.

Según el mismo artículo 137.1 del texto constitucional, el Estado de Emergencia se


declara por el Presidente de la República, con acuerdo del Consejo de Ministros. El
plazo del Estado de Emergencia no debe exceder de sesenta días.

PRORROGA DE UN ESTADO DE EMERGENCIA.

El Estado de Emergencia, si puede ser prorrogado, para lo cual, según se señala en


el artículo 137.1 de la Constitución Política del Perú de 1993, que para ello se
requiere de nuevo decreto y se entiende que se hará cuando subsisten al término de
sesenta días, las circunstancias que motivaron la declaratoria del referido Estado
Excepcional; caso contrario se puede levantar el Estado de Emergencia antes de
cumplido el tiempo por el que fue decretado, se entiende, si desaparecen las
circunstancias que motivaron su declaración.

DERECHOS QUE SE RESTRINGEN DURANTE UN ESTADO DE EMERGENCIA.

En el Perú, en mérito a lo señalado en el artículo 137.1 de la Constitución Política


del Perú de 1993, son cuatro los derechos fundamentales que pueden restringirse o
suspenderse en un Estado de Emergencia:

- Derecho a la libertad y seguridad personales; referido a que nadie puede ser


detenido sino por orden escrita y motivada del Juez o por las autoridades policiales
en caso de flagrante delito (Art. 2. inciso 24. literal f de la Constitución Política de
1993).

- Derecho a la inviolabilidad del domicilio (Art. 2, inciso 9, de la Constitución


Política de 1993); por el cual, según el texto constitucional, sólo se puede ingresar
a un domicilio para hacer investigaciones o registros si existe autorización de su
titular que lo habita o con mandato judicial, salvo situaciones de flagrancia delictiva
o muy grave peligro de su perpetración, así como razones de sanidad o de grave
riesgo.

- Derecho a la libertad de reunión (Art. 2, inciso 12, de la Constitución Política


de 1993); por el cual, según el texto constitucional, toda persona tiene derecho a
reunirse pacíficamente sin armas; las reuniones en locales privados o abiertos al
público no requieren aviso previo; las que se convoquen en plazas y vías públicas
exigen anuncio anticipado a la autoridad.

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- Derecho a la libertad de tránsito (Art. 2, inciso 11, de la Constitución Política


de 1993); por el cual, toda persona tiene derecho a transitar por el territorio
nacional, a entrar y salir de él, salvo limitaciones por razones de sanidad o por
mandato judicial o por aplicación de la Ley de Extranjería.

Entonces, los cuatros derechos antes mencionados pueden restringirse cuando se


declara un Estado de Emergencia.

CONTROL DEL ORDEN INTERNO EN UN ESTADO DE EMERGENCIA.

Cuando se declara el Estado de Emergencia, las Fuerzas Armadas no asumen


necesariamente y en todos los casos el control del orden interno, en reemplazo de la
Policía Nacional; sólo lo asumirán cuando así lo dispone el Presidente de la
República; así se ha establecido en el artículo 137 de la Constitución Política del
Perú; siendo ello así, puede darse el caso que se declare el Estado de Emergencia
en una determinada circunscripción territorial y la Policía Nacional siga a cargo del
control del orden interno; un ejemplo de esto lo tenemos con el Decreto Supremo Nº
093-2011-PCM que declarado Estado de Emergencia en cuatro provincias de
Cajamarca, en cuyo artículo primero se señala “Declárese el Estado de Emergencia
por el término de sesenta (60) días, a partir del 05 de diciembre de 2011, en las
provincias de Cajamarca, Celendín, Hualgayoc y Contumazá del departamento de
Cajamarca, manteniendo la Policía Nacional del Perú el control del orden interno”;
esta situación ha sido reafirmada Mediante la Resolución Suprema N° 591-2011-DE,
“La actuación de las Fuerzas Armadas constituye una tarea de apoyo a la misión de
la Policía Nacional del Perú y no releva la activa participación de ésta; el control del
orden interno permanece en todo momento a cargo de la Policía Nacional del Perú”;
se señala, luego que “la actuación de las Fuerzas Armadas estará dirigida a
garantizar el funcionamiento de los servicios públicos esenciales y resguardar
puntos críticos vitales para el normal desarrollo de las actividades de la población,
facilitando de este modo que los efectivos de la Policía Nacional del Perú concentren
su accionar en el control del orden público y la interacción con la población de las
Provincias del departamento de Cajamarca a que se refiere el Artículo 1 de la
presente Resolución Suprema”.

DECLARATORIA DE UN ESTADO DE SITIO.

El Estado de Sitio se declara cuando se presentan circunstancias más graves que


las que permiten declarar el Estado de Emergencia. Así, en el artículo 137.2 de la
CP93 se señala que el Estado de Sitio se puede decretar en caso de invasión,
guerra exterior, guerra civil, o peligro inminente de que se produzcan; el Estado de
Sitio también debe ser declarado por el Presidente de la República, con acuerdo del

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Consejo de Ministros, y el plazo de su instauración no puede exceder de cuarenta y


cinco días; conforme se ha señalado en el artículo 137.2 de la Constitución Política
del Perú de 1993.

PRORROGA DE UN ESTADO DE SITIO.

Se puede prorrogar el Estado de Sitio, si se mantiene las circunstancias que


motivaron su declaración; sin embargo, en aplicación de lo prescrito en la parte final
del artículo 137 de la Constitución Política de 1993, su prórroga no se hace con un
nuevo Decreto del Ejecutivo, como se hace para el caso de prórroga del Estado de
Emergencia, sino que se tendrá que aprobar por el Congreso, el cual, al decretarse
el Estado de Sitio, debe reunirse de pleno derecho; de otro lado si es posible que se
pueda levantar el Estado de Sitio, siempre y cuando hayan desaparecido las
circunstancias que motivaron su declaración.

DERECHOS QUE SE RESTRINGEN DURANTE UN ESTADO DE SITIO

De lo señalado en el art. 137. 2 de la Constitución Política de 1993, se colige que en


el decreto que declara el Estado de Sitio debe señalarse qué derechos no se
restringen o se suspenden; se entiende que los derechos que no se hacen mención
en el respectivo Decreto quedan restringidos; debe tenerse en cuenta, sin embargo,
que existen determinados derechos que no pueden restringirse ni siquiera en un
Régimen de Excepción, por haberse así dispuesto en Tratados Internacionales de
Derechos Humanos, suscritos y ratificados por el Estado peruano; tal como se ha
señalado en el estado de emergencia.

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