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PRACTICAMOS HÁBITOS DE HIGIENE

Los hábitos de salud -incluidos los de higiene- son individuales y se van modificando a
lo largo de la vida, se añaden unos y se eliminan otros. Es en la primera infancia donde
se adquieren, por ello es importante que los padres y el entorno escolar, a través del
aprendizaje, los incorporen a la vida diaria de los niños. Así, éstos adquieren conductas
y comportamientos saludables y paralelamente aprenden también a asumir
responsabilidades sobre su propia salud.

Tanto la higiene corporal (cuidado y aseo del cuerpo), como la higiene mental (valores
y conductas que nos ayudan a tener una mejor relación con los demás y nos hacen
sentir apreciados y respetados dentro de un grupo social) son importantes para
asegurar la salud y el bienestar de las personas. Una buena higiene no solo mejora la
salud física, además contribuye a que las personas se sientan mejor psicológicamente y
favorece la autoestima.

La higiene tiene como propósito conservar la salud y prevenir las enfermedades, por


ello es fundamental cumplir ciertas normas de higiene tanto en la vida personal como
en la vida familiar, así como en el trabajo, la escuela y la comunidad.

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