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HORIZONTE PRECLÁSICO

El horizonte "Formativo" o "Preclásico" abarca desde el 1,500 a.C., cuando comenzaron a


desarrollarse las primeras aldeas agrícolas, hasta el año 200 d.C., periodo en el cual se consolidó una
de las grandes civilizaciones de Mesoamérica: la olmeca.

La agricultura cambió la forma de vivir de la gente; le permitió establecerse en aldeas y comenzó una
forma de vida sedentaria pues la cosecha aseguraba comida para todos y ya no hubo necesidad de ir
de un lugar a otro en busca de alimento. Poco a poco la población aumentó y las aldeas crecieron.
Sus habitantes aprendieron a hacer ollas, cántaros y platos de barro. Trabajaban la piedra y
domesticaron animales como el guajolote, el pato y un perro llamado "itzcuintli".

Con el tiempo, algunas aldeas se convirtieron en ciudades y centros ceremoniales como Cuicuilco,
construido a orillas de uno de los lagos que había en la cuenca del valle de México. En el Preclásico,
Cuicuilco fue el poblado más importante de esa región. De esa población sólo se conserva una
pirámide de base circular, rodeada por el pedregal que formó la lava del Xitle, un pequeño volcán en
las faldas del Ajusco cuya erupción destruyó el sitio.

El proceso de crecimiento aldeano, que tuvo lugar en varias partes de Mesoamérica, habría de
culminar con el establecimiento de la cultura olmeca. Surgida en tierras cálidas y húmedas de la
costa del Golfo de México, esta cultura estuvo favorecida por la abundancia de agua; su poder y
vigorosa influencia se extenderían por toda el área y más allá de sus fronteras.

Con frecuencia se ve a este periodo como uno en el que no se habían alcanzado los grados de
complejidad de las sociedades de los periodos posteriores, aunque no es así. El Preclásico es una
época plena de logros y con una notable variedad en cuanto a expresiones culturales. En el
Preclásico Temprano (2500-1200 a.C.) se dieron cambios fundamentales en la vida de los grupos
humanos y que tendrían repercusiones en prácticamente todos los ámbitos. Entre esos cambios
están la adopción de la agricultura como medio de subsistencia principal y el establecimiento de
aldeas. Seguirían después prácticas como la fabricación de cerámica y el desarrollo de rasgos
asociados a la organización social, la que paulatinamente sería cada vez más compleja.

Esta creciente complejidad alcanzaría altos niveles en el Preclásico Medio (1200-400 a. C.),
principalmente con la cultura olmeca.

En ese entonces cristalizan las tendencias en curso durante los más de mil años de la época previa.
La estratificación social, el gobierno legitimado por ritos públicos y la cosmovisión, entre otros
aspectos, adquieren las características esenciales que se encontrarán entre las sociedades
mesoamericanas en adelante.

Tras la decadencia de la cultura olmeca, en el Preclásico Tardío (400 a.C.-200 d.C.), gran parte de
Mesoamérica vivió una dinámica en la que nuevamente se consolidan procesos en curso desde el
periodo anterior, como la escritura, el calendario y ritos como el del juego de pelota. Los rasgos más
distintivos de este periodo son un notable crecimiento poblacional y el surgimiento de
asentamientos de gran tamaño, muchos de ellos con construcciones monumentales, alrededor de
los cuales se conforman sistemas regionales que les aseguraban el mantenimiento de sus crecientes
poblaciones.

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