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LA PSICOLOGIA SOCIAL
LOS PRECURSORES
Los comienzos de la Psicología Social se remontan a fines del siglo XIX, en Francia, con los
trabajos de Gabriel Tarde (Francia, 1843-1904, Las leyes de la imitación, 1890 y Estudios
de Psicología Social, 1898).
Gabriel Tarde fue reconocido tardíamente como un precursor de la Psicología Social,
asociado a la figura de Emile Durkheim, con quien polemizó acerca de la influencia fundante
del ser humano:lo individual vs. lo social.
Así como Durkheim afirmaba que lo social, las normas sociales son exteriores al individuo y
ejercen sobre él una coerción que le es extraña, Gabriel Tarde enfatizó el papel del individuo,
de sus innovaciones y sus invenciones sobre el desarrollo social. La persona, según Tarde,
interioriza las normas que se transforman en lo más íntimo del sujeto. La conciencia
colectiva no tiene una existencia independiente de los individuos. Asimiladas a la conciencia,
la coerción normativa se hace interior, frente a las creencias y deseos.
Tarde subraya el carácter dinámico y selectivo de la imitación. Somos el resultado de la
combinación de una multiplicidad de otros. En el proceso social, los individuos se influyen
recíprocamente, construyendo una conciencia colectiva.
Tarde anticipa también desarrollos metodológicos y técnicos futuros, la creación de
laboratorios de interpsicología, el uso de estadísticas y de la observación.
En la historia de la psicología se destaca la figura de Wilhem Wundt (18321920), un
científico prolífico que crea simultáneamente:
La Psicología Social Sociológica, más emparentada con la sociología, estuvo vinculada con
el interaccionismo simbólic, Chicago, principios del siglo XX.
Para este grupo de pensadores (Cooley, Thomas y Mead) las influencias más importantes
sobre la conducta son las simbólicas, que derivan del uso del lenguaje en la interacción y que
impregnan de significado la conducta social. La persona se va conformando a través de la
internalización de los significados plasmados en la interacción social e incorporada al sí
mismo. Esto le posibilita ver el mundo tal como lo ven los demás. El proceso de convertirse
en “persona” implica, de este modo, un desarrollo evolutivo.