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A) La columna vertebral de los argumentos para cuestionar el pago del impuesto a las
ganancias debe reposar, principalmente, sobre la garantía de intangibilidad de las remuneraciones
de los magistrados y funcionarios del poder judicial. La Corte Suprema ha tenido oportunidad de
expedirse sobre el tema bajo análisis, desechando todo tipo de disminución de su salario, sea en
forma directa, a través de algún impuesto, o bien en forma indirecta, debido a procesos
inflacionarios. Principalmente, en esta materia el Alto Tribunal se remite a la doctrina sentada en el
leading case “Fisco Nacional c/ Rodolfo Medina”.
El caso planteaba una demanda por cobro de pesos promovida por él entones Procurador
Fiscal contra el Juez Federal Rodolfo Medina, fundándose la misma en la vigencia de la Ley 11682,
Impuesto a los Réditos, que en su artículo 18 sujetaba al gravamen a "los réditos provenientes del
desempeño de cargos públicos como ser ministro, legislador, magistrado...". El juez Medina opuso
la inaplicabilidad del impuesto sobre su salario, por ser contrario a la Constitución Nacional (anterior
artículo 96). La Corte hizo lugar a su pretensión sobre la base de las siguientes consideraciones:
El propósito de la Constitución ha sido asegurar la independencia del Poder Judicial
con eficaces garantías como son la inamovilidad de la función y la intangibilidad del sueldo, de esta
manera los constituyentes buscaban garantizar una absoluto independencia en su funcionamiento
y librarlo de toda presión de parte de los otros poderes. Es dable mencionarlo, ya que, en estrecha
relación con la división de poderes que rige nuestro Estado, sería gravemente lesionado si existiera
la posibilidad que la vida de los funcionarios que integran uno de ellos se viera vulnerado por otro
poder.
Respecto al principio de igualdad, la corte ha entendido que la exención no viola
dicho principio consagrado en el art. 16 CN, y señalan que la intangibilidad es garantía de la
independencia del Poder Judicial y que, junto con la inamovilidad deben ser consideradas como
garantía de funcionamiento de un poder del Estado. No consagra un privilegio ni un beneficio
exclusivo de carácter personal o patrimonial de los magistrados sino el resguardo del equilibrio
tripartito de los poderes del Estado.
En el precedente fallo la Corte entiende que, si el salario del juez no está amparado como su
permanencia en el cargo, desaparece la seguridad de su inflexibilidad, de su rectitud; su libertad de
juicio puede vacilar ante el temor, de que la retribución se reduzca por el legislador hasta extremos
que no le permitan cubrir su subsistencia. En el mismo sentido, y remitiéndose a los fundamentos
del citado fallo, en la acordada 20/96, la Corte amplia lo anteriormente mencionado, a fin de poner
a los jueces a resguardo de eventuales consecuencias que pudieran afectar su independencia de
criterio.
B) Ahora bien, en una controversia siempre hay dos caras de la misma moneda, y en este caso
en particular, los intereses del fisco, quien como organismo de recaudación se venía privando de
percibir el impuesto en cuestión a los magistrados y funcionarios del Poder Judicial y del Ministerio
Público de la Nación, para solventar las erogaciones del Estado. Sin embargo, este panorama
empieza a cambiar, con la sanción de la Ley 27346 por cuyo artículo 1, inciso 5, se sustituyeron los
incisos a y c del artículo 79 de la anterior ley, estableciendo como sujetos pasibles del impuesto a
las ganancias a los magistrados, funcionarios y empleados del Poder Judicial de la Nación y de las
provincias y del Ministerio Público de la Nación cuyos nombramientos hubieren ocurrido a partir del
año 2017, inclusive. Por lo expuesto, el principal argumento del Fisco para percibir el impuesto a las
Ganancias radica en la sanción de la mentada Ley. Aunque bien, no contento con lo mencionado,
ayudaremos al Fisco a vislumbrar algunos argumentos adicionales que pueden derrumbar la postura
del Dr. Bianco. Primero que nada, y en referencia a la ya mencionada ley, la Corte en virtud de la
cantidad de consultas recibidas, consideró la necesidad de expedirse acerca de la citada ley en un
informe publicado con fecha 21 de diciembre de 2016 por el Centro de Información Judicial,
aclarando sin embargo que tal informe no implicaba emitir opinión acerca de la conveniencia o
cualquier otro aspecto sobre el tema. Acto seguido indicó que “queda claro que todos los
empleados, funcionarios, fiscales, defensores, magistrados que están en funciones no pagarán el
impuesto; en cambio, quienes ingresen a partir de 2017, estarán obligados a pagarlo”.
Otro punto a destacar, es que la Ley de Impuesto a las Ganancias 27346 se vio cuestionada
por la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional, quien interpuso una acción
declarativa de certeza contra el Estado Nacional, el Consejo de la Magistratura, el Ministerio Público
Fiscal y el Ministerio Público de Defensa, solicitando que el término “nombramiento” al que se
refiere la citada ley sea entendido como “ingreso”. Ello, a fin de que la norma solo comprendiera a
los empleados, funcionarios y magistrados que al 01/01/17 no pertenecían al Poder Judicial o al
Ministerio Público. En primera instancia se hizo lugar a la medida cautelar planteada, disponiendo
que se encontraban alcanzados por el impuesto los magistrados, funcionarios y empleados que
fueran designados por el Poder Judicial y el Ministerio Público de la Nación a partir del 01/01/17,
salvo que hubiesen ingresado con anterioridad o proviniesen de los Poderes Judiciales y Ministerios
Públicos provinciales o de la Ciudad de Buenos Aires. La sala V de la Cámara Nacional en lo
Contencioso Administrativo Federal mantuvo la medida cautelar, aunque se modificaron sus
alcances, limitándolos exclusivamente a los sujetos representados por la Asociación actora. El
Estado Nacional y la Defensoría General de la Nación interpusieron un recurso de queja ante la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, la cual con fecha 27/11/18 revocó la medida cautelar dispuesta,
considerando que no resulta aceptable la decisión de suspender la aplicación total o parcial de una
ley regularmente sancionada por el Poder Legislativo Nacional, cuando su constitucionalidad no ha
sido atacada, aunque omitió expedirse sobre el fondo del asunto.
Tal como lo hemos desarrollado en el punto anterior, encontramos doctrina que se manifestó
en contra de la exención del impuesto a las Ganancias por parte de los Magistrados y funcionarios
del Poder Judicial y del Ministerio Público de la Nación, así el Dr. Bidart Campos, sostiene que la
garantía de intangibilidad prohíbe: que por "acto del príncipe”, se rebaje el monto nominal de la
asignación y, que en épocas de inflación se omita la correcta actualización de la suma nominal a
efectos de que, frente a la depreciación monetaria, mantenga su real valor económico. No obstante,
no comparte, que la garantía exija que las remuneraciones de los magistrados resulten exentas del
impuesto a las ganancias. A su juicio, la prohibición de disminuir la compensación de los jueces no
los exime de afrontar las cargas tributarias generales que establece la ley. El pago de impuestos,
entonces, no queda incluido entre las maneras de disminución prohibidas, a lo cual se opone el art
16 CN, entiende que las normas de la Constitución no se oponen entre sí, sino que se integran todas
con igual jerarquía dentro de un contexto en el que unas deben armonizarse y compatibilizarse con
las demás. Al artículo 110, en consecuencia, debe relacionárselo con el 16 y, como resultado de esa
operación, le resulta evidente que cuando se garantiza que los sueldos de los jueces no pueden ser
disminuidos en manera alguna, el constituyente originario no quiso decir que esos sueldos se
eximan de la tributación fiscal, porque pagar impuestos no es igual a padecer disminución salarial.
Por interpretación análoga, argumenta que tales casos tampoco estarían obligados a pagar el
alquiler de una vivienda o sus alimentos y vestimentas, lo cual escapa al sentido común.
García Belsunce, a su vez, considera que la exención impositiva en favor de los jueces viola la
garantía de la igualdad del impuesto como base de las contribuciones establecida en el artículo 16
de la Constitución Nacional, y el principio de proporcionalidad consagrado en su artículo 4. Remarca
que "no cabe interpretar con sentido lógico y razonable que, dentro del espíritu de la norma
constitucional, esté el exceptuar a los jueces del pago de impuestos que, aunque reduzcan sus
retribuciones, tienen un carácter general y no específico. Son tributos que afectan a todas las
personas que tengan rentas derivadas de su trabajo personal y conforme a su capacidad
contributiva. Dado un ingreso determinado, la capacidad contributiva es la misma se trate de un
funcionario administrativo o de un juez o un legislador o un empleado privado o un trabajador
independiente. A igual capacidad contributiva, igual impuesto".
Considero que la Ley 27346 no otorga una solución definitiva al problema del impuesto a las
ganancias y su aplicación a los jueces nacionales, por cuanto no debería existir diferencia entre los
magistrados que accedieron a sus cargos con anterioridad al 2017 y los que lo hicieron con
posterioridad: todos ellos deberían estar alcanzados de igual forma por tal impuesto, contribuyendo
al pago del mismo en proporción a los ingresos que posean, sobre la base del principio de equidad
o igualdad fiscal.
La Constitución argentina deja claro que las compensaciones de los jueces no pueden
disminuirse “en manera alguna”, lo cual, desde la perspectiva antes descripta, implicaría que no
pueden reducirse sus retribuciones por sus servicios como jueces ni siquiera por impuestos o por
reducciones legales de salarios. En cualquier caso, hay que recordar que el artículo 110 de la
Constitución dice que la compensación de los servicios que cumplan los jueces será determinada
por ley. Y la ley viene sancionada por el Congreso, es decir por el Senado y la Cámara de Diputados.
Pero no es la única perspectiva bajo la que se puede contemplar este conflicto de intereses.
Porque hay un evidente conflicto no entre el gobierno y los jueces sino entre la sociedad y estos
últimos. Los jueces defienden la vigencia de una ley dictada en su momento y que les confiere unos
derechos, pero estos derechos colisionan con una ley fundamental que es la igualdad entre todos
los ciudadanos respecto a las obligaciones de éstos con el Estado.
Año 2025 en curso, la inteligencia artificial descontrolada y con la suficiente capacidad para
manejar y controlar todo tipo de herramientas, logra sortear las medidas de contención y promete
erradicar a la raza humana por considerarla inferior y una potencial amenaza al mundo en el cual
pueden desarrollar todo su potencial las inteligencias artificiales, por ello se decide a combinar un
virus letal denominado “nairovirus” con un viejo conocido de la especie humana el “SARS-CoV-2”
para exterminarla. Frente a esta situación la Organización Mundial de la Salud decreta una
pandemia ante el inminente brote del letal virus y recomienda a los Estados tomar las medidas
adecuadas para salvaguardar a sus habitantes. Argentina, hundida en una crisis económica, con
escasos recursos financieros y con hambre de recaudar decide aprobar (mediante los mecanismos
formales correspondientes y sus respectivos decretos reglamentarios, siendo la AFIP el órgano
recaudador) una “Ley de Aporte Excepcional Generoso” cuya finalidad es morigerar el impacto de
la pandemia decretado por la OMS, dicha normativa creo un aporte que recae sobre los Bienes
existentes al 20/12/2024 de personas humanas y sucesiones indivisas cuyo valor exceda la suma de
$300.000.000.
Ante esta situación y la incertidumbre con relación a la pretensión de AFIP de aplicarle y
exigirle el pago del Aporte el Sr. Darín, promueve una acción declarativa de certeza con la finalidad
de hacer cesar dicho estado de incertidumbre. Funda su reclamo en la violación de los siguientes
principios y garanticas constitucionales, a saber: (a) Derecho de propiedad y principio de no
confiscatoriedad, ambos tutelados por los artículos 4, 14, 17, 33 y 75 inc. 2 de la Constitución
Nacional; (b) Principio de igualdad en materia tributaria, previsto en el artículo 16 de la CN; (c)
Principio de razonabilidad, contenido en el artículo 28 de la CN; y (d) Principio de capacidad
contributiva, contenido en los artículos 4, 16, 17, 28 y 33 de la CN. Requiere el dictado de una
sentencia que haga cesar el estado de incertidumbre provocado por la demandada,
declarando inconstitucional la normativa cuestionada y la pretensión del Fisco exteriorizada
mediante la notificación del inicio de una inspección relativa al Aporte. El actor infiere que:
En primer lugar, independiente de como se lo llame o se disfrace, este Aporte es un
impuesto, y como tal, debe respetar todos los principios que rigen la materia (principios de
legalidad, de no confiscatoriedad, de irrectroactivad, etc.);
El hecho de que este impuesto pretenda gravar la misma materia imponible alcanzada por
el Impuesto sobre los Bienes Personales (IBP) al 31/12/2024, podría dar lugar a cuestionar su validez
constitucional, con sustento en la doctrina de los efectos liberatorios del pago, siendo que el
contribuyente presentó las declaraciones juradas y pagó el período fiscal 2024, por ende, no podría
ahora el legislador exigir un mayor impuesto sobre dicho ejercicio fiscal. Al respecto, la Corte
Suprema de Justicia tuvo oportunidad de sentenciar en la causa “Insua” donde tomó en
consideración la correspondencia entre los bienes alcanzados por el Impuesto de Emergencia a los
Activos Financieros (Ley 22.604) con aquellos declarados exentos de la carga fiscal por el impuesto
al patrimonio neto (Ley 21.282), para establecer que resultaba inaplicable el impuesto a los activos
financieros que se encontraban exentos en el tributo sobre el patrimonio neto al 31/12/1981 ya que
el pago de este último tenía efectos liberatorios incorporando el sujeto un derecho subjetivo a su
patrimonio amparado por el Derecho de Propiedad.
Como el impuesto grava la tenencia de bienes a una fecha ya transcurrida (20/12/2024)
podría suceder que esos bienes al momento de sancionarse la ley no se encuentren o hayan perdido
valor dentro del patrimonio del contribuyente. Al respecto, nuestro Máximo Tribunal de Justicia ya
se expidió en la causa “Navarro Viola” poniendo freno a la pretensión de gravar manifestaciones de
riqueza agotadas antes de la sanción de la ley, por ausencia de capacidad contributiva actual del
contribuyente a la fecha de creación del tributo.
El argumento más importante para impugnar este impuesto es el de la confiscatoriedad.
Ya que la aplicación conjunta del IBP con este tributo resultaría confiscatoria por absorber una parte
importante -o su totalidad- de la renta potencial y del capital. La confiscatoriedad sería mayor si
consideremos la incidencia también del impuesto a las ganancias sobre la rentabilidad de dichos
activos. es en la aplicación de las alícuotas diferenciales y adicionales sobre el total de los bienes, en
conjunto con las que deberán aplicarse por el impuesto sobre los bienes personales del período
fiscal 2020 -dos impuestos sobre la misma riqueza material, idéntica localización espacial y similar
estructura temporal-, donde podrá verificarse, en concreto, una absorción sustancial de capital y/o
de la renta que ese activo produce, afectando el derecho de propiedad por tratarse de un tributo
confiscatorio. La confiscatoriedad consiste en la absorción de una parte sustancial de la propiedad
o de la renta en cuyo caso estaremos ante los supuestos contemplados por el Máximo Tribunal, por
exceder el tributo los límites consagrados por el artículo 17 de la Constitución Nacional. En el diseño
de este principio, la reiterada jurisprudencia de la Corte Suprema ha señalado de manera invariable
que para que se configure la confiscatoriedad se debe producir una absorción por parte del Estado
de una porción sustancial de la renta o del capital, agregando que a los efectos de su apreciación
cuantitativa se debe estar al valor real de los bienes y considerar su capacidad productiva potencial.
También se conculca el principio de igualdad porque el impuesto grava con distintas
alícuotas de acuerdo a la ubicación de los bienes estableciéndose un régimen mucho más gravoso y
discriminatorio sobre activos en el exterior y con ello se otorga un trato diferente a sujetos que
quizás tienen la misma capacidad patrimonial pero sus bienes están situados en el país.
Finalmente, se viola el principio de irretroactividad al incorporarse el concepto de
Planteado los argumentos de la actora, es indispensable analizar la postura del fisco frente
a dicho reclamo, ante esto la AFIP considera que el aporte excepcional y generoso: No se trata de
un impuesto sino de un aporte excepcional y generoso instaurado por la Ley correspondiente, que
encuentra su justificación en la emergencia global ocasionada por la pandemia decretada por la
OMS (el dinero que se recaude se destinaría a paliar los efectos ocasionados por la pandemia); fue
establecido a raíz de la magnitud del gasto que el Estado debe afrontar por el rol asistencial asumido
frente al surgimiento de la pandemia; se ajusta a los principios constitucionales en materia de
tributación, distinguiéndose del impuesto a los bienes personales; y se calcula sobre el patrimonio
y no sobre la renta que producen los activos.
CASO 2:
Finalmente, el ultimo eje versa sobre el cumplimiento del mandato constitucional, la Corte
Suprema ha ratificado que “la Constitución materializa el consenso más perfecto de la soberanía
popular; frente a sus definiciones, los poderes constituidos deben realizar todos los esfuerzos
necesarios para asegurar el desarrollo del proyecto de organización institucional que traza su texto”.
Precisamente por ello, la instrumentación reglamentaria de sus mandatos expresos no puede
quedar supeditada a razones de oportunidad o conveniencia de los poderes políticos.