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“El autismo incluye un síndrome que se presenta desde el nacimiento o se inicia casi
invariablemente durante los primeros 30 meses de la vida. Las respuestas a los
estímulos auditivos y visuales son anormales y de ordinario se presentan severas
dificultades en la comprensión del lenguaje hablado. Hay retardo en el desarrollo del
lenguaje, y si logra desarrollarse se caracteriza por ecolalia, inversión de
pronombres, estructura gramatical inmadura e incapacidad para usar términos
abstractos. Existe generalmente un deterioro en el empleo social del lenguaje verbal
y de los gestos. Los problemas de las relaciones sociales antes de los 5 años son
muy graves e incluyen un defecto en el desarrollo de la mirada directa a los ojos, en
las relaciones sociales y en el juego cooperativo. Es frecuente el comportamiento
ritualista y puede incluir rutinas anormales, resistencia al cambio, apego a objetos
extravagantes y patrones estereotipados de juego. La capacidad para el pensamiento
abstracto o simbólico y para los juegos imaginativos aparece disminuida. El índice de
inteligencia va desde severamente subnormal hasta normal o por encima. La
actuación es en general mejor en los sectores relacionados con la memoria rutinaria
o con habilidades espacio-visuales que en aquellos que exigen habilidades simbólicas
o lingüísticas”
Datos y cifras
Uno de cada 160 niños tiene un trastorno del espectro autista (TEA).
Los TEA comienzan en la infancia y tienden a persistir hasta la adolescencia y la
edad adulta.
Aunque algunas personas con TEA pueden vivir de manera independiente y tener
una vida productiva, hay otras con discapacidades graves que necesitan constante
atención y apoyo durante toda su vida.
Las intervenciones psicosociales basadas en la evidencia, como la terapia conductual,
pueden reducir las dificultades de comunicación y comportamiento social, y tener un
impacto positivo en el bienestar y la calidad de vida.
Las intervenciones dirigidas a las personas con TEA deben acompañarse de medidas
más generales que hagan que los entornos físicos, sociales y actitudinales sean más
accesibles, inclusivos y compasivos.
Las personas con TEA sufren estigmatización, discriminación y violaciones de los
derechos humanos. Su acceso a los servicios y al apoyo es insuficiente a nivel
mundial.
Visión general
Los TEA son un grupo de afecciones caracterizadas por algún grado de alteración del
comportamiento social, la comunicación y el lenguaje, y por un repertorio de
intereses y actividades restringido, estereotipado y repetitivo.
Los TEA aparecen en la infancia y tienden a persistir hasta la adolescencia y la edad
adulta. En la mayoría de los casos se manifiestan en los primeros 5 años de vida.
Estas afecciones están incluidas en la categoría de los trastornos generalizados del
desarrollo, dentro de la categoría más general de los trastornos mentales y del
comportamiento establecida en la Clasificación Estadística Internacional de
Enfermedades y Problemas de Salud Conexos (Décima Revisión). TEA es un término
genérico que abarca cuadros tales como el autismo infantil, el autismo atípico y el
Síndrome de Asperger.
El nivel intelectual varía mucho de un caso a otro, y va desde un deterioro profundo
hasta casos con aptitudes cognitivas altas.
Los afectados por TEA presentan a menudo afecciones comórbidas, como epilepsia,
depresión, ansiedad y trastorno de déficit de atención e hiperactividad.
Causas
En segundo lugar, expuso que entre las ventajas previstas de este nuevo manual
encontramos una mayor identificación de las personas afectadas, la posibilidad de
realizar un diagnóstico antes de los tres años de edad, que el sistema de identificación
es mejor también para los adultos y que además el DSM-5 estará vivo en la red, por lo
que no tendremos que esperar años para su modificación, lo que nos lleva a una mayor
efectividad en el diagnóstico, a menos errores de clasificación, un mejor tratamiento,
una mejor asistencia, atención y a una mayor calidad de vida.
Así mismo, Martin explicó la necesidad de una nueva clasificación a causa de varios
motivos:
Las cinco categorías establecidas en el DSM-IV son arbitrarias dado que no diferencian
entre comorbilidades, por lo que la misma persona puede cambiar de diagnóstico a lo
largo de su vida. En este sentido, el DSM-5 es más flexible y reconoce que la persona
con Autismo pueda presentar también otras patologías añadidas como depresión,
ansiedad, déficit cognitivo, convulsiones, etc.
El Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado ha ido modificándose y se ha
convertido en un cajón de sastre.
Se da una importante inconsistencia entre diferentes ciudades y se ha comprobado que
el primer lugar donde se realiza el diagnóstico predetermina la categoría diagnóstica ya
que, cada lugar, ha desarrollado su estilo. Por todo ello, se requiere de una clasificación
diagnóstica más universal y más concreta.
Con el DSM-5 las diferencias entre pacientes van a ser más cuantitativas que
cualitativas, se va a recalcar mucho el nivel de severidad y, así mismo, vamos a
encontrar que a partir de ahora se hablará de las limitaciones sociales y de la
comunicación como un único conjunto de dificultades y no como de dos ámbitos
separados del desarrollo, con lo que se logrará también un lenguaje menos redundante
y más empírico, teniendo en cuenta además que las limitaciones en el lenguaje no son
específicas del Autismo.
Por otro lado, se habló de la nueva categoría diagnóstica, el Trastorno de la
Comunicación Social, que aparecerá separada de los TEA. La cual no busca crear un
nuevo espectro en paralelo.
Finalmente, el profesor refirió que este nuevo diagnóstico además de conllevar ventajas
también nos trae controversias y preocupaciones como la posible pérdida de casos
diagnosticados o “huérfanos de diagnóstico” como los llamó Martin, recalcando que lo
más importante es la discapacidad funcional y no la etiqueta, que estas inquietudes se
deberán ir estudiando y analizando en el tiempo y que las personas con Asperger
(ASPIES) seguirán existiendo aunque ya no tengan categoría diagnóstica.
Derechos Humanos
Es muy importante poder saber discernir cuales son los signos más evidentes del
autismo en la infancia. A partir de los 18 meses de edad estos signos son
tremendamente visibles. Algunos niños cumplirán con todos los puntos aquí reseñados,
otros solo con algunos. Pero es importante saber cual son los signos tempranos del
autismo.
Si su hijo presenta alguna de estas conductas entre los 16 y los 24 meses, quizá pueda
estar dentro del Trastorno del Espectro del Autismo. Puede realizar varios test on-line .
Si la puntuación entra dentro de unos niveles de riesgo, es muy importante hacer que
el niño sea evaluado por profesionales que puedan realizar una evaluación en mayor
profundidad. El diagnóstico temprano es una de las grandes armas de las que
disponemos para realizar una intervención temprana.
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Trastorno cognitivo especifico ceguera mental
Hay un notable consenso en la literatura científica acerca de que el autismo es un
trastorno de origen biológico (ver Bolton y Rutter, en este número, para una revisión
de la evidencia de una etiología genética del autismo, y Gillberg, en este número, para
una revisión sobre el creciente número de factores biológicos asociados con el
autismo). Por otra parte, la clasificación psiquiátrica del autismo depende de la
presencia de alteraciones comportamentales específicas'.
Estos estudios comenzaron en los primeros años de la década de los 60, en la Unidad
de Psicología Evolutiva del Medical Research Council en Londres, y se desarrollaron
a lo largo de las siguientes décadas. Sus trabajos iniciales se describen en la
monografía
publicada en 1970, y su trabajo, hoy en día, continúa siendo de notable
importancia.
sus principales descubrimientos pueden resumirse de la siguiente forma: 1. Los
sistemas
perceptivos en las personas autistas no están alterados específicamente (aunque,
en ocasiones, pueden darse discapacidades sensoriales asociadas con autismo).
2. Para cualquier sujeto autista, la habilidad para hacer distinciones conceptuales tiende
a estar relacionada con el grado de dificultades de aprendizaje de la persona. Este es
un
punto importante, dada la fuerte asociación entre autismo y "discapacidad mental"
(Wing y Gould, 1979). 3. Sin embargo, las personas autistas, con independencia de su
nivel intelectual de funcionamiento, parecen presentar específicamente alteraciones en
tareas que requieren comprensión del significado4. 4. Las personas autistas parece
que
procesan la información de forma cualitativamente distinta a los sujetos no autistas5.
habilidades extraordinariamente
intactas y con frecuencia superiores en los autistas. Shah y Frith (1983) estudiaron una
de ellas, llamada habilidad para percibir "figuras escondidas". Esta habilidad implica
analizar patrones visuales complejos para identificar dibujos más pequeños incluídos
dentro de ellos. Encontraron que en dichas tareas, los niños autistas eran más precisos
que los niños de los grupos de control no autistas y de edad mental similar. Esto
sugiere
que la estructura cerebral en el autismo da lugar a una ejecución notablemente distinta
en ciertos dominios
Al decir que un sujeto tiene una teoría de la mente, queremos decir que el sujeto
atnbuye
estados mentales a sí mismo y a los demás.. . Un sistema de inferencias de este
tipo se considera, en sentido estricto, una teoría, en primer lugar porque tales estados
no son directamente observables, y en segundo lugar, porque el sistema puede usarse
para hacer predicciones, de forma específica, acerca del comportan~iento de otros
organismos (p. 5 15).
El desarrollo de una teoría de la mente en niños normales parece ser un logro muy
temprano, en evolución desde el final del primer año de vida (Baron-Cohen, 1990a), y
firmemente establecido hacia la edad de 3 a 4 añoss
Pero esta hipótesis es atractiva por una segunda razón. Se ha dicho que una teoría de
la mente es también esencial para una comunicación normal, tanto verbal como no
verbal.
Quizá la forma más clara de este planteamiento procede de la escuela de filosofía
del lenguaje conocida como Teoría de los Actos de Habla (Grice, 1957, 1975; Austin,
1962; Searle, 1965). Dicho sencillamente, el planteamiento es que toda comunicación
requiere que ambos participantes tengan en cuenta el conocimiento previo y las
presuposiciones
de la otra persona en el diálogo, así como también sus intenciones al comunicar.
Se plantea que tal atribución de estado mental es necesaria, si un diálogo consiste
en respetar las reglas conversacionales de la pragmática, es decir, si es adecuado al
contexto social (Sperber y Wilson, 1986).
La Teoría de los Actos de Habla además planteaque una forma importante en la
que, transmitimos el signiJicado de nuestras expresiones o gestos y comprendemos el
significado que hay detrás del gesto y el habla de la otra persona, es mediante la
referencia
a sus intenciones creencias esto puede explicar dos síntomas clave, denominados
alteraciones
social y comunicativa.