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1.- LA HISTORIA
La historia de la humanidad, de la que la historia de la Iglesia forma
parte, es un proceso indefinido e irreversible que obliga al hombre a estar
continuamente definiendo su relación con la realidad inmanente y trascendente
y, al mismo tiempo, abandonando esa definición para dar paso a la siguiente.
Por tanto, la historia no es simplemente algo que ha sucedido, sino algo que ha
comenzado y camina hacia su fin. Cualquier acontecimiento está siempre en
proceso de cumplimiento, porque siempre pude llegar a integrarse en un
contexto de mayor plenitud.
Los hombres de cada época, a pesar de su común identidad permanente,
son siempre distintos de los de otra época anterior o posterior; por lo cual los
hombres de una determinada época no pueden extraer de una época anterior
una fórmula mágica que les solucione los problemas de propia situación. La
historia es acontecimiento, es proceso de hechos que acaecen en un mundo
dominado por el hombre; pero la historia es también narración, explicación de
cómo ha llegado a ser posible este mundo en el que viven los hombres que han
llegado ya al tercer milenio después de Cristo.
La historia de la Iglesia tiene su punto de partida en la etapa actual de la
historia de la salvación que empezó con la encarnación del Hijo de Dios. La
historia es un elemento esencial de la iglesia; lo que es la iglesia lo dirá su
historia. La historia de la iglesia es también un ciencia empírica en el más
genuino sentido de la expresión, porque su objeto es también institución
temporal compuesta y dirigida por hombres concretos, cuyo acontecer puede
ser investigado a través de las fuentes literarias y monumentales, y descrito
mediante los auxilios que presta la metodología histórica.
Eusebio de Cesarea dejó muy claro, desde el principio de su Historia
eclesiástica, cuál era el cometido que se propuso al escribirla:
Es mi propósito consignar las sucesiones de los santos apóstoles y los tiempos
transcurridos desde nuestro Salvador hasta nosotros; el número y magnitud de los
hechos registraos por la historia eclesiástica, y el número de los que en ella sobresalieron
en el gobierno y la presidencia de las iglesias más ilustres…
La historia de la iglesia no se identifica con la historia del cristianismo,
porque no se ocupa solamente de una idea, sino de hechos históricos muy
concretos que son accesibles, por una parte, a la dimensión de la fe, pero por
otra parte son también accesibles a una investigación histórica.
2.- HISTORIOGRAFÍA
Cuando los apóstoles empezaron a predicar el mensaje de salvación
anunciado por Jesús de Nazaret, lo hicieron en forma histórica porque narraban
a sus oyentes las maravillas que Dios había realizado en él y por él para la
humanidad. En el periodo posapostólico hay autores que se ocupan, de alguna
manera, de la historia de la iglesia:
- Hegesipo († 180)
- Hipólito Romano († 235)
- Julio el Africano († 240)