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Presidencias históricas

Cuando hablamos de las presidencias históricas en Argentina nos referimos al período que va desde 1862, con el
inicio de la presidencia de Mitre, pasando por el gobierno de Sarmiento, hasta el final de la presidencia de
Avellaneda en 1880. Este momento de la historia argentina se caracteriza por la formación del estado nacional.

Concepto de las Presidencias históricas

Partimos desde el final de la época de Rosas, cuando fue derrotado por las fuerzas de Urquiza en la batalla de
Caseros (1852). Luego de este episodio, la Confederación Argentina y Buenos Aires se mantendría separadas, hasta
la batalla de Pavón (1861), donde el ejército bonaerense triunfa sobre las fuerzas confederadas. Aquí comienza el
proceso de organización nacional bajo la hegemonía de Buenos Aires; quien fuera gobernador de la
provincia, Bartolomé Mitre, pasa a ocupar el cargo de presidente en 1862.

Las presidencias históricas abarcan tres gobiernos, el de Mitre, el de Sarmiento y el Avellaneda. Luego de este
período comienza la etapa de la historia argentina conocida como República Conservadora, donde el Partido
Autonomista Nacional (PAN), mantendría el poder. Es durante la República Conservadora cuando el liderazgo de Buenos
Aires es derrotado y el Estado Nacional aparece por encima de las provincias.

Características de las Presidencias históricas

Las presidencias históricas se dan en un contexto conflictivo del país. La unión de las provincias bajo el mando de
Buenos Aires, no era aceptada en el interior y muchos caudillos federales llevaron adelante una resistencia armada
contra el gobierno central (particularmente durante la Guerra de la Triple Alianza). La respuesta del gobierno nacional
fue la represión y la persecución de estos caudillos que eran tratados como enemigos de la patria.

Además, este período está marcado por las crisis económicas. En 1873 se desata una crisis mundial, que afecta
fuertemente a Argentina. El país estaba inmerso en deudas (para financiar la guerra contra Paraguay, entre otras
causas), y se vio imposibilitado de seguir pidiendo créditos. Es así como el país estuvo en déficit comercial años tras
año. La falta de unificación y la inestabilidad del sistema monetario, generaron incertidumbre durante todo el
período. Lo que no cambiaría a pesar de la crisis, es el modelo agroexportador, que se vio profundizado.

Las presidencias históricas llevaron adelante una política que tenía como objetivo la consolidación de la “nación,
constitución y libertad” desde el punto de vista del liberalismo. Sin embargo, a esa política no le faltaron enemigos, uno
de los más reconocidos intelectuales que se declaró en contra de estos gobiernos fue Juan Bautista Alberdi, que acusó a
éstos de querer reemplazar a los caudillos de poncho por los caudillos de frac, convirtiendo a
la democracia en oligarquía.

La pacificación política y la organización del estado

La construcción de un estado nacional fue un proceso lento y complejo que se inició con la Revolución de Mayo y
demandó más de medio siglo de guerras civiles y experimentos fallidos.

A pesar de la intensa actividad económica despertada ya antes de la caída de Rosas por las transformaciones que se
iban produciendo en la economía mundial, las posibilidades de expansión se veían limitadas por diversos factores de
orden económico e institucional.

La ausencia de un mercado nacional integrado, la precariedad de los medios de comunicación, la anarquía en los
medios de pago, la inexistencia de un mercado financiero, las dificultades para expandir la frontera territorial
contribuían a generar un marco de inestabilidad que atentaba contra el crecimiento económico.

Además, la ausencia de garantías sobre la propiedad, sobre la estabilidad productiva y aún sobre la propia vida -
derivadas de las continuas guerras civiles y de las incursiones indígenas- ponían escollos casi insalvables a la iniciativa
privada.
"La distancia entre proyecto y concreción, entre la utopía del 'progreso' y la realidad del atraso y el caos, era la distancia
entre la constitución formal de la nación y la efectiva existencia de un estado nacional" (Oszlak, 1982, p.54).

A los pocos meses de la caída de Rosas, en septiembre de 1852, se inició una nueva etapa de fragmentación política
del territorio. A pesar de que en 1853 fue sancionada la Constitución, entre 1852 y 1862 la Provincia de Buenos Aires
estuvo escindida del resto de las provincias, nucleadas en la Confederación Argentina cuya capital era Paraná.

Si bien con la batalla de Pavón se produjo la reunificación del territorio y el inicio de las "presidencias nacionales" -
Mitre, Sarmiento y Avellaneda-, quedaban pendientes diversas cuestiones a resolver que llevaron a nuevos
enfrentamientos armados. Los levantamientos de montoneras en las provincias del Noroeste, de Cuyo y de Entre Ríos
en las décadas de 1860 y 1870 y las luchas que tuvieron lugar en torno a la capitalización de Buenos Aires, que
culminaron recién en 1880, fueron las expresiones más salientes del conflicto. A los enfrentamientos internos se sumó
la Guerra con el Paraguay, que tuvo lugar entre 1865 y 1870.

Para la élite argentina el "orden" aparecía como una condición del progreso económico, y tenía a su vez proyecciones
externas. Su instauración permitiría obtener la confianza del extranjero en la estabilidad del país y sus instituciones. Con
ello se atraerían capitales e inmigrantes, dos factores de producción sin cuyo concurso toda perspectiva de progreso
resultaba virtualmente nula. A pesar de los conflictos internos y externos, las primeras presidencias constituyeron una
etapa de modernización jurídica y política. Por primera vez se puso en práctica la división de poderes establecida por la
Constitución, al instalarse en 1862 el Poder Judicial. A partir de 1863 se reglamentó la emisión del voto sobre la base de
las normas fijadas por la Constitución, instaurándose el sistema electoral que tuvo vigencia hasta 1912.

La aprobación de los Códigos Civil y de Comercio permitió consolidar la legislación privada y penal para todo el país,
estableciendo las bases de la seguridad jurídica. A partir de 1880, al iniciarse la presidencia de Roca, el país se pacificó, y
la paz política permitió a la nueva administración emprender con éxito la transformación de la estructura institucional
del país.

Luego de la federalización de la ciudad de Buenos Aires, diversas medidas procuraron consolidar y organizar el nuevo
marco institucional, entre ellas la organización de los territorios nacionales, la creación del Código de Procedimientos en
lo civil, la Ley de Unificación Monetaria, la Ley de Educación Común (1884) y la de Registro Civil (1888).

Bibliografía

FRETES, F. (25 de septiembre de 2021). Obtenido de historiando: https://historiando.org/presidencias-historicas/

Ministerio del Interior de la República Argentina. (18 de marzo de 2024). Obtenido de Argentina.gob.ar:
https://www.argentina.gob.ar/interior/migraciones/museo/el-estado-y-la-inmigracion/la-pacificacion-politica-y-la-
organizacion-del-estado

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