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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

El síndrome de BurnOut resulta ser el síndrome de agotamiento más común relacionado con el
trabajo, dicho mérito se termina traduciendo en un problema de salud que puede afectar a
profesionales de todo tipo, pero en particular a aquellos cuya actividad está relacionada con el
cuidado del ser humano. Todos los profesionales de la salud por la naturaleza de su labor están
particularmente expuestos a esta condición y algunas áreas específicas del trabajo terminan
siendo el prototípico expuesto a ella como lo son la medicina intensiva, Urgencias y consulta
externa. Es una problemática sería extremadamente destructivo que afecta las esferas del trabajo
y vida persona así como llegar a tal grado de afectar la calidad del trabajo realizado e influir
negativamente en aspectos cognitiva y emocional de individuos, su vida familiar e incluso su salud
física. El síndrome de Burnout fue declarado en el año 2000 por la Organización Mundial de la
Salud como un factor de riesgo laboral por su capacidad para afectar la calidad de vida, salud
mental e incluso hasta poner en riesgo la vida (1).

Datos del síndrome de BurnOut de todo el mundo referente al personal sanitario, se obtienen de
estudios que varían en gran medida en cuanto a métodos y tiempo, y en casi todos los países se
carece de información precisa. Sin embargo, se puede concluir que donde quiera que se haya
buscado y con las limitaciones mencionado las cifras del síndrome de BurnOut es muy alta entre
médicos y especialidades en todos los lugares.

En Holanda, aproximadamente el 15% de la población trabajadora sufre de BurnOut y se estima


las pérdidas por enfermedades relacionadas al estrés es de aproximadamente 1.7 billones de
euros; siendo las ocupaciones donde se brindan servicios de salud los individuos que poseen más
posibilidades de desarrollarlo: médicos, enfermeros, odontólogos y psicólogos (2).

La influencia de factores intrínsecos (Personales) es innegable y se pueden identificar algunos


factores predisponentes, pero son los factores extrínsecos, las condiciones de trabajo, lo que son
los más determinantes para sufrir el síndrome de burnout. Aunque este síndrome se identificó
hace muchos años, la imagen al respecto es muy irregular (3). Las definiciones no son precisas, el
enfoque del proceso depende en gran medida de la perspectiva profesional de quien lo está
llevando a cabo y por lo tanto resulta importante mostrar una visión clara y acertada desde el
fundamento teórico hasta una representación acertada de las problemáticas.

Los profesionales de la salud generalmente resultan sometidos a una muy alta demanda de
trabajo y por ende elevados niveles de estrés laboral debido a las exigencias emocionales, éticas y
técnicas que imponen las relaciones con su entorno y pacientes.

Desde Seguridad y salud en el trabajo existe una enorme preocupación en todos los factores que
puedan afectar la integridad tanto física como psicosial de los trabajadores y resulta fundamental
diferenciar y abordar el síndrome de burnout de otros trastornos relacionados con el estrés y la
depresión.

El Síndrome de Burnout posee una alta incidencia entre el personal que se dedica al cuidado de la
salud, a pesar de no ser reconocido por el CIE-10, ni los DSM-IV y V como entidad, es inminente la
capacidad que tiene de afectar la calidad de vida de los individuos que lo sufren (inclusive puede
provocar suicidio en los casos más graves), por lo que es vital entenderlo para poder prevenirlo y
tratarlo. Debido a sus consecuencias en el ambiente y en el rendimiento de las organizaciones, la
prevención y tratamiento del Síndrome de BurnOut trascienden lo individual y permiten obtener
beneficios significativos (mayores ingresos económicos, mejor trato al cliente, menor ausentismo,
entre otros) para el centro de trabajo de los individuos afectados o en riesgo.

BIBILIOGRAFÍA

(1) Bouza, E., Gil-Monte, P. R., Palomo, E., Bouza, E., Cortell-Alcocer, M., Del Rosario, G., …
Soriano, J. B. (2020). Work-related burnout syndrome in physicians in Spain. Revista Clínica
Española (English Edition). doi:10.1016/j.rceng.2020.02.003
(2) Echeburúa, E., Salaberría, K. y Cruz, M. (2014). Aportaciones y limitaciones del DSM-5
desde la Psicología Clínica. Terapia Psicológica, 32, 1, 65-74
(3) Danhof, M. B., Van Veen, T. & Zitman, F. G. (2011). Biomarkers in burnout: A systematic
review. Journal of Psychosomatic Research, 70, 505–524.

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