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¿Para qué sirven los dones espirituales?

II. TRABAJAR PARA LOGRAR LA UNIDAD DE LA FE


1. A través del conocimiento del Hijo de Dios  (vers. 13).
Pablo nos dice que el otro propósito de los dones espirituales es el lograr la
unidad, pero no cualquier unidad. Hay gente que está unida por conveniencia,
por protección, por estabilidad económica o política. Pero la unidad a la que
Pablo hace mención es la de la fe.
Es una unidad alrededor de la fe, pero ¿cuál fe? La fe que nos dejaron los
apóstoles, la que ahora les da sentido a todas nuestras creencias. Y el primer
medio que nos permite lograr esto es por medio del conocimiento que tengamos
acerca del Hijo de Dios.
Lo que sepamos de los dones espirituales viene acompañado de este propósito.
Estos dones ministeriales tienen como propósito ayudar al creyente a que
abrace esta fe, no solo el haber creído inicialmente en él, sino la fe como la
acumulación de toda su creencia alrededor de Cristo.
De allí que llevar a la iglesia a que conozca a Jesucristo de una manera más
profunda es la meta de todos los que estamos ubicados en estos cuatro dones.
¿Por qué es importante esto? Porque del conocimiento que tengamos de Cristo
nos ayudará a fortalecer la unidad y nuestro propio crecimiento. ¿Qué tanto
conoce usted de Cristo?
2. Hasta la estatura de la plenitud de Cristo…  (vers. 13b).
Este es un versículo que desafía todo lo que hasta ahora hemos creído y cómo
hemos llevado el evangelio. La palabra “hasta” nos encamina a la meta que hay
que alcanzar en esta “unidad de la fe” y la de un “varón perfecto”.
La traducción literal de esto sería la de un “hombre de plena madurez “. Eso es,
una persona completa y cabal. ¿Qué significa esto para la iglesia? Que su más
grande meta será la de avanzar hacia la madurez espiritual de modo que cada
creyente experimente la bendición de un crecimiento tal que solo tenga como
límite “la estatura de la plenitud de Cristo”.
Interesante que la palabra “estatura” (elikía) se usa para calcular la edad de
alguien. Cuando aplicamos esta palabra en relación con la plenitud de Cristo
estamos ponderando una medida que es enorme e incalculable. Bien pudiera
cada creyente sentirse frustrado por lo que se le demanda, pero el propósito de
usar los dones presentes es el de ayudar al creyente que logre esta meta en su
vida.
Mis hermanos, la plenitud de Cristo habla de su carácter en quien está
conjugado todas sus perfecciones, las que llegan a ser inagotables e
inmensurables.
III. QUE PASEMOS A LA ETAPA DE LA MADUREZ ESPIRITUAL
1. Para no ser niños fluctuantes  (vers. 14).
Los “dones ministeriales” tienen una de las funciones más importante en el
seno de la iglesia. Y es aquí donde el trabajo de un pastor/maestro debe ser
sumamente eficaz. Veámoslo de esta manera. Ya nosotros tenemos un
fundamento hecho por lo que nos dejaron los apóstoles y los profetas.
Ellos nos legaron la doctrina de Cristo y nos condujeron hasta tener la palabra
de Dios totalmente revelada. Y mientras los evangelistas (también misioneros)
van abriendo las obras, la presencia de un pastor en una iglesia es lo que le da
una fuerte consistencia de manera que sus miembros no sean “niños
fluctuantes” en su fe. Juan le dijo a un tal “Gallo” de su iglesia que su mayor
gozo era oír que sus hijos anduvieran en la verdad (3 Juan 4).
Hay un marcado contraste entre llegar a ser un varón conforme a la estatura de
la plenitud de Cristo, lo que nos habla de una visible madurez espiritual, y la
otra es vivir siendo un “niño fluctuante”. Cuando un creyente no avanza en su
madurez espiritual porque no ha dejado la “cuna espiritual”, se expone a ser
movido por todo viento de doctrina que aparezca. Aquí es donde tu necesitas
ser afianzado en la sana doctrina.
2. Por las artimañas del error  (vers. 14b)
Pablo nos muestra un panorama descendente cuando un creyente no crece en
la madurez y persiste en quedarse como un “niño fluctuante”. Su poco
conocimiento en la palabra lo hace muy vulnerable a esos hombres que actúan
con astucia, sembrando el error.
La palabra “estratagema” que nos parece tan rara, viene literalmente del “juego
de dados”. Tiene que ver con la habilidad de cómo el jugador maneja su turno de
modo que salgan los números que mejor le convengan. Otra traducción habla de
“personas que intentan engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la
verdad”.
El engaño tiene esta característica. Esto es lo que se nos dice de la serpiente
antigua que era astuta, más que todos los animales del campo. Un gran
desconocimiento de la fe (doctrina) “una vez dada a los santos” es una puerta
abierta para que esos hombres, con tus argumentos engañosos conquisten las
mentes incautas y lleguen a tal confusión de la que muchas veces no pueden
salir. El uso adecuado de los dones ayuda a corregir el error.

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