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EL ORIGEN DEL ESTADO

EN MESOPOTAMIA Y
EGIPTO
Desarrollo evolutivo, similitudes y diferencias.

Jorge Daniel Arias


Cátedra de Historia Antigua I
Universidad Nacional del Sur
23/07/2013

El propósito de este artículo es analizar cómo fue el desarrollo evolutivo que llevó a las
sociedades igualitarias de la Baja Mesopotamia y de Egipto a convertirse en Estados y cuáles
fueron las similitudes y las diferencias del proceso en cada una de estas regiones. A partir de
la bibliografía de reconocidos investigadores del tema tratamos de identificar las variables
que intervinieron en el proceso y explicar cómo actuó cada una de ellas. Así pudimos
determinar que en el desarrollo evolutivo que desembocó en las sociedades estatales
intervinieron: la producción de excedentes alimentarios, las innovaciones tecnológicas, la
ideología, el crecimiento urbano, el comercio a larga distancia y la defensa de la riqueza. Las
creencias religiosas usadas políticamente como legitimación ideológica fueron
fundamentales para lograr la organización estatal y la obediencia de la sociedad a los
gobernantes.
Introducción.

Es posible reconocer la existencia de un Estado por su forma centralizada de gobierno


en la que sus integrantes componen la clase dominante de una sociedad muy estratificada,
con pautas de residencia basadas en la especialización en el trabajo, actuando sobre un
territorio determinado y donde los gobernantes poseen el monopolio del uso de la fuerza en
sus formas coactivas y coercitivas. Los primeros Estados en la historia de la humanidad
aparecieron en la Mesopotamia meridional del Cercano Oriente1 y en Egipto.

Durante el período neolítico se produjo el asentamiento de grupos sedentarios en la


Media Luna Fértil del Cercano Oriente y en el delta y valle del río Nilo, estas poblaciones
basaron su subsistencia en el cultivo de cereales, la ganadería de animales domesticados, la
caza y la recolección. Eran sociedades igualitarias caracterizadas por principios de
reciprocidad que aseguraban la producción y la subsistencia de las familias 2. Estas
sociedades fueron complejizándose volcando sus excedentes productivos a un sistema
redistributivo que tendió a englobar su sistema económico en las relaciones sociales 3 y
modificando sus pautas de división del trabajo por sexo y edad para cumplir con las tareas
impuestas por el templo o el faraón por motivos ideológicos o por coacción física4.

A partir del VI milenio a. C. se produjo el traslado de pobladores de las tierras altas de


la Media Luna Fértil a la zona mesopotámica de los ríos Éufrates y Tigris donde lograron
establecerse y, por medio de irrigación, incrementar su producción de alimentos5. En Egipto
se logró un rendimiento similar con el aprovechamiento de las crecidas anuales del río Nilo.
Hacia fines del IV milenio a C. la organización de estas poblaciones se hizo más compleja,
presentando rasgos de estratificación social, observables en las construcciones
monumentales, en las formas diferenciadas de enterramientos y en la calidad de los ajuares
funerarios, fundamentalmente esto último en Egipto6.

De esta manera comenzó un largo proceso evolutivo en el que intervinieron


diferentes variables interrelacionadas que, en el transcurso de 5.000 años, transformó las
primeras aldeas de sociedades igualitarias inicialmente en jefaturas teocráticas
redistributivas y luego en las ciudades-estados de Mesopotamia y en el primer estado
territorial en Egipto. Estas variables que actuaron en el proceso son: la producción de

1
González Wagner, Carlos, El próximo oriente antiguo, p. 79.
2
Polanyi, Karl, La gran transformación, p. 90.
3
González Wagner, Carlos, El próximo oriente antiguo, p. 97.
4
Sanmartín, Joaquín y Serrano, José Miguel, Historia Antigua del Próximo Oriente. Mesopotamia y Egipto, p.
41.
5
Service, Elman, Los orígenes del Estado y de la civilización, p. 227.
6
Bard, Kathryn, La aparición del Estado egipcio en Shaw, Ian, Historia Oxford del Antiguo Egipto, p. 113.
2
excedentes alimentarios, las innovaciones tecnológicas, la ideología, el crecimiento urbano,
el comercio a larga distancia y la defensa de sus posesiones. Todas ellas actuaron
interrelacionadas en mayor o menor medida para convertir esas sociedades en Estados.

En las páginas siguientes Intentaremos explicar el proceso que llevó al surgimiento de


las sociedades estatales y cuáles fueron las similitudes y diferencias de esta evolución en
Mesopotamia y en Egipto.

El camino hacia el Estado.

El excedente productivo y las innovaciones tecnológicas.

Las poblaciones asentadas en áreas cercanas a cuencas fluviales lograron adaptar


especies de cereales a su zona ecológica y comenzaron a producir cosechas que superaban
las necesidades alimenticias de nivel familiar. Pese a que tanto la Mesopotamia meridional
como el valle del Nilo son zonas de baja pluviometría, inferior a la necesaria para un cultivo
de secano, en base al uso de riego controlado en Mesopotamia y de inundación anual en
Egipto, se pudieron realizar cosechas excepcionales.

El cereal tiene una alta capacidad para mantenerse inalterable durante un tiempo
prolongado sobre todo en zonas secas y calurosas como las que estamos analizando. Los
pobladores pudieron almacenar este excedente alimentario, esto despertó en algunos de
ellos un afán competitivo con espíritu ambicioso por generar más riqueza y lograr un
bienestar que los introdujo en un sistema redistributivo en el cual, una o más personas,
decidían como sería el posterior uso y distribución del excedente, cambiando para siempre
la naturaleza de la sociedad. Ha ía su gido u a so iedad je a uizada, e té i os de
Morton Field, o el estadio de jefatu a, segú el odelo de El a “e vi e 7. A medida que la
situación se iba complejizando se fue dando un sistema de retroalimentación que permitía
obtener cosechas más abundantes y destinar una mayor cantidad de tierras para el cultivo.

Para obtener mayores rendimientos en las cosechas fue necesario introducir algunas
innovaciones. En Mesopotamia se realizaron obras hidráulicas que permitieron llevar el agua
de los ríos para regar una mayor superficie cultivable, se dividieron las parcelas en los
denominados a pos la gos , estos tenían forma rectangular alargada donde uno de los
lados cortos estaba junto a una acequia de riego, el resto del campo se prolongaba en una
suave pendiente que terminaba en pantanos donde se acumulaba el agua sobrante,
permitiendo la irrigación controlada de todo el campo. Se trabajaba en surcos, abiertos
gracias a la domesticación de bueyes y el uso del arado de tracción animal que permitió

7
Redman, Charles, Los Orígenes de la Civilización, p. 297.
3
reemplazar el arduo trabajo con azada. En época de siembra se adicionaba al arado un tubo
que lo transformaba en arado de sembradera8. Debido a la salinización de los suelos
producida por el uso intensivo del riego el cereal que mejor se adaptó fue la cebada.

En Egipto la crecida anual del Nilo causada por las lluvias monzónicas en la meseta
etíope, cuya acumulación era llevada por el Nilo Azul durante el verano, depositaban una
capa de limo produciendo una zona fértil aledaña al cauce del río con humedad suficiente
para el ciclo completo del cereal, una vez producido el retiro de las aguas se procedía a la
siembra y, en primavera, a la cosecha, antes de que los calores y sequías del verano
estropearan las plantas. Al no existir problemas de salinización porque la inundación anual
lavaba las sales, se pudo sembrar trigo, centeno, lino y cebada. Se construyeron también
algunas obras hidráulicas, de menor envergadura que en Mesopotamia, que permitieron
regar quintas de otro tipo de cultivos9.

El uso de animales domésticos de tiro facilitaba y permitía laborar mayor cantidad de


cereal en otras tareas como la trilla y el transporte con carros de cuatro ruedas, ambas
atestiguadas en sellos y escritura arcaica de Uruk Tardío (3.200-3.000 a. C.)10. Para la misma
época no se utilizaba el carro en Egipto porque no se conocía el uso de la rueda, recién en el
Segundo Período Intermedio fue introducida por los hicsos (siglos XVII-XVI a. C.). En el Nilo el
transporte de cereales se realizaba inicialmente con asnos y luego en barcazas fluviales.

La siega previa a la trilla se comenzó a realizar con hoces de barro cocido mucho más
sencillas de fabricar que las hoces de pedernal con mango de madera o de metal, pese a que
las hoces de barro no se podían volver a afilar eran de fácil reemplazo, esto permitió una
mayor mano de obra simultánea durante la labor de siega y recolección11.

La ganadería estaba representada en Mesopotamia por la cría de ovejas y cabras


domesticadas. De ellas se obtenían: lana, base fundamental de los tejidos mesopotámicos,
cueros y, en menor medida, carne en salazón y lácteos. Se domesticaron bueyes y asnos para
su utilización como animales de tiro y carga. En Egipto se dio mayor importancia a la cría de
ganado vacuno y en menor medida a caprinos y ovinos porque no era tan necesaria la lana,
los tejidos se confeccionaban con lino, cultivo que ocupaba una importante extensión de
campos12.

El conjunto de innovaciones tecnológicas la i te ve ió de u a age ia e t al de


oo di a ió ep ese tada po la elite edist i utiva permitió acrecentar la producción de
8
Liverani, Mario. Uruk, La primera ciudad, pp. 27 y 28.
9
Bard, Kathryn, La aparición del Estado egipcio en Shaw, Ian, Historia Oxford del Antiguo Egipto, p. 104.
10
Liverani, Mario. Uruk, La primera ciudad, p. 29.
11
Ibidem, p. 30.
12
Sanmartín, Joaquín y Serrano, José Miguel, Historia Antigua del Próximo Oriente. Mesopotamia y Egipto, pp.
114, 208 y 209.
4
cereal de la dimensión familia a e di ie tos de u o de de ag itud o p e dido
e t e i o a u o diez a u o 13.

La construcción de las obras hidráulicas, la preparación de los campos, la cantidad de


cereal de cada especie que se iba a sembrar, que campos se iban a utilizar ese año y cuales
se mantendrían en barbecho, que herramientas y cuantos tiros de animales se necesitarían,
donde se iba a almacenar el excedente y cómo se iba a utilizar requirió una organización y
toma de decisión por parte de una elite dirigente que, con el transcurso del tiempo, se
estratificaba cada vez más del resto de la sociedad. Esta sociedad decidió utilizar ese
e ede te pa a ea las i f aest u tu as a te e a los espe ialistas di ige tes ue
llevaron a cabo los cambios necesarios para produ i la evolu ió u a a soste ida po
Vera Gordon Childe14.

La sedentarización, la domesticación de plantas y animales y la mayor producción de


alimentos permitió un aumento demográfico que formó otro circuito de retroalimentación,
había más bocas para alimentar pero también más mano de obra para laborar los campos y
trabajar en los talleres artesanales, el excedente productivo cubría con creces las
necesidades alimenticias de la población. Una mayor población y la mayor producción de
alimentos permitieron diferenciar los trabajos por fuera del ámbito familiar, se
especializaron artesanos para fabricar las herramientas necesarias, hilar y tejer las telas de
uso comunitario, elaborar y cocer la cerámica y confeccionar bienes de prestigio y de culto.

La ideología como factor de dominación.

Sin embargo el cambio societario de una organización gentilicia a otra de índole


protoestatal no puede explicarse solo por la producción de un excedente y su redistribución.
La ideología jugó un papel preponderante en todo este proceso, fueron necesarias
motivaciones de este contexto para que las familias entregaran voluntariamente su
excedente productivo. En estas sociedades la ideología estaba conformada por una
cosmovisión del orden divino que se trataba de reflejar en la tierra para mantener la
armonía en las relaciones, es válido considerar el uso de la teología como ideología política
por parte de las elites gobernantes, estas elites crearon intencionalmente esta estructura
para aplicar sus modos de dominación y lograr la obediencia por parte de la población. Para
los antiguos egipcios la maat, el orden, la paz, la estabilidad, la fuerza benefactora, debía ser

13
Liverani, Mario, Uruk, La primera ciudad, p. 31.
14
Ibidem, p. 14.
5
sustentada y mantenida por el faraón, actuando como un rey sabio y piadoso, a quien se
veneraba como un dios en la tierra15.

Contrariamente en Mesopotamia el gobernante visible en la tierra no era un dios,


sino su vicario, el elegido e impuesto por el dios16. De las pequeñas aldeas de los primeros
asentamientos se fue pasando a las grandes urbanizaciones en torno los templos, el templo
era la casa del dios, é-dingir, la asa de di gi , centro de la administración y gobierno de la
ciudad y sus tierras circundantes. El te plo e a la ú i a i stitu ió apaz de o ve e a los
productores que cedieran una porción sustanciosa del fruto de su trabajo en beneficio de la
o u idad sus di ige tes 17.

Alrededor del templo se desarrollaba la vida de la ciudad, era el centro de las


actividades productivas y mercantiles. Se comportaba como una hacienda agrícola, dentro
de ella las habitaciones del patrón, el dios, las dependencias de los siervos del dios, los
almacenes y depósitos, los talleres de artesanos y lugares de trabajo, similar a una hacienda
rural en gran escala18. Los dependientes del dios tenían diferentes jerarquías de acuerdo a la
cercanía a la deidad, en el estrato superior el sacerdote que ofrecía las ofrendas, seguido por
los administradores de los procesos productivos, todos ellos no efectuaban un trabajo
directo en los campos o los talleres sino que aprovechaban la mano de obra libre o esclava
p estado a del t a ajo. Estos sie vos del dios ealiza a u t a ajo pe a e te de
funciones de control por el que eran remunerados con lotes de tierra de propiedad del
templo que se les entregaba, con sus herramientas y aparceros, en usufructo personal y
temporal19. La cercanía al dios, la diferencia estructural por funciones de mando y la
retribución con el usufructo de las tierras fue creando una estratificación cada vez más
marcada y les permitió acumular riquezas y prestigio.

En el escalón siguiente se encontraban los labradores de los campos y los artesanos


de los talleres. Ellos otorgaban su prestación de trabajo a cambio de una ración alimenticia:
cebada, sésamo, aceite y dátiles, entregada a fin de mes y vestimenta: tejidos de lana de
oveja, entregada anualmente, en cantidades diferentes según el sexo y la edad, una cantidad
mayor para los trabajadores hombres adultos, menor para las mujeres y aún menor para los
niños, que se incorporaban al trabajo a partir de los seis o siete años de edad 20. En los
campos del dios se prestaba un servicio estacional durante los momentos de preparación,

15
Kemp, Barry, El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización, pp. 28 y 29.
16
Sanmartín, Joaquín y Serrano, José Miguel, Historia Antigua del Próximo Oriente. Mesopotamia y Egipto, pp.
63 y 66.
17
Liverani, Mario, Uruk, La primera ciudad, p. 38.
18
Ibidem, p. 85.
19
Ibidem p. 47.
20
Sanmartín, Joaquín y Serrano, José Miguel, Historia Antigua del Próximo Oriente. Mesopotamia y Egipto, p.
43.
6
siembra, cosecha, trilla y almacenamiento. Eran personas que carecían de tierras propias y
se ponían bajo la protección del dios para evitar las posibles calamidades (sequías,
hambrunas) que se pudieran dar en sus comunidades, devolviendo con trabajo esa
protección, motivados por un entramado ideológico y coercitivo.

El sector privado estaba formado por la masa de la población que laboraban las
tie as de do i io o u al e su e efi io, fo a do pe ueñas asas al ededo del
templo, como contraprestación realizaban trabajos para la comunidad: edificaciones en el
templo, depósitos, murallas de protección. En todos estos grupos de personas existe un
deseo de vivi u a ísti a e te, se i teg a e u g a o plejo so ial u a fi alidad o
era otra que la conservación misma de la sociedad y el mantenimiento de la calidad de
vida 21.

El incremento en la producción agrícola junto a las prestaciones de trabajo


organizadas permitió al templo una gran acumulación de riqueza. Los modestos edificios
originales se transforman en grandes edificaciones monumentales aumentando su valor
arquitectónico y decorativo, convirtiéndose en el aglutinante del asentamiento urbano, su
cambio estructural nos demuestra claramente la transformación de las primigenias aldeas de
sociedades igualitarias en grandes urbes estratificadas 22. Del templo emana
permanentemente una propaganda de engrandecimiento de la ciudad, las ceremonias
piadosas, las ofrendas al dios, todo ello contribuye a ese sentimiento generalizado de unidad
y seguridad en la población que hace olvidar las diferencias sociales, son mensajes del tipo:
el dios nos protege debemos todos colaborar con él, de él emana la vida y la estabilidad
debemos engrandecer su casa para mostrar que somos los más piadosos. Se va inculcando
en las personas un mapa mental donde la protección de la persona y su familia está en la
ciudad, fuera de ella solo existen peligros, los habitantes de esos territorios no son iguales,
son salvajes, no conocen las enseñanzas de los dioses: son los enemigos que apetecen
nuestras posesiones. Se comienza a tener conciencia de que existe un centro, el kalam, las
ciudades de los dioses, y una periferia, el kur, los territorios fuera del control de los dioses.
Los peligros externos hicieron necesaria una prestación laborar comunitaria para construir
murallas que protegieran la riqueza acumulada en la ciudad y convertir a los pobladores en
soldados enrolados en ejércitos para defenderla.

En Egipto es más difícil seguir los pasos de esta evolución a través de excavaciones
arqueológicas en los primeros templos porque muchos quedaron enterrados bajo las nuevas
construcciones, o se encuentra en poblaciones actuales donde no es posible efectuar
exploraciones o han sido tapados por los sedimentos fluviales, particularmente en la zona
del delta del Nilo. Donde sí se ha podido trabajar y analizar pruebas ha sido en las tumbas de

21
Ibídem, p. 50.
22
Liverani, Mario, Uruk, La primera ciudad, pp. 35 y 36.
7
los reyes de las primeras dinastías y en los templos funerarios. En las tumbas de la fase
Nagada II (3.500 a 3.200 a. C.) se ha encontrado gran cantidad de bienes funerarios, muchos
de ellos de prestigio, que nos dan la pauta de la existencia de una estratificación social en el
Alto Egipto23. Podemos reconocer un desarrollo evolutivo de las aldeas agrícolas igualitarias
asentadas a lo largo de la cuenca del Nilo hacia una estratificación social similar a la
descripta para Mesopotamia, con el surgimiento de autoridades locales de diferente escala
en cada una de ellas, pero lo que es más significativo es la unificación temprana de un
extenso territorio con una gran población bajo la autoridad de un rey-dios, a fines del
período Predinástico (c. 3.000 a. C.), muy diferente a lo ocurrido en Mesopotamia que
inicialmente se organizó en ciudades-estados independientes hasta la aparición del primer
imperio bajo el reinado de Sargón de Acad setecientos años después.

Un primer indicio de la unificación lo encontramos en el templo de Horus, el dios


representado por un halcón, de Hieracómpolis, sur de Egipto, donde se hallaron objetos
como la cabeza de maza y paleta de Narmer o la cabeza de maza del Rey Escorpión, en la
primera se representa al faraón con la doble corona del Alto y Bajo Egipto. La iconografía de
estos objetos nos indica que tal unificación no fue pacífica, aparecen prisioneros decapitados
que presuponen una serie de conflictos para llegar a la unificación. Tradicionalmente la
historia nos habla de la unión de dos territorios, el Alto y Bajo Egipto, pero, tal como
sostiene Barry Kemp, es probable que esa versión de los hechos sea una explicación
simbólica donde interviene la idea de simetría del pensamiento egipcio que siempre trató de
oponer el orden al caos, es más probable que una serie de conquistas sobre diferentes
territorios hayan desembocado en la aparición de un Estado Egipcio unificado24.

El comercio a larga distancia como apoyo a la ideología.

No todas las materias primas necesarias y deseadas por la población se encontraban


en la Mesopotamia meridional, esta zona carecía de metales para herramientas, ornamentos
y armas, maderas para la construcción de edificios y muebles y piedras duras para
decoración y joyería. Pero con la ampliación de las construcciones monumentales, la
aparición de la metalurgia y el deseo de poseer bienes de prestigio fue necesario obtener
estos productos en otras zonas alejadas de sus ciudades. Ya desde los tiempos prehistóricos
se desarrollaba un comercio a larga distancia por vía fluvial en embarcaciones o terrestre en
caravanas de asnos, con el surgimiento del urbanismo, la aparición de las administraciones
de los templos y la estratificación social este comercio se hizo más importante, ampliándose

23
Bard, Kathryn A. La aparición del Estado egipcio en Shaw, Ian, Historia Oxford del Antiguo Egipto, p. 93.
24
Kemp, Barry, El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización, p. 37.
8
con rutas comerciales marítimas en el Golfo Pérsico para la Baja Mesopotamia y en los
mares Rojo y Mediterráneo para Egipto.

Existen dos hipótesis diferentes respecto a las motivaciones de este comercio, una de
ellas, planteada por Karl Polanyi, sostiene que la agencia central administraba el intercambio
con mercaderes que actuaban como sus funcionarios y precios ajustados, otra, la visión
tradicional liberal clásica, argumenta que fue el interés de riqueza de los mercaderes el
impulsor de la creación de mercados y del intercambio, con precios determinados por la
oferta y demanda. La primera hipótesis se fundamenta en los textos propagandísticos de las
administraciones que se jactaban de ser capaces de obtener de las áreas periféricas todos
los bienes que la sociedad apetecía, obviando el hecho de la retribución en bienes propios
que tenía como costo este comercio. Es probable que existiera una interrelación de ambas
motivaciones, las administraciones de los templos entregaban a los mercaderes,
funcionarios propios o libres, mercaderías confeccionadas en sus talleres para ser
comercializadas e intercambiadas por otras que requerían y los mercaderes libres, además
de atender las necesidades del templo, realizaban transacciones particulares25.

Los bienes primarios que producían las ciudades mesopotámicas eran los cereales y
la lana, por problemas logísticos de transporte no era posible usarlos en forma directa para
la exportación como bienes de intercambio. Para lograr los bienes que pudieran ser
comercializados a larga distancia se recurrió a confeccionar tejidos de lana. La lana se
obtenía de los rebaños pertenecientes a la administración, se hilaba y tejía en los talleres del
templo recurriendo a mano de obra esclava compuesta fundamentalmente por mujeres y
menores, capturados en incursiones como prisioneros de guerra u oblatas, mujeres cedidas
a los templos por la comunidad de fieles. De esta manera se lograba convertir los cereales en
productos manufacturados ya que con raciones alimenticias de aquellos se pagaba a todos
los trabajadores forzosos temporarios necesarios en la esquila, cardado y lavado de la lana y
se mantenía la mano de obra esclava de los talleres de hilado y tejido en forma
permanente26.

En Egipto se daba una situación similar a la de Mesopotamia, su ámbito ecológico era


similar y su producción primaria eran los cereales. Los bienes manufacturados que
permitieron un intercambio a larga distancia fueron fundamentalmente recipientes de
cerámica y tejidos de lino. La exportación de estos productos les permitió obtener cobre del
Sinaí con el que se confeccionaban herramientas, de uso muy difundido en todo el
Predinástico, maderas, aceites y vino del Asia Menor y bienes de lujo como marfil, ébano,
incienso y pieles de animales exóticos del sur de África, comercializados a través de Nubia.

25
Liverani, Mario, Uruk, La primera ciudad, pp. 60 y 61.
26
Ibídem, p. 58.
9
Ya desde la época de la Dinastía 0 se encuentran vestigios de asentamientos egipcios con
fines comerciales en el sur de Palestina.

Nuevamente la carga ideológica se imponía para lograr la obediencia de los


trabajadores forzosos que permitía producir bienes para la exportación. Contrariamente a lo
que sucede hoy en día con los sistemas económicos de libre mercado donde los gobiernos
demuestran su capacidad en base a las exportaciones logradas, las antiguas
administraciones de los templos no hacían ninguna mención a las exportaciones, les
convenía ideológicamente resaltar su competencia para obtener las importaciones de todos
los bienes que requerían para las construcciones monumentales y embellecimiento de sus
templos. La edificación era de por sí la propaganda ante la población de lo bien administrada
que estaba la ciudad, lo piadosos que eran todos los estratos sociales para con su dios y la
legitimación de sus gobernantes para conducirlos y mantener la estabilidad y el orden.

La escritura como sistema de control y dominación.

Hacia fines del IV milenio aparece un funcionario del templo que usa una
herramienta nueva que tendrá gran trascendencia para la humanidad en los años
posteriores, es el escriba. El control y la custodia de las cantidades de diferentes productos
que almacenaba el templo, las cantidades de cereal entregadas como raciones y las
transacciones comerciales de distintas mercaderías hicieron necesario algún tipo de registro
como apoyo a la memoria.

Las escrituras más antiguas se han encontrado en Uruk (c. 3.300 a. C.) en bulas,
pequeñas esferas de arcilla con improntas de sellos cilíndricos que, en su interior, contenían
fichas también de arcilla con formas normalizadas que indicaban diferentes productos y
cantidades. El paso siguiente fue aplanar las bulas y convertirlas en tablillas en las que se
grababan marcas parecidas a las de las fichas. Estos primeros pictogramas fueron
evolucionando hasta llegar a representar palabras de una lengua determinada, es decir
logogramas27. De esta manera la administración central pudo guardar las tablillas en
archivos que permitían controlar periódicamente las existencias. Otro elemento utilizado por
la administración fue el sello cilíndrico, construido en material lítico con grabados que
identificaban al funcionario, servía para estampar su impronta en arcilla blanda que sellaba
tinajas con cereales o aceites y puertas de depósitos.

Todos estos sistemas de control sirvieron de apoyo a la burocracia de funcionarios


que iba creando la administración e t al del templo. Ante la complejidad de la escritura

27
Sanmartín, Joaquín y Serrano, José Miguel, Historia Antigua del Próximo Oriente. Mesopotamia y Egipto, pp.
109 y 110.
10
sumada a la necesidad de realizar cálculos se especializó a un funcionario particular que es el
escriba. Este escriba también es administrador, dentro de sus funciones se encuentran: el
contabilizar las entradas y salida de existencias de los almacenes garantizando con su sello
su ustodia a te la ad i ist a ió e t al el esto de la o u idad, el egist o de
entrega de géneros a mercaderes para su comercialización y posterior reintegro en
productos importados, los cálculos de conversión en valor de los diferentes productos que se
entregan y reciben, la cantidad de ganado dado a pastores para su cuidado o la distribución
de raciones como pago de mano de obra28. La multiplicidad y diversidad de tareas hizo
importante el cargo de escriba, ello produjo que se considerara a estas personas con un
rango superior dentro de la organización de la administración y la consecuente
estratificación social.

Los especialistas no se han puesto de acuerdo sobre si la escritura egipcia fue un


invento autóctono o surgió por estímulos llegados de Mesopotamia. El registro más antiguo
proviene de la tumba U-j del cementerio real de Abydos, la tumba del Rey Escorpión de la
Dinastía 0, dentro de ella se encontraron jarras de vino de Palestina, diferentes objetos de
hueso y marfil y etiquetas con las primeras escrituras, datadas en el 3.100 a. C., son un poco
posteriores a los registros de Mesopotamia.

Desde su aparición la escritura cumplió en Egipto una función dual, un uso económico -
administrativo y otro en el arte regio. En jarras y etiquetas encontramos los primeros serekhs
reales, el serekh es el nombre del rey escrito en jeroglíficos dentro de un dibujo en forma de
fachada de palacio coronado por la imagen de un halcón, que servían para identificar al
dueño de los productos, en base a ello podemos inferir que para esa época ya existía una
administración y un uso económico de la escritura. Cumpliendo la función de arte regio
encontramos la escritura en las antes mencionadas paleta de Narmer y cabeza de maza del
Rey Escorpión, en ellas se representan, mediante jeroglíficos y escenas figurativas, las
funciones de dominación que cumple el faraón, su imagen está ampliada respecto al resto
de los individuos, en la primera de ellas es precedido por los portaestandartes y seguido por
su portasandalias, se lo muestra a Narmer matando a sus enemigos que aparecen
prácticamente desnudos; en todas estas escenas se busca resaltar la mayor importancia de
la persona regia. En la ornamentación de estos objetos vemos un uso de la escritura como
medio propagandístico que nos habla de una institucionalización de la realeza y de la
legitimidad del rey para gobernar y ser obedecido29.

28
Liverani, Mario, Uruk, La primera ciudad, pp. 78 y 79.
29
Bard, Kathryn A. La aparición del Estado egipcio en Shaw, Ian, Historia Oxford del Antiguo Egipto, pp. 116 y
117.
11
Surge el Estado.

Como consecuencia del proceso evolutivo que hemos desarrollado en los puntos
anteriores las sociedades de jefaturas teocráticas de los templos de las urbanizaciones de la
Baja Mesopotamia y Egipto fueron abarcando cada vez mas funciones administrativas y
económicas, formando una organización que acrecentaba su burocracia y gobernando sobre
una población cada vez más multitudinaria. En las teocracias se da una tendencia a la
separación de poderes con una autoridad sacerdotal que va aumentando su distancia social
de las masas, desentendiéndose cada vez más de los asuntos militares y económicos y
creando las condiciones para que surja un líder político carismático con espíritu belicoso30.

La acumulación de riqueza en los depósitos del templo y de la ciudad hizo necesaria


su defensa por parte de los pobladores, queda esto atestiguado por las murallas que se
construyeron en el perímetro defensivo de los centros urbanos de la Baja Mesopotamia para
protegerse de las incursiones de bandas nómades que deseaban apoderarse de los
excedentes y pertenencias o debido a los conflictos por la tierra que se producían entre
ciudades vecinas al extender los campos de cultivo. Aún continúa la controversia respecto a
considerar si las urbanizaciones egipcias poseían o no murallas, tradicionalmente se vio al
valle del Nilo como una región con aldeas agrícolas diseminadas a su vera y centros
ceremoniales que oficiaban de capitales de los nomos, el aislamiento de su territorio debido
al desierto Libio al oeste, el mar Mediterráneo al norte, los desiertos del Sinaí y Arábigo al
este y las cataratas sobre el río al sur, llevó a considerar que no era posible que en la época
predinástica el país sufriera invasiones externas. Este aislamiento también puede haber
contribuido a generar una cierta cohesión social, por el sentimiento de pertenecer a una
misma comunidad las diversas poblaciones asentadas sobre el Nilo, que explique su
temprana unificación bajo un gobierno centralizado. Pero tanto en una como en otra región,
hacia fines del IV milenio, los registros arqueológicos muestran conflictos armados que nos
indican la existencia de una organización militar con jefes guerreros.

Los En (gran señor, sacerdote) o Ensi (artífice del dios) de las jefaturas teocráticas del
Período Protodinástico de la Baja Mesopotamia se van convirtiendo en los Lugal (hombre
grande, rey) de las ciudades-estados del Ki-En-Gi (el señor del país del cañaveral) el país de
Sumer; son gobernantes políticos que transmiten su cargo hereditariamente por
primogenitura, tradición de la antigua organización gentilicia, con características piadosas y
guerreras que les sirven como legitimación. En los primeros textos de la realeza sumeria los
reyes se presentan emparentados a los dioses, elegidos por ellos para detentar el poder, con
actitudes piadosas al engrandecer y adornar los templos, construyendo canales y murallas,
obras todas en las que participa la comunidad con el sentimiento de estar cumpliendo con

30
Service, Elman, Los orígenes del Estado y de la civilización, p. 230.
12
los deseos divinos. En su aspecto guerrero destacan sus triunfos menospreciando a sus
oponentes y remarcando los logros obtenidos en riquezas, prisioneros y territorios
conquistados. Todos estos actos buscan legitimar su condición de supremo gobernante,
afianzando su soberanía sobre el territorio y la sociedad.

Junto a los templos aparecen los é-gal (casa grande), los palacios, residencia del rey y
sede de la administración central. En ellos se concentran las actividades burocráticas de
gobierno, las funciones militares y económicas que se ejecutaban en el templo se transfieren
ahora al palacio.

En base a la iconografía de los objetos votivos encontrados en el templo de Horus en


Hieracómpolis ya mencionados podemos inferir que los reyes de la Dinastía 0 de esta ciudad
y de Abydos tuvieron deseos de expandirse hacia el norte, posiblemente debido a un interés
económico de controlar el comercio en la costa del Mediterráneo y en el Sinaí, principal
fuente de obtención del cobre, e iniciaron un período de conflictos armados y guerras que
los llevó a erigirse como faraones de un reino unificado que, según el relato oficial, juntó las
coronas del Alto y Bajo Egipto, formando a fines del IV milenio el primer estado territorial de
la historia humana. Este relato transcurre en forma paralela al mito de la lucha entre los
dioses Horus (encarnación del Bajo Egipto) y Seth (patrono del Alto Egipto) en la que vence
el primero31 y dio lugar a dos de los cinco títulos del faraón: nombre de Horus, el más
antiguo y nombre de Horus de Oro, a partir de la Dinastía II. Desde el establecimiento del
Estado la institución de la realeza fue fuerte y poderosa, permaneciendo así durante la
mayor parte de los períodos históricos 32, hay una fuerte ideología sobre la figura del
soberano, la comunidad rinde culto al faraón como Horus encarnado en la tierra, se dio
mucha importancia a la aparición del monarca en festividades como la fiesta Sed donde se
revitalizaba el reino o la reivindicación del derecho real sobre el territorio representada por
el faraón dando grandes zancadas entre montículos de piedras33. El faraón venerado como
dios debía ser inmortal, para poder cumplir con ello la creencia religiosa, motivada
políticamente por razones de legitimación, manifestaba la existencia de un mundo de los
muertos donde el rey dejaba el mundo de los vivos y viajaba al cielo para ocupar un lugar en
el panteón divino. La creencia en la vida después de la muerte se hizo extensiva a toda la
sociedad, los complejos funerarios, monumentales para el rey a costa de enormes gastos
estatales y de importancia decreciente para funcionarios y el resto de la comunidad, nos da
un reflejo de la sociedad jerárquica y estratificada en la que se organizaron los antiguos

31
Sanmartín, Joaquín y Serrano, José Miguel, Historia Antigua del Próximo Oriente. Mesopotamia y Egipto, p.
247.
32
Bard, Kathryn A. La aparición del Estado egipcio en Shaw, Ian, Historia Oxford del Antiguo Egipto, p. 103.
33
Kemp, Barry, El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización, p. 78.
13
egipcios: una transformación del sistema de creencias motivada políticamente y que tuvo
consecuencias directas en el sistema socioeconómico 34 .

Alrededor de los reyes mesopotámicos o de los faraones egipcios se va formando una


aristocracia compuesta por personas provenientes de su familia o pertenecientes a familias
emparentadas con la realeza, estas personas cubren las funciones de consejeros reales,
funcionarios de la administración, sacerdotes y jefes militares. Sirven al rey quien les
retribuye con honores y bienes que los estratifica cada vez más del resto de la comunidad.

Finalmente estaban dadas todas las condiciones para que las sociedades que hemos
analizado funcionaran como Estados. En ellas se encuentran las características que los
definen: concentración del poder político y económico en un gobernante soberano y una
organización burocrática, poder político sobre un territorio delimitado, sociedad
estratificada con acceso jerarquizado a los recursos básicos y el monopolio del uso de la
fuerza interna y externamente al territorio35.

Similitudes y diferencias en el desarrollo evolutivo en Mesopotamia y en Egipto.

Similitudes.

Las dos sociedades analizadas se asentaron en áreas cercanas a ríos y produjeron


excedentes agrícolas en base a la irrigación de los campos. Construyeron canales que
sirvieron para riego y para transporte en barcazas fluviales.

En ambos casos los excedentes agrícolas las encaminaron a organizarse en


sociedades complejas que, a lo largo del tiempo, se convirtieron en jefaturas teocráticas
redistributivas utilizando las creencias religiosas impuestas por la propaganda del templo a la
población como base ideológica de legitimación de los gobernantes y de la estratificación
social.

Ambas sociedades concibieron la idea de la existencia de un centro, compuesto por


el territorio que habitaban, donde existía el orden y se vivía bajo la tutela de los dioses y una
periferia, tierras externas a su país, salvaje, donde reinaba el caos, desde la cual provenían
los peligros, pero en la que se podían obtener bienes deseados en base al comercio o por la
conquista.

Tanto Mesopotamia como Egipto carecía de maderas, metales y piedras duras y


tuvieron la necesidad de crear una estructura que les permitiera obtener esos bienes en el

34
La aparición, p. 105.
35
Redman, Charles, Los Orígenes de la Civilización, p. 358.
14
extranjero por medio de un comercio a larga distancia debiendo producir mercaderías útiles
para el intercambio en los talleres administrados por los templos. Este comercio exterior los
llevó a tener contactos en la zona de Siria, hecho que se pone de manifiesto al encontrar en
tumbas de funcionarios de las fases de Nagada II y III (3.500-3.000 a. C.) sellos cilíndricos que
indudablemente provenían de Mesopotamia36.

Cumpliendo la función de apoyo a la administración en los dos pueblos se utilizó la


escritura, siendo un poco anterior su aparición en Mesopotamia. Esto planteó la discusión
respecto a si en Egipto surgió como una creación independiente o la recibió como difusión a
través de los contactos comerciales.

Ambos procesos desembocaron en la formación de organizaciones estatales cuyo


gobernante era un monarca absoluto además de supremo sacerdote de su religión, cuyas
funciones y por las cuales se le obedecía eran las de alimentador del pueblo, mantenedor del
orden interno y defensor de los ataques externos37, que transmitía, a su muerte, en forma
hereditaria a su primogénito.

Diferencias.

Como hemos mencionado, contrariamente a lo que sucedía en la Baja Mesopotamia,


Egipto era un territorio aislado geográficamente, posiblemente ello propició a que, desde las
primeras manifestaciones de la organización estatal, aparezca como un país unificado
religiosa y culturalmente, regido por un gobierno central que logró esa unificación mediante
conflictos armados. Mesopotamia se polarizó en ciudades-estados que, pese a considerarse
como un mismo pueblo, el sumerio, tener una lengua común y un mismo panteón de dioses,
cada ciudad era regida por un dios diferente y gobernada por su vicario.

Desde su aparición como gobernante y sacerdote supremo el faraón egipcio fue


adorado por su pueblo como un dios, la manifestación de Horus en la tierra. En
Mesopotamia el gobernante humano no era un dios, era su vicario, el administrador de las
posesiones del dios en la tierra, los campos, los edificios, la gente, las riquezas, todo
pertenecía al dios, el gobernante era solo su artífice, quien hacia cumplir los deseos del dios,
recién Naram-Sin de Acad (2.254-2.218 a. C.) fue divinizado por su pueblo.

Desde el establecimiento de la monarquía en Egipto la realeza fue fuerte,


controlando un inmenso territorio sobre el que se fundaron ciudades, organizado en nomos
regidos desde la capital por el faraón. Las primeras dinastías gozaron de una prolongada
36
Bard, Kathryn A. La aparición del Estado egipcio en Shaw, Ian, Historia Oxford del Antiguo Egipto, p. 100.
37
Sanmartín, Joaquín y Serrano, José Miguel, Historia Antigua del Próximo Oriente. Mesopotamia y Egipto, p.
62.
15
estabilidad cercana a los mil años, hasta el Primer Período Intermedio (2.160-2.055 a. C.). No
sucedió así en Mesopotamia, las guerras por el control de los campos agrícolas intentando
imponer cada ciudad su hegemonía y los problemas de sucesión dinástica fueron comunes
desde los primeros reyes, tuvieron que esperar hasta Sargón de Acad (2.335-2.279 a. C.)
para que se unificara el territorio bajo un gobierno central, logrado por las armas y por la
ambición de Sargón por erigirse como rey de las Cuatro Regiones: Subartu al norte, Elam al
este, Súmer al sur y Amurru al oeste, que componían el mapa mental babilónico38.

Conclusiones.

Las sociedades que se asentaron a la vera de vías lacustres utilizables para riego
fueron capaces de producir excedentes alimenticios por demás de los necesarios para la
alimentación familiar. En algunos de los integrantes de estas sociedades se generó un
sentimiento de ambicionar y atesorar riqueza que los llevó a organizarse en un sistema
redistributivo jerarquizado que inició la estratificación social. Las comunidades ingresaron en
un circuito de retroalimentación que las llevó a generar cada vez más riqueza, aún a costa
del trabajo obligatorio de las personas. Para justificar las desigualdades, lograr la obediencia
y legitimar la posición de los gobernantes se acudió a aplicar una ideología de carácter
religioso donde se trabajaba para el dios, quien retribuía a los fieles con el mantenimiento
del orden y la estabilidad que permitían una vida en armonía. A través de este proceso las
sociedades igualitarias se convirtieron en jefaturas teocráticas. El circuito de
retroalimentación productivo, sumado a la capacidad de efectuar un intercambio a larga
distancia que permitía obtener bienes que no existían en sus regiones y el invento de la
escritura para usos comerciales y propagandísticos fueron generando una burocracia
administrativa alrededor de los templos y sus supremos sacerdotes que permitió un mayor
control sobre la sociedad. Con el surgimiento de un líder guerrero que monopolizó el uso de
la fuerza con la justificación de la defensa de ataques externos o por el deseo de detentar la
hegemonía, se llegó a una organización de tipo estatal.

Las sociedades hidráulicas analizadas utilizaron procedimientos adaptativos a su


medio ambiente y creencias e ideologías en algunos casos similares y en otros diferentes
pero a través del proceso evolutivo descripto ambas arribaron al mismo tipo de
organización: el Estado.

Hoy en día es normal para nosotros vivir en una sociedad con organización estatal,
hemos nacido en ella y tomamos como natural que esas son las condiciones en que se debe
desarrollar nuestra vida. La estratificación, sobre todo la económica, es común en las

38
Ibídem p. 12.
16
naciones occidentales, las personas nacen y se desarrollan en una clase pero pueden, en
base a su educación y al interés que pongan de manifiesto, tener movilidad social. Desde
chicos se nos ha inculcado la obediencia a las leyes y a los gobernantes y la obligación de
trabajar para ser un integrante reconocido de la sociedad. Pero no siempre fue así, la mayor
parte del tiempo de la evolución de nuestra especie transcurrió en organizaciones sociales
sin Estados ni gobernantes, con la división del trabajo según la edad y el sexo y solo para el
mantenimiento de la familia. Conocer cómo fue el desarrollo evolutivo que nos llevó a
organizaciones estatales y al acatamiento a las leyes quizá nos permita corregir las
desigualdades y vivir en sociedades más equitativas.

Bibliografía:

Bard, Kathryn A, La aparición del Estado egipcio en Shaw, Ian, Historia Oxford del Antiguo
Egipto, Madrid, La Esfera de los Libros, 2007.

González Wagner, Carlos, El próximo oriente antiguo, Madrid, Síntesis, 1993.

Kemp, Barry J, El Antiguo Egipto. Anatomia de una civilización, Barcelona, Crítica, 1996.

Liverani, Mario, El Antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía, Barcelona, Crítica, 1995.

Liverani, Mario, Uruk, La primera ciudad, Barcelona, Ediciones Bellaterra, 2006.

Lull, Vicente y Micó, Rafael, Arqueología del origen del Estado: las teorías, Barcelona,
Ediciones Bellaterra, 2007.

Martín-Albo, Miguel, Historia de Egipto. Día a día en el Antiguo Egipto, Madrid, Editorial
Libsa, 2008.

Polanyi, Karl, La gran transformación, Madrid, Ediciones de la Piquete, 1989.

Redman, Charles L, Los orígenes de la Civilización, Barcelona, Crítica, 1990.

Sanmartín, Joaquín y Serrano José Miguel, Historia Antigua del Próximo Oriente.
Mesopotamia y Egipto, Madrid, Ediciones Akal, 2008.

Service, Elman R, Los orígenes del Estado y de la civilización, Madrid, Alianza Editorial, 1984.

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