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Esta es la pregunta que miles de mujeres lactantes se hacen ante la necesidad de satisfacer la
demanda de sus bebés. Este miedo a no producir suficiente leche, en la mayoría de casos, es
causado porque la madre no ve la cantidad de leche que produce y asume que su producción
es insuficiente para la demanda del bebé.
Muchas mujeres recurren a remedios caseros como el agua de panela con hinojo, la pony
malta, e incluso la cerveza, por recomendación de familiares o siguiendo algunas creencias
populares. Sin embargo, el consumo de estas soluciones caseras no tiene evidencia científica
que las avale para ser consideradas un suplemento que aumente la producción de leche
materna.
Entonces, ¿qué hacer? La respuesta es simple: únicamente se requiere del estímulo del bebé y
de la confianza de la madre para interiorizar que su cuerpo está diseñado para producir leche.
Entre más tiempo haya succión del bebé al pecho de la madre, mayor será la cantidad de leche
se produzca.
Se tensa mucho al momento del dolor, dobla las rodillas, cierra los puños y tensa el abdomen.
Llora sin motivo aparente. Sabemos que todos los bebés lloran, pero casi siempre se debe a
que tienen hambre o necesitan cambio de pañal. Los bebés que sufren cólicos se sueltan en
llanto de un momento a otro.
Llora en exceso durante el día, más de 3 horas, más de 3 veces por semana. El cólico puede
durar desde 3 minutos hasta 3 horas o más.
Presenta síntomas casi siempre a la misma hora del día, normalmente en la tarde o cerca de la
noche.
A pesar de ser sólo una etapa que disminuye después de los 3 o 5 meses de edad, los cólicos
ocasionan mucha molestia al bebé y estrés a la mamá. Sin embargo, hay distintos tratamientos
que pueden ayudar a disminuirlos o aliviarlos:
Los probióticos. La mayoría de los bebés que padecen cólicos tienen desequilibrada su flora
intestinal y los probióticos son un tratamiento muy recomendable para ellos, porque son
microorganismos que logran mantener el balance en la flora bacteriana del intestino y le
ayudan a tener una mejor digestión. Por ejemplo los probióticos L. reuteri que contiene la
leche materna, que también son el tratamiento más común que dan los profesionales de la
salud y su presentación en gotitas te facilitará dárselo a tu bebito.
Medicamentos para aliviar los gases intestinales. Aunque estos remedios no disminuyen
mucho los síntomas del bebé, son considerados seguros, a menos de que el pediatra te indique
lo contrario.
Haz las tomas de leche más cortas y seguidas para probar si así puedes prevenirlos un poco
más.
Carga al bebé durante el cólico y cántale o pon música suave mientras lo meces en tus brazos,
esto ayudará a tranquilizarlo un poco.
Trata de mantenerte relajada para que tu bebé pueda percibirlo y le ayude a sentirse más
tranquilo.
Los bebés también puede suceder que rechacen el pecho si están malitos con dolor de
garganta, oído, dificultad para respirar, mocos e incluso dolor de estómago. Con paciencia,
esperando que el malestar agudo remita, mantendremos la producción de otro modo si es
preciso.
Sí, una mujer puede recuperar su lactancia cuando quiera, incluso cuando hayan pasado ya
varias semanas y meses. La mayoría piensa que la leche se ha retirado y que ya no volverá
hasta que vuelva a tener un hijo, sin embargo esto no es así. En cuanto hay estímulo suficiente
la leche vuelve a brotar.
Una técnica de lactancia inapropiada puede ser también la causa subyacente de las lesiones en
el pezón conocidas como grietas. En estos casos, el bebé comprime el pezón con las encías o
contra el paladar duro. Las grietas acostumbran a aparecer en los primeros días de lactancia y
pueden ser unilaterales o bilaterales. El dolor que causan es mayor al inicio de la toma, cuando
el bebé estira el pezón para introducirlo en la boca y mama con más avidez, y desaparece
cuando el bebé suelta el pecho.
Las grietas en el pezón no son distintas de otras lesiones en la piel, que se curarían
espontáneamente en algunos días si el roce o movimiento que las causa no se repitiera de
manera frecuente y/o constante. Por tanto, el mejor tratamiento frente a esta afección es la
corrección del agarre, consiguiendo que el bebé abarque con su boca la mayor parte de la
areola.
Finalmente, hay que considerar que algunos autores han destacado una elevada
sobreinfección por Staphylococcus aureus en el caso de las grietas, lo que puede dificultar su
curación y debe hacer plantearse la coadyuvancia de tratamiento farmacológico12
La congestión mamaria sucede cuando los senos (mamas) están tan llenos de leche que
duelen. Esto suele ocurrir cuando una madre produce más leche de la que consume su bebé.
Los senos pueden volverse firmes e hinchados, lo cual puede ocasionarle dificultades a su bebé
para mamar.
El masaje en los senos contribuye a vaciar su seno congestionado y a aliviar el dolor. Masajee
su seno suavemente antes de amamantar y durante la sesión de lactancia para ayudar a
aumentar el flujo de leche. Pase la mano con cuidado por el seno, comenzando por la parte de
afuera y dirigiéndose hacia el pezón.
8. ¿Cómo tratar la congestión mamaria?
Ablándese los senos antes de amamantar. Usted puede aplicarse una compresa tibia
por un par de minutos antes de amamantar. O puede usar las manos o usar un
sacaleches para hacer salir (extraer) una pequeña cantidad de leche de ambos senos.
Trate de amamantar con más frecuencia. Vacíese los senos con el sacaleches si su
bebé no va a mamar. Procure vaciarse los senos cada vez que lo haga.
Tome ibuprofeno (como Advil o Motrin) para reducir el dolor y la hinchazón. El
ibuprofeno es seguro durante la lactancia si se toma según las indicaciones. Pero es
una buena idea que consulte con su médico antes de tomar cualquier tipo de
medicamentos mientras esté amamantando.
Si todavía siente molestias en los senos después de amamantar, pruebe aplicarse una
compresa fría para reducir la hinchazón. Puede usar una toalla mojada helada, una
compresa fría o una bolsa de verduras congeladas. Aplíquesela en los senos durante 15
minutos por vez cada hora según lo necesite. Para evitar daños en la piel, colóquese un
paño delgado entre el seno y la compresa fría.
Si no está amamantando, siga uno o más de estos pasos para aliviar la molestia:
Aplica calor seco o húmedo al área afectada, y retira cualquier resto de leche que se haya
secado en el pecho limpiandolo con agua tibia.
Llena un recipiente con agua tibia e inclínate para sumergir tus pechos. Masajea suavemente el
área mientras está caliente, y a continuación trata de amamantar a tu bebé.
Masajea suavemente tu pecho en la o las áreas con durezas mientras tu bebé está mamando.
Masajea suavemente sobre del conducto bloqueado y después, trata de extraer con la mano
colocada por detrás de la areola y el pezón.
Un tratamiento un tanto inusual, pero que funciona para algunas madres, es sostener la parte
plana de un cepillo de dientes eléctrico contra la zona del conducto obstruido, y usar las
vibraciones para desbloquearlo.
Asegúrate de que tus pechos se sientan blandos y cómodos al final de las tomas, para evitar la
congestión adicional que pueda ocasionar más conductos bloqueados.
Comprueba la posición y el acople (agarre de la boca del bebé al pecho) para que el drenado
de tus pechos sea óptimo, y para evitar que el problema vuelva a suceder.
La aplicación de hojas de repollo (col o berza) se recomienda a menudo como tratamiento para
la mastitis, pero no se recomienda como tratamiento para los conductos obstruidos.
Las grietas se producen por una posición incorrecta del recién nacido al pecho o por una
succión muy vigorosa. Tratamiento: La mejoría en la técnica de la lactancia tanto en la postura
como en el tiempo en que está el bebé en cada pecho, que no debe ser más de 15 minutos por
pecho.
Utiliza una crema, por ejemplo, Bepanthol Pomada Protectora Bebé. Esta crema protege y
cuida tu pezón. Ponles tu propia leche. Aplicar un poco de tu leche en el pezón después de
cada toma y dejarla secar puede curar las grietas, gracias a sus propiedades antiinflamatorias y
antibacterianas.
Amamantá a menudo.
La leche materna recién extraída puede almacenarse en una nevera aislada con bolsas de hielo
hasta un día. Refrigerador. La leche materna recién extraída puede almacenarse en la parte
trasera del refrigerador hasta cuatro días en condiciones de limpieza. Sin embargo, es óptimo
usar o congelar la leche en tres días.