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Reflexión 23 de octubre del 2022

Lc. 18,9-14

“Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será


ensalzado”.
La Palabra de Dios es el espejo, el cual nos permite ver nuestra realidad y así confrontar
nuestras acciones. El evangelio de San Lucas nos invita a discernir el verdadero espíritu
que anima nuestra oración, es decir, que es aquello que nos motiva a elevar nuestra voz
en un dialogo personal con Dios. Nuestra oración siempre debe partir desde el
reconocimiento de nuestra humildad, reconocer que no somos dignos del inmenso amor y
perdón de Dios, pero que gracias a ese amor, se nos brinda el perdón de nuestros
pecados. La justificación no es resultado del cumplimiento de unas leyes, sino de la
apertura, la confianza y la acogida de la salvación que Dios ofrece gratuitamente en su
Hijo Jesucristo. Es así como la humildad de corazón es la actitud de fondo de nuestra fe y
de nuestra relación con Dios. Dicha humildad se ve reflejada en signo de la cruz.

Oración

Señor Jesús, te pedimos que a ejemplo del publicano cuya oración brota de la humildad,
derrames sobre cada uno de nosotros la gracia de ser humildes, de reconocernos
necesitados de tu perdón y de tu amor. Que podamos expresar en nuestras palabras una
actitud de confianza y esperanza en nuestras realidades. Amen

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