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Consumo problemático de sustancias psicoactivas

en Argentina en perspectiva global


Tendencias y formas de tratamiento

Psychoactive substance abuse in Argentina


from a global perspective
Tendencies and forms of treatment

Ann Mitchell | ORCID: orcid.org/0000-0003-0122-3436


annmitchell@uca.edu.ar

Ignacio Debortoli | ORCID: orcid.org/0000-0002-9941-0338


debortoli.ignacio@hotmail.com

Pontificia Universidad Católica Argentina


Argentina

Recibido: 20/10/2021
Aprobado: 19/9/2022

Resumen Abstract
E l obje�ivo de este trabajo es analizar la eviden-
cia sobre el consumo problemá�ico de sustan-
cias psicoac�ivas y los abordajes de tratamiento
T he objec�ive of this paper is to analyse the evi-
dence on psychoac�ive substance abuse and
treatment approaches in Argen�ina from a glo-
en Argen�ina desde una perspec�iva global. Pri- bal perspec�ive. First, it analyses the latest data
mero, se analizan las úl�imas estadís�icas sobre on drug consump�ion, drug dependence and
prevalencia de consumo, dependencia y par�ici- par�icipa�ion in substance abuse treatment in
pación en tratamiento en Argen�ina y en otros Argen�ina, La�in American countries and world
países de América La�ina y otras regiones del regions and the dispari�ies by gender, age and
mundo y su variación por género, edad y grupo socioeconomic group. Then it proposes a way
socioeconómico. Luego se propone una forma to classify the diverse approaches to treatment
de clasificar los diversos abordajes de tratamien- of psychoac�ive substance abuse and describes
to del consumo problemá�ico de sustancias psi- some cross-cut�ing or complementary forms of
coac�ivas y se describen algunas formas de trata- treatment. The analysis shows the high prevalen-
miento transversales o complementarias a estas ce of drug consump�ion in Argen�ina in compari-
categorías. Las estadís�icas analizadas muestran son with other La�in American countries and, in
la alta prevalencia de consumo de drogas en Ar- par�icular, the high prevalence of consump�ion
gen�ina en comparación con otros países de Amé- and dependence on cocaine. While in general
rica La�ina y, en par�icular, la alta prevalencia de drug consump�ion is more prevalent in higher
consumo y dependencia de la cocaína. Si bien en socioeconomic groups, drug dependence is hi-
general el consumo de drogas es más prevalente gher among people with lower socioeconomic
en los sectores de nivel socioeconómico más alto, status and is especially entrenched in vulnerable
la dependencia a sustancias psicoac�ivas es más neighbourhoods. Only a frac�ion of Argen�ines
prevalente en las personas de menor nivel socioe- experiencing substance abuse problems receives
conómico y está especialmente arraigada en los treatment.
barrios vulnerables. Solo una fracción de los ar-
gen�inos en situación de consumo problemá�ico
recibe tratamiento.

Palabras clave: Drogas; Adicciones; Trata- Key words: Drugs; Addic�ion; Substance abuse
miento de consumo problemá�ico; Argen�ina. treatment; Argen�ina.

Mitchell, A. y Debortoli, I.
“Consumo problemático de sustancias psicoactivas en Argentina en perspectiva global...” | pp. 27-43 [ 27 ]
Introducción

C asi un millón y medio de argen�inos presen-


ta dependencia al alcohol o alguna droga
ilícita, lo cual significa que padecen problemas
La�ina y del mundo? ¿Cómo han evolucionado
estas estadís�icas durante las úl�imas décadas?
¿Cómo varían el consumo y la dependencia por
de comportamiento, cogni�ivos y/o fisiológicos género, edad y entre dis�intos grupos socioeco-
desarrollados luego del consumo repe�ido y pro- nómicos? ¿Cuáles son los principales métodos de
longado de alguna sustancia psicoac�iva (GBDN, tratamiento u�ilizados para abordar el consumo
2020). El consumo problemá�ico de sustancias problemá�ico de sustancias psicoac�ivas?
produce consecuencias adversas para la salud y Este trabajo procura proporcionar respuestas
el bienestar de los consumidores y también pue- a estos interrogantes. Primero, se analizan las es-
de impactar nega�ivamente en sus familias y la tadís�icas sobre prevalencia de consumo, depen-
sociedad en su conjunto (ONUDD, 2020b; Lander dencia y par�icipación en tratamiento por con-
et al., 2013)1. Desde principio de los años noventa, sumo problemá�ico de sustancias psicoac�ivas
el consumo de drogas en Argen�ina ha aumen- en Argen�ina, América La�ina y las regiones del
tado de manera sostenida y, si bien el problema mundo, en base a información publicada por la
afecta a todos los sectores socioeconómicos, los Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas
más vulnerables �ienden a acceder a drogas más de la Nación Argentina (SEDRONAR) y por fuen-
baratas y de peor calidad, lo cual aumenta el ries- tes internacionales como la Oficina de las Nacio-
go de dependencia y para la salud (Camarot�i y nes Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD)
Güelman, 2017). y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
A la hora de enfrentar situaciones de consumo Segundo, se propone una forma de clasificar los
problemá�ico de sustancias pueden surgir múl�i- diversos abordajes de tratamiento del consumo
ples interrogantes. ¿Cómo se comparan la preva- problemá�ico de sustancias psicoac�ivas y se
lencia de consumo y la dependencia a las drogas describen algunas formas de tratamiento trans-
en Argen�ina con las de otros países de América versales o complementarias a estas categorías.
El trabajo busca servir como referencia para in-
1
Es importante reconocer, no obstante, que existen diversas ves�igadores de economía, sociología, ciencias
formas de uso intensivo de drogas, en cuanto a las sustancias, polí�icas, demografía u otras disciplinas de las
formas de administración y modalidades de vinculación con ciencias sociales que buscan una introducción a
el contexto social (Candil, 2017; Camarot�i et al., 2017). la temá�ica desde una perspec�iva global.

Breve marco conceptual y metodológico

E l uso de sustancias psicoac�ivas puede tomar


muchas formas diferentes en términos de fre-
cuencia, can�idad, �ipo de sustancia e impacto en
�icas públicas, y prac�icas co�idianas (Camarot�i
y Güelman, 2017; Corbelle, 2019).
Dar cuenta de la riqueza de esta literatura re-
los consumidores y existe una amplia literatura quiere de una revisión bibliográfica en la cual
en Argen�ina sobre esta temá�ica. Se destacan, se recorran y discutan los marcos conceptuales
por ejemplo, los trabajos sociológicos que anali- locales e internacionales. El presente trabajo, en
zan cómo entran en juego las diversas significa- cambio, toma las dis�intas definiciones que los
ciones sociales, prác�icas y contextos en la cons- organismos internacionales (como la OMS y la
trucción del consumo de drogas como problema ONUDD) y nacionales (SEDRONAR) operaciona-
social y en la generación de las concepciones es- lizan para generar y presentar los datos que se
tereo�ipadas alrededor de las formas de uso (Kor- analizan. Este enfoque se desprende del obje�ivo
nblit et al., 2009; Corbelle, 2019). Por otra parte, de estudiar el consumo de sustancias en Argen-
diversos trabajos han analizado cómo el problema �ina desde una perspec�iva global. Se reconocen,
de la droga ha ido transformándose a través del no obstante, las limitaciones que supone analizar
�iempo, impactado por las tendencias internacio- esta temá�ica solo a par�ir de datos cuan�ita�ivos.
nales, contextos polí�icos, marcos jurídicos, polí- Asimismo, es importante reconocer que los datos

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relacionados al consumo de sustancias psicoac�i- cuentan caracterís�icamente los siguientes:
vas por lo general no abundan y son suscep�ibles un poderoso deseo de tomar la droga, un
a variaciones causadas por pequeñas diferencias deterioro de la capacidad para autocontro-
en el diseño de las encuestas, la formulación de lar el consumo de la misma, la persistencia
las preguntas y los universos relevados. La infor- del uso a pesar de consecuencias dañinas,
mación disponible es, por lo tanto, escasa y �iene una asignación de mayor prioridad a la u�i-
dificultades para ser comparada transversalmen- lización de la droga que a otras ac�ividades
te entre países. La frecuencia de obtención de los y obligaciones, un aumento de la tolerancia
datos también cambia entre países o localidades, a la droga y, a veces, un estado de abs�inen-
causando aún más barreras para la u�ilización de cia por dependencia física.
los datos (ONUDD, 2020e).
Por otra parte, si bien aún no se conocen ple- Esta definición es similar a la presentada por
namente los efectos de la pandemia de Covid-19 el manual de diagnós�ico DSM-IV (American
sobre el consumo de drogas, la ONUDD (2020b) Psychiatric Associa�ion, 2000), que diagnos�ica
advierte que las restricciones de movimiento a una persona con dependencia a una sustancia
internos y fronterizos han reducido la oferta psicoac�iva si posee 3 o más caracterís�icas simi-
de drogas en las calles, produciendo un aumen- lares a las antes mencionadas. Los datos presen-
to de los precios y una reducción de la pureza. tados en este trabajo provenientes de ONUDD y
Además, la recesión económica y el aumento del SEDRONAR operacionalizan estas definiciones
desempleo desatados por la crisis sanitaria afec- en sus estudios. Adicionalmente, se presentan
tan de manera desproporcionada a personas en datos provenientes del estudio Global Burden of
situación de pobreza y exclusión social, volvién- Diseases, Injuries and Risk Factors Study (GBD) so-
dolas más vulnerables al consumo de drogas bre trastornos (disorders, en inglés) de consumo
(ONUDD, 2020b). Este documento, no obstante, de sustancias. En este estudio, se consideran tras-
busca caracterizar la situación previa a la pan- tornos de consumo de alcohol a la dependencia
demia analizando los úl�imos datos anteriores a al alcohol (definida a par�ir del CIE-10 y el DSM-
la misma de las principales fuentes nacionales e IV) más el síndrome de alcohol fetal, y se consi-
internacionales. deran trastornos de consumo de drogas ilícitas a
Teniendo en mente estas limitaciones, a con- la dependencia (también en el sen�ido del CIE-10
�inuación se presentarán los dis�intos conceptos y el DSM-IV) a cuatro �ipos de sustancias (anfeta-
vinculados con el consumo de sustancias usados minas, cannabis, cocaína y opioides) más un re-
en este trabajo. Las primeras estadís�icas presen- sidual de otros trastornos de consumo de drogas
tadas son las referidas al consumo. En las fuentes ilícitas.
u�ilizadas, el consumo de sustancias se operacio- Esto dicho, el consumo problemá�ico de sus-
naliza a través de la medida de prevalencia. Las tancias puede ser entendido de una manera más
estadís�icas varían dependiendo de si la persona amplia como aquél que produce consecuencias
usó la sustancia por lo menos una vez en el mes, adversas tanto para la salud (física y mental)
año o en su vida. Esta operacionalización resulta como para el bienestar de los consumidores,
ú�il a fines es�ima�ivos, aunque deja de lado la di- afectando nega�ivamente a sus relaciones socia-
ferenciación de los diversos modos de consumo, les primarias (familia, pareja, amigos), relaciones
que van más allá de frecuencias y �ipos de sustan- sociales secundarias (trabajo, estudio) y sus re-
cias (Camarot�i et al., 2017). laciones con la ley (Kornblit et al., 2009). En esta
En segundo lugar, se presentan estadís�icas misma línea, es definido en la Ley Argen�ina N°
sobre consumo problemá�ico, dependencia y 26.934 (Plan IACOM)2 como aquellos consumos que
desórdenes de consumo de sustancias. Las cate- -mediando o sin mediar sustancia alguna- afectan
gorías establecidas por la OMS para referir a si- negativamente, en forma crónica, la salud física o
tuaciones de consumo de sustancias perjudicial psíquica del sujeto, y/o las relaciones sociales. Asi-
se enfocan en los efectos nega�ivos en la salud. mismo, un entendimiento amplio de la depen-
En la décima revisión de la Clasificación Inter- dencia a las sustancias debe tener en cuenta no
nacional de Enfermedades (CIE-10), la OMS solo a los efectos farmacológicos que estas pro-
(2010) define el uso nocivo de sustancias como un ducen, sino también a su estrecha relación con
patrón de consumo de una sustancia psicoactiva que determinados es�ilos de vida y otros factores cau-
causa daño a la salud, física o mental. Por otro lado, sales como caracterís�icas gené�icas y psicológi-
la OMS (2010) define a la dependencia a las dro- cas, entornos sociales y experiencias personales
gas -una situación más crí�ica que desarrollan (Kornblit et al., 2009)
personas que consumen drogas de forma regular Por úl�imo, otro término muy u�ilizado co�i-
durante un período de �iempo extendido- como dianamente en lo referente al consumo de sus-
tancias es el de adicción. En general el término
un conjunto de fenómenos del compor-
tamiento, cogni�ivos y fisiológicos, que se 2
Plan Integral para el Abordaje de los Consumos Proble-
desarrollan luego del consumo repe�ido de máticos. https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/
la sustancia en cues�ión, entre los cuales se ley-26934-230505/texto.

Mitchell, A. y Debortoli, I.
“Consumo problemático de sustancias psicoactivas en Argentina en perspectiva global...” | pp. 27-43 [ 29 ]
da cuenta de la repe�ición con�inuada en el �iem- Adicionalmente, aunque el término es usado
po de tanto una ac�ividad (como el juego y otras) ampliamente tanto por profesionales como el
como del uso de una sustancia, al punto de que público general, desde la década de 1960 la OMS
la persona siente dificultad de prescindir de ella recomienda usar el término dependencia por so-
(OMS, 1994; Kornblit et al., 2009). Sin embargo, bre la adicción (OMS, 1994), lo cual es la estrate-
el significado de este término presenta impor- gia que adoptamos en el análisis cuan�ita�ivo en
tantes variaciones a lo largo de la historia, de- la siguiente sección. Todo el análisis que sigue se
pendiente de los dis�intos modelos ideológicos basa en datos de fuentes secundarias, procesa-
subyacentes a su análisis (Kornblit et al., 2009). dos usando hojas de cálculo.

Consumo de sustancias en Argentina en perspectiva global

Consumo de sustancias psicoactivas Centroamérica �ienen la segunda tasa de consu-


mo más baja en el caso de cannabis y las tasas
más bajas en caso de opioides y opiáceos, anfeta-

S egún la úl�ima Encuesta Epidemiológica sobre


Prevalencia de Consumo de Sustancias Psicoac-
tivas en Argen�ina, el 8,3% de la población de
minas y éxtasis. En cambio, si se observa la tasa
de consumo de cocaína y sus derivados, Sudamé-
rica es la tercera región con mayor prevalencia,
entre 12 y 65 años consumió alguna droga ilícita luego de Norteamérica y Oceanía, lo que muestra
en los úl�imos 12 meses (SEDRONAR, 2017). La la importancia rela�iva de esta sustancia en la re-
marihuana es la droga ilícita más consumida, gión. La prevalencia de consumo de cocaína en
con una prevalencia anual de 7,8%, seguida por Argen�ina casi duplica al promedio de los países
la cocaína (1,5%), los tranquilizantes sin prescrip- de Sudamérica y es cuatro veces más alta que el
ción médica (0,7%), los alucinógenos (0,6%) y el promedio global.
éxtasis (0,3%). Los otros �ipos de droga ilícita (es- En Argen�ina, desde principios de los años
teroides anabolizantes, es�imulantes, solventes e 1980 aumentó el consumo de sustancias psicoac-
inhalables y pasta base) �ienen una prevalencia �ivas en términos de can�idad y variedad y tam-
anual de consumo inferior al 0,1%. bién se acrecentó la visibilidad social del fenóme-
Existen amplias diferencias en el consumo de no del consumo de drogas (Camarot�i et al., 2017).
sustancias entre los países de América La�ina En el año 1999, el primer estudio epidemiológico
(Cuadro 1). En términos generales, la prevalencia de consumo de sustancias llevado a cabo por la
de consumo de drogas ilícitas �iende a ser más SEDRONAR informaba que 1 de cada 10 argen-
alta en los países con niveles de PBI per cápita �inos de entre 16 y 64 años había consumido al-
más elevados. Los países con mayor prevalencia guna droga ilícita al menos una vez en su vida y
anual de consumo de marihuana (la droga ilícita un 2,9% había consumido alguna vez en el úl�i-
más consumida en la región) son Uruguay,3 Chile mo mes (Míguez, 1999). Los resultados del úl�imo
y Argen�ina, mientras que los países con menor relevamiento de la SEDRONAR (2017) muestran
prevalencia son Ecuador y Panamá. En cuanto que en 2017 un 18,3% había consumido alguna
a la cocaína, la mayor prevalencia anual la tuvo droga ilícita alguna vez en la vida y un 5,7% con-
Uruguay con el 2,1%, seguido por Argen�ina, Chi- sumió en el úl�imo mes, casi una duplicación de
le, Costa Rica y Brasil. La prevalencia de consumo ambas tasas de consumo entre los años 1999 y
de opioides supera el 0,5% solamente en Chile y 2017. Entre 2010 y 2017 se pasó de 465.000 per-
Costa Rica. En el caso del éxtasis, los países de ma- sonas que habían consumido drogas ilícitas4 en
yor tasa de consumo son Uruguay, Costa Rica y el úl�imo mes a casi 1.100.000. Entre dichos años
Argen�ina. la prevalencia de consumo de marihuana más
En cuanto a la comparación con otras regio- que se duplicó. El número de personas que algu-
nes del mundo, Norteamérica es la que presenta na vez en su vida habían consumido cocaína y
mayores tasas de consumo (prevalencia anual) de aquellos que lo hicieron en el úl�imo año aumen-
casi todas las drogas ilegales: marihuana, cocaí- tó (aunque el número de consumidores en el úl�i-
na, opioides, opiáceos, anfetaminas y otras dro- mo mes se mantuvo estable). Además, el número
gas de prescripción. La sigue Oceanía, con estas de consumidores de éxtasis se quintuplicó, y se
dos regiones marcando una amplia diferencia vio una pérdida de relevancia de las sustancias
frente a las demás. Por otro lado, Sudamérica y inhalables. El número es�imado de personas que
consumieron pasta base o paco en el úl�imo mes
3
La prevalencia de consumo de cannabis en el úl�imo mes pasó de 1.200 a 5.100 (SEDRONAR, 2010; 2017).
se duplicó en Uruguay desde su despenalización en 2011
(ONUDD, 2020b). Parte de este aumento puede deberse a 4
Usamos el término drogas ilícitas porque es el terminó que
una caída de la subdeclaración. usan las fuentes de datos.

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Cuadro 1: Prevalencia anual de consumo de sustancias psicoactivas

  Anfetaminas Cannabis Cocaína Éxtasis Opiáceos Opioides


Argentina N/A 8,13 1,67 0,33 0,07 0,19
Bolivia 0,10 2,06 0,69 0,06 0,07 N/A
Brasil 0,30 2,50 1,00 0,20 0,10 N/A
Chile 0,08 13,33 1,42 0,27 0,00 1,10
Colombia 0,03 3,27 0,70 0,19 0,03 N/A
Costa Rica 0,00 5,18 1,33 0,46 0,04 0,79
Ecuador 0,20 0,67 0,08 0,01 0,02 N/A
El Salvador 0,38 2,03 0,37 0,02 0,11 0,14
México 0,20 2,10 0,80 0,10 0,10 0,38
Panamá 1,20 0,77 0,10 0,04 N/A N/A
Uruguay 0,10 14,60 2,10 0,90 0,10 0,18
África 0,53 6,40 0,19 0,26 0,21 0,87
América 1,30 8,80 1,49 0,51 0,38 1,86
América del Sur 0,25 3,50 0,95 0,18 0,08 0,20
Centroamérica 0,21 2,90 0,66 0,17 N/A N/A
Caribe 0,87 3,60 0,62 0,23 N/A N/A
América del Norte 2,11 13,80 2,10 0,89 0,74 3,96
Asia 0,47 1,80 0,06 0,38 0,72 0,98
Europa 0,53 5,40 0,87 0,54 0,59 0,66
Oceanía 1,34 10,90 1,65 1,68 0,16 2,48
Estimado global 0,31 3,80 0,37 0,41 0,59 1,08
Notas: Datos provenientes de ONUDD (2020d). Para los países de América Latina, el Cuadro 1 presenta la medición
más reciente, siendo el año más actual 2018 y el más antiguo 2013. Anfetaminas incluye anfetaminas y metanfe-
taminas. Cocaína incluye sales de cocaína, crack, y otros tipos como pasta de coca, basuco, paco y merla. Las leves
diferencias entre los datos presentados en el cuadro y los antes mencionados de SEDRONAR (2017) se deben princi-
palmente a diferentes definiciones para cada sustancia. Por ejemplo, el dato de cocaína de la SEDRONAR incluye
solo a ésta, mientras que el de ONUDD incluye también derivados.

A nivel global, el número de consumidores cia anual con 59,9%, seguida por las Américas y el
de drogas ilícitas pasó de 185 millones en 2001- Oeste del Pacífico. En África y el Sudeste Asiá�ico,
2003 a 269 millones en 2018 (ONUDD, 2004; las tasas giran en torno al 30% y bajan a menos
2020b). Este incremento fue impulsado en gran del 3% en la región Este del Mediterráneo, con
medida por el crecimiento poblacional, ya que presencia dominante del islam. Al contrario de
la prevalencia anual de consumo se mantuvo re- lo que ocurre con el consumo de drogas, a nivel
la�ivamente estable en alrededor del 5% (ONU- global la prevalencia de consumo de alcohol ha
DD, 2020b). El aumento de consumo de drogas ido cayendo, desde el 47,6% de la población ma-
fue más elevado en los países en desarrollo que yor de 15 años en 2000 a 43% en 2016. En cambio,
en los países desarrollados, una tendencia ex- el consumo de alcohol per cápita ha aumentado
plicada mayormente por las diferencias en las a nivel mundial (OMS, 2018).
tasas de crecimiento demográfico y la concen- Es importante notar que existen diferencias
tración del consumo de drogas entre los adoles- marcadas por género en las cifras de consumo
centes y jóvenes, que �ienen un mayor peso en la de sustancias psicoac�ivas en Argen�ina (SEDRO-
estructura poblacional de los países en desarro- NAR, 2017) y a nivel global (ONUDD, 2020b). La
llo (ONUDD, 2020a). Otro factor demográfico de prevalencia anual de consumo en Argen�ina es
relevancia es la creciente urbanización de estos significa�ivamente mayor para hombres en las
países, ya que el consumo de drogas es mayor en principales sustancias psicoac�ivas (alcohol, ma-
las zonas urbanas que en las rurales (ONUDD, rihuana, cocaína, alucinógenos), así como para el
2020a). total de drogas ilícitas, la cual es más del doble
El consumo de alcohol es más común que el que en mujeres (11,5% contra 5,4%). Sin embargo,
consumo de drogas ilícitas. La OMS (2018), es�i- fue en este úl�imo grupo donde se observó el ma-
mó que el 43% de la población mundial mayor a yor crecimiento en los úl�imos años. La prevalen-
15 años consumió alcohol al menos una vez en el cia anual de consumo de alguna droga ilícita se
úl�imo año. En Argen�ina, este número asciende duplicó en varones (5,6% a 11,5%) a la vez que se
al 68%, superando al promedio de las Américas triplicó en mujeres (1,8% a 5,4%) entre 2010 y 2017
(54,1%). Europa es la región con mayor prevalen- (SEDRONAR, 2017).

Mitchell, A. y Debortoli, I.
“Consumo problemático de sustancias psicoactivas en Argentina en perspectiva global...” | pp. 27-43 [ 31 ]
En cuanto a grupos etarios, el consumo de al- anualmente es�imaciones de la presencia y con-
guna droga ilícita en Argen�ina es más prevalen- secuencias de los trastornos de consumo de sus-
te en personas de 18 a 24 años (16,1%) y de 25 a tancias (alcohol y drogas ilícitas) a nivel mundial.
34 años (13,5%), bajando notoriamente para otros Según las úl�imas es�imaciones de este estudio
grupos etarios (SEDRONAR, 2017), una tendencia (año 2019), 160 millones de personas presentaron
que se da en la mayoría de las regiones del mun- trastornos de consumo de sustancias psicoac�i-
do y para diversas drogas ilícitas (ONUDD, 2019). vas, el 2,17% de la población mundial (Cuadro 2).
En cambio, el consumo de alcohol se distribuye Dicho año, 108 millones de personas presentaron
de manera más uniforme a través de las edades. trastornos de consumo de alcohol (1,45%) y 56,7
millones trastornos de consumo de drogas ilíci-
tas (0,76%). Los �ipos de drogas ilícitas con más
personas en situación de dependencia fueron
Consumo problemático cannabis (0,32%), opioides (0,29%), anfetaminas
de sustancias psicoactivas (0,10%) y cocaína (0,06%).

El estudio GBD, llevado a cabo por el Institu-


te of Health Metrics and Evaluation5, publica
5
http://www.healthdata.org/gbd/2019.

Cuadro 2: Prevalencia de trastornos de consumo de sustancias psicoactivas por tipo de sustancia, 2019
Drogas ilícitas

drogas ilícitas

psicoactivas
Anfetaminas

Sustancias
desórdenes /
Cannabis

Opioides
 
Cocaína
Alcohol

Otros
Argentina 2,40 0,76 0,09 0,24 0,31 0,11 0,02 3,08
Bolivia 0,95 0,83 0,27 0,28 0,13 0,16 0,01 1,76
Brasil 3,28 1,17 0,24 0,52 0,21 0,20 0,01 4,33
Canadá 2,01 2,30 0,04 1,04 0,37 0,85 0,06 4,21
Chile 3,09 1,19 0,14 0,69 0,24 0,11 0,03 4,17
Colombia 2,37 0,97 0,05 0,64 0,13 0,16 0,02 3,27
Ecuador 1,01 0,68 0,12 0,33 0,07 0,16 0,01 1,68
México 1,45 0,61 0,09 0,22 0,16 0,13 0,01 2,02
Paraguay 2,76 0,81 0,40 0,25 0,04 0,12 0,01 3,50
Perú 0,84 0,99 0,52 0,24 0,07 0,17 0,02 1,81
Estados Unidos 2,61 3,44 0,12 0,92 0,45 1,96 0,08 5,89
Uruguay 1,93 1,27 0,37 0,48 0,29 0,12 0,02 3,13
Venezuela 1,64 0,44 0,05 0,21 0,03 0,16 0,02 2,05
África 0,83 0,01 0,06 0,19 0,01 0,14 0,01 1,19
América 2,41 1,75 0,15 0,59 0,26 0,77 0,04 4,06

Caribe 1,53 0,76 0,05 0,47 0,13 0,11 0,02 2,25


Latinoamérica Andina 0,91 0,87 0,36 0,27 0,08 0,16 0,02 1,76
Latinoamérica Central 1,91 0,63 0,07 0,30 0,12 0,14 0,02 2,50
Latinoamérica del Sur 2,56 0,90 0,12 0,38 0,29 0,11 0,02 3,38
Latinoamérica Tropical 3,27 1,16 0,25 0,51 0,20 0,20 0,01 4,30
Norteamérica 2,55 3,33 0,11 0,94 0,45 1,85 0,08 5,72

Asia 1,23 0,62 0,09 0,29 0,01 0,22 0,02 1,82


Australasia 2,36 2,08 0,55 0,76 0,24 0,46 0,12 4,34
Europa 2,54 0,94 0,15 0,38 0,10 0,30 0,04 3,40
Estimado global 1,45 0,76 0,10 0,32 0,06 0,29 0,02 2,17
Notas: Datos provenientes de GBDN (2020). Los datos representan la prevalencia anual en la población
que presentó trastornos de consumo de sustancias en los países y regiones seleccionados y de las distintas
sustancias, como fueran definidos en el texto.

[ 32 ] RevIISE | Vol. 23, Año 18 | Abril 2023 - septiembre 2023 | Artículos Libres
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Para Argen�ina, el estudio es�imó que alrede- caso notable de la cocaína y sus derivados, cuyos
dor de 1.300.000 personas (3,08% de la población dependientes casi se duplicaron. Norteamérica si
total) padecía de trastornos de consumo de sus- bien pudo reducir su tasa de prevalencia de tras-
tancias en 2019, cerca de 1.000.000 de alcohol y tornos de consumo de alcohol (de 3,21% a 2,55%)
320.000 de drogas ilícitas. La cocaína es la prime- vio un aumento importante de la de drogas ilíci-
ra droga ilícita generadora de dependencia en el tas (de 2,30% a 3,33%). La región pasó de tener 6
país, con un 0,31% de la población total, siendo millones de personas con trastornos de consumo
que en ningún país de las Américas y en ninguna de drogas en 1990 a 11 millones actualmente. Este
región del mundo esta droga es la principal res- aumento estuvo especialmente impulsado por
ponsable de casos de dependencia. A la cocaína la la dependencia a los opioides, cuya prevalencia
siguen el cannabis (0,24%), los opioides (0,11%) y más que se triplicó entre 1990 y 2019 y su número
las anfetaminas (0,09%). de dependientes pasó de 1,4 a 6,4 millones.
Existen diferencias relevantes entre los países Al igual que con el consumo, los trastornos son
de América La�ina. Brasil es el país con mayor más comunes en hombres que en mujeres. Esto
prevalencia de trastornos relacionados al alcohol se confirma para las regiones del mundo, tanto
(3,28% de su población) y al total de sustancias para el total de las sustancias psicoac�ivas como
(4,33%), seguido por Chile (con 3,09% y 4,17% de la para el alcohol y cada una de las drogas ilícitas
población, respec�ivamente). Bolivia, Ecuador y estudiadas. En 2019 cerca de 115 millones de hom-
Perú son los países con las menores tasas, que gi- bres (3,11% del total) sufrieron de algún trastorno
ran en torno al 1% para el alcohol y el 1,75% para de consumo de sustancias en comparación con
el total. En todos los países la�inoamericanos la 47 millones de mujeres (1,25%) (GBDN, 2020).
tasa para el alcohol supera a la de las drogas ilíci- Si bien en general la prevalencia de consumo
tas, a excepción de Perú. de drogas es mayor en los sectores de la sociedad
Norteamérica (en este estudio conformada por de nivel socioeconómico más alto, la transición
Canadá, Estados Unidos y Groenlandia) es por del consumo a la dependencia es más prevalente
amplio margen la región con la mayor prevalen- en las personas de menor nivel socioeconómico
cia de trastornos de sustancias psicoac�ivas, con (ONUDD, 2020c). Una mala situación socioeco-
un 5,72% de la población total, seguida por Aus- nómica -y también otras formas de exclusión
tralasia (4,34%) y La�inoamérica Tropical (Brasil social que enfrentan, por ejemplo, minorías o ha-
y Paraguay, 4,30%). En los EEUU en par�icular se bitantes de zonas urbanas deterioradas- contri-
destacan ampliamente los opioides, con una tasa buyen a los factores que se vinculan al aumento
de dependencia cercana al 2% (1 de cada 50 habi- del riesgo de padecer dependencia a sustancias
tantes), dando cuenta de la gravedad de la crisis psicoac�ivas. A su vez, la dependencia a drogas
de opioides que atraviesa actualmente el país.6 aumenta los riesgos de desempleo, pobreza y
Norteamérica es la única región del mundo don- la falta de vivienda, alimentando así un círculo
de las drogas ilícitas causan más casos de trastor- vicioso de desventaja (Trucco y Ullmann, 2015;
nos que el alcohol. ONUDD, 2020c).
A nivel global, la can�idad de personas afecta- Se es�imó en 2014 que el 3,6% de las familias
das por trastornos de consumo de sustancias psi- urbanas de Argen�ina tenían al menos a un in-
coac�ivas pasó de 114,5 a 161 millones entre 1990 y tegrante con adicciones7 severas al alcohol o
2019. Este aumento, como el del consumo, se vio drogas ilícitas (Bonfiglio y Rodríguez Espínola,
impulsado por el crecimiento y envejecimiento 2016). Asimismo, en todas las regiones los hoga-
poblacional (GBD, 2018). La tasa de prevalencia se res en condiciones más vulnerables fueron los
mantuvo estable. Los trastornos de consumo de que más prevalencia de casos de adicciones seve-
alcohol se redujeron a la vez que aumentaron los ras presentaron.
producidos por dependencia a drogas ilícitas. Se Los resultados de una encuesta a jóvenes de 17
destaca entre ellos la duplicación de la can�idad a 25 años residentes en villas y asentamientos del
de personas con dependencia a los opioides, de 10 primer y segundo cordón del Gran Buenos Aires
a 20 millones. (Rival y Salvia, 2016) arroja que el 27% de los jó-
La evolución del consumo problemá�ico de venes encuestados consumió drogas en el úl�imo
sustancias desde 1990 sigue trayectorias muy año y el 22% en el úl�imo mes, contrastando con
dis�intas para cada país y región (GBD, 2018). En el 12% de prevalencia anual presentado en el in-
Argen�ina, si bien la prevalencia de trastornos forme de SEDRONAR (2017) en jóvenes de 18 a 24
de consumo de cualquier sustancia se mantuvo años a nivel nacional. El estudio destaca la ma-
prác�icamente estable, la de drogas ilícitas au- yor propensión de los varones ante el consumo,
mentó. América La�ina y el Caribe pasó de tener especialmente aquellos que no terminaron sus
10 millones de habitantes sufriendo de trastor- estudios secundarios y no estudian ni trabajan.
nos de consumo en 1990 a 17 millones actual- El consumo de pasta base de cocaína (PBC) -co-
mente. Este mismo escenario se cumplió asimis- nocido como paco en Argen�ina-, sus derivados y
mo para los dis�intos �ipos de sustancias, con el residuos, �iene una importancia significa�iva en
6
Véase, por ejemplo, https://www.hrsa.gov/opioids y Mitchell 7
Se u�iliza el término adicción aquí porque es el usado por
(2020). los autores del trabajo.

Mitchell, A. y Debortoli, I.
“Consumo problemático de sustancias psicoactivas en Argentina en perspectiva global...” | pp. 27-43 [ 33 ]
contextos de vulnerabilidad en América La�ina dependencia de la marihuana o la cocaína bus-
(OEA, 2014). Si bien un informe del Transnatio- có tratamiento profesional en el año previo (SE-
nal Institute (2006) plantea tomar con cautela DRONAR, 2018a). Este número es especialmente
la relación entre consumo de paco y pobreza, ya bajo para el consumo de riesgo de alcohol (3,3%) y
que también se consume en sectores medios de sube a 13,5% y 29,5%, respec�ivamente, para la de-
la sociedad, señala que en los sectores más vulne- pendencia de la marihuana y la cocaína9. Asimis-
rables se consume un producto de peor calidad, mo, del total de personas con consumo de ries-
que lleva a altos niveles de mortalidad de sus con- go de alcohol o dependencia a alguna droga que
sumidores. En una revisión bibliográfica acerca buscaron ayuda profesional, el 23% estaba en tra-
de los aspectos epidemiológicos y médico-toxico- tamiento al momento de la encuesta, el 40% ha-
lógicos del consumo de PBC, la OEA (2014) seña- bía realizado tratamiento durante el úl�imo año
la que la usual adulteración del producto ya sea y el 37% no accedió a ningún �ipo de tratamiento.
para aumentar su volumen, como para compen- Según el mismo informe, entre las personas
sar por la pérdida en las adulteraciones, provoca que recibieron tratamiento, las principales sus-
consecuencias aún más severas en la salud. Tam- tancias que lo habrían mo�ivado fueron mari-
bién es importante destacar que la dimensión del huana (27,3%), cocaína (22,5%) y alcohol (22,3%).
consumo de pasta base se encuentra subdeclara- Existen, no obstante, importantes diferencias
da en encuestas por la dificultad de acceder a los por género. De los hombres que habían estado en
barrios informales donde la prevalencia de con- tratamiento, el 56,8% presentó consumo perju-
sumo es mayor (Camarot�i et al., 2016). dicial de alcohol, el 44,6% de marihuana y 43,2%
de cocaína, mientras que entre las mujeres la
principal sustancia que habría mo�ivado el tra-
tamiento es el alcohol (68,4%) y la búsqueda de
Participación en tratamiento tratamiento por consumo problemá�ico de otras
del consumo problemático de sustancias sustancias es mucho menor (8,9% en el caso de
cocaína y tan solo 1,6% en el caso de marihuana).
También existen importantes brechas territo-
Las naciones del mundo han señaladom su riales en el acceso a tratamientos en Argen�ina.
compromiso en trabajar para ampliar el acceso Mientras que más de la mitad de los centros de
a los tratamientos para la dependencia a las sus- tratamiento en el país se localizan en la Provincia
tancias psicoac�ivas al incluirlo entre los Objeti- de Buenos Aires, siete provincias (Catamarca, La
vos de Desarrollo Sostenible (ODS). Bajo el ODS Pampa, La Rioja, San Juan, San Luis, Santa Cruz
3, que refiere a la buena salud y el bienestar, la y Tierra del Fuego) �ienen menos de 10 centros de
meta 3.5 es fortalecer la prevención y el tratamien- tratamiento cada una (SEDRONAR, 2018b). Un
to del abuso de sustancias adictivas, incluido el uso análisis espacial de la relación entre la cobertura
indebido de estupefacientes y el consumo nocivo de de los servicios de tratamiento y la población en
alcohol8. Si bien la inclusión de esta meta genera situación de vulnerabilidad social indicó que el
un impulso para la mejora en las intervenciones déficit más agudo se encuentra al oeste del Cha-
de prevención y tratamiento del consumo pro- co, al norte de Santa Fe y en Formosa y San�iago
blemá�ico de sustancias y a los esfuerzos públi- del Estero (SEDRONAR, 2018c).
cos para mejorar la recolección y sistema�ización A nivel mundial, ONUDD (2020c) es�imó que
de datos sobre este tema, las estadís�icas disponi- solo una de cada ocho personas que sufría de de-
bles son todavía más escasas que de prevalencia pendencia a sustancias psicoac�ivas en 2018 tuvo
de consumo. acceso a tratamiento, denotando una baja cober-
La cobertura del tratamiento del consumo tura al igual que en Argen�ina. La cobertura varía
problemá�ico de sustancias depende de múl�i- ampliamente entre países y entre regiones desde
ples factores incluyendo la oferta de servicios el 1% al 86%, aunque estas diferencias se expli-
de tratamiento públicos y privados, la forma en can en parte por las diferencias en la metodo-
que los servicios se vinculan con el sistema de logía de relevamiento de datos y las principales
salud pública, la divulgación en la comunidad drogas causantes de la demanda de tratamiento.
de información sobre los servicios y la diversi- En América La�ina el cannabis y la cocaína son
dad de abordajes ofrecidos. También depende los principales impulsores de la demanda de tra-
crí�icamente de las caracterís�icas, situación tamiento, con el cannabis sobrepasando la cocaí-
social y patrones de consumo de las personas na en importancia solo en los úl�imos años. En
(ONUDD, 2020c). ninguna otra región del mundo la cocaína �iene
De acuerdo con el informe de resultados sobre una relevancia tan alta sobre la demanda de tra-
demanda de tratamiento del Estudio Nacional so- tamiento, siendo los opioides y las anfetaminas
bre Consumo de Sustancias Psicoactivas (ENCSP)
de 2017 en Argen�ina solo el 3,9% de las personas 9
La SEDRONAR (2017) mide el consumo perjudicial o de riesgo
en situación de consumo de riesgo de alcohol o de alcohol mediante el Test de Identificación de los Trastor-
nos Debidos al Consumo de Alcohol (AUDIT), desarrollado
8
https://agenda2030lac.org/es/metas/35. por la OMS. Define la dependencia según la CIE-10.

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dominantes en Norteamérica y Asia, y los opioi- el úl�imo año el 10,3% en los países de ingresos
des y el cannabis en África, Europa y Oceanía altos, 4,3% en los países de ingresos medio-altos
(ONUDD, 2020b). y 1,0% en los países de ingresos medio-bajos o
A nivel global existe también una marcada bajos. Esta desigualdad se explicaría tanto por
brecha por género: las mujeres representan cer- la heterogeneidad en la oferta de servicios como
ca de un tercio de las personas que presentan por las diferencias en la percepción acerca de
dependencia a sustancias psicoac�ivas y sólo el la necesidad de tratamiento. Sólo el 39% de las
20% de las personas en tratamiento. Asimismo, personas con dependencia pudo percibir la ne-
las personas con iden�idades de género alterna- cesidad de tratamiento y ese porcentaje �iende a
�ivas �ienen un riesgo más alto de experimentar aumentar con el nivel de ingreso del país. La SE-
dependencia y abuso de drogas y �ienden a en- DRONAR (2018a) encontró en la misma línea que
frentar más obstáculos para acceder a los trata- la tasa de percepción sobre la necesidad de trata-
mientos (ONUDD, 2020c). miento �iende a aumentar con el nivel de ingreso
Existe evidencia de que el acceso al tratamien- de las personas. Los resultados sugieren que no
to es inferior en los países en desarrollo que en solo es necesario mejorar el acceso a tratamien-
los más desarrollados. Sobre la base de un estu- tos, sino también se deben realizar esfuerzos en
dio de 26 países con dis�intos niveles de ingreso, apoyar a las personas a reconocer la necesidad de
Degenhardt et al. (2017) encontraron que de las ayuda. Adicionalmente, los autores destacan la
personas con dependencia a sustancias psicoac- importancia de que una vez provistos, estos tra-
�ivas10, había recibido tratamiento adecuado en tamientos tengan un nivel de cobertura indicado
(Degenhardt et al., 2017).
10
Este trabajo operacionaliza la dependencia a sustancias psi-
coac�ivas con la definición del DSM-IV descrita más arriba.

Modelos de tratamiento del consumo problemático de sustancias

L a literatura internacional concluye que los


tratamientos del consumo problemá�ico de
sustancias en general son efec�ivos en reducir
miento residencial, tratamiento ambulatorio y el
abordaje comunitario) corresponden a la clasi-
ficación de modalidad de atención u�ilizada por
la frecuencia de consumo de drogas y mejorar la SEDRONAR (2018b) para clasificar las ins�itu-
el funcionamiento personal y social (Simpson, ciones relevadas a través del Censo Nacional de
2002; Machado, 2005; White, 2008). La literatura Centros de Tratamiento (CNCT)11. La cuarta cate-
también muestra que la efec�ividad de los trata- goría corresponde a los grupos de ayuda mutua,
mientos varía ampliamente con la modalidad de una modalidad que opera por fuera de las ins�i-
abordaje; la amplitud, caracterís�icas y calidad tuciones formales pero que está entre las más so-
de los servicios ofrecidos; la duración del trata- licitadas por personas en situación de consumo
miento; y las caracterís�icas de los par�icipantes problemá�ico de alcohol y otras drogas tanto en
(Machado, 2005). Argen�ina como en el resto del mundo (Kelly y
Los modelos de tratamiento del consumo pro- Yeterian, 2011; SEDRONAR, 2018a). Se exponen
blemá�ico de sustancias psicoac�ivas son múl�i- las caracterís�icas generales de cada categoría y
ples y pueden ser clasificados de diversas mane- se describe su relevancia en Argen�ina. Luego se
ras, por ejemplo, según el contexto de iniciación presentan algunas formas o componentes de los
(individual, asis�ido por pares, asis�ido por profe- procesos de tratamiento que son transversales o
sionales), proceso de recuperación (basado en la complementarias a estas categorías.
abs�inencia, basado en la moderación o asis�ida
con medicación), ideología, alcance, duración, 11
El censo buscó relevar información sobre todos los dis-
entre otras (White y Kurtz, 2006). En esta sección, posi�ivos de tratamiento para el consumo problemá�ico de
se propone clasificar los modelos de interven- sustancias psicoac�ivas en todo el territorio nacional, tanto
públicos como privados, desde disposi�ivos de abordaje gen-
ción en cuatro categorías según la modalidad del eral de salud a centros especializados en la prevención y/o
tratamiento. Las primeras tres categorías (trata- tratamiento de consumo problemá�ico.

Mitchell, A. y Debortoli, I.
“Consumo problemático de sustancias psicoactivas en Argentina en perspectiva global...” | pp. 27-43 [ 35 ]
sociedad civil (OSC) y el 7% hospitales o clínicas
especializados en la salud mental y/o adicciones.
Los programas hospitalarios en Argen�ina gene-
Modalidad de tratamiento ralmente trabajan sobre el momento de crisis de
consumo prestando servicios de desintoxicación
y tratamiento, pero no ofrecen un acompaña-
Tratamiento residencial miento de largo plazo (SEDRONAR, 2019). Se-
gún el ENCSP, en 2017 el 19% de las personas de
Los tratamientos residenciales proveen servi- entre 12 y 65 años que consumieron y buscaron
cios de cuidado y acompañamiento las 24 horas, tratamiento en el úl�imo año lo hicieron en una
siete días de la semana. Dentro de este modelo, se comunidad terapéu�ica (SEDRONAR, 2018a). Asi-
puede dis�inguir entre las comunidades terapéu- mismo, entre los que recibieron tratamiento, el
�icas, que proponen un �iempo de internación 7% de los hombres y el 8,4% lo realizaron en una
extendido generalmente de entre 6 y 12 meses, ins�itución residencial.12
las propuestas residenciales de corto plazo y la
internación en hospitales para tratamientos de
desintoxicación. Tratamiento ambulatorio
Las comunidades terapéu�icas surgieron a me-
diados del siglo XX como alterna�iva a los trata- En los tratamientos ambulatorios el par�ici-
mientos médicos convencionales. Según De Leon pante suele asis�ir a un hospital, centro de salud
(1994), las mismas se diferencian de otros aborda- o programa de tratamiento diurno en días y hora-
jes de dos maneras principales. Primero, general- rios especificados. Los servicios provistos también
mente adoptan un enfoque de tratamiento guia- pueden ser variados, pero generalmente combi-
do por concepciones específicas sobre el origen nan sesiones terapéu�icas grupales y/o indivi-
del consumo problemá�ico de drogas, el proceso duales con otros servicios sociales (NIDA, 2012).
de recuperación y la vida recta. Según esta mi- Argumentos a favor de los programas ambulato-
rada la adicción es un síntoma, pero no la esen- rios son que suelen ser más efec�ivos en relación
cia del problema. El obje�ivo del tratamiento es con su costo que los tratamientos residenciales y
lograr cambios en los patrones nega�ivos de los permiten a las personas a seguir viviendo en su
sen�imientos, pensamientos y comportamientos hogar durante el período de tratamiento, limitan-
que predisponen al consumo. Por lo tanto, si bien do así la disrupción de la ru�ina diaria y creando
la desintoxicación puede ser una condición para oportunidades para que las personas puedan pro-
el ingreso al programa, no es el obje�ivo del trata- bar las estrategias de autoayuda aprendidas en su
miento. Las comunidades terapéu�icas también entorno natural (Finney et al., 1996).
adhieren a ciertos valores considerados necesa- Dentro de esta categoría, existen modalidades
rios para la recuperación -como la hones�idad, la con dis�intos grados de intensidad (McCarty et al.,
é�ica de trabajo y la responsabilidad personal y 2014). En su análisis etnográfico de un hogar de
familiar- que guían cómo las personas se relacio- día en el Gran Buenos Aires, Bianchi y Lorenzo
nan con ellas mismas, con sus pares y con la so- (2013) describen dos variedades de tratamiento
ciedad. El segundo elemento central del modelo brindadas por la misma ins�itución: un acompa-
es el uso de la interacción con compañeros como ñamiento más intensivo en el cual las personas
principal medio para facilitar cambios psicoló- concurren seis días por semana y al re�irarse se
gicos y sociales. La mayoría de las ac�ividades se quedan bajo la responsabilidad de los familiares
realizan en grupo y las otras personas en trata- y un tratamiento con mayor reinserción en la co-
miento asumen responsabilidades como mode- munidad y asistencia tres veces por semana.
los de comportamiento responsable. Si bien las En Argen�ina, ocho de cada diez centros de
comunidades terapéu�icas son un abordaje de tratamiento de la problemá�ica del consumo
tratamiento extendido en Argen�ina y a nivel de sustancias psicoac�ivas ofrecen servicios de
global, autores como Garbi (2020) han abierto in- tratamiento ambulatorios (SEDRONAR, 2018b).
terrogantes sobre algunas de sus caracterís�icas La prevalencia de tratamientos ambulatorios es
cons�itu�ivas, como el modo de encierro y aisla- consistente con el enfoque de la Ley Nacional de
miento, el uso de premios y cas�igos, y los meca- Salud Mental de 2010 (Ley N° 26.657) que promue-
nismos de control, por ejemplo, sobre qué, cómo ve el uso de tratamientos ambulatorios y el man-
y cuándo hablar. tenimiento de los vínculos de las personas con
Según el úl�imo CNCT de la SEDRONAR sus familias y entornos sociales y laborales. Entre
(2018b), el 35% de los 1.028 disposi�ivos públicos los disposi�ivos que ofrecen tratamiento ambula-
o privados que a�ienden a personas con consumo torio, los �ipos más comunes son los hospitales
problemá�ico de sustancias en Argen�ina ofre- o clínicas de atención general de salud (24% del
cen tratamientos residenciales o de internación.
El 42% de los mismos son hospitales o clínicas 12
Cabe aclarar que la encuesta registró un elevado porcenta-
de atención general de la salud, el 25% comuni- je de sin respuestas entre las mujeres (de 55%) a la pregunta
dades terapéu�icas, el 13% organizaciones de la sobre el �ipo de tratamiento recibido.

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total), las OSC (12%) y los Centros Provinciales de las enfermedades crónicas (McLellan et al., 2005).
Atención a las Adicciones (9%). Según el ENCSP, Tercero, se ha ampliado la oferta de recursos co-
en 2017 de las personas de entre 12 y 65 que rea- munitarios de acompañamiento en los procesos
lizaron un tratamiento el 84,3% de los hombres de recuperación de la dependencia, como grupos
y el 24,2% de las mujeres realizó un tratamiento de ayuda mutua y casas, escuelas e iglesias de
ambulatorio (SEDRONAR, 2018a). recuperación, además de la creación de nuevos
movimientos de base que promueven el fortale-
cimiento de los vínculos comunitarios (White,
Tratamiento basado en la comunidad 2007). Todos estos cambios han generado un in-
terés renovado en la ecología de la recuperación y
Un modelo de tratamiento anclado en la comu- en entender cómo las relaciones de las personas
nidad busca fomentar la creación de un sistema con su entorno físico, social y cultural promue-
de cuidado comunitario a través de la construc- ven o inhiben el proceso de recuperación en el
ción de vínculos entre múl�iples en�idades locales largo plazo (White, 2009). White (2008) sos�iene
y aprovechar los recursos de la propia cultura lo- que los recursos comunitarios deberían ser un
cal. White (2002) describe cómo ciertas palabras, elemento central de un nuevo sistema de cuidado
historias o metáforas que forman parte de la iden- orientado a la recuperación en el cual las personas
�idad comunitaria pueden ayudar a las personas en recuperación tomen responsabilidad por el
a comprender aspectos de sus propias experien- proceso y los profesionales sirvan de guías. La
cias, facilitando el proceso de recuperación. Un idea es encontrar un mejor balance entre los tra-
abordaje comunitario también se basa en la idea tamientos clínicos y los enfoques socioculturales
que no solo el individuo sino también las familias alterna�ivos.
y la comunidad en su conjunto necesitan pasar En Argen�ina, desde fines de los años noventa
por procesos de recuperación paralelos mediante las OSC han introducido respuestas a los consu-
la reconstrucción de vínculos, la educación sobre mos problemá�icos de drogas desde un enfoque
los problemas del consumo problemá�ico y accio- comunitario, generalmente focalizando sus ac-
nes de prevención. White (2009) presenta diver- �ividades en zonas de alta vulnerabilidad social
sos ejemplos históricos que ilustran el poder de la (SEDRONAR, 2019). El ejemplo de mayor escala es
comunidad en contribuir a los procesos de recu- la Familia Grande Hogar de Cristo, una organiza-
peración (por ejemplo, el movimiento Wellbriety ción creada en 2008 por el Equipo de Sacerdotes
de los na�ivos norteamericanos). para las Villas de Emergencia en la Ciudad Autó-
Camarot�i y Kornblit (2015) presentan los li- noma de Buenos Aires y que hoy cuenta con una
neamientos de un modelo integral comunitario red de más de 200 centros barriales en 19 provin-
aplicado al abordaje del consumo problemá�ico cias del país (Mitchell et al., 2021). Otros ejemplos
de drogas que �iene algunos elementos en común incluyen la Asociación Civil Hay otra Esperanza
con el enfoque descrito por White (2002; 2009). y La Otra Base de Encuentro (SEDRONAR, 2019).
Ambos modelos �ienen en común el enfoque in- Algunas de estas acciones fueron nombradas por
tegral; la idea de ar�icular las acciones de dis�in- la SEDRONAR como Casas de Atención y Acom-
tos actores individuales y sociales y en�idades pañamiento Comunitario (CAAC)13 aportándoles
públicas en múl�iples sectores; y que la comuni- una importante fuente de recursos económicos.
dad �iene que ser protagonista en la búsqueda de A par�ir de la sanción de la Ley Nº 26.934, el
soluciones relacionadas con el uso problemá�ico Plan Integral de Abordaje de los Consumos Proble-
de drogas. Camarot�i y Kornblit (2015), no obstan- máticos, en 2014, la SEDRONAR empezó a crear
te, ponen mayor foco en la prevención y las polí- nuevos disposi�ivos con presencia de equipos in-
�icas de reducción de daños. terdisciplinarios en los territorios (SEDRONAR,
El modelo comunitario es uno de los enfoques 2019). Los Dispositivos Integrales de Abordaje
de tratamiento promovidos a nivel global por las Territorial (DIAT) son centros preven�ivos asis-
Naciones Unidos (ONUDD, 2008) y su importan- tenciales gratuitos, de abordaje integral ambu-
cia ha crecido durante las úl�imas décadas en latorio coges�ionados con algún actor local (go-
países como los Estados Unidos (White, 2008; bierno provincial o municipal u OSC), dirigidos
2009). Esta tendencia responde a varios factores. a personas en situación de vulnerabilidad social
Primero, la evidencia científica muestra que la y consumo problemá�ico de sustancias psicoac-
iniciación de un tratamiento en un entorno ins- �ivas. Los equipos de los DIAT, conformados por
�itucional no asegura el mantenimiento del pro- un referente local, un equipo técnico, operarios
ceso de recuperación luego de la reinserción en y talleristas realizan talleres, eventos y ac�ivida-
el entorno comunitario (White, 2008). Segundo, des sociales, culturales, depor�ivas, recrea�ivas o
existe un creciente reconocimiento de que la re-
cuperación de la dependencia requiere un trata- 13
Las CAAC son espacios comunitarios con presencia perma-
miento de largo plazo haciendo que cada vez más nente en el territorio y el reconocimiento por parte de los actores
se promueva el reemplazo de un modelo de tra- de la comunidad que facilitan el acceso a la orientación, con-
tención, atención y acompañamiento de personas que se encuen-
tamiento biopsicosocial agudo hacia un modelo tran en situación de exclusión social y consumo problemático de
de recuperación que emula los tratamientos de sustancias. Véase https://redcaacs.org.ar/.

Mitchell, A. y Debortoli, I.
“Consumo problemático de sustancias psicoactivas en Argentina en perspectiva global...” | pp. 27-43 [ 37 ]
forma�ivas en ar�iculación con otras en�idades sos refieren explícitamente al poder de Dios, pero
locales. Los Dispositivos de Tratamiento Co- dejan al individuo elegir su propia interpretación
munitario (DTC) ocupan un rol más estratégico de ese término17. En este sen�ido, se sos�iene que
enfocado en el diagnós�ico del territorio, la crea- los 12-pasos ofrecen un enfoque espiritual pero
ción de espacio de escucha para favorecer la par- no religioso. Pueden formar parte de los grupos
�icipación comunitaria, la construcción de redes, de AA personas de cualquier religión, agnós�i-
la sistema�ización de información y el trabajo en cos u ateos. Otros elementos del abordaje son la
conjunto con los DIAT en el seguimiento de casos importancia de par�icipar de manera frecuente
individuales y grupales (SEDRONAR, 2019). y durante toda la vida en las reuniones grupales
para lograr una abs�inencia duradera y apoyar a
otras personas a emprender un camino de recu-
Grupos de ayuda mutua peración. Según una encuesta de membresía de
AA aplicada en 2014 en Estados Unidos, los par-
Los grupos de ayuda mutua son grupos de dos �icipantes asisten en promedio a 2,5 reuniones
o más personas que se reúnen para compar�ir sus por semana y casi la mitad de los par�icipantes
experiencias y brindar ayuda a personas que se han estado sobrios durante al menos cinco años,
encuentran en una situación similar. La par�i- lo cual re�leja la par�icipación prolongada como
cipación es generalmente gratuita, anónima, no método de mantenimiento de la abs�inencia y ac-
involucra a profesionales y se basa en el apoyo de �ividad solidaria (AAWS, 2014). Más de la mitad de
los pares. Algunas ventajas de los programas de los encuestados indicaron que combinan la par�i-
ayuda mutua son la amplia dispersión geográfica cipación en AA con otras formas de tratamiento.
de los grupos y que la par�icipación no implica La creación de AA tuvo una in�luencia profun-
ningún costo económico para el individuo (Kelly da sobre los movimientos de ayuda mutua (Whi-
y Yeterian, 2011). te, 2004). Diversos grupos adoptaron los 12-pasos
Alcohólicos Anónimos (AA) es la red de grupos para el tratamiento de la dependencia a otras
de ayuda mutua para el tratamiento de la depen- drogas (por ejemplo, Narcóticos Anónimos) o
dencia a sustancias psicoac�ivas con mayor al- para el tratamiento de otras formas de adicción
cance global. Existen más de 120 mil grupos de (por ejemplo, Jugadores Anónimos). Asimismo,
AA en más de 60 países y se es�ima que más de otros modelos de abordar el consumo proble-
2 millones de personas par�icipan actualmente má�ico de drogas han incorporado los 12-pasos
en los grupos (GSOAA, 2018). AA fue creada en como un elemento de sus programas (Floren�ine
la década de 1930 en Akron, Ohio, EEUU por Bill y Hillhouse, 2000).
Wilson y Dr. Bob Smith, personas que sufrían de En Argen�ina, los grupos de AA empezaron a
alcoholismo y que empezaron a sostener la abs- funcionar en 1953 (Camarot�i y Güelman, 2017) y
�inencia mediante el trabajo en conjunto con hoy existen más de mil grupos en el país.18 Según
otros alcohólicos (Dosset, 2013).14 Los principios y la SEDRONAR (2018a), en 2017 de las personas de
prác�icas del AA se resumen en el esquema de los entre 12 y 65 años que consumieron y buscaron
12-pasos y un conjunto de principios organiza�i- tratamiento en el úl�imo año, el 23% lo realizaron
vos (las 12-tradiciones)15. Los 12-pasos son un con- en un grupo de AA y el 12,9% en un grupo de Nar-
junto de principios de naturaleza espiritual que, si se có�icos Anónimos.
adoptan como una forma de vida, pueden liberar al
enfermo de la obsesión por beber y transformarle en
un ser íntegro, útil y feliz16.
Un elemento central del enfoque de AA es la Formas de intervención transversales
concepción del alcoholismo (o la dependencia a
otras drogas) como una enfermedad crónica que
no puede ser controlada, sino solo manejada. La A con�inuación, se describen algunas formas
droga hace que la vida se vuelve ingobernable y, de intervención aplicadas en situaciones de con-
por lo tanto, la abs�inencia es la única alterna�iva. sumo problemá�ico de drogas, comenzando por
Como se en�iende que las personas son impoten- los programas de reducción de daños y siguien-
tes ante el alcohol (u otras sustancias adic�ivas), do por algunas formas de tratamiento transver-
�ienen que buscar el “poder” por fuera de ellos sales a los dis�intos modelos presentados en la
mismos para mantener la abs�inencia. Los 12-pa- sección anterior, tales como los tratamientos far-
macológicos y el tratamiento de con�ingencias.
¹⁴ Según White (2004), si bien AA es la red de grupos de ayu- Finalmente, se comparan los dis�intos enfoques
da mutua más grande del mundo, no es la primera ya que ideológicos, diferenciando entre los marcos reli-
los “círculos” de recuperación de los na�ivos norteamerica- giosos, espirituales y seculares.
nos fueron establecidos a mediados del siglo XVIII. A lo lar-
go del siglo XIX se crearon diversos grupos de ayuda mutua ¹⁷ El texto básico de Narcó�icos Anónimos invita a los miem-
en EEUU y Europa. bros a elegir una comprensión del poder superior que expre-
¹⁵ Véase https://aa.org.ar/informacion-primaria/informa- sa amor y cuidado y que es más grande que ellos mismos
cion-general. (Dosset, 2013).
¹⁶ Véase https://www.aa.org/assets/es_ES/sp_tt_foreword.pdf. ¹⁸ https://aa.org.ar/

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Los programas de reducción de daños surgie- El tratamiento de contingencias u�iliza un
ron a fines de los años ochenta como respuesta a refuerzo posi�ivo para incen�ivar los compor-
la creciente prevalencia de enfermedades (como tamientos posi�ivos como la abs�inencia (Petry,
VIH/SIDA y hepa�i�is C) entre los consumidores 2011). Los par�icipantes suelen recibir por cada
de drogas inyectables. El obje�ivo de este �ipo de muestra de orina libre de drogas un vale que
programa es disminuir los riesgos de salud aso- puede ser canjeado por artículos de consumo,
ciados al consumo de drogas, prevenir la trans- como alimentos, entradas al cine, o una lotería
misión de enfermedades y mejorar la calidad para ganar premios monetarios. Si bien existe
de vida de las personas que padecen consumo evidencia sobre su eficacia en el tratamiento de
problemá�ico de drogas, poniendo el foco en los la dependencia a sustancias psicoac�ivas, su uso
derechos de las personas por sobre el obje�ivo de no es tan extendido (Petry, 2011). Por otra parte,
abs�inencia (Camarot�i y Güelman, 2017). Si bien el tratamiento de con�ingencias ha sido cri�ica-
estos programas �ienen un obje�ivo diferente, do por fomentar la adicción al juego, que a veces
pueden considerarse una polí�ica complementa- coexiste con el consumo problemá�ico de sustan-
ria a los abordajes de tratamiento. Los programas cias (NIDA, 2012).
de reducción de daños suelen ofrecer equipos de Finalmente, los abordajes del consumo pro-
inyección esterilizados, zonas de tolerancia don- blemá�ico de sustancias varían según el rol de
de consumidores pueden inyectar drogas en un la religión y/o la espiritualidad en el proceso
entorno higiénico, educación sobre las conse- de recuperación. Los abordajes religiosos usan
cuencias del consumo de drogas y sobre cómo las creencias, enseñanzas y rituales religiosos,
prevenir la sobredosis y, a veces, intervenciones además de la comunidad de fe, para favorecer
farmacológicas (ONUDD, 2007). Los primeros los procesos de recuperación y suelen tener as-
programas de reducción de daños en Argen�ina pectos en común, tales como la creencia de que
fueron introducidos en los años noventa (con fi- la adicción emana de la fragilidad y debilidad
nanciamiento internacional) y desde el año 2003 humana, la necesidad de recurrir a recursos por
existen programas públicos con este enfoque (Ca- fuera de uno mismo para lograr la recuperación
marot�i y Güelman, 2017). y un conjunto de valores principales (White y
La desintoxicación refiere a un proceso usado Kurtz, 2006). En contraste, los modelos seculares
para eliminar y controlar la sintomatología de la suelen enfocarse en la capacidad del propio in-
abs�inencia al consumo de drogas (NIDA, 2012). dividuo en lograr cambios mediante la adquisi-
Generalmente la desintoxicación es administra- ción de conocimiento sobre uno mismo y sobre
da por un médico en un hospital o centro de tra- el problema de adicción. El trabajo de Camarot�i
tamiento residencial. Metadona y buprenorfina et al. (2017) pone en evidencia la pluralidad de
son opioides sinté�icos usados en el tratamiento abordajes religiosos y espirituales en Argen�ina,
a la dependencia a los opioides (White, 2008). Es- que van desde las acciones de los curas villeros
tos tratamientos suelen formar parte de progra- en barrios marginados hasta las comunidades
mas de reducción de daños que buscan reducir terapéu�icas evangélicas y las en�idades no reli-
los síntomas de abs�inencia, eliminar el riesgo giosas que incorporan dimensiones espirituales
asociado con la inyección de opioides ilícitos y y trascendentes.
gradualmente progresar hacia la desintoxica- En Argen�ina, los servicios de tratamiento de la
ción. Algunos medicamentos buscan eliminar el problemá�ica del consumo de sustancias más pro-
deseo de consumir mediante la neutralización vistos son la psicoterapia individual (provista por
de los efectos inducidos por las drogas19 o la pro- el 85% del total); la orientación a padres, familia-
vocación de reacciones adversas (White, 2008)20. res y/o la comunidad (82%); la terapia familiar o
Como los tratamientos farmacológicos no tratan vincular (70%), la rehabilitación y prevención de
los factores psicológicos, sociales y contextuales recaídas (64%), la psicoterapia grupal (58%), la psi-
asociados con el consumo problemá�icos de sus- coterapia mul�ifamiliar (49%); y los tratamientos
tancias, �ienen que ser seguidos por otras formas farmacológicos (46%) (SEDRONAR, 2018b). Los
de tratamiento. centros de tratamiento también suelen ofrecer
una amplia variedad de intervenciones para la
¹⁹ Se u�iliza el antagonista altrexone, por ejemplo, para neu- inclusión social: el 79% ofrecen servicios de tra-
tralizar el efecto de opiáceos en inducir efectos eufóricos bajo social, el 49% brindan asesoramiento legal;
(White, 2008).
²⁰ Por ejemplo, Antabuse (disulfram) hace que el consumo
el 48% educación informal; el 42% capacitación
de alcohol en pequeñas can�idades provoque nausea, vómi- laboral; y el 71% ac�ividades artís�icas, recrea�ivas
tos y otros síntomas adversos (White, 2008). y depor�ivas (SEDRONAR, 2018b).

Mitchell, A. y Debortoli, I.
“Consumo problemático de sustancias psicoactivas en Argentina en perspectiva global...” | pp. 27-43 [ 39 ]
Conclusiones

E l propósito de este trabajo ha sido analizar


la evidencia sobre el consumo problemá�ico
de sustancias psicoac�ivas y sobre los dis�intos
personas de menor nivel socioeconómico. Ade-
más, el consumo y la dependencia de drogas está
especialmente arraigada en los barrios informa-
abordajes de tratamiento en Argen�ina desde les del país.
una perspec�iva global. Sólo una pequeña fracción de las personas que
El análisis de las estadís�icas muestra, prime- padecen dependencia a sustancias psicoac�ivas
ro, que la Argen�ina �iene una alta prevalencia reciben tratamiento, tanto en Argen�ina como
de consumo de drogas en comparación con los en el resto del mundo. La tasa de par�icipación
otros países de América La�ina y en el caso del en tratamiento �iende a ser más baja en los paí-
consumo de alcohol, cannabis y cocaína, se ubi- ses de ingreso medio o bajo, entre las mujeres y
ca en una situación más cercana a las regiones en otros grupos vulnerables como las personas
del mundo con mayor prevalencia de consumo con iden�idades de género alterna�ivas. La falta
(América del Norte y Oceanía) que las regiones de par�icipación en tratamientos se debe no solo
de prevalencia baja. Se destaca la alta prevalen- a la falta de oferta de tratamiento sino también
cia de consumo de cocaína en toda América La- a que las personas no perciben la necesidad de
�ina y, en par�icular, en Argen�ina, que se ubica solicitar ayuda.
en segundo lugar dentro de la región, luego de Se propuso clasificar los modelos de interven-
Uruguay. Además, ha habido un marcado au- ción en cuatro categorías según la modalidad del
mento de la prevalencia de consumo de drogas tratamiento: el tratamiento residencial, el trata-
ilícitas en Argen�ina durante los úl�imos veinte miento ambulatorio, el tratamiento basado en la
años. comunidad y los grupos de ayuda mutua. Algu-
La comparación de las estadís�icas globales nas de las categorías de intervención transversa-
sobre los trastornos de consumo de sustancias les o complementarias a estos abordajes son los
psicoac�ivas indica que la tasa de prevalencia programas de reducción de daños, los tratamien-
en Argen�ina supera ampliamente la prevalen- tos farmacológicos y el tratamiento de con�in-
cia global, pero es más baja que en algunos otros gencias. Los abordajes también se diferencian en
países de América La�ina, como Brasil, Chile, Pa- cuanto al rol de la religión y/o la espiritualidad
raguay y Uruguay y que en Norteamérica. Desde en el proceso de recuperación.
1990, si bien la prevalencia de trastornos de con- En síntesis, el consumo problemá�ico de sus-
sumo de cualquier sustancia se mantuvo prác�i- tancias psicoac�ivas es un problema de gran mag-
camente estable, la de drogas ilícitas aumentó. La nitud a nivel global y también en Argen�ina. A
cocaína es la primera droga ilícita generadora de pesar de que la literatura internacional concluye
dependencia en el país. que los tratamientos del consumo problemá�ico
En Argen�ina, igual que en las otras regiones de sustancias en general son efec�ivos en reducir
del mundo, la prevalencia de consumo de dro- la frecuencia de consumo de drogas y mejorar el
gas ilícitas y de dependencia son más altas entre funcionamiento personal y social, solo una pe-
los hombres que las mujeres y entre los jóvenes queña fracción de las personas en situación de
adultos que en los otros grupos etarios. Si bien consumo problemá�ico recibe tratamiento. Esta
en general la prevalencia de consumo de drogas temá�ica necesita ser abordada no solamente por
es mayor en los sectores de la sociedad de nivel especialistas, sino también por personas que tra-
socioeconómico más alto, la transición del con- bajan en múl�iples disciplinas y por la sociedad
sumo a la dependencia es más prevalente en las en su conjunto.

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