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Introducción
Con la derrota del imperio cartaginés, tras la Segunda Guerra Púnica en el 201 a.C.,
la Península se abrió a la plena conquista romana convirtiéndose en una pieza más del
gigantesco mosaico que fue el estado romano e iniciándose la romanización.
La conquista del este y sur se realizó con relativa facilidad y rapidez frente a la
ocupación del centro y oeste, donde Roma encontró una fuerte resistencia por parte de los
celtíberos (Numancia) y lusitanos (Viriato). La conquista del norte se llevó a cabo en
tiempos de Augusto.
Los romanos utilizaron tres elementos para imponer su modelo: ciudades al modo
romano, el ejército y una amplia red de comunicaciones como calzadas.
Los factores que harán posible este proceso serán la implantación de un sistema
administrativo romano, su organización social, la religión y el derecho.
Desarrollo
Cada ciudad contaba con una asamblea de cien ciudadanos, reflejo del senado
romano. Mediante elecciones, los ciudadanos votaban a los magistrados anuales que se
encargaban del gobierno local.
La propiedad de tierras y minas era del Estado que las arrendaba a particulares, las
cede a los soldados licenciados o a los grandes propietarios romanos, o las explota
directamente.
Las ciudades estaban formadas por un núcleo urbano (urbs), que era el centro
político, militar, religioso y de ocio, y un territorio circundante llamado ager. Las había de
diverso tipo: ciudades libres o municipia, sus habitantes tienen iguales derechos que
ciudadanos romanos de Italia, exentas de impuestos ordinarios (Iliturgi, Calagurris,
Dertosa). Colonias, ciudades con iguales privilegios, creadas para romanos afincados en
Hispania, legionarios que recibían tierras al licenciarse (Caesaraugusta, Hispalis, Tarraco).
Por último, encontramos las ciudades estipendiarias, las que pagan impuestos a Roma por
haberse opuesto a la conquista (se pagan en servicios, dinero o especie).
Con el tiempo estas diferencias desaparecieron. En el siglo I a.C. las ciudades
hispanas adquirirán la categoría de colonia y municipios.
La civitas era, ante todo, una comunidad de ciudadanos, con unos derechos y
deberes bien definidos por las leyes.
Conclusión
A finales del siglo III la crisis se extendió por el imperio, el destino de Hispania es el
de Roma. Al cesar las conquistas entra en crisis el sistema esclavista, lo que llevará al
colapso del sistema productivo y la paulatina desaparición del comercio y la artesanía y, en
consecuencia de la actividad urbana. Se inicia así el proceso de ruralización y la creación
de grandes latifundios, villas que tienden a una economía cerrada y autosuficiente, y una
sociedad dividida entre grandes propietarios y colonos. Ante la crisis el ejército se debilita y
las fronteras se hunden bajo la presión de los pueblos bárbaros, extendiéndose un clima de
inseguridad que hace que los campesinos se sitúen bajo la protección de un terrateniente.
Es el anuncio de una nueva época, los rasgos que definirán la Edad Media. A partir del siglo
V, diversos pueblos bárbaros irrumpieron en Hispania: Tras la caída de Roma (476), los
visigodos crearon su reino en Hispania.