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DOCUMENTAL SOBRE LA
EXISTENCIA DE
JESUCRISTO
EVIDENCIA HISTORICA-
DOCUMENTAL SOBRE LA
EXISTENCIA DE
JESUCRISTO
Por aquel tiempo existió un hombre sabio, llamado Jesús, si es lícito llamarlo
hombre, porque realizó grandes milagros y fue maestro de aquellos hombres que
aceptan con placer la verdad. Atrajo a muchos judíos y muchos gentiles. Era el
Cristo. Delatado por los principales de los judíos, Pilatos lo condenó a la
crucifixión. Aquellos que antes lo habían amado no dejaron de hacerlo, porque se
les apareció al tercer día resucitado; los profetas habían anunciado éste y mil otros
hechos maravillosos acerca de él. Desde entonces hasta la actualidad existe la
agrupación de los cristianos. (Antigüedades 18:3:3).
Sin embargo, este pasaje es un poco controvertido y, aunque los investigadores
aceptan que Josefo mencionó a Jesús, sospechan que un escriba cristiano alteró el
pasaje para retratar bajo un prisma positivo a Jesús.
Por haber muerto Festo y encontrarse Albino todavía en camino, [Anás] instituyó
un consejo de jueces [sanedrín], y tras presentar ante él al hermano de Jesús el
llamado Cristo, de nombre Santiago, y a algunos otros, presentó contra ellos la
falsa acusación de que habían transgredido la Ley y, así los entregó a la plebe para
que fueran lapidados. (Antigüedades 20:9:1).
2. Tácito (56-120 d. C.)
Los investigadores señalan al historiador romano Tácito para confirmar que la
crucifixión de Jesús tuvo lugar realmente. En sus Anales, registra la muerte de Jesús
a manos de Poncio Pilato:
Hay enunciados confiables en lo que respecta a que su nombre era Yeshua (Yeshu)
de Nazaret, que “practicó la hechicería” (es decir, que realizó milagros como era
corriente en aquellos días) y la seducción, y que conducía a Israel por mal camino;
que se burló de las palabras de los sabios y comentó la Escritura de la misma
manera que los fariseos; que tuvo cinco discípulos; que dijo que no había venido
para abrogar nada en la Ley ni para añadirle cosa alguna; que fue colgado de un
madero (crucificado) como falso maestro y seductor, en víspera de Pascua (que
cayó en sábado); y que sus discípulos curaban enfermedades en su nombre. (J.
Klausner, Jesús de Nazaret, p. 44)
[Los cristianos] todavía siguen adorando a aquel gran hombre que fue crucificado
en Palestina por haber introducido entre los hombres esta nueva religión. (…) Y es
que los infelices creen a pie juntillas que serán inmortales y que vivirán
eternamente, por lo que desprecian la muerte e incluso muchos de ellos se entregan
gozosos a ella. Además su fundador les convenció de que todos eran hermanos. Y
así, desde el primer momento en que incurren en este delito reniegan de los dioses
griegos y adoran en cambio a aquel filósofo crucificado y viven según sus
preceptos. Por eso desprecian los bienes, que consideran de la comunidad.
(Luciano, Sobre la muerte de Peregrino)
¡Oh luz de la verdad! Con sus propias palabras, según vosotros mismos
consignasteis por escrito, anuncia que vendrán a vosotros otros que se valdrán de
milagros semejantes siendo unos malvados hechiceros. Y hasta nombra a un cierto
Satanás como autor de tales tramoyas. Así, ni él mismo niega que todo esto no tiene
nada de divino, sino que son obras de hombres malvados. Y, forzado de la verdad,
descubrió los artilugios de los otros y desacreditó, a par, los suyos propios. Ahora
bien, ¿no es cosa miserable tener, por las mismas obras, a uno por un dios y a otros
por hechiceros? ¿Por qué razón, si a esos hechos nos atenemos, tener por más
malvados a los otros que a éste, más que más que él nos vale de testigo? Todo eso
confesó él mismo no ser signos de naturaleza divina, sino de gentes embusteras y
padrones de toda maldad.