Está en la página 1de 6

Instituto del Rosario - Profesorado Gabriela Mistral

Teología II

Jesús de Nazaret ante la historia

Prof. Gaido, Carola

Grangetto, Ana

5 de junio de 2023
JESÚS DE NAZARET ANTE LA HISTORIA

Los cristianos en nombre de la fe otorgaron confianza total a las siguientes fuentes:


testimonios recogidos en los evangelios y en las cartas del Nuevo Testamento; ya que no
veían ningún motivo para criticarlas.

Sin embargo, todo cambió a partir del siglo XVII cuando la historia se convirtió
en una ciencia y comenzó a someter a crítica a los antiguos textos. En el siglo XIX la
crítica de la historia de Jesús se hizo mucho más rigurosa, ya que los testimonios de los
evangelios fueron considerados sospechosos.

A lo largo del siglo XIX surge la oposición entre el “Jesús de la historia” y el


“Cristo de la fe”.

- El cristo de la fe: es el presentado en los evangelios con una serie de títulos


divinos, confirmados luego como dogmas por los concilios
- El Jesús de la historia: es el hombre de Nazaret, el predicador que va por los
caminos de Galilea y Judea y que acaba sus días en la cruz.
Con estas indagaciones, se llegó incluso a la conclusión de que Jesús nunca existió
y que no fue más que un mito.
A mediados del siglo XX, se plantea la “nueva cuestión” del Jesús histórico por
Bultmann, quién va a considerar que por más que no se pueda escribir una vida de Jesús
en el sentido moderno de la palabra, es manifiestamente una exageración decir que no
podemos saber nada por la historia de la personalidad y la enseñanza de Jesús.
Durante los últimos treinta años del siglo XX, se ha producido un progreso
considerable en los estudios sobre el judaísmo.
La lógica de la investigación histórica impide que nunca se la considere concluida.
Generación tras generación, los investigadores van renovándose y tratan de ir más allá.
Los resultados futuros modificaran sin duda el balance que hoy pueda hacerse.

Fuentes

Jesús según parece no escribió nada. Pero existen fuentes que nos permiten
conocer su historia:

- Fuentes paganas: las fuentes no cristianas para la verdad histórica de


los Evangelios son pocas y están contaminadas por el odio y el prejuicio.
Dichas fuentes paganas son:
o Tácito: tenemos al menos el testimonio de Tácito (54-119 d.C.) para
las afirmaciones de que el fundador de la religión cristiana,
una superstición mortal a los ojos de los romanos, había sido
condenado a muerte por el procurador Poncio Pilato en el reinado
de Tiberio; que su religión, aunque suprimida durante un tiempo,
volvió a resurgir, no sólo en Judea, donde se había originado, sino
hasta en Roma, la confluencia de todos los ríos de maldad e impudor;
más aún, que Nerón había desviado la sospecha que recaía sobre él,
acusando a los cristianos de haber quemado Roma; que éstos no eran
culpables, pero que merecían su destino por su misantropía universal.
o Suetonio (75-160 d.C.): otro escritor romano que muestra su
familiaridad con Cristo y los cristianos es Suetonio. Se ha notado que
Suetonio consideraba a Cristo como un insurgente contra Roma que
urdió sediciones en el reinado de Claudio. En su vida
de Nerón considera a ese emperador como un benefactor público por
su severo tratamiento a los cristianos. El escritor romano no entiende
que los problemas con los judíos surgieron por el antagonismo judío
al carácter mesiánico de Jesucristo y a los derechos de la
Iglesia cristiana.
o Plinio el Joven: de mayor importancia es la carta de Plinio el Joven al
emperador Trajano (alrededor de 61-115 d.C.) en la que el gobernador
de Bitinia consulta a su majestad imperial sobre cómo tratar con los
cristianos que vivían en su jurisdicción. Por una parte sus vidas eran
claramente inocentes; no se les podía probar crimen alguno, excepto
sus creencias cristianas, que aparecían ante los romanos como una
superstición extravagante y perversa. Por otra parte no se les podía
hacer tambalearse en su obediencia a Cristo a quien celebraban como
su Dios en las reuniones matutinas tempranas. El cristianismo ya no
aparece aquí como una religión de criminales, como en los textos de
Tácito y Suetonio. Plinio reconoce los altos principios morales de los
cristianos, admira su constancia en la fe, que parece retrotraer a
su adoración de Cristo.
o Otros escritores paganos: el resto de los testigos paganos son de
menor importancia. En el siglo II Luciano se burló de Cristo y los
cristianos, de la misma manera que se mofó de los dioses paganos.
Alude a la muerte de Cristo en la Cruz, a sus milagros, al amor mutuo
que prevalece entre los cristianos. A pesar de lo escasos que son los
testimonios paganos sobre la vida de Cristo, al menos dan testimonio
de su existencia, de sus milagros, de sus parábolas de su reclamación
al culto divino, su muerte en la Cruz y de las más impactantes
características de su religión.
- Fuentes judías:
o Filo Judeo: quien murió después del año 40 d.C., es muy importante
por la luz que arroja sobre ciertos modos de pensamiento y fraseología
encontrados de nuevo en algunos de los Apóstoles. Eusebio
ciertamente preserva la leyenda de que Filón se había encontrado
con San Pedro en Roma durante su misión al emperador Cayo; más
aún, que en su obra sobre la vida contemplativa describe la vida de
la Iglesia de Alejandría, fundada por San Marcos, y no la de
los esenios y terapeutas. Pero es apenas probable que Filón hubiera
oído hablar lo suficiente de Cristo y de sus seguidores para dar una
base histórica a las leyendas corrientes.
o Josefo: el primer escritor no cristiano que se refiere a Cristo es el
historiador judío Flavio Josefo; nació el 37 d.C., fue contemporáneo
de los Apóstoles y murió en Roma el 94 d.C. Son indiscutibles dos
pasajes en sus “Antigüedades” que confirman dos hechos de
los registros cristianos inspirados. En uno de ellos informa
del asesinato de “Juan llamado el Bautista”, por Herodes, y además
describe el carácter y obras de Juan; en el otro desaprueba la sentencia
pronunciada por el sumo sacerdote Anás contra “Santiago, hermano
de Jesús que es llamado Cristo”. Es anteriormente probable que un
escritor tan bien informado como Josefo debiera estar muy
familiarizado con la historia y la doctrina de Jesucristo. Viendo,
además, que recoge sucesos de menor importancia en la historia de los
judíos, sería sorprendente que guardara silencio sobre Jesucristo. Su
respeto a los sacerdotes y fariseos no impidió que mencionara los
asesinatos judiciales de Juan el Bautista y de Santiago el Apóstol. Su
intento de encontrar el cumplimiento de las profecías mesiánicas
en Vespasiano no le indujo a pasar en silencio sobre varias sectas
judías, aunque sus creencias aparecieran como inconsistentes con las
demandas vespasianas. Era de esperarse, por consiguiente, alguna
noticia sobre Jesús en los escritos de Josefo.
- Fuentes cristianas: hay que distinguir dentro de las fuentes cristianas el
Nuevo Testamento de los otros escritos. El Nuevo Testamento está constituido
por el conjunto de los cuatro evangelios, los Hechos de los Apostoles, las
cartas paulinas, algunas cartas atribuidas a otros apóstoles (Santiago, Pedro,
Juan y Judas) y finalmente, el Apocalípsis. El Nuevo Testamento es
evidentemente, la fuente más importante para nosotros en relación con Jesús.

- Fuentes recogidas o no en la regla de las Escrituras


- Los restos arqueológicos: el gran movimiento de excavaciones arqueológicas
desarrollado en el territorio de Palestina durante la segunda mitad del siglo
XX ha conducido a los arqueólogos a hallazgos inesperados; dando por hecho
que estamos en presencia de huellas de la existencia de Jesús.
Criterios de historicidad

No basta con utilizar las fuentes; es necesario además usar el método apropiado.
He aquí unos cuantos criterios que podemos resumir así a partir de la presentación de
ellos:

- Criterio de incongruencia y contradicción: si unas palabras o un gesto de


Jesús contradicen la imagen que de él se hacían los primeros cristianos, la
Iglesia no puede haberlos inventado.
- Criterio de discontinuidad: lo que no puede proceder ni del judaísmo ni de
las Iglesias del siglo I tiene muchas probabilidades de remontarse al mismo
Jesús.
- Criterio de atestiguación múltiple: se trata de acontecimientos o palabras
atestiguados por varias fuentes o tradiciones independientes unas de otras.
- Criterio de coherencia o conformidad: palabras o gestos en coherencia con
los que han sido ya confirmados por los criterios anteriores.
- Criterio de rechazo y la condena de muerte: las escenas de la vida de Jesús
que contribuyeron a irritar a las autoridades judías y romanas y lo llevaron a
la condena a muerte.
Para finalizar es posible concluir, que existe un dato muy firme y es que
evidentemente Jesús existió; sin embargo la fecha de nacimiento de Jesús es más difícil
de establecer.
Para más de 2.000 millones de personas es una cuestión de fe. Casi la tercera parte
de la humanidad no necesita pruebas de que hace 2.000 años caminó sobre la Tierra un
hombre llamado Jesús en otras lenguas, conocido por sus seguidores como Cristo, el
Mesías. Sin embargo, fuera del coto privado de las creencias, lo que se extiende es un
vasto territorio para la investigación.

También podría gustarte