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TEMA 1: INTRODUCCIÓN: HISTORIA E

HISTORIOGRAFÍA DEL ARAGÓN MEDIEVAL.


El concepto de Aragón como identidad colectiva en la larga duración tiene sus origenes en la Plena
Edad Media y ha ido desarrollándose y transformándose hasta nuestros dias. La identidad colectiva
tiene varios componentes o interpretaciones, de modo que existe un componente identitario colectivo
que ha llegado hasta nuestros dias y que viene surgido de las relaciones de los agentes de poder. Son
relaciones verticales, en las cuales todos los estratos sociales se aglutinan bajo un símbolo o referente
identitario, permitiendo así atenuar las tensiones sociales entre estratos como fruto de la desigualdad.
Esto cambia a lo largo del tiempo, por ejemplo en la época actual el referente de soberanía es el pueblo
(democracia), existiendo así una implicación o componente político que no existía en la identidad
colectiva del mundo feudal.

Para que una identidad colectiva se identifique como tal son precisos dos factores:

1. Un referente identitario propio: Relacionado con el lugar de origen de las personas o con un
símbolo vinculante a la ciudad o zona geografica de origen, tales como festividades o símbolos
religiosos. Este referente identitario propio está ligado a:
2. Un factor de alteridad: Un contrapunto, la imagen de "el otro", que refleja lo que eres, otra
sociedad. En el caso de la Edad Media en la Península Ibérica este contrapunto sería el mundo
islámico, opuesto al cristianismo y permitiendo así que se forjaran las élites en los grupos del
norte peninsular.

Un factor también muy importante es el de la religión cívica, es decir, la vinculación de una ciudad
o pueblo a un santo, del cual se celebran sus festividades. Esta devoción viene dirigida por el poder, que
divulga estos símbolos y ritos que ayudan a crear y cohesionar esta identidad colectiva, adquerida
primero por las élites y extendiendose bajo su influencia al pueblo, que se vuelve partícipe de los
festejos y ceremonias ligadas a estos. Un ejemplo de esto en Aragón es el de San Jorge en Aragón, con
Jaime I siendo el primer rey en encomendarse a este santo guerrero, siendo un elemento que triunfó en
la sociedad de manera vertical, convirtiéndose en un símbolo aragonés que ha perdurado hasta la
actualidad. (La versión que defendió el rey y el grupo de poder sobre algunas victorias fue con San
Jorge apareciendo en el campo de batalla ayudando a sus ejércitos, incluso sin la presencia del propio
rey, esta versión fue cuajando en la población, que terminó tratándolo como un símbolo propio dentro
de su identidad colectiva.).

El estado que da sentido a Aragón es la Corona de Aragón, la cual es la unión de varios estados
diferenciados que poseen ciertos rasgos comunes. El rey es uno de estos elementos comunes que
comparten los territorios de la Corona de Aragón, es decir, forman parte de un mismo espacio común
con el rey como máximo exponente. A partir del año 1137, año de la boda/unión dinástica de Ramón
Berenguer IV y Petronila de Aragón, se puede hablar de Corona y por lo tanto de este elemento común,
que no va a cambiar en toda la Edad Media. Que el monarca esté en la cúspide de la organización social
supone la aparición de un grupo de poder, basado en un entramado de relaciones, que conforma la Casa
del Rey, en su sentido político, es decir, el conjunto de gente que sirve alrededor de la figura del rey,
con funciones políticas, además de domésticas. Estas funciones quedan representadas en distintas
figuras con gran carga política, como el mayordomo, que media con otros nobles, con el ejército... así
como con el camarlengo, que además de ocuparse de la cámara del rey ejerce acciones políticas, o la
cancilleria. De esta forma el rey se rodea de aristocracia de todos los rincones y estados de la Corona.
Estos cargos se van a ir dividiendo con el paso de los años, en el caso del canciller había al final de la
Edad Media canciller del monarca, de Aragón, de Cataluña, de Valencia, etc.

Otro elemento en común es la lengua franca, que es el catalán, aunque en toda la Corona había
diversidad de lenguas, hablandose en las diferentes regiones lenguas como el castellano, el aragones o
el occitano.

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La representación en cortes también es un elemento que comparten los estados miembros de la
Corona de Aragón. Sirven como elemento de unión, aunque eran pocas. En las Cortes Generales de la
Corona, convocadas normalmente en Monzón (Aragón), se convoca a los representantes de todos los
estados, aunque los del Reino de Mallorca van ligados a los representantes catalanes. En las cortes se
reunen representantes de la nobleza, el clero y de la aristocracia de las ciudades. Las cortes de cada
estado particular eran diferentes en sus tratamientos con el rey y obtenían particularidades en sus
compromisos, pese a que el objetivo de las élites de los distintos estados no diferían mucho entre sí.

La política exterior de la Corona de Aragón está subordinada al monarca, de esta manera colaboran
todos los territorios de la Corona al hacer un llamamiento el rey a sus súbditos para defender sus
intereses, como con las guerras contra el Islam o la expansión en el Mediterráneo.

Respecto a la moneda hay un elemento en común y un elemento singular. El factor común de la


moneda es que en toda la Corona de Aragón se emplea el mismo sistema pero cada reino tiene su propia
moneda particular, con un valor diferente aunque no muy desigual. El sistema empleado era el sueldo
del sistema carolingio, de modo que antes del sueldo jaqués, implantado desde finales del siglo XI, no
había moneda propia. En el sistema del sueldo 12 dineros equivalen a un sueldo y 12 de estos equivalen
a una libra, siendo el dinero la única moneda física. En Aragón se empleaba el sueldo jaqués, en
Cataluña se acuñana el sueldo barcelonés, que eran de un poco menor valor que el sueldo jaqués, y en
Valencia y Mallorca se usaba el sueldo real. Por lo tanto vemos un sistema similar en funcionamiento
en el cual cada reino emplea su propia moneda, cuyo valor varía ligeramente. Las monedas de gran
valor eran acuñadas para ocasiones especiales como dar tributo al Papa, un ejemplo de estas monedas
de gran valor sería el mancuso de oro aragones con el que se realizaron pagos al Papa o el florín
aragones algo posterior.

Dejando de lado los elementos comunes entre los distintos estados de la Corona de Aragón
encontramos las singularidades o factores singulares. Las fronteras serían un claro ejemplo de factor
singular ya que cada reino tenía sus propias aduanas y su sistema fiscal ajeno al rey y particular de cada
estado, de esta forma cada reino tenía sus aranceles propios. Cada reino tenía su diputación, que era la
encargada de cobrar los impuestos o tasas. La diputación es independiente del monarca y son
autónomas entre sí, aunque su funcionamiento es similar. Pese a todo esto existió una coordinación
entre las aduanas.

Cada territorio tiene sus propios emblemas, símbolos y banderas, que son adaptaciones del
emblema del rey, que las élites extienden a sus territorios ya que legitiman a quien los luce
identificándolos con su señor jurisdiccional, por este motivo los estados hacen suyos estos emblemas.

Las festividades son otro ejemplo de factores singulares, siendo particulares de cada ciudad o
conjunto de villas, a excepción de aquellas que son promocionadas desde la corona, como el caso de
San Jordi.

La intitulación es tremendamente estática y las titulaciones tienen una jerarquía en función de qué
título se nombre primero, pero esta es una jerarquización meramente simbólica y no por importancia.
Pese a todo esta carga simbólica era muy importante en la Edad Media, siendo una forma o manera de
legitimación para el rey, poseyendo los títulos de los pilares de la Corona de Aragón, el título de rey de
del Reino de Aragón y el título de conde de Barcelona, siendo este último un modo de legitimación en
Cataluña, que se jactaba de una larga herencia de condes de Barcelona. A pesar de que el rey ostentaba
el título del condado de Barcelona esto puede conducir a error, ya que niega la organización y
título/rango que obtuvo Barcelona, siendo el Principado de Cataluña.

Otros rasgos simbólicos que diferencian a Cataluña del resto de reinos de la corona son que posee
el Archivo Real, posteriormente llamado de la Corona de Aragón (siglo XIX) se sitúa en el Palacio
Real de Barcelona y fue creado por Jaime II el Justo. Este archivo estaba formado por la cancilleria
(creada bajo el reinado de Jaime I el Conquistador) y otros documentos. Otro rasgo de alta carga

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simbólica es que los reyes de la Corona de Aragón decidieron ser enterrados en territorio catalán.

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TEMA 2: UN MUNDO ANCESTRAL: LOS ORÍGENES
DE ARAGÓN (SIGLOS VIII-XI).
ISLAM Y CRISTIANDAD EN EL NORESTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA.

Hasta el año 1025, cuando se consagran en la zona central del mazizo pirenáico los grandes
monasterios benedictinos, las fuentes que disponemos son más bien escasas. Estos monasterios se
encargan de copiar textos de su época y además copian documentos de los dos siglos anteriores, aunque
estos textos más antiguos están en entredicho al ser algunos falsificaciones de títulos de propiedad para
justificar una posesión. De este modo empezamos a disponer desde mediados del siglo XI de más
documentos y fuentes. El monasterio más emblemático, en el contexto de Aragón, es el de San Juan de
la Peña donde encontramos escrituras de propiedad, donaciones, pleitos judiciales, testamentos, etc.
Otro tipo de fuentes para los siglos VIII, IX y X son los anales carolingios, que hacen referencia a
figuras o centros de poder incipientes entorno a los pirineos. Junto a estos anales destaca también otra
fuente esencial no tanto cronística sino genealógica como es las "Genealogías de Roda", que detallan
aspectos de las personas que poseían el poder en la zona pirenaia. Estas genealogías están dentro de un
códice mayor de origen visigótico, el Códice de Roda, e incluye ilustraciones (en una de estas se
muestra la adoración a los Reyes Magos), aunque lo más destacable de este códice es que incluyen otras
fuentes utilizadas en esa época para producirlo. Gracias a este códice podemos ver cómo la aristocracia
emergente fue empleando expresiones y simbología empleada previamente por los reyes de Asturias
para legitimar su poder, tambien se aprecia que estas expresiones fueron empleadas en la ascensión de
la aristocracia de Pamplona, con Sancho Garcés como mayor ejemplo de este uso del discurso
legitimador y simbólico de la monarquía visigótica, llegando a intitularse como Optime Imperator
Hispanensis, lo cual es muy significativo. Pese a todo estas fuentes no son muy elocuentes, como
tampoco lo son las fuentes islámicas sobre esas fechas o siglos. Gracias a estas fuentes podemos hacer
unas referencias, sin ser muy amplias, sobre lo que ocurrió tras producirse la ocupación árabe de gran
parte de la península.

La campaña de Carlomagno para tomar Zaragoza fue ideada en el año 774, cuando un potentado de
Saraqusta, Suleyman, y el gobernante de Huesca, Abu Tour, pidieron protección a cambio de rendir
pleitesía a Carlomagno, de modo que 4 años más tarde entraron en la península dos ejércitos, pasando
uno por la zona más oriental (Cataluña) y el otro por Pamplona, que se plantaron ante las puertas de
Zaragoza, donde no fueron recibidos y no se les abrieron las puertas, así que dieron media vuelta
retirándose en dos grupos, uno de los cuales sufrió una emboscada por parte de los vascongados
seguramente, que derrotaron a parte de la retaguardia del ejército en la zona de Roncesvalles. Este
hecho fue recordado por el ideario popular y más tarde se creó el "Cantar de Roldán", siendo una obra
posterior a los hechos, una mitificación de la realidad. Sobre el episodio de Roncesvalles ni siquiera hay
consenso acerca del lugar donde se produjo.

Lo relevante es que es en este momento, en el año 780, en el cual esta zona de la península entra en
la órbita carolingia. Poco después las fuentes árabes y francas, poco fiables para esta época, sitúan en
ese protocondado de Aragón a un gobernador, Ibn Belascut, que se puede traducir o equiparar con la
figura de Galindo Blasco en los anales carolingios. En esos mismos anales carolingios se cita
posteriormente la figura de un tal Aureolus, esta vez con la palabra “comes”. El conde Aureolus/Oriol
se asocia con esta zona del sur pirenaico, y parte de la historiografía asocia este conde con el topónimo
Peña Oriol, de Jaca.

Amrus ben Yusuf habría sido un qadi, un caudillo militar que en el 809 lanza una ofensiva desde
Huesca que acabaría con la vida del conde Oriol. Y a partir de aquí es cuando contamos ya con las
referencias más encadenadas relacionadas ya con un linaje condal aragonés. Asociado a una tierra
vertebrada por un río Flumen, mencionada por el obispo Eulogio de Córdoba más adelante.

En el 811 se documenta la figura de Aznar Galíndez. Según los anales carolingios fue reubicado

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por Carlomagno en los condados orientales de Cerdaña y Pallás. El que parece que fue su hijo, Galindo
Aznárez I, figura a partir del 825 como conde de Aragón. A partir de ahí las referencias al linaje condal
presentan una continuidad mucho más clara. Este condado en un inicio bajo la órbita carolingia va a
quedar pronto absorvido por la influencia de la aristocracia de Pamplona tras 2 o 3 generaciones,
mientras que los condados orientales quedaron bajo influencia carolingia.

El monasterio San Pedro de Siresa es el edificio más relevante de esta primera dinastía aragonesa,
ya que es el lugar de enterramiento de los primeros reyes de Aragón y además dispone de importantes
documentos, como el "Cartulario de Siresa". Esta documentación es bastante opaca y se muestra
también en el "Códice de Roda", que nos muestra información sobre la genealogía de estos primeros
condes. Aparecen menciones a Galindo Aznárez.

En 848 aparece mencionado como hidrónimo y topónimo el nombre "Aragón" en una crónica del
obispo Eulogio de Córdoba que recorrió los monasterios peninsulares.

EL CONDADO DE ARAGÓN.

Son años oscuros y la información es opaca. Es complicado hablar de hitos o puntos de inflexión,
más allá de las circunstancias puntuales de las que hemos hablado. En el 905 se considera que en el
Reino de Pamplona se produce un cambio dinástico no violento, se habló de algún posible tratado entre
dinastías, que supone un punto de inflexión en toda la zona. La llamada dinastía Íñiga fue sustituida por
la dinastía Jimena. Ascendió al trono Sancho Garcés I, un soberano distinguido del resto de la
aristocracia bajo un sistema todavía visigótico. Fortún Garcés, de la dinastía Íñiga, no murió en el 905,
sino que fue al monasterio de Leyre donde murió más tarde. Sancho Garcés I fue el monarca con el cual
se produjo un cambio significativo de expansión territorial y de distinción de la monarquía sobre el
resto de la aristocracia, todo bajo un discurso visigótico. Se produjo un cambio importante en relación a
la figura del rey, ya que ahora se posicionaba de un estrato superior al liderar un proceso de expansión,
con Pamplona como punto de partida. Esta conquista o expansión, que incluyó la toma de plazas como
Nájera, Calahorra o Arnedo, se frenó al norte de Tudela. Este proceso de conquista vino dirigo y
definido por el rey, lo cual lo asentó y diferenció del resto de la aristocracia. No había otros poderes que
el hicieran sombra o le discutieran su prominente papel. Además la sede de los monarcas pamploneses
se trasladó a Nájera, debido a la destrucción de Pamplona en el 924 por Abderramán III.

Es en este reinado cuando el Condado de Aragón quedó incorporado al Reino de Pamplona, en el


921 Sancho Garcés I incorporó el Condado de Aragón, así lo reflejan las crónicas pamplonesas. Entre
los años 921-925 se incluyen en documentos de monasteriors referencias a donaciones de tierras hechas
a ellos mismo por el rey de Pamplona, con Galindo Aznárez II, Conde de Aragón, a su lado. A la muerte
de Galindo Aznárez II en el 922 el condado de Aragón quedó bajo gobierno o jurisdicción del rey de
Pamplona, Sancho Garcés I.

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Además de esto hubo una unión dinástica en las siguientes generaciones, probablemente ideada por
las mujeres poderosas de Aragón y Pamplona, la condesa Sancha Garcés de Aragón (esposa de Galindo
Aznárez II y hermana de Sancho Garcés I) y por la mujer de Sancho Garcés I, Toda Aznárez. De modo
que el hijo de Sancho Garcés I, García Sánchez I (925-970), se casó con Andregoto Galíndez, hija de
Sancha Garcés y Galindo Aznárez II. De este matrimonio desciende Sancho Garcés II Abarca (970-
994) que fue rey de Pamplona y conde de Aragón y estuvo casado con Urraca Fernández de Castilla.
García Sánchez I tuvo otro hijo con otra esposa, Ramino, rey de Vigera (territorio en La Rioja
anexionado por Sancho Garcés I). Tanto Ramiro, como su madre Teresa y García Sánchez I fueron
considerados reyes de manera coetánea, pero el testigo de la monarquía pamplonesa lo recoge Sancho
Garcés II Abarca. Esto pone en uso una práctica que las monarquías cristianas practican en la Edad
Media, desgajar una parte de su territorio en favor de un varón descendiente, de modo que distingue a la
familia real de la aristocracia ya supone un rasgo de dominio.

El condado de Aragón se va a quedar en el aglomerado de los territorios de Pamplona, sin que haya
distinción entre el rey y el conde. Años después se va a tener memoria de Sancho Garcés II Abarca
como el primer eslabón para acreditar la propia condición regia.

Después de la muerte de Sancho Garcés III (1004-1035), apodado el Mayor o el Grande, se


separa el Condado de Aragón del Reino de Pamplona, aunque siglos después los reyes de Aragón
seguirán defendiendo su origen o linaje desde Sancho Garcés II Abarca. Incluso Jaime I el Conquistador
se identifica o remonta hasta el rey de Pamplona, esto ocurre en el "Libro de los hechos" de Jaime I de
Aragón en 1270, en el cual el monarca cuenta una sublevación de la aristocracia aragonesa dirigida en
concreto por Pedro de Aonés, en la década de los 60; tras pacificar la situación, intercala el rey un
discurso que supuestamente había expuesto ante los ciudadanos de Huesca. Explica que es el señor
natural entre señores, pues hasta 14 reyes en Aragón ha habido. Siguiendo la línea vemos que el primero
es Sancho Garcés Abarca. Jaime, para defender su derecho al poder, alude a esa herencia recibida tan
atrás en el tiempo, unos 300 años. Hasta ese punto llega el peso de esas figuras de la monarquía. Otro
episodio, también significativo, que se escribe no en la crónica de Jaime I, sino una de un siglo
posterior, la Crónica de san Juan de la Peña. Esta crónica constituye una amalgama de historias de

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diversas procedencias. Data de 1360 aprox, y tenía como objetivo ser el prólogo o introducción a la
Crónica de Pedro el Ceremonioso (considerada una de las 4 mejores de Aragón), datada de 1376. Como
era la parte previa, la Crónica de San Juan de la Peña pretendía contar la historia desde el principio de
los tiempos hasta el reinado de Pedro. Sancho Garcés II, cuenta, llegó al trono porque hubo un tiempo
mitificado y remoto en el que los reyes de Pamplona estaban esperando a un hijo y a la vez hubo una
internada musulmana, que provocó la muerte del rey y de la reina embarazada. Un pastor pasó por el
campo de batalla y vio que del vientre de la reina salía un brazo. Sacó al bebé, lo crio y cuidó, y lo llevó
a pastorear. Tiempo después, lo que había quedado de la nobleza navarra se organizó para elegir un
nuevo rey que organizara la defensa contra el Islam. El pastor, siendo de la familia de los Abarca, cogió
al niño y lo presentó ante los nobles, que lo reconocieron como rey y lo elevaron sobre el resto. Repite
una historia que encontramos en otras narraciones como la del rey David en la Biblia.

Es a lo largo de estas dos generaciones cuando, según la documentación encontrada, se produce un


gran cambio a la hora de referirse a los barones. Ocurre sobre todo durante el reinado de Sancho el
Mayor, un cambio al que Laliena, en un artículo de los años 90, se refiere como una " revolución
silenciosa" haciendo referencia al cambio para referirse a los miembros de la más alta aristocracia
durante esas 2-3 generaciones. A los barones antes se les llama en función de su obligación o trabajo
dentro de la monarquía, el botellero, mayordomo, camarlengo, etc. dando lugar a unas relaciones de
servicio doméstico palaciego típicas de la dinastía carolingia o de la época visigótica. El cambio
consiste en que ahora la aristocracia viene caracteriza por encabezar distritos castrales (tenencias o
feudos), remitiendo los anteriores títulos a algo honorífico. Se pasa de unas relaciones de matriz
visigótica a una nueva relación en la que el rey cede distritos castrales que comportan el dominio de una
fortificación, con sus rentas y sus defensas a cargo del noble. A partir de este momento la
documentación se refiere a la aristocracia en función de los distritos castrales que dominan en nombre
del rey, en lugar de a un cargo palaciego. Se produce la feudalización del Reino de Pamplona, que desde
comienzos del siglo XI, con el reinado de Sancho el Grande no hace sino progresar. Se empieza a
convertir la monarquía en un sistema feudal. Estas tenencias y honores no se ceden a perpetuidad en
esta primera etapa, cuando el tenente muere ese distrito castral vuelve al monarca, que lo reparte de
nuevo entre la aristocracia, el cambio a una propiedad hereditaria se dará más adelante.

Honor: remite a la situación de privilegio, de disfrute de ciertas condiciones por pasar a tener un
feudo. Es una situación de dependencia, pero honorable. El noble ofrece su servicio militar a cambio de
disfrutar de ciertos privilegios.

Tenencia: se refiere literalmente a la misma realidad, pero prescindiendo de ese matiz de prestigio
que va asociado a “honor”.

La historiografía a veces diferencia entre ambos términos, pero suelen tratarse como sinónimos. Es
más sencillo usar “feudo”, pues engloba ambos conceptos. También aparece “tener en heredad del rey”,
exigiendo una contraprestación militar a cambio de conceder una herencia, casi exclusivamente tierras.
Esta expresión sí tiene un matiz más distinto, pues a veces no supone el dominio sobre personas. En
origen estos feudos no eran hereditarios, será el paso siguiente. Sancho Garcés III (Sancho el Mayor)
empieza a gobernar muy joven, en el 1004. Habrá una regencia de su madre y su abuela Urraca. Hasta
que alcance la mayoría de edad, 10 años más tarde, se registran unos 14 honores y tenentes. A finales de
su reinado se documentan 50 tenentes de feudos. Esto remite a ese proceso del hecho de ocupar esa
dependencia honorable respecto al monarca. Los señores que recibían estos honores se comprometían
con el rey en tres aspectos: el auxilium (prestar ayuda militarmente), el consilium (dar consejo al
monarca) y el favor (no hacer daño o perjudicar de ninguna manera al monarca)

Originalmente, pues, no eran hereditarias. El rey las concedía a necesidad, y el tenente debía
devolverlo en determinados momentos (morir, o ser desplazados). Pero entre finales del siglo XI y
comienzos del XII, antes incluso de la llegada de Ramón Berenguer IV y el pacto con Ramiro,
empiezan a documentarse hijos ocupando las tenencias entregadas a sus padres. Lo que los nobles
exigen a Ramón Berenguer IV es precisamente asegurar la heredad de las tenencias y honores. La
explicación del proceso es que esos feudos se están transformando en señoríos; son la consecuencia 4-5

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generaciones después de los feudos originales. Los señoríos son patrimoniales. Más adelante , entorno
al 1200, se produjo un gran cambio respecto a las honores. La forma de los feudos que la aristocracia
recibe de la monarquía dejó de ser un territorio en torno a una honor y pasó a ser una renta anual, los
llamados "feudos de bolsa". Así pues, se pasa de una situación inicial en la que el rey reparte las
fortificaciones a una en la que el rey reparte rentas.

Este proceso puede deberse no sólo al ansia de asegurar su posición de las familias nobles, sino
que otro factor explicativo sería precisamente la acción de las mujeres de los linajes aristocráticos para
permanecer en los feudos nobles cuando los hombres se encontraban combatiendo, alejados del
territorio o muertos. Las viudas permanecerían al frente de la tenencia hasta que el hijo pudiera hacerse
cargo. Son esas mujeres nobles quienes se hicieron fuertes en los feudos para garantizar la sucesión.

La población campesina inscrita en los propios feudos, en los distritos castrales va a vivir un
proceso de sujeción a la tierra y de control por parte de esos tenentes.

En este contexto se empieza a configurar una ideología y un discurso para justificar la conquista de
la península, viéndola como una reconquista, una lucha justa de recuperación de los territorios que les
pertenecen legítimamente. El discurso se basó en el verse como herederos del reino visigótico, haciendo
referencia a la expansión como una reconquista de ese territorio que años atras se les fue arrebatado. Ya
en el siglo X se empieza a percibir en este lado de la Península ese discurso que ya provenía de
mediados del IX, de la zona de Asturias: la recuperación de un territorio. Esta idea, esa empresa de
lucha contra el Islam para reconquistar el territorio calaría tanto que, durante los siglos siguientes, en
por ejemplo las recopilaciones del fuero general navarro (que por aquella época eran un corpus jurídico,
y también una explicación de la configuración social que motivaba esas leyes) figura en el prólogo la
explicación de cómo se perdió Hispania, cómo murió el rey Rodrigo. Existía esa conciencia, esa
“verdad operativa” de la pérdida de la Hispania visigótica, y la voluntad de los grupos que habían
permanecido en la zona norte de recuperar ese territorio perdido. Veremos que en algunos privilegios
expedidos por los monarcas aragoneses en el XI, incluso ya en época de Ramiro (primer monarca
reconocido funcionalmente como rey) esa fórmula aparece recogida explícitamente. Y buena parte esa
idea había sido ya recogido, impulsada, en torno a esa monarquía isidoriana desde época de Sancho
Garcés II Abarca, usándola para sellar esa potestad y su figura.

En los siglos X-XI se produce un cambio en el poblamiento en Europa occidental, conocido como
ruptura feudal en Francia o encastellamiento en Italia, que respecto a la historia social viene con una
forma de poblamiento rupturista, ya que entienden que antes el poblamiento campesino era escaso y
diversificado y que fue la aristocracia la que obligó a esos campesinos a replegarse y así facilitar el
pago de las rentas. Una de las consecuencias más notables es la organización en aldeas, agrupamientos
de campesinos, y un urbanismo concentrado para facilitar el pago de las rentas. Destaca también en este
sentido la aparición de una iglesia u oratorio rural por cada aldea, con su cargo representativo, el del
presbítero. Las aldeas están bajo la dependencia de un poder superior, normalmente de corte
aristocrático, lo que conlleva o puede conllevar a choques por la tierra para su explotación. Estos
choques serían con otras aldeas con distinto señor y la misma necesidad de pagar renta. Para delimitar
estas primeras comunidades se utiliza el concepto de organización colectiva para la resolución de
pleitos. Entre el 930-970 se datan las primeras referencias a los concilios, el " consilium" en latin.
También en este momento se documenta la palabra "collazo". Otro rasgo a tener en cuenta es la
existencia de intermediarios entre la comunidad y el señor, por medio de delegados del señor,
denominados por palabras como “ambacti” en fuentes carolingias, “aribañi”, siendo estos los
denominados "merinos" en el contexto navarro-aragonés y que aparecen en Castilla y Aragón a partir
del siglo XI-XIII.

Como el texto que estamos leyendo [Jimeno Garcés y García Sánchez I confirman la demarcación
de Benasa y Catamesas, hecha en tiempo del rey Fortún Garcés] es de inicios del siglo X [año 928, sin
mes, día ni lugar], algunos historiadores lo han acusado de ser falso, pues es una época muy temprana
para que se estuviera dando una actividad colectiva y organizada que sí veremos más adelante. No
podemos saberlo. La propia interpretación de un proceso histórico tan complejo puede llevar a creer en

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la autenticidad de un documento o no. Un rupturista lo tacharía de falso (ruptura de procesos, en un
momento concreto circa año 1000). Un historiador continuista, como Wickham, no lo pondría de
entredicho de una manera tan incuestionable, puesto que se entiende que esta organización del
poblamiento campesino, independientemente de lo fiables u opacas que sean las fuentes de esta época,
es un proceso que pudo iniciarse en algunos puntos un poco antes.

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TEMA 3: LA FORMACIÓN DE LA SOCIEDAD FEUDAL
(1035-1134).
CONFIGURACIÓN DEL REINO Y FORMAS DE PODER

Por lo que sabemos la monarquía pamplonesa va a ir un par de generaciones por detrás respecto al
Reino de Asturias en lo referente al discurso y a la creación de un orden palatino que colocara al rey en
el centro del poder, cuyo origen está en la monarquía visigótica y carolingia, con obras como sobre la
organización palatina tales como "El libro de las ceremonias" datado del siglo X o "De ordine palatii"
contemporáneo al reinado de Carlos el Calvo (mediados del siglo IX). Hay también un gran contacto
con los dawlas (dinastía o linaje de las familias poderosas islámicas, normalmente las ciudades y reinos
eran controladas por estas dawlas, aunque no había sólo una varias de las cuales una dominante en el
territorio) de los reinos de taifa de las que adquirieron también parte de su organización política, con
cargos como el alcaide (en andalusí es aquel que dirige un ejército, pero los cristianos lo adaptan para
referirse a aquel que se ocupa de una fortificación), el de canciller, tesorero, etc.

Hay que recordar que las taifas se dan, no de una guerra civil, sino de un cisma, dando lugar a un
califato sostenido por múltiples sultanatos independientes entre sí y cada uno dominado por las distintas
dawlas. Las taifas no son algo exclusivo de la Península Ibérica, sino que se dio desde el inicio del
Islam en todos sus dominios. No hay que identificarlos con una guerra civil o una crisis en el mundo
islámico, simplemente como una forma de organización del califato más descentralizada.

La masnata es la más alta aristocracia que, junto al rey, combate. O que tiene un servicio de
combatir. Scola sería prácticamente un sinónimo de la posterior mesnada, o hueste; es lo mismo.

Desde el inicio del reinado de Sancho el Mayor hay documentación de esta corte palatina más
desarrollada hacia un sistema feudal, copiando las fórmulas de Asturias y de las taifas. Antes del reino
de Sancho el Mayor existía un orden palatino cristalizado, con cargos para nombrar a las personas o
poderes más cercanos al rey y con mayor poder sobre el reino. No fue hasta el año 1050 cuando vemos
claras referencias al tratamiento por las tenencias de la aristocracia ya completamente instalado. Es
decir, este cambio de un sistema palatino a un sistema feudal de tenencias se desarrolló durante el
reinado de Sancho el Mayor, pero no se consolidó hasta dos décadas más tarde de su muerte. En este
sistema feudal el poder, valor simbólico y prestigio pasa a ser mayor en función de las fortificaciones
construidas por iniciativa del rey y entregadas a un señor, en lugar de por el cargo dentro de la corte
como era lo normal anteriormente con cargos como el botellero o el mayordomo. Se da lugar a un
mayor poder simbólico al tener a su cargo fortalezas o tenencias. Ostentar un distrito castral y un cargo
palatino no eran incompatibles, pero era símbolo de mayor estatus el hecho de controlar un distrito
castral poderoso.

Un señor podía ser feudatario de más de una plaza. Tampoco es raro que cambiaran de plazas. El
rey por un lado se desmarca del resto monopolizando esa función de forma cada vez más clara (siglo
XI), +tiene un control más directo. En cambio los señores, infanzones… tenían potestad de poner en
cultivo todos los territorios que pudieran, cultivándolos. En cambio el control sobre las fortificaciones
sería algo más férreo y limitado.

Este proceso del paso a ocupar las tenencias o concesiones de honores es lo que da lugar al
feudalismo pleno, se conoce también como revolución silenciosa (Laliena). Esto también permitió el
control de la población campesina bajo la servidumbre, gracias a estas concesiones del rey se va a
señorializar la nobleza y se va a someter a la población. Los señores, sobre todo a partir del año 1000,
van aprovechando los privilegios que les va dando el rey para someter a la población y ponerles más
obligaciones, mientras que la Iglesia llevará a cabo una campaña o un discurso para intentar detener
estos abusos señoriales. El rey se adueña del derecho o poder de construir fortalezas, tan solo él puede
hacerlo. A los miembros del orden palatino se les denominaba "curia palatis regis" mientras que a los

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señores militares con fortalezas se les llamaba "masnata". Las tenencias incluían las tierras y
campesinos que rodeaban la fortaleza y que eran necesarios para su manutención, de los cuales los
señores tenían cada vez mayor potestad, con capacidades judiciales, capacidad de coerción y abuso, etc.

La configuración del Reino de Aragón y sus formas de poder nacieron de la sucesión del rey de
Pamplona Sancho III el Mayor en 1035, el cual mantuvo bajo su control, gracias a matrimonio y
herencias, los condados de Castilla (gracias a la herencia de su esposa Muniadona), Nájera, Aragón,
Sobrarbe y Ribagorza (aprovechandose de crisis en la sucesión), dividiéndolos entre sus hijos a su
muerte. El primogénito legítimo, García Sánchez III, se quedó con el Reino de Navarra, con capital en
Nájera, y mantuvo una primacía sobre sus hermanos gracias a que su reino eran el principal o más
importante de la dinastía. Fernando recibe el título de Conde de Castilla, pero será reconocido como rey
de Castilla. Jimena casa con el rey de León, Beamudo III (1035-1037), a su muerte el Reino de León
pasará a manos de Fernando y su esposa Sancha de León, hermana de Beamudo III. Gonzalo, el menor
de los hijos, está mal documentado y recibió los condados de Sobrarbe y Ribagorza, aunque pasarán a
manos de Ramiro, el primogénito no legítimo, ya que fue concebido fuera del matrimonio, y que recibió
el Condado de Aragón. Ramiro fue considerado por sus contemporáneos como rey, y como tal se
comportaba, aunque él nunca se autoidentificaba como rey. Será rey de Aragón entre 1035 y 1063.

Ramiro recibe el condado en 1035, y se inicia una etapa (una generación) en la que se va a
comenzar a instaurar el reino feudal aragonés. Aunque en torno a 1070 Navarra regresa a la órbita
aragonesa. En cualquier caso, a lo largo de un siglo se va a construir un estado feudal propiamente
dicho, sobre esos restos de la antigüedad, sobre esa monarquía isidoriana y sobre esa propia
feudalización, que determinará la organización social, territorial, y en definitiva la propia forma de
concebirse a sí misma.

En el año 1076 Navarra volverá a la órbita de Aragón tras dividirse el reino navarro en una crisis
sucesoria, aunque el reino de Aragón para entonces ya estaba perfectamente configurado y se mantendrá
hasta la crisis sucesoria de 1134, cuando se vuelve a romper esta simbiosis navarro-aragonesa.

Entre el reinado de Ramiro y Alfonso I se produjo una gran expansión territorial, viendo los
dominios de Aragón aumentados en gran medida. En menos de 100 años (1035-1134) el territorio se
multiplica por 10. Esto vendrá acompañado de un aumento demográfico continuo y una voluntad de
crecimiento a costa del enemigo, la dawla saraqustí de los Banu Hud, con la existencia y auge de la
nobleza que se posicionó al frente de las tropas y huestes y al servicio del rey para producir esta
expansión territorial a costa del Islam. Esto es un rasgo estructural de las aristocracias feudales
hispanas. La conquista del valle del Ebro es un objetivo secular, intergeneracional y continuo, fue algo
muy costoso y planificado durante décadas, el empeño permitió que en un siglo se conquistara gran
parte del territorio y se rodeara la ciudad de Zaragoza para su posterior conquista, una guerra
organizada y premeditada con mucha importancia en los saqueos, talas, incendios, secuestros, etc.

Esto hizo que esa aristocracia feudal que estaba intentando controlar a unos cuantos siervos,
acabaran controlando uno de los territorios con mayor potencial de crecimiento de toda la Península
Ibérica en la Edad Media. Al trazar una línea cronológica y una secuencia de la expansión territorial a lo

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largo de este siglo nos damos cuenta de que la conquista es un proceso exponencial, en el cual las
conquistas de Ramiro I son nimias a comparación con las de Alfonso I el Batallador.

Ramiro I recibió los condados de Sobrarbe y Ribagorza en el 1043 e inició la conquista de la baja
Ribagorza, con la toma del castillo de Samitier en 1055 y Abizanda, intentó conquistar Graus, pero
acabó con la muerte del rey en 1063. Sancho Ramírez fue el hijo y sucesor de Ramiro I, cambió la
expansión territorial de manera significativa, ya que en 1064 tuvo lugar una campaña importante al
estar santificada esta ofensiva sobre Barbastro, la llamada cruzada de Barbastro que marcó un hito en la
historia de la reconquista y las posteriores cruzadas al acudir a la llamada miembros de la aristocracia
de otros territorios bajo el mando de un príncipe cristiano y con indulgencias papales. Barbastro fue
conquistada, una ciudad importante, pero permaneció sólo un año en manos cristianas al caer en 1065 a
manos del rey Al-Muqtadir. Esta campaña sentó un precedente ya que el Papa bendijo por primera vez
una expedición armada ofreciendo indulgencias a quién participara en ella contra los musulmanes.
También sentó un precedente para la expansión feudal por el Valle del Ebro o la conquista de Valencia y
Mallorca.

Hay un cantar de gesta trasmitido oralmente en el siglo XIII en la épica caballeresca, que se llama
"El Sitio de Barbastro". Modelo de masculinidad que se asienta sobre la idea de nobleza, la actividad
militar, y la ceremonia que rodea los torneos de justas, las representaciones de historias contadas en
gestas como la materia artúrica. Se incrusta en esta tradición gracias a ese cantar. También hacen
referencia a la conquista fuentes árabes como Ibn Idari, de comienzos del siglo XIV, que se basa en los
dicho por Ibn Hayyan, contemporáneo a la conquista, que dice que Barbastro cayó por una traición de
unos de los vecinos de la ciudad pues estaban desesperados por la falta de agua, permitiendoles saquear
la ciudad durante semanas, según esta fuente un año más tarde, en la reconquista musulmana de la plaza
los musulmanes, con Al-Muqtadir dirigiéndolos, utilizaron una zapa para hundir y quemar la estructura
de la muralla. Barbastro no caeria definitivamente hasta la campaña del rey Pedro I en el año 1000, tras
la caída de Huesca en 1096, lo cual también explica que los primeros privilegios y normas jurídicas que
recibieron ambas ciudades sean muy similares.

En 1067 y en respuesta a la reconquista musulmana de Barbastro, Sancho Ramírez conquista


Alquézar. Tras esta conquista Aragón entra en un proceso de consolidación del poder. Hay una clara
voluntad de intentar destacar y de poner en valor la conquista de Alquézar que se ve en el fuero breve
de Alquézar, como un ejemplo bueno para los cristianos y un perjuicio de los musulmanes. Dentro de
esta carta se dan ciertas libertades que permiten abrir un poco esas relaciones sociales de servidumbre,
permitiendo a todos los pobladores de Alquézar el rotular y apropiarse de todas las tierras que consigan
arrebatar a los musulmanes. La importancia de esta carta es significativa porque es la primera vez que
se concede una excepción tributaria para dignificar la conquista y llamar a nuevos pobladores,
mostrando un nuevo modo de proceder que se puede ver en la acumulación de apoyos a gran escala
continuada, como por ejemplo el vasallaje frente a la Santa Sede o la acuñación de moneda. Otro
ejemplo de intentos para llamar a pobladores sería el traslado de la capital a Jaca, haciendola ciudad con
el Fuero de Jaca (1077) y convirtiéndola en sede episcopal, previemente se había emitido un peaje que
se aplica simultáneamente a Pamplona y a Jaca, equiparando ambas civitates (1076).

Este paréntesis de los conflictos permite a Sancho Ramírez afianzar el reino y buscar apoyos que
permitan consolidar su posición antes de avanzar hacia el sur sin miedo a perder lo ganado y
conquistado. El más claro ejemplo de esto es la peregrinación a Roma para hacerse vallaso
(infeudación) de la Santa Sede en 1068, como forma de legitimarse (recordar el pseudo vasallaje al rey
de Navarra) y confirmar así su estatus como reino. Esto queda confirmado en 1089, cuando empezó a
realizar el pago anual acordado con la Santa Sede de 500 mancusos de oro. Otro ejemplo de su
búsqueda de consolidación del poder es el refuerzo de la dinástia mediante enlaces con grandes familias
extranjeras, inalcanzables para la aristocracia local, lo cual les eleva aún más sobre la aristocracia de la
zona. Se produce también la acuñación de moneda que seguirá en curso durante toda la Edad Media, el
dinero jaqués, que será la unidad básica y la única corriente de la economía aragonesa, aplicando el
sistema carolingio de dinero, sueldo y libra, siendo que 12 dineros equivalen a un sueldo, y 20 sueldos
equivalen a una libra. Pero de uso sólo está el dinero. El dinero será siempre el mismo, aunque varíen

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un poco los iconos. El anverso con la imagen del rey, su nombre seguido de rex. Por el inverso
ARAGON, y una flor de lis coronada con una cruz (que algunos han interpretado con el árbol de
Sobrarbe, algo bastante infundado). Alfonso V acuñó los llamados óbolos o miajas, que eran medios
dineros. Se realizan también actos públicos para la población, como los juicios, consiguiendo que la
población vea el poder real como algo lícito.

En esta época también se vuelve a producir esa simbiosis entre Pamplona y Aragón, debido a la
conspiración nobiliaria y al regicidio acaecido contra el rey de Navarra, Sancho Garcés IV, en el año
1076. Cuando muere el rey navarro intervienen tanto Alfonso VI de Castilla como Sancho Ramírez de
Aragón, que se reparten tanto las lealtades de la aristocracia como el reino en sí. Ahora es el Reino de
Navarra el que pasa a la órbita de Aragón. Esta simbiosis durará hasta la muerte sin descendencia de
Alfonso I el Batallador en el año 1134.

Todas estas transformaciones comienzan entre el 1060 y se desarrollan en la década de 1070. Una
vez sucedidos estos cambios se vuelve a dar lugar la expansión territorial, que se retoma entorno al
1080. Entre el 1083-1089 el rey Sancho Ramírez ya se involucra en las batallas, como en la de Grauss
(1083) o Naval (1084). En paralelo el infante Pedro se hace con Loarre (1083) y Monzón (1089).
Además se comienza la construcción de la fortaleza de El Castellar (cerca de Juslibol, en el 1091), lo
cual muestra esa planificación en el tiempo para la conquista de Zaragoza. En este momento se están
cobrando parias ya de forma fluida, constante, sobre la taifa/dwaula saraqustí.

Aunque se está pensando en esa conquista de Zaragoza, lo significativo en estos años es que se está
reduciendo el cerco sobre la ciudad de Huesca, con la construcción de Montearagón en el 1086 con la
finalidad de hostigar a la ciudad y tener un punto de partida para iniciar la conquista. En el 1094 se
inicia el asedio y Sancho Ramírez muere ese mismo año durante la toma, probablemente de un saetazo.
No será hasta el 1096 que la ciudad cae, bajo el reinado ya de Pedro I, durando así la caída de Huesca 2
años. La ciudad cae por medio de la batalla de Alcoraz, una batalla campal, no tan frecuentes en esta
época. Pedro I unos años después lleva a cabo la conquista definitiva de Barbastro en el año 1000
(recordar el intento de la cruzada de Barbastro en el 1068). Los pobladores de huesca van a ser libres de
cualquier tributo de origen señorial y real, además de disponer de las mismas libertades de el fuero de
Alquézar, levantando así aún más esa condición de servidumbre o ese sistema. El fuero de Barbastro,
muy parecido al de Huesca, llevará a la máxima expansión esa noción de privilegio que comenzara a
verse con el fuero de Alquézar. Los habitantes van a ser libres de apropiarse de cualquier tierra
conquistada, y son eximidos de pagos.

Llegamos así al reinado de Alfonso I el Batallador (1104-1134) y a la época de la conquista de


Zaragoza. Se consiguió gracias a la previa conquista de la zona del Ebro y del hostigamiento de la taifa
durante muchos años. En el primer año de reino de Alfonso I se lleva a cabo la conquista de Ejea
(1105), avanzando así en esa estrategia de un cerco lejano que irá reduciendose poco a poco hasta sitiar
la ciudad y tener una retaguardia segura a la que poder huir en caso de necesidad, además de disponer
así de todos los recursos logísticos necesarios para un largo asedio, ya que el movilizar recursos y
suministros en esta época era muy complicado y era más conveniente que estos recursos pudieran ser
transportados desde plazas cercanas. Con esta conquista tan sólo queda Tauste en la zona del norte del
Ebro bajo dominio musulmán, que se incorporará dos años más tarde de la conquista de Zaragoza.

Todo este proceso está también impulsado por la idea de la cruzada, de la indulgencia a los pecados
por medio de la Guerra Santa contra los musulmanes. Esta idea toma mayor fuerza debido al contexto
de las luchas mediterráneas de las ciudades mercantes italianas contra las ciudades portuarias
musulmanas, con la ocupación normanda de Sicilia que estaba en manos musulmanas, o con las
conquistas más cercanas de Coimbra o Toledo.

La consquista de Zaragoza no se intenta justo tras la toma de Ejea en el 1105 debido a la situación
política de la Península y de la propia ciudad de Zaragoza. Además en el año 1108 se continuó con esa
política de fortalezar la dinastía por medio de enlaces con otras familias extranjeras poderosas, dandose
así en el 1108 el matrimonio entre Alfonso I de Aragón y Urraca de Castilla, cuando Castilla venía de

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perder contra los almorávides que habían entrado en la Península y conquistado todos los reinos taifa,
salvo el de Zaragoza, para el 1090. Pese a esto el matrimonio no funcionó y en el año 1114 se disuelve.
De este modo el asedio no comenzó hasta el 1118 cuando la ciudad ya estaba bajo influencia
almorávide debido a la muerte del emir de Zaragoza en el 1110 y a que su hijo no lograra hacerse con el
poder efectivo de la ciudad, perdiendo así los Banu Hud el poder en la ciudad. El asedio vino precedido
y apoyado por la Iglesia gracias al Concilio de Toulouse en el año 1118, que puso la conquista de
Zaragoza como un objetivo de la cristiandad, otorgando indulgencias a los caballeros que participasen
en la conquista, propiciando de tal manera la participación de nobles castellanos, navarros, francos,
catalanes y aragoneses.

Desde el punto de vista ténico el asedio viene narrado por muy pocas fuentes. El autor Ibn Idari
habla y explica las armas de asedio empleadas por el ejército franco-aragonés, pero no puede ser
considerada una fuente muy elocuente, ya que escribió más de 200 años más tarde. Otro autor más
cercano define las murallas como construidas por mármol y plomo, algo poco creible.

Sabemos que se llevó a cabo una destrucción del entorno rural de Zaragoza debido a los múltiples
enfrentamientos. El asedio propiamente dicho comienza en Mayo del 1118 con un ejército en el que
iban nobles aragoneses, navarros y francos (recordemos las alianzas familiares con grandes familias
extranjeras y el plus del apoyo de la Iglesia otorgando indulgencias). Fue empleada una táctica de
colapsar la ciudad y hacerla pasar hambre por medio del ataque a los arrabales. Para el 11 de Junio cae
la Alfajería mientras llegan refuerzos almorávides a la ciudad, lo cual eleva la moral musulmana,
aunque dos meses más tarde el general almorávide muere. Tras su muerte la ciudad continúa pidiendo
ayuda, aunque no obtiene respuesta. Entre el 18-19 de Diciembre del 1118 la ciudad cae por
capitulación. Mientras tanto se emite una bula papal con recompensas espirituales a los ejércitos.

La ciudad tardó en caer 6 meses de asedio. La conquista de Zaragoza también tenía una gran
importancia simbólica. La Saraqusta islámica tenía una comunidad mozárabe bastante importante,
creemos, que se encontraba en lo que creemos que luego sería la parroquia de Santa María la Mayor. Y
no solamente desde el punto de vista de los feudales Zaragoza tenía una importancia emblemática, sino
también desde el de los musulmanes. Se daría un proceso de mitificación de la antigua Saraqusta en las
crónicas islámicas. El pacto de capitulación pusieron a la gente de la ciudad en una situación muy
desfavorable, siendo el pacto o irse o quedarse en un arrabal exterior a la ciudad, abandonando sus
posesiones y propiedades dentro de la ciudad y con la promesa de mantener su religión a cambio de un
pago. Con este pacto que dejaba a los habitantes de la ciudad fuera de los territorios de su religión, sin
sus riquezas ni casas, se produce una emigración masiva. Quedando así la ciudad practicamente
despoblada.

El hecho de conseguir que la gente cristiana se moviera a ocupar la ciudad recién conquistada fue
más dificil. Tenemos el dato de que la reconstrucción de las murallas y de la zona de extramuros de la
ciudad no se da hasta el 1180 aproximadamente, lo cual implica que durante dos generaciones hubo
poca ocupación.

Con la ciudad tomada se toman el resto de ciudades o villas cercanas. En el año 1120 un ejército
almorávide, dirigido por Ibrahim ibn Yusuf, es derrotado cerca Daroca por los aragoneses, en la Batalla
de Cutanda. Con esta derrota se rinden las ciudades de Daroca y Calatayud, permitiendo una gran
expansión de la frontera y quedando cerrada la conquista del núcleo de la taifa.

Los repartos que se daban de las ciudades conquistadas eran muy estrictos. Los repartidores
asignaban a un cristiano los bienes de un propietario musulmán. En otros casos también entregaban
varias propiedades a las élites. Todo esto provoca grandes emigraciones de los habitantes de dichas
ciudades, debido a que casi se ven arrastrados a un exilio forzoso. Los grandes beneficiarios de estos
repartos son los grandes señores y abadias o monasterios que participan de su conquista.

En la década de 1120 Alfonso dirigió una campaña hasta Córdoba donde logró un gran botín y
también que algunos de los mozárabes que se encontraban allí se le unieran. Se da en esta década una

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campaña de conquista de las tierras del sur del Ebro. Se termina de configurar así el Reino de Aragón,
dejando lejos esas montañas pirenáicas. Posteriormente, entre 1130-1134 se llevó a cabo una campaña
en la zona del Bajo Aragón hasta llegar a Fraga (1134), cuya toma terminó en fracaso gracias a los
refuerzos almorávides. El propio rey tuvo que huir y en el enfrentamiento consiguiente fue malherido,
muriendo un mes más tarde.

Con la muerte de Alfonso I el Batallador se da un problema de sucesión en el Reino de Aragón,


debido a que en su testamento, que pudo ser confirmado antes de su muerte por él mismo, disponía el
legado de la soberanía real a tres órdenes militares relativamente desconocidas en estas tierras, la Orden
del Temple, la Orden del Hospital y la Orden del Santo Sepulcro. La Orden del Hospital era la única
que tenía posesiones ya en Aragón antes del testamento, concretamente una casa en Zaragoza. El hecho
de legar el reino a estas órdenes era algo insólito y algo inviable. El testamento no fue aceptado por
nadie dentro del reino y parte de la aristocracia aragonesa entendió que su hermano Ramiro debía
aceptar el trono. La nobleza navarra por su parte recurrió a un aristócrata importante y descendiente
ilegítimo de Sancho III el Mayor, es decir, un descendiente de la línea García Sanchez de Nájera. Este
García Ramirez fue uno de los barones de mayor confianza de Alfonso I, llegando incluso a retirarlo
cuando le hirieron en Fraga. García Ramirez se convierte así en rey de Navarra y los reinos de Aragón y
Navarra vuelven a quedar separados.

Castilla también aparece por medio del hijastro de Alfonso I, el hijo de Urraca de Castilla, que
decía tener derechos sobre los territorios conquistados por Alfonso I. Alfonso VII viene con esa idea,
dandose de esta manera una crisis dinástica y una gran crisis política donde parte de la aristocracia
apoyaba a Alfonso VII, otros al que sería Ramiro II y Navarra se había separado ya.

Aunque las órdenes militares no pudieron hacerse con el reino las siguientes generaciones tuvieron
que pagarles tributos y entregarles encomiendas para que estuvieran a su favor, debido a que tenían
mucho poder. A partir de 1140 es cuando se comienzan a dar estas concesiones y encomiendas.

ESTRUCTURA SOCIAL EN LA PLENA EDAD MEDIA

Todo este proceso de conquistas vino junto a la mentalidad de la cruzada y al discruso de la


herencia visigótica. Los reyes transmiten y aúpan esta mentalidad a través de sus actos (fuero de
Alquezar, Cruzada de Barbastro...). Un tiempo después, tras la muerte de Alfonso I, mientras Ramiro II

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gobierna, otorga una carta de población a un sur de la Ribagorza, Benabarre. En 1137. Dice “vosotros
habéis ganado el castillo de Benabarre y habéis expulsado a los paganos, devolviéndolo a los
cristianos”. Sensación de recuperación que permea tanto crónicas, como documentos relativamente
tempranos. Cuando se copie la compilación de los usatges de Barcelona, en una versión del XIV, se
representa a Ramón Berenguer IV ataviado como un guerrero de la orden de Sant Jordi, y se dice de él
“apoderador de España”. Se está situando esa expresión de reconquistador a un personaje de mediados
del XII.

Entre el 1120-1134 se crean las primeras órdenes de caballería propias del reino, que en un
principio no tendrán tanta importancia. Son agrupaciones de barones, nobles y clérigos al mando de un
senior, cuyo único objetivo es el realizar campañas militares contra los musulmanes, la finalidad no es
defenderse. Las primeras son la de Belchite fundada entre el 1120-24 y la de Monreal del Campo
fundada entre el 1130-34. Se llaman así porque sus castrum o sede eran esas dos poblaciones. Formaban
parte de las mismas obispos, arzobispos, y miembros de la más alta aristocracia, no sólo aragonesa, sino
también navarra e incluso castellana. Galindo Sánchez y López Sánchez, vinculados al Batallador,
dirigirían la de Belchite. Gastón IV de Bearne va ligado a la segunda, uno de los francos que vino con
Alfonso I a combatir en Zaragoza se convertiría en jefe de esa orden.

Hay una campaña en 1124 dirigida contra la localidad valenciana de Belicadell que según todos los
indicios fue la consecuencia directamente de la orden de Belchite. Galindo Sánchez se pondría al frente
de un importante séquito dirigiendo una campaña contra esa población tan alejada del valle. Tiene
mucho de ceremonia, de crear lazos, pues una empresa tan costosa a largo plazo sólo podía costearse
construyendo vínculos que la mantuvieran durante mucho tiempo. Esto no perdura tras la llegada e
instalación de las órdenes clásicas en el territorio.

En Cataluña la Orden del Temple tenía ya varias encomiendas antes de 1134. En Grañena y
Segarra (1131), del condado de Barcelona, y en Barberá, Ramón Berenguer III entrega las dos primeras
y Ermengol IV hace lo mismo años después a esa orden. Sin embargo, a partir de la muerte del
Batallador, aunque la soberanía sobre Aragón no pudo ser asumida por las órdenes, dado que se trataban
de instituciones muy poderosas y que formaban parte de la Iglesia (y era necesario mantener el favor del
Papa) fue necesario que las siguientes generaciones tuvieran que compensar a las tres grandes órdenes
militares bastantes privilegios y propiedades. Y así el Temple recibió en 1143 la encomienda de
Monzón, y la de Ambel en 1151. Mucho más adelante, en el 82, Tortosa y otras poblaciones fueron
dadas de órdenes locales a estas principales; Caspe en 1182, Sigena en 1187 (todas estas a la orden de
Hospitalarios) y la del Santo Sepulcro una muy importante en Calatayud.

Esas órdenes, que o bien estaban siendo creadas aquí o empezaban a llegar desde Tierra Santa,
debido a la necesidad de compensarlas por no haber cumplido el testamento del Batallador, se expanden
y ganan una enorme importancia al menos hasta el siglo XIII, convirtiéndose en plataforma
fundamental para que la aristocracia pueda seguir controlando al grueso del reino.

Se dan unas tradiciones familiares de Guerra Santa que da lugar a la práctica generalizada de la
presencia física contra los musulmanes. Algunos personajesde estos linajes participan y mueren en esas
campañas. Emblemáticos son los casos de Hilduin de Ramerupt (1064) que muere en la Cruzada de
Barbastro y era el padre de la esposa de Sancho Ramirez. Andrés de Ramerupt, hijo del anterior, lucha
junto a Sancho Ramirez y junto al infante Pedro. Vemos como padre e hijo lucharon al lado de ambos
reyes. Ermengol III de Urgel (1065) muere durante la reconquista musulmana de Barbastro, siendo
cuñado de Sancho Ramirez. Arnau Mir de Tost también destaca, vinculado a Ermengol III de Urgel por
lazos familiares, aunque es extranjero colonizó al sur de Urgel.

En el plano político encontramos también la implicación de la Iglesia como institución y de ciertos


miembros de la misma en particular, siendo de mucha importancia. Los monarcas tratan de poner de su
lado a los grandes dirigentes de la Iglesia para obtener la legitimidad de expansión territorial. Se ejercía
patronazgo directo a ciertos monasterios o se crean en caso de que no los haya todavía. Esto sirve
además para distinguir al rey del resto de la aristocracia y para legitimar sus conquistas. En Aragón está

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el caso del monasterio de San Juan de la Peña, patrocinado siempre por la monarquía, convirtiendose en
una especia de monasterio familiar.

Otro monasterio fue el de Santa Maria de la Cruz de la Serás, monasterio femenino que funcionó
como monasterio de la familia real. Destaca el cao de Doña Sancha, esposa de Ermengol III de Urgel,
que además de dirigir este monasterio dirigió otros muchos, incluso algunos monasterios masculinos e
incluso la diócesis de Pamplona. Fue una de las mujeres más importantes del reino y un pilar clave para
que el reinado de su hermano Sancho Ramirez pudiera prosperar.

La conquista respondió a ciertas pautas o principios de la clase dirigente, como las referentes a la
renta feudal, con el pago de una parte del excedente de la tierra, el principio de regularidad basado en
que tanto aportas tanto recibes, de tal modo que aquellos que aporten más hombres a la conquista serán
los que más beneficios reciban, afectando tanto a grandes señores como a caballeros particulares,
recibiendo los hombres a caballo 2 veces más tierra que los de a pie, siendo 2 iugadas (1 iugada
corresponde a entorno 3 hectáreas). Esto está bien documentado en los textos de la propiedad de la
tierra. Otro principio fue el de homología, siendo que los bienes del estado conquistado se los queda el
rey, los bienes de las mezquitas le corresponden a la Iglesia y los de los grandes señores musulmanes a
los grandes señores cristianos. En el caso de Zaragoza se aprecia bien este principio de homología.

La aristocracia de este periodo se distingue por su condición militar. Una de las fuentes más
elocuentes y efectivas son los testamentos de la aristocracia feudal, varones sobre todo, que incorporan
referencias a cultura material, aludiendo a piezas de arnés, monturas, armas, vajillas, copas, etc.
Reparten entre su parentela armas, monturas y arneses para sellar su fidelidad.

Esta condición militar/guerrera se da en la etapa pleno y bajomedieval. Bajo el reinado de Pedro I


la aristocracia e infanzonía cuenta con un código de normas escrito sobre su función militar o
prestaciones que deben realizar. Este código especifica que estas prestaciones se pueden dar en caso de
batalla campal o en caso de que una fortaleza del rey este asediada. A los barones les corresponden 3
meses al año de servicios militares, en los cuales los gastos corren a su costa y en caso de durar más lo
pagará el rey. A los infanzones les corresponden 3 días al año a su costa. Esta norma se configuró a lo
largo del siglo XI y terminó siendo ley

Las mujeres, pese a no ejercer esa condición guerrera, gobernaban feudos y sus huestes iban a la
guerra aunque ellas no estuvieran en la batalla. Las mujeres en Aragón tuvieron un papel importante en
el proceso de conversión de feudos en señoríos y en la transición de las tierras en herencia por linaje y
no en honores concedidos por la monarquía. La documentación nos permite conocer casos de mujeres
feudatarias de esos honores aunque no se encuentre documentación de ellas en el campo de batalla, pero
sí que ofrecían su obligación de auxilium con sus huestes. Durante el proceso de señorialización a
finales del siglo XI en el cual los honores se convierten en hereditarios vemos cada vez que más
mujeres de los linajes aristocráticos asumen el gobierno de estos feudos cuando se van convirtiendo en
patrimonio del linaje.

Cabe destacar que algunas mujeres tenentes lo eran en tanto que prioresas o gestoras de los
dominios monásticos fundados por la monarquía, sobre todo a partir de mediados del siglo XII, tras la
conquista del Valle del Ebro. Encontramos mujeres documentadas como Doña Mayor, prioresa de Ricla
o Sancha de Aragón. Pero no sólo las encontramos dentro del orden eclesiástico. Esposas de la
aristocracia podía gestionar también los feudos, como el caso de Jimena de Binacua, que junto a su
marido Lope Garcés ostentó doce honores/feudos donde ella sola se hallaba al frente de, por lo menos,
uno de ellos. Destacamos también a Talesa, a veces Teresa, que casa con Gastón IV, vizconde de Bearn,
hombre muy cercano a Alfonso el Batallador durante la toma de Zaragoza. Cuando el vizconde muere,
en 1130, se hace enterrar en la iglesia de Santa María de Zaragoza. Talesa casa con él, y le sobrevive,
muriendo en torno a 1155. Y a lo largo de toda su vida ejerció como tenente de algunas de las honores
entregadas a su marido. La conocemos como fundadora del hospital de Santa Cristina de Somport. La
vizcondesa lo dotaría patrimonialmente en sus inicios, y será una institución importante. Aparece
también documentada impartiendo justicia y dirimiendo pleitos en el condado de Bearn.

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La aristocracia también se caracteriza por la acumulación de patrimonios fundarios, muchas veces
dispersos. Tierras atesoradas por la colonización, por la conquista, por concesiones… Sancho Galíndez
sería un ejemplo; recibió multitud de tierras por méritos bélicos por parte de Sancho Ramírez.

CAMPESINADO Y SERVIDUMBRE

El campesinado en esta época esta adscrito al estatus de la servidumbre, existiendo distintas


palabras para referirse a esta realidad social, siendo las dos más frecuentes las de "mezquinos" en
Aragón y "collazos" en Navarra. Se les denomina "villanos" en caso de que el siervo pertenezca al
dominio del monarca. Los siervos además de pagar una renta por las tierras que cultivan están
vinculados a un señorío al que deben prestar ciertos servicios que no tienen por qué ser exclusivamente
económicos. Por todo esto los siervos conforman un grupo social sometido a unas reglas muy estrictas.

El origen de la servidumbre en Aragón y Navarra procede fundamentalmente de lo que conocemos


como revolución o mutación feudal, que defiende que conforme la aristocracia se hace más fuerte las
condiciones de dominio se endurecen, además, en un contexto de pugnas entre linajes o parentelas
aristocráticas era probable involucrar a los campesinos libres, que de este modo se veían "obligados" a
vincularse a ese régimen servil a cambio de protección. Esto ayuda a entender su apareción en el
contexto de la franja pirenaica de Navarra y Aragón durante el primer impulso demográfico de los
siglos IX y X, ya que el poder estaba configurado entorno a distritos políticos con una gran competencia
entre las parentelas aristocráticas.

En otras zonas de Europa se llega al estado servil desde la libertad y hay otros a los que se llega
desde la esclavitud, por ejemplo, los carolingios no podían mantener una estructura de esclavitud desde
el poder central y de cierta manera se aligera o libera.

La servidumbre se transmite por herencia y por vía masculina e implica la identificación de los
siervos o de las unidades familiares serviles por su nombre. En este sentido destacan los registros
Capbreu que son registros llevados a cabo por la aristocracia en los cuales se recogen los nombres
propios de los siervos para identificarlos, además de recoger también lo que paga. La renta correspende
no a un solo siervo sino a una unidad familiar servil, es decir, una casa sometida a servidumbre siempre
tenía que pagar una renta al señor, que quedaba reflejada en el registro que éste manejaba.

Se sostiene que durante esta época se produjo un crecimiento sostenido de la población que
permitió la multiplicación de los núcleos habitados y la puesta en explotación de tierras bajo este
estatuto jurídico particular de la servidumbre.

Los 5 rasgos de la servidumbre que son comunes en toda la Europa Occidental son los siguientes:

1. Pago del censo: Censo es el nombre genérico de la renta que debe ser pagada necesariamente,
vinculada a la tierra, por cada unidad de producción campesina. Es un signo de dependencia no
honorable, sino de dependencia servil., símbolo de humillación y dependencia. Las formas y
cuantía pueden ser muy variados, pero siempre hace refencia al pago de una parte de la cosecha.
Ha podido ser analizado por analogías, aunque no todos los casos ya que algunos no se han
podido descifrar o deducir, como cuando se hace referencia a "una galleta de vino" o "una
arenzada de vino" no sabemos de qué cantidad se está hablando. Hay censo a la Iglesia, el censo
eclesiástico, y al señor, el censo feudal o señorial.
2. Servicios de trabajo y transporte: El control de la fuerza de trabajo, además de la persona
jurídica, implica la posibilidad de convocar a los siervos para realizar tareas, en determinados
momentos y para beneficio del señor o institución correspondiente. Mientras que en Europa se
denomina corvea, en Aragón y Navarra encontramos el término Zofra o Azofra, que significa
"trabajo comunitario". No hay un patrón, sino que tenemos obligaciones o imposiciones de los
señores dentro de sus propios distritos. No todos exigían la misma corbea. Dependía de la
fortaleza, del señor o señora… tenemos varios testimonios. Esto implica que al no estar fijadas

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este tipo de tareas cabía la posibilidad de negociación, lo cual dota a los siervos de una capacidad
de reacción. Esto último contribuye a que la servidumbre no sea un sistema esclavista. Las
fórmulas que se emplean en la documentación que podemos ver son tales como "libre trabajo
voluntario" o "lo que los campesinos deseen trabajar" pero sabemos que eran una obligación. Las
tareas que conllevan estos servicios son muy amplias y variadas pudiendo ir desde trabajos en una
mina hasta talar juncos o reparar una valla. Las siervas del monasterio de Leire, por ejemplo,
estaban obligadas a talar y recoger juncos.
3. La hueste: Es la obligación de ir a la guerra en nombre del señor. Es la prestación de una corvea
pero en un sentido militar o en cuestiones logísticas, tales como abrir caminos, minar una
fortaleza, construir un puente, etc.
4. Régimen judicial específico: La característica fundamental de este rasgo es que la palabra de un
hombre libre sirve como prueba a la hora de dirimir un conflicto y la palabra de un siervo no,
dando como consecuencia un régimen judicial tremendamente duro. Vemos un registro en el cual
el pleito se resuelve por ordalía o "juicio de Dios", las cuales normalmente humillaban de forma
sistemática al siervo. Un ejemplo de ordalía es la llamada ordalía del hierro candente, la cual
implica que la persona que afirma algo que está en duda debía coger un hierro al rojo vivo con su
mano desnuda y si al cabo de 3 días había sanado es que tenía la razón. Que existieran estas
ordalías no significa que se practicaran asiduamente, en muchas ocasiones la mera amenaza de
someterse a estos procedimientos servía para acobardar al siervo, favoreciendo su sometimiento y
renunciando así a su defensa.
5. Fuerzas y estatus de sumisión e inferioridad: Implica una humillación sistemática sobre la
identidad de los siervos. Son el uso de violencia contra los siervos, mediante exigencias abusivas
que se asientan al cabo de varias generaciones. Estas fuerzas no estaban codificadas, teniendo así
un componente de aleatoriedad y siendo diferentes en cada lugar y época. Esto último se debe a
que no son prácticas legítimas, son ilegales, y son inventados en el momento en muchas
ocasiones. Existe un reconocimiento público de esa humillación que se traduce en práticas como
marcar las puertas de los siervos o que esten obligados a regalar cosas al señor son ejemplos de
ello.

Todos estos aspectos de la servidumbre no afectaban a los infanzones, ya que en esta época eran
considerados ciudadanos libres.

En la pirenaica se les consideraba en régimen de servidumbre, lo cual no significa que no hubiera


personas libres; pero tenemos una mayor cantidad de información sobre los primeros. Sobre este
contexto se configuran las comunidades urbanas a modo de "islas" jurídicas, identificando así un tercer
estrato. A partir de la segunda mitad del siglo XI, desde el reinado de Sancho Ramírez, vemos que la
aristocracia va a empezar a organizar el poblamiento de las nuevas tierras conquistadas. Se ponen en
prática métodos de emigración de infanzones, para lo cual no se puede ofrecer un sistema de
servidumbre.

El estatus de identidad de los pobladores de las tierras conquistadas nace de la diferencia con el
estatuto servil. Los estatutos urbanos se crean como un negativo al estatuto de servidumbre, superando
progresivamente ese estatus, aunque sigió presente en la zona mas pirenaica. A lo largo del siglo XII se
supera ese estado de servidumbre y para el siglo XIII queda como un recuerdo, siendo recreados
culturalmente como algo del pasado, saben que existió pero no saben en qué condiciones, tan sólo que
eran unas condiciones de inferioridad y humillación extrema. Encontramos algunos testimonios de esta
época, que describen que los siervos se hallaban en semejante estado de sometimiento que “los señores
podían coger un cuchillo y partirlos por la mitad” si así les venía en gana. Esta mitificación de la
servidumbre continúa con descripciones de que, por justicia, se podía disponer de estas personas como
si fuera ganado, cortándoles para dar la mitad al señor solariego, y la mitad al rey. Influencia del
Antiguo Testamento. Tampoco debemos verlos como una extrema mitificación ya que sabemos de lotes
de tierra que se vendían junto con sus habitantes y comunidades, partiendolas por la mitad de ser
necesario.

En el valle del Ebro asistimos a un proceso de superación de la servidumbre durante la expansión

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en los siglos XI-XII, que va determinado por esos documentos normativos de alcance local que
conocemos como fueros breves, o cartas de población, emitidos por la monarquía directamente y que de
alguna manera venían a definir las condiciones estatutarias o de privilegio de las personas que iban a
poblar esos lugares. La categoría de vecino es algo posterior; aquí hablamos de “pobladores”. Estas
cartas o fueros definían las libertades y derechos que iban a disfrutar los pobladores que emigren a los
nuevos nucleos conquistados. Tratan de esta manera de distinguir a estos pobladores de la clase servil
que les precede.

La primera en Aragón sería la de Alquézar en el año 1069, expedido por Sancho Ramírez y que
introduce amplios privilegios a los pobladores que vayan a poblar Alquézar, permitiendoles apropiarse
de toda la tierra que pudieran cultivar y que sea arrebatada a los musulmanes. Reproduce así una pauta
hasta entonces exclusiva de la aristocracia y de la población libre, ya que los siervos no podían
apropiarse de la tierra.

El de jaca le sigue en 1077, justo después de que Sancho Ramírez se hiciera con la mitad del
territorio del reino de Pamplona, incluyendo su capital. Es entonces cuando se empieza intitular como
rey de Aragón, y ya dijimos que emite ese fuero para crear una ciudad a partir de lo que antes se
consideraba una villa. Los privilegios con los que va a dotar a la ciudad de Jaca son propios de la
población libre como no pagar censos, no hacer malos usos, sin obligación de hueste, etc. Huesca lo
recibe en el año 1100, y Barbastro también, siendo prácticamente idénticos, y Ejea en 1105, por Alfonso
I y elevando a su población al estatus de infanzonía(sean francas y libres vuestras casas, y todas
vuestras heredades…), aunque no los hace infanzones.

Cuando hablamos de sociedades urbanas, que son las que marcan las pautas del cambio social, nos
estamos refiriendo a este tipo de poblaciones como Jaca, que, en aquella época, podía contar con
alrededor de 1000 habitantes. Por tanto no estamos hablando de una urbe, sino de un estatus social y
también normativo.

Como es lógico la población de Zaragoza sería la que alcanzase mayor estatus y fuera elevada y
diferenciada del resto con superioridad jurídica. Vemos como la conquista de Zaragoza fue vista como
un logro dinástico y de gran importancia, ya que el plan de su conquista se puso en marcha
generaciones antes de que se lograra. Esto unido a la memoria de la Caesaraugusta romana y a la
Saraqusta árabe señala la identidad propia de Zaragoza, lo cual hizo que el estatuto de la ciudad tuviera
que estar a la altura. En el año 1119 se da a sus pobladores el Fuero de los Infanzones de Aragón, lo
cual les da esos privilegios propios de los infanzones, pero no los hace infanzones. Por ejemplo, cuando
las Cortes del Reino se configuren como un órgano con brazos representativos, los infanzones y baja
nobleza tendrán un brazo propio, mientras que los pobladores (para entonces ya vecinos) de Zaragoza
estarán en el brazo de las ciudades. Sus privilegios incluyeron el no tener que pagar la pecha o prestar
servicios al rey.

En el 1129 se les da a los habitantes de Zaragoza el llamado "Privilegio de los Veinte" que es una
ampliación del original y que concede privilegios verdaderamente importantes como la libre
explotación de recursos (agua, pasto y leña) en todos los dominios del rey. Exime de cualquier tipo de
paga, servicio o exacción relacionada con el tránsito de mercancías, salvo en los puertos. Y en tercer
lugar, y muy significativo, la posibilidad de movilizar militarmente una hueste propia. Una especie de
autonomía militar que implica que la ciudad podrá salir en defensa de cualquiera de sus pobladores si
considera que ha sufrido un agravio. Esto es una característica propia de la aristocracia, la faida, el
derecho a la venganza de sangre. Y se pone en manos de la población de Zaragoza.

Por lo tanto, sobre esos distintos lugares que van recibiendo privilegios específicos sobre la masa
campesina y servil, la ciudad de Zaragoza se desmarca bastante pronto. Esto no quiere decir que fuera
una isla de libertad, para poblar realmente el tejido urbano desgarrado por la marcha islámica, fueron
necesarios el paso de varias generaciones. Hasta finales del siglo XII el poblamiento e instalación de
gente que cultive, construya casas y demás actividades propias de una ciudad no se visibilizó.

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Zaragoza desde época antigua contaba con una muralla de piedra, que pervive durante toda la
época islámica y sigue en pie y siendo utilizada. También en época cristiana. En la Baja Edad Media se
documenta en las fuentes restos de una muralla de ladrillo de esta época. El recinto protegido por esa
construcción más moderna se referenciaría por primera vez en 1178. Es decir, hasta ese momento el
poblamiento peri urbano, es decir, exterior al recinto original romano y musulmán, sería tan nimio que
no precisaría ni de una muralla de protección. No sería hasta finales de siglo que comienza a ganar las
características propias de un complejo urbano. Y los grandes barrios de extramuros, como San Pablo o
el Arrabal, no se edificarían hasta años más tarde.

La superioridad jurídica de los nuevos pobladores de Zaragoza no sólo es un signo de distinción.


En 1129 el rey permite a los pobladores disfrutar de todo tipo de recursos en cualquier territorio de su
soberanía. Pero su soberanía en esos años era relativamente limitada, y no contaba con una frontera
nítida, un perímetro claro. Esto implica, sobre todo en un contexto de avance territorial década tras
década, que disfrutar de hecho de estos privilegios no va a estar tan claro y para hacer valer estos
privilegios se debía luchar o llegar a acuerdos con el resto de poblaciones para hacerlos funcionar.
Habitantes de las zonas conquistadas posteriormente defenderían que no formaban parte del territorio al
que originalmente se había referido este privilegio. Lo mismo con los pagos para pasar mercancía en la
zona de la Cataluña Nueva, cuando se ocupe la zona de Tortosa. Y el caso zaragozano es muy
significativo, pues hasta donde sabemos los procuradores de sus privilegios se fueron imponiendo en
cada caso. En Tortosa es significativo, pues siempre se les exigía pagar esa lezda o peaje, y la
resolución solía acabar siendo favorable a la población zaragozana (aunque lo conocemos por las
fuentes de la ciudad, así que puede haber cierta subjetividad en los documentos que se guardaron).

Un par de últimas implicaciones de este proceso de cambio social. Hasta ahora nos referíamos a
privilegios que se expiden en beneficio de una determinada población urbana. Esto tiene dos
consecuencias importantes, una de tipo político (cambio social que tiene implicaciones políticas
importantes), y por otro un cambio en las formas de propiedad:

1. En torno a estas comunidades urbanas privilegiadas, acogidas a estatutarios que invocan más la
infanzonía que la servidumbre, se van a crear conceptos y categorías de agrupación representativa
comunitaria. Un ejemplo es el concilium o concejo, un cuerpo político conjunto a nivel local,
principalmente urbano pero también rural, que actua como sujeto político y jurídico propio. Junto
a esa categoría va a funcionar también la categoría de universitas, que procede del derecho
romano, cuya extensión por los territorios de la Corona de Aragón tiene que ver con la actividad
legislativa de Raimundo de Peñaford (1175/80-1275). Si el concejo remite a la institución jurídica
que gobierna la ciudad, el concepto de universitas o universidad es más abstracto, refiriéndose a
toda comunidad política que tenga derecho o capacidad legal de autorregularse. Autorregularse
significa imponerse normas a sí mismo, lo cual no implica que esté fuera del espacio de
soberanía, sino que sea capaz de dictar ordenanzas, normas, estatutos, etc. Se establecen ya a
finales del XII, principios del XIII. Remiten principalmente a los concejos, pero también a las
comunidades de aldea, o a las parroquias, que emiten ordinaciones como entidad supraconcejil.
Su última manifestación es el brazo de las cortes que representa al realengo, y que por tanto tiene
representatividad sobre un amplio sector del reino, es un último coletazo de las universitas, pues
reúne comunidades de aldea, parroquias, etc. Básicamente, entidades que tienen poder para
gobernarse políticamente a sí mismas.

2. Todo esto no quiere decir que los señores que antes vivían a base de cobrar las rentas y
prestaciones serviles renunciaran al censo y a sus antiguos privilegios. Lo que sucede es que los
señores y el rey van a “renegociar” las exacciones que van a recibir, y los derechos que van a
ejercer sobre sus dominados, a partir o en torno al concepto de concejo y al concepto de
universitas. En lugar de exigir el censo a las familias serviles, a las unidades de familia, Ahora el
objeto de interlocución y de dominación ya no va a ser el siervo y su familia, sino el concejo de
Épila, de Albalate… la comunidad política que se configura como universidad, que se organiza
como concejo, va a interactuar con los señores y van a responder ante ellos. Por tanto, el cambio

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social y político no implica que dejen de pagarse, sino que simplemente se pasan a otro registro.
La exacción más importante que sale de aquí es la pecha, es el rostro que adopta el censo servil
tras este cambio social. El concejo paga la pecha al señor si tienen un señor particular, o bien al
rey si es de realengo.

En la zona más al sur del pre-Pirineo nos encontramos, pues, con un mapa diferente del dominio
feudal, sin servidumbre. En consecuencia, en el VME se crean los concejos rurales, igual que en el
medio urbano, y a partir de entonces los señores van a recibir rentas no de las personas individualmente
sino de las comunidades, que se articularon en torno al concejo.

Así pues el cambio político a concejo y universitas tienen una consecuencia muy importante en el
dominio feudal. Se cambian los pilares que sostienen esa situación de dominio, sin abandonar nunca el
sistema feudal. Rentas que evocan la sitaución original se seguirán pagando, pero ya no a nivel
particular, de cada familia, sino como comunidad. Por todo esto hablamos de que durante el siglo XII se
produce un cambio dentro del sistema de servidumbre, pero sin salirnos del contexto feudal.

La última implicación de todos estos cambios tiene que ver con la propiedad de la tierra. Cuando
estos cambios se extiendan a las zonas rurales, la categoría censo se va a seguir utilizando pero para
designar una realidad diferente. Aquí la propiedad de la tierra ya no va a implicar esa situación tan
exigente que los señores imponían a los campesinos y siervos, sino que a partir del siglo XII, en
Aragón, como en todo occidente, se va extender una forma de propiedad compartida, codificada en el
derecho romano y mantenida en el Código de Justiniano, que en los siglos previos había pasado un poco
a segundo plano. Como todos los privilegios habían atenuado lo que el señor podía percibir, se recurre a
la enfiteusis. En Aragón se llama treudo. Es una pequeña cantidad que los usufructuarios de la tierra
pagan periódicamente a sus propietarios. No tiene nada que ver con el censo servil; a veces son
cantidades testimoniales. El que trabaja la tierra paga a su propietario una pequeña cantidad a cambio de
disfrutarla. Se produce así un cambio en el significado de la palabra censo para referirse también a este
pago, si antes implicaba un pago asociado a la explotación de la tierra, como esta realidad es similar,
trabajo de la tierra vinculado a un pago, se le volverá a llamar censo, y en el caso aragonés, durante el
medievo y la Edad Moderna, se le conocerá como treudo. La expansión del treudo va a ser
extraordinaria y sus ingresos muy importantes.

Sobre estos dos pilares ya mecionados (Expansión del treudo y la organización en concejos y
universitas) se va a configurar el mapa de la dominación social en esta nueva fase del feudalismo en el
reino de Aragón. Todo esto bajo un contexto de aumento demográfico sostenido y en un contexto en el
que las ciudades que están exentas de algún impuesto no lo están realmente, ya que el rey podrá exigir
en caso de necesidad y el concejo mediará para llegar aun acuerdo. Este crecimiento poblacional es
muy importante debido a que la pecha, en condiciones normales, tiende a fosilizarse, es decir, el rey el
concejo tienden a pedir y dar una cantidad fija ,es decir, si en un año hay 100 pobladores, pagan X, pero
si cinco años después hay 120, pagarán menos por poblador ya que la cantidad a pagar seguirá siendo la
misma. Esto permite que este sistema cristalice durante el siglo XIII, aunque cambiará mas tarde
cuando la tendencia demográfica se invierta.

Por otro lado cuando hablamos de comunidad urbanas, que emergen del sustrato campesino a
veces sin apenas diferencias sociolaborales pero sí con marcados rasgos de distinción desde el punto de
vista jurídico, vemos similitudes estatutarias. Esto viene a significar que algunas condiciones
estatutarias (que son sobre todo jurídicas) son compartidas por la mayoría de poblaciones urbanas,
mientras que hay otras más específicas a cada ciudad/villa. Por ejemplo muchas ciudades y
comunidades tenían murallas, pero que en una el rey legara parte de sus rentas para el mantenimiento de
dicha muralla, significaba una especial conexión entre el monarca y dicha población, y de hecho en este
estadio sólo encontraremos el caso de Zaragoza, Jaca y Huesca.

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TEMA 4: ORÍGENES Y CONSOLIDACIÓN DE LA
CORONA DE ARAGÓN (1134-1238).
LA UNIÓN DINÁSTICA DE 1137 Y SUS CONSECUENCIAS POLÍTICAS

El estado feudal que conocemos como reino de Aragón a partir de 1137 va a formar parte de una
entidad mayor. Será la Corona de Aragón, un conglomerado de territorios que van a mantener rasgos
identitarios, jurídicos, políticos propios, pero que van a desarrollar muchos elementos en común, siendo
más estos últimos que los primeros. Y este tema nos lleva desde 1134, con la controversia por el
testamento de Alfonso el Batallador, hasta 1238, la conquista y creación del reino de Valencia (se rinde
la capital, no se integra todo el reino, que costará más años).

Este siglo va a suponer al consolidación en el plano político, a nivel interno, jurídico, del sistema
de las comunidades urbanas. A partir de ahora además de aristocracia, de Iglesia, vamos a ver un
protagonismo fundamental de las ciudades, una comunidad articulada en torno a principios normativos,
económicos… muy diferentes a todo lo anterior. Y sobre todo vamos a hablar en términos de Aragón,
pero también de Cataluña, y parcialmente de Valencia y de Mallorca. Y esto, que vamos ver cómo se
configura a lo largo de 100 años, es la Corona de Aragón. Todo lo demás no dejarán de ser añadidos que
por unos motivos u otros se someten a la voluntad de los reyes aragoneses. Aunque haya un dominio
por parte de los soberanos sobre otros territorios, no podemos considerar que formen parte de una
identidad política al mismo nivel que las regiones ya mencionadas.

Tras la muerte de Alfonso I el Batallador en el 1134 se eligió por una parte de la aristocracia
aragonesa a Ramiro II como rey responsable de la creación de la Corona de Aragón al producir en 1137
la unión dinástica al casar a su hija Petronilda con el conde de Barcelona, el conde Ramon Berenguer
IV.

Hablar de origen o nacimiento de la Corona de Aragón es pretencioso ya que se forma y consolida


a través del tiempo y el territorio, contando con la entidad diferenciada de origen que se respetará con el
tiempo.

El problema de la inviabilidad de aplicar el testamento del Batallador a las 3 órdenes militares


residía en que al no ser éstas entidades arraigadas en el Reino de Aragón y al suponer un cambio tan
radical en lo que sería el funcionamiento propio de la aristocracia y de las relaciones de vallasaje o de
servicio honorable al señor, haría la suma de estas dos cuestiones que la aristocracia no aceptara el
cambio tan radical, ya que supondría un choque radical con su funcionamiento. Si la figura que
aportaba privilegios dejaba de ser el rey, y se convertía en varias organizaciones foráneas, suponía un
duro golpe para la estabilidad del sistema y la aristocracia.

Por su parte la aristocracia navarra actuó rápidamente y eligió a García Ramírez para
promocionarlo a rey de Navarra, acabando así con la simbiosis dada hasta entonces entre ambos reinos.

Por otro lado entra en escena la figura de Alfonso VII de Castilla, ahijado de Alfonso I, es decir,
hijo de Urraca de Castilla. El rey Navarro rindió homenaje a este rey de Castilla para asegurarse su
propio poder en el Reino de Navarra. De esta manera la frontera entre Navarra y Aragón termina de
configurarse entre 1134 y 1137. Poblaciones como Caparroso o Sanhuesa se vincularán de forma
definitiva a territorio navarro, por ejemplo. Habrá algunas tensiones entre municipios vecinos pero
separados por esa línea, por lindes, pastos…

La aristocracia aragonesa que está en contra de Alfonso VII de Castilla busca entre el parentesco de
Alfonso I para seguir la costumbre o dar una solución dinástica a la crisis. Esta búsqueda resultó con el
reconocimiento, por esta parte de la aristocracia, de Ramiro II como rey, el cual era obispo de la sede de
Roda-Barbastro en Ribagorza, y era el hermano menor de Alfonso. Al ser promocionado a rey solicitó y

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consiguió licencia papal para formar un matrimonio con Inés de Poitou, matrimonio del cual nació la
futura reina Petronilda. Tras el nacimiento de esta hija Inés de Poitou regresó a su tierra. Gracias al
nacimiento de una hija se entedió que era preciso una alianza matrimonial que asegurara un poder fuerte
y estable para el reino. Con esta idea en mente se logran en 1137 los acuerdos de Barbastro, la alianza
con Ramón Berenguer IV de Barcelona. Esta alianza no se consumó hasta el 1151, con el cumplimiento
de 14 años de Petronilda.

A partir del último acuerdo dentro de los acuerdos de Barbastro, Ramiro II se comprometía a
entregar a su hija y con ella la potestad o soberanía del reino a Ramón Berenguer IV. Dentro de esta
cesión existieron varias fases, en las cuales Ramiro II logró reservarse ciertos poderes, aunque para
finales de 1137 se vió obligado a ceder todos los poderes en favor de su hija y por tanto de Ramón
Berenguer IV. Este hecho situó a Ramón Berenguer IV en una posición destacada en su propia tierra, de
la cual ya dominaba 4 condados, y al frente del propio Reino de Aragón con el reconocimiento del título
de Príncipe de Aragón. Con el paso de los años ostentó el título de príncipe con distintas fórmulas, pero
nunca se intituló como rey de Aragón. Esto no debe inducirnos a error a la hora de estudiarlo o
analizarlo, ya que a pesar de no intitularse como rey sí que gobernó como tal, siendo un simple
problema de intitulaciones.

Esta solución al problema dinástico es fácil de entender, ya que con la reivindicación de Alfonso
VII de Castilla una parte de la aristocracia aragonesa lo apoyó y éste rápidamente confirmó o validó los
Privilegios de los barones e infanzones, lo cual le logró apoyos suficientes para gobernar en Zaragoza
durante dos años, concediendo poderes y actuando como rey de Aragón. También hubo varios episodios
de rebelión contra Alfonso VII, como el episodio de Uncastillo, donde la población del mismo depuso
al tenente y entregó el castillo a Ramiro II, a pesar de que Talesa de Borja, la propietaria del feudo,
había aceptada a Alfonso VII como rey. Vemos pues unos episodios que ponene de manifiesto las
tensiones que se vivieron entre la población del reino en estos momentos, siendo la historia de la
campana de Huesca otro claro ejemplo de ello. Los Annales toledanos primeros se refieren a que el rey
Ramiro II tuvo que sofocar o ejecutar a algunos miembros de la aristocracia. Ibn Idari en una obra
escrita a comienzos del siglo XIV señala esa misma idea. Fuente históricas directas que no hablen de
una revuelta ahogada en sangre no hay mas, pero el episodio de la campana de Huesca describe una
gran matanza. Se trata de una historia creada a posteriori, en el XIII, tomando un tema que vemos desde
la antigüedad en textos clásicos como Heródoto y que Pedro IV la retoma y la ordeno incluir en la
crónica de San Juan de la Peña en 1372. Se cuenta que en San Ponce de Tameras la tradición dice que
Ramiro pidió opinión al abad del lugar en una carta, delante del mensajero este fue cortando las coles
que sobresalían por encima del resto de la cosecha. El mensajero volvió y le explico el suceso,
interpretando el rey que a aquel que sobresalía había que ejecutarlo, matando a todos los que habían
alzado la voz contra él. Se interpreta que este poema viene del siglo XIII cuando tenemos una serie de
tensiones con la Unión, es decir, no vienen porque si estos poemas. Vuelve a verse con Pedro que la
incluye en la Segunda Unión, con revueltas en Valencia.

En algunos textos de los documentos que se expiden en verano y hasta finales de año de 1137 se
alude a Alfonso como rey en Zaragoza. Pero a finales de ese año se llega a un acuerdo, entre Ramiro y
Ramón con Alfonso, de modo que éste último deja de aparecer intitulado como rey de Aragón. El
acuerdo con Alfonso VII pasa por una relación de dependencia honorable ante él, similar a la que rinde
Navarra, además de la cesión de algunas plazas conquistadas por el Batallador a Alfonso VII, que serían
las de la región de Soria. Esta cesión fue realiza debido al derecho que Alfonso VII tenía sobre ellas, ya
que era el ahijado del Batallador y tenía derecho sobre las tierras que éste conquistó.

Estas tensiones no terminaron con las relaciones entre Castilla y Aragón, de hecho en la siguiente
generación la hija de Alfonso VII, Sancha de Castilla, casó con el primogénito de Petronilda y Ramón
Berenguer IV, Alfonso II. Ella sería reina de Aragón y fundaría el monasterio de Sigena.

Bajo el principado de Ramón Berenguer IV se va a incorporar toda la nueva Cataluña y los


territorios del bajo Aragón, con las conquistas que quedaron a edias con Alfonso I el Batallador, tales
como Fraga o Mequinenza.

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Los contemporáneos analizaron esta unión dinástica. Hay 5 obras historiográficas de procedencia
condal barcelonesa, ya que la casa de barcelona le dió mucha importancia a los annales, o posteriores a
la configuración de la recién nacida Corona de Aragón. Proceden de la corriente catalana y dan
significado al proceso de esa unión.

Los Annals de Ripoll (siglos XI-XII) en donde se anotan episodios importantes que afectaban a los
condes de Barcelona y que a partir de Ramiro II incluyen hechos de Aragón. Se introduce una
referencia a varios episodios de la historia de Aragón de Alfonso I, durante el principado de Ramón
Berenguer IV en cataluña. Estos episodios que incluye la obra son la muerte de Alfonso I en 1134 en
Fraga, además lo describe como un admirable destructor de sarracenos, conquistador de Tarazona y
Zaragoza. Menciona también a Ramiro, su hermano, y la concepción de su hija Petronila, así como la
unión de ésta con Ramón. Ripoll era la cuna de la historiografía y mentalidad barcelonesa por lo tanto
tiene sentido que incluyeran esos precedentes para enriquecer la historia del conde.

En los Annals de Tortosa (1151) se escribe tras la conquista de Tortosa. En la catedral se de Tortosa
redactan estos annales y la primera entrada de contenido no catalán ni episcopal es la conquista de
Huesca por Pedro I. Cuando se refiere a la unión dinástica explican que el conde Ramón capturó o
recibió el Reino de Aragón.

Otra obra historiográfica es la Gesta Comitum Barchinonensium (1180-1184) que explica la


historia del linaje de los condes de Barcelona con un contexto más palatino. Se escribe durante el
Reinado de Alfonso II y cuenta la "historia" desde el primero de los condes de Barcelona, Wifredo el
Belloso, que en el 888 hereda el condado y se le considera fundador de la dinastía. Va dejando una
impronta muy clara sobre la genealogía de la rama condal y es significativo que se escriba en el mismo
momento que en el plano administrativo se estaba creando un tomo fundamental: el liber mayor feudo,
que es una recopilación de los feudos que estabán bajo dominio de Alfonso II en el ámbito catalán. Una
especie de censo de todos esos feudos que poseía en el ámbito catalán. Es decir, es una obra cuya
finalidad es la de legitimar las posesiones y soberanía del rey sobre Cataluña, lo cual hace que la fuente
pueda no ser muy elocuente.

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En base a estas fuentes vemos que en la tradición catalana desde la unión dinástica la historia del
pasado de Aragón se debe incluir e integrar a la memoria catalana. A su vez, por mucho que la
naturaleza real venga de Aragón no se puede prescindir de la memoria condal, hay que reivindicar la
legitimad sobre los territorios condales bajo el propio capital simbólico de la línea condal catalana.

En las Gestas dels comtes de Barcelona y reis d'Arago, escritas en el 1270 bajo el reinado de jaime
I, que promociona una crónica de su reinado (el Libro de los Hechos). Se sigue la linea condal
barcelonesa, pero en el momento en que se llega a Ramón Berenguer IV hay consciencia o se interpreta
que algo había cambiado radicalmente y se introduce la línea real aragonesa desde el inicio, mostrando
así esa voluntad de integrar las dos memorias dinásticas.

La Crónica de San Juan de la Peña escrita en 1375 bajo reinado de Pedro IV el Ceremonioso es
otra de las obras con las cuales podemos ver cómo vieron con el paso de los años esa unión dinástica
dentro de la propia Corona de Aragón. Esta obra es un preámbulo que cuenta la historia del mundo
hasta el nacimiento de Pedro IV. Cuando llega a Ramón Berenguer IV dice que aquí se acaban los reyes
de Aragón e indica que a Ramón Berenguer IV le fue entregado el reino en forma de dote o ajuar. En las
ordinaciones para las ceremonias de Pedro IV vemos como él se refiere a si mismo como Pedro III de
Aragón. Una de las maneras de interpretar este denominación propia como Pedro III puede ser debido a
que siguió la linea condal en lugar de la de los reyes aragoneses e ignorando así a Pedro I o también
puede ser interpretado como la creación de algo nuevo, en cuyo caso se refiere a que es el tercer Pedro
desde la unión dinástica. Realmente defender las dos herencias era lo más práctico en el contexto
feudal, siendo así la segunda interpretación más verosímil que la primera y encaja si lo comparamos con
otros tipos de documentación que también emplean estos elementos simbólicos.

Los cuatro primeros vemos que son de tradición catalana, barcelonesa. Obras pegadas a la tradición
dinástica aragonesa no hay, mientras que la rama catalana dio pie a una gran cantidad de volúmenes de
tipo cronístico, analítico. Eran obras que narraban la historia de la rama catalana, pero a partir de
determinado momento sus capítulos pasan a referirse también de forma inexorable a la historia
aragonesa. El análisis de las tres primeras fuentes revela que en la historiografía catalana la historia de
Aragón no era indiferente. Necesitaban incorporar ese pasado heroico de los monarcas aragoneses. Hay
una voluntad por integrar de alguna forma las dos historias. Esa Gesta Comitum, vertiente narrativa del
documento administrativo paralelo, indica que el monarca Alfonso II no podía prescindir de todo el
patrimonio simbólico que suponía la historia de los condes de Barcelona desde el siglo IX, pues la
legitimidad de su soberanía, al menos en los territorios catalanes, se basaba en esa herencia de
naturaleza condal. Así que, aunque el título real le venía por rama aragonesa, y rey supera a conde,
necesitaba ese origen condal para reivindicar su control sobre los territorios catalanes. Y ese es el
sentido al que los monarcas de la corona de Aragón no van a renunciar jamás. Porque renunciar a todo
ese capital simbólico sería un suicidio político.

Otros ejemplos entre finales del siglo XIII y finales del reinado de Pedro IV el Ceremonioso. Jaime
I frente a las revueltas oscenses defendería ser el decimocuarto monarca de Aragón; si retrocedemos
vemos que o bien se está refiriendo a Sancho Abarca, o a Sancho Garcés I. Estaba revindicando la
herencia navarro-aragonesa. Pedro el Ceremonioso, cien años después que él (1372) se dirige en
documentos expedidos por la cancillería del rey a un abad, diciendo que los restos del que fuera primer
rey de Aragón, cerca de un monasterio en la Ribagorza, por favor se trasladaran al monasterio de San
Victoriano. Quería trasladarlos de Araguás a uno más importante, prestigiar a su antepasado. Se refería
a Iñigo Arista (Eneko Arista). Y doña un paño para cubrir la sepultura del supuesto Iñigo con el
emblema que a partir de entonces se identificará como la cruz de Íñigo Arista, la cruz blanca sobre
fondo azul. Lo incluye entre los emblemas de la monarquía. Es decir, estamos en un contexto aragonés,
tirando de la memoria dinástica navarro aragonesa.

A partir de las dos últimas obras que hemos visto se puede observar que no hay interés en unir lo
anterior, sino en destacar algo nuevo, una nueva línea dinástica creada de la unión de las dos anteriores,
por eso Pedro IV se refiere a sí mismo como Pedro III, porque es el III desde Alfonso II. Esta versión es
la más verosímil y aceptada actualmente.

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Stefano M. Cingolani dice que la tradición historiográfica catalana a partir de la unión dinástica, a
pesar de seguir la línea condal, muestra más atención en la zona aragonesa por motivos de legitimación.
Esto también se ve reflejado en la historia cronológica de los condes de Barcelona, apareciendo los
reyes de Aragón desde Alfonso I al inicio y hasta Iñigo Arista más adelante.

Desde la óptica del anáisis del poder feudal no tiene sentido analizar o interesarse en quién absorve
o une a quien en la unión dinástica, ya que es un debate moderno y en la época sólo se buscaba la
legitimación de cada territorio.

Intentando trazar una visión a medio-largo plazo, cabe preguntarnos por los elementos que
permitieron esta unión dinástica en aquel momento.

En primer lugar, la Corona de Aragón debe ser entendida como una unidad, un espacio de
soberanía común vinculado a la soberanía del rey de Aragón. Este espacio de soberanía, y por
extensión todas aquellas instituciones que derivan de la soberanía real como la Casa del rey, es el
primero de los elementos que permitieron perpetuar la Corona de Aragón a lo largo del tiempo a pesar
de las adversidades.

Otro elemento común, en este caso vinculado a la soberanía regia pero no dirigido por los
monarcas, son las asambleas generales. En este tipo de asambleas comparecían representantes de todas
las instituciones de todos los estados de la Corona. Es, pues, otro elemento de unión entre los distintos
territorios de la Corona.

Por último, un elemento quizás no tan formal como los anteriores, pero no menos importante son
las relaciones establecidas entre la gente, las relaciones de tipo social, y particularmente las relaciones
comerciales y financieras. Desde el s. XIII al menos, entre Cataluña, Valencia y Aragón, especialmente,
las élites urbanas de los distintos reinos estuvieron muy relacionadas entre sí.

La Corona de Aragón, pues, no es sólo el espacio de soberanía de un rey, sino que es una
agregación de estados que funciona de modo coherente.

Hay varios elementos particulares que no sólo se mantuvieron en el tiempo sino que se
desarrollaron a lo largo del mismo y dentro de esa identidad colectiva, en un macro estado feudal que es
la Corona de Aragón. Estos elementos serían los siguientes:

 Las Diputaciones del General. Las diputaciones aragonesa, valenciana y catalana, que surgieron
en 1363-1365, monopolizaron una serie de funciones anteriormente propias del poder real y entre las
cuales destaca gestionar el producto de la fiscalidad extraordinaria: cuando las Cortes concedían un
subsidio al rey de forma colectiva, a partir de 1365 serían las diputaciones quienes lo gestionarían.
 Un marco jurídico propio en cada uno de los estados de la Corona, con compilaciones jurídicas
diferentes (fueros, usatges, etc.)
 Una moneda distinta, pues fuera de Aragón no se acuñaba el sueldo jaqués, sino en que en
Cataluña nos encontramos con el sueldo barcelonés y en Valencia el sueldo real. Cabe destacar que lo
común es que la moneda más valiosa fuera el sueldo jaqués. Un sistema monetario, pues, con una
singularidad particular que hace que exista una cierta variación en términos fiscales en el interior de la
Corona (por ejemplo, en Cataluña se empezaron a utilizar antes los impuestos indirectos que en
Aragón).

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Capital simbólico del reino de Aragón: la prelación aragonesa

1. Intitulación. Además, hay también un elemento que afecta al capital simbólico de la monarquía y
que ésta mantuvo en toda la Edad Media: la prelación en su intitulación, es decir, primero el título real,
y luego el resto de ellos. También es cierto que ninguno de los reyes aragoneses renunció a utilizar el
resto de sus títulos además del de rey. Y es que la monarquía aragonesa, resultado de la unión dinástica,
inició toda una labor de legitimación destinada a integrar a todos los antepasados aragoneses con los
antepasados de los condes de Barcelona dentro de una misma línea dinástica. No habría tenido sentido
que la monarquía aragonesa renunciara a la fuerza simbólica de un linaje condal del que había memoria
desde al menos finales del s. IX. Así, cada uno de los títulos no es un cargo que se ejerza, sino que está
vinculado a la fuerza simbólica del territorio bien aragonés bien catalán. Se entiende, pues, que la
relación entre los distintos estados de la Corona no es una relación jerárquica, y que para nada Cataluña
era “un estado de segunda”.
1. Onomástica real. No sólo los monarcas mantuvieron la prelación en su intitulación. También es
significativo que la onomástica de la sucesión de los herederos al trono sea la propiamente aragonesa.
Es decir, los nombres que se pone a los reyes desde Petronila son como los de Aragón (Pedro, Alfonso,
etc.) y no como los de Barcelona (Ramón Berenguer, Berenguer Ramón, etc.). Recordemos que todo
esto es importante por el capital simbólico del reino de Aragón.
2. Celebración de Cortes generales. La prelación aragonesa aún se manifiesta en otro aspecto más:
las Cortes generales de la Corona se han de celebrar necesariamente en Aragón, y si se convocan en
Cataluña, los aragoneses no van, porque nos las reconocen como tal. Así pues, todas las que tuvieron
valor se celebraron en Monzón (por cuestión logística, por estar cerca de Cataluña y Valencia). Pero
esto no significa, como hemos dicho ya, que la monarquía renunciara al capital simbólico de otros
territorios como Cataluña. Tres hechos significativos:
 La mayoría de los enterramientos regios desde Alfonso II (éste, en el monasterio de Sta. María de
Poblet, por ejemplo) se llevan a cabo en Cataluña, con la importancia que ello conlleva. Es más, en
Poblet incluso se instauró un panteón real. A partir de ahí, todos los monarcas, todos, se enterrarían en
Cataluña.
 El archivo real se encuentra en Barcelona.
 La cúspide de la jerarquía eclesiástica en la Corona recae sobre el arzobispo de Tarragona, que de
hecho es la única sede arzobispal hasta que en 1318 el obispado de Zaragoza recibe por el Papa la
consideración de archidiócesis.

Uno de los principales objetivos durante el reinado de Ramón Berenguer IV fue resolver el caso de
las ordenes militares, ya que se había incumplido el testamento del Batallador, en consonancia con el
papado lo primero que se hizo fue conceder territorios a las Ordenes Militares al temple Monzón,
Ambel, Tortosa, Villel y Alfambra, en este caso absorbiendo otra anterior mas regional. El Hospital
tenía una propiedad en Zaragoza, pero la más importante fue la de Amposta creada en 1150. En el reino
de Aragón cabe citar la encomienda de Remolinos o Sijena. El Santo Sepulcro recibió menos
propiedades, la encomienda de Calatayud, el convento femenino del Santo Sepulcro de Zaragoza ya en
el siglo XIV. Esto sirvió para que Ramón Berenguer IV se legitimase ante la Iglesia.

En este contexto se crearon las primeras encomiendas y maestrazgos de las órdenes militares de
Oriente en Aragón y Cataluña y se produjeron las primeras grandes donaciones territoriales.

 La Orden del Temple fue la primera que recibió un señorío. De los que recibe, el más importante es
Monzón, tanto por la villa en sí como por su castillo, aunque también destaca Tortosa. Otras posesiones
que recibió fueron en Ambel, Villel y Alfambra, en este último caso absorbiendo a su vez a otra orden
anterior más regional. Cabe destacar que tras la desaparición de la Orden del Temple en 1309 todos los

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señoríos y posesiones de dicha orden pasaron a la Orden del Hospital.
 La Orden del Hospital, que ya tenía una propiedad en Zaragoza, recibió Amposta, Caspe,
Remolinos y Sigena, el gran enclave simbólico de las mujeres de la monarquía aragonesa y uno de los
grandes latifundios del reino. La más importante fue Amposta recibida en 1150.
 La Orden del Santo Sepulcro fue la menos beneficiada, pues sólo recibió un pequeño priorato en
Calatayud y unas rentas asignadas por Ramón Berenguer IV. Bien es cierto que en Zaragoza una
aristócrata fundó un convento urbano de canonesas, el convento femenino del Santo Sepulcro de
Zaragoza en el siglo XIV, fundación que se vinculó a la Orden del Santo Sepulcro.

La instauración de las órdenes militares también tenía una finalidad política, ya que dotándoles de
señoríos se intentó que no presenten un mayor problema, dado que habían salido perdiendo al no
cumplir con el testamento. Adriano IV, el papa, confirmo mediante una bula la ilegalidad del testamento
del Batallador en 1148. Tambien la creación de muchas de esta encomiendas tenia una finalidad militar
y colonizadora muy importante, porque las órdenes militares aunque forman parte de la iglesia, son
órdenes religiosas y el que se compromete jura unos votos como otros eclesiásticos, pero son tanto
monjes como guerreros, que eran reclutados normalmente de la media nobleza y hacían vida en la
fortaleza o encomienda de la orden a la que pertenecieran. Su función, por lo tanto, era fijar la frontera,
defenderla y proyectar la expansión frente al islam hacia adelante. Ademas tenían un sentido
sociológico y cultural bastante importante.

Además de las órdenes militares creadas en oriente se crearon también dos encomiendas más
vinculadas a dos órdenes militares castellanas: la orden de Calatrava, que recibió la encomienda de
Alcañiz poco después de su conquista, y la Orden de Santiago, que recibió la encomienda de
Montalbán.

Vemos, pues, que las fronteras del reino están en gran parte dominadas por señoríos de estas
órdenes militares.

Durante el principado de Ramón Berenguer IV y ya antes en los condados catalanes en los cuales
ya estaban presentes las órdenes, encontramos en los archivos eclesiásticos muchas donaciones en los
que un particular se encomienda bajo la protección de una orden militar, le entrega todos sus bienes
libremente y la orden a cambio se compromete a mantener al donante a lo largo de su vida. Estaba muy
de moda ceder los bienes a la Iglesia de los propietarios o clases medias que repercute en el beneficio de
las ordenes. Esto explica el desarrollo de un poder significativo por aparte de estas órdenes en esta
época, ya que no sólo reciben beneficios del rey sino también de la clase media. Vemos pues una
mentalidad social extendida que repercute en beneficio de las órdenes militares.

Estos dos reinados de Ramón Berenguer IV, pero sobre todo de Alfonso II, coincide con una fase
se sincronización de la expansión territorial entre Aragón y Castilla, una fase de pacificación con
respecto a la expansión, con el tratado de Carrión en 1140, con Ramón Berenguer IV, con referencia a
una cruzada, y otro pacto de alianza que cierra la frontera oriental hacia Castilla, lanzándose una
cruzada contra Almería. Al siguiente año se fijo otro objetivo que fue Tortosa, dirigiendo Ramón
Berenguer la conquista en 1148. Estos tratados, cuyo objetivo era repartirse las futuras conquistas
territoriales, son muy importantes porque se respetaron, que no era algo que se hiciera siempre. Esto
puede ser debedido gracias a la alianza matrimonial entre Castilla y Aragón representada en Sancha de
Castilla y Alfonso II de Aragón.

 Tratado de Carrión 1147. Alfonso y Ramón colaboraron en una campaña contra Almería, aunque

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no llegaron a conquistarla. Sin embargo, esta campaña refleja una unidad en las estrategias de
expansión, pues se fijaría Tortosa como nuevo objetivo, logrando conquistarla Ramon Berenguer en
1148. Esta cruzada contra Tortosa, llevaría a aragoneses, catalanes, normandos y occitanos a incorporar
a la Corona las tierras de “Cataluña Nueva” (la franja de Fraga y Mequinenza, hasta Amposta y
Tortosa). Cabe destacar que 7 años antes se había acordado que la frontera entre Aragón y Castilla
quedaría en Daroca.
 Tratado de Tudilén 1151. En este pacto, los firmantes convinieron en declarar la guerra al Reino de
Navarra, repartiéndose el mismo, además de adjudicar a Aragón la conquista de las plazas y términos
situados al sur del Júcar y el derecho a anexionarse el reino de Murcia. Poco después de este tratado se
conquistó Alcañiz.
 Tratado de Cazola 1179. Firmado entre Alfonso VII y Alfonso II. Se estableció definitivamente el
área de expansión de cada una de las coronas, poniendo la frontera en la actual comunidad valenciana.

Así pues, en pocos años, la zona de Alcañiz y Cataluña la Nueva se incorporan a la Corona de
Aragón. En adelante, el sur de esta zona hasta Murcia debería pertenecer a Aragón.

Volviendo Cataluña Nueva, cabe destacar que además de la fundación de señoríos vinculados a las
órdenes militares, también la Iglesia, en general, recibió importantes donaciones en este territorio, en
virtud de la creación de dos grandes monasterios cistercienses, particularmente el obispado de Tortosa,
creado tras la conquista de 1148. Uno es el monasterio de Santescreus (“cruces santas”), que recibió
tierras en la provincia de Tarragona, y otro el monasterio de Santa María de Poblet, que fue dotado
directamente por Ramón Berenguer IV en 1150.

Se sincronizan, define las áreas de influencia e implica la introducción en el reino de Aragón de las
ordenes militares castellanas, mediante la ayuda militar de un estado a otro, lo que se materializa con
donaciones de tierra por Alfonso II y Pedro II, la primera es la Orden de Calatrava que recibe la
encomienda de Alcañiz, la sede central. En la siguiente generación Pedro II instaura la orden de
Santiago, dotándola con la encomienda mayor de Montalbán. Como las ordenes de oriente, reciben
vastos territorios en la frontera para que la defiendan, se asienten poblaciones y en la medida de lo
posible se avance lo que se pueda. Es esta la etapa de relevancia de las ordenes militare en el
expansionismo, algo que no es fácil debido a que no había casi población cristiana en esas zonas. Igual
que se da la conquista en la zona este del reino de Aragón, también se da en la llamada Cataluña
Nueva, con la importancia en la expansión de estas órdenes militares.

Las encomiendas de las órdenes militares funcionaban en la práctica como señoríos regulados por
los maestres o encomendadores, a los que debían servir los campesinos como en cualquier otro señorío.
Eran castillos poblados y defendidos por unos 12-15 frailes, con posibilidad de reclutar hombres de su
señorío. En Castellote, una encomienda de la Orden del Hospital, residen entre 2-3 freires, 4 a mediados
de la centuria. En Alcañiz oscila entre 11 y 20 freires. Tambien podía haber más gentes, como sargentos,
haciendo la función de escuderos, que no han ascendido y que podrían duplicar al número de freires.
Actúan como señoríos por tanto será la extensión de esta la que pueda mantener a un número mayor de
freires, y mantener a estos miembros de la nobleza es un cuestión compleja y difícil. Por tanto, estas
cifras hay que valorarlas con este punto de vista, señoríos con en torno a 20 personas, hombres a caballo
que viven expresamente para hacer la guerra, con lo que tienen una capacidad de gasto importante.

El sentido de las órdenes militares era fijar el territorio, defenderlo y lanzar campañas ofensivas.
Dado que vivían de su propio señorío las campañas que podían mantener eran justificadas y mantenidas
por las propias rentas de su señorío. Son agentes señoriales pero también hombres para hacer la guerra.

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Es hasta mediados del siglo XIII cuando son importantes y necesarios estos hombres, ya que las órdenes
fueron creadas para combatir contra el islam, es decir, hasta la conquista de Valencia. En este tipo de
contextos tienen sentido las órdenes militares.

Durante varias generaciones siguieron siendo convocadas pero sin la lucha frente al islam dejaron
de tener sentido. Con el tiempo varia el sentido militar de los freires, cada vez hay menos en las
encomiendas y en algunos casos llega a no haber ninguno, durante el siglo XIV. A mediados del siglo
XIV en la llamada Guerra de los Dos Pedros (1356-1369), en las compañías reclutadas por las órdenes
militares a veces encontramos a 1 o 2 freires, vemos pues que el número de estos ha descendido
bastante. El patrimonio de las órdenes pasa a ser controlado con el tiempo por miembros de la
aristocracia feudal, pues pasa a los descendientes de los freires, que son miembros de las órdenes pero
laicos, imponiéndose el poder político sobre todo.

Simultáneamente junto a la parte meridional de Aragón se conquista la parte de la Cataluña Nueva,


esto se nombra para denominar al agente importante en la colonización que es la iglesia. En esta zona
de Cataluña y en la parte de Aragón más próxima a Tarragona y Castellón, una parte importante en la
conquista fue llevada a cabo por la iglesia y donde los más importantes fueron el obispado de Tortosa
por un lado y también el de Zaragoza por el otro, con señoríos que pertenecen a su diócesis siendo los
obispos de los mismos los encargados de poblarlo. Estos agentes señorializaban el territorio de manera
simultánea a la conquista. Los monasterios cistercienses de Poblet, fundado por Ramón Berenguer IV, y
el monasterio de Santes Creus, son dos agentes que atesoran una gran cantidad de tierras. Por tanto, en
esta zona encontramos grandes señoríos en manos de la iglesia y en manos muy concretas como las que
hemos nombrado, algo que se suma a las órdenes militares. Todo esto nos muestra que la Iglesia tiene
un peso muy importante en el proceso de conquista y repoblamiento de esta zona.

Hay un tercer agente colonizador muy importante que completaría este panorama y que sirve para
entender el proceso de cambio social que viene teniendo lugar desde finales del siglo XI, este agente
serán la villas, la población urbana convertida ya en un sujeto de derecho, un sujeto político, que gira en
torno al concepto de consilium y de universitas, un sujeto con personalidad jurídica privilegiada en
ciertos sentidos y equiparables a los que habían tenido hasta entonces los infanzones. En la conquista
del valle del Ebro, además de instalarse en Aragón órdenes de origen castellano, se aplica en Aragón el
modo de colonizar mediante el sistema de unidades de villa y de tierra. En origen, desde los últimos
años de Alfonso I se dota a los consejos de ciudades y comunidades de facultades y competencias que
antes pertenecían exclusivamente a la aristocracia.

Vemos primero Calatayud, después Daroca con un amplísimo dominio territorial (igual que antes a
los nobles). Ambas villas se convierten en concejos con autoridad suficiente para hacer un señorío
propio en todos esos territorios rurales. El vasto territorio de Daroca se fragmenta en dos más tarde
porque con motivo de la conquista de Teruel en 1177 por Alfonso II, lo que hace es fragmentar el alfoz
y crear dos comunidades de villa y alfoz, es decir, Daroca y Teruel, lo que termina configurando buena
parte del sur de Aragón y del territorio que se estaba configurando en aquel momento. Son pues el tercer
pilar del poblamiento, de la colonización de todo este territorio. El texto legislativo que se otorga a
ambas villas es el mismo exactamente, el llamado Fuero de Extremadura (1177).

Los concejos son los señores de las comunidades campesinas y cobran tributos a sus vasallos. Con
movilización militar será el juez o jueces de la villa el que pueda movilizar a las comunidades
campesinas en su defensa. Esto genera una vasta extensión del territorio, que no deja de ser de realengo,
pero genera unas tensiones tremendas entre las comunidades campesinas y las villas, situándolas como

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su enemigo a ser. Esto hace que unos cien años después a mediados del siglo XIII, en 1258 para Teruel
y Daroca y más tarde para Calatayud, las comunidades de aldeas se independicen. No se independizan
en un sentido literal, sino que se convierten en entidades administrativas autónomas, independientes de
la ciudad. Las villas mantienen prerrogativas como para defensa militar, exigir dinero para fortificar la
villa, etc. Ahora pueden recurrir a tribunales real, administrar sus haciendas, ser convocadas a cortes,
todo fruto de un proceso de enfrentamiento secular entre las comunidades y las villas.

Esto también es fruto de los intereses de la monarquía, pues son territorios de realengo. A nivel
demográfico tenía un potencial tremendo y ahí es donde solían mirar cuando necesitaban más ingresos,
por eso le beneficiaba quitar del medio al intermediario que eran al villas y tratar directamente con las
comunidades de aldea como un sujeto político más. El mero hecho de que existan estas comunidades y
que se reconozca a sus concejos para ser señores de vasallos es un claro signo de cambio social. Se
estaban creando entidades politicas de tipo colectivo y que concentran cada vez a una parte mayor de la
población.

Había un concepto que lo englobaba a todo, es la serranía, que abarca las comunidades de
Calatayud, Daroca y Teruel, es más un concepto cultural. Con una mezcolanza de datos como que se
hablan una serie de lenguas pero no el catalán, unas tradiciones, etc. Esto sirve para ilustrar un rasgo
distintivo de la configuración social y sociológica de esta zona del reino. Para distinguir a las elites
locales se produce un proceso de marginación de la aristocracia, a pesar de esto, para jerarquizar a la
población y determinar que sector puede dirigir el término o villa van a seguir teniendose en cuenta
aspectos claves de la aristocracia como es que cada varón que pueda mantener un caballo y sus bártulos
de guerra y mantenimiento puede entrar a gobernar la comunidad, de tal modo que se deja una puerta
abierta a que la aristocracia pueda sintetizarse con la ciudad. Una vez al año tenían que comparecer los
hombres que podían mantener un caballo y un arnés para demostrar que lo podían mantener y por lo
tanto acceder a gobernar.

En definitiva, al sur de Aragón no nos encontramos con grandes señoríos sino con grandes villas
cuya oligarquía es capaz de hacer la guerra como la aristocracia, pero no es la aristocracia. Se aplica el
sistema de comunidades y de villas de tierra.

Se promueve a una elite militar, porque es una zona que necesita de defensa, primero contra el
islam y luego contra Castilla. Es una oligarquía militar diferente con un deseo de promoción pero que
por iniciativa real y urbana se sitúa al lado, o margina, de la aristocracia feudal, no forman parte de la
nobleza. Tienen claro que son un grupo social diferente que surge de las comunidades campesinas,
siendo estas mas o menos adineradas, y que gobiernan esas mismas comunidades.

Todo esto viene acompañado con un nuevo fuero, el fuero de extremadura, que de la forma más
extensa tenemos el fuero de Teruel y de Cuenca, un documento extenso en el que se ponen por escrito
esa definición de la elite, estos hombres de caballo o caballeros villanos, todos los varones capaces de
mantener una montura y un arnés de combate, asegurándose que son capaces de mantenerlo durante
todo el año, convirtiéndose en los señores reales de la villa y de la tierra de su término. Para distinguir a
esa elite, para elevarla socialmente, a esas elites urbanas que no tienen nada que ver con la nobleza de
sangre, se las identifica con ellas y se les atribuyen todas esas exenciones de la nobleza: no pagan la
pecha al rey, ni leznas, etc. Se les atribuye así una gran parte de los privilegios de la infanzonía pero sin
elevarlos a la misma.

Un claro ejemplo de cómo a esta nueva oligarquía se les aplican privilegios de la aristocracia son
los registros del monedaje, que es un derecho o tributo que a partir del reinado de Jaime I se empieza a
exigir de forma totalmente nueva en vísperas de la conquista de Mallorca y que se trata de un impuesto
o tributo que el rey exige a todo aquellos hogares que se consideran solventes, es decir, con una una
hacienda igual a 70 sueldos o superior y consiste en pagar un maravedí cada siete años. Cada vez que
este derecho se cobra un hombre pone por escrito todos aquellos hogares que deben pagar este derecho.
Así podemos identificar con esto a todos los vecinos que pagan, los vecinos normales, y además a esta

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elite de hombre de caballo que queda exenta, ya que también están registrados, formando un número
reducido en comparación al común de la aldea, lo que nos indica que la mayoría de ellos habían
recibido un privilegio que les evitaba pagar este impuesto.

Otro de los atributos que la oligarquía tiene por concesión real es la capacidad de que el
mantenimiento de estos caballos digamos que está subvencionado por las aldeas. Financian las aldeas
una parte del mantenimiento de estas monturas. En todas las sociedades urbanas del occidente feudal la
distinción social, sobre todo en el caso de los varones, se tiende a identificar con el concepto de
caballería. Para distinguir una oligarquía en Zaragoza pues se tendrá en cuenta el poder mantener un
caballo. A los nobles los marginan y los desplazan prohibiéndoles mantener cargos. Esto también lo
podemos ver frecuentemente en Italia. Estas caballerías eran repartidas como honores por el monarca,
aunque en ocasiones se daba un mal reparto, de hecho una de las quejas que siempre estuvo presente
por parte de la baja nobleza durante la Baja Edad Media fue el hecho de que el reparto de caballerías
fuera bueno.

Es en los años del reinado de Alfonso II cuando en el contexto de las convocatorias de paz y tregua
cuando presenciamos la cristalización de la separación del ámbito político catalán y el aragonés, porque
el monarca va a convocar por un lado a sus vasallos a las ciudades aragonesas y por otro lado a los
catalanes. En 1169 Alfonso II distinguía dos orígenes claros entre los asistentes a la curia real, en 1173
el rey confirma los estatutos de paz y tregua en el contexto catalán delimitándolo. Se produce una
separación en tanto a las esferas de poder.

Esta idea es importante para entender porque la generación siguiente o dos más tarde durante el
reinado de Jaime I el Conquistador porque la conquista de Valencia y Mallorca supone la génesis de dos
comunidades o entidades diferentes. Mallorca es defendida y dirigida ampliamente por la nobleza
catalana, pero no forma parte de Cataluña, aunque a cortes generales normalmente irán junto a
Cataluña, pero es un reino particular. Con Valencia sucede algo parecido pero en un plano más
significativo, este sí tendrá cortes e instituciones propias e independientemente. Ambos reinos serán
repartidos en función de aquellos que respaldaran más la conquista.

Es también en este contexto, en la segunda mitad del s. XII, cuando tiene lugar el intento de
consolidación del dominio de la monarquía aragonesa en el sur de Francia. Lo que sucede desde Sancho
Ramírez es que, en el contexto del viaje que éste hizo a Roma y las conquistas posteriores, la monarquía
aragonesa había conseguido la dependencia feudal de una serie de señores del sur de Francia. Esos
homenajes y pleitesía que había conseguido la monarquía aragonesa se suman a los que había
acumulado la Casa de Barcelona. Pero hay que tener en cuenta que el dominio que se tenía en Francia
no era tal en realidad ya que sólo eran nobles que tenían un compromiso feudal con la monarquía y esta
no era una soberanía real.

El rey Pedro II (1204-1213) fue a ayudar a estos señores que le rendían pleitesía, a pesar de que
estos formaban parte de la herejía cátara y cayó muerto en la Batalla de Muret, poniendo así fin a las
pretensiones de la Corona en la zona ultrapirenaica.

Así, como consecuencia de la cruzada de Muret y de otras muchas campañas menores pero muy
costosas, Jaime I (1213-1276) heredó una hacienda muy pobre. En los primeros años de su reinado
tuvo que hacer frente a muchos levantamientos por parte de la nobleza y no fue hasta el 1228 que
aseguró su dominio sobre el reino. Tras asegurar su dominio sobre la Corona se empezó a materializar
el proyecto de conquista de los reinos musulmanes de Mallorca y Valencia.

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LA GRAN EXPANSIÓN TERRITORIAL EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

La historiografía está de acuerdo en que las conquistas de Mallorca y Valencia fueron dos
proyectos gestados a la vez, fueron en realidad un proyecto conjunto: una gran campaña articulada en
torno a dos grandes objetivos.

La conquista de Mallorca que arranca de las Cortes de Barcelona de 1228, se narra en el Libro de
los Hechos, crónica de Jaime I, una de las principales fuentes para su estudio. Argumenta que en una
cena con un miembro de la oligarquía de Tarragona, una serie de ricoshombres le dieron que había que
conquistar Mallorca por los constantes ataques de los musulmanes con sus flotas. Ya había habido en
1115 un conde de Barcelona que intento conquistar Mallorca, por tanto esta en la órbita de la
aristocracia catalana y se decidirá en unas cortes en cataluña, llevadas a cabo en 1228, sin embargo la
campaña no se prepara como una empresa catalana sino como una empresa de la monarquía, dirigida y
llevada a cabo por el poder real, aunque involucró también al resto de súbditos no fue una campaña
dirigida por la oligarquía catalana.. La campaña se prepara o decide definitivamente en cuestión de un
año. Es también esta crónica la principal fuente para cuantificar la expedición, por lo que es difícil
asegurarlo al 100%, con unos 700 hombres a caballo. La campaña fue rauda, rápida, la resistencia de la
ciudad es desmantelada y se procede al saqueo de la ciudad de Palma y a la ocupación de la isla.
Mallorca era un reino musulmán que tras la derrota almohade en 1212 había quedado como reino
autónomo. Desde este reino se lanzaban muchos ataques para entorpecer el comercio mediterráneo de
los reinos cristianos, lo cual fue uno de los detonantes para que Jaime I decidiera actuar y lanzar una
campaña militar para su conquista. Esta empresa logró la categoría de cruzada gracias a ser ratificada
así mediante una bula papal.

Ese criterio de regularidad u homología que se aplica en la conquista del valle de Ebro lo vemos tal
cual aplicado a las conquistas de Mallorca y, posteriormente, de Valencia, tanto hombres aportas tanto
recibes. En el caso del reparto de la isla la mitad se la queda el rey, la otra mitad se las reparten las
partes que participaron de la conquista, de tal modo que el reparto se conformó de esta manera: el 40%
fue de origen catalán, 25% occitanos 20% italianos, 8% aragoneses y el 7% del resto de reinos
hispanos y Francia. A la hora de repartir los nuevos dominios hubo ciertos miembros de la aristocracia
aragonesa que tomaron parte del reparto. Se creó una comisión de 6 varones catalanes y posteriormente
se añadieron 2 procedentes de Aragón, lo cual permite intuir que alguna intención de recibir algo allí sí
que existía en el seno de la aristocracia aragonesa, pero al mayoría fue en beneficio de la aristocracia
catalana.

Estamos, pues, ante una empresa dirigida por el rey pero que revierte en términos materiales
(bienes inmuebles y señoríos) en individuos catalanes principalmente, lo cual tiene su sentido por
proximidad geográfica. Además, pervivía el intento previo de Ramón Berenguer II junto a Pisa por
conquistar Mallorca. Es decir, la aristocracia catalana seria la principal contribuidora y financiadora de
esta empresa. El éxito de la empresa y su materialización en recepción de beneficios se vio reflejado por

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lo tanto en la aristocracia catalana.

La conquista de Valencia también fue un objetivo establecido por la monarquía y había quedado
diplomaticamente fijada desde los tratados de mediados del siglo XII. Esta empresa fue una conquista
escalonada, que supuso la participación de varias generaciones de la nobleza, además de la implicación
mucho más directamente de la aristocracia aragonesa, las órdenes militares y los concejos que estaban
ubicados cerca de las fronteras musulmanas. En esta campaña la aristocracia catalana participó menos,
debido a que habían sufrido un importante desgaste durante la empresa de Mallorca y necesitaban
recuperarse. Además, y al tratarse de una conquista llevada a cabo principalmente por la aristocracia
aragonesa, vemos una importante participación de la baja y media nobleza, de ese gran rango social que
está inscrito en la infanzonería. Este proceso de conquista, repoblamiento y pacificación del territorio de
Valencia no vería su fin hasta el 1274, cuando se reduce una revuelta mudéjar y se puede hablar ya de
una consolidación del repoblamiento feudal o cristiano.

La conquista de Valencia tiene lugar durante cuatro campañas bastante distanciadas entre 1232/3 y
1259, todo parte de la conquista de Burriana en 1232-33 y el castillo de Morella. La conquista de la
ciudad de Valencia tuvo lugar entre el 1237-38 cuando la ciudad de rindió ante Jaime I, que no contaba
ni con 200 caballeros, cada uno con su compañía, en ese momento según algunas crónicas. Tras la toma
de la ciudad de Valencia, quedaba incorporado a la Corona el antiguo reino Taifa, pero durante los años
posteriores se pudo expandir más al sur gracias a los tratados de Tudilén y Cazola, hacia el Reino de
Murcia, en lo que hoy en día sería la provincia de Alicante. Entre el 1272-1274 se dieron lugar unas
revueltas mudéjares, ya que habría quedado una gran población musulmana viviendo en este territorio
recien conquistado, que fueron aplacadas y con estas revueltas se produce la final pacificación del
Reino de Valencia, dando así por finalizada esta campaña.

No contamos con un recuento similar al de la campaña anterior, debido a que al ser una conquista
escalonada en diferentes etapas y campañas no hay un registro completo de la misma, sino múltiples
registros que hacen más dificil su estudio en la actualidad. No obstante y en total el propio Jaime I en su
segundo testamento dice que el número total de catalanes y aragoneses estaba en torno a 380 para
recibir heredades, cada uno de estos había participado en la campaña junto a sus compañías. Además
observamos que la presencia militar en la fase de la conquista, en la adquisición y posterior reparto de
los territorios hay un mayor peso por parte de la aristocracia aragonesa, sin embargo al pasar dos
generaciones los que acaban señorializando el reino de Valencia son fundamentalmente linajes de
origen catalán y colonos catalanes. La movilización es respaldada y dirigida por la aristocracia
aragonesa pero a la hora de colonizar las nuevas heredares esta da un paso atrás. Se recibieron primero
muchas tierras, pero acto seguido fueron intercambiadas por otras en Aragón, o vendidas a catalanes.
De modo que el rastro de la presencia aragonesa en la conquista del reino se trunca en ese fenómeno.

Las fuentes no son nada sistemáticas hasta finales del s. XIII, cuando para documentar la
colonización de los colonos contamos con tres libros de repartimento, que eran documentos emitidos
por la cancillería real en los que se registraba “por aluvión”, desordenadamente, los nombres y apellidos
de quienes habían ido a conquistar la ciudad de Valencia. En la mayoría de los casos, determinar la
procedencia de esta gente es muy difícil, aunque los historiadores lo han intentado hacer por la
antroponimia. Durante el reinado de Jaime I se configura en la casa del rey la figura del canciller, lo que
hace mas bien es regularizarse. Este lleva el control de regia y también los volúmenes donde se
recopilan todas las cartas expedidas por la cancillería. Es lo más parecido al archivo real. Aquí están los
volúmenes sobre el repartimiento y contienen la identidad de aquellas personas que participa en la
conquista y que recibe bienes inmuebles, señoríos, tierras o casas, etc. proporcional a la cantidad de los
recursos de los que se había dispuesto.

Estos libros arrojan en términos cuantitativos una presencia aragonesa importante, sobre todo en lo
que respecta a la ciudad de Valencia. Pero si nos vamos a finales del s. XIII, observamos un fenómeno
mucho mejor documentado: la mayoría de los medios y pequeños señoríos valencianos están en manos
de familias de origen catalán, y la gran mayoría de los registros nominales de pobladores son también
de origen catalán. Esto denota un fenómeno de emigración más allá del primer momento: acabaron

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“triunfando” los catalanes en este territorio, a pesar de que los aragoneses importaron más en el
momento de la conquista. A pesar de que finalmente las herederades y dominios pasan en gran medida a
manos catalanas, esta no fue la intención de Jaime I al repartirlas, ya que en el reparto señala que su
voluntad al distribuir los bienes y heredares era crear feudatarios en la propia Valencia y no que estas
heredares fueran usadas para venderse y mejorar su situación en Aragón. Quería crear una nueva base
nobiliar feudataria en el recién conquistado Reino de Valencia. Algunos grandes linajes aragoneses
como los Luna, Alagón, o Urrea, preservan posesiones en ambos territorios, ya que son capaces de ello.
Hay 13 linajes aragoneses a fin de siglo que preserva posesiones al final de siglo, en ambos territorios,
pero lo habitual eran las liquidaciones, las ventas o permutas.

Entre 1240 y 1246 los vecinos de Calatayud que habían recibido beneficios en Moncada las
vendieron a la orden del Temple. Un tal García Pérez de Figuerola en junio de 1280 devolvió al rey una
heredad que había recibido del mismo a cambio de varias posesiones en el valle de Huesca. Rodrigo
Giménez de Luna en 1289 recibió una serie de villas en el norte de Aragón, a cambio del castillo y villa
de Almenar en Valencia. Vemos pues que incluso el rey forma parte de este proceso de cambio de
posesiones, a pesar de que su primera intención no era esa.

La polémica a señalar es que la interpretación es peliaguda pues vemos que hay una enorme
movilidad de los bienes inmuebles, pues los beneficiarios no tomaron posesión para ocuparlos, sino que
muchos inmediatamente los liquidaron, los vendieron o los cambiaron por posesiones en su lugar de
origen, por ejemplo aragoneses que buscarían bienes en Aragón. Por ello aparecen cancelaciones,
cambios, concesiones a una misma persona.

Observamos que el primer reparto hay un mayor peso de los aragoneses, pero tras 2 generaciones
quienes verdaderamente señorializan Valencia son linajes de origen catalán. Es decir, la movilización
que se dirige a la conquista del territorio fue aragonesa, pero quienes de verdad pueblan el territorio no
lo son. Enric Guinot ha demostrado como los que recibieron en primer momento estos territorios
cambiaron o vendieron estos a catalanes, o bien quienes poblaron esta zona volvieron a su lugar de
origen y fue poblado por catalanes, etc.

Por último, hay que añadir que la mayor parte de la nobleza hereda en Valencia y se desvincula de
Aragón. Por su parte, la gran nobleza conserva en el mismo patrimonio los señoríos aragoneses y
valencianos. Es decir, la mediana nobleza se divide entre Aragón y Valencia; la alta nobleza, no. Hay
aun linajes de Aragón como los Alagón, los Urrea, los Luna, además hay linajes que no son aragoneses
ni catalanes con señoríos en muchos lugares como Jaime Pérez, hijo bastardo de Pedro III. A finales del
s.XIII hay 13 familias arraigados, 3 ricos hombres y 10 familias de mesnaderos, peor lo normal eran las
liquidaciones.

Respecto al reparto en la conquista de Mallorca vemos como inmediatamente después de su


conquista se creo una comisión dirigida al repartimiento de las heredades conquistadas para repartir la
isla entre la aristocracia catalana. Un único volumen relativamente fiable, pero que en cualquier caso los
nombres recogidos otorgan un protagonizo especial a la media y alta nobleza catalana. La gran mayoría
de nombres son de origen catalán, algo bastante lógico dado que en Cataluña la aristocracia y elites
urbanas tenían un marcado perfil marinero y sobre todo la primera conquista o campaña para conquistar
la isla de Mallorca había sido dirigida por Ramón Berenguer II de Barcelona, junto a los pisanos. La
conquista se planto entonces como una empresa respaldada por la aristocracia fundamentalmente
catalana.

Respecto a la conquista de Valencia hay que introducir algún matiz, desde el punto de vista
económico y simbólico, es igual que Mallorca, pero hubo de llevarse a cabo de manera escalonada
comportando que la movilización de la aristocracia y recursos iba a ser acarreada pro al nobleza,
concejos de villa y tierra y por las órdenes militares. Tambien las milicias concejiles de los hombres de
caballo. La conquista arranca en 1232, tres años antes había tenido lugar la batalla de Puerto Pi en
Mallorca, por tanto es la misma generación y es comprensible que al aristocracia catalana se situara en
una posición secundaria. Sería la aristocracia aragonesa la que liderara esta conquista, con grandes

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pretensiones de incorporar lo conquistado al reino de Aragón, cosa que no quería el rey.

A la muerte de Jaime I, por su voluntad testamentaria la Corona de Aragón se desgajó en dos


grandes espacios de soberanía: por un lado, el reino de Aragón, Cataluña y Valencia pasaron a la
soberanía del primogénito, Pedro III, en 1276; por otro lado, el nuevo reino de Mallorca y el condado de
Rosellón pasaron al segundo de los hijos de Jaime I, quien pasó a ser Jaime II de Mallorca, que también
heredó también el Rosellón y los territorios de la Cerdaña.

Bajo el reinado de Pedro IV el Rosellón y Mallorca fueron reintegrados definitivamente por las
armas en 1344 a los dominios de la dinastía aragonesa. Esta campaña, que comenzó en 1342 y culminó
con la toma de Mallorca, fue una de las grandes expediciones militares del Mediterráneo, una gran
empresa dirigida por la monarquía en la que se integró el conjunto de las élites de los estados de la
Corona.

Para que esto no volviera a pasar, Jaime II de Aragón fue obligado a jurar por fuero la
indivisibilidad de la Corona: que aquello que había hecho su abuelo Jaime I no volviera a suceder. Este
hecho de la indivisibilidad de la Corona de Aragón caló tanto en el ideario de la sociedad que
conformaba la Corona que más tarde ante la crisis sucesoria en la muerte de Martín I el Humano en
1410 el compromiso de Caspe en ningún momento se planteó una solución que dividiera la Corona de
Aragón.

Respecto al ámbito social, económico y político hay varios factores que concurren entre mediados
del siglo XII y se alargan hasta el siglo XIV que suponen una sofisticación del Estado feudal ya
configurado y un mejor control del territorio, ahora más extenso.

A partir de 1164, y cada vez con mayor frecuencia, en las grandes Asambleas de Paz y Tregua
convocadas por la monarquía encontramos representantes del medio urbano, de las grandes ciudades,
tanto de Aragón como de Cataluña. En estas asambleas, en las que se toman decisiones de tipo jurídico,
la representación de las oligarquías urbanas termina de configurar el precedente de las asambleas pleno
y bajo medievales que denominamos Cortes. Estas asambleas que incluían al monarca y a
representantes de los estados de la Corona tendrían que aprobar documentos y normas vinculantes.

En esta época también asistimos a una cristalización de la diferenciación entre el ámbito catalán y
el aragonés, ya que el rey va a convocar de manera separada a los vasallos de cada territorio. Es decir,
se plasma la diferencia en el ámbito de poder que continuará durante todo el período de la Coronay que
se verá reflejada también en los nuevos reinos que se conquistarán, el de Mallorca y el de Valencia (los
demás territorios no conformaron parte de la conocida como Corona de Aragón, sino que fueron
espacios donde el rey tuvo soberanía). Alfonso II distinguía dos ámbitos de origen de los asistentes a la
curia regia. En 1173 el rey confirma los estatutos de paz y tierra, y la validez de estos, desde Gerona
hasta Tortosa y Lérida. Se separan las esferas de poder. Esto permite entender que en época de Jaime I

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las conquistas de Mallorca y Valencia generen la existencia de dos entidades políticas distintas, ya que
Mallorca será una campaña sostenida en gran medida por la aristocracia catalana, pero no es Cataluña,
es un reino particular a pesar de la ligazón inicial. Con valencia pasa algo similar.

Además se va a proceder a la creación e institucionalización de una serie de cargos con funciones


judiciales o fiscales por delegación del poder real. Se trata de dos oficios: los merinos, llamados
vicarios en Cataluña, que son funcionarios nombrados por el rey con competencias judiciales: aplican
los fueros del lugar, responden ante el monarca y tienen funciones policiales; y los bailes, los que
cobran las rentas que pertenecen al dominio real (la pecha), arriendan los monopolios reales (molinos,
etc.), y, en definitiva, gestionan el patrimonio real en cada una de sus jurisdicciones.

Hasta ahora hemos visto que el contrato feudo-vasallático entre monarquía y aristocracia se
articulaba en las honores que el rey entregaba a la aristocracia a cambio de su apoyo militar. Con el
tiempo esto experimenta una mutación debido a que esas honores se acaban patrimonializando y se
hacen hereditarias, por lo que la aristocracia ya no dependía de la voluntad real para recibir estos
beneficios.

Por otra parte, es importante tener en cuenta que durante la reconquista el rey tenía algo que dar a
la aristocracia a cambio de sus servicios y potencial militar, pero tras la conquista de Valencia ya no
habría tierras que repartir. Entonces la aristocracia pasa a ser más opresiva, tanto horizontal como
verticalmente hablando. Así, desde el reinado de Jaime I, el rey fragmenta sus ingresos ordinarios (la
pecha cobrada a las comunidades de aldea) en caballerías, lotes de 500 sueldos jaqueses que distribuye
directamente entre la aristocracia a cambio de que el beneficiado pusiera a disposición del rey un
hombre a caballo. Estamos pues ante un gran cambio: un feudalismo que descansa en la circulación de
rentas económicas, no ya de honores ni feudos, y que denominamos feudo de bolsa o feudalismo
bastardo. Esto es algo común al conjunto de los estados feudales europeos.

Además, esto supuso una reorganización del patrimonio real y de las relaciones entre rey y
aristocracia: ahora el objetivo de ésta será apropiarse de la mayor cuantía posible de dinero del rey. Por
su parte, la figura del rey pasó a ser fundamental, pues era quien pagaba y hacía circular las rentas entre
la aristocracia: la aristocracia dependía de él. Así pues, la aristocracia pasó a vivir de las rentas reales
sobre todo a partir de mediados del s. XIII. Es decir, a pesar de que la aristocracia tiene el poder de
exigir al rey un aumento de sus rentas, esto es algo que diferencia y eleva al rey todavía más del resto
de la aristocracía, ya que lo vuelve la figura fundamental y una figura ya completamente superior, ya no
es sólo un líder de las conquistas. Cabe destacar que los verdaderos perdedores de todo esto son las
comunidades de aldea y, en general, toda tierra de realengo, pues si el rey necesitaba más dinero para
pagar más caballerías aumentaba la presión fiscal sobre las tierras de realengo. Este sistema
quebró con la crisis bajomedieval, ya que las tierras de realengo ya no podrían satisfacer las mismas
rentas que antes.

Como ya se ha explicado, todas estas nuevas campañas militares exigían de una importante
dotación económica para poder llevarse a cabo, que debían salir de la tesorería del propio monarca, ya
que recordamos que estas campañas fueron llevadas a cabo como un objetivo de la propia monarquía y
no de parte de la aristocracia. Con este incremento en los gastos la pecha no era suficiente para aliviar
la carga económica, de modo que se crearon nuevos tributos, algunos de los cuales fueron más tarde
consolidados a lo largo del siglo XIII, como el caso del monedaje en Aragón y el bovaje en Cataluña.

 El monedaje se comenzó a cobrar en 1218, pero no se reglamentó hasta el reinado de Jaime II en


torno a 1300. Supone el derecho del rey a percibir cada siete años un maravedí (siete sueldos jaqueses)
de todos aquellos hogares cuyo patrimonio sea superior a setenta sueldos. La nobleza y la Iglesia
estaban exentos. El monedaje es importante porque el rey lo va a utilizar entre otras cosas para pagar la
fidelidad de la nobleza (las caballerías).
 El bovaje grava a todos los fuegos que son propietarios de bueyes o en general de animales de tiro
para el campo.

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Hasta ahora hemos visto que el poder local se articulaba en torno a “funcionarios” que ejercían su
cargo por delegación del poder real. Pero desde mediados del s. XII, sobre todo con las cartas de
donación que daban un estatuto propio a una población urbana, vemos que las comunidades locales se
van dotando de instrumentos propios de poder. Es decir, la comunidad se organiza a sí misma con el
consentimiento del rey. A esta organización institucional de las comunidades locales la denominamos
universitas, concepto que engloba a todos aquellos que pagan la renta feudal al rey, aunque en realidad
quien es importa es la oligarquía local. La comunidad, en tanto que universitas, se fue haciendo fuerte y
comenzó a reivindicar mayores tasas de auto-organización:

1. Administración de justicia: las comunidades locales exigían que el juez dependiera de ellas y no
del rey, y así fue por donación real. El primer oficial del concejo es el encargado de administrar justicia:
en Zaragoza es denominado zalmedina, aunque en la mayoría de ciudades se denomina [el] Justicia.
Este cargo era nombrado por el monarca entre tres candidatos propuestos por el concejo.
1. Poder ejecutivo. Las decisiones las tomaba los jurados, los responsables del poder ejecutivo. La
elección de estos oficiales dependía exclusivamente del municipio a través de sus parroquias: cada
parroquia aporta uno o dos jurados y se hace por cooptación; es decir, en la práctica las élites urbanas se
elegían entre ellas. Recordemos que en la Edad Media la parroquia es la célula básica que organiza la
vida en sociedad.
2. Cargos con “componente de oficio”. Algunos de estos cargos suponían mucho prestigio, como
los encargados de cobrar las rentas de la ciudad: mayordomos en Aragón, síndicos en Valencia, etc.
Otro oficio es el vigilante de los pesos y medidas y del mercado en general, el almotacén o zabazoque.
Por último, están los notarios, en concreto a partir de 1283 los municipios van consiguiendo la potestad
de nombrar a sus propios notarios.

Cabe destacar que la figura del merino desaparece, o permanece residualmente.

La renta feudal es la que permite la existencia del señorío: el conjunto de ingresos de los señores
feudales o el rey como titulares de dominios. No hablamos solo de señores feudales, sino del concejo de
un municipio que ejerce el señorío sobre aldeas, o la priora de un convento. Esa renta feudal se sustenta
con a) un dominio sobre la producción, b) un dominio sobre el espacio, c) un dominio sobre las
personas, y d) un dominio sobre el ejercicio de la justicia; y todos ellos cristalizan en tributos para el
señor.

Dominio sobre la producción. El eje de la renta feudal es la pecha, una renta más o menos fija
que los concejos han de entregar anualmente al monarca. En Aragón se satisface en tres plazos. En el
realengo, este principio se completa con la existencia de tributos a las aljamas (de judíos o de
musulmanes), que tributan más que la pecha que pagan los concejos cristianos.

El dominio sobre la producción se rige también sobre las regalías, monopolios que el rey conserva
sobre los medios de producción y los recursos naturales, que a veces son transferidos a señores
(molinos, uso de aguas, uso de bosques, uso de pastos). Conforme se avanza a la Baja Edad Media esta
situación se vuelve insostenible y el rey los cede a los municipios, que pasan a gestionarlos.

Otro derecho del rey es el cobro de un tributo por el cual, si el monarca pasa por un dominio que le
pertenece, tiene derecho a que sus vasallos le mantengan (itinerancia del rey). Sin embargo, esto acaba
derivando en que en Aragón el monarca cobra a los concejos un tributo denominado cena, que se paga
esté o no esté el rey.

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Dominio sobre el espacio. Se concreta en el pago de tributos al atravesar unas tierras. Son
derechos de tránsito que acaban cristalizando en lezdas o peajes, que se pagan a un señor al pasar por
sus dominios, y todavía más si además se pasa con mercancías destinadas al mercado. En la Baja Edad
Media aragonesa es un gran pilar de la renta feudal.

Dominio sobre las personas. Aunque tiene su precedente en las corveas que los señores del S. XI
podían ejercer sobre los siervos, ahora cobra otro cariz. La disponibilidad de la fuerza física de los
vasallos se concentra en torno al derecho señorial de disponer de su fuerza militar. Conforme se van
alejando del estado estructural de guerra contra el Islam, se pierde la especialización militar de las
personas, y va perdiendo eficacia para el señor convocar a las huestes municipales. La redención de
hueste es un tributo que se cobra en Aragón, como compensación, que sustituye poco a poco al servicio
militar. No es que se negocie el cambiar el servicio militar por el tributo, sino que se va imponiendo y
se hace obligatorio y normal pagar este tributo en concepto de redención de hueste.

Dominio sobre el ejercicio de la justicia. Los titulares de señoríos se distinguen ante todo porque
ejercen justicia sobre los vasallos, bien directamente, bien a través de jueces nombrados por ellos. El
fruto del ejercicio de la justicia señorial se concreta en el pago de multas sobre todo al señor, por lo
tanto, este principio también implica aumento de las rentas económicas del señor feudal.

Vemos pues que a lo largo de esta época se produce un proceso de consolidación de todos los
cambios ya iniciados a finales del siglo XI e inicios del XII y que implica un cambio en las relaciones
señoriales y en la forma propia del poder, con la aparición en este sentido de nuevos grupos que tendrán
o irán adquiriendo una espcial relevancia conforme vayan avanzando los siglos, como es el caso de los
concejos y la aristocracia urbana.

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TEMA 5: UNA ETAPA DE ESPLENDOR (1238-1327).
Desde la muerte de Jaime I se van a dar tres décadas de esplendor para la corona, con un especial
protagonismo a nivel internacional. Vamosa intentar explicar, de un lado, la configuración (no definitiva,
pero sí un impulso significativo) del sistema político que va a caracterizar al rey y la corona durante la Baja
Edad Media.

Estamos hablando de un sistema en el que la monarquía sigue siendo la cúspide, pero el gobierno
se ejerce o concreta en la acción más o menos complementaria o integrada de la élite de la aristocracia y de
las élites urbanas. En la corona aragonesa, más que en otros territorios, el sistema parlamentario, las
reuniones de cortes, sino también de parlamentos, entre el reinado de Jaime I y finales del de Jaime II, se
va a configurar como un sistema práctico que funciona. El rey no deja de ser rey, por tanto tiene más
capital económico, social, bélico y simbólico que nadie, pero en este contexto el parlamento irá ganando
peso, a pesar de eso estos recursos del rey seguirán teniando una importancia significativa.

En Aragón el proceso de creación o configuración de este sistema está fuertemente condicionado


por una recepción absolutamente permeable y clara de principios políticos que vienen del derecho romano,
pero que adquieren de nuevo sentido en este momento. Lo podemos apreciar en conceptos como la
universitas, que es una comunidad de aldeas, pero también es la comunidad de una villa urbana de realengo
representadas en las cortes.

Otro concepto en este sentido sería el Quod omnes tangit ab omnibris decideretur, que significa
que afecta a todos debe ser decidido por todo, este principio político equivale al horizonte o norte que
siempre se pretende perseguir y aplicar. Obivamente "todos" nunca son todos y todas, sino que tiene un
claro corte feudal y propio de la época, incluyendo a las élites urbanas por un lado, la aristocracia de sangre
por otro y la Iglesia como tercer poder. El rey no puede gobernar en lo fundamental por sí solo (aunque lo
hará en múltiples ocasiones), pero tampoco puede contar sólo con un grupo, sino debe contar con todos.
Esto es algo que los propios grupos van a hacer suyo y van a reivindicar fuertemente este principio desde el
reinado de Jaime I en adelante. Hay mas principios y todos estos hacen que el estado feudal propio de
Jaime I tiene una serie de principios políticos que son prácticos y son plasmados.

El estado del siglo XIII es más similar al XVII que al XI o al XII. Debido a que ya hay una serie de
principios políticos que son prácticos, que son usados y plasmados en iniciativas concretas.

El proceso que había alimentado el cambio social, la transformación económica y política y que
había configurado la fisionomía (desigualdad) social, fue ese proceso de conquista de tierras pertenecientes
al islam, que con la conquista de Valencia llega a su final y deja de alimentar ese cambio social. Hubo que
esperar unas pocas décadas hasta 1304 para que la frontera del reino de Valencia de la Corona de Aragón se
fijara entre Murcia y Alicante, pero esto es ya en un contexto de guerra contra Castilla y no contra el Islam.
Hay una cruzada en 1309 contra la zona de Almería, pero no tiene consecuencias expansivas en cuanto a
colonización feudal. Ya no da lugar a seguir creciendo económica y geográficamente a costa del Islam de
modo que las relaciones internacionales se trasladaran a otros tres ámbitos.

En primer lugar, la Corona de Aragón tendrá una fuerte presencia en el mediterraneo occidental, es
decir, una intensa actividad económica, militar, conquistadora y colonizadora. Hablamos de Sicilia,
Cerdeña y Napoles, que son conquistados, unos más que otros, y colonizados. No pertenecían al islam y no
se pueden desmantelar con la misma facilidad que veíamos en la península ibérica. Otro escenario es el
peninsular, cuando se mire a Navarra, pero sobre todo a Castilla, esto también va a llevar a tensiones y
conflictos muy importantes, donde importan principalmente las consecuencias institucionales. Entre 1296 y
1304 la Corona de Aragón se implica en las guerras civiles castellanas que siguen a la muerte a Alfonso X,
principalmente se implican durante el reinado de Fernando IV de Castilla, dando lugar a una guerra contra
Castilla y no contra el islam. La consecuencia fundamental de este conflicto fue la anexión del norte del
reino de Murcia.

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En este segundo ámbito también se produce la Guerra de los Dos Pedros, cuando tuvo lugar en la
Corona la creación de las Diputaciones del General, y también inmediatamente después la Corona se
implico en la guerra civil castellana. Durante el siglo XV durante el reinado del magnánimo también hubo
periodos de conflicto con la corona de Castilla. Por tanto, vemos como agotada la guerra contra el islam se
abren otros frentes. Contra castilla son planteamientos defensivos, para defender el propio territorios, y esta
obligación de defensa del territorio fue fundamental para que se aplique el principio antes escrito, en cuyo
origen se encuentra la creación de la Diputación del General.

Hay un tercer foco de conflicto que es también representativo, son los conflictos internos, las
guerras civiles y tensiones. La Corona de Aragón a diferencia de Castilla tiene pocas guerras civiles: la
Primera Unión (1282-1283), la Segunda Unión (1343-1348), ambas en Aragón y la segunda también en
Valencia, que son revueltas urbanas y aristocráticas que se enfrentan al rey Pedro III y Pedro IV (se
enfrentan al rey con nombre y apellidos, su intención nunca es enfrentarse a la Corona o a la monarquía
como institución) y le exigen que se cumplan los fueron tal y como estaban acordados, con explicaciones
sobre el nombramiento de jueces, la vuelta de lo prestado en las campañas en el Mediterraneo, etc. Por
último, tenemos la Guerra Civil Catalana, entre 1462 y 1472, con estas mismas aspiraciones por parte del
bando rebelde. De otro lado, estaría el bando real al que secundan los sectores más populares y parte de la
nobleza. En aquellos años el rey es Juan II, un rey de bastante autoridad y capital social. En los tres
conflictos se impone el bando real, logrando así una estabilidad en la Corona de Aragón que no se dió en
Castilla, donde en ocasiones los rebeldes lograban vencer al bando real e imponerle sus peticiones. En la
Corona de Aragón hay un sistema constitucionalista que funciona, o al menos es práctico, y hay pocos
conflictos internos en los que, sin embargo, siempre se impondrá el bando del rey.

Obviamente los siglos XI-XII también disponían de derecho escrito, con esos fueros de alcance
local, a menudo demandados por las poblaciones urbanas, pero siempre refrendado por las instituciones o
señores que gobernaban esos territorios. Durante el reinado de Jaime I en las Cortes de Huesca se
encargaron la elaboración al canciller del rey, de un texto que compilara las distintas tradiciones orales
aragonesas en una sola. Este proceso de cambio legislativo, con las vistas puestas a elaborar grandes
corpus jurídicos, no es algo exclusivo de la Corona de Aragón. Con Alfonso X el Sabio ya se desarolló este
tipo de actividad en el Reino de Castilla, por juristas específicamente formados para ello. Una fundamental
era el fuero de Jaca que se había ido recreciendo desde su establecimiento hasta el siglo XIII, aplicada
también en Zaragoza, y también tenemos los fueros de extremadura. Pero en realidad las diferencias entre
todos eran mínimas. En 1247 se compilan todas estas leyes en latín. Ademas entre 1247 y 1300 contamos
con otras dos fuentes. El Vidal Mayor explica cómo se aplica cada uno de los fueros y también la Versión
de Miravete que está en romance y recoge todos los textos recopilados en 1247. Lo interesante es esta
voluntad de redactar un único corpues jurídico que sirva para todos los habitantes del reino,
independientemente de si estos se sitúan en zonas de señorío o de realengo. No perdieron vigencia todos
los otros fueros, por ejemplo sabemos que el fuero de Jaca tiene validez con el reinado de Jaime I. Las
partidas, cuyo origen está en entredicho, sería uno de los documentos más emblemático. Otro ejemplo es el
fuero de Navarra, que recicla fueros previos, data de 1238.

Todo este proceso no es algo automático, tras llevarse a cabo la compilación había que realizar más
estudios para ver la viabilidad de aplicar el mismo corpus a la totalidad del territorio. El fondo de las leyes
no cambia. Cuando si empiezan a cambiar las cosas de forma más directa es a partir del reinado de Jaime II
en las Cortes de Zaragoza del 1300. A partir de entonces se van añadiendo más leyes siempre sobre la base
anterior. Las tradiciones de fueros extensos anteriores si las comparamos ley por ley las diferencias son
pequeñas.

Las tradiciones de fueros extensos anteriores previos a la compilación, si las comparamos ley por
ley, tienen pocas diferencias entre sí. Lo que sí que cambia con respecto a las tradiciones anteriores es la
supremacía del poder real frente a cualquier otra instancia de poder. A partir de 1247, por ejemplo el fuero
de paz real se va a imponer de forma más nítida. El rey es quien decide cuándo se guerrea dentro o fuera
del reino. Las treguas del rey serán aún más importantes, y se empiezan a usar principios del derecho
romano como el iesa maiestas. El crimen de lesa majestad, aplicado por parte de un monarca feudal, lo que
le dota de un poder tremendo. Dentro de esta línea de modernización del derecho practico hay también un

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aspecto importante y es como la creación del reino de Valencia implico la creación de un corpus jurídico
diferente que ponía en manos del rey una serie de disposiciones superiores que en el caso de Aragón donde
se entregaban mucho más a los señores.

Además, se abolen totalmente con esa compilación las ordalías, estos juicios humillantes que
sometían a parte de la población campesina. Por ejemplo la abolición del juicio del hierro candente. Pero el
ius malectractandi no se abolió.

El fuero de Jaca extenso del siglo XIII convive con la compilación foral de 1247. Si se coteja,
vimos que las referencias a los siervos habían quedado ya mitificadas (se les partía como corderos, etc,
recreaciones con respecto a las divisiones de rentas de siervos y sus viviendas). Si comparamos algunos
fueros de la compilación y de ese de Jaca, vemos que hay algunas prácticas que ya ni siquiera el propio
compilador tenía constancia de cómo se aplicaban. La exégesis de las leyes es un campo apasionante, pero
terriblemente complicado de estudiar. Hay un fuero sobre cómo actuar cuando alguien roba un gato. Se
coge al ladrón, y al gato. El gato se ata a una cuerda y a un palo clavado en el suelo. A 30 pies debe estar
llano y vacío. El ladrón irá lanzando a puñados mijo hasta que el animal quede cubierto. Y esa es la multa
en mijo que deberá pagar al dueño. Si lo contrastamos con el fuero extenso de Jaca, esa tradición anterior
es mucho más detallada y concreta. Se nota que ha habido un decaimiento de esa practica y que al
compilador no le interesa explicarlo tanto, porque ha caído en desuso.

Vemos pues que aunque la compilación foral aragonesa data de 1247 no es hasta 1300 en otras
cortes celebradas en Zaragoza y durante el reinado de Jaime II cuando los fueros de Aragón empiezan a
tener un sentido práctico. Hata esa etapa del 1300 las cortes no están totalmente formadas, fijadas, pero
tienen importancia. Comienzan a tener algunas de sus funciones y están para poner paz, fiscalizar la
soberanía, otorgar o no recursos económicos a la monarquía y legislar.

Hay dos elementos más que desde el punto del vista del derecho y del cambio constitucional son
importantes, como la compilación del Privilegio General de 1283, mucho más breve que la anterior
compilación, es una serie de unas treinta leyes aprobadas en 1283 durante el reinado de Pedro III, en un
contexto de revuelta generalizada en Aragón y un año después de la conquista de Sicilia. Es algo así como
el resultado de una serie de exigencias al rey expresadas por los cuatro brazos, con especial importancia de
las ciudades. No es un fuero o ley pero se aplica. Se aplica también a las ciudades de realengo. No alcanza
o tiene el valor de fuero inicialmente, pero posteriormente, de hecho después de la Segunda Unión, se
elevo a la categoría de fuero (1348). Todos los concejos aragoneses guardarán una copia del Privilegio
desde ahora. Este privilegio esta subdividido en varios.

El primero de estos privilegios tiene que ver con la regulación del ejercicio del poder real, una de
las reclamaciones del brazo aristocrático y las ciudades, se exige que el rey en Aragón únicamente puede
nombrar jueces o delegados suyos que sean oriundos de Aragón. Tambien se reclama que la cancillería real
no cobre tasas excesivas por el hecho de expedir documentos. Se reclama que los precios de derecho de
sello sean razonables ya que cualquier carta o documento expedido requería que se pagaran los precios de
sello. Lo que están exigiendo es que se elimine esa fuente de ingresos ilegales o ilegítimos que recibía la
corona.. Se exige que se levantes las prohibiciones sobre la transacción o entrada de determinadas
mercancías (que no se exporte vino o grano). También que deje de poner tasas excesivas en cuestión de
peajes o leznas, de impuestos indirectos. Se exige que el rey no pueda nombrar administradores, o baile en
Aragón, de religión judía, que sean generales o provinciales, es el que se encarga de administrar sus rentas.
Eso último se respeto. Tambien exigieron al rey la obligación de convocar cortes anualmente en Zaragoza,
es decir, querían tener a su disposición al rey en Zaragoza. Esto no se respeto jamás. No se elevo a fuero
hasta 1348, pero salvo el caso de la convocatoria de cortes y algún otro aspecto la verdad es que se
respetaron bastante estas normas.

Desde el punto de vista de la aristocracia hay algunos aspectos también muy relevantes que
podemos observar a través del privilegio general. En 1283 estamos en plena revuelta unionista, motivo de
esta el aumento de la presión fiscal aplicado desde el reinado de Jaime I, que fue apretando mucho al
realengo de forma bastante continuada. Laliena comprobó que a través de la pecha desde aproximadamente

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el 1100 encontramos a las comunidades urbanas que negocian con su señor o el rey el pago de una cantidad
conocido como censo que en Aragón se conoce como pecha. Jaime I y en general durante el siglo XIII, se
aumenta esta pecha de forma progresiva. Los conflictos que son variados entonces generan un gasto
tremendo, a lo que hay que sumar el pago de la fidelidad aristocrática de la nobleza en forma de
caballerías. Sin conquistas a los musulmanes para garantizar esta fidelidad se utiliza dinero, sobre todo de
sus realengos. Aunque compraba muchas más tasas como los peajes, leznas, cenas, etc. Esto desde el punto
de vista de la aristocracia tenía una ventaja porque produce cambios en la relación de la aristocracia con la
realeza, porque se gana su fidelidad con pagos. El rey había intentado obligar a la aristocracia aragonesa a
participar el una campaña ofensiva en Sicilia, un estado cristiano lejano a las fronteras, exigió el servicio
militar por los feudos que los varones aragoneses y los caballeros tenían. Con el Privilegio General la
nobleza consiguió que esto se parara. El privilegio dice que esto se puede obligar en casos donde la guerra
afecte al territorio propio, es decir, defensivos y sin traspasar el mar. La aristocracia exige que el dinero
que distribuye el rey no se merme, los quieren continuamente y que solo se los pueda llamar a armas para
defender la tierra. En resumen la aristocracia nobiliar con estos privilegios obtiene o logra que sólo deban
ofrecer una contraprestación militar cuando hubiera que defender la tierra, y que no se rebajara el dinero
que les concedía en concepto de feudos y caballerías. Esto condicionó en adelante las relaciones entre la
aristocracia y el rey y el resto de la política mediterránea del reino de Aragón durante todo el resto de la
Edad Media.

Con respecto a los privilegios a las ciudades obtienen autoridad suficiente para nombrar sus
propios escribanos o notarios. Antes dependían exclusivamente de los nombrados por el rey. Ademas
intentaron asegurarse que incluso los corredores, los intermediarios de comercio, que ponían en contacto a
los vendedores de bienes muebles e inmuebles y compradores, los nombrara la propia ciudad, que fuera un
oficial de la ciudad, para controlar el mercado de la ciudad. Consiguieron que sean los concejos los que
decidan cuando una ciudad puede o no exportar mercancías. Todas estas medidas menos la de convocar
cortes fueros respetadas, la presión social era tal que fueron medidas bastante respetadas. Es más, acabó
convirtiéndose en fuero, es decir, sólo las cortes en su totalidad podrán abolir estos privilegios al
convertirse en fuero.

Hay otra medida significativa en lo que había pasado en la campaña de Sicilia. Debido al gran
desgaste y los largos tiempos de esta campaña el privilegio general incluye una medida que especifica tres
meses de servicio militar al rey pagado a la propia costa del vasallo para la clase de la alta nobleza (condes
o barones) y tres días a sus gastos también para los infanzones. En el ámbito de la historiografía existe
cierto debate sobre si esos 3 días de los infanzones se cuentan desde que el infanzón sale de su casa, o
desde que empieza a combatir. Nos estamos refiriendo a ese servicio obligatorio de servir militarmente al
rey 3 días al año. Sea cual sea el caso es entendible la gran cantidad de quejas de la aristocracia hacia este
servicio debido a que establan obligados a combatir más, pero a partir de ese límite temporal los gastos
eran subsanados por la monarquía. Esto en un contexto ibérico no es tan importante, pero al ampliarlo a un
contexto mediterráneo que incluye largos traslados por mar este servicio es algo que se empieza a ver mal,
más aún cuando no va a repercutir tan positivamente hacia la aristocracia a posteriori.

El Justicia de Aragón, es cierto que es una garante del cumplimiento de la ley, pero no hay que
verlo como un juez supremo, superior al rey. Es un garante de la defensa del buen uso de los fueros y
libertades aragonesas. En realidad el origen del justicia está en la propia corte real, el botellero,
camarlengo, etc., también tenían un justicia. Jaime I tuvo muchos problemas con la nobleza y a mediados
del siglo XIII en unas cortes en Ejea o asamblea de 1265, decidió que esa figura próxima al rey especialista
en derecho, juez por lo tanto, decidió controlarlo de alguna manera y que el rey lo nombrara entre la media
nobleza. A partir de entonces al Justicia de Aragón siempre va a ser nombrado de la media nobleza (esos
líderes de la infanzonería que podían casi igualarse a la alta nobleza) y siempre será nombrado por el
propio rey, eligiendo en función de su lealtad. Tras esto el justicia se convierte en el máximo tribunal de
apelación. Incluso en el señorío se podía apelar al justicia. Esto podía condicionar la arbitrariedad del
poder real y suponer un freno a la autoridad de cada noble. Pero durante la Edad Media no hay que
considerarlos como alguien capaz de cuestionar al rey. Suelen ser individuos formados en derecho, generan
jurisprudencia a partir de las leyes aplicadas o de sus sentencias. Por los datos que sabemos son personas
muy afines al rey, si no de su propia casa, de casas afines al monarca. A partir de 1442 el cargo de justicia

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se patrimonializa, en cierto modo; el cargo va a quedar en manos de la misma familia. Se hallaba en el
cargo Ferrer Lanuza, y los justicias subsiguientes serán de su linaje. A partir de ahora siempre habrá un
Lanuza hasta la decapitación de Juan de Lanuza V el Joven.

No hay que verlo como una institución que recortara el poder real, son miembros de la nobleza
feudal, sabios en derecho, pero con ciertos atributos dados por la aristocracia. Cualquier encausado o
encausada podía apelar al justicia en virtud del derecho de firma, que suponía que el justicia ordenaba
hacer inventario de todos los bienes de la persona acusada y garantizaba que hasta que se resolviera la
sentencia nadie podía tomar represalias contra él ni sus bienes, salvaguardando de esta manera los derechos
e integridad del acusado hasta que se resolviera el juicio. Por otra parte el derecho de manifestación es una
innovación de este derecho, permitía que el juez local no actuara de manera arbitraria, pudiendo apelar al
Justicia en caso de que se creyera que la sentencia del juez era injusta o no concordaba con lo que estaba
defendido por los fueros. Una especie de forma de proteger a la población bajo un referente común.

En Valencia el rey quiso reservarse derechos sobre medios de producción y monopolios de


producción, como molinos, hornos… que quedaban fuera de las propiedades de los señores. Eso generó
polémica.

Desde el punto de vista de los concejos en Aragón sucede algo interesante. Las primicias que cobra
la iglesia por parroquias, diócesis… las cobraban los concejos, y tenían un uso civil. Habían conseguido
que ese derecho eclesiástico fuera civil. Son diferencias importantes con respecto a Valencia. En el caso
valenciano las cortes se celebraron en la capital en 1329, y suprimieron la aplicación de los fueros de
Aragón en aquellos señoríos donde seguían vigentes. En la segunda mitad del siglo XIII, y principios del
XIV, los grandes nobles aragoneses que estaban heredados en Valencia aplicaron el derecho de Aragón,
creando tiranteces con el rey. Ese año se decidió que iban a aplicar el derecho de Valencia en territorio
valenciano. Pero a efectos de derecho civil, las diferencias son mínimas o poco relevantes.

La configuración del sistema parlamentario es consecuencia de la interacción práctica y necesaria


entre el rey y las oligarquías de los distintos órdenes que componen la sociedad. Ya hablamos de los
conceptos tomados del derecho romano, lo que todos afecta debe ser decidido por todos. A continuación
vamos a tratar de explicar las cortes y su funcionamiento.

Durante el siglo XIII hay varias reuniones de cortes, con el reinado de Jaime I, hay distintas
asambleas que denominamos ya cortes. Podemos hablar de cortes en sentido amplio a partir de las
reuniones que conocemos como Asambleas de Paz y Tregua, que se venían celebrando durante el siglo XI
y principalmente el XII, que reunían a la iglesia con la aristocracia laica y con el propio monarca. En 1164
una asamblea de Huesca incluye, por pirmera vez y a diferencia de las anteriores asambleas, a
representantes de los concejos, por tanto hay una representación del realengo a parte de la aristocracia y la
realeza y podemos hablar ya de Cortes. Las ya citadas eran reuniones poco reglamentadas para tratar
asuntos relevantes como una conquista, jurar al nuevo rey, pero no eran instituciones reglamentadas, como
las celebradas en el reinado de Jaime I, pero podemos hablar ya de cortes.

Todas las cortes anteriores eran reuniones poco reglamentadas: el rey convocaba a vasallos, iglesia,
aristócratas, élite de las principales ciudades… y acordaban paces, conquistas, expresaban empresas, etc.
Pero no estaba reglamentado. No había un ceremonial. No había un patrón común. Pero se conocen como
cortes, y es el origen del órgano que normalmente asociamos con esa palabra.

Estamos en pleno feudalismo y por lo tanto a pesar de lo que pueda parecer esta comunidad de
intereses articulada en torno a reuniones donde la base de las decisiones se tomara en base a una discusión,
a pesar de este tipo de manifestaciones los principios jurídicos que están en su base no tienen que ver con
la democracia, ni con la representatividad ni con el sentido de soberanía en un sentido amplio. El rey
convoca a sus vasallos o súbditos para solicitarles consilium, es decir, consejo, que está en la base de las
asambleas de paz y tregua, y también el auxilium, es decir, la ayuda, plasmadas siempre en términos de
ayuda militar, sea económica o en movilización de hombres. Los vasallos van a exigir que el rey los
convoque anualmente, porque allí podrán exigir cosas. El principio tiene que ver con el contrato feudal.

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Asambleas del reinado de Jaime I pueden ser el juramento del heredero pedo en 1228, bovaje para la
conquista de Valencia en 1236 o la compilación de los fueros en 1247.

La primera función de las cortes es fiscalizar, el rey pide, las cortes son el escenario en que las
tensiones se diluyen, son el otro campo de batalla, la coerción es un arma política fuera de los parlamentos,
las cortes están para que la sangre no se vierta en exceso, la segunda función por tanto es pacificar o al
menos intentarlo; y la tercera función es legislar, es decir, crear fueros y abolirlos. Si el rey accede a elevar
a fuero una reclamación, hablamos de un fuero, pero también los abole, es decir, los fueros emanan de la
autoridad del rey, pero no sólo de él, son el resultado de replicas, agravios y demandas a las que el monarca
finalmente accede o no, hay negociación. De las cortes no emanan únicamente fueros hay también un tipo
de ley diferente que son los actos de corte, un fuero con fecha de caducidad, es algo que se impone para un
período de tiempo determinado. Como por ejemplo elevar una tasa de peaje durante cuatro años. Se
negocia, y se aprueba o no.

En 1328 se celebran las primeras cortes de Alfonso IV, siendo el modelo aplicado en estas cortes el
que perdurará.

Hay dos tipos de Cortes. Las privativas y las generales. Las privativas son de cada estado; la corte
de Aragón, la de Cataluña, y la de Valencia (que incluye Mallorca). Y las Cortes generales incluye
representantes de todos los estados. Es incómodo, sobre todo para el rey, que tiene que enfrentarse a un
oponente más numeroso. Así que al rey le interesa de entrada convocar las cortes privativas más veces, y
las generales muy poco.

También hablamos de Parlamentos. Es una reunión en la que no están presentes todos los brazos,
generalmente el brazo real. Por ejemplo, el rey convoca a los concejos de las principales ciudades para
obtener dinero. No entran ni la nobleza ni la iglesia. Eso también es actividad parlamentaria, porque en la
expansión mediterránea durante muchos años en los Parlamentos se resolvieron las cuestiones que planteó.

Eso son los tipos de asambleas y reuniones. Ahora vamos a ver los principios que justifican la
presencia de los que están presentes en las cortes.

La articulación de los distintos órdenes en cortes tiene una fuerte simbología. Constituye una
alegoría del cuerpo humano. El rey es la cabeza del reino. Por lo tanto, es quien preside las cortes. Y quien
participa directamente son los brazos. Un orden, la nobleza, la aristocracia. El otro orden, la iglesia. Y el
último será realengo. En Aragón hay una rareza, se dan 4 brazos. La nobleza tiene 2. La alta nobleza, la de
ricoshombres, barones… y la baja nobleza, o media nobleza. Perteneciente al estamento militar, al mundo
de la caballería, son el brazo de la infanzonería.

La iglesia concurre en función de los cargos que ostentan dentro de la propia institución como son
obispos, abades y comendadores de las ordenes militares, representándose a si mismos y a sus señoríos, es
decir, actúan en representación de sí mismos y de sus vasallos, trasladando las propuestas de sus vasallos e
interesandose de las decisiones que afectarán directamente a los mismos. La alta nobleza es convocada por
linajes, y se representan así mismos y sus señoríos, como la iglesia. Con la media nobleza hay una
diferencia, algunos tienen señoríos pero no la mayoría. La cancillería real tiene unas listas con los nombres
de quienes deber ser convocados. La diferencia está en que esta media y baja nobleza aunque el rey
convoca a una parte de estas familias, pero a diferencia de todos los brazos estos tienen derecho a ir a
cortes, aunque no sean convocados, tienen derecho a ir y decir lo que les parezca. Las cortes eran un
espacio también de socialización por lo que iban también solo a figurar, o para ostentar su cargo y que se le
reconociera como noble. También hay personas dentro de este rango social con señoríos, aunque son
mucho más pequeños que los de la alta aristocracia y son únicamente la élite del grupo, que hablen por sus
vasallos, pero la mayoría no. Aunque el rey cuenta con una lista para convocar a un par de decenas de
caballeros, más o menos afines, todos los caballeros del reino tienen derecho a acudir, aunque no hayan
sido convocados. En el caso de las ciudades, universidades, villas, etc. el rey también convocaba, es decir,
que no podía ir el que quisiera, en lugares de realengo el rey convocaba a todas las ciudades y
comunidades y algunas villas, a las grandes ciudades y villas las convocaba personalmente dotándolas de

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un mayor prestigio. Lo que hacían los consejos es nombrar a personas que comparecieran en estas cortes
con una serie de pliegos con los que declaraban en función de sus vecinos, es decir, nombraba procuradores
para que hablaran en nombre del concejo y los vecinos.

Entre 1283 y 1328 tiene lugar la cristalización final de lo que son las cortes de Aragón. Hay que
distinguir entre las cortes privativas de Aragón valencia o Cataluña. Tenemos luego las cortes generales
que son extraordinarias pues no es cómodo materialmente, ni desde el punto de vista del poder real en la
que se reúne a todos. Y también tenemos los parlamentos donde no está presente la totalidad de los brazos
sino uno solo, generalmente el de las villas, de realengo, aunque no se aprueban leyes. Las primeras
expediciones militares se dirimieron aquí. En las cortes de Zaragoza de 1328 todo esto cristaliza. Son las
primeras en las que el rey convoca a los cuatro brazos, y de hecho se celebran, y de hecho conservamos
datos sobre ellas. Las convoca Alfonso IV. Fue necesario romper trozos de la muralla antigua para que
pasara semejante aluvión de gente. Cuando están todos presentes, el rey abre las Cortes con un saludo, un
discurso real (legitimación principalmente) y la solicitud principal. Lo que se necesita y para qué. Acto
seguido responden los allí presentes a través de un procurador, generalmente un miembro de la jerarquía
eclesiástica, a veces un infante. Y lo que exigen suele ser normalmente que se resuelvan los agravios
cometidos desde la última corte. Tras esto se da una respuesta a la demanda real, es decir, concesión del
servicio. Finalmente se procede a la promulgación de fueros y/o actos de corte. Al menos que sepamos y
sobre el papel solo acudían hombres, pero ello no quiere decir que algunas mujeres no puedieran trasladar
sus problemas y peticiones a las cortes, sobre todo aquellas que formaban parte de la aristocracia o la
iglesia. Sobre todo de la alta aristocracia, que solían enviar a procuradores y pedían que este defendiera sus
causas delante de la asamblea. El concepto que sirve para designar a los cuatro brazos es el de General del
reino, es el cuerpo político que representan los distintos brazos en unión, colectivamente. El General es así
el conjunto de los brazos del reino.

A raíz de las vísperas sicilianas tuvo lugar en Aragón un levantamiento aristocrático y nobiliario,
pero también urbano, cuya consecuencia jurídica más directa fue la creación del corpus jurídico general.
Jaime II a partir de este momento, de entre 1291 y 1301, empezó a promocionar y privilegiar, dotar con
feudos, puestos significativos, a un sector de la nobleza que no se había significado especialmente contra el
rey, no era vasallo de los grandes nobles que se habían levantado contra el rey, para dotarse de un cuerpo
de vasallos para respaldarse en una coyuntura difícil como esta. Por eso a partir de este momento se
extiende el nombre de mesnadero, un caballero que no debe vasallaje a otro señor mayor, sino al propio
rey. Dentro de esta dinámica debemos incluir este fenómeno ya que posteriormente en la segunda mitad de
su reinado comenzó a convocar por un lago a la alta nobleza y por el otro a la baja (no a los infanzones,
que podían acudir), a miembros de una media nobleza que poseían señoríos, formaban parte de la casa del
rey, ejercen funciones por delegación del poder real, etc. En definitiva personas afines al monarca. Estos
son la élite de la baja nobleza, esa élite que dominará el cuarto brazo y que puede reducirse a un número de
no más de treinta personas. Estos serán convocados personalmente y sólo sucede en el Reino de Aragón, lo
cual tiene que ver con los problemas surgidos tras la Primera Unión.

Destacamos las Cortes de Aragón de 1328 celebradas en Zaragoza para la coronación de Alfonso
IV. No todos los reyes se coronaban ni hacían este tipo de ceremonias. Pero este año se celebran las
primeras Cortes de este rey, y su coronación, evento tremendamente populoso como ya se ha explicado
previamente.

Analizábamos la actividad parlamentaria en la mitad de los siglos XIII-XIV, teniendo que colocarla
entre la idea que tenemos de un parlamento en la actualidad, y la realidad de esos siglos. Durante todo el
reinado de Jaime I el guion fijo y perfectamente institucionalizado de etas asambleas es un fenómeno que
cristaliza entre la primera crisis de la Unión y el inicio del reinado de Pedro IV. El General es el conjunto
del cuerpo político, en Aragón 4 brazos, en Cataluña y Valencia 3.

Las cortes por tanto sirven para legislar siempre en comunión entre el rey y los brazos que
constituyen el General del Reino, no hay cortes sin ambas partes. Tambien sirven para fiscalizar la
soberanía del rey y resolver los agravios. Primero convoca el rey en base al principio de consilium y exige
en base al principio feudal del auxilium, en hombres o dinero, este donativo que tiene que decidirse,

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cuantificarse y pensarse como recaudarlo, este donativo se fiscaliza, se traslada al conjunto de los vecinos
posteriormente para que sea satisfecho. Normalmente las cortes sirven para fiscalizar, siendo esta la
solicitud principal por la cual las cortes han sido convocadas. A continuación se resuelven los agravios,
todos los presentes tienen derecho a presentar agravios. Se responde a la demanda real, lo general es que la
respuesta sea positiva, aunque parezca que no. El rey siempre sale con un donativo económico. Y por
ultimo se promulgan los fueros, los actos de corte que son fueron con fecha de caducidad, y se abolen todas
aquellas leyes o fueros que por motivos precisos sean necesarias abolir.

Las decisiones tomadas en Cortes funcionan basados en un principio de unanimidad, es decir,


deben estar aprobadas por todos los brazos. Si todos los brazos no están de acuerdo en algo ese fuero, ese
donativo, no se acuerda. Este requisito tan estricto es más bien sobre el papel.. Realmente durante el
reinado de Pedro el Ceremonioso, los donativos se aprueban conjuntamente y a la hora de repartirlo Iglesia
y Aristocracia se ponen rápidamente de acuerdo mientras que las ciudades protestan, aunque deben ceder a
la presión de los otros brazos y del rey principalmente. Los brazos privilegiados ejercer una presión más o
menos eficaz para que esto se lleve a cabo. El donativo lo sufren especialmente el realengo, es decir, ni a la
alta nobleza ni a la iglesia le afecta tanto. A partir del 50 la nobleza y la iglesia no son capaces de eludirlo
totalmente y esto h ace que se fiscalice la soberanía regia, es decir, que pongan en uso nuevas practicas
para que esos impuestos recaigan sobre el realengo de nuevo. Las universidades llevan años pagando y se
resisten poco, al igual que al Iglesia que con pocos vasallos tampoco le supone mucho, pero la nobleza se
resiste, aunque al final concede los donativos. A partir de entonces la nobleza en conjunto con la iglesia fue
cargando sistemáticamente con mayor fiscalidad a las universidades, a partir de la presión a la que podían
someterlas, para que recayera de nuevo la fiscalidad sobre el realengo. Esto es la fiscalización de la
soberanía real. Tras esto se crea el impuesto de las Generalidades, que pone una tasa a todo lo que entra o
sale de la corona y que es ineludible.

EL INICIO DE LA EXPANSIÓN MEDITERRÁNEA.

Un problema que va a ser fundamental en la Corona de Aragón es que es un estado feudal


compuesto por distintos territorios, que tienen a su vez esa configuración, esa identidad institucional,
orgánica, propia. Eso hace que no se pueda entender la historia de ninguno de esos territorios sin tener en
cuenta que forma parte de uno mayor. A partir del XIII-XIV La proyección internacional de la Corona de
Aragón vive cambios. Mirar hacia el Mediterráneo no era una alteración radical, considerando sus tomas
de Mallorca, Valencia o la propia Cataluña.

A partir de finales del siglo XIII la Corona se vuelca dinásticamente en primer lugar, pero también
desde sus clases dirigentes (aristocracia y élites urbanas), en esa civilización que no es enemiga
secularmente (ISLAM), sino que ese proceso de colonización se dirige a estados cristianos y de origen
histórico similar al propio Aragón. La configuración mediterránea de la Corona de Aragón se interpreta de
forma a veces no veraz. La corona en cuanto a agregación de estados feudales configurados bajo una
soberanía común, y que de diversas maneras están intrincados socialmente, económicamente… empieza en
Aragón, sigue en Cataluña, y acaba en Mallorca y Valencia. Los territorios conquistados en esos procesos
de feudalización pleno medievales. Se construyen a costa del Islam, una civilización que es legítimo
desmantelar y repartir. Y estos reinos serán los que conformarán la propia Corona de Aragón, el resto de
conquistas posteriores no serán territorios de la Corona, sino territorios sometidos a ella o bajo la soberanía
del rey de la Corona de Aragón.

Lo que ocurre a partir de la conquista de Sicilia en 1282 es muy diferente. Los territorios que van a
ser incorporados, no a la Corona, sino a la soberanía del monarca de la Corona de Aragón, forman parte de
la cristiandad. Así que las reglas son distintas. No se puede desmantelar el reino de Sicilia y repartirlo,
como se hiciera con el de Valencia. Tampoco se puede con Cerdeña, posteriormente, o con Nápoles en el
XV. Estos territorios están sometidos a una autoridad que en esta época es tremendamente importante: el
Papado.

El resultado no es comparable a lo anterior. Es la incorporación de nuevos Estados bajo las


soberanías del monarca. En estos nuevos territorios se procede también a la disposición y entrega de tierras

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e instancias a vasallos del rey, pero nunca de forma sistemática ni total, ya que los anteriores propietarios
de esas tierras seguirán estando allí. Las propias élites locales pactan, claudican, entran en la órbita de los
reyes de la Corona o de uno de sus súbditos, no se produce una derrota total, sino que se pactan unas
condiciones según las cuales pasar a la soberanía del rey aragonés. Todo seguirá siendo igual en los
territorios conquistados, salvo que la máxima autoridad será ese rey de Aragón. Si nos fijamos, durante el
interregno (Compromiso de Caspe) las únicas zonas que vivieron un proceso de investigación e
intervinieron en la toma de decisión fueron las peninsulares. Los territorios conquistados en el
Mediterráneo nada tenían que ver con un proceso así. Son Estados sobre los que los reyes tienen esa
potestad, y hay una instalación de ciertos individuos y linajes, pero no es lo mismo que en el caso de la
conquista sobre el Islam. Es una realidad distinta en la cual no se sustiyuye o reparte toda la zona
conquistada.

Este proceso aunque no tendrá lugar en la península, sí tendrá importantes efectos y consecuencias
en las instituciones peninsulares. A raíz de la fallida integración de Sicilia en la Corona se llevará a cabo el
intento con Cerdeña. Desde el combate por la soberanía de ésta última los reyes aragoneses se harán
intitular soberanos de Cerdeña, y lo único que haga peligrar esa posición serán las revueltas sardas. “Furat
chie venit dae su mare” es lengua sarda, la hablada en Cerdeña. Un refrán antiguo, de probable origen
medieval, “roba quien viene del mar”. Es un dicho que sobre todo la gente mayor recuerda. Cerdeña había
pasado por la órbita de poder de distintas potencias, y desde el siglo XIV hasta el Tratado de Utrecht
quedaría bajo el dominio aragonés. Pero siempre ha quedado esa impronta de que aquellos que venían de
fuera llegaban para robar. Sergio Toñeti, historiador florentino, llamaría la atención sobre eso en un
manual, contraponiendo Sicilia, con una trayectoria similar a la de Cerdeña, no posee ese poso, esa
animadversión a lo que viene de fuera.

Otra cuestión. Desde el punto de vista historiográfico tenemos que centrarnos en a qué responde
este proceso de colonización, y en qué manera influye a las relaciones externas entre cada uno de los
Estados de Aragón. Ha habido una línea de autores que defendían que el esfuerzo colonial se debió
exclusivamente a las ciudades costeras catalanas, a la institución condal, y que el Reino de Aragón no tuvo
ningún interés en dicha expansión por el Mediterráneo. Sin embargo, tendencias más cercanas han
permitido ver que esa interpretación era sesgada. Manuel Sánchez ha dedicado gran parte de su carrera al
estudio de la financiación de la monarquía, y en particular a la fiscalidad extraordinaria. La Corona de
Aragón está sistemáticamente en guerra en el Mediterráneo desde la conquista de Sicilia hasta la guerra
con Castilla en el XIV. En un trabajo de 1995, dedicado a analizar la financiación de la conquista de
Cerdeña en 1323, es decir, las cifras de contribución fiscal extraordinaria por los vasallos de Jaime II,
constató no sólo lo que ya sabíamos, que el realengo catalán puso mucho dinero, sino sobre todo que
Valencia puso bastante, y que el Reino de Aragón en todas sus entidades sujetas a pago aportaron
conjuntamente una cantidad que incluso el rey dijo que fue superior a la puesta por Cataluña. Si intentamos
ver esto desde el prisma de la iniciativa de las ciudades costeras catalanas inmersas en un proceso de
colonización con fines comerciales, resulta incomprensible. No tenían la necesidad de involucrarse tanto
los otros territorios para algo que fuera objetivo de las élites catalanas urbanas.

Desde la historiografía sarda es todavía más elocuente. Algunos autores, como Francesco Loddo
Canepa, y Antonio Eras, profesores que escribieron en torno a los años 50, se dieron cuenta de algo que
luego su historiografía corroboraría y desarrollaría. Y es sobre las consecuencias de esa colonización. Si
toda la conquista respondiera a motivos comerciales, se debería haber vivido una reanimación económica.
Un siglo antes de la llegada de la Corona, cuando Cerdeña tenía control pisano, Pisa exportaba cereal desde
la isla, también coral, material desde sus minas de sal… lo lógico ante una expansión comercial es que se
hubieran puesto en marcha métodos de explotación de los recursos, sin embargo nada de eso pasó.
Encontramos en su lugar un proceso de feudalización intensa. Lo que se estaba arraigando, lo que se estaba
intentando, era implantar los feudos. No se buscó una reactivación económica, sino el llevar el sistema
feudal aragonés a esos nuevos territorios.

El recuento sistemático de la movilización de combatientes en estas campañas es también


elocuente. La aristocracia catalana se implica, pero la valenciana y la aragonesa se implican también en lo
que podríamos llamar una conexión, una afinidad con la monarquía, sorprendente. Por centenares. Y eso

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teniendo en cuenta una cuestión. Una de las cosas que más reclamó la aristocracia después de las Vísperas
Sicilianas había sido que el rey no pudiera exigir el auxiliuum a sus vasallos cuando se tratara de una
expansión ofensiva y sobre todo cuando hubiera que “pasar mar”. Se estaba refiriendo a esta situación.
Querían que no tuviera que ver con sus obligaciones. Y una buena parte de la historiografía ha entendido
esa norma como una especie de desvinculación de la aristocracia aragonesa de las expediciones ultramar.
Pero si se comprueba por nombres y apellidos qué linajes y personas se involucran en esta empresa, se ve
que algo no cuadra. La interpretación del privilegio. Se usó para que en el momento en que haya que
movilizarse para combatir en el escenario mediterráneo, no se haga por obligación y servicio, sino como
una prestación dada como hombres libres. Es decir, no como obligación, sino como respuesta a que les
ofrecieran algo. Y ese será el mecanismo usado durante la expansión mediterránea. Al final, participaron
normalmente como en cualquier otra campaña en la península, con la diferencia de que se exigía un pago
por participar, ya que como hemos observado anteriormente, en este escenario mediterráneo no se puede
proceder a un total desalojo y repartimente de las conquistas, con lo cual tan sólo una pequeña parte de la
aristocracia que participa veía una recompensa en tierras u honores en esos territorios, lo que impulsó a que
se exigieran pagos por participar, a modo de asegurarse una recompensa aunque no fuera en nuevas
heredades. En resumen por participar recibían dinero, o prebendas en forma de oficios, cargos, progresión
política, no en el destino tomado, sino en su propio lugar de origen. Y eso explica la promoción y la
involucración de la mayor parte de la aristocracia en estas empresas. No reciben premios en el destino,
pues tampoco hay mucho que repartir; se les ofrecen otros galardones relacionados con su lugar de origen.

Las aportaciones de parte de la historiografía sarda, de la historiografía catalana, de este aspecto de


la aristocracia… cambian bastante esa visión original, de implicación única de la costa catalana, que a día
de hoy todavía se encuentra presente en la divulgación. No se puede entender este proceso de conquista y
colonización si no se observa desde la óptica del conjunto de la Corona. Claro que hubo catalanes que
pagaron, y que marcharon allí, y comerciantes que llegaron a instalar compañías en esas tierras. Pero hay
que abrir el prisma. No fue una “empresa catalana”. Afectó a todo el territorio de la Corona. Las razones
para movilizar a sus vasallos hacia este objetivo en este contexto, primero en Sicilia y luego en Cerdeña,
son fundamentalmente dinásticas, tratandose así de una empresa no de la aristocracia de ninguno de los
reinos de la Corona, sino de una empresa de la propia monarquía.

La isla siciliana había estado vinculada al imperio desde finales del siglo XII. Durante el reinado
de Jaime I, el infante Pedro, el futuro Pedro III el Grande, en el 1262, con el objetivo de una alianza
política, el infante contrajo matrimonio con Constanza de Hohenstaufen, hija de Manfredo, rey de Sicilia,
vasallo de esta dinastía. En esta zona se habían desplegado algunas grandes potencias, destacando el
siempre presente Papado y la monarquía francesa. En 1265 el Papa y Luis IX, rey francés, declararon la
guerra al reino de Sicilia. Al año siguiente los Anjou la conquistaron. Pero por influencia del Papado en
lugar de integrarla en el reino francés, crearon un estado satélite. Así, quedaba gobernando allí Carlos de
Anjou, hermano del rey. Y la alianza que había quedado dibujada con el matrimonio de Pedro quedó en
nada al salir Sicilia del ámbito de dominio del imperio e integrarse bajo el ámbito francés.

Unos años más tarde, durante una revuelta sobre la que se ha escrito mucho, un levantamiento
contra la monarquía siciliana impuesta por el monarca francés, parte de los rebeldes buscaron como aliado
al por entonces ya rey de Aragón, Pedro III. El matrimonio de la antigua heredera y legitima heredera,
desde su punto de vista, les sirvió a los rebeldes para llamarles. Ese es el argumento historiográfico al
menos usado en la época. Pedro movilizó a parte de sus vasallos y marchó a conquistar Sicilia. En 1282 se
puso en el trono de la isla al soberano de Aragón, eliminó al gobernante francés, y sentó la base para todo
lo que vendría después. Este suceso histórico ha sido conocido como el episodio de Las Vísperas
Sicilianas, una revuelta especialmente violenta. El oponente del monarca aragonés eran los Anjou, y
estaban respaldados por el Papado, el cual excomulgó a Pedro y declaró que cualquier vasallo que tomara
la Corona de Aragón se la quedaría. Así que el monarca francés reaccionó con la guerra. Se dieron una
serie de intervenciones hacia Navarra porque Navarra estaba en esos momentos en la órbita francesa.

En cualquier caso ya hemos visto que, por el carácter cristiano de la isla, no se podía repetir el
modelo usado contra los musulmanes. El Papado había impulsado la creación de “estados satélites”. Sicilia
estará entre los dominios de Pedro hasta su muerte, entre 1282 y 1285. Pero a éste le sucederá Alfonso III,

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mientras que la isla, al no poder ser incorporada a los territorios de la Corona, recaerá en manos de otro
hijo: Jaime. Nuestro posteriormente Jaime II. Alfonso III gobernará sobre la Corona entre 1285 hasta su
prematuro fallecimiento en 1291. Mientras tanto, Sicilia era gobernada por Jaime. Y cuando muere su
hermano, y es coronado Jaime II, rey de la Corona de Aragón, se resistirá a renunciar a su soberanía sobre
Sicilia. Se resistirá a ello hasta 1302, con la firma del Tratado de Castelbellota. Con éste, se acordaba que
el dominio de la isla siciliana quedaba en manos del hermano menor del monarca, Federico, convirtiéndose
por fin en un estado satélite con continuidad, lo cual seguirá hasta bien entrada la época moderna.

Mientras todo esto pasaba en Sicilia, en el ámbito de Cerdeña se produce en estos años también su
incorporación a la soberanía del rey de Aragón. Entra en el momento en que Jaime II se convierte en rey de
los estados patrimoniales y además de Sicilia. Es decir, es entorno a este final del siglo XIII cuando ambos
territorios vuelven a quedar en las mismas manos. Algo que al Papa no le agradaba, ya que se creaba una
fuerte potencia mediterránea sin rival. Lo de Cerdeña se resuelve entre 1295 y 1297. Jaime II se
comprometía ante Bonifacio VIII a renunciar a Sicilia, pero si éste le daba algo a cambio. Bonifacio VIII
decide ceder y darle otro reino. Si Jaime renunciaba a Sicilia en beneficio de su hermano pequeño, le
entregaba el reino de Córcega y Cerdeña, entre otras resoluciones, en el Tratado de Anagni de 1295. Jaime
II reconoce vasallaje al Papa a cambio de ese reino, cuya enfeudación recibe dos años después, en 1297.

Pero se da el problema de que Córcega y Cerdeña no eran una unidad política. Ni siquiera Cerdeña
lo era. Se trataba de una isla con distintas entidades soberanas; no era ni un reino. El Papa se inventa un
reino, lo crea, y legitima a Jaime II para que cuando tenga las capacidades políticas y económicas de
tomarlo y configurarlo como tal, lo haga. Y en la época, con eso bastaba. En el caso de Córcega ese “reino”
no será nunca más que una entelequia, al menos en lo que a dominios de la Corona se refiere. Vemos por
tanto que a pesar de que el rey se intitula también rey de Córcega y Cerdeña, su dominio sobre estos
territorios no se dará hasta más adelante, así como su colonización. Veintiséis años después, en 1323, será
cuando se ponga en marcha realmente el proceso de conquista y colonización de Cerdeña. Aunque la
legitimidad ya viniera de dos décadas y pico antes. Pero hubo que esperar porque el rey estaba ocupado
con otras empresas; configurar la frontera septentrional en la zona de Murcia, tensiones con Castilla, y en
1309 hay una campaña muy importante a nivel económico en Almería. Y entre 1309 y 1321, cuando se
pongan en marcha los recursos para poder iniciar la colonización de Cerdeña, se empiezan a experimentar
los primeros síntomas de las crisis de subsistencia que luego se acentuarán en el XIV. Así que este proyecto
colonizador no se pondrá en marcha hasta el 21-23.

Breve pincelada a la situación en Cerdeña previa de los reyes. Córcega ya no vuelve a aparecer
más que en la intitulación de los monarcas. Cerdeña había tenido una fuerte presencia e influencia
bizantina, y su forma de organización original eran los judicatos. Un organigrama político que había
permanecido en la isla. Eran cuatro; Gallura, Logudoro, Arborea y Calari. Llevaban organizados desde la
Alta Edad Media, pero el único que estaba configurado como tal durante la colonización era Arborea. Los
jefes arboreos serán los mayores oponentes durante este proceso, y luego serán los más importantes
vasallos en la isla. El resto de territorios habían quedado como dominios sujetos a la autoridad de los jefes
de Arborea, o a la de dos repúblicas italianas: Pisa, que funcionaba como Estado soberano y controlaba el
sur (Calari) y casi toda la Gallura, y Génova. Esta colonización sí había tenido objetivos comerciales;
Cerdeña estaba exportando grano a Italia. Un tercio de todas las rentas que recibía el comune de Pisa
pertenecían a las aduanas de Cagliari, capital de la isla.

Como ya hemos dicho, este objetivo de conquista y colonización mediterránea era un objetivo de
la monarquía y por ello deberá dar un beneficio en cifras a la aristocracia participante, la cual no tendrá
problemas en participar siempre que se esta participación se vea reflejada en un beneficio económico para
ellos.

La financiación de la primera campaña, la de conqusita, se llevó a cabo sobre todo de dos vías. La
primera vía fue la de la venta del propio patrimonio real, es decir, la jurisdicción sobre ciertas villas, los
derechos que hasta entonces cobraba el rey directamente. Eran rentas que las poblaciones de realengo
pagan al monarca a cambio de peajes, lezdas, etc. Estos derechos se agrupan en lotes y se ponen a la venta
para recibir financiación para esta campaña. Con esta vía vemos que el patrimonio del rey en territorio

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catalán se redujo en 2/3, a su vez en Valencia también se vendió mucho patrimonio real. Esto implica un
aumento de los señoríos en esos territorios. En el caso de Aragón el rey no recurrió tanto a esta medida.

Una segunda vía de financiación fue la conseguida mediante la fiscalidad extraordinaria. Por esta
vía el rey negocia con las ciudades, villas y comunidades de aldea unos pagos para financiar sus empresas.
Recurre a todos los territorios de la Corona e incluso a Sicilia. El rey también recurre a la Iglesia y a las
aljamas judías, pero son esas villas y concejos quienes más van a aportar. En esta dinámica de negociación
las villas lograron, a cambio de su participación y su financiación, exenciones en las tasas de comercio,
lezdas, aduanas, etc. En todos los territorios conquistados durante la campaña. De todas las ciudades que
conocemos su aportación, entre ellas Valencia, Barcelona, Tortosa, Lérida, etc., a todas ellas les fueron
entregadas exenciones fiscales en esos nuevos territorios. Es decir, cuando sus barcos pasaran por esos
puertos no pagarían las tasas. Esto, a pesar de ser un gran incentivo, no explica el interés de todas las
ciudades y villas por participar de la empresa, como mucho explicaría la participación de las regiones
costeras. La otra gran baza que usaría el rey, y la principal según algunos autores, fue la posibilidad de
recibir por delegación real la legitimidad de decidir cómo recaudar algunos donativos y para gestionarlos
por ellos mismos. Es decir, se les da la autoridad a los concejos y autoridades locales para elegir cómo se
ha de recaudar todo lo que necesitan para satisfacer ese impuesto extraordinario al rey, dandoles así la
potestad para crear nuevos impuestos indirectos. Uno de los principales impuestos que se usan para ello
son las sisas de alcance municipal, algo que hasta entonces sólo se había hecho en Barcelona, que se basa
en la intervención sobre el mercado. Esto es un gran objetivo y recompensa para los municipios. Las
ciudades del sur valenciano llegarían a recaudar estos impuestos durante 20 años. Estas sisas generaron un
gran malestar en el resto de la aristocracia, dando lugar a múltiples quejas, llegando estas a tal punto que en
las Cortes se anularon y prohibieron el uso de las sisas, algo que fue incumplido, dando lugar a más quejas.
Esta situación siguió durante por lo menos 1 siglo, con el mismo vaivén de quejas, prohibiciones e
incumplimiento de las mismas.

A las autoridades locales lo que interesaba era que el rey estaba presionando, y si la situación
economía lo permitía, iban a decirle que sí. Era el monarca, negarse podía tener efectos nefastos. Pero iban
a intentar conseguir algo a cambio. En Aragón este proceso está peor documentado que en Cataluña o
Valencia, pero lo que sabemos por situaciones paralelas es que lo que interesaba era conseguir autorización
del rey para actuar de esta manera. La lógica de la negociación continuará en otras cuestiones y en años
consecuentes, aunque ya organizada mediante Cortes, parlamentos, etc.

Finalmente la financiación por esta segunda vía quedaría asi: CATALUÑA (35,4%, 1 240 827, de
los cuales 732 333 los aportarían las villas y ciudades y comunidades) ARAGÓN (31,7%, de los cuales 725
862 las aportarían las villas y comunidades y ciudades) VALENCIA (22%, 771.000, de los cuales casi 500
000 las ciudades y villas y comunidades). Como vemos la mayor parte de la financiación venía de las
ciudades, villas y comunidades de aldea, con lo cual es lógico que buscaran un beneficio cuantioso para su
participación, que como ya hemos visto se iba a dar igualmente, debido a la presión de los otros estamentos
y a la propia autoridad del rey.

Estábamos cronológicamente en la fase de esplendor, coincide con una intensa actividad deplomatica,
sobre todo con jaime ii, con un cambio geopolítico hacia el mediterráneo, interviniendo mas alla de los
espacios musulamnes. El papel d elos estados ya cristianos que se incorporan a partir de finales del s.XIII
tienen una coniguracion distinta a los que se fuedan tras la conquista sobre el islam. Vimos las razones
dinatsicas quepermiten salir al amonarquia almediterraneo. Estas se articulan sobre todo en torno al reino
de sicilia y en torno a los derechos de conquista que bonifacio que crea y entrega a jaime iisobre corcega y
cedeña dejando sicilia fuera de su soberanía. Tambien debemos destacar que se lleva a acabo el proceso de
consquista y colonizacion de cerdeña, destacando para nosotros no la conquista, sino las consecuencias,
que se prologan casi un siglo y que absorbe gran cantidad de recursoso, fruto dela negociacion entre el rey
y sus subditos y villas de realengo. Interesa mas bien no tanto lo que ocurre en cerdeña, sinoel como se
artyicula undrenaje derecursos, porparte de losreinos, cambiando muchas cosas a nivel politico
yestructural.
Esta dinámica de negociación de captación de recursos se articulaba a través de la captación de renta que
funciona muy mal, pues los poderes de la isla, liderados por el judicato dearborea, provoca que el rey sea

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incapaz de establecer población. Desde la monarquía seva ad renar permanentemente recursoso para
dominar la isla. A partir de 1323 hasta 3 ocasiones selevanten armadas caras para someter a rebeldes 1354,
1368, 1371. ¿Por qué? Porque la conquista se demuestra fallida tras varias decadas,
El rey solicita recursos extraordinarios por las villas y ciudades de toda la corona, algo relevante, porque
vemos la implicación de las villas y ciudades de toda la corona, algo que es muy reciente en la
historiografía. Todo el realengo respaldaba las campañas del rey. Por un lado, el rey obtiene recursos, pero
las villas y ciudades obtienen herramientas para gestiónalos e intervenir sobre el mercado, imponiendo
tasas sobre el mercado internacional y aumentar el precio de algunos productos. Donde las oligarquias
sobre todo catalanas, tenian interes en el comercio de las telas, esta expansiondesperto un interes relevante
en apoyar a las campañas.l

La financiación de la primera campaña estuvo repartida entre los estados de la corona, incluyendo a Sicilia
y mallorca. Hablamos de cantidades obtenidas sobre l realengo, es decir, villas y ciudades ycomuniades de
aldeas bajo dominio real y de la iglesia, pues sus señorios son mas receptivos que la aristocracia laica.
La financiación de la segunda campaña. Como en el otrocaso las fuentes que conservamos registran la
totalidad de los recursos obtobteni por el rey, en este caso, quietando cataluña, elr esto son fragmenteos de
estas contribuciones, no sabemos cuántas nos faltan en relacion altotal. Los% no son comparables a los
otros. En el caso de aragon falta por ejemplo el importae que debian pagar teruel y sus comunidades de
aldea.
La financiacion dela tercera campaña. Debemos tener en cuenta lo queocurre entrela segunda y tercera. El
rey pedia dinero a las villas y estas negocian ganar autonomia politica, pero por el otro lado, la implicacion
dela aristocracia feudal se trata de exigir porpartedel rey, pero la aristocracia queria implicarse en las
campañas ultramar pero no por exigencia, sino negociando con el rey, no consienten exigir recursos a la
nobleza, quieren condiciones de igualdad. Por ello en las campañas primera y segunda no hay financiacion
aristoratica.
A nivel estructural y solo en la aristocracia aragonesa, la participacion de la alta nobleza con señorios
propios, en 1323 documentas 20 de 31 de los linajes que participan, mientras que en 1354 documentamos
14 de 31. De la baja por otro lado, de 225 linajes doocumentaos 118 para la de 1323, y 73 en la de 1354.
Est implica que las ariticracia si se implicaria pero de manera menor.
La nobleza a cambio obtiene tres tipos de galardones, premio que el rey distribuye, ademas de la soldadas,
los botines y rescates:
-feudos o beneficios en destinos, en sicilia primero y en cerdeña. Solo una pequeña parte de la
aristocracia feudal se implica queriendo recibir posesiones en la zona. Sobre todo se establcene nobles
catalanes y ciudanos de barcelona, pero son minoria. Tambien linajes aragoneses, como por ejemplo una
rama de los alagon desde 1282 mas o menos, linajesmedios como los pomar (algo de epila). Ahora bien
esto era minoritario.
-reparte dinero, los donos de vez, partidas economicas, no es un sueldo. Si hay liquidez entrega
dinero graciosamente. No eran muy predominantes.
-oportunidades de promocion social y politica. El rey no tendra tanta liquidez ssiempr parahacer
donoso interes delos nobles en instalarse tan lejos, pero si que tiene la capacidad de conceder cargos,
oficios de la casa del rey, etc.; algoque trai gra presentigio, es algo palpable. De este tipo de galardones
tenemos mas testimonios y eran muy perseguidos por los bobles, ya que tras la camapña de 1354 seeleboo
un largo listado de personas que recibieron esto. Ahora bien habia cargos ya ocupados, lo que creaba
conflictos, por ello los reyes disponain de cargos que no dependian desu nombramiento.
Entre1354 y 1368 las cortes que se venian celebrando de amenra mas regular desde el reinado de alfosno
IV, consiguen monopolizarla gestion economica de todos los servicios y donativos extraordinarios que
otorgan al rey. Antes el rey solicitaba dinera ala s universisdaddes y ciudades para negociar con la nbleza,
pero ahora las cortes nombraban suspropios gestores, es decir, antes se daba al rey el dinero para lo que lo
pedia, pero ahora eran los barzos los que daban el dinero a quien el rey pedia, se aseguraban de que el
dinero fuera al fin ultimo que se pedia. 1363 las crotes de monzon serian en las que seproduciria esta
inflexion.
En lo que respecta a la politica exterior mediterranea eranecsario quetodos los brazos aporten dinero, ahora
se obliga a pagar a todos, aristocracia incluida. Cambio fundamental, pues lacreacion del a diputacion de
general y el control de los brazos sobre la financiacion del rey suponia un cambio relevante. Entre el 71 y
lkis 80s particiapn todos los territorios, la aristocracia se implica bastante pero sobre todo

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cuantitativamente cataluña aporta mas.
Esta dinamica a finales del s.XIV es en sintesis donde encontramos aquello quela historiografia hasta
fechas recientes no habia discernido. En la segunda mitad del siglo xiv siempre hacen alusion a tres
aspectos por que no dejas de ahaballaaaaaaaa:
La expansion mediterranea viene respaldada por la monarquia donde confluye la aristocracia. La fialidad
no son los territorios concretos, sino tener legitimidad para avanzar, interesa combatir para medrar.
La implicación de toda la corona a escala global
Mas allá de la división territorial hay sintonía entre las aristocracias de todos los reinos, pues son vasallos
del mismo rey. Su lógica responde a la lógica feudo-vasallática.

DIPUTACION
El origen de la Diputación del General que nace con un objetivo estrictamente económico, pero no
desde el punto de vista del comercio o la producción, es un instrumento d recaudación fiscal, sobre todo
extraordinaria, la que no es de la renta ordinaria.

Diputación del general, entendido como conjunto de los grupos que actúan en cortes, pero sin el
rey, vamos las ramas. Su origen se inscribe en 3 procesos:

-El proceso de desarrollo de una actividad parlamentaria desde inicios del s.XIV. las sucesivas
diputaciones que se crean son nombradas por las cortes, y su creación se inscribe ene l proceso de
adquisición de poder de cada brazo en el sistema parlamentario. Los diputados que son actores nombrados
por las cortes en una representación paritaria. Actuaran en nombre de los brazos más allá del periodo de
convocatoria de las cortes. De hecho, cuando los brazos fuerzan a Pedro III a aportar el privilegio general,
se convocarán y concurren las cortes convocando a los brazos. Con la conquista de Cerdeña en 1323, las
ocasiones dadas por la monarquía para celebrar esos parlamentos y cortes van adquiriendo mayor
importancia politica. Los brazos van ganado autoridad para exigir cosas.

-La escalada fiscal que se da en el s.XIII-XIV. Es decir, a la continuidad de las demandas de la


monarquía para conseguir liquidez que no le dan sus rentas ordinarias y que no le dan para nutrir las
campañas en el mediterráneo y las rebeliones a sofocar en Cerdeña.

-La progresión que en términos de autoridad politica desarrollan las clases urbanas que no son
aristocracia de sangre, hay gente popular entre ellos que trabajan con sus manos, pero son los agentes de
este cambio institucional como mercaderes banqueros notarios, etc. Son gente de extracción social distintos
a la aristocracia social. Tenían intereses desde el origen de enriquecimiento personal, e incluso disponer de
un señorío, pero buscaban más las fuentes de riqueza por producción y comercio. Mucho de ellos
comerciaban de importación desde el interior de la península. Estos grupos sociales van ganando mayor
autoridad.
El momento en el que se dio la oportunidad para que el general se impusiese sobre el rey fue una guerra,
un conflicto externo, siendo el más relevante y sangriento que implico ad os estados feudales, la guerra de
los pedros (1356-1369) ya que se solapa con la guerra civil castellana, aunque no interesa del 1356-1366.
La corona de Aragón no deja de proyectarse hacia afuera. Fundamentalmente la actividad militar se orienta
hacia el mediterráneo, por lo que entre el fin de valencia y 1356 la corona no se preocupó por el contexto
peninsular, sino que gasto un pastizal en campañas por el mediterráneo. Cuando se declara la guerra con
castilla en 1356 desde el primer momento el objetivo es defender la corona de Aragón original, en toda la
frontera terrestre y marítima con castilla ya que Barcelona seria atacada por los genoveses aliados de los
castellanos. Esto implicaba invertir en armada y fortificaciones en la frontera y en armar un ejército contra
el de Pedro I de Castilla. ¿Como afronta Pedro IV esto? Igual que en las guerras mediterráneas,
convocando a los vasallos para la negociación, y aunque inicialmente se hacían reuniones particulares con
cada reino para facilitará la negociación, no había tiempo pues castilla podía triplicar en población y
recursos a Aragón. Empieza estado por estado, llendo de cortes en cortes. Se dan 4 asambleas en este
periodo: 1357 Cariñena, 1360 Zaragoza, 1362-63 cortes generales de Monzón, 1364 cortes de Zaragoza/
1436 cortes de Alcañiz

En 1357 Pedro IV convoca a los vasallos en Cariñena y les pide financiación para defender el

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reino, siendo la clave o la novedad en este contexto es que las cortes entregaran un donativo al rey, pero
desde ahora el brazo de las universidades serían los 4 brazos los que aportasen financiación, en lugar de
que la aristocracia se librase. Esto se debe a que la guerra es defensiva, combatimos para defendernos
todos, igual que cuando se construían fortificaciones en las ciudades se exigía por parte de las oligarquías
la colaboración de todos. En1357 se aprueba este criterio y en 1360 se renueva este mismo servicio en las
cortes de Zaragoza, se cambian un par de cosas, pero el principio es el mismo. De hecho, entre las de
Cariñena y las de Zaragoza se decide entregar una gran cantidad al rey pagada por los 4 brazos e iba a ser
supervisada por una comisión de los 4 brazos del reino que sería el germen de la Diputación del General.
Estas cortes tendrán sus homologas en Valencia y Cataluña copiando el contenido de las aragonesas en
1358-1359. Con las cortes de 1360 de Zaragoza tendrá su homólogo en Valencia y las de Cataluña seguían
en vigor. El motivo del interés de vigilar como se usaba el dinero era que se usase para armar a soldados
aragoneses, que no se usase para financiar a otros. El rey se vio obligado a pactar con Enrique de
Trastámara un castellano exiliado.

En 1361 hay paz con voluntad de eternidad entre Castilla y Aragón, pero las intenciones castellanas
no eran estas y en 1362 pedo i encabeza una gran ofensiva sobre valencia. Desde 1362 se invade y
conquista sistemáticamente, pero a finales de verano Calatayud cae. Se había suprimido el sistema
defensivo ante la paz. El rey necesitaba de nuevo efectivo para fortificar y levantar un ejército, por lo que
convoca las cortes generales de Monzón entre 1362-1363 negociando un donativo conjunto entre todos los
estados, mientras caían poblaciones en Aragón y valencia. Una vez se aprueba el donativo, Teruel cayo en
mayor del63, Tarazona, Borja y Magallón. Los castellanos llegaron a Alagón, la última línea de
fortificaciones antes de Zaragoza. En este contexto se renovaron las condiciones previas: gestión previa,
pagan todos, etc. Se añade otra cosa, a partir de ahora las diputaciones tendrían la capacidad de recaudar y
manejar los impuestos indirectos, los impuestos sobre el comercio (sisas, IVA etc.) y los impuestos de
tránsito. La diputación que se crea en el 63 se aplicará en toda la corona, por lo que aplicara sus
competencias sobre las aduanas de la corona. Se gravaban las exportaciones, se impone un 10% sobre los
productos propios textiles, 15% propios navales, 20% trigo y ganado, y además se impone la prohibición
de importar textiles, entre otros. El brazo de las universidades catalanas pues al prohibir el comercio de
textiles exterior, la corona era el cliente potencial.

En Zaragoza en el 64 los representantes de Aragón deciden traspasar ese principio a Aragón, es


decir, que los que se aplicaba a las aduanas de la corona en general se aplicase en las fronteras de Aragón
con el resto de reinos. Esta idea se aplicará con el tiempo en cada reino.
Como la guerra no termina se siguen convocando cortes, y las diputaciones eventuales se van sucediendo,
no era una institución fija, pero se convertirán en diputaciones fijas con el tiempo, ya que se van
sucediendo constantemente. Se solaparán también por motivos económicos. La diputación se convierte en
una institución independiente de las cortes de Alcañiz de 1436.
Falta algo

Cuando la diputación se compromete con el rey apagar un servicio se recurre a diversos ingresos y
fuentes de recursos, pero los necesita al momento. Por ello la diputación busca capitalistas, prestamistas
que adelantan dinero y que luego da lugar a esa deuda a largo plazo. El rey no interviene, el genera la
necesidad

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El endeudamiento censal es la forma con la que se reviste la deuda a largo plazo en la corona de
Aragón. Tiene forma de crédito, pero el principio sobre el que se sustenta no es fundamentalmente
capitalista. El censal consiste en que la diputación necesita una cantidad de dinero. Un acreedor que le de
1000 libras, a cambio la diputación se compromete a pagarle interés, llamaban censo, en el caso de la
diputación es un 10%, es decir, 100 libras anualmente hasta el momento en el que se restituya toda la
deuda. Cuando en 1376 Aragón empieza a vender censales, la diputación de Cataluña llevaba tiempo

haciéndolo.

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