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Se entiende por agroecológico a todo sistema de producción sustentable en el tiempo, que mediante el
manejo racional de los recursos naturales, contemplando la diversidad biológica y sin la utilización de
productos de síntesis química, brinde alimentos sanos y abundantes, manteniendo o incrementando la
fertilidad del suelo.
Por lo tal se considera agroecológico a aquellos alimentos, en general vegetales y frutas, que en ninguna
etapa de su producción intervienen fertilizantes, herbicidas o pesticidas químicos, como así tampoco en
los suelos donde son cultivados.
Es agroecológico sustentable o similar a una forma de producción que tiene como base la aplicación de
procesos mediante los cuales, la "circulación" de las plantas sobre el terreno fabrica la fertilidad para el
cultivo siguiente.
Esta tecnología es una herramienta construida a partir del conocimiento y descubrimiento de leyes
naturales; que aplicada racionalmente, y a muy bajo costo, con métodos sencillos e insumos propios, da
buenos resultados, no solo desde el punto de vista de los rendimientos sino, y especialmente, por la
seguridad de los alimentos que se obtienen con su aplicación.
la rotación de cultivos
la asociación de cultivos
el agregado de abonos
En la década del ´90 el programa tomaba el término de Huerta Orgánica; con el paso del tiempo se
fueron sumando a todos los conocimientos básicos más acciones para contribuir con la enseñanza para
la promoción, organización y producción de auto sustento que nos entregue alimentos sanos y
abundantes y que nos permita a acceder a un decidido cuidado del suelo y del medio ambiente. Sumado
al aporte de conocimientos y herramientas para una mejor alimentación revalorizando costumbres y
valores culturales.
Los alimentos agroecológicos garantizan la mejor calidad, y están sujetos a procesos de fabricación,
elaboración y transporte (trazabilidad), desde el campo hasta la mesa.
Cada vez que adquirimos estos productos, cuidamos el medio ambiente, se reduce la huella de carbono
ecológica, preserva los ecosistemas, favorece la biodiversidad, asegurando un futuro sostenible para las
siguientes generaciones.
Así mismo, la Huella de Carbono Ecológica, es un indicador medioambiental que permite medir y evaluar
el impacto de nuestras acciones o de cualquier forma de vida, sobre la capacidad que tiene el planeta de
renovar los recursos naturales al servicio de la humanidad.
Cabe destacar, que la producción agroecológica colabora en el desarrollo de nuestra comunidad, con
beneficios socioeconómicos y culturales, en sistemas de la economía social y los agricultores familiares
de diversas nacionalidades.
La agroecología se basa en la aplicación de principios que combinan valores ecológicos y sociales, cuya
aplicación se adapta a distintos contextos socio-ecológicos y también a distintas escalas, desde la muy
pequeña para el autoconsumo hasta la gran escala, incluyendo el nivel de paisaje. La agroecología tiene
como principio fundamental la agrobiodiversidad, pues a partir de ella es posible el restablecimiento y
fortalecimiento de las funciones ecológicas que mantienen la resiliencia ecológica y social de los
sistemas productivos. Los procesos ecológicos y sociales que desencadena la producción agroecológica
la posicionan como una estrategia para el cambio transformativo en la alimentación sustentable,[2]
incluyendo en crisis contemporáneas como pandemias.[3] Según la Organización de la Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la agroecología "trata de optimizar las interacciones entre las
plantas, los animales, los seres humanos y el medio ambiente, al mismo tiempo que aborda la necesidad
de sistemas alimentarios socialmente equitativos en los que las personas puedan elegir lo que comen,
cómo y dónde se produce".[4]
Adaptabilidad: que consiste en no modificar el sitio de cultivo para tratar de satisfacer las necesidades
de las especies, sino, usar una estrategia de adaptación del potencial biológico y genético de estas a las
condiciones del lugar.
Reciclaje natural: para asegurar condiciones de suelo favorables aumentando la actividad biótica, la
disponibilidad y aporte de nutrientes y la retención de humedad, a través del manejo de la materia
orgánica, reciclado de biomasa y aumento de la cobertura.
Preservación: para asegurar mucho más la salud del agroecosistema en su totalidad, que el producto de
un sistema de cultivo en particular. Aumentando las interacciones biológicas y las sinergias entre los
componentes de la biodiversidad promoviendo procesos y servicios ecológicos claves.
Racionalidad tecnológica: para eliminar progresivamente el uso de insumos externos sintéticos que
tienen el potencial de dañar el ambiente, e ir hacia el uso de insumos de origen natural y fuentes
renovables de energía, tanto para el aporte nutricional como para el manejo de plagas, enfermedades y
arvenses.