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PRESIDENCIAS FUNDACIONALES
Mitre – Sarmiento – Avellaneda (1862-1880)
Introducción
El período que va desde la batalla de Pavón (1861) hasta el fin de la
presidencia de Avellaneda involucra un conjunto de cambios políticos,
económicos y sociales de gran trascendencia para nuestro país. Entre ellos, la
reconstrucción institucional de la República y la finalización de décadas de
guerras civiles, configuran la base que dará paso al ‘despegue’ económico y la
mayor complejidad social que experimentará Argentina a partir de los ochenta.
Algunos autores (Floria y Belsunce) consideran a la presidencia de Mitre como
el último estadio de la ‘Argentina épica’ donde ya se advierten las primeras
medidas que conducirán a partir de 1880 a una nueva etapa histórica, la de la
‘Argentina moderna’.
Sin embargo, y especialmente durante el período que incluye las presidencias
de Sarmiento (1868) y de Nicolás Avellaneda (1880), se aglutinan aquellos
cambios que darán paso a la ‘Argentina moderna’:
Fin de la división entre interior federal y Buenos Aires liberal. En su lugar, el
interior se vuelve liberal gracias a que el Partido Autonomista se vuelve
nacional, volviendo los provincianos a asumir la conducción nacional.
Radicación del inmigrante
Desarrollo del ferrocarril
Lucha contra el analfabetismo
Régimen de tierra
Aparición de las primeras industrias
Desarrollo de la agricultura
CAMPAÑA EN EL INTERIOR:
La estrategia de Mitre fue asegurar primero el litoral a través de Corrientes y
Santa Fe; sólo respetó a Urquiza en Entre Ríos según había sido pactado.
Luego se repetirán las intervenciones en Córdoba donde los liberales ya tenían
un gran predicamento, San Luis, Mendoza y San Juan (Sarmiento). En el norte,
Tucumán, Catamarca, Santiago del Estero y Salta aceptaron un acuerdo
pacífico bajo los auspicios de Marcos Paz (3/03/1862); solo en La Rioja se
generó un autentico desafío a las autoridades nacionales. Su líder era el
Chacho Peñaloza quien ya se había opuesto a la Confederación de Rosas. Su
oposición no sólo se fundaba en la aversión a las ideas liberales y centralistas
porteñas sino también en la profunda miseria que afectaba a las provincias del
norte cordillerano. En su plan de resistencia, primero intentó hacer pie en
Tucumán, aunque sin éxito; luego la suerte le fue una vez más adversa en
otros combates menores. Quedaba así demostrado que las montoneras
gauchas y la falta de recursos ya no podían hacer frente a las fuerzas de línea
del gobierno nacional.
A pesar de las victorias sobre el ‘Chacho’, el Gral. Paunero comprendió que
Peñaloza era el único hombre capaz de poner orden en la caótica provincia
de La Rioja. Así también lo comprendió el ‘Chacho’, quién accedió a respetar
las autoridades nacionales y pacificar la provincia. Sin embargo, la experiencia
solo le sirvió al caudillo para convencerse definitivamente que la voluntad de
Mitre consistía en someter al interior. Por ello, en marzo de 1863, el riojano se
reveló nuevamente, invitando esta vez a Urquiza a encabezar la conducción del
movimiento, en la inteligencia que únicamente el caudillo entrerriano podría
llevar otra vez a la victoria al interior federal. No obstante, Urquiza nunca
contestó, echando así, y en forma definitiva, la suerte del levantamiento. La
combinación hecha entre Sarmiento y Paunero al frente de las fuerzas
nacionales dio fin no solo a la revuelta, sino también a la propia vida de
Peñaloza, hecho del que Sarmiento se congratularía.
La muerte del Chacho no bastaría para terminar de zanjar las diferencias entre
Buenos Aires y el Interior. En 1866 una nueva revuelta contra las autoridades
nacionales, conocida como ‘La Rebelión de los Colorados’, tuvo como
epicentro la provincia de Mendoza. A las causas ya mencionadas ahora se
agregaban el enorme descontento que había generado entre los provincianos
la guerra contra el Paraguay (1865-1870), ejemplificado en el gran número de
motines y deserciones del frente de batalla. Gracias a ello, el movimiento
triunfó en Mendoza con Videla, en San Luis con Felipe Saá, y en Catamarca
con Felipe Varela. Semejantes triunfos representaban una amenaza de
proporciones suficientes como para que Mitre decidiera volver al país y ordenar
que 3500 hombres fueran retirados junto con él del frente paraguayo.
Finalmente, Arredondo logró poner fin a la revuelta derrotando a Saá, líder del
movimiento, en San Ignacio.
GESTIÓN DE GOBIERNO:
OBRA ADMINISTRATIVA:
Reconstitución de la Corte Suprema de Justicia y la organización y
procedimiento de los Tribunales Nacionales.
Adopción por parte de la Nación del Código de Comercio de Buenos Aires
(Acevedo y Vélez Sársfield).
Encargo a Vélez Sársfield la redacción del Código Civil, obra que se terminaría
cinco años más tarde, siendo finalmente promulgada durante la presidencia de
Sarmiento (1871).
Encargo a Carlos Tejedor la redacción del Código Penal.
Reestructuración y creación de Colegios Nacionales en varias provincias.
TAREAS PENDIENTES:
POLÍTICA EXTERIOR:
La visión de Alberdi.[7]
En este punto me propongo glosar algunas de las citas que considero más
importantes sobre la postura de Alberdi acerca de cuál debería haber sido la
actitud argentina frente al Paraguay en función de la política de poder brasileña
en el Plata. En ellas, se desprende además la relación y opiniones de Alberdi
en relación al gobierno de Mitre.
“No hay, en efecto, un sólo interés fundamental de orden social, económico,
político, geográfico para toda esta porción de América, que no esté
comprometida gravemente en la cuestión que hoy se llama del Paraguay, y que
no es en realidad sino la cuestión del Brasil, vista por un reverso”. Alberdi
asevera en su obra que Argentina llegó al conflicto inducida por los manejos
de la Cancillería brasileña, sin embargo no hace ninguna alusión al hecho de
que tal injerencia se puso patéticamente de manifiesto a partir de sus
instigaciones frente a ese mismo país, para destituir a Rosas, el cuál era el más
importante reaseguro frente a tal influencia como así lo reconoce el mismo
López.
Luego Alberdi se pregunta por qué sería desaconsejable la intervención
brasileña en los asuntos del Plata. “...Por dos razones capitales: 1a.Porque el
Brasil no es el país que puede dar a los pueblos del Plata los elementos de
prosperidad y civilización que a él mismo le faltan por igual causa que a sus
vecinos, a saber: lo de su condición de ex colonia del Portugal, emancipada
diez años más tarde que las colonias españolas de su vecindad ¿Qué
necesitan, en efecto, para el desarrollo de su civilización las repúblicas del
Plata? Población inteligente y laboriosa, capitales, industria, artes, ciencias,
manufacturas, máquinas, usos, inspiraciones de países más cultos y
adelantados en civilización. Pero esto es cabalmente lo mismo que el Brasil
necesita, porque carece de ello en el mismo grado que sus vecinos.
2a.Tampoco podría el imperio servir a las repúblicas vecinas en sus intereses
de paz interior, de gobierno republicano, de centralismo, de igualdad civil sin
esclavos, de igualdad fluvial universal y no solo para ribereños, de comercio
exterior directo, de integridad nacional, porque en todos estos grandes
intereses de los países del Plata, servirse a sí mismo, es para el imperio dañar
a sus vecinos; servir a sus vecinos es arruinar y destruir la propia existencia del
imperio: tanto es el antagonismo que divide, en el fondo, a los anómalos
aliados...El hacho es que todo el fondo de la cuestión que se disfraza con la
guerra del Paraguay se traduce nada menos que a la reconstrucción del
imperio del Brasil”.
Para Alberdi la preponderancia de Brasil en la región trae aparejado un grave
problema, la posibilidad de que los ríos interiores no sean libres, evitando un
mayor comercio exterior. Esta no es una preocupación nueva para Alberdi, lo
mismo le daba que el control se hiciera por la Argentina de Rosas con la
acaparación de los impuestos por parte de Buenos Aires, o por el Brasil
imperial.
Ahora Alberdi busca explicar cómo llevó el Brasil a cabo su plan de influencia
en el Plata sin encontrar mayores obstáculos, particularmente en Buenos Aires.
“...Las dos condiciones de la reconstrucción imperial son la conquista y
la contrarrevolución...Tres son los elementos principales con los que cuenta el
Brasil para llevar a cabo esa tarea: 1o.La debilidad de los aliados que los hace
ser instrumentos involuntarios del engrandecimiento del imperio. 2o.La
inferioridad comparativa del Paraguay.3o.La magnitud y el poder relativos del
imperio brasileño...En el Plata son débiles las instituciones, no los hombres ni
las cosas. No se equivoca el Brasil en contar con la división que debilita a la
República Argentina, como con su mejor elemento de predominio. A ella debe,
al menos, todo lo que hoy realiza en el Paraguay...El Brasil no está en el Plata,
hoy día, por la fuerza de sus cañones, sino por la división argentina, que
debilita el poder de esa república hasta quitarle no solamente todo medio de
resistir al Brasil, sino hasta crearle la necesidad de traer ella misma al Brasil al
corazón de sus negocios...El triunfo del Brasil en el Plata no consiste en la
caída del gobierno de López. Ya lo tiene en parte conseguido por la caída del
centralismo argentino..., el Brasil podría regalarle toda su escuadra sin riesgo
de disminuir...su preponderancia presente, con tal de que su aliado le
conserve...la unidad indivisible de la provincia de Buenos Aires, de que es
consecuencia lógica y necesaria; 2a.la unidad divisible y dividida de la
República Argentina en catorce unidades provinciales soberanas, cuyo
resultado natural es; 3a.el espíritu de ver amistad y aversión a Buenos Aires en
la idea de reconstruir la unidad nacional del poder argentino...;4a.el empeño
equivocado de creer, sin confesarlo, que puede existir una causa de Buenos
Aires distinta de la causa nacional argentina, y a menudo antagonista. 5a.un
modo de ser el amigo de Buenos Aires, equivale en el fondo a ser el enemigo
de la República Argentina; y 6a...mientras se toma como causa de Buenos
Aires, lo que es, por sus efectos prácticos, la causa del Brasil contra Buenos
Aires y contra la República Argentina...Lo que Buenos Aires ha venido
construyendo con tanta labor, por espacio de sesenta años, como el edificio de
su preponderancia provincial en la República Argentina, no es ni más ni menos
que el cimiento más sólido del edificio imperial que el Brasil se ocupa de
construir en este momento, por la mano de los mismos argentinos”.
Aquí se presenta una de las directrices del pensamiento político alberdiano, una república
centralizada pero sin privilegios de Buenos Aires con respecto a las demás provincias.
Confirma esta opinión su incomparable estima a Pueyrredón y su odio a Rosas. Siguiendo en
este orden de cosas, Alberdi le hecha la culpa de los males argentinos al federalismo, “La
centralización no es otra cosa que la autoridad fuerte, condición de vida de todo Estado...ley
natural, según la cual una sociedad necesita de un gobierno común para hacer vida común y
general, es decir, vida nacional y de Estado civilizado...Ese cambio (centralismo argentino),
dejará al Brasil, más tarde o más temprano, sin la base que hoy ofrece a sus planes de
reconstrucción imperial, la división que debilita y frustra la acción del pueblo argentino”.
Alberdi continua desarrollando los motivos que condujeron al Brasil a la guerra;
así distingue dos objetivos de guerra: uno ostentado, la libertad; otro oculto, la
conquista. “Llevar la libertad interior al Paraguay, era suponer que el pueblo de
ese país se consideraba tiranizado por su gobierno...Todo el plan de guerra ha
plantificado en esa hipótesis, que el testimonio de los resultados no ha tardado
en desmentir...A las ofertas de una libertad interior, de que el Paraguay no
sospechaba estar privado, su pueblo ha respondido sosteniendo a su
gobierno...El Paraguay cree defender su libertad exterior, y en efecto, la
defiende, pues pelea por su independencia...El Brasil es hábil en personificar
en López la causa de la guerra..., pero la América no es ciega para no ver que
tras la persona de López, hay seis grandes principios puestos en el mayor
peligro, a saber:1º el principio republicano significa el orden establecido; 2ºla
libertad fluvial de que depende la del comercio exterior destinado a poblar y
civilizar el interior de esa parte de América; 3ºla garantía más eficaz de esa
libertad, que es la existencia soberana del Paraguay, país litoral de los
afluentes del Plata, que vive de esa libertad; 4ºel equilibrio político de dos
sistemas de gobierno y de dos nacionalidades antagonistas; 5ºla igualdad civil
o democracia sin esclavos; 6ºel equilibrio americano amenazado por la
reconstrucción de un imperio en detrimento territorial de más de una de sus
repúblicas...”.
Todas estas opiniones vertidas por Alberdi no tardarían en disgustar a los
porteños mitristas. Estas reacciones movieron a Alberdi a profundizar sus
críticas, en una serie de cartas[8], que por lo demás expresan su opinión sobre
los mismos temas pero en término más duros y específicos.
“Toda la prensa del general Mitre ha recibido la consigna de imputarme un
folleto titulado:Les dissensions des Républiques de la Plata et les Machinations
du Brésil, como un acto de traición. Pertenezco a esas ideas desde muchos
años, no solo en su oposición contra el localismo absorbente de Buenos Aires,
sino en su afinidad con la tendencia del Paraguay a la resistencia liberal. Nunca
he sido extraño a la oposición argentina, que tuvo por aliado natural al
Paraguay más de una vez. (Sin embargo) ¿Soy menos consecuente cuando
desapruebo la alianza actual con el Brasil, después de haber aplaudido la de
1851?, la inconsecuencia estaría en aceptar las dos; la de 1851, que tuvo por
objeto libertar a la República Argentina de la tiranía localista de Buenos Aires; y
la de 1865 que tiene por objeto restaurar esa dominación sobre las provincias y
países interiores; la que sirvió a un interés esencialmente argentino y la que no
sirve sino estos dos intereses extranjeros:1o reivindicar la provincia brasileña
del Matto Grosso para su dueño; 2o derrocar al Presidente del Paraguay, para
que el Brasil logre su objeto y salve su integridad del mismo golpe con que
destruye la de sus aliados o instrumentos”.
“Los que hallaron preferible la mediación del Paraguay [9] a la de Francia e
Inglaterra, son los que llevan hoy la guerra a ese pueblo a título de bárbaro!
¿Qué pruebas ha dado ulteriormente de su barbarie que modifiquen la
aplicación de los deberes argentinos? Ha sacado la espada en defensa de la
independencia de la Banda Oriental contra el Brasil y ha entrado en
Corrientes, en lugar de dejar que el Brasil ocupase esta provincia, como quería
el neutral general Mitre, para que hiciera de ella el cuartel general contra el
enemigo”.
Conclusiones de Alberdi sobre la política de Mitre: “No estaría en guerra el
general Mitre contra el Paraguay, no lo habría llevado antes a la Banda
Oriental, no estaría el Brasil en el Plata si la unión argentina fuese un hecho...la
guerra es hecha cabalmente para evitar la unión, porque la unión practicada
con verdad, es el hacho que debe quitar a la Provincia de Buenos Aires lo que
esta provincia arrebata a la Nación por la división o desunión de su territorio en
dos países, uno tributario otro privilegiado. Si Buenos Aires deseara la unión de
los argentinos no habría necesitado buscarla por el camino de la guerra con el
Paraguay. Hay un camino más corto, que está siempre en su mano, y sería
devolver a la Nación lo que es de la Nación -su renta, su tesoro-. La triple
alianza actual es la liga de tres enemigos natos, cada uno de los cuales
desconfía más de su aliado que de su enemigo común”.
DIPLOMACIA:
Perú, Chile y Ecuador firmaron en 1856 un tratado continental a fin de fomentar
la unión de las naciones hispano – americanas y así enfrentar la agresión
europea.[10]
Los firmantes del Tratado decidieron convocar a un Congreso a realizarse en
Lima dirigido a contener a Europa y en donde se excluía de su participación
expresamente a Estados Unidos. Cuando el gobierno argentino recibió la
invitación en noviembre de 1862, la rechazó. El gobierno de Mitre sostuvo que
Argentina no compartía ningún tipo de antagonismo hacia Europa, por el
contrario, se afirmaba que nuestro país estaba identificado en un todo con
Europa.
Tal posición de Mitre, además de expresar una política eminentemente
pragmática, sirve para identificar lo que serán una serie de constantes, que a
partir de entonces serán relevantes en la formulación de la política exterior de
nuestro país:
Predominio de la relación Argentina – Europa que durará hasta el gobierno de
Yrigoyen en el plano político y permanentemente en el plano económico.
Aislacionismo de Argentina frente a las restantes naciones americanas. La
idea de Argentina era que cada nación debía bastarse a sí misma y manejarse
según los intereses y necesidades presentes en cada país. Tal idea será el
inicio del futuro aislacionismo argentino.
‘Política de no intervención’ en otros países.
El censo de 1869 sirve para mostrar la evolución demográfica que estaba
sufriendo Argentina. Nuestro país tenía 1.737.000 habitantes de los cuales el
28 % estaba radicado en Bs.As. El 12 % eran extranjeros, de los cuales el 47
% estaba en Bs.As. La primer gran oleada inmigratoria comenzó en 1850 y
continuó durante las presidencias de Mitre y Sarmiento.
EL 75 % de la población era rural aunque solo el 5 % eran propietarios. Por
ello, y para reducir el número de grandes propiedades improductivas,
Sarmiento se lanzó a la formación de colonias (Chivilcoy) alcanzando a fundar
146 entre Córdoba y Santa Fe.
El aumento de la población rural por la inmigración posibilitó el aumento del
desarrollo agrícola. Dejó de importarse trigo y se empezó a exportar harina. En
1875 el rubro que más había crecido era la producción de cereales y en 1878,
el acto más importante de la presidencia de Avellaneda, según el propio
presidente, fue la primera exportación de trigo. En cuanto a la ganadería, el
ovino reemplazó al vacuno al punto que en 1880 la lana representaba
alrededor del 50 % de las exportaciones.
La importación de máquinas – herramientas creció un 12 % en el período
1868-1874, dato que señala el nacimiento de una industria incipiente. Así,
aumento la producción de ropa, jabones, vino y azúcar.
El ferrocarril tuvo un desarrollo extraordinario. Al Ferrocarril del Oeste,
propiedad de la provincia de Bs.As., se sumaron el Ferrocarril del Sur y el
Ferrocarril Central Argentino que unía Rosario, Córdoba y Tucumán, ambos de
capital británico. El Ferrocarril del Sur servía para dar salida a la producción
agrícola de Bs.As. por lo que siempre dio ganancias. El Ferrocarril Central
Argentino sólo era una empresa de fomento nacional que buscó arraigar
nuevos pobladores en el centro del país, por ello siempre dio perdidas. Los
capitales argentinos no intervinieron en el desarrollo del país ya que los
inversores argentinos preferían invertir en tierras.
CUESTIÓN DE LÍMITES CON CHILE:
En 1865 Chile denunció el tratado de 1856 (mantenía el estatus quo limítrofe) como transitorio,
reclamando al mismo tiempo sus derechos sobre la Patagonia (Tesis de Amunátegui). Basado
en ese antecedente, el canciller chileno Ibáñez volvió a reclamar en 1872 derechos al este de
los andes a partir del río Deseado hacia el sur. Se basaba en que Sarmiento mismo había
sostenido tales derechos, aunque en realidad Sarmiento sólo se había referido al derecho de
Chile a permanecer en el Estrecho. Desestimando el pedido, Sarmiento contestó que el límite
entre los dos países era la cordillera y no la línea divisoria de aguas, aunque sí admitió el
derecho de los pueblos del Pacífico de permanecer en el Estrecho, exceptuando la Tierra del
Fuego. El conflicto llegó a su punto más alto cuando el gobierno chileno reiteró sus derechos
sobre la Patagonia desde el río Diamante hasta el sur, lo que fue rechazado por nuestro
gobierno. Finalmente se llegó a un nuevo statu quo: Chile en el Estrecho, Argentina en Santa
Cruz.
“Con las paradojas del Contrato Social se sublevó la Francia; Buenos Aires hizo lo
mismo; Voltaire había desacreditado al cristianismo, se desacreditó también en
Buenos Aires; Montesquieu distinguió tres poderes y al punto tres poderes tuvimos
nosotros…Sólo después de la Revolución de 1830 en Francia…las ciencias sociales
toman nueva dirección, y se comienzan a desvanecer las ilusiones.
Desde entonces comienzan a llegarnos libros europeos que nos demuestran que
Voltaire no tenía mucha razón, que Rousseau era un sofista…Desde entonces
sabemos algo de razas, de tendencias, de hábitos nacionales, de antecedentes
históricos”.
¿Cómo establecer la autoridad sin autoritarismo? Aquí chocarán las visiones de Sarmiento y
Alberdi. Este último enfatiza la obediencia al poder constituído y enfatiza la necesidad de una
autoridad legítima. No basta la mera rebeldía para enfrentar el autoritarismo a excepción de
Caseros y la Revolución de Mayo. En su lugar es preciso amortiguar las demandas evitando
así la guerra civil. Se diferenciaba de Sariento señalando que mientras aquél buscaba destruir
la ‘barbarie’, él consideraba que había que adaptarse a esas condciones diseñando
instituciones que se adapten a ese medio hostil.
Sarmiento era más voluntarista pensando que había que aprovechar la oportunidad de estar
en el poder para introducir al máximo las nuevas instituciones.
Para Alberdi, sin embargo, la educación por sí sola había hecho más mal que bien, en el mejor
de los casos había sido inocua. Así, en las Bases dirá:
“Se hace este argumento: educando nuestras masas, tendremos orden; teniendo
orden vendrá la población de afuera.
Os diré que invertís el verdadero método de progreso. No tendréis orden ni educación
popular, sino por el influjo de masas introducidas con hábitos arraigados en ese orden
y buena educación…”
Por lo tanto, para Alberdi el desarrollo económico sería el artífice de todos los cambios, para lo
cual había que asegurar la estabilidad política aunque fuera a costa de una dosis de
autoritarismo.
En la práctica, Sarmiento había demostrado también creer en la necesidad de usar la fuerza
bruta como demostró en su accionar contra los caudillos del interior. Sólo la población educada
y bien remunerada crearía instituciones libres.
En cuanto al tema inmigratorio, Sarmiento dará su particular parecer en el libro La condición del
extranjero en América donde señalaba que el gran agente modernizador de la inmigración
atrasada que llegaba a Argentina era la existencia de oportunidades de trabajo, altos salarios y
posibilidades de independizarse. La garantía estaba dada en la abundancia de tierras.
Aumentó el tendido de vías ferroviarias que permitió unir ahora las zonas
productivas del interior que ahora podían enviar su producción al exterior en
condiciones rentables y se desarrolló el telégrafo que unió por primera vez
Bs.As. con Rosario y Montevideo.
En materia de colonización, el proyecto de Sarmiento de crear colonias de
pequeños productores como la Chivilcoy no fueron suficientes; no obstante, la
inmigración seguía llegando a nuestro país.
El censo de 1869 también señaló que la mayoría de los habitantes de nuestro país era
analfabeto (82%). Peor aun, la inmigración que llegaba a nuestro país tenía las mismas
carencias. “Es necesario hacer del pobre gaucho un hombre útil a la sociedad. Para eso
necesitamos hacer de toda la República una escuela”. Recibió el gobierno con 1082 escuelas y
lo entregó con 1816. También construyó escuelas normales para formar a los maestros al
tiempo que se fundaron más Colegios Nacionales y bibliotecas populares. Esta tarea la realizó
con la ayuda de su Ministro de Educación, Avellaneda.
No olvidó tampoco el desarrollo científico. Creó la Academia de Ciencias, y la Facultad de
Ciencias Físicas.
Sarmiento también estaba obsesionado por la reforma del ejército, robusteciendo el
equipamiento del ejército y la marina. Quería que fuese un ejército técnico y subordinado, al
tiempo que apolítico y disciplinado. Para ello fundó el Colegio Militar y la Escuela Naval y envió
al Congreso Nacional un proyecto de ley por el cual buscó impedir que los militares gestaran
fórmulas políticas. Sin embargo, Sarmiento mismo había contribuido a iniciar esa conducta al
intervenir las provincias con el ejército para derrocar los caudillos del interior y al aceptar que el
ejército se pronuncie proclamando su candidatura presidencial. También fueron causales la
Guerra con Paraguay y potenciales enfrentamientos con Chile y Brasil.
Sarmiento aprobó el Código Civil encargado por Mitre a Vélez Sársfield y se sancionó una ley
que reglamentaba la manera de obtener la ciudadanía por parte de los extranjeros.
En materia médica, hubo que enfrentar la terrible epidemia de fiebre amarilla que atacó Bs.As.
en 1871, algunos creen como consecuencia de la guerra del Paraguay. Tal fue el número de
muertos que hubo que ampliar los cementerios existentes además de crear el de la Chacarita.
En cuanto a la literatura, el género gauchesco marcó un hito importante en 1872 cuando se
publicó El gaucho Marín Fierro de José Hernández. José Manuel de Estrada, católico liberal,
fue autor de ensayos históricos que buscaban desarrollar una ciencia política basada en la
experiencia nacional, especialmente en una interpretación de la época de Rosas y del
caudillismo federal en la obra Política liberal bajo la tiranía de Rosas (1873).
Este acuerdo que otorgaba tantos beneficios a los mitristas provocó la separción de un sector
de autonomistas a ultranza que no quería transar con el enemigo de ayer, separándose del
partido. El grupo disidente estaba liderado por Aristóbulo del Valle y Leandro Alem. Este sector
luego fundaría el partido Republicano que llegó a contar con el apoyo de Sarmiento.
RELACIONES ANGLO-ARGENTINAS:
Ahora bien, ¿Qué sucedió entre el país y los extranjeros durante los años de crisis 1874-1881?
Las empresas ferroviarias y los bancos ingleses sufrían el permanente ataque de la prensa y el
Congreso. Se criticaba el alto precio de los ferrocarriles y que el gobierno pagara garantías a
quienes estaban brindando un servicio supuestamente deficiente. La situación más grave se
dio en 1876 cuando el gobierno de Santa Fe emprendió una acción contra el Banco de Londres
y Río de la Plata al cerrar su sucursal y encerrar su gerente. Este banco era una empresa por
acciones y su principal accionista era el Gobierno de Santa Fe. La idea era presionar al Banco
de Londres a prestar la suma de 500.000 pesos plata (80.000 libras) por seis meses ante lo
cual el gobierno de Santa Fe no decretaría la liquidación. El Foreign Office se enteró de los
acontecimientos con indignación pero se abstuvo de actuar. Lo mismo hizo la embajada
alemana ya que el gerente era alemán. Además, en 1876 había demasiados intereses
argentinos mezclados en el proceso de desarrollo económico que dependían del capital
extranjero para aceptar alegremente semejante picardía financiera gauchesca. En Inglaterra sin
embargo, los funcionarios legales de la Corona recomendaban una acción enérgica aunque el
Conde de Derby logró hacer prevalecer la calma. No obstante, el Encargado de Negocios, St.
John envió una cañonera británica hasta Rosario. Al mismo tiempo, Drabble, presidente del
directorio del Banco de Londres y Río de la Plata llegó a Bs.As. para hacerse cargo de las
negociaciones con el Ministro de Relaciones Exteriores argentino y con el capitán de la
cañonera británica. Las cosas comenzaron a mejorar, en especial cuando St. John le indicó a
Irigoyen la merma en la actividad del Ferrocarril Central Argentino por lo que el gobierno
nacional debería pagar 100.000 libras según indicaba la cláusula de garantía. Esta noticia fue
la que precipitó el accionar de Irigoyen a favor de una solución política rápido. Llamó
inmediatamente al gob. de Santa Fe presionándolo a que arregle inmediatamente el asunto.
Finalmente, Santa Fe devolvióel metálico que se había apoderado y Drabble convino en
renunciar a toda compensación, a cambio de que el Banco de Londres y Río de la
Plata pudiera reiniciar sus actividades en Santa Fe.
Durante los cinco años que van desde 1874 a 1879 se habían manifestado fuerzas
disociadoras. Algunas eran propias de la Argentina que ahora estaba terminando; algunas
precursoras de la Argentina del futuro. Pero ninguna había sido lo suficientemente fuerte para
vencer los intereses rurales argentinos y esos intereses a su vez estaban resueltos a mantener
relaciones cordiales con la clase comercial de Europa, en particular con la británica. Tanto el
tono de la prensa como la acción del gobierno en el asunto de la sucursal del Banco de
Londres y Río de la Plata, demostró que cualesquiera que fueran las diferencias entre los
intereses argentinos y las empresas extranjeras, aquellos deseaban que continuaran llegando
los capitales desde el exterior. Gran Bretaña contribuyó a mantener la estabilidad política, al
mantener baja la temperatura de las relaciones internacionales entre Europa y el Río de la
Plata. Gran Bretña no ejerció ninguna presión sobre Argentina e incluso desalentó la
inmigración a Argentina por el temor que dichas personas, su propiedad y dinero, pudieran
comprometer demasiado a Gran Bretaña.