Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
sobre la droga y
las adicciones
Problemática del
Niño y Adolescente
II (Adicciones,
Violencia, Bullying y
Cutting)
0
Nuevo paradigma sobre la
droga y las adicciones
La relación entre la especie humana y las drogas tuvo un comienzo muy
temprano. Todas las sociedades han establecido diferentes formas de
relación e interacción con una o más drogas. Por ejemplo, hay evidencias
de consumo de cannabis sativa (la planta de la que se extrae la marihuana)
desde hace aproximadamente 4000 años. Los usos que a las diferentes
drogas se les han dado de cultura en cultura y con el paso del tiempo son
muy variados: en ceremonias y rituales, para uso medicinal, con empleo
recreativo, como herramienta para desarrollar alguna actividad específica,
como recurso para ser más eficiente en algún trabajo, etcétera. Por otra
parte, su marco jurídico y la apreciación moral sobre las drogas también es
un resultado histórico: la cocaína, por ejemplo, tuvo status legal en Estados
Unidos hasta 1914 y, en la actualidad, son muchos los países que están
estableciendo lineamientos sobre diferentes usos libres de la marihuana.
En nuestra sociedad, por ejemplo, existe una situación tanto jurídica como
ético-moral de total aprobación y legalidad con respecto al alcohol y al
tabaco. Por supuesto, ambas sustancias son entendidas y consideradas
drogas, pero hay gran permisibilidad con respecto a su consumo, aun
cuando se conocen sus consecuencias. En gran parte, esta disposición se
debe al estatus de legalidad con que dichas sustancias cuentan y podemos,
por lo tanto, otorgar al Estado un papel central en que sean percibidas de
esta manera. Incluso no hay una legislación unificada y eficiente con
respecto al consumo de alcohol cuando se conduce un vehículo, por cuanto
cada jurisdicción permite un nivel de alcoholemia diferente. Otro ejemplo
que demuestra que el papel que toma el Estado sobre estas situaciones es
1
determinante lo encontramos en el consumo del tabaco: con la
promulgación en el año 2011 de la Ley Nacional de Control de Tabaco1, que
prohíbe fumar tabaco en todos los espacios cerrados de uso público, el
hábito de consumo ha disminuido notablemente y el nivel de fumadores ha
mermado.
El problema surge cuando una droga recibe un uso que difiere o con los
acostumbrados o aprobados por la cultura. En esos casos, se emiten juicios
de diferentes tipos para sostener que lo que existe en esa relación entre la
persona y la droga se corresponde con un abuso. Podemos afirmar, por lo
tanto, que las definiciones sobre cuándo hay uso y cuando abuso están
determinadas, tipificadas y reglamentadas por la propia cultura; no existe
una determinación natural en la relación de la especie humana y la
sustancia. Es cada sociedad, en un momento histórico específico, quien
decide si el uso que socialmente se establece con una droga corresponde a
uso o a abuso. Todos los Estados tienen entre sus funciones ordenar y
regimentar a su sociedad. Por esto mismo, cuando una forma de consumo
se sale de lo socialmente aceptado o de lo que el Estado espera para el
consumo de esa sustancia, se establecen penalizaciones (morales, jurídicas
y de todo tipo).
1
Ley N.° 26687. (1 de junio de 2011). Ley Nacional de Control de Tabaco. Honorable
Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2rEZcH0
2
El problema de la droga
La perspectiva tradicional y hegemónica que prima en la actualidad sobre
la problemática se centra de manera exclusiva en el objeto droga, a la vez
que se desconoce al sujeto que establece una relación problemática con la
sustancia. Esta perspectiva fue impulsada por los Estados Unidos a finales
de la década de 1960, en su lucha contra el narcotráfico. En la actualidad,
debido a la injerencia de la política norteamericana, esta es la perspectiva
adoptada por la mayoría de los países del mundo, incluida Argentina.
Nuevo paradigma
Hasta hace no muchos años, lo que se observaba era que la generalización
de la problemática de consumo de drogas había generado distintos
intentos de dar respuesta por parte del Estado, de sus fuerzas de
seguridad, de profesionales de la salud, de las instituciones educativas y de
la comunidad: todas ellas se basaban en generalizaciones y simplificaciones
y abordaban la problemática desde la óptica específica de su propio campo
3
de acción. Estas formulaciones carecían de fundamento teórico y evidencia
científica y surgían como reacciones urgentes y poco reflexivas ante la
realidad preocupante del incremento en el consumo de drogas. A esta
situación debe sumarse que, en las últimas dos décadas, se han
identificado nuevas modalidades y patrones de consumo: automedicación,
drogas como estilo de vida, nuevas formas de consumo de alcohol entre
adolescentes. Estas modificaciones implican la necesidad de complejizar los
modelos explicativos del consumo y el abuso de drogas. Se advierte,
entonces, la necesidad de redefinir las respuestas y explicaciones, donde la
reflexión sobre este problema sea una instancia necesaria ante la intención
de elaborar propuestas alternativas que contemplen un abordaje integral
de dicho problema, sobre una sólida base científica.
4
problemática que es cada vez más acuciante. Además, este abordaje busca
que sea posible aplicar una estrategia preventiva o interventiva adecuada
para que el consumo no se produzca, se limite a un uso no problemático o
se detenga.
5
Referencias
Davenport-Hines, R. (2001). La búsqueda del olvido. Historia global de las
drogas, 1500-2000. Madrid, ES: Fondo de Cultura Económica.