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Mi bebé no hace caca, ¿qué puedo hacer?

Los bebés pueden estar hasta 10 o 15 días sin defecar sin que por ello tenga que haber ningún
problema

Artículo publicado el 20 Ene 2021 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 27
septiembre, 2022

Casi todos los bebés pequeñitos llegan a estar dos o tres días sin defecar. Muchos están cinco o
siete días sin hacer caca, algunos 10 o 15 días y, aunque parezca increíble, es completamente
normal y no hay que preocuparse. No hay que hacer nada, al final acaban haciendo caca ellos
solitos cuando la tenga que hacer. Pero ¿qué hacer cuando el bebé no hace caca más allá de este
tiempo o defeca con dificultad y molestias?

Lo que “se ha hecho toda la vida” puede ser contraproducente

Cuando tienes a un bebé por primera vez se abre ante ti todo un mundo de sensaciones, colores,
texturas y olores. De pronto te ves observando los aspectos más básicos de un ser humano y llegas
a sentirte hasta orgullosa-o de los logros del pequeño-a. Es lo que pasa con las cacas. Sí,
reconozcámoslo, todas-os hemos mirado las deposiciones de nuestro bebé y hemos sonreído con
aprobación o hemos torcido el gesto cuando hemos visto bolitas (signo de estreñimiento).
Aún hoy en día, felicitamos a la más pequeña de mis hijas cuando hace una “cacota” grande, y es
que hace menos de un año que dijimos adiós a los pañales y, tras siete años, ¡es todo un hito en la
evolución de nuestra familia! Pero dejando las bromas de lado, es cierto que cuando un bebé
pequeñito se tira varios días sin hacer caquita o le vemos ponerse colorado y agitarse molesto,
inmediatamente nos salta la alarma (esa que nunca se apaga y siempre está en stand by dispuesta
a encenderse a la más mínima señal).

Y siempre hay alguien cerca que inmediatamente aconseja: “ponle aceite en el culito”, “dale con
una ramita de perejil”, “dale zumo”. Y lo cierto es que aunque te recomienden lo que “se ha hecho
toda la vida”, en realidad puede ser contraproducente… Hay ciertas cosas, en cambio, que sí se
pueden hacer para ayudarle.

Las deposiciones del recién nacido

Los recién nacidos suelen hacer su primera deposición en las primeras 24 o 48 horas de vida. Es
una caca negra, espesa y pegajosa, llamada meconio. Los siguientes días expulsa las
llamadas deposiciones de transición, muy líquidas y de un color verde grisáceo.
Después empiezan a hacer las deposiciones típicas del lactante (semilíquidas, de color amarillo
dorado, amarronadas o verdosas), con buen olor y muy frecuentes (los bebés que toman biberón,
en cambio, suelen hacer caquitas más duras). Muchos bebés hacen caca cada vez que maman
(aunque algunos hacen menos, solo 4 o 5 al día), y otros hacen más caca entre tomas.

Todo esto es absolutamente normal, pero si un recién nacido no hace ninguna caca en las
primeras 48 horas, o si luego no pasa varias semanas haciendo varias cacas al día, hay que
consultar al pediatra. Podría ser normal, pero también podría tratarse de algún problema
congénito, como la enfermedad de Hirschsprung (parálisis de un trozo del recto, la parte final del
intestino grueso). En este caso, tampoco suelen expulsar gases.

¿Es estreñimiento o los progenitores nos estresamos demasiado?

A lo largo del primer año, las deposiciones del bebé irán cambiando. Tras nacer y (normalmente)
durante las primeras 24-48 horas de vida, expulsará el meconio, que es la caquita que se ha ido
almacenando en su intestino durante el embarazo. A partir de ahí y con la lactancia materna, mixta
o artificial, el color y la textura irá cambiando del negro y pegajoso (el meconio), a marrón oscuro
o verde para finalmente ser principalmente líquidas, amarillentas y con grumos.
En los primeros dos o tres días es incluso normal que el bebé lactante no haga caca porque
absorbe muy bien el calostro del madre. Luego sus deposiciones comenzarán a ser más regulares.
No obstante, hay dos circunstancias llamativas en este periodo:

• El reflejo gastrocólico, que provoca que el recién nacido defeque mientras está comiendo,
porque la leche estimula los movimientos intestinales. Este tiende a desaparecer a los tres
o cuatro meses, y es posible que la pequeña o el pequeño se lleve varios días sin echar
nada. Si cuando lo hace, la consistencia es normal, no hay por qué preocuparse.

• La disquecia del lactante, una circunstancia que a los padres nos puede volver locos: el
bebé no sabe hacer caca y tiene que aprender a relajar el esfínter y apretar. Entonces, el
peque parece que está sufriendo, que aprieta, se pone colorado y no sale nada. E,
inmediatamente, esa alarma en stand by empieza a sonar y nos afanamos en idear formas
peregrinas para ayudarle cuando en realidad no lo necesita, ¡está entrenando! No le duele
ni le molesta. Si cuando lo consigue, la caquita es normal (líquida y amarilla); de nuevo, no
hay que preocuparse.

Casi todos los bebés llegan a estar dos o tres días sin defecar en algún momento durante sus
primeros meses de vida. Muchos están cinco o siete días, algunos 10 o 15 días, y los hay que
tardan todavía más. Pero cuando la hacen, es sin esfuerzo ni dolor.
Eso no es estreñimiento; es completamente normal, y no hay que hacer nada: no hay que dar al
bebé zumo, ni agua, ni hierbas, ni laxantes, ni meterle el termómetro por el culito ni el ramito de
perejil ni supositorios. No hay que hacer nada, porque es normal, y ya hará caca él/ella solito/a
cuando la tenga que hacer.

Señales de estreñimiento en los bebés

¿Significa esto que los bebés no sufren de estreñimiento? Por desgracia sí que la sufren, sobre
todo los bebés que toman leche artificial, porque la composición de las grasas de esta sí puede
provocar deposiciones más duras, así que si pasan dos o tres días sin hacer caca y cuando lo
hacen esta es dura, seca y en forma de bolita, sí es un verdadero estreñimiento.
En estos casos, el bebé suele mostrarse incómodo, llorar, o regurgitar más de los habitual, e
incluso puede sangrar por pequeñas fisuras en el ano al expulsar la caca. La introducción de
la alimentación complementaria, a partir de los seis meses, también puede influir en el
estreñimiento del pequeño.

Un pequeño que toma leche de fórmula defeca casi todos los días, aunque puede pasar hasta dos
días sin hacerlo. En los amamantados depende de la edad. Los recién nacidos pueden defecar
varias veces al día (y si no lo hacen, es posible que no esté comiendo suficiente). Luego pueden
pasar varios días y hasta una semana sin hacer caca.

¿El termómetro? No, gracias

La primera reacción de muchas personas ante el estreñimiento de un bebé es acudir a la “sabiduría


popular”. Recuerdo que a mi sobrino mayor (que hoy es un hombre de 22 años), a sus padres
(unos auténticos novatos de apenas 2o años) les desesperaba que el bebé no hiciera caca. Alguien
recomendó que le estimularan para que defecara. Y efectivamente, consiguieron que hiciera caca.
Hoy en día, sin embargo, es una práctica que no se recomienda puesto que puede
ser contraproducente porque se puede acostumbrar a esa estimulación externa para hacer sus
deposiciones. Así que no hay estimularlo con un termómetro, ni con una ramita de perejil, ni con
aceite de oliva.

Tampoco hay que ofrecerles zumos (ni natural ni industrial porque de hecho no se recomiendan
para ningún niño) ni infusiones. Si vemos que el pequeño está realmente estreñido, lo mejor
es consultar con el pediatra porque mientras más tiempo pase, más gorda se hace la pelota y más
dificultades tendrá para sacarla de su cuerpo.

Lo que sí podemos hacer

Hay otras soluciones para ayudar al bebé a mejorar su estreñimiento. En el caso de los bebés que
toman leche de fórmula, se le puede cambiar el tipo de leche. Incluso el pediatra puede aconsejar
alguna especial que combata el estreñimiento. También hay que asegurarse de que estamos
haciendo bien el biberón, con la cantidad de agua y polvo que nos han recomendando,
mezclándolos correctamente y sin colmar el bibi.
En el caso de bebés que ya empiezan con la alimentación complementaria, se puede fomentar los
alimentos que contengan mucha fibra, como por ejemplo las legumbres (lentejas, garbanzos,
alubias); los cereales integrales (pan, arroz, avena); verduras (alcachofas, apio, judías verdes,
pimientos, puerro); o frutas (albaricoque, aguacate, fresas, kiwis, peras, etc.).

También se ha comprobado que los masajes infantiles pueden ayudar a los bebés a mejorar su
funcionamiento intestinal. Existen varias técnicas (aquí en la Tribu CSC contamos con
una fisioterapeuta experta en estos masajes, Marta Saeta, que os puede orientar). Existen varias
técnicas concentradas en el abdomen del bebé (en la zona del intestino grueso) que, moviendo las
manos en el sentido de las agujas del reloj, pueden ayudarle en este sentido. Sin contar los
múltiples beneficios que tienen los masajes a la hora de establecer el vínculo entre madre e hijo.
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“Masaje infantil”

Uso de medicamentos para el estreñimiento

Si, aun con todo, el bebé no mejora, lo mejor es acudir al pediatra porque el estreñimiento puede
ser doloroso y derivar en problemas más importantes (como fisuras anales). El facultativo decidirá
el tratamiento (ya sean supositorios, medicamento vía oral u otros) para que el pequeño
pueda regular su ritmo intestinal y hacer caca no sea un suplicio.

El tratamiento dependerá de la edad del bebé. Lo que sí es importante es mantener ese


tratamiento todo el tiempo que nos indiquen. Hay ocasiones en el que el menor empieza a hacer
caca con normalidad y abortamos la administración de medicinas pensando que se ha solucionado.
Sin embargo, corremos el riesgo de que no solo no sea así, sino que con el tiempo el problema
empeore. Lo que no hay que hacer NUNCA es administrarle una lavativa casera. Y, por
supuesto, cualquier medicamento debe estar bajo estricto control médico.
Autor/a

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CARMEN MÁRQUEZ

Madre de 3 niñas y periodista

Revisado por:

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GLORIA COLLI

Pediatra y madre de 3 adolescentes a punto de volar del nido. Especial dedicación en vacunas,
lactancia materna y alimentación saludable.

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