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Para 1910 el positivismo entra en caída al mismo tiempo que crecían las alternativas
pedagógicas espiritualistas y antipositivistas. El espiritualismo liberal impregnaba la
escuela activa o escuela nueva. En Argentina comenzaba a gestarse el movimiento
de la escuela activa muy vinculado al nacimiento del sindicalismo docente. Nacida
desde el mutualismo, vinculada al anarquismo y mucho al socialismo, la actividad
sindical docente fue creciendo en las primeras décadas. En 1912 se produce la
primera huelga de la docencia argentina. En 1913 aquellos que realizaron la huelga
fueron exonerados incluyendo autoridades del Consejo Nacional de Educación. La
problemática educativa de este periodo estuvo influida por las demandas de
participación en la planificación, gestión y conducción de las políticas educativas.
Los docentes se manifestaban contra la burocracia y a favor de una educación
nacionalista y democrática. El gobierno radical que subió al poder en 1916 dio a los
educadores progresistas un marco político permisivo para el desarrollo de sus ideas
y experiencias pero no logró consolidar una propuesta pedagógica acabada.
El movimiento reformista
La sociedad argentina era reducida, también lo era en consecuencia la población
escolar. En 1918 comienza en la Universidad de Córdoba el movimiento reformista.
El reformismo universitario quería autonomía universitaria, la libertad de cátedra y el
cogobierno. El principio de autonomía era un intento de separar el campo educativo
de los caprichos del gobierno. La sociedad necesitaba un espacio donde se
desarrollaran libremente el pensamiento y la investigación científica. La concepción
de una universidad autónoma pero estatal formaba parte de la idea de un Estado
mucho más complejo que el necesario para el país agroexportador. El cogobierno
era heredero de las experiencias educativas anarquistas. El movimiento reformista
que nació en Córdoba en 1918 se extendió rápidamente por América Latina. El
modelo de universidad que propugnaba era el más avanzado de su época.
Se siguieron dando propuestas para la educación y el camino que esta debía tomar,
se realizaron proyectos y planes de enseñanzas que aun no se podían aprobar, ya
que algunos eran rechazados.
Carlos Saavedra Lamas, Ministro del Gobierno de Victorino de la Plaza, presento
una propuesta educativa que consistía en acortar el ciclo primario a 4 años
obligatorios, incluir una escuela intermedia de 3 años que proporcionara una
orientación cultural general y contuviera a los adolescentes, y un nivel secundario de
4 años de carácter profesional. La ley aprobada en 1916 no contó con el apoyo total
de los dirigentes. La unión industrial Argentina estaba en contra de esta propuesta,
sugería escuelas de artes y oficios para los obreros ya que temían que una escuela
intermedia formara a personas de clase media que después no quisieran trabajar
como obreros.
Se sentía apóstol del saber y consideraba que educar era una misión, creían
profundamente en la necesidad de la escuela pública y aunque consideraban que la
religión era el sustento del orden moral, adscribían con convicción al laicismo. El
método, la organización escolar, la planificación, la evaluación y la disciplina eran
las nociones que organizaban su práctica. Poco a poco, esto dejo ser así, y el
vínculo que tenían con respecto a la pedagogía se convirtió en bancario. Eran
sarmientinos, adoptaban ideas de su mentor sin críticas, y se sentían
representantes de la civilización y combatientes contra la barbarie. Desde el
Ministerio de Educación pretendían que todo este registrado en boletines,
cuadernos tópicos y demás.
Higienismo:
(Corriente médica y sociológica). Se comenzó a preocupar por los hábitos
higiénicos, alimentarios y sexuales con la llegada de los inmigrantes que veían
cambiada sus condiciones de vida. Siguió avanzando y penetró la vida cotidiana de
las escuelas, se instaló en los rituales, en la palabra de los maestros, en la
aplicación concreta de la discriminación y la promoción. Debido a esto, la escuela se
convirtió en un mecanismo de adaptación a las normas.
Democráticos Radicalizados:
Esta nueva corriente de educadores comenzaba a centrar la atención en los niños
antes que en el docente y su saber. Los democráticos radicalizados se opusieron al
positivismo que en las décadas anteriores se había vinculado con las políticas
conservadoras y racistas. Consideraron la educación moral como el medio más
idóneo para producir una revolución pacífica y al sistema educativo escolarizado
como el instrumento adecuado para realizarla. Su lucha tenía como objetivo la
corrupción y la burocratización.
Docentes socialistas:
Compartían características de las corrientes normalizadoras y democráticas
radicalizadas, rechazaban a los criollos y admiraban al proletariado europeo, como
parte de la herencia ideológica que recibieron de los viejos inmigrantes.
Rechazaban el orden conservador y defendían la principalidad del Estado pero, se
interesaban por el papel de la sociedad civil en el sistema educativo estatal.
Promovieron sociedades de educación y bibliotecas populares, difundieron un
conjunto heterogéneo de ideas avanzadas.
Educadores anarquistas:
Desde una posición libertaria. Sus escuelas se diferenciaron de las estatales por los
contenidos que transmitían pero no por la organización política interna ni por la
metodología. Más tarde, fueron encarcelados o expulsados del país y sus escuelas
fueron cerradas porque dieron lugar a las leyes represivas de 1902 y 1910.