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Universidad Escuela Libre de Derecho

Programa de Doctorado en Derecho


DA05-Función Pública
Dr. Oscar González Camacho

El régimen jurídico del funcionario interino

Francisco José Quesada Quesada

29 de Junio 2020
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………...5
1. Objetivo General……………………………………………………………… 6
2. Objetivos Específicos………………………………………………………… 6
3. Hipótesis de la investigación………………………………………………… 6
4. Metodología de la investigación…………………………………………….. 6

TÍTULO ÚNICO….…………………………………………………………………... 9
CAPÍTULO I………….…………………………………………………………… 9
SECCIÓN ÚNICA. EL FUNCIONARIO PÚBLICO…..…………………………9
A. Concepto ………………………..…………………………………………….. 9
B. Naturaleza………………..………...…………...……………………………. 12
C. Relación Estado-Funcionario…...…..………...……………………………..16

CAPÍTULO II……………………………………………………………….……..17
SECCIÓN I. EL FÚNCIONARIO PÚBLICO INTERINO..………………….…17
A. Concepto………………….……………………...…………………………….17
B. Naturaleza………………..……………………...…………………………….19

SECCIÓN II. NATURALEZA JURÍDICA DEL FUNCIONARIO INTERINO....24


A. Ley General de la Administración Pública…...……………………………..24
B. Ley de Carrera Judicial………………………...……………………………..25
C. Estatuto del Servicio Civil……………………...…………………………….27

CONCLUSIONES……………………………………………………………………29
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………31

2
RESUMEN

Dentro del Derecho Público cobra importante relevancia el funcionario que sirve

al Estado, siendo que dentro de la estabilidad que poseen dichos trabajadores,

se ve la necesidad de estudiar tanto al funcionario público regular como al

interino; último que posee condiciones diferenciadas en cuanto a sus derechos

en el desarrollo de su contrato de trabajo.

Por lo anterior, es que entra a analizar en primer lugar al funcionario público en

general y posteriormente al interino, su concepto y naturaleza y sobre todo el

marco jurídico que lo regula, esto a la luz de tres normativas que lo informan:

La Ley General de la Administración Pública, la Ley de Carrera Judicial y el

Estatuto del Servicio Civil.

Entender cómo se regula este tipo de contratos y sus conceptos más

generales, nos podría ayudar a formularnos nuevos horizontes respecto de la

manera que actualmente se rigen las relaciones de empleo público y si será

necesario “simplificar” el complejo orden con que se organiza la administración

pública en este sentido. Incluyendo claro está, la especial vinculación de los

funcionarios públicos interinos según el mismo derecho común.

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PALABRAS CLAVES

Funcionario Público

Funcionario Interino

Régimen Jurídico

Estabilidad en el empleo

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INTRODUCCIÓN

En un Estado Social de Derecho como lo es Costa Rica, debemos entender

los diferentes matices que dan pie a las relaciones de empleo de las personas

con la Administración Pública. Entre los tonos que nos arroja la duda, está bien

definido el conocer las diferentes formas jurídicas que unen en especial al

funcionario interino y cómo este podría avocarse a la simplicidad de normas

que al día de hoy son amplias en cuanto a la regulación no sólo de estos sino

de los funcionarios regulares.

Las nuevas maneras de pensamiento, han venido a “refrescar” la manera de

cómo se gobierna desde este enfoque de funcionario-Estado, por lo que se

considera oportuno investigar en sentido amplio y sobre todo sin tabúes, para

poder de manera objetiva tener un criterio que pueda llegar a ampliar o

simplificar la maraña de normas que regulan a los funcionarios públicos y por

ende a los interinos, los cuales aumentan y sobre todo comprometen a la

Administración Pública en su actuar, entrando en roce con otro tema que es la

ineficacia de muchos sectores públicos ante las “garantías” burocráticas que

existen entre un trabajo mediocre y una consecuencia.

Estudiaremos varios conceptos básicos, pero con la consigna de ir creando

conciencia sobre la posibilidad de que en el futuro la regulación se simplifique

para este sector y con esto se logre una mejor eficacia, eso sí, entendiendo

que debe existir ciertos elementos que se podrían mantener, garantes de la

función pública y su estabilidad.

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Objetivo General

Analizar los alcances de la figura de Funcionario Público Interino en Costa

Rica, así como los aspectos jurídicos más importantes que en torno a esta

figura se crean en el desarrollo contractual con el Estado.

Objetivos Específicos

• Conocer el concepto y naturaleza de funcionario público en Costa Rica y

los aspectos más relevantes de su vínculo con el Estado.

• Analizar la figura del funcionario público interino en Costa Rica y su

regulación jurídica a la luz de la Ley General de la Administración Pública, Ley

de Carrera Judicial y el Estatuto del Servicio Civil.

Hipótesis de la investigación

Ante la complejidad de normas que regulan el empleo público, se podría crear

un régimen dentro del ya existente derecho común, que sirva de base para fijar

los derechos del trabajador interino.

Metodología de investigación

La metodología de la investigación científica es el estudio y la aplicación de un

conjunto de métodos, técnicas y recursos en el proceso de investigación. En el

área del derecho, cuando establecemos una metodología lo hacemos para

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centrarnos en el estudio de las corrientes jurídicas y las posiciones doctrinarias

que serán las bases de la investigación. (Udurraga, 2002; p. 28)

Para la presente investigación utilizaremos el método hermenéutico con un

enfoque cualitativo.

Elegimos el método hermenéutico pues consiste en interpretar lo mejor posible,

las palabras, los escritos, los textos, así como cualquier acto u obra; al tiempo

que conserva su singularidad en el contexto del que forma parte. (Gurdián-

Fernández, 2007; p. 147).

Es compartido y aceptado que el término hermenéutico proviene del griego que

significa declarar, anunciar, esclarecer y, por último, traducir. Significa que

alguna cosa es vuelta comprensible o llevada a la comprensión. Así la

hermenéutica será la encargada de proveer métodos para la correcta

interpretación.

El enfoque será cualitativo, pues se pretende explicar las relaciones existentes

entre un hecho y el contexto en el cual acontece. Como intérpretes debemos

desprendernos de nuestros de juicios personales e intentar lograr una

contemporaneidad con los textos y la realidad, interpretándolos.

En el caso en concreto de la presente investigación, este método y enfoque

nos permitirán comprender el contexto en el que se llevan a cabo las relaciones

de empleo público y en especial de los funcionarios jurídicos, analizar su marco

jurídico y proponer desde nuestra experiencia y análisis, una mejor manera de

simplificarlas.

Para lograr los objetivos planteados, recurriremos a la investigación

bibliográfica, utilizando los textos plasmados en las normas laborales

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nacionales e internacionales, así como las resoluciones judiciales, libros entre

otros insumos.

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TÍTULO ÚNICO

CAPÍTULO PRIMERO

SECCIÓN ÚNICA. EL FUNCIONARIO PÚBLICO

A. Concepto

Tal y cómo se ha visto hasta el momento, la amplitud del término de

Funcionario Público, ha sido objeto de enormes discusiones doctrinales y

normativas.

Se ha intentado definir este término a la luz de lo que consideramos Función

Pública y lo que entendemos por Funcionario, llegando a un punto de equilibrio

que nos satisfaga, creo yo, según nos podría convenir.

Pero para tal, es fundamental partir de lo que tenemos en nuestra legislación.

Al respecto la Ley General de la Administración Pública, en su numeral 111

indica:

“1. Es servidor público la persona que presta servicios a la Administración o a

nombre y por cuenta de ésta, como parte de su organización, en virtud de un

acto válido y eficaz de investidura, con entera independencia del carácter

imperativo, representativo, remunerado, permanente o público de la actividad

respectiva.

2. A este efecto considéranse equivalentes los términos "funcionario público",

"servidor público", "empleado público", "encargado de servicio público" y

demás similares, y el régimen de sus relaciones será el mismo para todos,

salvo que la naturaleza de la situación indique lo contrario.

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3. No se consideran servidores públicos los empleados de empresas o

servicios económicos del Estado encargados de gestiones sometidas al

derecho común.”.

Texto el anterior del que podemos extraer varios elementos que describen

hasta cierto punto al funcionario público. Decimos que hasta cierto punto, pues

precisamente existe una serie de discusiones doctrinales en cuanto a estos

“ingredientes” que son parte de la receta habitual de lo que llamamos

funcionario del Estado. Así vemos como por ejemplo Caldera Delgado (1979)

señala en su definición: “El criterio determinante del concepto de funcionario

público, en nuestro derecho positivo, es amplio en un doble sentido. En primer

lugar, la ley (letra a), del art. 29, del D.F.L. 338, de 1960) comprende no sólo a

los agentes públicos que desempeñan funciones directivas y resolutivas, a las

cuales están confiadas tareas directivas, de definición de políticas o de líneas

de acción administrativa, de planificación, de supervigilancia o de control, de

animación, de coordinación y de fomento, sino que, también, a los agentes de

ejecución, a aquellos que solamente están encargados de poner en ejecución

o de concretar las resoluciones adoptadas en ejercicio de las potestades

públicas, esto es a los servidores públicos que no desarrollan directamente

funciones de exteriorización de poderes públicos y que simplemente cumplen

tareas de preparación material de labores que sólo indirectamente llevan al

ejercicio de las citadas potestades. En segundo término, el concepto de

funcionario o de empleado público abarca tanto a los agentes que desempeñan

cargos considerados en calidad de "permanentes" en la organización estable

de un servicio como igualmente a aquellos que se consultan en calidad de

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"transitorios" en la organización de un servicio. En el derecho francés el

Estatuto General de la Función Pública dice que funcionario es aquel que ha

sido titularizado en un grado de la jerarquía en un empleo permanente de los

escalafones de un servicio de la Administración Central del Estado o de los

servicios descentralizados estatales. El derecho de la función pública chilena,

en cambio, recubre a los funcionarios de planta, esto es, a los que

desempeñan un cargo permanente dentro de la organización estable de un

servicio aunque no sean titulares, esto es propietarios del empleo, sino que

también a los interinos, suplentes y subrogantes y a los funcionarios que sirven

un empleo o función pública transitoria, como es el caso de los funcionarios a

contrata, los cuales, ciertamente, no forman parte de la jerarquía, es decir, no

pueden ejercer las potestades propias del poder jerárquico, como las

atribuciones de mando, normativa (sólo cuando la ley la ha otorgado

expresamente al empleo), la revisora, la de conflictos y la disciplinaria; los

empleados a contrata tampoco pueden subrogar en sus funciones a un titular,

interino o suplente." Y es resaltable esta definición, pues nos abre el panorama

hacia el cuestionamiento que da pie a la definición ya que no solamente se

habla de funcionarios públicos a las personas que según el artículo 111 de la

Ley General de la Administración Pública, es “remunerado” o “permanente”; ya

que en la práctica existen varios tipos de funcionarios que no poseen esas

cualidades y aún así son funcionarios públicos, comprometen al Estado y por

ende contrarian lo estipulado. Ejemplo de estos funcionarios son las personas

“meritorias” que laboran en instituciones públicas, las cuales son reconocidas

por su trabajo “ad honorem” sin que reciban dinero o remuneración alguna por

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sus servicios y los cuales no son permanente, pues muchas veces son

temporales sus servicios e incluso rotativos dentro de la función de un

despacho público.

B. Naturaleza

La teoría general de la función pública distingue entre el empleo en el ámbito

público y el empleo público propiamente. El régimen de empleo en el sector

público puede ser de naturaleza pública o privada (entes descentralizados, por

ejemplo), y existirá un régimen de empleo público cuando la normativa que es

aplicable sea únicamente de naturaleza pública. Además, existirá un régimen

de empleo privado o contractual en el sector público cuando la normativa

aplicable sea privada. Aspecto fundamental en esta materia es que la

naturaleza pública del ente determinará el régimen jurídico de empleo que se

dará, salvo dos excepciones: en el caso de los entes públicos no estatales y

cuando la ley así lo diga.

Existen controversias en cuanto a la manera en que se deba encasillar su

naturaleza de acuerdo a los tratadistas, pues básicamente de los criterios

teóricos esquemáticamente, según Gustavo Bacacorzo (1976) se puede

resumir de la siguiente manera:

- Privatista: mandato, locación de servicios, compra-venta, arriendo, sociedad,

adhesión.

- Ecléctico: contrato laboral sui generís.

- Publicista: estatista, estatutario.

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Sin embargo, vienen dominando aquellos que sostienen que en el

planteamiento del problema se ha venido confundiendo instituciones de orden

político con las de esencia administrativa, enfatizándose en el Estado del

pasado sin tomar conciencia de la evolución histórica del Derecho

administrativo que aunque lenta y asistemática, venía diferenciándose del

Derecho Civil y dando una faz distinta al Estado. Clásica es la expresión de que

se gobernaba mucho y se administraba poco, en referencia tipificante al orden

de cosas anterior al Estado moderno.

Las clases inscritas en el privatismo a pesar de no ser ya objeto de análisis,

porque han sido descartadas todas ellas, todavía queda un elemento de

interés. Lo fundamental es que todas ellas "igualan" la personalidad pública con

la privada, olvidando aspectos esenciales como el de autoridad y jerarquía. Su

aparición histórica se explica por la necesidad de garantizar a las personas

físicas contra los excesos del absolutismo. En cambio, las eclécticas pretenden

pasar como modalidad publicista, al estimar que la relación jurídica es

contractual de Derecho Público. Su principal exponente es el profesor Rafael

Bielsa, gran teórico de la Escuela argentina. Su enunciado se resume, en que

una parte (el Estado) oferta expresamente un cargo (recientemente creado o

vacante) que es aceptado libremente por el candidato a ocuparlo. Hay pues,

según este teórico, lo consensual como atributo de todo contrato. "De ahí, que

cuando el Estado nombra el empleado, es necesario, para que la vinculación

jurídica exista, que éste acepte la designación. Es pues, un contrato de

adhesión" (Bielsa, 1960). Bielsa incurre en el error de las posturas privatistas

que él critica, de conceder equiparidad a los extremos de la relación, lo que él

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mismo arguye para rechazar teorías de Derecho privado. En síntesis, el

eclecticismo relacional es privatismo, aunque con el señuelo o, tal vez con el

sano intento, de encontrar materia pública de sustentación, pues presienten

otras razones, aunque sin captarlas.

Quedan por analizar las instituciones publicistas. Bajo esta encontramos dos

posiciones perfectamente definidas por su esencia jurídica y hasta por su

sentido permanente, de eventualidad o emergencia.

Estatista es la primera que aparece históricamente. De naturaleza política,

imperaba en el Estado absoluto, que pretendía que el trabajador se encontraba

en un mero estado de sumisión en relación con la administración pública, la

que lo designaba por un acto de poder, revocable en cualquier momento.

Pudiendo entonces colegirse que era un acto casi divino por el cual la persona,

independientemente fuera designado para tareas pesadas o letales,

consideraba que tenía un “Privilegio” en comparación con los demás, teniendo

mejor dicho, solamente deberes. Lo anterior a pesar de ser indefendible a

simple vista, viene a dar elementos de potestad de imperio que en la actualidad

se utilizan como figura ante situaciones específicas, como lo son los impuestos

literalmente impuestos o el ejemplo que en lo presente vivimos por la pandemia

que agobia al mundo, o sea en una situación de emergencia nacional (guerras,

epidemias, plagas, inundaciones, terremotos, sequías, lluvias torrenciales,

ciclones, etc.) el Estado podrá hacer uso de esa potestad y utilizar el instituto

de la carga pública.

Teoría estatutaria. Segunda y última especie de las inscritas en el Derecho

Público.

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"La vieja doctrina consideraba el nombramiento como acto exclusivo de

autoridad, y esto ha sido superado ante la vigencia de normas positivas que

regulan la designación, las obligaciones, deberes, garantías del agente y el

ejercicio de la potestad disciplinaria" (Entrena Cuesta, 1973).

Entonces, la estatutaria, legal o reglamentaria, como la denomina Entrena

Cuesta, es aquella en que la condición del trabajador está predeterminada por

el Estado, sin que pueda existir la menor posibilidad de negociar sus aspectos

integrativos. O sea, que dicha condición no es personal o subjetiva, sino por el

contrario general y objetiva, como elemento de un complejo normativo en plena

vigencia.

Hay entonces también unilateralidad, mas sólo en su puesta en vigencia legal,

pero bilateralidad en cuanto se interactúan derechos y obligaciones

preestablecidas para ambas partes (Estado-trabajador) y que no podrían violar

el Estado o el individuo a su servicio, sin incurrir en responsabilidad. De modo,

pues, que el Estado regula así su auto limitación y competencia, por cuya

observancia debe velar el trabajador por sí o agremiado.

Complementariamente, debemos reconocer la realidad existente, pues el

Estado asigna funciones y retribuciones en consideración a la naturaleza, nivel

y responsabilidades del cargo en forma abstracta y no evaluando aptitudes

subjetivas, pues todavía se desconoce al presunto trabajador.

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C. Relación Estado-Funcionario

La relación o vínculo que se puedan crear entre el administrado como tal y El

Estado cuando el primero deja de ser solamente el ciudadano ordinario y entre

a formar parte de la relación directa para con el Estado, o sea a servirle desde

el punto de vista laboral.

Conforme al artículo 112.1 de la Ley General de la Administración Pública: “El

derecho administrativo será aplicable a las relaciones de servicio entre la

Administración y sus servidores públicos”. Con ello se produce una

generalización del régimen de empleo en el Sector público es de naturaleza

administrativa, o sea pública.

Según Murillo (1979): “Existe “relación de empleo”, por otra parte, entre un

servidor y la administración, cuando se dan los tres elementos clásicos de toda

relación de trabajo: prestación personal de un servicio, subordinación, y salario.

Esa relación es privada cuando es contractual, y se rige en tal caso

normalmente por el Código de Trabajo. Es pública en cambio cuando es

“estatutaria”, situación en que rige la correspondiente ley especial.”

Podría cuestionarse la conveniencia de esta “publificación”. Baste pensar, por

ejemplo, que los colegios profesionales (y hasta las asociaciones de desarrollo

comunal, entes públicos también), se regirán en adelante por el Derecho

administrativo, en vez de por el Código de Trabajo, medida cuya bondad deja

muchas dudas.”

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CAPÍTULO SEGUNDO

SECCIÓN PRIMERA. EL FÚNCIONARIO PÚBLICO INTERINO.

A. Concepto

“En términos generales, el funcionario interino es aquel que ocupa un cargo en

forma temporal, debido a que su titular se encuentra en una situación permitida

por el ordenamiento jurídico paradispensar sus servicios durante un plazo

determinado; por ejemplo, cuando goza de una licencia para estudio, trabajo u

otros requerimientos, por enfermedad y otros.” (Cordoba, 1995).

Hemos escogido la anterior definición del profesor Córdoba, en el tanto reúne

de una manera sencilla la esencia del funcionario interino, pues la temporalidad

es algo vital para empezar a entender que el mismo está ahí no para irse

únicamente o dejar de trabajar, sino para un eventual fin a esa condición y

entrar en la función regular o “propiedad”. Además están contenido un numerus

apertus en el tanto no solamente por sustitución del propietario o mientras se

nombra en propiedad, sino que el elenco es extenso, podría ser en razón de

una emergencia nacional como vimos líneas atrás en el capítulo anterior, pues

la demanda de personal que ayude en la función pública puede ser ordinaria o

extraordinaria.

Tenemos claro que nuestra legislación estatutaria distingue entre dos tipos de

servidores: los regulares y los interinos. El tema de los interinos y su

nombramiento temporal en un puesto ha sido uno de los puntos de mayor

trascendencia que ha abordado la Sala Constitucional en el nivel del

ordenamiento jurídico administrativo, pues durante mucho tiempo la

Administración Pública ha hecho nombramientos por lapsos definidos o

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indefinidos para sustituir temporalmente a su titular por diversas razones

(incapacidades, permisos, etc). A pesar de ello, la Sala reiteradamente ha

señalado que el transcurso del tiempo no constituye un derecho adquirido en

favor del servidor. Al respecto, afirma: “La circunstancia de que al recurrente se

le hubiese nombrado interinamente y por un determinado plazo, para

desempeñar el cargo que le interesa, no tiene la virtud de constituir derecho

adquirido alguno a su favor que obligue a la administración a nombrarlo en

propiedad en esa plaza, toda vez que el derecho a ocupar un cargo público no

se adquiere con el simple transcurso del tiempo o por haber ocupado otras

similares por cierto período, sino por tener la idoneidad comprobada para

desempeñarlo conforme a lo dispuesto por el artículo 192 Constitucional. De tal

modo que, a lo más que tiene derecho el recurrente, es a que se le tome en

cuenta para participar, con arreglo a las disposiciones legales y reglamentarias

aplicables, en los concursos convocados para llenar la plaza que le interesa,

claro está, siempre y cuando reúna los requisitos exigidos para ello y cuente

con la condición de elegible -situación que no aclara ni reclama con el recurso.”

Pese a lo anterior, la Administración Pública intempestivamente no podría

sustituir un interino por otro, pues violaría los derechos del primero.

Obligatoriamente deberá acudir a un procedimiento de concurso para que se

dé la sustitución o el nombramiento definitivo. Sobre este punto, la Sala ha

indicado lo siguiente: “Sin embargo, cabe advertir a la Administración recurrida

que el recurrente sólo podrá ser separado de su cargo, como se explicó,

cuando medie concurso legalmente convocado para nombrar en propiedad a

su sustituto y con observancia de la legislación aplicable, pues prescindir de

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sus servicios para sustituirlo por otro interino, implica una fragante violación a

su estabilidad laboral consagrada en el artículo 192 constitucional(...).”

Así, el servidor interino sólo tiene derecho a que se le tome en cuenta para

participar en los concursos convocados para llenar la plaza, siempre que

cumpla con los requerimientos exigidos y obtenga la condición de elegible.

Todo deberá efectuarse dentro del marco legal y reglamentario que rige la

materia. En el Voto No. 6671-94 de las 11:21 horas del 11 de noviembre de

1994, la Sala indica lo siguiente respecto del plazo de duración de los interinos

en los puestos: “...la prolongación indefinida de interinatos por parte de la

Administración constituye una actuación de mala fe por parte de ésta, mediante

la cual por omisión de la propia Administración y sin que medie ninguna

responsabilidad atribuible al servidor, se le causa a este último en su condición

de trabajador del Estado una situación de indefensión y atropello a su derecho

fundamental al empleo.”

B. Naturaleza

En tesis de principio, tenemos decir que sobre los derechos que se desprenden

de la relación laboral entre los funcionarios interinos y El Estado, sí existe cierta

equiparación que la jurisprudencia ha marcado para que se logre entender

como un contrato a tiempo indefinido, lo cual introduce una figura de derecho

privado. Lo anterior pues se ha dicho que la inestabilidad que posee un

interino, viene a ser compensada si sobrepasa el año de labores continuas

para el Estado. Ahora bien, la Sala Constitucional sí ha admitido la posibilidad

de otorgar un tratamiento diferente a los funcionarios interinos y a los

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funcionarios en propiedad, a efectos del otorgamiento de determinados

beneficios, ello en razón del carácter provisional de la relación que une al

servidor interino con la Administración. Al respecto, ese Tribunal Constitucional

ha señalado:

“Los servidores que ingresan al régimen de empleo público son

aquellos que han cumplido con la idoneidad comprobada exigida

por la Constitución Política. La doctrina jurisprudencial de la Sala

afirma que los funcionarios regulares o en propiedad tienen

una estabilidad absoluta, mientras que los servidores

interinos, cualquiera que sea el motivo por el que ostentan

un puesto, tienen una estabilidad relativa, de ahí que sería

legítimo establecer ciertos matices para ser contratado,

formado, ascendido o conservado en su puesto de trabajo.

Por sentencia de esta Sala Constitucional No. 2005-04845, la

Sala estableció que: "IV.- Sobre el fondo.- El reclamo del

accionante radica en que el artículo cuestionado le impide optar

por las mismas ventajas o beneficios que conlleva el puesto que

ahora ocupa interinamente, a pesar de que esos beneficios sí le

son otorgados a quien sea titular del puesto. […] El servidor

interino puede definirse como aquel que se llama a ocupar de

manera temporal un determinado puesto, sea durante la ausencia

de su propietario o bien mientras se nombra a un servidor regular.

Es importante subrayar entonces que la característica más

importante del nombramiento interino es su provisionalidad

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y ese carácter permite distinguirlo válidamente del servidor

propietario, pues este último goza de estabilidad laboral lo

cual le otorga ciertos derechos de los que no disfruta el

sustituto. Sin embargo, esta Sala se ha pronunciado en diversas

oportunidades sobre violaciones al principio de igualdad

contenidas en ciertas prácticas o normas jurídicas que crean

diferencias entre empleados de una misma institución solamente

por su condición de servidor interino, y les ha reconocido a éstos

ciertos derechos con la finalidad de garantizarle una mayor

seguridad e igualdad en el ámbito laboral frente a los servidores

propietarios, indistintamente del sector en que se desenvuelvan y

del tiempo que dure la provisionalidad de su nombramiento. Tal

es el caso por ejemplo, de la llamada estabilidad impropia en el

puesto (que impide remover arbitrariamente a un funcionario

interino con la finalidad de nombrar a otro de la misma

naturaleza), y el reconocimiento de la posibilidad de los interinos

de participar en los concursos internos de la institución para la

cual laboran. Esto se ha hecho, con fundamento en que esas

distinciones eran inconstitucionales pues no se relacionaban con

lo que constituye la esencia de la diferenciación entre el servidor

interino y el propietario.-"

El antecedente citado destaca la característica más importante del

nombramiento interino, que es la provisionalidad del funcionario en su puesto

de trabajo, de manera que partiendo de esa calidad sería legítimo establecer

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diferenciaciones y gradaciones en los derechos y beneficios que puedan recibir

estos servidores cuando ocupan un puesto de trabajo. Así, se ha sostenido

que: (…)

V.- Sobre el caso concreto.- De todo lo anterior queda claro

que los servidores interinos tienen como común

denominador la provisionalidad de su nombramiento, esto

implica que los beneficios que ofrezca la Institución a sus

funcionarios regulares, pueden ser objeto de un distinto

tratamiento, y al otorgarlo puede mediar una mayor

discrecionalidad de la Administración. De ahí que, se podrían

establecer las gradaciones necesarias para permitir ciertos

derechos y beneficios que disfruta el funcionario en

propiedad, pero condicionado a la mayor o menor

provisionalidad de nombramiento del interino. Un funcionario

interino podría verse compelido a dejar su puesto cuando cesa el

motivo por el cual fue nombrado -al que fue llamado para cubrir

una necesidad institucional, por carecer de o por estar ausente

temporalmente su titular -, siendo este un aspecto de peso para

determinar la limitación que tendría la Institución para otorgar los

beneficios reclamados, al que -aún discrecionalmente- están

dispuestos para los servidores propietarios. “(Sala Constitucional,

resolución número 2006-13504 de las 14:52 horas del 12 de

septiembre del 2006, el resaltado no es del original)

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Ahora bien, el ingreso al régimen de empleo público, de conformidad con el

artículo 192 de la Constitución Política requiere necesariamente de la

demostración de la idoneidad para el puesto, además del cumplimiento por

parte del candidato, de los requisitos establecidos en el Manual de Puestos de

la entidad correspondiente. Sin embargo, en el caso de los funcionarios

interinos, y en razón de que son nombrados en forma provisional, se ha

advertido que el mecanismo de escogencia no necesariamente debe ser el

concurso público, sino que el jerarca respetivo puede nombrar a una persona

que reúna los requisitos del puesto, sin que se realicen todos los

procedimientos establecidos para el nombramiento de un funcionario en

propiedad.

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SECCIÓN SEGUNDA. NATURALEZA JURÍDICA DEL FUNCIONARIO
INTERINO
A. Ley General de la Administración Pública

Según el artículo 111 inciso 1) de la Ley General de la Administración Pública,

servidor público es todo aquél que presta servicios a la Administración o a

nombre y por cuenta de ésta, como parte de su organización, en virtud de un

acto válido y eficaz de investidura -o nombramiento- con entera independencia

el carácter imperativo, representativo, remunerado, permanente o público de la

actividad respectiva. Por otro lado, cuando se está en presencia de

trabajadores cuyo ligamen con la Administración Pública no se haya producido

en virtud del citado acto formal indispensable, por tratarse de empleados de

empresas o servicios económicos del Estado, encargados de gestiones

sometidas al derecho común, o de obreros, trabajadores o empleados que no

participan de la gestión pública, sus relaciones se rigen por el Derecho Laboral

Privado (ordinales 111 inciso 3) y 112 inciso 2) de la Ley General de la

Administración Pública). Lo anterior significa que en nuestro régimen de

derecho, existe una neta diferencia entre los servidores públicos, regidos por

un régimen de empleo público, y los trabajadores de las administraciones

públicas, contratados bajo un régimen laboral privado, a quienes, por lo mismo,

no se les aplican las disposiciones de Derecho Público, propias de los

servidores sujetos a un régimen estatutario. Cabe indicar que la calidad de

funcionario público no es producto de una concesión derivada de un acto

discrecional de la Administración. Es decir, el requerido nombramiento, no es

algo que queda a la libertad de la administración, sino que su definición, en sus

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alcances jurídicos, quedó en manos del legislador, según las consideraciones

antes expuestas. En consecuencia, sólo en los concretos casos de excepción,

previstos expresamente en los indicados numerales 111 y 112 de la Ley

General de la Administración Pública, es cuando se puede estar en presencia

de relaciones de servidores del Estado, sujetos al régimen general o común del

empleo privado.

B. Ley de Carrera Judicial

Esta normativa, nace como necesidad de regular las relaciones de empleo

público de un sector de la población de especial cuidado, como lo es la

escogencia del personal que aspira a ser parte de la administración de justicia

dentro del Poder Judicial. Al respecto Fernández Vargas (2007) ha descrito de

manera muy eficiente las etapas y génesis de dicha carrera, a pesar de ser un

enfoque no jurista, precisamente aporta diversidad y sobre todo sencillez en el

lenguaje.

Se han establecido por parte del Consejo de la Judicatura ( órgano director de

la Carrera Judicial) y de la Unidad Interdisciplinaria (órgano operativo) una serie

de procedimientos de trabajo, instrumentos y técnicas de evaluación en cada

una de las áreas involucradas con el objetivo de que el Poder Judicial cuente

con las personas idóneas para la administración de justicia, no solo en términos

académicos y profesionales, sino también a nivel emocional, personal, familiar

y de salud. A partir del desempeño de sus jueces y juezas, la opinión pública se

forma criterio sobre la eficacia y la eficiencia de las actuaciones institucionales.

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La ley de Carrera Judicial vigente fue aprobada por la Asamblea Legislativa

según ley 7338 del 5 de mayo de 19932 la Corte Plena, en sesión del 2 de

mayo de 1994 artículo X aprobó el Reglamento Interno del Sistema de Carrera

Judicial. La Ley y su Reglamento regulan el reclutamiento, la selección, los

traslados y los ascensos de las personas que administran justicia, con

excepción de las y los magistrados. El Consejo de la Judicatura es el órgano

director de la carrera judicial y en consecuencia, el encargado de regular todo

lo referente a los concursos y su desarrollo, sus funciones son:

1. Determinar los componentes que se calificarán para cada concurso, sin

perjuicio de los que por ley deban incluirse, y realizar la calificación

correspondiente.

2. Integrar los tribunales examinadores con abogados especializados o de

reconocida trayectoria en su campo profesional, en la materia que se trate.

3. Enviar a la Corte Suprema de Justicia o al Consejo Superior del Poder

Judicial, según corresponda, las ternas de elegibles que le pidan.

4. Convocar a concursos para completar el registro de elegibles.

5. Recomendar al Consejo Directivo de la Escuela Judicial la implementación

de cursos de capacitación.

El Consejo tiene como apoyo administrativo al Departamento de Personal

donde funciona una Unidad de Reclutamiento y Selección de carácter

interdisciplinario que atiende exclusivamente las necesidades de la carrera y

que está integrada por profesionales en recursos humanos, trabajo social,

medicina, y sicología quienes tienen a cargo examinar y establecer todo lo

26
relacionado a la capacidad de las y los aspirantes y su ajuste a los perfiles

correspondientes (artículos 71 AL 73 de la Ley).

Las personas que opten por puestos en propiedad en la Carrera Judicial serán

examinadas y calificadas en relación a su experiencia y antigüedad en el

puesto, la capacidad demostrada y la calidad del servicio en los puestos

anteriormente desempeñados tanto dentro como fuera de la institución; se les

realizarán entrevistas personales y exámenes que versarán sobre su

personalidad, conocimientos en la especialidad y la técnica judicial propia del

puesto a que aspiren " sin perjuicio de ordenar las pruebas médicas y

psicológicas que se estimen convenientes" (artículos 74-75).

El Reglamento en sus artículos 11 al 15 plantea la existencia de un modelo de

calificación para la definición de la elegibilidad y los componentes que se

considerarán en ella, la constitución de los tribunales examinadores y las

evaluaciones que las áreas de trabajo social, psicología y medicina deben

realizar a las personas que participan en los concursos.

C. Estatuto del Servicio Civil

El caso del servidor regular bajo los parámetros del Servicio Civil, se

caracteriza por la forma de ingresara la función pública, en donde primero debe

satisfacer los pasos legales indicados por el artículo 20 y 30 del Estatuto del

Servicio Civil, por lo que el artículo 3 inciso h), del Reglamento del Estatuto de

Servicio Civil lo define como: “(...)el trabajador nombrado de acuerdo con las

disposiciones del Estatuto de Servicio Civil y que ha cumplido con el período

de prueba(...)”.

27
En el mismo sentido, se define el concepto de servidor interino: “...es aquel que

posee una designación temporal mientras se nombra a un titular o en el tanto

dura la ausencia de un titular del cargo. Efectivamente en la legislación

costarricense se contrata servidores interinos en dos situaciones: 1- Cuando

existe una plaza vacante mientras se realiza el respectivo concurso para

llenarla (interino en plaza vacante), según las previsiones del artículo 26

párrafo segundo del Estatuto de Servicio Civil y el numeral 12 de su

Reglamento. 2- Cuando se reemplaza a un servidor regular por motivo de

licencia, enfermedad, riesgo profesional u otra causa de suspensión de la

relación de servicio (interino sustituto), en cuyo caso la duración del contrato

queda ligado a la causa de la sustitución (Artículo 10 del Reglamento del

Estatuto de Servicio Civil).

Así pues, tenemos que los nombramientos interinos son la excepción y no la

regla, pudiendo efectuarse en casos bien delimitados y precisos.

De igual forma, la Sala Constitucional ha establecido una vasta jurisprudencia

en materia de interinatos. Señala que este tipo de servidores no gozan del

derecho de inamovilidad del cargo que tienen los funcionarios regulares, pero

sí se les reconoce el derecho a la estabilidad laboral, según el artículo 192 de

la Carta Magna. Al respecto, la Sala indica: “Los empleados públicos adscritos

al Régimen de Servicio Civil gozan de lo que la doctrina Constitucional ha dado

en llamar estabilidad propia, lo que implica que la separación de este personal

además de ser procedente únicamente por las causas expresamente previstas,

debe hacerse por el procedimiento que al efecto dispone el Estatuto de

Servicio Civil y su correspondiente reglamento(...).”

28
En este sentido, la Sala ha reiterado que la permanencia en el puesto no

significa la obtención de la propiedad de éste, pues el funcionario deberá

comprobar su idoneidad mediante una serie de pruebas establecidas en el

Estatuto y ejecutadas por la Dirección General del Servicio Civil. Para que se le

otorgue la propiedad a un funcionario, deberá participar en un concurso en el

que haya amplia participación de todos aquellos que cumplen los requisitos,

con el fin de que en igualdad de condiciones se escoja al más idóneo para

ocupar el cargo, cumpliendo así con la normativa existente en esta materia.

CONCLUSIONES

Los elementos que caracterizan cada una de las normas que entran en juego a

la hora de regular las relaciones de empleo público, incluyendo al funcionario

interino, son varias y se entrelazan entre sí, pues durante su evolución se han

pensado para jugar ese papel y a criterio propio han ido creciendo como “tapa

goteras” de los vacíos que una y otra han ido dejando. Con esto no es ánimo

des construir los aportes normativos que de manera ejemplar se han creado en

nuestro entorno, sino que ante la variedad de normas se ha dejado de lado la

esencia de poder englobar mucho en poco, pues vemos como la mezcla de

una ley especial para la carrera judicial, podría estar contenida en un capítulo

especial de un Código General de Trabajo por ejemplo, en donde se podría

empezar a depurar elementos que han servido de nexo a través del tiempo.

Por un lado tenemos que al funcionario interino se le ha dado estabilidad

relativa y se ha homologado por así decirlo a los contratos por tiempo indefinido

29
en vínculos mayores al año, lo cual es novedoso a pesar de tener ya varios

años en la corriente jurisprudencial, pues básicamente se está introduciendo

una regulación analógica que no tiene un título de pública o privada, sino que

en nuestra opinión ataca al problema que se presenta, la vulneración del

derecho de estabilidad del trabajador.

Con lo anterior queda claro que a pesar de lo complejo que es la regulación

entre Estado y trabajadores, sí valdría la pena el detenernos a pensar sin ser

románticos, sobre la lógica que tendría regular y no distinguir o privilegiar

mayormente a un sector que está siendo de todos modos golpeado por esa

burocracia que afecta tanto a los demás sectores productivos del país.

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