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¿Qué pasó en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810?

A mí me gusta creer que


llovió. Que un grupo de hombres valientes, dioses tal vez, se despertaron un día
cualquiera y, casi por casualidad, fueron agrupados por fuerzas celestiales en la
actual plaza de mayo para reclamar. Que con un paraguas en una mano y una
empanada, vendida por una negra de pañuelo rojo a lunares, en la otra, dieron
nacimiento a la patria. Me gusta creer que ese día Buenos Aires se veía como
cuando ganó Argentina el último mundial, vestida de celeste y blanco por una
muchedumbre efervescente y feliz. Saavedra, Moreno, Paso, Alberti, Azcuénaga,
Belgrano, Castelli, Larrea y Matéu, siempre dichos musicalmente, rapidito y de
memoria, así como mi abuelo recitaba las formaciones de los equipos de fútbol.
¡Volveremos y seremos calles, parecían decir!

Me gusta creer que así fue y alguna vez lo creí, porque eso fue lo que me
enseñaron en la escuela. En aquel entonces, los hechos históricos emergían de la
nada y al solo efecto de cumplir con su cometido (en este caso particular, destituir al
Virrey) para luego ser archivados en los libros de texto donde descansarían en paz.

Sin embargo, el tiempo y el estudio, me demostraron que las cosas no habían sido
“tan así”: Saavedra, terminaría exiliado en Chile, acusado de haber promovido el
“Motín de las Trenzas” en 1811, tal vez el primer intento de golpe de Estado de esta
joven nación. Moreno, que proponía una participación más activa del pueblo en el
gobierno, moriría “misteriosamente” en alta mar. Castelli, una de las voces más
prominentes de la Revolución de Mayo, moriría de cáncer de lengua… En fin, un
caos que muy poco tiene que ver con la fiesta que yo imaginaba.

“La Historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue y contra lo
que fue, anuncia lo que será” decía Eduardo Galeano. La Historia no sólo es la
narración de aquello que pasó, el relato de lo que quedó atrás y que perdura en los
libros de texto como cenizas incapaces de volver a arder. La Historia es a la vez
respuesta y pregunta, una memoria que a través de los hechos que retiene, cada
tanto nos conmueve y siempre nos interpela.

La historia de mayo, de esa intentona de crear un primer gobierno integrado por


criollos que sentó las bases para la futura independencia, puede y debe ser
resignificada por nosotros…no sólo porque implica la constitución de un sentido de
pertenencia a un mismo colectivo social: la patria; sino porque permite pensarnos
como herederos de aquellos hombres y mujeres que, aún llenos de contradicciones,
lucharon por la soberanía nacional. Porque mayo, y su revolución, significan eso: el
no reconocimiento de ningún poder por encima de uno mismo… Rindamos honores
a nuestros revolucionarios y seamos soberanos hoy y siempre.

Muchas gracias

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