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Ciclo: N° 1
2023
¿Qué se necesita para ser un gran pensador de negocios?
La descripción que ofrece Rupert Murdoch podría ser una primera respuesta muy
acertada: “La habilidad de ver, de manera consciente, lo que nos espera a la vuelta de la
esquina.” Sin embargo, entre más lo analizamos, más nos damos cuenta de que definir a un gran pensador
de negocios es tan complicado como sujetar gelatina en la pared con clavos.
A veces la gente encuentra una manera novedosa de hacer algo que ya existe; por ejemplo, aunque es
obvio que Google no fue el primer sistema de búsqueda en Internet, sí fue mucho, mucho mejor que los
anteriores. En otras ocasiones ni siquiera se necesita ser innovador en absoluto: Ray Kroc no creó el
concepto original de McDonald’s ni fue el primero en tener cadenas de restaurantes, sin embargo Tarde o
temprano uno se da cuenta de que, tal vez, es posible escribir una lista de los atributos que hacen que una
persona de negocios ordinaria pase de tener un buen desempeño cotidiano, a gozar del tipo de éxito que
llega a cambiar a un sector y, a veces, al mundo. Sin embargo, no existe una receta con ingredientes
mágicos.
el secreto del éxito de alguien radica en que no hay ningún secreto. O mejor dicho, que el
. “Con frecuencia, la gente que es demasiado exitosa tiene ligeros o fuertes problemas psicológicos”, dice
Gerry Robinson, quien fue director del conglomerado Granada (Rigby, 2004). “Hay algo negativo en ese
impulso. Podría ser la búsqueda de algo que no existe o el miedo al fracaso. Es decir, fíjate en personas
como Murdoch, ¿por qué demonios hace lo que hace? ¿Acaso llevar a cabo un negocio más va a hacer
alguna diferencia? Debería haber algo de aprendizaje en la vida.” Pero a pesar de todo, sí se puede ser un
innovador bien equilibrado. Por cada Sam Walton hay varias personas más que tuvieron un éxito enorme
y que se ven genuinamente felices. Richard Branson siempre está anticipando su siguiente paso, sin
embargo, la fuerza que lo impulsa parecería estar vinculada a una especie de alegría infinita. Algunos
otros, de Buffett al dúo Google, también se ven muy felices con su vida. No es necesario pisotear a la
gente para triunfar porque, aunque existen aquellos como Zuckerberg, creador de Facebook, quien detrás
de sí ha dejado un rastro de agraviados, también hay gente como Tim Berners-Lee y Anita Roddick.
Pero tal vez lo más sorprendente en este mundo que parece estar tan enfocado en la mocedad, es la noción
de que la grandeza y el éxito siempre tienen una apariencia juvenil. Pues bien, no es así. Ray Kroc, el
hombre detrás de McDonald’s, tenía cincuenta años y estaba en el ocaso de su carrera cuando surgió su
gran oportunidad.
Algo que todas estas personas parecen poseer, sin embargo, es ambición y energía que, en algunos casos,
alcanza niveles extraordinarios. Ray Croc es un ejemplo muy claro de lo anterior, ya que él no fue quien
tuvo la idea original para el restaurante, ni quien comenzó el negocio o aplicó el modelo de Henry Ford al
negocio de la comida rápida. No obstante, tuvo la ambición –y visión– que a los hermanos McDonald
(fundadores del negocio) les hizo falta.
Según Sir Richard Greenbury, quien fue Director corporativo de M&S, hay atributos que no se pueden
fabricar: “O lo tienes o no. Es parte del carácter de uno.” Pero tal vez hay todavía otro factor que
comparten las personas de la lista: el apetito por el riesgo. A la mayoría de los grandes innovadores, y en
particular los de alto nivel empresarial, le gusta arriesgarse de una forma que a los
demás no. Por otra parte, aunque los rasgos mencionados podrían ser una condición necesaria, no son lo
único que se necesita.
Los grandes líderes de negocios tienen mucho que enseñarnos a un nivel práctico. Aquellos que desean
ser más innovadores podrían emular ciertos aspectos del comportamiento del dúo Google; para quienes
quieren aprender acerca de marcas y publicidad no hay mejor modelo que Richard Branson; y cualquier
persona que esté interesada en establecer un negocio con responsabilidad social, debería comenzar a leer
la historia de Anita Roddick.
Así que, ahí tienes la receta: trabajo arduo, estar dispuesto a correr riesgos, aprovechar las circunstancias
idóneas, un golpe de buena suerte y, quizás, un par de algunos otros ingredientes de la alacena del
empresario. Ese es el secreto y no hay nada más. Si tienes lo que se necesita, lo más seguro es que ya lo
sepas o tal vez ya lo estés consiguiendo de manera inconsciente. Y si no lo tienes, bueno, pues debes
flagelarte por ello. Es probable que sólo seas una persona bien equilibrada que tiene el tipo de éxito