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C APÍT ULO VI
APÍTULO
Vygotski en la
La construcción de significados en el
Psicología marco de una Psicología Cultural:
Contemporánea el Pensamiento Narrativo
Cultura, Mente y Contexto Andrés Santamaría Santigosa
Laboratorio de Actividad Humana. Universidad de Sevilla.
Miguel Ángel Martínez Rodríguez
Universidad Nacional Autónoma de México. Campus de Iztacala
Laboratorio de Actividad Humana. Universidad de Sevilla.

La construcción de significados en los procesos de intercambios entre


los individuos en un contexto cultural determinado se constituye en
uno de los objetos de estudio más relevantes para una psicología de
corte cultural. De esta manera, los seres humanos estamos constan-
temente construyendo e interpretando significados que están en fun-
ción de la perspectiva en la que nos situemos y que nos van a permitir
organizar nuestra experiencia y dar sentido a nuestro mundo. La idea
de mente únicamente como entidad que procesa información, propia
de visiones computacionales, ha comenzado a dejar paso a una con-
sideración de la misma como creadora de significados y como pro-
ducto no sólo biológico sino también, y sobre todo, cultural. Como
veremos a lo largo del presente capítulo, creemos que el estudio de la
mente humana es tan complejo que no se puede limitar a las formas de
pensamiento desarrolladas a partir de la lógica formal y de lo propo-
sicional. Es por ello por lo que nos centramos en el proceso de cons-
trucción del significado y en el papel que el llamado pensamiento
narrativo tiene en el mismo, en el marco de una psicología cultural que
hunde sus raíces en propuestas netamente vygotskianas.
Como se ha señalado en capítulos anteriores, quizá la principal
aportación de Vygotski tenga que ver con su idea acerca del carácter
semióticamente mediado de los procesos psicológicos (Vygotski,
1934, 1960, 1978, etc.). Así, a través del uso de herramientas el indivi-
duo regula y transforma el medio y con ello a sí mismo. Como señaló
Vygotski, de entre los sistemas de signos es el lenguaje el que se
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convierte en el instrumento mediador por excelencia de la acción hu- La recuperación de la acción y el


mana. Pero hay que decir que tanto los signos como su significado
son el resultado de un proceso histórico y social. No se encuentran pensamiento narrativo en la construcción
ni en el objeto ni en el individuo sino que son el resultado de un pro- de significados
ceso de negociación en el que dicho significado se acuerda entre los
participantes. Es decir, se construye de manera conjunta de modo En las últimas décadas, en las ciencias sociales y humanas, esta-
que permita dar sentido y organizar la experiencia que les afectan. Un mos viviendo lo que podría considerarse una recuperación de la ac-
modo de hacerlo, como tendremos ocasión de ver en este capítulo, ción y de lo social como ejes vertebradores de la constitución indivi-
es a través del pensamiento narrativo, de la acción de narrar. dual. Recuperación que puede permitirnos, a los interesados en este
Pero tal y como señala Bruner (1996), los individuos no tenemos estudio, superar la tradicional desconexión entre lo privado y lo pú-
una experiencia “directa” con el mundo, sino que más bien éste es blico, así como acortar la distancia existente entre nuestros concep-
experimentado o conocido a partir de las interpretaciones que de él tos y nuestras realidades. Gran parte de estas visiones no sólo han
hacemos. El significado no es así algo posterior a esta experiencia, recuperado la acción humana como aspecto central en sus teorías,
más bien la propia experiencia es ya una interpretación, de tal modo sino que, lo que es aún más importante creemos, han resaltado su
que cuando actuamos lo hacemos en función de éstas últimas. Y más naturaleza y génesis esencialmente social. Es por ello por lo que no
importante que esto, estas interpretaciones –significados– no pue- podemos ya hablar de individuos aislados. Con esto no queremos a-
den ser consideradas privadas, pertenecientes a una mente indivi- nular al individuo. Sin necesidad de renunciar a él, en la actualidad
dual, sino que son el resultado de intercambios intersubjetivos en la cada vez es más claro que el ser humano es sobre todo un ser que
búsqueda de un significado común. De una u otra manera nuestra habla, que se comunica (con los demás y consigo mismo). Podríamos
experiencia se basa en la presencia de “otro”. Así, cuando construi- afirmar que el discurso lo mediatiza todo: el conocimiento y la rela-
mos significados, “leemos” la mente de ese “otro”, o dicho de otro ción con el mundo, con el “otro”, con uno mismo, etc. En el indivi-
modo, situamos dicho significado de acuerdo a convenciones cultu- duo está siempre presente un “otro” que lo caracteriza dialógicamen-
rales, expectativas y normas sociales. Podríamos afirmar que este te. Existe pues una suerte de alteridad que se constituye de alguna
hecho se constituye en la base de la cultura. manera en la estructura primigenia de la existencia individual (Bajtín,
En este capítulo pretendemos, por tanto, desarrollar un acerca- 1979). Como señala la filósofa Victoria Camps (1993):
miento que, a diferencia de posturas eminentemente racionalistas, no
margina la naturaleza intersubjetiva de la construcción de significa- “…la conciencia de nuestra realidad lingüística ha acabado
dos. En este cometido nos basaremos en diversos autores, pero es- con el solipsismo…
pecialmente nos centraremos en la propuesta de Jerome Bruner, a …Nietzsche, Freud, Marx, Wittgenstein, Heidegger, Foucault
nuestro juicio uno de los autores que mejor y más profundamente ha han puesto en cuestión la validez teórica del individuo como
conocido el trabajo vygotskiano, y que, a diferencia de posturas es- punto de partida absoluto, hasta el extremo de proclamar
trictamente cognitivas, concibe la mente humana como creadora de sucesivas defunciones del sujeto. La única objetividad reco-
significados y no únicamente como una entidad que procesa in- nocida hoy es la intersubjetividad” (Camps, 1993, p. 21).
formación (Bruner, 1986, 1990, 1996, etc.). Este autor estaba espe- En estas páginas defendemos pues que la experiencia y la acción
cialmente preocupado por desarrollar una aproximación que permita humana son, sobre todo, experiencia y acción compartida, conjunta,
explicar y comprender cómo las personas construyen significados en y que éstas se encuentran mediadas y se conforman mediante el uso
contextos culturales y, más allá, cómo esta construcción de significa- del lenguaje. Incluso lo más consustancial al individuo tiene lugar en
dos está íntimamente imbricada con nuestra propia naturaleza, con el marco de relaciones sociales en las que el lenguaje y la comunica-
nuestros propios “yo-es” (Bruner, 1990). ción conforman y dan sentido a las experiencias con los otros y con
nosotros mismos. En esta línea Camps añade:
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“…La verdad sólo reside en el acuerdo. Y dependemos ab- permitir organizar nuestra experiencia y resolver problemas. Y esto
solutamente del lenguaje: un lenguaje heredado de otros, porque en última instancia, y tal y como señala Bruner (1990), la na-
substrato de otras culturas y otros tiempos. El individuo no rración trata sobre la acción y la intencionalidad humanas.
ignora sus limitaciones, sabe que su razón no es monológica, De inmediato surgen una serie de interrogantes ¿cómo podemos
sino dialógica, que él solo no llegará a ninguna parte” (Camps, construir los significados? Y más allá de eso ¿cómo podemos organi-
1993, p. 21). zar y dar sentido a nuestras experiencias en el proceso de construc-
Camps no hace otra cosa que señalar, al igual que en su momento ción de dichos significados?
hicieran autores como Vygotski, Bajtín, Mead, y en la actualidad Tradicionalmente se ha venido considerando que dos son los mo-
Bruner, que cuando nos comunicamos con los otros o con nosotros dos en los que podemos organizar nuestras experiencias y construir
mismos conformamos nuestro “yo”, y construimos y damos signifi- significados: uno más lógico y formal propio de la ciencia, y otro más
cado a nuestras acciones y a nuestra experiencia. cercano al llamado “sentido común” por el que los seres humanos, al
Una de las más relevantes teorías, quizá la más relevante, que interactuar unos con otros, crean, interpretan y narran significados.
han venido contemplando al unísono aspectos tanto psicológicos En lo sucesivo nos centraremos e intentaremos recuperar para la psi-
como socioculturales de la acción humana y que han adoptado una cología el segundo. No obstante comenzaremos por desarrollar algu-
visión del individuo en la que lo social e histórico-cultural se consti- nas ideas previas que nos ayudarán a situar la cuestión.
tuye en su base ha sido la psicología sociocultural desarrollada por En la tradición clásica, propia de una sociedad literaria como la
el psicólogo ruso Lev Seminovich Vygotski1. En la línea de esta pers- nuestra, lo narrativo ha venido siendo considerado como la antítesis
pectiva sociocultural autores como Wertsch llegan a caracterizar la del pensamiento. De este modo, la narración ha sido vista más bien
mente en términos de acción mediada y a considerar que ésta se en- como una forma natural y no reflexiva de discurso opuesta a otras
cuentra en todo momento socioculturalmente situada (Wertsch, formas más reflexivas. Así, por ejemplo, en la Grecia clásica la tradi-
1991). Para Wertsch, la acción humana se encuentra fundamental- ción narrativa oral era considerada como poética e imaginativa y,
mente mediada por instrumentos culturales que la modelan en dife- frente a ella, se ensalzaba el argumento lógico y el discurso prosaico
rentes direcciones. En nuestro capítulo, al igual que hace Wertsch, que se constituían en las formas lingüísticas más apropiadas para el
nos centramos en aquel tipo de acciones medidas que suponen el desarrollo del pensamiento reflexivo y sistemático (Olson y Torrance,
uso de lenguaje. Este último se constituirá en el instrumento cultural 1996). Un recorrido por la literatura sobre el desarrollo del pensa-
que media la acción y el habla –el modo de discurso– la acción media- miento humano nos muestra muy a las claras que aún en nuestros
da propiamente dicha. días estas consideraciones dominan nuestras concepciones acerca
Hemos recuperado ya la acción y la hemos revestido de una na- del pensamiento.
turaleza esencialmente social y dialógica. Hemos enfatizado la impor- En el campo de la psicología, quizá haya sido la tradición de la
tancia del lenguaje como el instrumento por excelencia que media y llamada “ciencia cognitiva”, la que más haya contribuido a mantener
caracteriza las acciones humanas. Ahora bien, varios son los instru- esta consideración así como la tajante separación y, en algunos casos
mentos culturales que el individuo puede emplear para organizar su oposición, entre lo narrativo y lo que podría denominarse pensa-
experiencia y conferirle sentido. En otras palabras, varios son los miento científico o formalizado.
modos de pensamiento que nos pueden permitir construir significa- En estas teorías, el pensamiento es identificado con inferencias y
dos. Entre ellos destacaremos la narrativa como un modo de pensar reglas. Se trata de un tipo de pensamiento caracterizado en términos
que al igual que otros, quizá se trate del modo más básico, nos va a de problemas, hipótesis, inferencias, conclusiones lógicas, etc. En las
aproximaciones cognitivas a lo narrativo se ha venido estudiando el
lenguaje más como una representación mental que como una acción
1 No nos extenderemos en la descripción de los postulados vygotskianos al social. Estas visiones del procesamiento de la información han desa-
respecto puesto que en otros capítulos de este mismo trabajo quedan debida- rrollado una peculiar perspectiva acerca del sentido y el significado,
mente reflejados (ver Cubero y Rubio, en este mismo volumen).
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concibiendo a ambos como procesos mentales individuales que pue- La psicología narrativa y la construcción de
den ser divididos en diversos aspectos: recuerdo de eventos, esque-
mas, memoria autobiográfica, etc. Se parte del modelo básico de un significados
constructor individual de significados en el que están ausentes los
otros y en el que no es necesaria la comunicación. Como señala En los últimos años, los trabajos de una serie de autores como
Edwards (1997), esta falta de interés por el discurso como un fenó- Bruner, 1986, 1990; Gergen, 1994; Gregg, 1991; Hermans y Kempen, 1993;
meno natural y social está presente en la mayor parte de los mode- Murray, 1995; Polkinghorne, 1988; Sarbin, 1986; Sengers, 2000; Turvey,
los cognitivos que consideran al significado como el resultado de un 1995; etc., nos han permitido hablar del desarrollo de una psicología
procesamiento neural o computacional de la información, es decir, narrativa que va más allá de la mera narratología, de la teoría literaria,
como una expresión del pensamiento, como por ejemplo los de y que está más preocupada por los individuos. Específicamente por
Kintsch y Van Dijk. En estos modelos por tanto, no hay ninguna cómo éstos construyen significados de los acontecimientos de sus
referencia a lo narrativo, a lo que, como más adelante veremos, algu- vidas. E incluso por cómo los seres humanos parecen reconocer y
nos autores llegan a denominar, pensamiento narrativo. comprender la conducta intencional en términos de narrativas
Así, y esto ha venido siendo central para los intereses de nuestro (Sengers, 2000). En lo sucesivo, nos centraremos fundamentalmente
grupo de investigación a lo largo de estos últimos años, la mente en la propuesta de Bruner, puesto que, creemos, es la que mejor pue-
alfabetizada (literacy) tradicionalmente ha venido siendo identificada de entroncar lo narrativo en el marco de una Psicología Cultural.
con la mentalidad racional, dejando a un lado lo narrativo. No deci- No obstante, el análisis de la narrativa en las ciencias humanas y
mos que esto no sea así. Lo que queremos resaltar, y así lo haremos sociales ha venido sistemáticamente ignorando los intercambios que
a lo largo del presente capítulo, es que no únicamente debe ser iden- los individuos mantienen cuando elaboran relatos. De esta manera,
tificada con la racionalidad formal. Otros elementos parecen jugar los estudios sobre narrativa, tanto en la tradición cognitiva como en
también un papel crucial en su desarrollo. Tal y como señala Ramírez la más discursiva, han tendido a desarrollar sistemas de categorías
(1995), la modalidad narrativa ha estado siempre ahí y si no la hemos acerca de la estructura narrativa más que a conocer cómo la narración
descubierto antes quizá haya sido porque sólo hemos rastreado en se constituye en acción social. Es precisamente en esto último en lo
una dirección: en aquella que nos conduce a la racionalidad instru- que estamos interesados.
mental y a los modos de pensamiento y de discurso que la susten- De esta manera, la psicología narrativa va a concebir a la narra-
tan. No obstante, algo parece estar cambiando. ción como una acción eminentemente social y discursiva, como algo
En los últimos años, comienza a defenderse que la naturaleza del más que un conjunto de géneros literarios o una categoría particular
pensamiento humano no puede ser comprendida como únicamente de habla. Más bien será un modo básico, quizá el más básico, de
dirigida por reglas formales propias de la lógica y lo categorial, sino comprensión humana, el procedimiento por el que los individuos or-
que más bien deberemos comenzar a explorar las estructuras narrati- ganizan su experiencia en las transacciones con el mundo social.
vas que empleamos en la construcción de significados. El individuo Como señala Murray (1995), las aproximaciones cognitivas sitúan la
por tanto no es una suerte de esencia metafísica ni el resultado de un narrativa en la cabeza de un individuo aislado, mientras que la psico-
pensamiento puramente formal. Muy al contrario se trata más bien del logía narrativa la caracterizan como un hecho social y cultural (Berg,
producto de diferentes modos, culturalmente mediados, de construir 2000). De tal manera esta última aproximación supone el rechazo de la
significados. narración como un mecanismo mental propio del individuo, y
enfatiza la naturaleza activa de las narraciones en la construcción,
más que en la expresión, del significado (Harré, 1983; Gergen y
Gergen, 1988). Autores como Sarbin (1986) llegan a afirmar que la
narrativa es una metáfora para la psicología capaz de reemplazar a
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“viejas” y “famosas” metáforas como las del ordenador, el laborato- tutivos de las mismas. Serían, pues, tres modos paralelos de situar
rio, la rata, etc. acontecimientos con objeto de poder acceder a su comprensión: lo
Desde niños aprendemos a comunicarnos, y lo hacemos en fun- intersubjetivo, lo instrumental y lo normativo. A continuación nos
ción de los contextos en los que nos encontremos desarrollando un referiremos de modo muy breve a cada uno de ellos.
sentido de lo que es aceptable o normativo. En dichos contextos, ela- El primero de ellos tiene que ver con la intersubjetividad. Esta
boramos los significados que son comunes para los miembros de un noción se centra en la idea de que los seres humanos situamos los
determinado grupo social. Pues bien, la narración se constituye en acontecimientos, las interacciones, las expresiones, etc. en un “espa-
uno de los más relevantes instrumentos para organizar y comunicar cio simbólico” que definimos como compartido con otros. De esta
nuestras experiencias y para elaborar estos significados. manera, gran parte del proceso de construcción de significados de-
En este trabajo se va a concebir pues la narración como un modo pende en gran medida del desarrollo de visiones o definiciones acer-
de pensamiento, como un recurso que poseemos los seres humanos ca de lo que es compartible con otros. Esta construcción va a depen-
para elaborar, interpretar y reinterpretar significados, en suma, para der, por tanto, de la existencia de una teoría de la mente del otro
construirlos. En palabras de Bruner (1996), para dar sentido y organi- que permite abordar lo que piensan o sienten otros sujetos con los
zar las experiencias a las que nos enfrentamos y por medio de las que que se interactúa (Bruner, 1990). La visión que Bruner desarrolla tie-
construimos un conocimiento que es común al resto de miembros de ne mucho en común, como vemos, con la de autores como
nuestro contexto social y cultural. Rommetveitt y otros que proponen una consideración de la comuni-
Recientemente, y en esta línea, Bruner ha distinguido dos modos cación que encuentra sus bases en la noción de intersubjetividad.
de pensamiento, el narrativo y el paradigmático, que pueden caracte- Con relación a esta consideración, Bruner (1996) llega a afirmar que
rizar a los individuos con independencia de una tradición literaria. incluso el uso del lenguaje sería imposible sin atender a esta noción.
Hemos de señalar que, tal vez tan importante como ello, sea el hecho La acción humana es pues intersubjetiva porque tiene lugar en un
de que algunos individuos tienen acceso a ambos modos de pensa- mundo compuesto de otros.
miento mientras que otros no. Este hecho estaría vinculado con lo El segundo marco en la construcción de significados tiene que
que propone Peter Tulviste (1991) al defender su hipótesis de la he- ver con la denominada instrumentalidad. Es decir, con agentes reali-
terogeneidad del pensamiento2. zando acciones dirigidas que implican la participación de objetos e
Pero ¿Cómo estas formas de discurso se relacionan con modos instrumentos, y que se definen por estar dirigidas a una meta. Este
de pensamiento? Dar respuesta a esta cuestión no es una tarea fácil. marco implica situar eventos y objetos en el contexto de la actividad
Uno de los objetivos de estas páginas es poder aportar algún ele- dirigida a metas en el marco de relaciones instrumentos-fines. Por
mento que pueda ayudar en estas tareas. tanto, el primer marco, la ínter subjetividad, necesita de este segundo
Bruner está especialmente preocupado por desarrollar una aproxi- ya que en el proceso por el que alcanzamos determinados estados de
mación que permita explicar y comprender cómo las personas cons- intersubjetividad juegan un papel crucial los instrumentos, y, espe-
truyen significados en contextos culturales y, más allá, cómo esta cialmente, los signos. Estos suponen el medio por el cual nos relacio-
construcción de significados está íntimamente imbricada con nuestra namos con los otros.
propia naturaleza, con nuestros propios “selves” (Bruner, 1996). Por último, el tercero de los marcos en la construcción de signifi-
En este intento, Bruner introduce tres marcos, o lo que denomina, cados está relacionado con lo que Bruner (1996) denomina normati-
tres formas primitivas de contextualización que hacen posible esta va. Según la que los acontecimientos y las expresiones están organi-
construcción de significados. Tres marcos en los que los “construc- zados en estructuras de obligaciones y compromisos que estarían en
tores de significados” situamos nuestras acciones y que son consti- la base de la cultura. En este marco se establecen las reglas que crean
las condiciones apropiadas para que nuestros actos de habla afecten
a nuestros interlocutores.
2 Sobre esta hipótesis se ha dado buena cuenta en el capítulo de Cubero y
Ramírez en este mismo volumen.
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Siguiendo a Bruner (1996), y de manera resumida, podríamos decir nalmente el racionalismo con el modo narrativo, han traído consigo la
que el primero de estos rasgos de la acción refleja la necesidad hu- pérdida de una consideración del pensamiento basada en su diversi-
mana de relación con otros en un encuentro de mentes; el segundo, dad. Estos intentos a los que nos referimos han supuesto por tanto
un contexto de actividad dirigida a metas dentro de un marco de rela- una visión homogeneizadora del pensamiento, que se ha ido alejando
ciones medios-fines; y el tercero sitúa los eventos en una estructura de visiones que defienden la heterogeneidad del mismo, como las desa-
de acontecimientos esperada. Estos tres marcos, por tanto, son como rrolladas por autores como Vygotski (1934), Tulviste (1991), etc., y que,
tres modos de colocar las experiencias para comprenderlas, aunque desde una perspectiva sociocultural, creemos más acertadas.
cada uno de ellos alude a un aspecto diferente. Pero no sólo esto. Estas dos modalidades presentan también
Pero quizá lo que más nos pueda interesar es que éstos tres mar- principios y características funcionales propias que las convierten
cos descritos van a operar a partir de dos modos o sistemas de pen- en dos modos o dos maneras diferentes de conocer3. Así, la realidad
samiento de segundo orden que hacen posible la construcción de puede ser clasificada o categorizada a partir de diversos criterios. Una
significados. Es decir, se sirven para su funcionamiento de dos mo- buena narración y un argumento bien construido son dos modos di-
dos de acción y pensamiento que permiten combinar estos marcos de ferentes de hacerlo. Ambos pueden ser utilizados para convencer a
diferentes maneras. Uno de ellos es el llamado sistema proposicional otra persona. No obstante, tal y como señala Bruner (1986), aquello
y el otro el narrativo o, si se prefiere, el paradigmático-argumentativo de lo que convencen es completamente diferente en un caso y en
y el sintagmático-narrativo. otro. En palabras de Bruner:
Ambos generan significados y suponen modos de conocimiento “...los argumentos convencen de su verdad, los relatos de su
complejos, no obstante, lo hacen de diferente manera. Mientras que semejanza con la vida. En uno la verificación se realiza me-
el primero ordena los acontecimientos en un marco espacio-temporal, diante procedimientos que permiten establecer un prueba
el segundo promueve la abstracción. Sin embargo, y a pesar de que formal... En el otro no se establece la verdad sino la verosi-
estas dos modalidades se encuentran referidas, y permiten combinar militud” (Bruner, 1986/1988, p. 23).
de diferente modo, a los tres marcos a los que nos hemos referido
con anterioridad, no podemos afirmar que sean completamente autó- Así, la estructura de una narración o de un relato bien construido
nomas. difiere de la de un argumento lógico bien formulado. Con uno de ellos
se buscan verdades universales, (i.e. “si x, luego y”); con la otra, co-
nexiones particulares entre dos sucesos, (i.e. “el pajarito hace el nido,
y luego pone los huevos”). Como podemos observar, en ambos mo-
Argumentación y narración: dos formas de dos de pensamiento están presentes enunciados que implican una
discurso, dos formas de pensamiento causalidad. Sin embargo, la causalidad implícita en ambas modalida-
des es claramente diferente. En estos ejemplos, la palabra “luego”
Las dos modalidades propuestas por Bruner (1986), y que están funciona de modo diferente. En el primero de ellos implica una rela-
presentes en el marco de la intersubjetividad, son consideradas como ción lógica entre dos proposiciones, mientras que en el segundo, una
dos modalidades de funcionamiento cognitivo, dos modalidades de parte de un relato y supone una relación de temporalidad.
pensamiento, que suponen modos diferentes de ordenar la experien- A pesar de estas diferencias entre ambos modos de pensamiento,
cia, de construir la realidad. no son estrictamente autónomos el uno del otro. Podemos afirmar
Quizá uno de los puntos más importantes de la propuesta de que lo narrativo o sintagmático y lo argumentativo o paradigmático
Bruner sea su énfasis en que estos dos modos de pensamiento, si guardan una estrecha relación. Esto es, ambos modos de pensamien-
bien complementarios, no pueden ser reducidos el uno al otro. De tal
manera que los intentos por reducir una modalidad a la otra, o por 3 A pesar de que sobre este particular se ha hablado en el capítulo de Cubero y
Ramírez, en el presente nos extenderemos en otros aspectos no tratados en
ignorar una de ellas, como por ejemplo ha venido haciendo tradicio- aquel.
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to están interconectados durante el desarrollo. De esta manera, si en función de las demandas de una situación específica que privile-
pedimos a un individuo que clasifique una serie de objetos o aconte- gia, enfatiza el uso, de unos o de otros.
cimientos en función de los criterios que crea más convenientes, No obstante, el hecho de que las estrategias de tipo narrativo a-
éste podrá hacerlo bien siguiendo un tipo de pensamiento lógico que parezcan en los primeros momentos del desarrollo y poco a poco, en
le lleve a la inclusión de dichos objetos o acontecimientos en una momentos posteriores, haga su aparición el pensamiento científico,
clase, o bien basándose en un modo de pensamiento que enfatice lo no tiene porqué estar restando valor a las mismas, como en un princi-
temporal y lo temático. pio pudiera pensarse. Más bien, creemos que el hecho de que el pen-
Pero enfatizar esta relación existente entre ambos sistemas quizá samiento de tipo narrativo sea ontogenéticamente anterior a lo con-
no sea lo más importante. Seguramente la mayor parte de estudiosos ceptual puede estar confiriéndole una mayor relevancia que la que
del pensamiento, y sobre todo los enmarcados en una visión socio- las perspectivas más arriba mencionadas le ha venido concediendo
cultural de su estudio, puedan estar de acuerdo con afirmaciones de frente a un pensamiento de carácter lógico-formal o paradigmático.
esta naturaleza. Tal vez el problema verdaderamente relevante apare- En esta línea, Bruner (1990) habla de la existencia de una especie
ce cuando surgen los intentos por establecer una jerarquía entre los de predisposición “innata y primitiva” en el ser humano hacia la orga-
distintos modos de pensamiento con los que nos podemos encontrar. nización y el pensamiento narrativo que nos permite rápida y fácil-
Tradicionalmente, y sobre todo en ámbitos racionalistas, se ha mente aprehenderlo y usarlo en la clasificación de la realidad. Parece
tendido a considerar que el pensamiento lógico-científico es un tipo ser pues que tenemos una disposición a organizar la realidad en tér-
de pensamiento más avanzado y propio de etapas tardías del desa- minos de relatos e historias en las que determinados personajes, a
rrollo, mientras que el narrativo es inferior, propio de un pensamiento veces nosotros mismos, realizan una serie de acciones en un marco
inmaduro y que aparece en primer lugar en el curso del desarrollo espacio-temporal determinado. Existen una gran cantidad de datos
para, a lo largo de éste, ser sustituido por un modo de pensar y de empíricos que avalan lo que venimos diciendo en diversos campos
organizar la realidad más racional. Corrientes teóricas como la piage- tales como la resolución de problemas, el desarrollo conceptual, estu-
tiana, en el marco de la psicología del desarrollo, se situarían en esta dios sobre memoria, etc.
línea. Del mismo modo, parte de la investigación transcultural clásica Pero pasemos a definir con algo más de detalle cada una de las dos
cayó en este error. modalidades referidas por Bruner (1986, 1990, 1996, etc.).
Sin embargo, como hemos señalado en otros lugares (Martínez,
1997; Santamaría, 1997, 2000a, 2000b; Santamaría y Ramírez, 1998), La modalidad paradigmática-argumentativa del
creemos que ninguna de las diversas formas del pensamiento hu- pensamiento
mano que pueden ser observadas a lo largo del desarrollo desapare-
ce, sino que, de alguna forma, todas ellas conviven en el individuo. Esta primera modalidad presenta un carácter proposicional y se
De esta forma, dichas formas de pensamiento pueden superponerse y encuentra relacionada con un tipo de pensamiento lógico o científico.
llegar a coordinarse a lo largo del desarrollo. Este forma de pensamiento emplea la categorización y conceptualiza-
La psicología cognitiva tradicional ha tendido a interpretar el fun- ción en el establecimiento de categorías con objeto de representarlas
cionamiento intelectual del individuo desde una perspectiva excesi- y relacionarlas entre sí en la constitución de un sistema.
vamente racionalista. Esto ha llevado a suponer que los modos de De acuerdo a este modo de pensamiento, los objetos son agrupa-
pensamiento más abstractos son siempre las más eficaces. No obs- dos entre sí porque presentan una característica común, una carac-
tante, esto no tiene que ser así. Más bien, lo que ocurre es que en terística que, desde este punto de vista, hacen a estos objetos inter-
determinadas situaciones y contextos unos modos están “privilegia- cambiables (Smorti, 1996). De esta manera, los objetos mantienen
dos” en su uso frente a otros. Nos estamos refiriendo a lo que entre sí una relación simétrica con respecto a una categoría más ge-
Wertsch (1991) denomina “privilegiación” de los instrumentos de me- neral que los incluye, por lo que esta relación paradigmática se cons-
diación, idea según la cual los instrumentos de mediación son usados tituye en una condición “sine qua non” para la inclusión en clases.
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Esta modalidad de pensamiento tiene pues que ver no sólo con de la existencia de una clase o categoría general que los agrupe. Por
entidades observables, a las cuales se refieren sus enunciados, sino lo tanto, en este modo de pensamiento, los elementos comienzan a
también a “aquellos mundos posibles” que pueden generarse lógica- ser considerados cada vez más con relación al contexto. Así, desde
mente y ser verificados ante entidades observables (Bruner, 1986). una perspectiva vygotskiana, mientras que el sistema paradigmático
La lógica, la matemática, las ciencias tienen que ver con esta moda- tendría más que ver con el desarrollo de los conceptos, el sintagmáti-
lidad de pensamiento. co estaría más relacionado con los llamados complejos en la teoría
Una de sus características definitorias se centra en que trata de del desarrollo conceptual propuesta por Vygotski (Smorti, 1996).
trascender lo particular buscando niveles de abstracción cada vez Esta modalidad de pensamiento busca por tanto ordenar la expe-
más altos que le llevan a rechazar toda explicación en la que interven- riencia en un espacio y en un tiempo determinado, agrupa los ele-
ga lo particular. Podríamos decir que la lógica está desprovista de mentos que la contienen con conexiones particulares y los separa
sentimiento, mientras que como tendremos ocasión de comprobar, el cuando es conveniente. Utiliza pues el conocimiento de la vida coti-
modo narrativo se basa en la preocupación por lo dramatúrgico. Tal diana y lo transforma. Se ocupa de los deseos, de las creencias y de
y como apunta Bruner (1986): las intenciones de las personas, y se desarrolla a partir de otras ac-
“...los relatos tienen desenlaces tristes, cómicos o absurdos, ciones y otros productos culturales que tienen que ver con la vida
mientras que los argumentos teóricos son sencillamente con- cotidiana y que terminan conformando nuestro pensar narrativo.
vincentes o no convincentes...” (p. 25). En esta línea, Smorti (1996), sugiere que incluso dentro del propio
modo de pensamiento sintagmático podemos establecer una nueva
Es importante señalar en este momento, como es conocido por el distinción. Así, cuando organizamos la realidad desde la modalidad
lector, que la literatura sobre desarrollo conceptual ha venido propo- sintagmática, podemos hacerlo a partir de esquemas o a partir de na-
niendo una gran cantidad de criterios que los individuos pueden rrativas. En relación a los esquemas, los objetos se clasifican de
usar para clasificar la realidad. Algunos de ellos han tenido que ver acuerdo a relaciones espaciales (esquemas figurativos) o temporales
con aspectos lógicos o formales (a los que nos acabamos de referir), (scripts). Con relación a las narrativas, los objetos y acontecimientos
mientras que otros con aspectos temáticos o, si se prefiere, narrativos. se conectan entre sí a través de la construcción de una historia. Esta
En los últimos veinte años, sin embargo, en psicología cognitiva construcción va a suponer una doble clasificación u organización de
se ha venido concediendo una importancia cada vez mayor, incluso la realidad:
en el pensamiento adulto, a los aspectos no categoriales del pensa-
miento (Bruner; 1986, 1990; Fisher, 1994; Mandler, 1984; Nelson, a) en primer lugar, supone agrupar y separar los componentes que
1986; Rosch, 1983; etc.). De este modo, han ido apareciendo concep- constituyen los elementos de la historia (personajes, objetos, acon-
tos como los de “script”, “esquema”, y más recientemente el de “na- tecimientos), y
rrativa”, que han venido a enfatizar la importancia de estos aspectos b) en segundo lugar, provee de un cierto orden a los elementos que
que suponen más una interpretación de los hechos que una explica- se relacionan. En las narraciones, los individuos hablan acerca de
ción lógica de los mismos. los protagonistas, de lo que hacen, de las metas que persiguen,
del marco en el que desarrollan sus acciones, de sus estados men-
tales, etc. En suma, clasifican la realidad en términos de aconteci-
La modalidad sintagmático-narrativa del pensamiento
mientos específicos que ocurren a lo largo del tiempo más que
sobre la base de reglas generales que los relacionen. Y en este
Esta modalidad de pensamiento supone agrupar elementos que
sentido, se constituye en una estrategia a partir de la cual pode-
presentan conexiones particulares entre ellos. Como ocurre en el
mos dar sentido a la realidad.
discurso narrativo, este modo de pensamiento permite una ordena-
ción espacio-temporal de objetos y acontecimientos. La razón para
agruparlos depende pues de reglas internas de relaciones más que
182 | ANDRÉS SANTAMRÍA Y MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ CAPÍTULO VI | 183

¿Cuándo se hace necesario narrar? anteriormente citados quizá sea el último el que más pueda interesar-
nos, y el que mejor pueda ayudarnos a conocer cuándo se hace ne-
Lo canónico y lo excepcional cesario el relato.
Como señala Bruner (1990), un relato es necesario cuando las
Si bien es cierto que cualquier persona, casi a cualquier edad, pue- creencias, normas o valores de un individuo o un grupo se ponen en
de contar una historia, no todo el mundo puede hacerlo con la preci- entredicho. Así, por ejemplo, cuando un estudiante obtiene malos
sión necesaria y adecuada al contexto. Bruner hace notar que una de resultados en un examen, recrea la situación de estudio, la del propio
las mayores lagunas que tenemos sobre esta cuestión es que sabe- examen, etc. narrándosela a otro compañero o a sí mismo con objeto
mos muy poco acerca de la elaboración de buenos relatos y de la for- de dar sentido y encontrar una posible explicación a lo ocurrido. Es
ma en la que habría que enseñar dicha habilidad. decir, tratamos de explicar nuestra actuación en una situación deter-
Creemos sinceramente que los dos modos de pensamiento referi- minada a partir de la narración de un relato sobre el hecho producido
dos a lo largo del presente capítulo son igualmente válidos para or- en dicha situación. Lo que es lo mismo, establecemos un vínculo en-
ganizar nuestras experiencias y darles significado con objeto de pre- tre la experiencia interna y el mundo externo a través de la narración.
sentarlas a los demás y a nosotros mismos. No podríamos hablar de De alguna manera, este hecho conecta al individuo con la cultura.
la supremacía del uno sobre el otro, como sí han hecho algunas a-
proximaciones teóricas. No obstante, y por razones que resultarán FIGURA 1: La narración y el equilibrio entre el mundo interno y externo
obvias al lector/ra, nos centraremos en intentar dar respuesta al in- del individuo
terrogante que inicia este apartado ¿cuándo surge la necesidad de
un pensamiento de tipo narrativo? ¿Qué factores pueden justificar el Experiencia interna Narración Mundo externo
uso de este tipo de pensamiento?
Bruner (1990) introduce cuatro elementos que considera cruciales
para organizar narrativamente nuestras experiencias, en suma Significados Mediación adulta
cruciales en la elaboración de narraciones: a) la agencialidad, b) el or-
den secuencial de los eventos, c) la voz del narrador y, d) la sensibili- CULTURA
dad para lo canónico. Es decir, en primer lugar se requiere un medio
que enfatice la acción humana, la acción dirigida a determinadas me- La narración emerge por tanto como un intento de resolver un
tas y controlada por agentes. En segundo, es necesario mantener un problema, de aclarar una situación determinada en la que se rompe el
orden secuencial, es decir, que acontecimientos y estados se en- equilibrio entre el mundo “externo” y el mundo “interno”. De esta
cuentren “alineados” de un modo típico, en tercer lugar, se requiere manera, la narración nos permite marcar lo que es inusual y dejar de
la perspectiva de un narrador, una voz que lo cuente y, por último, una marcar lo que es habitual, lo canónico, para fijar así la atención en lo
sensibilidad para lo que es canónico y, sobre todo, lo que viola dicha que a nuestro juicio puede parecer insólito, en aquello que rompe la
canonicidad en la interacción humana (lo excepcional). regla. Según Bruner, esto podemos hacerlo mediante el uso de rela-
No obstante, creemos que estos elementos más que factores que tos en los que damos razones que interpretan y justifican el compor-
pueden estar en la base del porqué de un pensar narrativo serían más tamiento extraño o desviado de la norma. El relato consistirá así en la
bien elementos o constituyentes básicos de la estructura narrativa. descripción de un “mundo posible” en el que se busca encontrar
Pero las narraciones no pueden reducirse meramente a la estructura sentido o significado a lo excepcional. El relato se hace pues necesa-
de la trama. Ni puede decirse que no sean más que “dramatismo”. Son rio cuando el individuo es consciente de dicho desequilibrio que le
mucho más que eso. Son un instrumento que nos permite explorar lleva a intentar explicarlo mediante una narración.
todo el conjunto de posibles conexiones entre lo excepcional y lo Más allá Bruner (1990), basándose en el análisis clásico que hace
corriente (Bruner, 1990). De esta manera, de todos los elementos ya casi tres décadas desarrolló Kenneth Burke (1969), define un re-
184 | ANDRÉS SANTAMRÍA Y MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ CAPÍTULO VI | 185

lato como una serie de personajes con intenciones o metas que componentes, pero, al mismo tiempo, ésta debe extraerse a partir
realizan acciones en contextos, empleando determinados instrumen- de la secuencia de acontecimientos que tienen lugar. Paul Ricoeur,
tos. Para Bruner, estos serían los elementos constituyentes de una uno de los más importantes estudiosos de la narración, lo expresa
narración. Elementos que se basan en el conocido “quintento drama- de la siguiente manera:
túrgico” burkiano, compuesto por los personajes, intenciones o me- “Una historia describe una secuencia de acciones y experien-
tas, acciones, contextos y procedimientos o instrumentos (Burke, cias de un determinado número de personajes (...) Estos per-
1969)4. sonajes se representan en situaciones que cambian (...) Estos
Según este autor, el drama se genera cuando se produce un des- cambios, a su vez, revelen aspectos ocultos de las situaciones
equilibrio en la “proporción” de esos elementos constituyentes. Por y de los personajes...” (Ricoeur, 1981, cit. en Bruner, 1990/
ejemplo, cuando un personaje se encuentra en un contexto inadecua- 1991, p. 56).
do, o una acción no garantiza la consecución de la meta hacia la cual
se dirige el personaje. En estos casos, se activa en la persona que b) Pueden ser reales o imaginarias. Con ello, Bruner pretende lla-
pone en juego este tipo de pensamiento narrativo la necesidad de mar la atención sobre el hecho de que, en el relato, el sentido y la
tratar de explicar el comportamiento propio o el de otros. Es decir, de referencia guardan entre sí relaciones que denomina “anómalas”.
explicar dicho desajuste. De alguna manera podemos afirmar que En este línea, plantea que a pesar de que la estructura narrativa
este desajuste supone un modo de tomar conciencia de una situa- puede encontrar sus bases y adquirir su forma característica en la
ción problemática. Supone en última instancia un intento de narrar tradición y en las convenciones, no resultaría muy arriesgado
para dar sentido a la situación. No obstante, Bruner (1986) sostiene defender la existencia de una “predisposición” para la narración.
que esta “desproporción” entre los diferentes elementos del relato Una facilidad para organizar la experiencia de forma narrativa.
no es suficiente para explicar el empleo de un pensar narrativo, puesto c) La posibilidad de establecer vínculos entre lo excepcional y lo
que, según su criterio, los elementos propuestos por Burke como corriente. En relación a ello afirma que la viabilidad de una deter-
constituyentes de lo narrativo son elementos que no están basados minada cultura va a depender de su capacidad para resolver con-
en la acción ni en la interacción sino en el personaje. De otro modo, flictos, explicar las diferencias y negociar los significados com-
en el individuo que realiza la acción y no en la interacción entre éste partidos (Bruner, 1990). Los significados a negociar en una cultu-
y otros. ra determinada van a ser posibles gracias a lo narrativo, que nos
De manera necesariamente resumida, Bruner (1990) sostiene que va a permitir hacer frente tanto a lo corriente o habitual como a lo
tres son las propiedades que pueden ayudarnos a definir una narra- excepcional. Así, por ejemplo, cuando en una situación concreta
ción, y la necesidad de su uso. nos encontramos ante una excepción de la norma, y pedimos a
alguien la explicación de lo que está pasando, habitualmente, ese
a) Su secuencialidad intrínseca. Una narración está compuesta de alguien nos contará una historia. Realizará una descripción de un
una secuencia de sucesos, estados mentales, acontecimientos, en mundo posible en el que se hace que, de alguna manera, esa ex-
los que participan una serie de personajes. Sin embargo, estos cepción cobre sentido, adquiera “significado”.
componentes no poseen un significado propio, sino que este va
a estar en función del lugar que cada uno de ellos ocupa en la se- Después de todo lo visto, y una vez que nos hemos acercado a la
cuencia narrativa. Bruner (1990), afirma que el acto de comprender naturaleza de lo narrativo, puede empezar a quedar clara la importan-
una narración es una acto que él denomina dual. Hemos de captar cia de la narración en el funcionamiento mental del individuo.
la trama que configura el relato con objeto de dar sentido a sus

4 Para una información más detallada acerca de la muy sugerente propuesta de


este autor, ver Burke, 1969.
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La narración como acción mediada. interacción con un instructor/a, permite a los individuos llegar a do-
minar las destrezas necesarias para la elaboración de relatos de una
El aprendizaje y dominio de la destreza naturaleza claramente narrativa (Santamaría, 1997, 2000b). Esto puede
narrativa verse confirmado con el género discursivo empleado por las aprendi-
ces en sus narraciones. Un género que se asiente en el empleo de
Desde una perspectiva sociocultural, la narración se constituye enunciados que giran en torno a una idea central y que presentan
en un buen ejemplo de conocimiento de tipo procedimental. Es decir, las características definitorias de un relato.
la narración, el modo de pensar narrativo, no deja de ser una destreza En esta línea, Wertsch (1998) considera la narrativa como un ins-
que se aprende a lo largo de las actividades que vamos desarrollan- trumento cultural en forma de acción mediada con el propósito de
do en los diferentes contextos de práctica en los que participamos a representar el pasado. Esta consideración de la narración como un
lo largo de nuestro desarrollo. instrumento cultural implica, como veremos, el reconocimiento de la
Es pues una práctica que hemos de dominar, que hemos de apren- coherencia como un mecanismo básico a la hora de organizar la ex-
der. Todos hemos tenido problemas a la hora de relatar aconteci- periencia. La habilidad narrativa, en términos de acción mediada, de-
mientos de nuestra vida o de la de otros; no hemos situado espa- berá pues ser dominada. Una parte de nuestro trabajo de investiga-
cial ni temporalmente los acontecimientos de manera correcta, no ción (Santamaría, 1997, 2000b) estuvo encaminado a acercarnos al
hemos expresado con claridad las metas que guiaban nuestro com- estudio de este proceso por el que, sobre la base de las acciones
portamiento, ni los medios o instrumentos puestos en juegos para instruccionales dirigidas por un miembro más experimentado de la
la consecución de las mismas, etc. Únicamente después de una cultura, el menos experimentado va dominando estas destrezas de
práctica continuada hemos conseguido alcanzar una nivel de des- orden narrativo.
treza adecuado. Pero la narración no es un simple reflejo de la realidad. Es más
Como hemos señalado en otros trabajos (Santamaría, 1997, una construcción. Es la narración la que hace posible la compren-
2000a, 2001, en este mismo trabajo, etc.), un mecanismo crucial en el sión de la realidad, y es por ello, por su capacidad para dar sentido y
proceso de interiorización propuesto por Vygotski es la interacción, organizar nuestra experiencia por lo que se constituye en una forma
y en particular la interacción de tipo instruccional entre un miembro de pensamiento. Las narrativas no pueden ser vistas pues únicamen-
más experimentado de la cultura y otro que lo es en menor medida te como mecanismos para almacenar información sino como modos
(Rogoff, 1982; Vygotski, 1960, 1979; Wertsch, 1985; etc.). En esos de pensamiento. Esto es, como mecanismos para interpretar nues-
trabajos hemos puesto énfasis en uno de los problemas que conside- tras acciones. Pero sobre todo, quizá lo más relevante sea que la na-
ramos cruciales en el marco de la inter-acción humana mediada por rración está centrada en la acción y la intención humana, así como en
signos, como es el de la intersubjetividad. la organización de la experiencia. Lo narrativo nos proporciona por
Así, hemos resaltado la importancia que la consecución de la tanto un medio para construir el mundo y segmentar, y dar sentido, a
intersubjetividad, o si se prefiere de determinados estados de inter- los acontecimientos que ocurren en él.
subjetividad, en el contexto de las interacciones instruccionales, tie- En esta misma línea argumentativa, Mandler (1984) señala que la
ne en la comprensión del proceso por el que los individuos interio- forma típica de enmarcar nuestra experiencia es la narrativa, de tal
rizan destrezas y habilidades en la resolución de problemas (Santamaría, manera que lo que no se estructura de manera narrativa se pierde en
1997, 2000a, 2001). De esta manera, las interpretaciones o definicio- la memoria. La elaboración de “marcos” va a prolongar de este modo
nes de la situación que en el desarrollo de la actividad conjunta al- la estancia de la experiencia en nuestra memoria. Esta idea fue ya apun-
canzan instructor/a e instruido/a no pueden ser consideradas priva- tada por el psicólogo de la memoria F.C. Bartlett (ver Rosa, 1993).
das, sino que más bien son el resultado de intercambios intersubjetivos Shotter (1993) afirma que la elaboración de estos marcos es una
en la búsqueda de un conocimiento común. Según Bruner (1996) este actividad social, cuyo objetivo es compartir la memoria en una cultu-
hecho se constituye en la base de la cultura. Podríamos afirmar que la ra en lugar de servir únicamente para el almacenamiento individual.
188 | ANDRÉS SANTAMRÍA Y MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ CAPÍTULO VI | 189

Así, podemos afirmar que, tanto nuestra experiencia, como nuestra acciones y en su práctica, así como en sus ficciones, es esencialmen-
memoria del mundo social se encuentran estructuradas. Y lo están te un “animal contador de historias”.
por visiones interiorizadas y, sobre todo, narrativizadas de las mis-
mas. Pero, al mismo tiempo, y esto no debe ser olvidado, por las insti-
tuciones y marcos culturales enraizados en una determinada cultura. Algunas notas a modo de conclusiones
Hemos de añadir un aspecto más en la caracterización que veni-
mos haciendo de lo narrativo en el marco del funcionamiento psico- Por último, hemos de decir que esta aproximación narrativa al
lógico. Este último aspecto tiene que ver con una dimensión inter- funcionamiento cognitivo y a la acción humana que hemos venido
personal de la misma. Recordar el pasado implica de alguna manera el desarrollando en el presente capítulo, creemos, representa una buena
diálogo. Podríamos afirmar que las narraciones son una forma de usar aportación al desarrollo de una Psicología Cultural que esté organiza-
el lenguaje. Otra posible, como hemos tenido ocasión de comprobar da en torno a los procesos de construcción y utilización de significa-
más arriba, sería la argumentación. Así, una de las formas más fre- dos que conectan al hombre con la cultura. Como señala Bruner
cuentes y poderosas de discurso en la comunicación humana es la (1990), este hecho no tiene porqué aumentar el grado de subjetividad
narración, y por ello se constituye en una destreza que ha de ser do- de la psicología sino más bien todo lo contrario. Gracias a nuestra
minada participación en la cultura, el significado acaba haciéndose público y
Mediante lo narrativo negociamos y renegociamos los significa- compartido. Los significados no sirven de nada a no ser que sean
dos. Así, nuestro desarrollo se ve enormemente ayudado por estos compartidos por los demás.
recursos narrativos que nos permiten dar significado a nuestra expe- Una psicología que, en palabras de Bruner, debe estar basada no
riencia y a la de otros. Bruner (1990) afirma, en contra de lo que posi- sólo en lo que la gente hace (el comportamiento), sino también en lo
ciones más racionalista habían defendido, que éste es uno de los lo- que dicen que hacen, y en lo que dicen que les llevó a hacer lo que
gros más sobresalientes del desarrollo humano, tanto en lo hicieron. Sin olvidar de lo que la gente dice que han hecho los otros
filogenético como en lo ontogenético y cultural. Y el logro de tal ha- y por qué. Y sobre todo, debe ocuparse de cómo dice la gente qué es
bilidad no es únicamente mental o individual, sino también y sobre su mundo (Bruner, 1990). Tradicionalmente, como hemos visto en
todo, social. nuestro capítulo, en la psicología científica se ha venido consideran-
El modo de discurso narrativo es pues anterior al paradigmático, do que estos relatos verbales no son acordes con la “verdad”, y por
a la argumentación. De tal manera, que la tendencia humana a organi- tanto son lejanos a la constitución de una “buena psicología”.
zar la experiencia de un modo narrativo es prioritaria sobre la concep- De esta manera, la Psicología Cultural, casi por definición, no
tual. Somos capaces de comprender y producir relatos, mucho antes puede centrarse en la conducta sino más bien, tal y como hemos
de que seamos capaces de manejar proposiciones lógicas. Existe un enfatizado a lo largo de estas páginas, en la acción, y más en concre-
gran número de investigaciones que así parecen mostrarlo. De los to, en la acción situada social y culturalmente. El pensar narrativo es
trabajos de Luria (1974) se desprende cómo los individuos entienden el instrumento que nos va a permitir organizar y dar sentido a estas
más fácilmente proposiciones lógicas si éstas forman parte del curso acciones situadas. Al tratar casi exclusivamente de la naturaleza de la
de un relato. En esta misma línea se sitúan una serie de investigacio- acción y la intencionalidad humanas, al mediar entre lo canónico y lo
nes realizadas en el marco del Laboratorio de Actividad Humana que excepcional, al hacer que lo excepcional sea comprensible, al permitir
así parecen mostrarlo (LAH, 1988, 1993). representar el pasado, etc. puede comenzar a quedar más claro por-
Bruner (1990) llega afirmar que la naturaleza cultural de nuestras ac- qué el modo de pensar narrativo resulta uno de los instrumentos más
ciones nos fuerza a ser narradores. La capacidad para “contar” nuestras relevante en la constitución de una Psicología Cultural. De este modo,
experiencias en forma de narración se constituye en un instrumento para usar una categoría cultural, como la narrativa, como principio
dar significado que domina gran parte de nuestra vida. MacIntyre organizativo de la mente hace que la frontera entre cognición y cultu-
(1984, cit. en Wertsch, 1998) llega a afirmar que el ser humano en sus
190 | ANDRÉS SANTAMRÍA Y MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ CAPÍTULO VI | 191

ra se diluya poco a poco, de tal modo que ambas entidades se cons- LABORATORIO DE ACTIVIDAD HUMANA (1988) Educación y procesos
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