LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES DEL

NOA Y CUYO ________ ______________________________

Anaíilde Idoyaga Molina*

A Magdalena Giaccio Idoyaga Molina

Summaryr The author focases on therapeuticrituals, distmguishing between self-treatment and curandero
practices. Regarding borne medicine, she explores the contributlon of humoral medicine and the tech-
ñique known as “healing by words”, suggesting that this is backed by Catholic sacred belíefs and
symbols. When refemng to curandero medicine, she underlines thecorrespondence between the repre­
sen tari o ns System and therapeútic procedures. She analyses the ritual and symbolic manipularon oí
sacred power both in certain particular Lherapies and in the regular and generalízed treatments. She
suggests Chat nowadays notions and praxis synthesise the dynamics of the contad situation in the area
Chat has integrated and re-elaborated ideas of humoral medicine with Catholic belíefs, and occasionally
so me ludían notions, related to Pachamama (Mother Earth),

Key words: sacred,medicines, peasanis, NWA and Cuyo.

Introducción ■mestiza y criolla,2 mientras que la de Cuyo

. Bourdíeu, entre otros autores, ha señalado
la relación entre el campo terapéutico y el
religioso, nexo que se-hace ostensible en las
medicinas religiosas (evangélicas, caris-
maricas y afro americanas) al igual que en
muchas alternativas en la que aparecen ideas
de energía y de poder.1 No debe, sin embargo,
pensarse que esta sea la única relación entre
medicina y religión; ya en la baja edad media
y durante la modernidad en .España, los
profesionales biomédicos debían purificarse,
purificar al doliente e invocar a la divinidad
en ocasión de sus prácticas (González de
Fauve, 1996: 96). Lo que constituye un
interesante antecedente a la hora de explicar
y comprender las prácticas terapéuticas
tradicionales en las áreas que nos ocupan.
La población campesina del NOA es
v
Ceiuro Argentino de Etnología Americana-Consejo Nao. nal de Investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina).
E-mail: caen@sinectis.com.ar
es básicamente.criolla. En el NOA algunos
grupos mestizos se hallan actualmente en
procesó de reetnización; se trata de grupos
de tradición andina que fueron primero
sometidos por los Incas.y más tarde por los
españoles; la pérdida de las lenguas nativas
y un proceso de síntesis cultural (Taussig,
1987) en que se incorporaron numerosas
representaciones y elementos culturales
aportados por los españoles fueron los rasgos
distintivos de la larga situación de contacto
(Tuzner, 1988). La cultura de los criollos es
básicamente europea, aunque dado el
contexto intercultural es lógico aceptar que
se hayan incorporado y reelaborado algunos
elementos indígenas.
Obviamente, a lo largo de 500 años se
produjo un proceso de síntesis cultural en el
que se sumaron diversas y numerosas
 |() ' ANAT1LDB1DU YAUA MULLICA
representaciones y costumbres de raigambre
■ europea (aportadas desde los días.de'la
• conquista hasta las migraciones masivas de
los siglos XIX .y XX), diversas costumbres
indígenas de grupos de las tierras altas y más
recientemente de. las tierras bajas; debe
considerarse además el aporte .de los
migrantes de origen árabe que se asentaron
.en varias de las provincias de las áreas que
estamos estudiando, especialmente durante
•la primera mitad del siglo XX. Entendemos
- a la cultura campesina, entonces, como
.producto de-diversas síntesis,- siempre'
dinámica, incorporando y refigurando nuevas
ideas, tecnologías, costumbres-y .valores,
■provenientes de los cambiantes contextos
interculturales y de las transformaciones .en
.. la relación con la sociedad hegemónica.
Las medicinas tradicionales son en el
N(.)A y Cuyo el autotratamiento o medicina
casera, practicado por legos y el curan­
derismo practicado por especialistas? En
ambos casos la terapia incluye'consumo-de
-■fármacos tradicionales -y.manipuleo sim­
bólico de elementos sagrados, en su mayoría
de raigambre católica.
En esta oportunidad focalizamos los
rituales terapéuticos distinguiendo .las
prácticas del autotratamiento y del curan­
derismo. En relación con los primeros, se
exploran los procedimientos seguidos en la
"cura de palabra” y su conexión con las
creencias y símbolos religiosos del
catolicismo; se intenta demostrar que los
episodios del Nuevo Testamento y la vida de
algunos santos particulares son /los
fundamentos arquetípicos de este, tipo de
terapia. En lo relativo a las prácticas de los
curanderos, se focalizan ios.manejos rituales
y simbólicos del poder sagrado en las terapias
de enfermedades particulares y en los
procedimientos curativos de valor genérico,
' "■haciendo hincapié en las representaciones
que los fundan. Estas representaciones hacen
tanto a las creencias religiosas como a la
percepción del mundo vegetal y natural en
términos de poder. En toda circunstancia
pretendemos mostrar como se engarzan las
■ . prácticas terapéuticas con las. nociones de
’ -enfermedad, cuerpo,persona, brujería, poder
■ del medloambiente y equilibrio ritual con las
deidades. . ..
Los materiales sobre los que nos basamos
■ fueron recabados en numerosas campañas
; -.realizadas en esta’macro-área a-partir de-
■1997.. En la labor de campo hemos
/•privilegiado las entrevistas abiertas/recu-'
■ f. mentes y ■ extensas con informantes
-calificados, hemos recurrido también a la
■■ observación y a la observación participante.
•• En muchas circunstancias trabajamos con
.grupos naturales y. en algunos casos con
-.grupos focales (Coreil, 1995) tales como
■ ■'grupos de agentes sanitarios. El material se
. ■ registró magnetofónicamente y posterior­
mente se procedió a su transcripción literal;
■ parte de ese material son los textos .que aquí
presentamos. Al pie de cada relato indicamos
los nombres de informante o informantes y
el lugar de recolección del mismo.
La similitud de las representaciones
culturales sobre la enfermedad, la terapia, el
cuerpo, la persona y la- similaridad de los
■ caminos terapéuticos en casos concretos de
enfermedad, nos permiten tratar a los
campesinos de ambas regiones en conjunto
_ Los resultados expuestos en este trabajo son
parte de la labor realizada en relación con los
■ Proyectos: “Bioetnomedicina: La realidad de
■ la salud en el NO A”, Proyecto de Investigación
■ Plurianual del CONICET, y ?E1 funcio-'
namiento del sistema etnomédico en el NOA”,
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
Proyecto PICT de ja Secretaría de Ciencia,
Tecnología e Innovación Productiva de la
Nación. Agradecemos a ambas instituciones
su financiamiento y auspicio.
La manipulación de lo sagrado en el
a uto tratamiento
Creemos conveniente decir-dos palabras
sobre la noción de enfermedad, en virtud de
que toda praxis terapéutica se halla ínti­
mamente vinculada con los modos de pensar
las dolencias.
En términos generales, puede decirse que
la noción de enfermedad involucra alguna
clase de desequilibrio. Haciendo hincapié en
el ámbito en que se manifiesta y origina el
mal, consideramos los siguientes tipos: 1)
Desequilibrios -orgánicos, refieren las
enfermedades que sólo se presentan a nivel
del cuerpo, tales como la disfunción de un
órgano -el corazón, el estómago, los riñones,
etc.~, los dolores musculares, las luxaciones,
las quebraduras, los resfríos, la gripe, entre
otras. 2) Desequilibrios entre las entidades
que integran la persona, engloban a las
dolencias que afectan la .armonía entre el
cuerpo y el espíritu, tales como el susto
(disociación del alma que queda en el lugar
en que se produjo la situación de pánico). 3)
Desequilibrios sociales, incluyen los males
que se manifiestan en el plano físico y social
como el ojeo, la envidia y el daño, también
llamado maleficio y brujería. A veces a los
dominios mencionados también se suma el
nivel psíquico o espiritual, tal como sucede
en los casos en que el daño causa demencia.
Los problemas emocionales son típicos de
una afección "específica llamada tirisía o
tisiadura -problema físico y emocional por
la pérdida de vínculos sociales-. 4) ■
Desequilibrios espacio-ambientales, como el
mal aire (tortícolis y problemas similares y
afecciones cutáneas). 5) Desequilibrios
religioso-rituales tales como la aikadura. ...
.(problemas motores, de crecimiento y otros),
la sopladura (problemas cutáneos y óseos),
la pilladora (ronchas, granos y problemas en
la piel, problemas óseos, pérdida del alma y
otros padecimientos). A la aikadura la
originan los muertos y a la sopladura y la
agarradura las deidades, por consiguiente,
aquí a las manifestaciones físicas se.suman
indefectiblemente trastornos en las relaciones
con los seres míticos y, a veces, problemas
mentales (Idoyaga Molina, 2000 b). De ello
se desprende que aunque las dolencias se
expresen como problemas físicos o espi­
rituales involucran tensiones sociales,
desbalances ambientales, conflictos con las
deidades y desajustes mítico-rituales. De
acuerdo al mal que se padezca es que se
■presentan asociados distintos tipos de
desequilibrios.
El autotratamiento, como ha notado Good
(1987: 25) es la primera opción terapéutica
en cualquier episodio de enfermedad, en
nuestra área incluye el consumo de
numerosos fármacos y la cura de palabra. Las
recetas son en su mayoría de origen vegetal,
aunque suelen usarse también elementos
minerales y animales (Idoyaga Molina, 1999
a y b-).4
Las más variadas dolencias se tratan
mediante la cura de palabra. Distintas
personas poseen fórmulas para curar diversas
enfermedades como las quemaduras, el
empacho, la abertura de carnes (desgarros
musculares), la hernia,.la angina, el dolor y
ardor de estómago, el ojeo (dolor de cabeza,
causado por una persona), el dolor de muelas,

■ las .verrugas, las hemorroides, en'fin,
prácticamente todos los males que definimos
como desequilibrios meramente orgánicos,
. e inclusive otras clases de desequilibrios tales
como el susto, el ojeo y el daño.
"‘Se curan de palabra la ojeadura, la
abertura de carnes, la soleadura (insolación),
la muela, la angina. De la quemadura no
queda ni seña. La nieta de la cuñada de la
Elvira se quemó en la pierna y ni seña le
quedó, a pesar de que siempre deja mancha.
También curan de" palabra el empacho
(problemas digestivos), que le dan té pingante
al otro día, té de saúco. Le miden .el empacho
y al otro día le dan té de saúco o de durazno.
Usted lo prepara como un té cualquiera, lo
deja a! sereno y se lo da al otro día”. (Nicolasa,
Domingo y Zulma, Pedernal).
■Estas fórmulas son secretas y sólo pueden
transmitirse en Viernes Santo, Nochebuena
o en la víspera de San Juan. Normalmente el
conocedor de las oraciones repite la o las
fórmulas y el aprendiz las graba en su
memoria. Ambos deben estar en ayunas,
condición que también se recomienda en
ocasión de la terapia. Algunos sostienen que
aquél que enseña sus oraciones pierde la
posibilidad de curar, mientras que otros
consideran que si la trasmisión se hace de
forma adecuada y con los recaudos
necesarios ..el poseedor no pierde sus
capacidades.
“Aquí hay personas que saben, y le
enseñan a la gente más joven en Semana
Santa. Si no es Semana Santa no surte efecto.
Todo lo que se cura de palabra es de Semana
Santa, todo eso sabe mi sobrina. Hay que
tener fe en la persona que cura si no, no te
cura” (Domingo, Pedernal). .
“La oración que sabe mi mujer seria pasó
en Viernes Santo mi tía” (Hermes, Pedernal).
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
i ■ “Para aprender las palabras para curar te
las tiene que enseñar alguien que las sepa,
pero sólo en Semana Santa, en la Noche­
buena, o en la noche de San Juan. Yo aprendí
palabras que me enseñó mi tía en
Nochebuena. Es necesario guardar- el secreto”
(Beatriz, Salta).
“No siempre se pierde el poder de curar
cuando uno enseña. Cuando se enseña uno
tiene que guardarlo en secreto, si yo lo
divulgo no sirve de nada. El que me enseñó
me dijo: 'Te voy a confiar los secretos para
curar la hernia, andá a mi casa en ayunas y
en Viernes San toó Para curar también hay
que estar en ayunas” (Domingo, Pedernal).
Un segundo método para aprender las
fórmulas curativas consiste en aprenderlas de
los libros sobre el tema.5 El interesado debe
seguir el mismo modelo que en el aprendizaje
persona a persona.
“Mi madre cura las muelas de palabra pero
con librito, compró el libro y cura, será que
tiene fe. Del libro también hay que aprender
das palabras de memoria y en Viernes Santo”
(Zulma, Pedernal).
Otro factor, limitante para ejecutar la cura
de palabra, sería el vínculo de parentesco
cercano entre paciente y curador. Aunque
tampoco hay acuerdo al respecto, como se
advierte en el siguiente ejemplo en que el
terapeuta es el propio enfermo:
“S^uno aprendió a curar tiene que hacerlo,
porque aprendió para hacer el bien. Domingo
se quebró una pata y se la curó con la corteza
de la higuera y con las palabras” (Nicolasa,
Pedernal). -
La necesidad de estar en ayunas para
aprender las palabras y en ocasión de las
prácticas terapéuticas muestra la conexión
entre las nociones de purificación y curación.
La purificación es una exigencia que, como
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
dijimos, observaban los biomédicos medie­
vales, tiempos en que la medicina humoral
parece haberse asociado a la medicina
religiosa.
Antes de pronunciar las oraciones el
curador se persigna y puede hacer además la
■señal de la cruz en la frente o en la paite
afectada del cuerpo del doliente. Algunas
enfermedades requieren de otros proce­
dimientos, como el empacho, ¿a culebrilla,
la hernia, las hemorroides y las verrugas.
'-■< -Estos procedimientos, aunque se reiteran,
A--pueden variar según los conocimientos de
A cada curador. En la atención del empacho se
usa una cinta que permite realizar el
diagnóstico y comprobar el éxito del
tratamiento, midiendo durante Tres días
consecutivos el antebrazo en relación con la
boca del estómago. Un segundo proce­
dimiento consiste en “tirar el cuerito”
mientras se recitan las fórmulas, algunos
terapeutas realizan tres veces la señal de la
cruz sobre la espalda del paciente antes y
después de decir las oraciones. Alas allá de
las oraciones, el curador maneja el poder de
los símbolos al hacer la señal de la cruz y
evoca las figuras cristianas al aludir a la
Trinidad mediante la repetición de la acción
durante tres días consecutivos. La culebrilla
requiere que el sanador escriba con tinta
china y al revés Jesús, María y José —vale
decir, ésoj y aíram, súsej- en el extremo del
herpe continuamente, hasta que desaparezca.
La técnica en cuestión se apropia del poder
de las deidades involucradas. El tratamiento
de hernias y hemorroides suele acompañarse
del recorte del pie en una hoja de higuera o
tuna;6 se entiende que el poder de la hoja ■
extrae y seca la enfermedad. Las verrugas
deben ser contadas en sucesivas ocasiones,
hasta que sean completamente eliminadas.
13
Para tratar otras dolencias, algunos sanadores
suelen sahumar, haciendo la señal de la cruz
al enfermo, con inda, romero, incienso u otro
vegetal reconocido como terapéutico.
Asimismo se puede usar agua bendita para
persignar al paciente.
Las oraciones se dicen en silencio
invocando la ayuda y el poder de Dios, de la
Virgen o el de algún santo. El contenido hace
referencia a la vida de Cristo, a la Virgen o
al poder y beatitud de la Santísima Trinidad
y se ordena que la verdad enunciada se haga
realidad en el enfermo, cuyo nombre se indica
. expresamente.' A continuación se rezan tíos
ave marías o tres padres nuestros si en el texto
se invoca a la Trinidad o alguna de las figuras
que la integran; si el pedido compromete la
intervención de un santo una sola plegaria es
suficiente. La conexión entre el mal que
aqueja al doliente puede ser directa, como
en los casos en que se cita un episodio del
Nuevo Testamento en que Jesús curó esa
enfermedad. Sin mencionar el evangelio
también se puede hacer referencia concreta
a la dolencia señalando que ésta será curada;
finalmente la conexión entre la dolencia y
las palabras puede ser simbólica, circuns­
tancia en la que se pide que el mal que se
está tratando sea curado. En muchas fórmulas
se reafirma la veracidad del hecho enunciado
en las palabras, lo que remarca su carácter
fundante. Veamos algunos ejemplos;
Para el tratamiento de las anginas y
dolencias similares suele usarse la siguiente
fórmula:
“Nuestro Señor y San Martín iban por un
camino, donde hallaron a San Pedro de
bruces contra un canto rodado '¿Qu¿ haces
aquí? ó le dijo el Señor, y San Pedro contestó.
"Me estoy muriendo del mal de anginas, de
garganta y de.flemones'. A lo que el divino
 14
Maestro repuso: 'Ponte los.cinco dedos, de
Ja mano derecha en el. cuello y carrillos en
honra y gloria a la Santísima Trinidad, y con
el santo nombre de Dios el mal te será
curado'”
En este caso, a través de la narración de
un episodio del nuevo testamento en el que
Cristo cura el mal que padece el enfermo, se
actualiza el poder de la figura en el presente,
el rezo se .convierte en la acción de Cristo
aquí y ahora. El episodio es fundante no sólo
para la terapia de las-anginas sino también
de la imposición de manos, que no.se usa en
la medicina casera, pero que es muy común
en las medicinas carismática y evangélica.
El siguiente rezo es para las cataratas y
las enfermedades en los ojos:
“Nube, nube de sangre y agua formada,
en honra y gloria de la Santísima Trinidad
que sea prontamente curada”.
En esta fórmula a través de la palabra se
decreta que el mal será curado y se invoca el
poder de la Trinidad, para ello previamente
se menciona la dolencia. . .
Veamos una fórmula para la nostalgia:
“Jesús nació, Jesús murió, Jesús nació,
Jesús murió, Jesús nació, Jesús murió. Así
sea curada la nostalgia de N. N. como estas
palabras son ciertas”.
La oración para la nostalgia alude a un
hecho cuya veracidad se reafirma, y que se
supone es motivo de alegría para todo
creyente, de ahí que actúe disipando'la
nostalgia.
La siguiente fórmula es para las
quemaduras:
“El fuego no tiene frío, el agua no tiene
sed, el aire no tiene calor, el pan no tiene
hambre. San Lorenzo, curad estas .que­
maduras por el poder de Dios constatado”.
La mención de las distintas entidades
AN ATILDE IDOYAGA MOLEÑA
indica el elemento que le es esencial, de este
modo se define la realidad sin carencias y se
opera, así, simbólicamente sobre toda
carencia, en particular la dolencia men­
cionada. La invocación a los santos se funda
en las acciones del santo, las que se
relacionan en forma directa -por similitud u
oposición- con el mal que sufre el individuo.
En algunos casos, el santo invocado ha
atravesado por los mismos pesares que el
doliente, ha muerto en la hoguera como san
Pantaleón o ha sido ciego, sordo, etc., en cuyo
caso, estos son los males que curan los rezos.
En estas últimas circunstancias, lo emulado
en la figura a través de las palabras, para que
' actúen simbólicamente, es la carencia y no
la abundancia, vale decir, la lógica terapéutica
que opera es la de la semejanza y no la de la
oposición. En algunas fórmulas se combinan
ambas representaciones, como la que estamos
analizando, aludiendo por oposición a Dios
Padre, Cristo o la Trinidad y por semejanza
a un santo determinado.
En otras circunstancias es la sacralidad del
espacio el soporte representacional de la
eficacia de la fórmula, tal como se observa
en-la siguiente oración para las anginas:
“En Belén hay tres niñas; una cose, otra
hila y otra cura las anginas, una hila, otra
cose y otra cura el mal traidor”.
En este rezo, los personajes aludidos no
.poseen significación religiosa por sí mismos,
la referencia a Belén es el hecho que liga la
-fórmula al poder de las deidades cristianas.
La-niña que cura las anginas se convierte en
el arquetipo mítico por situarse en Belén, sus
acciones son fundantes y eficaces y, por ende,
el soporte de los tratamientos hechos hoy en
día, en virtud del poder que la mención del
espacio sagrado otorga al personaje.
Las fórmulas no sólo se usan para tratar a
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...;
las personas sino también para animales
enfermos, cultivos dañados y ambientes
contaminados. En toda circunstancia es el
poder de las deidades y de sus acciones el
que se invoca. La siguiente oración ilustra lo
dicho, se usa para limpiar las viviendas
maculadas por las prácticas de brujería:
“Que se vaya el mal y que entre el bien
como hizo Jesús en Jerusalén”.
En este caso, la fórmula permite recalificar
el espacio que se ha cargado de potencia
■ negativa y, a la vez, proteger la casa y el
' ambiente que la circunda. La mención a Jesús .
. / y sus acciones opera como referencia mítica
- originaria y actualizable a través de la
. ’ palabra. Como se advierte en el texto, una
de las frases alude al poder de Cristo y a su
■ capacidad regeneradora de ámbitos corrom­
pidos. Las acciones de Cristo se revelan como
el arquetipo mítico que funda la eficacia del
actual' en el presente. Así, como Jesús entró
. triunfante en Jerusalén, el ambiente
corrompido por la brujería o la envidia será
. restaurado por el curador.
La mención de Jerusalén no es casual, se
trata de traer al aquí y al ahora el espacio
sagrado. Jerusalén por ser un espacio
hierofánico (Eliade, 1972) es invocado
facultando la regeneración del espacio
contaminado y dañino. La alusión al mito
permite, instaurar el tiempo y espacio
cosmogónicos, en esencia creadores y
regeneradores (Eliade, 1968 y 72). El espacio
de la vivienda se convierte a través de la
palabra en el espacio mítico originario, lo que
determina su restauración.
La fórmula curativa debe repetirse tres
veces durante tres días consecutivos. La-
necesidad de esta repetición, como la de otros
procedimientos, es una técpioa que se apropia
del poder sagrado del número tres, el que
-u
deviene de ser el número de la Santísima
Trinidad.
“El que cura dice las palabras mientras está'
curando, tres veces se repite la oración y tres
días seguidos se hace la cura” (Nicolasa,
Pedernal).
í£La cura de palabra tiene que repetirse tres
veces, si no, no hace efecto. Uno se hace la
señal de la cruz y se la hace al paciente y
dice las palabras en silencio, en secreto1’
(Juana, San Salvador de Jujuy).
“Al empacho lo curan con una cinta, hay
palabras secretas, va cambiando la medida
de la cinta cuando se va curando. Tres días
seguidos se repite, se dicen las palabras, se
persigna al enfermo y se lo mide con la cinta”
(Noemí, San Salvador de Jujuy).
La invocación y pedido a las deidades del
catolicismo y la alusión a la Trinidad en los
procedimientos nos permiten afirmar que la
cura se conceptúa como muestra del poder
de las figuras míticas. Los episodios del
Nuevo Testamento son el ciclo mítico que
fundamenta la cura de palabra como proce­
dimiento terapéutico.
Es evidente que la vida de Cristo fue objeto
de un proceso de mitificación que le confiere
la condición de realidad trascendente, como
sucede con los hechos históricos que 'se
incorporan en los corpus mitológicos (Guss,
1981; Sahlins, 1981; White, 1978). En este
sentido, es un buen ejemplo de mitificación
deja historia e historificación del mito (Hill,
1988; Turner,l 988). Por otra parte, la
posibilidad de instrumentar el poder de las
narraciones bíblicas se entiende en función
de los atributos de verdadero, etiológico,
cosmogónico, ejemplar, sagrado y actua­
lizable o capacidad de hacerse presente, que
poseen los mitos (Eliade, 1972; Gusdorf
1960; Jensen, 1966; Leenhardt, 1961; van dei

Leeuw, 1964). Para que se haga presente. el
- hecho originario aquí y ahora se lo puede
reproducir ritualmente como sucede en cada
misa, respecto de la vida, pasión y muerte de.
Cristo, en los rituales de Año Nuevo que
recrean el origen del cosmos (Eliade, 1972)
y en numerosas ceremonias que traen a la
actualidad los hechos acaecidos durante el
tiempo primigenio. La narración del episodio
primordial es otra técnica comúnmente usada
para anular la duración profana e instaurar
el poder generativo de los orígenes. A veces
¡a narración puede estar contenida en una
fórmula, aun en una palabra o en unos pocos
gestos rituales (Bórmida, 1969/70; Eliade,
i 972). ■ ■ : 7
El uso de fórmulas permite instrumentar
el poder de las deidades y del tiempo
primigenio con diversos propósitos, hace
posible que el hombre se apropie del poder
de las deidades y manipule lo sagrado en su
provecho. De hecho, la utilización de relatos
y fórmulas con fines terapéuticos es una
práctica común en otras sociedades, como la
de los Ayoreo del Chaco Boreal, en la que
cualquier individuo puede actualizar el poder
del mito por medio de la palabra, por su mera
enunciación, y de este modo, usarlo para
sanar, prevenir, proteger y dañar (Idoyaga
Molina, 1979/80 y 1999 c).
Si bien son los episodios bíblicos del
Nuevo Testamento a los que más frecuen­
temente se alude en las fórmulas que narran
curaciones, la referencia al Génesis se repite
implícitamente una y otra vez cuando se
invoca a Dios Padre, cuyo poder creativo y
regenerador es el que se trae al invocarlo o
al mencionar* a la Santísima Trinidad. La cura
de palabra pone en juego el poder y lá
sacralidad.de la cosmogonía cristiana. v
Por otra parte, al ser.la vida de Cristo una '
■ AN ATILDEIDOYAGA MOLINA
. historia mitificada pierde su condición de
suceso particular, situable en una cronología,
para convertirse en verdad memorable y
trascendente, situada fuera del tiempo
. histórico y remitida al período inicial. En este
sentido, por ser un mito, es una narración
dinámica que admite variables, la incor­
poración de nuevos episodios y la trans­
formación de otros. Obviamente, desde la
perspectiva de los actores sociales todo
episodio es verdadero, inmutable y acaecido
en los orígenes, pero ello no quiere decir que
la versión escrita y .oficial del Nuevo
Testamento sea la fuente de constatación de
- los episodios narrados o aludidos, sino que
■ estos se suman, se restan y se transforman
/ como los episodios de cualquier mitología
viva y oral. En el ámbito de la cura de palabra
■se puede verificar la alusión a acciones de
Cristo que aparecen en las Escrituras -como
algunas de las arriba mencionadas- y a
acciones que parecen resultar de la
mitopoiesis popular, tal como la siguiente
. fórmula para curar la ojeadura.
“Por el poder de Dios, Cristo y el Espíritu
Santo que se cure NN de la ojeadura, como
Jesús curó al ojeado en Jerusalén” (Noemí,
San Salvador de Jujuy).
Esta fórmula funciona como cualquier otra
en cuanto eficacia comprobada fundada en
las acciones de Cristo y ningún nativo
consideraría pertinente que se le comentara
que no aparece en los Evangelios o que diera
muestra fehaciente de su mención en el
Nuevo Testamento, pues la vida de Cristo
funciona como un mito vivido y actualizable
y no como una verdad teológica, pendiente
de concilios y de lo admitido por las
autoridades eclesiásticas.
. Las vidas de los santos que se invocan en
la cura de palabra son también historias
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)T7
mitificadas y los santos mismos repre­
sentados como deidades. Son justamente el
poder del mito y el poder de la figura los que
se actualizan en la terapia, y los que fundan
su eficacia para la cosmovisión campesina.
La repetición ritual de la señal de la cruz
es otro de los símbolos religiosos .mani­
pulados en la cura. La señal de la cruz refiere
■ el poder de Cristo, especialmente su muerte
■y resurrección, consecuentemente es un
símbolo de vida, cuya utilización en ocasión
r de la enfermedad la define como un poderoso
" elemento terapéutico.
El agua bendita -también mencionada en
' los textos- es agua sagrada, portadora del
poder de la deidad; tiene la capacidad de lavar
. el pecado y desintegrar la enfermedad. Al
respecto cabe recordar que en las antiguas
concepciones españolas —medievales y
modernas- los males se originaban en el
pecado (González de Fauve; 1996:96), por
lo tanto es lógico que lo que expulsa el
primero haga lo propio con las dolencias. Por
otra parte, las representaciones culturales
sobre el agua la definen constantemente en
las más variadas sociedades como un símbolo
de vida, regeneración y estados positivos
(Temer, 1980).
Volviendo a las técnicas terapéuticas
concretas, es de notar que en ciertos casos la
presencia del paciente es inevitable; no hay
duda de que es así, cuando el rezo es
acompañado por otras acciones como en el
caso del empacho, la culebrilla, etc. En otras
circunstancias, en cambio, al terapeuta le
basta con saber el nombre de la persona, el
lugar donde se encuentra y el mal que la
aqueja, de modo que se puede curar hasta
desconocidos, aunque lo más habitual es que
el enfermo solicite su sanacion a.parientes y
amigos de su propia comunidad. Este hecho
no debe llamarnos la atención dado que el
nombre es una de las entidades que conforma
la persona y, por ende, a través de éste tanto
se la puede sanar como dañar.
“No hay que ir cuando curan de palabra,
por ejemplo yo mando el nombre del señor y
lo curan de palabra” (Zulma, Pedernal).
“Hay veces que viene uno a pedirme que
cure a alguien que está lejos, lejos por
ejemplo en Buenos Aires. Entonces me
escribe el nombre del paciente completo, el
domicilio y el mal que tiene -por ejemplo,
enfermo de la garganta- y ya lo curo” (Juan
Arias, Rosario de la Frontera).
“Yo curaba siempre a las personas de
palabra. Por ejemplo, yo curo con el nombre,
no es necesario que esté la persona, eso sí,
necesito el nombre y saber qué le pasa, si le
duele la muela tiene que decirme la segunda,
la tercera muela, la que sea, si es de arriba o
de abajo, si es del lado derecho o el izquierdo.
Entonces yo rezo y lo curo” (Juan Arias,
Rosario de la Frontera),
Finalmente, cabe acotar que si bien la idea
de que el poder deviene de Dios es un hecho
aceptado, los devotos de determinados santos
y vírgenes, pueden centrar su labor de
curación invocando a esas figuras. Esta
preferencia por los santos se advierte también
en la práctica terapéutica de algunos cu­
randeros, que desarrollan toda su actividad
en relación con una virgen o un santo
específicos. Vírgenes y santos pueden tomar,
así, el perfil de auxiliares shamánicos, cuando
son invocados en forma exclusiva por
determinado curador para tratar cualquier
dolencia.
“Vino un vecino con una nena que tenía
una verruga debajo del pie. Y le dije que yo
curo siempre invocando a la Virgen del
Carmen. Tengo que estar sólo para curar'”
 IX .....
(Hermes Pedernal).
Esta flexibilidad permite incluso que aquél
que no.haya tenido la oportunidad de
aprender las fórmulas para ciertas enfer­
medades, pero que tenga el don para sanar,
pueda curar con la fuerza del pensamiento,
invocando el poder de Dios o de otra figura
mítica del catolicismo.
“Vino el marido de Raquel y lo curé del
dolor de muelas. Lo curé a través ^del
pensamiento con la fuerza de la Virgen del
Carmen” (Kermes, Pedernal).
“Si viene gente y me pide que .cure .algo
que nunca he curado, los curo en nombre de
_ Dios y.de la Virgen, aunque no tenga las
palabras para esa enfermedad” (Juan Arias,
Rosario de la Frontera).
“Yo curo de palabra con la mente, no tengo
palabra. Curé a varios también. A las verrugas
hay que contarlas, a una mujer que yo trataba
seguía viniendo, seguía viviendo, y yo cada
vez se las contaba. Finalmente sede curaron
todas, sólo contando y pidiendo a Dios”
(Nicolasa, Pedernal).
La técnica de contar.se apropia de la
sacralidad del número. Los números por su
asociación a elementos o hechos suelen
transformarse en entidades portadoras de
poder por sí mismas (Cassirer,! 972). Así, la
negatividad del trece se origina en la traición
de Judas, en virtud de.que trece eran los doce
apóstoles con Jesús, la potencia positiva del
tres se origina en la Trinidad, la del doce en
el ciclo anual, la del cuatro en las estaciones.
En variadas sociedades muchos números se
asocian al poder del ámbito celeste, el del
cuatro deviene de los puntos cardinales, el
del cinco de la suma de los puntos cardinales
y el centro, el siete alude a los puntos
cardinales, el centro más el. cénit y el nadir.
Es común que la potencia del ente numerado
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
genere el poder del número, transformándose
éste en una entidad sagrada con toda
independencia de los hechos a que ori­
ginalmente se asociaba. Lo expuesto nos
muestra el sentido de la técnica empleada en
el tratamiento de las verrugas, que manipulan
el poder de los números,'los que al ser
nombrados disuelven la enfermedad a través
de la emanación de su fuerza en la palabra.
La lógica de la cura de palabra responde a
la idea de que palabras, pensamientos o
. . intenciones son sustancias que fluyen de un
emisor y que penetran en el cuerpo de la
persona a las que van dirigidas. Estas
palabras, pensamientos e intenciones
actualizan el poder de las figuras míticas
invocadas y tienen la capacidad enunciada
en los rezos, o definida en el pensamiento,
de deshacer y/o expulsar la enfermedad
sustancia que se encuentra en el cuerpo del
doliente. La cura de palabra manipula el
poder de las deidades y los arquetipos y
símbolos del catolicismo, lo que en definitiva
funda su eficacia y legitima su uso, Al
respecto, cabe acotar que los campesinos son
concientes de que el proceso de secación
involucra el poder y la intención de la deidad;
sin embargo, no. son siempre concientes del
simbolismo de algunas de las prácticas que
ejecutan, por ejemplo la relación Trinidad
-sacralidad del numero tres- manejo del poder
del tres a través de la repetición de una acción
tres veces.
Las palabras operan, de acuerdo a los
modelos terapéuticos propuestos por
Laplantine (1999), por sustraccion_.de la
enfermedad, a la que en este caso se adosa el
valor moral del bien opuesto al valor del mal
representado por la afección.7
En la práctica la cura de-palabra se
acompaña habitualmente por el consumo de
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICION algo
etnofármacos. La clasificación de los males. .
y de los elementos terapéuticos en fríos y
cálidos cobra especial importancia en este
ámbito. Como ha notado Foster (1994) estos
principios de la medicina humoral fueron
introducidos por los españoles durante la
conquista y colonización? Sin descartar que
la teoría de Hipócrates haya sufrido cambios
en España, es claro que en América se
produjeron diversas reelaboraciones y
combinaciones con otras nociones y otros
■principios.. Hoy en día, es un sistema
.^fragmentario que convive con otras formas
de orden posible, por lo tanto no da cuenta
de todos ios males ni de todas las técnicas
terapéuticas (Idoyaga Molina, 1999b).
Entre las transformaciones que la medicina
humoral tuvo en el NOA y Cuyo es de sin­
gular importancia la pérdida del fundamento
natural que suponía este sistema clasificatorio
de alimentos, males y terapias. Desde el
punto de vista de los nativos, el vegetal no es
eficaz por poseer principios activos sino por
poseer un poder que se comprueba en el éxito
terapéutico y que se expresa en sabores y
olores fuertes y que tiene soporte en las
representaciones sobre el mundo natural. En
rigor, tampoco existe un ambiente natural en
el sentido en que la ciencia occidental usa
esa expresión, los campesinos se representan
el espacio circundante y los seres que lo
habitan en términos de poder. Hay ámbitos
teñidos por el poder de las deidades —
Pachamamama,9 el Diablo, etc.-, ámbitos
negativos maculados por las prácticas de la
brujería, ámbitos y bosques de carga nefasta
que trasmiten el mal aire y otros de carga
positiva, de los que se extraen vegetales
terapéuticos, hay ámbitos de energía positiva,
propicios para los hombres, Rónde se deben
instalar las aldeas y la viviendas. El espacio
es discontinuo y calificado por los seres y
las entidades que lo habitan y por las
actividades que en el se desarrollan. Lo
mismo puede decirse de la representación de
los minerales y de los elementos animales,
cuya eficacia terapéutica deviene del poder
del mundo natural.
Las nociones de cálido y frío se han
extendido además, incorporando taxa
vernáculos como la brujería que es descripta
como fría y que obviamente involucra
representaciones religiosas y manipulación
de lo sagrado (Idoyaga Molina, 1999d).w
Estos cambios no nos llaman la atención,
puesto que si consideramos la praxis
terapéutica vemos que los tratamientos de la
medicina casera combinan las fórmulas de
palabras con los etnofármacos, vale decir, se
integra la medicina humoral con la medicina
.religiosa. Lo mismo sucede en las prácticas
del curandero, que incluyen recetas (muchas
de ellas con soporte en las nociones de frío y
cálido) y acciones rituales y simbólicas del
catolicismo. En otras palabras, el auto-
tratamiento se vale de acciones rituales y
antiguas ideas biomédicas redefinidas.
Entre las enfermedades comúnmente
definidas como frías figuran el frío de
estómago, el resfrío, el catarro, la gripe, las-
anginas, algunos dolores musculares, los
problemas en los pulmones, algunos
problemas menstruales, la neumonía, las
puntadas en la cintura, los dolores en los
huesos, el reuma y el mal aire. Las terapias
incluyen infusiones, baños, cataplasmas,
ventosas, friegas, sahumerios, productos
vegetales, animales y minerales.
El carácter cálido de los elementos usados
en la terapia es ostensible cuando es una
propiedad del elemento o de la preparación
como se advierte en las arcillas, el humo, los
 20 . ,
paños, las cataplasmas. Las.grasas utilizadas
'como ungüento para masajes son cálidas por
el efecto terapéutico que producen. Son
cálidos, a su vez, los elementos sometidos a
cocción o fermentación como el azúcar
tostada, el vino, el aceite, el cebo, la sal y el
lino.11 En lo que hace a los vegetales, tales
como la ruda, el romero, el incienso y el
ajenjo, cabe acotar que los que se clasifican
como cálidos son de olores y sabores fuertes
y penetrantes, propiedades que son extraídas
mediante la cocción y-que revelan su poder.
La mostaza en la medicina clásica de los
■ humores es cálida (Foster, 1994: 195), en las
representaciones campesinas es cálida y
poderosa en virtud de su olor fuerte y
penetrante.
Entre las enfermedades cálidas figuran la
insolación, las enfermedades que producen
fiebre, los granos, forúnculos y abscesos, el
dolor.de muelas,' las picaduras, el ardor
estomacal, las hernias, la presión arterial y
ios males cardíacos derivados. Obviamente
las terapias pertinentes se valen de elementos
fríos que facilitan la compensación térmica
del doliente, tales como paños de agua fría,
uso de sanguijuelas, parches y bálsamos,
diversos vegetales y pomada de boídeos.
Es fácil advertir la condición de fríos de
los paños embebidos en agua natural y en
alcohol, en .tanto la primera es fría por
naturaleza y el segundo se evapora
extrayendo el calor del cuerpo, similares son
los bálsamos y los parches que calman
mediante el frío el ardor y el dolor. Las
salmueras y el bicarbonato producen efecto
refrescante. La víbora es fría al tacto y por
extensión lo es la pomada que se prepara con
elementos de.los boídeos para tratar las
paperas. Los vegetales fríos son en general
tenidos por más suaves que los cálidos, en
. ANATILDE IDOYAGA MOLINA
especial los'.que se utilizan para ardores
. estomacales y problemas de presión, su poder
, curativo se asocia a la condición de amargos
como la coca, la cola de caballo, el palo azul
y el olivo, con los que se preparan infusiones.
En lo relativo a los productos animales
cabe resaltar que la sanguijuela se utiliza viva,
a diferencia de las grasas de animales de las
recetas cálidas que se cuecen, lo que.equipara
las oposiciones de crudo/cocido y vivo/
muerto a la de frío/cálido.
Es notorio que muchas de las técnicas
utilizadas por la medicina casera son antiguas
terapias biomédicas, tales como la aplicación
de cataplasmas, paños y sanguijuelas, los
baños de asiento y las pomadas para friegas,
entre otras.
Por otra parte, se advierte que las ideas de
frío y cálido tienen soporte no ya en valores
humorales sino en diferencias térmicas de
temperatura. Hecho que ha señalado Foster
(1994:168) en relación con otras sociedades
de América Latina.
En síntesis, las terapias cálidas y frías se
apropian del poder de vegetales, animales y
minerales percibido en olores, sabores y
temperaturas. Algunas veces incluyen
símbolos de poder del catolicismo en la
preparación del fármaco o en la práctica
terapéutica, tales como rociar los elementos
que se añaden a la cataplasma haciendo la
señal de la cruz, sahumar al paciente en cruz
o persignarse^ pedir a Dios por la salud del
enfermo.
La eficacia de las terapias descriptas se
.atribuye a la compensación del organismo a
través de elementos fríos si la enfermedad es
cálida y viceversa. La terapia opera
combatiendo la dolencia por elementos
contrarios.
La lógica de la cura es absolutamente clara
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES
en relación con la idea de enfermedad. Frío
y cálido representan dos .extremos igualmente
negativos para la salud corporal, denotada
por lo tibio o lo templado, la compensación
a través de terapias del signo opuesto a la del
mal, genera nuevamente el equilibrio
deseado. Las representaciones sobre los
vegetales Ies asignan diversos poderes, entre
ellos el terapéutico, lo que explica'su eficacia
sobre el organismo. La utilización de
símbolos del catolicismo refuerza el proceso
■ de cura en tanto se apropia del poder de las
acciones rituales ejecutadas.
Muchos de las enfermedades que se curan
por medio del autotratamiento son taxa
vernáculos muy extendidos-en todas las
regiones del país y en otros países de América
Latina, tal es el caso del ojeo, del empacho,
de la culebrilla, entre otros.
Como hemos señalado, el tratamiento de
algunas dolencias requiere de prácticas que
acompañan a la cura de palabra y/o al
consumo de etnofármacos, uno de los casos
más interesantes es la terapéutica del ojeo.
El ojeo u ojeadura, especialmente peli­
groso para los niños, se presenta en síntomas
como cefaleas, anorexia, desgano, desaso­
siego, movimientos anormales de la cabeza.
Pérez de Nucci ha identificado algunos
ojeados como casos de meningitis (1989: 82).
Sin embargo, los diagnósticos de ojeo son
muy comunes y habitualmente tratados
exitosamente, por lo cual es fácil deducir que
se trata de cuadros que no presentan mayor
gravedad.
En cuanto al origen existen dos
posibilidades. Por un lado, provocan la
enfermedad los celos o los malos deseos y
sentimientos de las personas que miran, tocan
o piensan en los niños, es decir, el ojeo es
resultado de la acción intencional de un ser
j
humano. Por otro lado, la causa del ojeo es
involuntaria cuando se debe al exceso de
poder, de energía o de fuerza de la persona
que piensa, mira o toca al niño, produciendo
un desbalance energético.
En cualquier caso es la fuerza, los
sentimientos y los deseos los que penetran
el cuerpo del individuo y se manifiestan como
enfermedad. De ello se deduce, que el ojeo
lo causan los hombres en la interacción
social, lo incluimos, por ende, entre los
desequilibrios sociales (Idoyaga Molina,
200Gb). .. ■ • '
Es común, que para prevenir el ojeo a losx
niños se les coloque una cinta roja en la
muñeca, que se los vista con ropa roja o que
se les cubra la cabeza con gorros de ese color, i
También los adultos suelen llevar cintas rojas ¡
a modo de pulseras o vestirse de rojo con !
fines preventivos, pero en este caso el mal ,
que se trata de evitar más que el ojeo es la i
envidia, El poder positivo del rojo deviene ■
de su asociación a la sangre y a la energía;
vital. En el contexto de la salud y la en- j
fermedad, su opuesto es el negro, el que
simboliza lo demoníaco y el daño (Idoyaga ¡
Molina, 1999 b y d). y
Las técnicas diagnósticas y terapéuticas
incluyen elementos que se utilizan en la
medicina casera, como el agua y el aceite, y
fórmulas en las que se maneja el poder de
las deidades y el imaginario mítico del
catolicismo..La cura de palabra puede
realizarse incluso sobre el nombre de la
persona, sin necesidad de que el paciente este
presente, lo que revela la_importancia del
nombre como entidad constitutiva del sujeto.
UE1 ojeo se cura con palabras. Las palabras
son secretas. Sólo se pueden enseñar la
Nochebuena. Se repiten fres veces las
oraciones. Para saber si una persona está

ojeada hay que tirar en. un recipiente con agua
tres gotitas de aceite, si las gotitas se
ensanchan un poquito quiere decir que el niño
está ojeado, si no es otra enfermedad. Los
adultos también se ojean” (Nicolasa,
■ Pedernal),
La técnica, diagnóstico-terapéutica
mediante el uso de agua y aceite tiene soporte
en la clasificación de los males, de las terapias
y de los elementos curativos en cálidos y
fríos. Así, el aceite y el vino, vale decir los
.líquidos que se obtienen mediante un proceso
de elaboración, los líquidos culturalizados -
■para decirlo en términos levistraussinanos-,
se oponen al agua en estado natural, a la que
se considera fría (Idoyaga Molina, 1999 b).
En tanto elementos opuestos deberían
mantenerse separados, si, por el contrario,
las gotas de aceite se esparcen sin llegar a
disolverse en el agua el diagnóstico es
positivo. Habitualmente, se dice que la
expansión del aceite en pequeños, círculos
representa a los ojos.que han causado la
dolencia.
/ La cura de palabra, como señalamos, a
/través de invocaciones, rezos y.acciones
.rituales como la señal de la cruz, pone en
escena el poder de las figuras míticas y
símbolos del catolicismo, lo que funda su
eficacia. El poder del aceite y del agua ~
recordemos que ambos se usaron y se usan
en los diferentes rituales del bautismo-
también se asocia a las representaciones del
cristianismo. En la práctica que nos ocupa,
el poder purificatorio de ambos elementos
no sólo permite la realización del diagnóstico,
sino que además inicia el proceso terapéutico
puesto que tiene la capacidad de eliminar las
energías negativas-del cuerpo del doliente,
así como elimina el pecado en la ceremonia
del bautismo.
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
. Como toda cura de palabra, tiene soporte
en la idea de que los rezos como emanación
penetran el cuerpo del doliente, disolviendo
la sustancia negativa que el ojeo ha
introducido.
Las idea de enfermedad responde a un
modelo aditivo (Laplantine, 1999), el mal es
algo que se ha introducido en el cuerpo de la
. victima, consiguientemente, el procedimiento
terapéutico opera por sustraccion.de la
enfermedad sustancia.
Señalemos, finalmente, que en el ojeo, al
igual que en la envidia y en la brujería, el
.malhecho puede alcanzar animales y ve­
getales, circunstancias en las que el perjuicio
a la persona llega en forma indirecta a través
del daño a sus pertenencias. .. . ' '
Otra enfermedad que se trata con técnicas
específicas es el mal aire. En este punto sólo
referiremos las déla medicina casera,
dejando para el acápite posterior las terapias
propias de los curanderos.
- De acuerdo a los campesinos, el mal aire
penetra en el cuerpo cuando uno permanece
o pasa por lugares inadecuados como ciertos
cerros, algunos montes.y algunas cuevas
cordilleranas. También los aires pueden ser
manipuleados por un brujo, por una persona
con poder o por una entidad, para causar la
dolencia de alguien a quien se quiere
perjudicar, vale decir, el mal puede tener sus
orígenes en el daño. Finalmente, el mal aire
puede'atribuüse a causas naturales tales como
los desbalances térmicos.
Las manifestaciones físicas del mal aire
-son de dos tipos básicamente diferentes:
dolores musculares y problemas en la piel.
Los primeros son los síntomas más
conocidos, se alude habituaimente a dolores
en el cuello y los oídos y a .contracturas
musculares. Los episodios de tortícolis y de
 LO SAGRADO EN LAR TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
hemiplejía .son comúnmente interpretados
. como mal aire, al igual que la parálisis facial
y las convulsiones (Pérez de Nucci, 1989:79).
La medicina casera es posiblemente la más
rica en el tratamiento de este mal, cuenta con
diversas técnicas.que varían según se trate
de contracturas, dolores musculares y de
oídos o de problemas dérmicos, mientras que
la terapia de los curanderos hace hincapié en
el sahumado del paciente y en la eliminación
•de las energías negativas que el enfermo ha
recibido del ambiente y de los seres míticos.
Entre los tratamientos de la medicina
.casera para dolores musculares y de oídos
. figuran los masajes con la barra de azufre, la
utilización del humo de cigarrillos de
contrahierba y los embudos de papel
encendidos.
‘‘Cuando uno tiene, mal aire le duele el
cuello, a veces amanecemos con dolor de
cuellocEntonces, se pasa la barrita de azufre,
se la pasa por donde siente.el dolor y si
realmente es un mal aire que le ha agarrado,
el azufre se revienta cuando está sacando el
aire. Si revienta quiere decir que no era bueno
lo que le estaba agarrando, eso tenía que salir,
como será de fulminante que si se pasa a la
barrita, la barrita se rompe” (Juana, San
Salvador de Jujuy).
“La barrita de azufre es medicina casera.
La barrita se hace como una harina, se parte
entera cuando saca el aire. Yo la usé y se me
pasó el dolor de cuello. Todo dolor de cuello
no es mal aire. Había un muchacho que
andaba varios días con dolor de cuello y lo
agarró el traumatólogo y lo arregló” (Alicia,
La Quiaca).
“El cucurucho se hace con papel de diario
prendido y se pasa con la punta opuesta a la
que está prendida” (Rosario^Pedernal).
“El aire es como una cosa metida en el
' . 23
cuello. A veces los niños tienen aire, por
ejemplo en los oídos y les pasan el cucurucho,
: si se tuerce es un mal aire” (Rosario,
Pedernal).
“Anoche se me hizo una inflamación de
aire, y pedí que hicieran un cucurucho para
que me sacaran el aire. Cuando salió el aire
el cucurucho explotó” (Rosario, Pedernal).
“Si los cucuruchos se tuercen o se explotan
quiere decir que ya salió el aire, que la
persona está curada” (Domingo, Pedernal).
“Para el dolor de oídos, igual. Usted hace
un cigarrillo de contrahierba, ya sea de la raíz
picadita, así, pura o la entrevera con tabaco
y arma el cigarrillo de papel y lo deja que
prenda bien. En lugar de chuparlo de aquí,
de la punta del cigarrillo, esa parte la
. introduce lo más adentro q ue pueda en el oído
de la persona y lo sopla de aquí donde tiene
fuego. El humo se queda adentro y lo tapa
con el algodón de la misma contrahierba, es
el humitolo que cura. Si está mal de los oídos,
en los dos le hace lo mismo, y ahí lo tiene un
rato o anda quizá todo el día con el algodón,
si no le molesta” (Juan Arias, Rosario de la
Frontera).
La utilización de barras de azufre, de
embudos de papel encendidos y del humo
de cigarrillos de contrahierba responde a la"
idea de enfermedad como descompensación
térmica del organismo. .Se trata de terapias
cálidas que mediante la acción del fuego o
del humo, o del calor producido por el azufre,
extraen el aire-sustancia, es decir, una
dolencia fría.
Estos procedimientos además de la
eficacia técnica, tienen soporte en las re­
presentaciones que aluden a las propiedades
purificatorias y terapéuticas del fuego y del
humo, en las representaciones sobre la
calificación del espacio en ambientes que
 24
enferman y ambientes que sanan y en las
representaciones sobre la capacidad te­
rapéutica de la contrahierba y el azufre en
particular y de los vegetales y minerales en
general.
En lo que hace al tratamiento de los
problemas dérmicos se acude de nuevo al
poder de las plantas y del ambiente. Se usan
preparados de vegetales, a los que se les
extraen los principios activos mediante
hervor. El líquido se aplica tibio o frío sobre
la zona afectada, algunas veces mezclado con
alcohol. Otra posibilidad es fumar cigarrillos
de contrahierba, técnica que, en rigor, es más
preventiva que terapéutica en tanto impide
el contagio por efecto del olor y del poder
“anti-aire” del vegetal. '■
“Para el aire se prepara el alcohol con
romero. Ese es contra aire. Hay que machacar
. el romero o la ruda y lo echa en alcohol.
Como está molidito lo echa ahí, y lo bate un
ratito y después saca el alcohol así y sopla
en la mano y se unta, y le va a hacer bien
■porque esos son yuyitos contra el aire”
(Eugenia, San Salvador de Jujuy).
“En el cerro hay un yuyito que se-cría así,
una raicita, algo así como un dedo, otra es
más gruesa y en la flor da un algodoncito, se
le llama contrahierba, eso también es bien
bueno contra el aire. Hay otro yuyo que se
llama salvia de la Puna, si usted se lava la
cabeza con el agua de eso se le pasa el escozor
de la cabeza” (Juan Arias, Rosario de la
Frontera).'
“Si el aire le hace roncha en.el brazo por
ejemplo, se puede usar la contrahierba, se
hace que hierva bien, cosa que salga bien el
zumo de la raicita. Se usa fría o tibia o como
quiera, puede mojar un trapito y hacerse un
tomento, bien mojado y se tapa así él .brazo,
un rato, o bien se lo fricciona con alcohol.
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
Yo sabía tener alcohol compuesto con la
contrahierba, por ahí me agarraba algún
escozor en el cuerpo y me pasaba con la
mano, así me untaba y sanaba” (Juan Arias,
Rosario de la Frontera).
“Para curar el aire hay que hervir un poco
de las hojas de ese monte que cura. Para curar
se hace hervir un poco de hojas de un monte
distinto, ese que hay contra el aire, y se lava
así con esa agua sola y se le van desa­
pareciendo las ronchas y la comezón. Contra
el aire sirven algunos yuyos: esa ruda,
.romero, esos están contra el aire. Se usa el
agua en la que hirvió el vegetal, hay que
pasársela por todo el cuerpo, hay que mojarse
con el agua” (Juan Arias, Rosario de la
Frontera).
“La contrahierba es ese que tiene
algodoncito donde larga la flor. Yo usaba la
raíz para, fu mar cuando armaba cig anillos con
papel, la picaba bien y. hacía secarse a la
raicita y la entreveraba con el tabaco. El
aroma que da eso es muy lindo y es contra
aire. Eso saca el aire también, es que le da
un aroma lindo el. humo, y tiene el beneficio
contra el aire pues” (Juan Arias, Rosario de
la Frontera).
Estas terapias atribuyen al romero, la ruda,
la salvia de la Puna y la contrahierba una
capacidad especifica para el tratamiento del
mal aire, porque, si bien es intrínseco a estos
vegetales,^se asocia al de los espacios
positivos que dan los productos terapéuticos.
En las tierras altas, son de calidad propicia
para el hombre las planicies donde crecen
diversas plantas y es factible la vida. Estos
ámbitos se contraponen a las cumbres de los
cerros y a las abras, lugares de calidad
negativa y que trasmiten enfermedades, entre
ellas el mal aire. En lo que hace alos bosques,
se consideran negativos y causantes de
 LO SAGRADO EÑ LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
enfermedad los- que están poblados por
árboles resinosos como.el guayacán, el cebil
y el algarrobo, mientras que son positivos
los bosques en donde crecen los vegetales -
que hemos definido como terapéuticos.
Las técnicas descriptas apuntan a extraer
el aire del interior del cuerpo, lo que muestra
que su lógica se corresponde con la noción
de enfermedad. La eficacia que se les asigna
se fundamenta en las representaciones de los
■'■vegetales, minerales, el fuego, el humo y el •
.'/espacio en términos de poder, el que se
,7'.-evidencia en la extracción del mal y en la
-compensación frío-calor del organismo. De
:acuerdo a las representaciones campesinas, ’
el aire queda atrapado en el azufre, lo que
hace quebrar la barrita y produce una
explosión cuando sale por la acción del .fuego
a través del embudo.
Un modelo terapéutico diferente encon­
tramos en el tratamiento del sarampión, en
el que la operación ritual produce la cura a
través del mismo elemento, al estilo de la
homeopatía y de los modelos preferenciales
en la medicina árabe que actúan por las
■ .semejanzas.
“Las paperas, el sarampión, lo curan la
gente del campo. Hay dos clases de sa­
rampión, una cuando brotan los puntos rojos
para afuera, y en la otra forma brotan los
puntos rojos hacia adentro del cuerpo.
Cuando brota hacia fuera es un sarampión
normal que se cura solo. El otro se cura
friccionando con maíz y un trapo rojo, y se
pone a la luz un trapo rojo para que ilumine
todo rojo. Entonces brota hacia fuera y pasa
a ser un sarampión normal. Se envuelve el .
maíz desgranado en un trapo y se pasa. •
Cuando uno está con sarampión tiene que
estar en cama por la fiebre. La.mamá del
gerente, cuando era niño, le puso trapo rojo
por el sarampión, para que no se contagie”
(Carlos, Salta).
De acuerdo a la calificación de los males
en cálidos y fríos, dada la fiebre y las
exantemas el sarampión es definible como
cálido. Es notorio que el manejo terapéutico-
. .ritual incluye elementos similares a la
enfermedad, tanto en lo que hace a los granos
de maíz que se asimilan a las exantemas como
por el trapo y la luz roja que emulan la
enfermedad a través del color. Laplantine
(1999: 192) ha denominado homeopatía ritual
a las curaciones en las que los símbolos
manipulados son semejantes y no opuestos
al signo de la enfermedad. Esta terapéutica
es frecuente en la actualidad entre los
curanderos franceses, quienes se valen de
telas rojas en el tratamiento del sarampión,
entre otros procedimientos para diversas
enfermedades que aluden a lo semejante por
medio del color y de otros elementos..
La eficacia curativa del rojo hace también
al simbolismo del color, que se asocia a la
vida, a la fuerza, a la energía vital. Como
vimos tiene un perfil simbólico en relación
con la salud, en virtud de que se usa con fines
preventivos para el ojeo, la envidia y la
brujería (Idoyaga Molina, 1999b).
En el caso descripto, la lógica de la terapia
no tiene sentido en la sustracción del mal sino
en la compensación del doliente por adición
de lo mismo. La idea básica es que lo que
enferma también cura. La enfermedad se
piensa como pérdida y requiere de una. terapia
restitutiva o aditiva.
En síntesis, el autotramiento se vale
primordialmente de la combinación de la cura
de palabra -a la que se asocian algunos
procedimientos- con las ideas de la medicina
humoral refiguradas. La primera maneja el
poder de símbolos y acciones rituales del
 26
catolicismo y actualiza el poder del tiempo
originario y de las deidades, se vale también
de los números sagrados y del simbolismo
de los colores. La medicina humoral, aporta
las nociones de frío y cálido y numerosas
recetas, cuya eficacia pone en juego las
representaciones sobre el poder de vegetales,
minerales, animales y del ambiente.
Lo sagrado en las prácticas terapéuticas
de los curanderos -
, la dolencia que sufre el paciente. Así, sapos,
■En líneas generales, puede afirmarse que
cuando la dolencia no se soluciona con el
autotratamiento se recurre al curandero, en
algunas ocasiones combinando esta atención
con la oferta biomédica (Idoyaga Molina,
1 999a y 2000b). El curandero no sólo posee
mas conocimientos que los legos, sino que
además posee más poder, en el sentido de
sagrado, pues es asistido por sus santos y
.vírgenes auxiliares, además de invocar y
hacer presente el poder del Dios cristiano por
- vías similares a las descriptas. De allí que su
terapéutica puede y debe dar cuenta de
episodios en los que la medicina casera no
ha sido exitosa.
Entre las técnicas que este especialista
maneja, algunas tienen relación con dolencias
específicas y, por ende, significado en
relación con una o dos enfermedades; otras,
en cambio, son apropiadas para cualquier
■ dolencia. De todos modos, las acciones
desarrolladas durante la cura se conectan con
las representaciones sobre las etiologías de
los males y a veces con sus manifestaciones
sintomáticas.
El proceso diagnóstico involucra distintas
técnicas que ponen enjuego el poder del
terapeuta y de los, elementos utilizados. Es
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
común que se utilicen como medios
diagnóstico-adivinatorios agua, orín, cenizas,
hojas de coca, naipes (de los llamados
españoles), alumbre y plomo.
Dado el carácter también terapéutico de
los dos últimos elementos referiremos
.brevemente el procedimiento diagnóstico.
Tanto el alumbre como el plomo, se pasan
por el cuerpo del paciente -una o varias
veces- posteriormente se los incinera y al
arrojárselos incandescentes- al agua, toman
foimas determinadas que permiten identificar
y muñecos, etc., denotan.la brujería; tumbas,
el accionar de los muertos y por ende la
aikadura, en fin, se trata de formas que
denotan y connotan la enfermedad. La
capacidad diagnóstica y terapéutica de los
.minerales deviene de haber incorporado la
enfermedad por contacto con el cuerpo del
doliente.
Las técnicas implementadas varían de
■curandero a curandero. Muchos suelen
manejar dos o tres procedimientos diag­
nósticos, aunque la mayoría tiene su técnica
preferida. La elección de un procedimiento
determinado depende de las presunciones que
haya hecho sobre el mal que afecta al
paciente, ya que en algunos casos unos
procedimientos son.más precisos que otros.
Finalmente, algunos métodos son más
comunes en todo el territorio y otros se
asocian a distintas subáreas, así el uso de las
hojas de coca, del plomo y del alumbre es
más frecuente en el norte, mientras que la
visión en las cenizas, el agua y el orín es más
común en el sur (Idoyaga Molina, 2001a)
Algunos de los taxa que analizaremos -
como la aikadura, la agarradora y la
sopladura- sólo aparecen en el extremo norte,
vale decir en la Puna, la Quebrada de
 LO SAGRADO EN,LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)27
- Humahuaca y' los valles y, quebradas
transversales. Los restantes, -el susto, la
envidia, la brujería, la iirisia o pena y el mal
aire- son bien conocidos en toda esta macro-
región. Por otra parte, muchos de estos taxa,
con denominaciones similares o equi­
parables, aparecen no sólo en todas las
regiones de Argentina sino también en la
mayoría de los países de América Latina
(Adams y Rubel, 1967; Aguirre Beltrán,
“• 1980; Barrios, 2000; Bianchetti, 1991, 94 y
496: Comelles, 1973; Estrella, 1977 y 96;
-García, 1984; Hess, 1994; Hurrel, 1991;
i Idoyaga Molina, 2000 b; Klein, 1978; León,
-"'1963; López Austin, 1984; Pagés Larraya,
1967; Palma, 1978; Passafari, 1995; Pérez
de Nucci, 1988 y 89; Rubel, 1964; Rubel et
alL 1992: Taussig, 1987; Vaklizán y
Maldonado, 1922; Signorini, 1979; Torres y
Aprea, 1995; -Uzzell, 1974; Zoila et all,
1992).
En términos generales se puede afirmar
.que la praxis terapéutica es simbólicamente
la lucha entre la salud y la enfermedad, el
bien y el mal, la virtud y el pecado. El manejo
del poder es continuo, involucra a deidades,
fuerzas naturales, otros humanos poderosos
y la calificación del espacio y del tiempo. El
terapeuta se enfrenta en esta praxis a brujos
causantes de daños, a ambientes terribles que
provocan enfermedades y a deidades, algunas
decididamente negativas como el Diablo, y
otras que, aunque benignas, provocan
dolencias y otros perjuicios como represalia
a las ofensas y faltas que cometen las
personas. Es por ello, que el espacio y el
tiempo en que se lleva acabo la terapia deben
ser ámbitos propicios, portadores de un poder
positivoAEn .este.sentido, son lugares
adecuado^'para la labcxr curativa los
ambientes humanos, en especial la morada
- del terapeuta, mientras que resultan
inapropiados los ambientes naturales. Del
mismo modo, los días martes y viernes son
tenidos por menos propicios que los otros
días de la semana, por su asociación a la
brujería. Algunos curanderos no trabajan en
domingo por respeto y adhesión a las
creencias católicas, mientras que otros se
niegan a ejercer durante el carnaval porque
consideran a este lapso como un tiempo de
calidad negativa, dominado por el poder del
Demonio, quien podría tentar al curandero
que realizara su práctica.
Cabe acotar que los taxa tradicionales no
se definen por asociación sistemática de
síntomas y signos, al modo de la biomedicina,
por lo cual los cuadros de una misma dolencia
pueden variar y síntomas similares consi­
derase característicos de enfermedades
diferentes (Idoyaga Molina, 2000 b). De ello
se deduce que los fármacos con que se tratan
los síntomas, no se asocian generalmente a
dolencia alguna; si •un paciente tiene dolor
de cabeza se le puede recomendar un té de
sauce sin que importe si el dolor proviene de
causas naturales, del ojeo, de la brujería, del
susto o de la agarradura. Si un paciente
presenta problemas en el estómago podrá
tomar infusiones de payco, de coca, de ruda,
sin que se considere cuál es el mal que aqueja
al doliente, con el mismo criterio si son
problemas de estrés se prescriben infusiones
de lechuga o de clavel, para el resfrío o los
problemas respiratorios se recomienda el
llantén, para los dolores musculares se dan
friegas con grasas de animales y así
podríamos seguir dando ejemplos que
relacionan los etnofármaóos con síntomas
aislados y no con taxa tradicionales (ver
Idoyaga Molina, 1999 b y,2001 a). En fin,
un enorme número de tratamientos que no
 2S
viene al caso citar dan cuenta de los síntomas
que presenta el mal..en cada oportunidad a
través de recetas que involucran el poder de
vegetales, animales minerales y del ambiente.
La peculiaridad terapéu tico-ritual de los
laxa vernáculos se define en virtud del origen
del mal. Para una mayor claridad expositiva,
iremos analizando las distintas técnicas en
relación con cada uno de los taxa, para luego
destacar ios métodos específicos y los que
se aplican para tratar cualquier dolencia. En
cada caso es necesario que consideremos el
origen y las manifestaciones del mal, pues
como afirmamos, la. terapia sólo puede
entenderse en relación con las repre­
sentaciones de la enfermedad.
u) El susto
El susto es el ejemplo típico de lo que
hemos denominado como desequilibrios
entre las entidades de la persona. Se.origina
en la pérdida del alma o espíritu que queda
vagando en el lugar en que se .produjo la
experiencia de espanto. En el caso de los
niños muy pequeños, el alma puede quedar
también en el lugar en que se dejaron pañales
y/o materia fecal del infante.12 Si bien es más
frecuente en los niños también puede afectar
a ios adultos, entre quienes se consideramás
grave, ocasionado incluso la demencia..
Los síntomas culturalmente aceptados son
debilidad física, decaimiento, intranquilidad,
dificultades para dormir, estado de
sobresalto, desigualdad en el largo de las
piernas, entre otros.
Las técnicas terapéuticas incluyen
diversos procedimientos rituales que están en
consonancia con la concepción de la
enfermedad. Por ser una dolencia ocasionada
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
por la pérdida de elementos requiere de una
terapia restitutiva que actúe por adjunción.
Entre las acciones que apuntan a este fin,
algunas están destinadas a llamar al espíritu,
a fin de que se reúna nuevamente con el
cuerpo. Es por ello, que el curandero separa
la piel de la frente y sopla pronunciando el
. nombre del niño, posibilitando, de esta
manera, que el espíritu reingrese a su habitual
.locus corpóreo. Para localizar el espíritu, el
terapeuta da vueltas en las inmediaciones de
la vivienda, mientras al repetir el nombre
completo.de! enfermo le pregunta dónde está
y lo invita a regresar. Con el mismo fin, agita
la mano mostrando al espíritu ropas del
pequeño, hecho que se fundamenta en una
. noción de corporalidad, que, como dijimos,
involucra tanto la materia anímica como las
. vestimentas. Finalmente, algunos terapeutas
suelen echar bocanadas de humo sobre la
cabeza del paciente, debido a que el tabaco
y, por extensión el humo, tiene la capacidad
de atraer y captar las entidades espirituales
del individuo. El éxito del tratamiento, que
. puede repetirse varias veces, se percibe
empíricamente cuando el doliente experi­
menta una suerte de temblor, que denota que
la entidad anímica ha regresado y se ha
incorporado.
“Para curar el susto, lo llaman con el humo
del cigarrillo, sahúman al chico, después lo
llaman por su nombre, le tiran el humo del
cigarrillo en la cabeza” (Noemí, San Salvador
de Jujuy).
El equilibrio armónico entre las entidades
cuerpo y alma implica una idea de .salud y
enfermedad no definible en términos
biológicos sino en términos de poder y
sacralidad en el sujeto. El alma o espíritu qs
justamente el centro de poder del individuo
y fundamento de sus capacidades inte­
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
lectuales, motoras, afectiyas>,.£ts; por lo tanto,
Ia recupe.ració,n....del....alma..implica el
reequilibrio del poder. Por otra parte, el
llamado del espíritu revela que el nombre es
. otra de las entidades que integra la persona,
quelafconstituye más exactamente, y que es
al igual que el cuerpo y el alma depositario
de su poder. La lógica de esta praxis radica
en reunir las entidades, que expresan el poder
en el hombre, entre otros aspectos, a través
del estado de salud.
En cuanto á las representaciones que fun­
dan los otros procedimientos, cabe destacarse
que el liumo.es de por sí un elemento
poderoso, en cuanto equivalente semántkm
del fuego, cuyo poder regenerador y
purificador es' prácticamente un símbolo
universal. En el caso que nos ocupa, el humo
es usado en el ritual católico por su capacidad
terapéutica, preventiva y purificatoria. La
sacralidad del tabaco es común en numerosas
sociedades, en el NOA, se manifiesta como
vehículo preferencia! de la comunicación con
las entidades anímicas y las deidades.
El procedimiento devela, también, el poder
singular que posee el curandero, quien es
capaz de comunicarse en estado de vela con
las entidades anímicas de los individuos e
influir sobre éstas, haciendo prevalecer su
intención.
La técnica terapéutica suele incluir además
el estiramiento de la pierna y el pie que se
han retraído, a la vez que se dan unos suaves
golpes en forma de cruz destinados a atraer
al espíritu.
“Mi mamá sabía curar el susto. Ponía al
chico en la cama, lo hacía acostar y le tiraba
las piernas y se las igualaba, porque se le
desigualan los pies a las personas asustadas,
entonces se le alarga el pie que le quedó más
corto, ella agarraba y. tiraba de ese pie. Ella
29
agarraba el pie y le tiraba poquito y creo que
les daba tres cosas: unos golpecitos en cruz
para que le volviera el espíritu” (Juan Arias,
Rosario de la Frontera).
El hacer la señal de la cruz posee una doble
fundamentación, por un lado, invoca el poder
y la protección de Dios, y por otro, implica
una ejecución simbólica que actualiza el
poder de Cristo, poder que se concreta en
llamar y recuperar al espíritu. El estiramiento
de la pierna apunta a garantizar la recu­
peración del doliente en el aspecto orgánico,
más visible del mal.
Otras técnicas están destinadas a purificar
el paciente y a facilitar la adición del alma y
restaurar el equilibrio entre las entidades de
la persona, como la utilización diagnóstico-
curativa del alumbre ya mencionada, el uso
de sahumerios, de una melaza de origen
vegetal y de agua bendita.
“Se lo cura pasando alúmbrense empieza
por la coronilla, la frente, se sigue con la quijada
y se pasa por todo el cuerpo. Todo el secreto
está en las oraciones que se van pronunciando.
Se va pidiendo al santo, repitiendo el nombre
del enfermo” (Beatriz, Salta).
“Yo generalmente los sustos los curo
llamándolos y sahumándolos. Se sahúma con
yerba, azúcar, ruda, romero, todas esas cosas.
El sahumerio se pasa haciendo una cruz. El
humito va para la criatura. Hay que pasarlo
tres veces, la cura del susto hay que hacerla
tres'veces seguidas. El romero sirve para el
mal aire también. También se usa agua
bendita” (Juana, San Salvador de Jujuy).
“Para curar el susto hay.que poner en un
trapo, tierna o azúcar y yerba, se hace como
una melaza y se le pasa al nene el Rapo tres
veces” (Eugenia, San Salvador de Jujuy).
“Cuando la persona está asustada yo los
limpio, les doy agua bendita, los llamo, los
 30 . ANATILDE IDOYAGA MOLINA
llamo, los agarro de-la coronilla y los llamo
tres veces, les soplo en la frente tres veces”
(Juana, San Salvador de Jujuy).
Se sahúma al enfermo con rada, romero,
copal, yerba, azúcar u otros vegetales, dado
que en las representaciones culturales de los
campesinos son elementos fuertes, con poder
terapéutico y que, por ende, tienen la
capacidad de purificar el cuerpo a través del
humo. La melaza, hecha de los mismos
elementos, se usa para dar masajes que, al
poner en contacto efpoderdel vegetal con el
cuerpo del doliente, facultan la acción
■terapéutica. Es claro -que el sentido puri­
ficatorio y, por extensión, curativo del agua
bendita tiene soporte cosmovisional en las
creencias cristianas..
Suelen repetirse, además, oraciones
invocando a santos -en especial a los
auxiliares del curandero- a los que se ora
pidiéndoles por la salud del enfermo, ruegos
y rezos actualizan y canalizan el poder del
santo. La reiteración del nombre del doliente
apunta a la unidad armónica de sus entidades
y es, por ende, terapéutica.
La repetición por tres veces de rezos,
invocaciones u otros actos es un hecho que
a p are ce en la cura de palabra y en las más
variadas técnicas implementadas por los
curanderos. El poder simbólico del tres, como
dijimos, deviene de su asociación a la
Trinidad cristiana.
En síntesis, en la terapia del susto se ponen
en juego el poder del curandero, del sujeto y
de las entidades que lo constituyen, el nombre
juega un papel primordial al facilitar la
comunicación con el espíritu. A través de
oraciones, ruegos, rezos e invocaciones se
canaliza y actualiza el poder de las deidades
Cristinas y de los santos y/o vírgenes
auxiliares del sanador. La repetición ritual
. de la señal de la cruz, el simbolismo del tres
y el uso de agua bendita manipulan
nuevamente el poder de las deidades y los
arquetipos míticos implicados. El humo alude
al poder del fuego mientras que el sahumado
y las melazas vegetales al simbolismo de los
vegetales, que resulta de la reinterpretación
. de la medicina humoral en términos de poder-
del mundo natural, representación que se
extiende a minerales, como el alumbre, cuyo
poder se hace evidente en la capacidad
diagnóstica y en la de sustraer el mal del
cuerpo del doliente.
h) La envidia
La envidia además de un sentimiento es
el mal que el sentimiento provoca en el
individuo que es objeto de tal pasión. Es a la
vez causa y enfermedad, al igual que el ojeo
y el mal hecho o brujería, se funda en la
acción de los hombres. La envidia, en cuanto
pensamientos y deseos negativos sus-
tancializados, penetra el cuerpo de la víctima
y se manifiesta como dolencia física. Los
síntomas de la envidia pueden ser varia­
dísimos, desde dolor de cabeza hasta
problemas musculares, óseos, cardíacos o de
otra índole. Ello se debe a que el modo en
que se manifiesta el mal suele estar en
relación con aquello que es motivo de la
envidia. Así, a una señora que le envidiaban
su habilidad en el telar, la afección le apareció
en la cintura, lo que le impedía tejer, a una
joven que la envidiaban por la belleza se
quemó parte de la cara y, para dar un último
ejemplo, un hombre a quien le envidiaban la
camioneta chocó, por lo que padeció
múltiples traumatismos y además se arruinó
su vehículo.
 LO SAGRADO EN-LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)31
La envidia se origina en desequilibrios
sociales, alude a los conflictos emergentes
en la vida cotidiana, revela la cercanía y la
. habitualidad del trato entre la persona que
padece el mal y la que lo ha causado, expresa
los peligros que plantea la interacción social,
ubica la enfermedad en el mundo circun­
dante, en la proximidad del ahí, que se
.convierte en proximidad amenazante. En
relación con el tema señala Taussig (1987:
. 393-94) que la envidia está siempre presente
cuando se oye hablar a los curadores sobre
'■'-....enfermedad, es un conocimiento social
- implícito que sirve para interpretar las
situaciones sociales. La envidia aparece no
tanto como la causa de la brujería sino como
la fuerza inmanente del discurso sobre los
hechos buscando el sentido y sin sentido de
la sociabilidad. Es, entonces, una teoría de
las relaciones sociales que inevitablemente
fluye frente a la percepción de la desigualdad.
En lugar de un mal físico, la envidia puede
concretarse también en otro tipo de perjuicios
que dificultan el desenvolvimiento familiar,
social, sentimental y laboral de la persona,
tales como rupturas afectivas, peleas fami­
liares, reyertas en la comunidad, pérdidas
económicas, de fuentes de trabajo, etc.
Los sentimientos egoístas y envidiosos
causan por sí mismos la enfermedad y pueden
originar conductas concretas en perjuicio de
la persona envidiada, o yendo más lejos,
recurrir a procedimientos de daño.
Entre las técnicas preventivas se destaca
el uso de cintas rojas, de vegetales como la
ruda y la contrahierba, de vinagre, de
elementos religiosos del catolicismo como
la cruz y el agua bendita. La prevención
.alcanza .no sólo a las personas sino también
a sus pertenencias y a los ambientes.
“La envidia no se cura, cuando a unó le
va mal, la gente dice que es por envidia. Por
eso cuando compran un auto le ponen cinta
roja por todos lados y lo hacen bendecir”
(Nicolasa, Pedernal).
“Hay mucha gente que usa cintas rojas
como pulseras en contra de la envidia, dicen
que eso es bueno porque corta la rabia y la
envidia que a uno le tienen. También se puede
usar vinagre como protección” (Juan Arias,
Rosario de la Frontera).
“La ruda se usa para proteger la casa y la
gente, se pone detrás de la puerta.' Hay que
tener la. ruda macho y la ruda hembra. Es
para los malos espíritus y las malas energías.
La ruda macho tiene la hoja grande y la
hembra chica, El atadito de ruda macho y
ruda hembra se pone detrás dé la puerta ”
(Nicolasa, Zulma y Domingo, Pedernal).
“La semilla de ruda macho Rae planta
rápido. La semilla también se puede poner
en una bolsita y se lleva en la cartera, para
protección. A mí me dio una enfermera”
(Etelvina, Pedernal).
“Se pueden hacer paquetes con ruda como
contra, para impedir las enfermedades. La ruda
también se planta en el jardín. Para hacer un
paquetito y llevarlo en la cartera se muele la
ruda, hecha seca como harina, se puede
mezclar con romero también. Así se paralizan
las energías negativas. Lo usa la gente que no
tiene nada, que está sana, también la que se
está curando” (Juana, San Salvador de Jujuy).
“La Carayaca es una crucecita, se usa
siempre para prevenir el mal. La tienen
siempre los curanderos. La contrahierba es
un yuyo. También se usa para prevenir el mal,
se pone en la casa. La ruda también se usa.,
se puede tener siempre con uno porque sirve
contra los brujos. La ruda se pone en la cast
y se lleva con uno en la media, en el bolsillo
en la cartera, en un .lugar que no se vea. L<

■.contrahierba también se puede usar”
(Rosario, Pedernal). - '
“Para la envidia y el ojeo se pueden usar
cintas rojas atadas en la muñeca, o si es un
niño puede ponerle ropa roja, un gorrito rojo”
(Rosario, Pedernal).
En términos generales, puede afirmarse
que los mismos elementos que sirven para
prevenir la envidia, son útiles para protegerse
del daño y del ojeo y, son a su vez los que se
utilizan.con fines terapéuticos. Se entiende
que el poder de los vegetales y del vinagre
atine y elimina las fuerzas negativas que
pudieran introducirse en la persona o en el
ambiente. La ruda, el romero y la contra­
hierba son tenidos por cálidos, como dijimos,
por sus olores y sabores fuertes, amargos y
penetrantes. También es cálido el vinagre por
ser un producto elaborado (cocido), su poder
se denota en el sabor y olor fuerte y amargo.
La cruz -la habitual o la de Carayaca- suele
colocarse cerca de la entrada de la casa y
denota la protección de Cristo. El rojo, como
dijimos, alude a la fuerza, a la energía vital,
a la salud y a la vida. El uso del agua bendita
responde a su capacidad purificatoria y
protectora. En síntesis, la significación de la
mayoría de los elementos utilizados se funda
en las creencias y símbolos del catolicismo,
combinados con otros elementos de la
medicina humoral, refigurada por concep­
ciones mítico-religiosas.
La terapia tradicional, además de valerse
de recetas vegetales, a las que algunos
curanderos combinan con fármacos de
laboratorios para aliviar sanar y calmar
dolores y tensiones, implica otros proce­
dimientos tendientes a expulsar la envidia del
cuerpo del doliente y de los objetos o
espacios contaminados. Cabe acotar que las
acciones preventivas en relación con las
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
personas o los ambientes son hechas por
legos, mientras que la terapia queda en manos
de los curanderos.
“La contrahierba sirve para curar, también
la ruda, se usan para sahumar las personas y
las casas, también sirve el incienso y el
romero. También se puede regar con vinagre
la casa para las malas ondas, yo cuando siento
miedo le pongo vinagre, tiro el vinagre y digo:
"¡Váyanse brujas!'. Cuando se sahúma a la
persona se pasa en forma de cruz. Pongo el
. vinagre en forma de cruces. La ruda también
. se tira en cruz cuando está hirviendo y se
dicen palabras para ctu'ar” (Nicolasa, Zulma,
. Domingo, Pedernal).
La técnica terapéutico-ritual consiste en
sahumar al enfermo haciendo la señal de la
cruz, mientras se invoca a las deidades y se
repiten las oraciones pertinentes. Se combina,
así, el poder de vegetales fuertes y cálidos
con el poder de las figuras míticas que han
sido invocadas y el poder purificatorio del
fuego, simbolizado en el humo. La fuerza
terapéutica de los vegetales se encuentra en
los sabores y olores fuertes y penetrantes,
atributos que también distinguen al vinagre.
En los rezos se alude a acciones de Dios
Padre, de Cristo o de santos que tienen valor
arquetípico y que se actualizan a través de la
palabra. El poder aniquilador del fuego se
instrumenta a través del humo. La acción de
sahupiar permite que eí olor de los vegetales,
el poder de la palabra hecha, sustancia y el
humo se introduzcan en el cuerpo del
enfermo y expulsen la envidia.
El sahumado como dijimos se origina en
las prácticas purificatorias y terapéuticas del
catolicismo, en las que el incienso era un
elemento primordial; en las representaciones
de los campesinos su poder es definido como
cálido y su carácter sagrado se asocia al uso
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...) ’
ritual en la liturgia católica.
Las órdenes o sentencias que decretan una
situación, como “¡Váyanse brujas!”, son
operativas debido a que la intención y el
deseo enunciados, al materializarse en las
palabras, cobran realidad porque remiten al
arquetipo mítico de expulsión de seres
negativos (demonios, mercaderesjque
aparece en la Biblia.
Finalmente, la terapia es exitosa porque
.■ pone en juego el poder del curandero y de
los rituales ejecutados; una y otra vez los
,'campesinos señalan que la biomedicina es
.-.incapaz de entender y tratar los males
provocados por la envidia.
■J “Uno tiene que ir al curandero cuando-es
M
envidia, para que le diga qué le hicieron, si
va al médico no se cura” (Eugenia, San
Salvador de Jujuy).
tí “Yo fui a la curandera, los médicos no
saben decir que es envidia y no la saben tratar.
A esa curandera no se le pagaba, si uno quiere
le lleva un regalito, como fruta, verdura, así. .
Los que cobran son brujos” (Nicolasa,
Pedernal).
“Esa persona que es envidiada sufre,
aguanta, y no sabe qué le pasa, va al médico,
le dicen cosas que no son. Quizás está
tomando remedios que le receta el médico
pero que no le hacen nada, o quizá le hacen
peor pero no la curan. Esas son enfermedades
producidas por la envidia, porque hay gente
que quiere que esa persona no ande bien, que
no le falten los malos inconvenientes, que
ande mal en el trabajo, todas esas cosas”
I (Juan Arias, Rosario de la Frontera).
1
c) La brujería . víctima o sobre restos del individuo, las
) i
)
El daño, mal hecho o brujería expresa
33
también los desequilibrios sociales. Requiere
de la intervención de un especialista,13 quién-
a través de fotos, muñecos, sapos, víboras,
tierra de cementerio, ropa o restos orgánicos
—materia fecal, orina, uñas, cabellos- de la
persona que se desea dañar, recurriendo a
procedimientos rituales, ejecuta el daño. A
veces, , el especialista durante su .actividad
convoca a entidades negativas como el
Diablo u otras figuras. Habitualmente, se
denomina brujos a estos especialistas, de
quienes se dice que aprenden las técnicas del
daño a través de libros y quienes reciben
poder de seres diabólicos.14
El daño puede ser..hecho además por
curanderos y por personas comunes con
fórmulas o a través de la mera maldición. El
curandero es en rigor un ser ambivalente que
puede ejercer tanto la terapia como el daño
(Pérez de Nucci, 1989 e Idoyaga Molina 1999
a y d).
Finalmente, el manipuleo de poder en las
prácticas terapéuticas sin contar con la
energía suficiente suele ocasionar que el
curador contraiga el mal que extrae del
paciente. Por estos motivos, los casos de
malhecho suelen ser atendidos por más de
un especialista y algunos curanderos se
niegan a tratarlos.
La brujería se realiza generalmente por
encargo de un cliente, que desea la ruina de
alguien y paga por este servicio. Los motivos
que He van a solicitar un trabajo de maleficio
son los celos, la envidia, el odio y la ven­
ganza. Sentimientos que emergen en
conexión con problemas laborales, afectivos
y familiares.
El mal puede ser hecho directamente a la
pertenencias, dobles como fotos o muñecos
y entidades espirituales que conforman a la
 34 . /
persona tales como-el nombre. Se entiende
que el malefició se expandirá desde los restos
orgánicos, el nombre, la imagen fotográfica,
etc., a la persona en su totalidad. Otro
mecanismo consiste en contaminar la casa
de la víctima arrojando materiales que
trasmiten enfermedades, tales como tierra de
cementerio y paquetes con trabajos de daño.
Entre las técnicas que operan directamente
sobre la víctima figuran la maldición, el
contagio a Laves de entidades corrompidas,
tales como los paquetes de daño, la tierra de
cementerios, la sal, la alimentación conta­
minada, el rastro y el nombre. Entre las que
se valen de objetos se destacan el uso de
vestimentas, de dobles o réplicas y de
animales, especialmente sapos y víboras.
La maldición puede ser instrumentada por
cualquier individuo, a través de la palabra se
canaliza la fuerza de los deseos y pen­
samientos negativos, convertidos en
sustancia, la que fluye y penetra el cuerpo
de la víctima provocando una afección o un
daño, generalmente en .conexión con el
perjuicio deseado.
Comidas y bebidas pueden contaminarse
¿i través de fórmulas específicas, que actúan
como si se adosara un veneno, por lo que
causan diversas dolencias de forma in­
mediata. Las ideas que fundamentan esta
técnica son similares a las que explican la
maldición o la cura de palabra, sólo que en
este caso los alimentos son los receptores
directos del daño.
La vivienda dañada es un ambiente
contaminante de males diversos en forma
continua, por el mero contacto de la persona
con el o los objetos de daño que han sido
introducidos en la casa, los que son la
enfermedad misma. Cuando se arrbja tierra
de cementerio, el brujo manipula el poder de
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
los muertos, presente.en olores, intenciones
y pensamientos negativos. Este foco de
enfermedad, concentrado en el cementerio,
se traslada a la casa de la víctima convir-
.riéndola en un espacio contagiante y dañino.
Las técnicas mencionadas en su mayoría
causan el mal por intromisión del daño en el
cuerpo de la víctima, aunque el uso de tierra
de cementerio, ajíes, picantes, sal o todo
aquello que connote lo árido y yermo
enferman por sustracción de la energía vital
. o capacidades especificas -motriz, sensitiva,
intelectiva, etc.-, tal es el caso de la demencia
que se explica como la pérdida de la facultad
de intelección. Son también sustractivas las
. técnicas usadas para producir rupturas
afectivas, pérdidas económicas, desarmonías
y conflictos familiares y sociales. El efecto
de las maldiciones y de las fórmulas
obviamente se asocia al contenido especifico .
. de las mismas.
Básicamente, los procedimientos de daño
son de dos tipos. Uno consiste en realizar el
trabajo de una sola vez y esperar sus
. resultados, en este caso se puede arrojar el
..paquete al agua fría para que el daño se
congele, garantizando su eficacia. El segundo
mecanismo, implícala idea de proceso, las
acciones dañinas son repetidas constan­
temente, por lo que, si se suspenden, se
desvanecen los efectos en el .enfermo.
Responden al primer tipo: el daño a la huella,
la contaminación de la vivienda, los paquetes
arrojados al agua fría o estancada, entre otros.
La idea de daño como proceso se advierte en
las técnicas que manipulan las vestimentas y
las réplicas de la persona, como las ataduras
a muñecos o el clavado de alfileres en las
fotos, entre otras. Los casos de demencia
ponen en evidencia también que se sigue un
procedimiento que debe reiterarse.
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
No hay síntomas.físicos específicos que
caractericen al malhecho, puesto que las do­
lencias y los padeceros que la brujería cau­
sa, cubren, una amplísima gama siempre en
conexión con los procedimientos de daño.
Más bien, son asociaciones de índole sini-
. bólica las que denuncian el mal. De acuerdo
a las representaciones campesinas, las vícti­
mas del malhecho suelen contraer piojos,
mientras que los brujos y las personas que
, .han adquirido bienes o habilidades por me-
■ dm de un pacto con el Diablo al morir se
.....•^cubren de piojos.
Los males que se originan en el daño son
; muy variados. Las enfermedades incluyen
tanto manifestaciones orgánicas como men­
tales y sociales.
El daño puede, además, originar una do­
lencia específica, que se manifiesta exclusi­
vamente en el plano social, es referida como
soledad o solitud por algunos informantes,
se hace evidente en el desinterés que eviden­
cia la persona en relacionarse con otras y en
cumplir con los roles y las expectativas so­
ciales que las representaciones culturales
adscriben al sujeto de acuerdo al sexo y la
edad.
En lo que hace al diagnóstico, el daño es
tarea de los curanderos, quienes se valen de
diversas técnicas, entre las que figuran: la
lectura del alumbre y del plomo, la visión en
el agua, en el orín y en las cenizas, la inter­
pretación de las hojas de coca y de las car-
tas. A través de estos medios, el terapeuta
puede ver el maleficio que se ha hecho, quién
lo ha hecho y cuál es la terapia adecuada.
El alumbre y el plomo, al arrojarse incan­
descentes al agua, toman formas determina­
das que permiten identificar la dolencia que
sufre el paciente. Así, sapos, tumbas, muñe­
cos, etc., denotan la brujería. La capacidad
35
diagnóstica de los minerales deviene de ha­
ber incorporado la enfermedad al estar en
contacto con .el doliente.
La opinión de los legos en el diagnóstico
de daño, cobra importancia cuando se alude
al carácter morfológicamente anómalo y ex­
traño en que se manifiesta la enfermedad. La
visita al curandero habitualmente confirma
la presunción.
Las afecciones, inflamaciones y malforma­
ciones de formas extrañas -de animales, por
ejemplo- y el nacimiento de deformes no sólo
permiten efectuar el diagnóstico de daño, sino
que además dan información sobre la identi­
dad del causante y del animal que se utilizó
para el malhecho. En definitiva, los síntomas
del daño son las formas anómalas e inexpli­
cables que toma la enfermedad,15 manifesta­
ciones que sugieren el manipuleo de poder
con intenciones nefastas.
Finalmente, ante el fracaso terapéutico de
la biomedicina y del autotratamiento, la idea
de que la dolencia padecida es un daño co­
bra cuerpo. Esta noción tiene soporte en la
representación de que.un mal originado en
causas naturales, debe curarse necesariamen­
te con un tratamiento adecuado de la medi­
cina casera, mientras que la brujería sólo pue­
de ser tratada exitosamente por el curandero
(Idoyaga Molina, 2000 b y 2001 b).
La brujería es además una de las dolen­
cias más peligrosas, puesto que conlleva a la
muerte si no es tratada a tiempo y, es por ello
que muchas veces su terapéutica requiere de
la intervención de más de un experto curan­
dero. En el tratamiento de esta enfermedad
es inoperante la biomedicina, debido a que
es necesario deshacer el daño, lo que sólo
puede lograrse a través del procedimiento
ritual. El tratamiento de los síntomas orgáni­
cos nunca es suficiente, en virtud de que la

brujería extrae la energía vital, más allá de
las manifestaciones concretas en que se pre­
senta en cada enfermo. Es, de acuerdo a la
visión campesina, la causa más importante
de muerte.
Los métodos preventivos son los mismos
que los que .se usan para la envidia. Entre
ellos figuran el uso de cintas y ropas rojas,
de vegetales como la ruda, el romero y la
contrahierba, de vinagre, de elementos reli­
giosos del catolicismo como la cruz y el agua
bendita. El humo sirve para prevenir diver­
sos males, por ser un equivalente del fuego,
posee capacidades terapéuticas, purificatorias
y regenerativas y, por.ende, la propiedad de
repeler o rechazar los males.
“Para que no te agarren los males hay que
fumar cigarrillo los martes y viernes. El humo
aleja los males” (Pascualita, Santa Catalina).
Entre las técnicas terapéuticas algunas
apuntan al tratamiento de la manifestación
orgánica de la enfermedad, mientras que otras
están dirigidas a deshacer el daño y a resta­
blecer la salud en forma holística. Estas últi­
mas requieren tanto de procedimientos ritua­
les que el curandero ejecuta sin la presencia
del enfermo, como de acciones concretas
sobre el cuerpo del doliente.
Dado que las manifestaciones físicas de
la brujería pueden ser muy variadas -desde
problemas óseos hasta la demencia, pasando
por la afección de cualquier órgano- el trata­
miento empírico de las mismas depende del
tipo de mal que aqueja al paciente, vale de­
cir, masajes y fajaduras para problemas mus­
culares y óseos, recetas vegetales, minerales
y/o animales para los órganos afectados e
infusiones tranquilizantes de vegetales para
la demencia.
Entre las acciones destinadas a deshacer
el daño y a recuperar la salud, que el curan­
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
dero realiza junto al doliente, se destacan la
limpieza diagnóstico-terapéutica con alum­
bre o plomo, la limpieza y/o el sahumado
del paciente con ruda, contrahierba, ajo, ro­
mero u otros elementos efectivos contra la
brujería, la ingestión de agua bendita que
debe hacer el paciente y el llamado del en­
fermo por su nombre, tendiente a impedir la
disociación de cueipo y espíritu.
Algunos procedimientos -como el sahu­
mado- suelen ejecutarse haciendo la señal de
la cruz y antes de realizar cualquier acción
el curandero se persigna e invoca a Dios y a
la Virgen o al santo que tenga como auxiliar,
a los que se suma Pachamama en el norte del
área que estudiamos.
Entre las acciones que el curandero eje­
cuta a solas, figuran la eliminación del pa­
quete de daño, el que se quema de ser halla­
do, la invocación mediante el humo y la pa­
labra a las deidades -Dios y la Virgen-, el
encendido de velas y el rezo, rogando por la
recuperación del paciente cuyo nombre se
menciona expresamente. El curandero, ade­
más, suele santiguarse para empezar y al ter­
minar del ritual.
Sintetizando, para eliminar y/o deshacer
el daño, el curandero quema el paquete o lo
quema simbólicamente a través de la limpie­
za y el sahumado del paciente con los vege­
tales mencionados, indica al enfermo la in­
gestión de agua bendita y ejecuta la acción
ritual de la cruz. El persignarse y la invoca­
ción a las deidades son fórmulas que reafir­
man el poder de la actividad desarrollada por
el curandero y que actualizan el poder de las
deidades cristianas. La capacidad diagnóstica
y terapéutica del alumbre -o plomo- deviene
de que tales elementos han incorporado la
enfermedad cuando el curandero.los pasa por
el. cuerpo del doliente, su posterior incinera-
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)37
clon quema literalmente el daño -al menos
parcialmente- y lo denuncia.
Tienen un significado terapéutico, que
sólo tiende a la recuperación del enfermo: el
llamado del doliente por su nombre, la invo-
। cación mediante el humo, el encendido de
i las velas y el rezo convertido en rogativa. En
; conjunto, se trata de técnicas que se usan para
extraer tanto el daño del cuerpo del doliente
como para restituir la energía vital y mante-
q . ner la integridad física, espiritual y emocio­
nal de la persona.
'■Tuve a mi hijo muy mal, se cayó de la
- perezosa donde estaba durmiendo, estaba al
sereno y.quedó mutilado totalmente. Se cayó
por daño, no por causa común. Estas cosas
hay que agarrarlas enseguida. A mi hijo se le
estaban yendo los orines, se le iban los orines,
no sostenía el cuerpo, no tenía valor, no ha­
bía fuerza en las piernas. Llevé ajo, ruda, hice
una cama de ajo, ruda, pasé por llama y eso
le puse en un pedazo de trapo grande, lo fajé
a mi hijo y le puse un tipo vincha acá, y le
apreté la cabeza a ios cuatro lados, llamán­
dolo, sacándole todo el mal, le hacía friccio­
nes con ruda y ajo. Con ruda y ajo he curado
a mi hijo. Esa vez también lo curé varias ve­
ces a mi hijo, muchas veces fue que lo curé,
pero al final se levantó mi hijo, a los tres
días se levantó. Yo sabía que iba a andar, yo
tenía fuerza, yo tenía fuerza de voluntad y
tenía mucha fe” (Juana, San Salvador de
J tijuy).
“Una vez me trajeron una nenita, estaba
desahuciada por los médicos, no caminaba.
He ido seis veces a curar a la nena, en la
primer cura que yo le hice, la nena dejó de
llorar de noche. Era daño porque dejó de
caminal* de la noche a la mañana, así que
después he ido a verla a lavchiquita, la he
curado, la he masajeado, la he limpiado, la
he sahumado con ruda y romero y le di agua
bendita para tomar. El enfermo toma el agua
-bendita y el curandero reza y sahúma con
ruda, con romero. La que cura reza cuando
una está sola en la casa y alumbra, pidiendo
a Dios y a la Virgen” (Juana, San Salvador
de Jujuy).
“Si es enfermedad de brujería, uno ya la
limpia y la santigua bien y la llama a la per­
sona” (Eugenia, Jujuy).
“Cuando uno cura, ora, le pide a Dios por
la persona. Uno prende una vela y reza, alum­
bra y le pide a la Virgen, a Dios, a quien sea.
Generalmente no se pide a los santos, por­
que uno va a la cabeza” (Juana, San Salva­
dor de Jujuy).
“Para curar hay que fumar a las doce de la
noche, hay que concentrarse, tiene que con­
centrarse y pedir, concentrarse y pedir y pe­
dir y pedir y a uno le llega la salud. A Dios,
a la Virgen, se pide. Para curar la casa tam­
bién. Se pide y se alumbra. Se alumbra, si es
para el bien de una persona tiene que ser una
vela, si es mujer una vela rosada y si es va­
rón una celeste. Hay que alumbrar, prender
la vela y pedir y alumbrar otra vez y otra
vez. Si yo quiero curar a un nenito la vela
tiene que ser lila” (Beatriz, Salta).
“La curandera me dijo que durmiera con
alumbre, molle y otros yuyos debajo de la
cabeza, después sentí que el molle, los yuyos
y el alumbre se-estaban cargando. La curan-
derados tiró después al fuego, los yuyos se
quemaron y el alumbre se enciende y queda
una forma porque es mineral. El alumbre dio
forma como un sapo porque me habían he­
cho daño. La curandera dijo que era una
mujer la que me hacía el daño para trabarme
en todo” (César, La Quiaca).
En lo que hace a los procedimientos para
deshacer el daño, la eliminación del paquete
 38
. por la acción del fuego es la más contunden-*
te y efectiva. No obstante,, esta vía no es la
única debido a que no siempre se encuentra
el paquete y a que no necesariamente en to­
dos los casos el brujo realiza.un envoltorio
para hacer el maleficio. En estas circunstan­
cias, se siguen otros procedimientos que.im­
plican la quema simbólica del,daño y, a la
vez, la eliminación del mal del cuerpo del
enfermo, tales como el sahumado o la lim­
pieza del paciente a través de friegas con
ruda, contrahierba, romero o ajo. Estos ve­
getales por su condición de cálidos, al igual
que el humo, son equivalentes semánticos del
fuego y, consecuentemente, tienen la capa­
cidad de quemar el daño adentro del cuerpo
del doliente. La incineración del alumbre
quema el mal, si bien no en su totalidad, al
menos el porcentaje que el mineral ha ex­
traído. Estas técnicas se apropian del poder
regenerador y exterminador del fuego para
extinguir el poder de los maleficios, en for­
ma directa si se quema el paquete o el alum­
bre y, en términos simbólicos, si se quema el
mal en el organismo del doliente al impreg­
narse del humo. El agua bendita se bebe por
su capacidad terapéutica, es también cálida
en oposición al agua en estado natural -que
es tria- porque ha incorporado el poder de
Dios por medio de la bendición. La invoca­
ción a los personajes míticos y el manipuleo
de otros símbolos del catolicismo, como la
señal de la cruz, canalizan el poder de las
deidades, concretándolo como capacidad te­
rapéutica. Tanto la ingestión del agua como
la invocación a las figuras y el manejo ritual
de los símbolos adquieren sentido a partir
del sistema de creencias del catolicismo. Es­
tas representaciones definen dos dominios
enfrentados: el divino o del bien y el demo­
níaco o del mal. El primero, se centra en la
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
figura de Dios, a quien se asocíala salud y la
terapia, mientras que el segundo, centrado
en el Diablo, implica la brujería y la enfer­
medad.
En lo que hace a los procedimientos de
cura que tienden a la recuperación de la sa­
lud y que, en su mayoría, realiza el terapeuta
sin la presencia del paciente. El llamado de
la persona, como dijimos, mantiene la uni-
. dad entre el cuerpo y el espíritu. El humo se
usa para evocar al enfermo y a las deidades,
debido a que facilita la comunicación con el
'.espíritu de las personas y con las entidades
míticas. Las velas se prenden en diversas cir­
cunstancias que requieren de la búsqueda de
armonía, tales como la paz del alma cuando
se alumbra a los muertos, la salud cuando se
alumbra a los enfermos y el equilibrio entre
el hombre y las deidades cuando se alumbra
a santos y a vírgenes. La vela quema las ener­
gías negativas y evoca la presencia del en­
fermo, en este sentido contribuye a deshacer
el daño y a restituir la salud. Los colores
preferenciales indican las. diferencias de gé­
nero, por medio del color rosa y del celeste,
mientras que los tonos lilas aluden a la pure­
za e ingenuidad espiritual de los niños. La
invocación a Dios, el rezo pidiendo por la
salud del paciente y la repetición de la señal
de la cruz, permiten instrumentar su poder
terapéutico y captar la voluntad de la dei­
dad, a fin de que decídala curación del do­
liente. Finalmente, la indicación que sugiere
realizar las prácticas de invocación, rezo y
alumbrado a las doce de la noche .tiene so­
porte en la definición de la brujería como
actividad nocturna, pero también en la idea
de que las doce es un momento de especial
poder, en el cual la acción emprendida se
potencia. Si bien el signo del poder de la
medianoche es negativo, es posible invertir-
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
,1o en virtud de la calidad de los seres invoca­
dos y de las acciones llevadas a cabo, como
lo muestra la invocación del Dios cristiano y
el uso terapéutico del horario en cuestión.
j Cabe acotar que el sahumado, el alumbra-
; do y la ingestión de agua bendita son técni-
í cas purificatorias que operan tanto sustrayen-
i do el mal del cuerpo del doliente como resti­
tuyendo la energía vital y las facultades del
■ sujeto. El llamado de la personaron el nom­
bre apunta más a mantener la integridad del
individuo; es por lo tanto un procedimiento
-de adjunción.
. Es.evidente que el daño se inspira en el
dominio dél mal y pertenece, en más o me­
nos, a la esfera de lo diabólico, y que el mal
que padece la persona se origina en las ac­
ciones, poder e intención de un brujo, quien
se vale de procedimientos y elementos espe­
cíficos que denotan y simbolizan el malhe­
cho. De ahí, que para el tratamiento de esta
dolencia se invoque y actualice el poder de
. las deidades a través de oraciones, rogativas
.y acciones o elementos rituales como la se­
ñal de la cruz, el agua bendita, las velas y el
humo. En un mismo sentido, se recurre al
fuego por su capacidad purificatoria y
regenerativa o a equivalentes simbólicos de
éste, como los vegetales cálidos -ruda, ro­
mero, ajo, etc.- y el humo, usados en el sa­
humado del paciente. En otras palabras, el
daño, manifiesto como enfermedad en el
cuerpo o como sustracción de la energía y
facultades de la víctima y en el paquete o los
elementos utilizados deben tratarse con pro­
ductos purificatorios y curativos que elimi­
nen las sustancias negativas y adosen la ener­
gía sustraída, mientras que el poder del bru­
jo que lo hizo, el poder del mal de las entida­
des y elementos usados y la Intención de la
39
persona que encargó el maleficio, son con­
trarrestados a través del poder del terapeuta,
el poder del bien de las entidades invocadas
y de los elementos usados, la intención de
sanar del doliente y de curar del terapeuta.
En los casos de brujería es muy importan­
te recuperar la vivienda, especialmente si la
técnica de maleficio implementada la tuvo
como foco del daño, circunstancia que la con­
vierte en una fuente continua de contagio, cau­
sante una y otra vez de los mismos males, vale
decir en un lugar nocivo para la salud.
Para recuperar los espacios enfermos y ca­
lificados por daños y energías negativas se
procede a limpiarlos, esto es, a realizar un
■ conjunto de acciones tendientes a restaurar
su condición de lugares familiares y segu­
ros, propicios para la vida. Así, se sahúman
las habitaciones con ruda, contrahierba o in­
cienso, o combinado los tres elementos. Tanto
adentro de la casa como afuera se asperge
vinagre o el líquido preparado mediante el
hervor de la ruda, la contrahierba o el rome­
ro, mientras se repiten tres veces las oracio-
nes que ponen enjuego a la cura de palabra.
Al sahumar se entiende que el humo se lleva
consigo y elimina las fuerzas del daño, de la
envidia y de los pensamientos y deseos ma­
lignos. Del mismo modo, el olor penetrante
y fuerte de las preparaciones con vegetales y
del vinagre, sumado al simbolismo de la cruz,
eliminan el poder y las energías maléficas,
•^mientras que las palabras y rezos producen
el efecto enunciado, vale decir permiten la
restauración del-ambiente.
Es necesario, además, que el sahumado y
la aspersión de vinagre y/o agua bendita la
haga un especialista, a diferencia de las ac­
ciones preventivas que normalmente las rea­
liza el interesado. De acuerdo a las represen-
 40
raciones de los campesinos, tanto los curan­
deros como los sacerdotes están capacitados
para realizar la limpieza de los espacios con­
taminados.
d)Tirista
La tirisia o tisiadura, también llamada
pena, es l<i tristeza por añoranza; refiere un
desequilibrio emocional y físico por razones
sociales, pero a diferencia de los .otros males
.que implican desequilibrios sociales, no es
provocada por intenciones y deseos nefas­
tos. Es un mal común en los niños, se produ­
ce por la pérdida de vínculos sociales, de la-
. zos familiares importantes, de seres queri­
dos, en especial de la madre. No sólo la muer­
te de estos seres desemboca habitualmente
. en el padecimiento del niño, sino también la
ausencia de éstos por tiempos prolongados.
Es muy común que los padres dejen a sus
lujos al cuidado de los abuelos y se trasla-
den a los centros urbanos, por motivos labo­
rales, ocasionando por alejamiento la enfer­
medad de los vastagos.
El abandono del medio social y natural
puede también causar la tirisia, aunque el in­
dividuo migre con su familia. Así, cuando la
familia entera deja su medio social y geo­
gráfico para reinstalarse en otra parte, el niño
extraña y añora su terruño, sus paisajes y sus
gentes.
La tirisia se aprecia en el decaimiento, la
tristeza, la tos, la palidez, el desgano, los vó­
mitos, las náuseas y el comerse las uñas, en­
tre otros síntomas posibles. El rasgo típico
es la tristeza, por ende, se asocia al llanto, la
apatía y otros aspectos que lógicamenté va­
nan según los’ episodios concretas, tales
como la inapetencia, la palidez, etc.
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
■ Las técnicas terapéuticas son de dos tipos:
unas a través de procedimientos simbólicos tien­
den a eliminar la tristeza, otras intentan hacer
presente aquí y ahora al ser que se ha ido.
Veamos el primer procedimiento:
“Para curarlo hay que llevarlo a la maña­
nita, temprano, para tirar piedritas al río.
Mientras el chiquito va tirando piedritas al
río, una va rezando. Y se cura, porque cuan­
do la criatura está tomada en pena se come
. todas las uñitas, se lastima” (Juana, San Sal­
vador de Jujuy).
“Al tratar la.tirisia cuando el nene tira las.
-piedras es como si tirara la tristeza y el río se
la lleva, también tiene que repetirse tres ve­
ces la curación” (Eugenia, San Salvador de
.Jujuy).
La técnica requiere de la participación del
enfermo y del curandero. Al primero le com­
pete arrojar su tristeza en el río, acción que
ejecuta simbólicamente lanzando las peque­
ñas piedras. La comente de agua, en tanto
elemento que fluye, expresa nuevamente en
términos simbólicos cómo la pena es arran­
cada y arrastrada hasta desaparecer. El cu­
randero invoca las deidades pidiendo por la
recuperación del enfermo a través de rezos y
ruegos. La repetición del hecho tres veces es
otro de los ejemplos que muestran la mani­
pulación simbólica del número tres, la que
tiene, como dijimos, soporte cosmovisional
en las creencias del cristianismo. La eficacia
de la terapia es expresión de la intención y el
poder de las deidades, invocado y manipula­
do por el curandero.
El segundo procedimiento elimina la pena
al hacer vivenciar en el enfermo el vínculo
afectivo que la produjo:
“A la tirisia yo la llamo pena. Por ejem­
plo, si usted tiene un nene y su esposo se fue
a trabajar lejos, el nene lo echa de menos, yo
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
lo hago al nene dormir sobre una prenda del
papá para que no lo eche de menos” (Bea­
triz, Salta).
Al poner en contacto al niño con vestimen­
tas de la persona que se ha ido, el curandero
reconstruye el nexo, la cotidianidad de la re­
lación entre el enfermo y la persona añorada.
Esto es posible en virtud de que la corporalidad
incluye, como señalamos, a las vestimentas,
la unión entre éstas y el doliente se convierte
■en un equivalente simbólico de la presencia
-de la persona.' El curandero en esta circuns­
tancia maneja la corporalidad y el poder de
'■■las entidades propias de la persona.
Es claro también en este caso, que la téc­
nica terapéutica está en estrecha relación con
el concepto de enfermedad y que la misma
apunta, sobre todo, a repararlos aspectos
emocionales del mal operando por medio de
símbolos. Más precisamente, la .enfermedad
es por un lado, la pena instalada en el cora­
zón y en el pensamiento y por otro la pérdi­
da de afectos, de lazos cotidianos. En cohe­
rencia con esta doble representación de la
enfermedad, como elemento alojado en el
cuerpo y como carencia o pérdida, para eli­
minar la tristeza se procede a una terapia que
expulsa el mal en términos simbólicos a tra­
vés de las piedras y el agua que fluye y para
restituir la carencia afectiva, se hace vivenciar
la presencia del ausente.
e) Mal aire
Entre los males motivados por dese­
quilibrios entre el individuo y el medioam-
biente el mal aire es el más recurrente. En
rigor, son tantas las diferencias de síntomas
como los posibles orígenes que sería más
propio hablar de malos aires. Como dijimos,
' 41
entre los procedimientos terapéuticos es ne­
cesario distinguir* los métodos de la medici­
na casera de los del curandero, en función
de lo cual es pertinente profundizar las re­
presentaciones sobre las etiologías posibles
de este mal.
El mal aire producido por el ambiente es
una emanación que penetra el cuerpo cuan­
do la persona transita o permanece en luga­
res de energía negativa. Desde la perspecti­
va de los actores, el espacio no es homogé­
neo ni neutro sino un conjunto de ámbitos
de calidad y poderes diferentes. De allí que
hay espacios propicios y perjudiciales, no
sólo en virtud de que los habite una entidad
mítica, como sucede con cerros y abras en
los que mora Pachamama o con los bosques
donde habitan espíritus, sino también debi­
do a la calidad intrínseca del espacio. Lo di­
cho obviamente implica una representación
de la naturaleza en términos de poder. La
calidad de determinados lugares es lo que los
convierte en peligrosos y nocivos. Esa po­
tencia negativa es una sustancia que se im­
pregna por contacto con el medio y se evi­
dencia en el hombre como enfermedad. En'
las representaciones campesinas la califica­
ción del espacio suele asociarse con la cali­
ficación del tiempo, de allí que el riesgo de
frecuentar lugares inadecuados aumenta si se
lo hace en horarios peligrosos.
El mal aire es ocasionado también no por
el ambiente en sí, sino por las entidades que
lo habitan tales como los espíritus del bos­
que, o entidades que no moran en ningún
ámbito determinado pero que tienen el po­
der de manejar diversos elementos, como el
Diablo. Desde esta perspectiva, el mal se
origina en la intención de una deidad, una
voluntad negativa en el caso del Diablo y una
actitud de represalia o de contrapaso en el
 42
caso de los espíritus del bosque.
Como dijimos, el mal aire puede originar­
se, además, en la acción de los brujos ya que
estos tienen la capacidad de manipular el aire,
el viento y el rayo y enviarlos como enfer­
medad. En rigor, estos personajes tienen el
poder y los conocimientos suficientes como
para realizar maleficios y para manejar los
fenómenos naturales. Especialmente los cu­
randeros son los que refieren esta etiología,
fundada en la pura malignidad del brujo o en
la maldad y el deseó de venganza de la per­
sona que solicita el trabajo de daño.
Los procedimientos terapéuticos propios
del curandero pueden incluir eventualmente
algunas de las técnicas mencionadas en rela­
ción con el auto tratamiento, pero se diferen­ . cierto en el caso del mal aire, en virtud de
cian primordialmente porque ponen el acen­
to en el sahumado del paciente con vegeta-
. les, tales como la ruda, el romero, el copal,
etc., con independencia de las manifestacio­
nes físicas que el cuadro presente. .
“Si el aire viene como remolino, tiene al
Diablo o tiene una presencia, entonces, ahí,
para curarlo hay que sahumar!o”(Avelina
Telaba, La Quiaca).
“Para sacar el mal aire yo sahúmo a los
enfermos con copal y ruda” (Eduviges, La
Quiaca).
“El romero ese es para el mal aire, la ruda
también, ahí tenemos dos tipos de ruda: ruda
macho y ruda hembra, la ruda larga, de hojas
largas es ruda macho, la finita es la mujer.
Son vegetales fuertes que sacan el aire, los
curanderos sahúman a la persona para que
se vaya el aire” (Juana, San Salvador de '. des y demonios.
.1 ujuy).
El tratamiento del curandero comienza ha-
bitualmente con una invocación a las deida­
des cristianas, a las que puede'sumarse
Pachamama en el extremo norte de la región.
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
La técnica del sahumado es eficaz y perti­
nente por ios mismos motivos que hemos
señalado en relación con otras dolencias,
básicamente canaliza el poder del vegetal a
través del humo, el que es de por sí
purificatorio y terapéutico, y que al penetral'
. en el cuerpo del doliente disipa la sustancia
maligna. Vale decir, pone enjuego la fuerza
de los vegetales, el simbolismo del humo y
del fuego y el poder de las figuras míticas
invocadas.
El éxito de la terapia o la posibilidad de
■ contraer enfermedades es siempre un juego
. de energías entre el poder del individuo, del
ambiente, del terapeuta, y de los elementos
utilizados en la cura. Esto es especialmente
que hay personas con disposición a contraer
este mal. Ello tiene que ver con las represen­
taciones sobre el cuerpo; de acuerdo a los
nativos hay individuos de sangre fuerte y re­
sistente a los ambientes hostiles, mientras que
otros son de sangre débil y están más expues­
tos a los espacios contaminantes y nocivos.
“Hay personas que son airientas en la san­
gre (propensas a contraer mal aire). Hay otras
. que son de sangre fuerte y pueden andar por
cualquier lado sin que les pase nada” (Juan
Arias, Rosario de la Frontera).
En síntesis, el proceso de enfermedad-
sanación del mal aire incluye el poder y la
sacralidad ,del terapeuta y del paciente, del
fuego y sus equivalentes tales como el humo,
del ambiente y de los seres que lo habitan,
de vegetales y minerales, de brujos, deida-
--
f) Aikadura
Esta dolencia es un claro ejemplo de lo
 LO SAGRADO EN LAS-TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
. que definimos como desequilibrios religio­
so-rituales (Idoyaga Molina, 2000 b), para
. aludir a.los males que se originan en la vio­
lación de tabúes, en el incumplimiento de ce­
remonias y en la mezquindad de las ofren­
das y de las celebraciones a las deidades.
La alkadura es producida por los difun­
tos, aunque el modo en que niños y adultos
contraen la enfermedad es diferente. En el
caso de los niños resulta de la violación del
tabú que impide a las mujeres grávidas estar
en-contacto conlos muertos, vale decir, ir a
velorios, visitar el cementerio, etc. Al que­
brarse esta prohibición la madre no sufre pa­
decimiento alguno pero el niño nace aikado,
dolencia que es evidente en el retraso del cre­
cimiento, en la imposibilidad de caminar, en
los problemas motores, en la. falta de
tonicidad muscular y otros defectos y caren­
cias como la sordera, la mudez y la ceguera.
Entre los síntomas se mencionan el. decai­
miento, la diarrea y los vómitos. La etiolo­
gía en última instancia resulta del poder con­
taminante de los muertos que transmiten su
estado, podríamos decir por contagio, a tra­
vés de su olor putrefacto.
Los adultos contraen este mal cuando re­
celan de los muertos y piensan atemorizados
constantemente en ellos o cuando añoran su
compañía, captan así la atención de los di­
funtos quienes trasmiten la dolencia.
En el proceso diagnóstico es muy impor­
tante la técnica del alumbre o plomo, que,
como ya dijimos es a la vez terapéutica. Al
inicio el curandero pregunta por el cuadro
del mal y por la actividad del doliente, a fin
de descubrir una infracción, sin embargo, tie­
nen suma importancia los procedimientos de
adivinación. La técnica de pasar el alumbre
por el cuerpo del paciente permite la identi­
ficación de la afección y, a la vez, iniciar la
' 43
. terapia en cuanto extrae parcialmente la en-
fermedad-sustancia. El tipo y la gravedad del
mal se expresan simbólicamente en la forma
que adopta el mineral. La tumba hace clara
referencia, por un lado, al accionar del muerto
y, por otro, a la gravedad del doliente. El plo­
mo es siempre una alternativa al alumbre?”
“Para curar, el curandero pasa el plomo
por el cuerpo, especialmente por la parte afec­
tada del enfermo durante varios días. Des­
pués de unos días el curandero quemad plo­
mo, entonces se funde el plomo en un tiesto,
en una olla de cerámica y se le tira agua. El
curandero adivina en el plomo, cuando el plo­
mo se funde adivina, sabe que enfermedad
tiene el paciente. El plomo se pasa muchas
veces porque va sacando la enfermedad”
(Alicia, La Quiaca).
El tratamiento, con independencia que se
haya iniciado o no con la técnica del alum­
bre, incluye varios de los procedimientos ya
mencionados en relación con otras dolencias
y un método específico. Entre los primeros,
figuran el sahumado con incienso y ruda, las
rogativas a las deidades acompañadas del
■ “alumbrado” mediante el encendido de ve­
las y la medicación con fármacos vegetales.
La técnica específica para la aikadura con­
siste en introducir al niño en el estómago de
un vacuno, preferiblemente de pelo negro.
“Para curarlo hay que meter al chico den­
tro de la panza de la vaca, A mí me metieron
■^dentro de la panza de la vaca y ahí tenía que
estar dos o tres horas y fue así que me curé
de la aikadura. Todavía hoy, el olor a las flo­
res del cementerio me produce náuseas, ma­
reos. En la aikadura es el olor lo que pene-
toa. Mi abuelo dice que yo me aiké porque
no estaba bautizado” (Carlos, Salta).
“Con respecto ala aikadura, esto se mani­
fiesta cuando el chico empieza a adelgazar,
 44
tiene vómitos, tiene diarrea, si no se cura en
corto plazo muere,-y-la forma de curarlo es
sacrificar un animal, un vacuno, preferente­
mente negro, tiene que sacarse el estómago
y meter al chico dentro del estómago del ani­
mal,, así como está, recién sacrificado, así
caliente con todo lo que tiene el estómago
hay que meterlo, sumergirlo ahí y dejarlo un
rato hasta que empieza a bajar la temperatu­
ra de la vaca y ahí se lo saca, de esa forma se
lo'cura, si no, no se lo puede curar. Se lo
pone adentro del estómago porque se provo­
ca, cómo te voy a decir, con todo lo que se
alimenta el animal, más el calor que tiene,
provoca en el organismo una reacción que
posibilita que se cure, ahora no te sabría de­
cir químicamente que pasa, ni por qué, qué
es lo que tiene no sé, pero lo que yo te puedo
decir es cómo se hace y cómo lo curan. El
chico aikado tiene poca temperatura, es un
chico, así, enfermo. Fiebre no tiene, tiene
poca temperatura porque está mal alimenta­
do1' (Horacio, Humahuaca).
Esta idea combina una noción de mal como
elemento externo que se aloja en la corpo­
ralidad del enfermo con una noción de dolen­
cia como pérdida. En efecto, el olor nausea­
bundo del muerto invade el cuerpo como sus­
tancia, produciendo la paulatina pérdida de la
energía o fu era a vital de la persona.
Las técnicas de- sahumado tienden a eli­
minar el mal, lo que permite recrear la ener­
gía, la fuerza vital que se ha perdido, al ca­
nalizar el poder del humo-fuego y de los ve­
getales. El encendido de velas, los rezos y
los símbolos rituales como la señal de la cruz,
como en otros casos, ponen en movimiento
el poder de las deidades cristianas,
• El procedimiento específico descripto en
los textos produce una reacción de chlor que
compensa la frialdad del enfermo. La intro­
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
misión del niño en el estómago implica una
manipulación simbólica que equipara al en­
fermo con la alimentación de un estómago
sano, hecho que incide en la recuperación
del doliente, pero cuyo significado es nece­
sario profundizar. Parece operar también la
oposición frío-cálido y, en este sentido, el
niño contagiado por la frialdad de los muer­
tos encuentra un locus cálido que simbólica­
mente puede entenderse como un renacimien­
to. De cualquier modo, se trata de un proce­
dimiento de adjunción de restitución de la
energía perdida, mientras que el sahumado y
el alumbramiento apuntan a sustraer la en­
fermedad-sustancia del paciente.
La explicación de que los no bautizados
están más expuestos a sufrir enfermedades
refiere una idea recurrente. Es evidente que
el poder de Dios y de las deidades del catoli­
cismo puede usarse con fines preventivos y
terapéuticos como lo demuestran las
. invocaciones a esas deidades, tan comunes
en la cura de palabra, y la posibilidad de sa­
nar enfermos a través de la promesa hecha a
un santo o a una virgen.
En la aikadura, nuevamente se manipulan
el carácter sagrado de las deidades y símbo­
los del cristianismo, del mundo animal y ve­
getal.
g) Sopladura
La sopladura se manifiesta como altera­
ciones dérmicas, manchas, ronchas, forún­
culos; puede también evidenciarse como pro­
blemas en las articulaciones u óseos.. Este mal
se origina en la violación de tabúes y en el
incumplimiento con las ofrendas que se de­
ben realizar a Pachamama y a Igs deidades
en general. Entre las prohibiciones que se de­
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
ben respetar hay qus tener en cuenta que son
tabúes: aproximarse, sentarse, excavar o per­
turbar las tumbas de los antiguos (restos ar­
queológicos), pasar por abras, cerca de ojos
de agua o de hormigueros y por los cerros
que son la morada de Pachamama -la Madre
Tierra-. Los riesgos que implica la violación
a estas prohibiciones de índole espacial, se
incrementan si se realizan en determinados
lapsos de calificación negativa) las “malas
horas” dirían los nativos. En especial la no­
che, el mediodía y la hora de la siesta son
‘ momentos peligrosos para la actividad de los
hombres, de lo que resulta que las posibili­
dades de ser castigado y enfermar se aumen­
tan si se concurre al sitio inadecuado en el
momento inadecuado. La falta cometida, al
no observarse la interdicción -fuera esta in­
tencional o no-, provoca de todos modos la
inmediata reacción de los muertos, de
Pachamama y de los espíritus de los cerros,
quienes producen emanaciones malsanas y
nauseabundas. Estas emanaciones, al pene-
trar en el cuerpo de la persona la enferman y
le causan aun la muerte de no mediar una
oportuna terapia.
“Cuando mi nene era chiquito lo llevaban
al parque y jugaba con tierra y tenía
enronchado el cuerpo. Los nenes son siem­
pre más débiles. Seguro que estaba enfermo
porque siempre le salían ronchas. Para cu­
rarlo lo limpiaron con alumbre, lo curó mi
mamá porque el médico no sabía lo que era,
estaba entre sarampión y varicela. Lo agarró
mi mamá porque le daban una pomada que
no le servía para nada, era por ia tierra la
enfermedad. La tierra manda enfermedad,
como si fuera un gas que no se ve pero que
entra en el cuerpo y entonces uno enseguida
se enferma” (Eugenia, Jujuy).
Aparece la representación de que de acuer­
. 45
do a la carga de energía vital o fuerza que
cada persona posee, es proclive o no a enfer­
marse. Los niños son más débiles que los
adultos y están, por ende, más expuestos a
padecer males diversos. Estas nociones han
sido registradas entre los campesinos de to­
das las regiones del país (García, 1984;
Jiménez de Puparelli,1984; Sturzenegger,
1994; Kalinsky y Arrúe, 1996; Idoyaga
Molina y Krause, en prensa). En función de
la debilidad o la fuerza de la persona se ex­
plica que algunos capten los daños o se en­
fermen inevitablemente al frecuentar un lu­
gar prohibido, mientras que otros son capa-
■ ces de rechazar el mal, provenga éste de la
actividad de un brujo, del ambiente o de una
deidad. En definitiva, las posibilidades de
caer enfermo y la gravedad del mal depen­
den en buena medida de la fuerza energética
que cada persona posee. En otras palabras,
la salud implica un juego de fuerzas entre la
energía de la persona y el poder del ambien­
te, deidad o brujo que origina la dolencia.
En el texto trascripto la curandera usó la
técnica del alumbre, la que permitió la recu­
peración del niño y además hacer el diag­
nóstico correcto de la enfermedad, a la que
no se le daba tratamiento adecuado porque.,
los biomédicos eran incapaces en reconocer
el verdadero origen del mal. En el sistema
tradicional, la sopladura se detecta porque el
plomo o el alumbre, al arrojarse incandes­
centes al agua, toman la forma de montícu­
los o agujeros que aluden a la tierra.
El relato es claro también en lo que hace
al comportamiento de los campesinos en re­
lación con la enfermedad. Ingenuamente a
veces se piensa que estos actúan en función
de una doble categorización de las dolencias
-tradicionales o del curandero vs. modernas
o del biomédico- y que así eligen la medicó
 46
na apropiada. La incapacidad de la biome­
dicina para diagnosticar es-una representa­
ción que no determina la conducta del enfer­
mo y no implica que el paciente haga su pro-
. pió diagnóstico y seleccione una medicina
específica. Ante los episodios de enferme­
dad se recurre a las diversas medicinas que
se tienen a mano; la falta de eficacia en las
prácticas biomédicas se contrasta con la efec-
tividad de las tradicionales, pero el compor-
tamiento de los enfermos nunca tiene sopor­
te en una clasificación de las dolencias que
. implique una selección previa; la falta de re­
puesta exitosa de una medicina o de un tera-
' peuta es lo que determina que se tiente con
otras opciones.
Dijimos que las fallas en las ceremonias y
en las ofrendas son una vía alternativa para
contraer la sopladura. De acuerdo a las re­
presentaciones culturales de los campesinos,
los hombres deben mantener una relación de
reciprocidad con las deidades, especialmen­
te con Pachamama. Esta última posibilita los
cultivos, la crianza de animales, el aprovi­
sionamiento de agua y de lena y la explota­
ción minera, favores que el hombre debe
contraprestar en ocasión del primero de agos­
to, día de celebración ritual dedicado a
Pachamama, y, en general, durante el men-
cionadomes. Los campesinos entienden que
el mes en cuestión es en extremo peligroso
por estar la tierna abierta esperando ser ali­
mentada y retribuida. Además de mostrarse
los hombres especialmente solícitos durante
este tiempo ceremonial, también deben com­
pensar a la tierna al ocupar una casa nueva,
en cada señalada -rituales en los que se mar­
ca el ganado, se agradece y se propicia la
multiplicación del mismo- y en otras cere­
monias que se realizan en los cerros para
ofrendar a la Madre Tierra. El sentido de es­
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
tas celebraciones es el de agradecer lo reci­
bido y propiciar las actividades futuras; si
alguien no cumple con estos rituales o mues­
tra mezquindad en las ofrendas, Pachamama
castiga al infractor enfermándolo o produ­
ciéndole otros perjuicios, tales como pérdi­
das económicas, problemas y reyertas con
los familiares o con otros miembros de la
comunidad. Las dolencias ocasionadas inclu­
yen los problemas cutáneos ya mencionados,
. cefaleas, neuralgias, .trastornos gastroin­
testinales, alteración nerviosa, dificultades
para conciliar el sueño y otros males.
Entre los procedimientos terapéuticos fi­
guran los que hemos mencionado y analiza­
do en relación con otras dolencias, tales como
los sahumados, la fricción con alumbre, ruda
y ajo, la ingestión de agua bendita, los rezos
y las rogativas a las figuras míticas, el alum­
brado de velas a las deidades y la ejecución
ritual de símbolos del catolicismo. La carac­
terística que distingue el tratamiento de la
sopladura es la compensación ritual a
Pachamama o a la entidad que hubiera cau­
sado el mal. En cualquier circunstancia, es
necesario hacer el ritual que no se hubiera
realizado, compensar la mezquindad a tra­
vés de generosas y repetidas ofrendas o re­
parar el daño que se hubiese inflingido a la
deidad.
“Tuve que ir en una ocasión a una señora
que^uraba^ ahora ya falleció. Hace unos años
anduve muy mal y no podía dormir porque
me dolían las piernas y las muñecas, estaba
desesperado. Fui a varios médicos, me hi­
cieron estudios aquí y en San Salvador de
Jujuy y no tenía nada. Así que fui a lo de esa
señora que me hizo una limpieza con alum­
bre y sahumerios y me curó. Yo no sabía creer
en esas cosas, pero me pasó, todo fue a raíz
de haber acompañado al director de Radio
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)47
Nacional a Cerro Colorado, aquí cerca, a ver
y revolver unos ántígales (tumbas prehistó­
ricas). Destapamos tumbas, tocamos huesos,
trajimos puntas de flechas y a partir de eso
empezaron los problemas. También le pasó
al director, que estuvo peor que yo y parecía
que se iba a volver loco, la señora de él con­
taba que gritaba de noche. Bueno, estas co­
sas pasan cuando se anda por los antigales,
■ con cosas de los antiguos. ¿Qué será?, ¿Qué
Asale algo? Dicen que sale como emanación”
(Jacinto Laureano, La Quiaca).
■:'A La idea genérica es la de restituir el daño
; o la infracción que se hubiese cometido;
como acción terapéutica implica anular el
origen de la dolencia y de este modo recupe­
rar la salud. Así, por ejemplo, en el caso en
que se hubiesen excavado tumbas arqueoló­
gicas y extraído materiales, es necesario de­
volver los elementos sustraídos, de modo que
los antiguos -expresión con la que se deno­
minan a los entierros en timas de tiempos
prehispánicos- cesen su represalia contra
quien ha profanado sus tumbas. Los antiguos
penalizan a los infractores a través de ema-
naciones que producen la sopladura. De
acuerdo al mismo principio, si la infracción
fuera el incumplimiento de celebración a
Pachamama el primero de agosto, la terapéu­
tica debería incluir la realización de la cere­
monia, si las ofrendas a la Tierra hubieran
sido escasas, la cura requiere de generosas
ofrendas, y así sucesivamente la acción ri­
tual se relaciona directamente con la
trasgresión cometida.
De lo expuesto se deduce que la sanación
de la sopladura involucra el poder de los ve­
getales, de los minerales y del ambiente, la
sacralidad.de las deidades cristianas y tradi­
cionales, la ejecución de ritos de raigambre
católica tales como rogativas, rezos,
invocaciones, encendido de velas, sahu­
mados, repetición de la señal de la cruz y
uso de agua bendita y la ejecución de ritos
tradicionales como el challado de la tierra u
otros elementos,17 la realización de ofrendas,
la invocación y comunicación con las deida­
des tradicionales y la devolución de lo que
se hubiese sustraído sin derecho a las figu­
ras míticas. Las prácticas terapéuticas dan
cuenta obviamente también del poder del
curandero y del paciente.
h) Amarradura
Exactamente las mismas entidades causan
la pilladura o agarradura, que se manifiesta
en síntomas similares. La diferencia funda­
mental entre la sopladura y la pilladura o
agarradura radica en que la última implica el
rapto o la sustracción paulatina de la energía
vital, de la entidad anímica o del espíritu; es
entonces la sustracción, la pérdida, el aspec­
to determinante de la dolencia, mientras que
la sopladura se define por la incorporación
de la enfermedad-sustancia -gas o emana­
ción-, es entonces la intromisión de un ele­
mento extraño en el cuerpo del individuo la
causa del mal.
La pérdida del alma, espíritu o energía se
expresa en el plano físico como un decai­
miento generalizado, además de las manifes-
^taciones mencionadas u otras y lleva al suje­
to a la muerte si no media la terapia de un
poderoso curandero, quien incluso arriesga
su vida, al intentar rescatar el alma o espíritu
del paciente.
La agarradura se asocia habitualmente al
accionar de la Pachamama.
i£La Tierra agarra a la gente. Hace mucho
en Abra Pampa había una supervisora, dicen
 4S
que andaba supervisando y challando .a
Pachamama y ha pateado unas botellas. Una
señora le dijo: ‘Te va pillar la Pachamama
Después de una semana le salieron granos
por la pilladura, se hizo ver por un curande­
ro y ha sanado” (Alicia, La Quiaca).
“Había un chiquito que se enfermó-por­
que los padres se olvidaron de ofrendar a la
Pachamama, entonces lo agarró la Tierra y
tuvo problemas en los huesos, y lo trataron
pero nunca volvió a caminar bien. Si uno se
olvida de challar a la Pachamama o deja pa­
sar el tiempo (en especial el mes de agosto)
le viene la enfermedad. Empiezan a pasar
cosas raras, hay.personas que quedan
chuecas, o con la boca chueca, o sin poder
caminar, o sin poder mover las piernas. Trae
problemas a los huesos, o le aparecen ron­
chas y se arruina la piel. Eso es porque la
Tierra los agarra porque no le dieron de co­
mer a Pachamama. Eso es también lo que
dicen pilladura de la Tierra. Dicen que la
Tierra los quiere comer, que los agarra la
Tierra. Esa enfermedad si la agarran a tiem­
po se puede curar, pero hay personas que
nunca se curan, hay personas que quedan
deformes. Si la gente tiene agarradura hay
que pedirle a Pachamama para que se cure.
Si uno no hace el ritual en el mes de agosto
tiene que hacer el ritual en el justo tiempo
que Vd. tiene. Igualmente uno tiene que
challar agradeciendo cada vez que uno tiene
una cosa nueva, póngale un televisor, una
moto. Mi yerno le compró una moto a mi
hija, y bueno, él vino para acá, hicimos un
asado en la casa. Yo he orado en silencio, he
pedido que cada vez nos dé más y que no
nos quite lo que tenemos a nuestro alcance,
y después todos hemos challado la moto, le
tiramos vino, cerveza, gaseosas, uno tira lo
que tiene en la mesa. Se challa con líquidos
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
no más. Le agradecemos a Pachamama y le
pedimos que no nos quite lo que consegui­
mos. Le pedimos siempre tener un poco más,
siempre con ayuda de ella, son las creencias
que uno tiene” (Juana, San Salvador de
Jujuy).
“Se le pide a Pachamama, yo le doy de
comer a la Pachamama, al empezar* y al ter­
minar de sahumar mi casa, de sahumar mis
hijas. Se pide para que nadie esté enfermo y
para que a nadie se lo lleve la tierra antes de
tiempo, para eso hay quedarle de comer a la
. tierna. A Pachamama se le da de comer todo
...lo que uno acostumbra comer en la casa, todo
lo que nosotros comemos, todo, todo, todo.
Vamos guardando todo, leche, coca, galle­
tas, cigarrillos, todo, todo, si tenemos vino,
vino, tenemos todo, gaseosas, todo. El ciga­
rrillo se pone así clavado, para que la tierra
lo fume, generalmente la gente le da de fu-
. mar en las épocas de los carnavales, al des­
enterrar al carnaval, pero en la casa también,
sí, la persona que fuma, sí, se lo pone para
que lo fume la tierra y después uno acompa-
. ña con otro. Y, ahí se le echa todo a la tierna,
todo, se le reza, se le pide qué es lo que más
queremos, qué es lo que necesitamos, le pe­
dimos a la tierra. Los daños no le llegan si
. usted le está dando todo a la tierra, todo, todo
lo que usted acostumbra, todo le está dando
a la tierra, y siempre le va a dar, la está aten­
diendo a la tierra, la está alimentando a la
tierna. Todo eso se vuelve tierra. Se hace un
pozo y una vez que se pide, se ora todo, se le
reza, se le pide todo lo que uno desea y re­
cién se lo tapa, así es” (Juana, San Salvador
de Jujuy).
“También se puede sahumar para agrade­
cer a Pachamama, para limpiar el lugar don­
de vive, para proteger y curar a las personas,
siempre pidiéndole a Pachamama. Ahora no
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
■ .es necesario hacer el preparado para sahu-
■ mar, uno lo puede comprar en el mercado,
ahora viene todo preparado, casualmente ten­
go ahí, y viene de todo en el paquete, viene
hasta la casa (la réplica de una casa hecha en
cartón), animales, auto, todo, todo, todo lo
que uno tiene que tener (para vivir), enton­
ces uno lo quema. El olor trasmite todo, el
.olor es como bienestar, trasmite el agradeci­
miento. Hay que sahumar el primero de agos-
Ao y.a fines de agosto o en agosto, hay que
/sahumar en agosto para proteger la casa, lo
que sea,, porque ese mes es plaga. Los vier­
en es y los martes tampoco son buenos, son de
Atraer cosas malas, no se puede sahumar en
esos días. También se puede fumar para neu~.
tralizar el “plagamiento”. Para que vengamás
.plata se puede enterrar café y azúcar, pero
no hay que enterrar las monedas. Para sacar'
la enfermedad hay que sahumar* con cosas
. distintas como romero, ruda, eso sirve para
el mal hecho también. El incienso y.el copal
se usan para sahumar a Pachamama, ya vie­
nen en el preparado que se compra en el
mercado, vienen en el preparado” (Juana, La
Quiaca).
“Challamos, las minas para que den más
plata. Se challa pidiendo a Pachamama que
dé mucho de lo que hay, si es oro más oro, si
es otra cosa más de la otra cosa, si hay metal
más metal.-Los paquetes preparados que se
venden en el mercado sirven para challar a
Pachamama. Ese blanco alargado que está
sobre la mesa es para ofrendar a la
Pachamama. La bolsa amarilla es para tener-
plata. Hay que challar martes de carnaval.
En la ofrenda se puede poner el feto de una
llama, grasa de animal, coca, copal. El copal
se usa para sahumar, nosotros lo vendemos
en bolsita. Hay que sahumar- el ganado, las
personas, los autos, las casas y a la
49
Pachamama. Todo lo que está en el paquete
sirve para sahumar. Se pone mariposa en el
paquete que se va a usar en el sahumerio para
beneficiar la tienda, el negocio, para vender
mucho, se ofrenda a Pachamama pidiéndole
lo que uno quiere, a las doce de la noche. A
las doce del mediodía hay que sahumar a
Dios, hacer que se eleve el humo. AI incien­
so lo traen del Perú y al copal de La Paz (So­
livia). Cuando uno pide, hay que moler dos
inciensos y sahumar al Señor y pedirle todo
lo que no tenemos. Hay que pedir perdón por
lo hecho, el Señor escucha todo. Los evan-
.gélicos no creen es eso (sahumar ritualmen­
te). Mala gente los del evangelio, hablan
mucho, hay mucha pena en los hombres por
la gente que habla” (Juana López, La Quiaca).
“El primero de agosto hay que sahumar la
casa, challar la tierra, los vehículos. A la
Pachamama, se le ofrece chicha, papel pica­
do, coca, cigarrillos y todas esas cosas. La
tierna hace caer a la gente, uno se cae y lo
.pilla, le saca el espíritu, cuando la tierna no
come (es ofrendad a ritual mente) es riesgosa.
Cuando uno se cae, se tuerce un pie o una
mano, o le pasa algo, es porque la tierna está
enojada Entonces hay que perdonarse (ha­
cer ofrendas) con la tierra. La gente le habla
a la Tierra y le pide perdón. Dialogan con la
Tierra. Sin querer uno va y se cae, entonces
la Tierra lo pilla. Especialmente es riesgoso
en agosto, hay que tener mucho cuidado, si
uno va y se sienta en un lugar prohibido le
da enfermedad. La Tierra te hace caer y te
podés quebrar y te puede agarrar. Si te
enfermas en agosto es difícil de curar” (Ali­
cia Ana, La Quiaca).
Se hace evidente también que la gravedad
del mal que se padece esta en estrecha vin­
culación con la gravedad de la trasgresión
cometida. Así, la supervisora de los agentes
 50
sanitarios, aludida en la primera narración,
que sólo pateó unas botellas padeció de
forúnculos que fueron exitosamente tratados
por el curandero, mientras que el niño cuyos
padres no habían cumplido con las ofrendas
a Pachamama, aludido en el segundo texto,
nunca se recuperó totalmente de la enferme­
dad que le enviara la deidad.
El incumplimiento con el ritual de las
ofrendas es el motivo que genera la reacción
de la deidad, quien pune al trasgresor envián­
dole la enfermedad -agarradura o sopladu­
ra- u otro tipo de males como mermas eco­
nómicas -fracaso en los cultivos, en la cría
de ganado,'en los negocios, pérdida de los
bienes obtenidos, etc-. Esta noción de enfer- .
medad equipara las dolencias que padecen
los hombres con otro tipo de perjuicios que
inciden evidentemente, de igual modo, en la
■ calidad de la existencia.
Según lo expresado por los informantes,
las ofrendas deben hacerse en el primero de
agosto y durante ese mes lo más frecuente­
mente que sea posible. Asimismo, son días
preferenciales todos los martes y viernes y
el martes de carnaval. Como dijimos, se debe
ofrenda!' en cada señalada y al adquirir bie­
nes de relevancia, tales como una casa, vehí­
culos, aparatos electrónicos, etc. En rigor, un
buen creyente cada vez que bebe algo debe­
ría convidar a la Tierra arrojándole al menos
un sorbo de su vaso. El sentido de estas prác­
ticas es el de agradecer lo recibido, propiciar
la abundancia de bienes y proteger los bie­
nes que se poseen. De este modo, al challar
autos, casas y televisores se los protege, al
challar a la Tierna se la alimenta, se le agra­
dece y retribuye lo recibido, a la vez que se
propicia seguir contando con el beneplácito
de la deidad. Al Challaren la señalada se pro­
picia la multiplicación del ganado y se agra-
AN ATILDE IDOYAGA MOLINA
dece lo que se tiene, los mismos objetivos se
cumplen al challar las minas o la realidad
que fuere. Desde la perspectiva de la salud,
cada acción ritual y cada ofrenda brindada a
la Pachamama es también una conducta pre­
ventiva, puesto que apunta de una manera
genérica a no contraer males. Es importante
alimentar a la Tierra con chicha, otras bebi­
das alcohólicas, coca, incienso, copal, pape­
les picados y serpentinas, para evitar que la
deidad hambrienta quiera alimentarse y aga-
. rre a la gente. En ocasión de challar la Tierra
.. es común que a los elementos mencionados
. se adose un cigarrillo prendido en virtud de
. ; que a Pachamama le gusta fumar. Es conve­
niente incluir cigarrillos en la ofrenda, espe­
cialmente durante el carnaval, dado que es
un período en que el hombre está especial-
. mente expuesto a las tentaciones y a las des­
gracias, por la presencia manifiesta del Dia­
blo entre los hombres. Los contenidos de las
ofrendas, de algún modo, ponen en movi­
miento a través de los distintos elementos el
' poder del cosmos.
Los sahumerios que se ofrecen a las deida­
des tienen el mismo significado ritual que el
challado, sobre todo: retribuir, agradecer, pe­
dir y propiciar, pero también el de purificar.
Los elementos que incluyen los paquetes que
se consiguen ya preparados en los mercados
aluden a los pedidos que se quieren formular.
Algunos elementos denotan al bien solicitado
de manera explícita, como la casa de cartón o
el feto de llama, que sirven respectivamente
para la adquisición o protección de la vivien­
da y para la multiplicación del ganado. En
otros casos, la relación entre el elemento pre­
sente en el paquete y el don pedido es simbó­
lica, tal como sucede con las mariposas o el
color amarillo que propician los negocios. En
el amarillo es clara la asociación amarillo-oro-
 £O SAGRADO EN LAS'TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
. dinero. El incienso, el copal, la coca,das ser­
d pentinas y el papel picado sirven para alimen­
1, tar a la Madre Tierra.
a El sahumado de personas, casas u otros
bienes cumple con una función preventiva y
a terapéutica. La ruda y el romero impiden que
,e ■ las emanaciones, los daños y las envidias al­
i- cancen a la persona, la casa o al bien que se
proteja. Si se trata de enfermos, casas o de
.a otros bienes contaminados, la acción de sa­
L- humar sirve para curar al doliente, restaurar
a el ambiente de la casa o alejar las emanacio­
>s nes negativas de los objetos. A la acción de
fumar cigarrillos, en especial los martes y los
viernes, se le atribuye también un valor pre­
ventivo y purificatorio, ya que el humo que­
;s ma y disipa las emanaciones y las energías
1- negativas. ....
s- La actividad ritual se realiza en momen­
i- tos especialmente negativos; desde esta pers­
LS pectiva cumple con la función de calmar,
i- aquietar a Pachamama, cuya capacidad de
enojo y castigo, califica al tiempo dándole al'
mes de agosto el carácter de un lapso en ex­
a-- tremo negativo que sólo puede ser compen­
si sado a través de la retribución ritual. Sólo la
multiplicidad de ofrendas y el cumplimiento
ir. estricto de las observancias permiten al hom­
¡e bre sortear este tiempo amenazante en que
)S está expuesto a contraer enfermedades -que
ir. a su vez son más difíciles de curar- y a sufrir
lo otros perjuicios. El sahumado apunta a puri­
o ficar la calidad negativa del tiempo. En defi­
te nitiva, Pachamama califica al tiempo otor­
1- gando significado a un tiempo ritual.
in Es de notar que las doce de la noche es el
momento adecuado para sahumar y pedir
> perdón a la Pachamama, lo que asocia nue­
el vamente a la deidad, a los momentos negati­
;n vos y expresa "el carácter expiatorio del ri­
o- ' tual. Atributos que comparte con el Dios cris­
51
tiano, a quien también se le ofrendan
sahumerios y se le ruega perdón a través de
las plegarias y del humo elevado al cielo,
también en un horario negativo -las doce del
medio día- y mediante un ritual de expiación.
En rigor, la oposición noche-día es la que
juega en la calificación del tiempo señalada
por la informante, la que se asocia a la opo­
sición Pachamama-Dios,
Cualquier ofrenda propiciatoria y de agra­
decimiento, más allá del elemento concreto
que involucre-la casa, un vehículo, etc.- es
a la vez preventiva en cuanto a la salud, de­
bido a que la conducta recíproca y adecuada
impide que los daños y las enfermedades al­
cancen a la persona. Esta idea de prevención
de la salud, a través de un justo comporta­
miento ritual, tiene soporte en una estricta
noción de reciprocidad: el hombre obtiene
buena salud, paz familiar, progreso material
y tranquilidad económica, mientras que la
tierra se reproduce gracias a la alimentación
que los individuos le ofrendan enterrándola,
pues de acuerdo a los nativos todos esos do­
nes se transforman en tierra.
El diagnóstico se establece sobre la base
de las técnicas y significados ya menciona­
dos y analizados, tales como la visión en el
alumbre, plomo, cartas, coca, agua, orín, etc.
Estos procedimientos aluden al poder y al
simbolismo de los minerales, los vegetales,
el agua y el fuego. El alumbre y el plomo
duelen tomar la forma de cráteres o pozos,
vale decir denotan la tierra y consecuente­
mente la acción de Pachamama.
Entre las acciones terapéuticas algunas
sólo se distinguen de las propiciatorias por
los fines, cómo es el caso delsahumado y de
las rogativas. El sahumado se vale de ele­
mentos que tienen la capacidad de aniquilar,
diríamos de “quemar” la enfermedad- sus-
■" .. .. . ... mi.»m mnn.... ......
 52
■ tancia, mientras que las rogativas tienden a
que el individuo capte para sida voluntad de
la deidad y reciba su poder. Otras acciones
rituales, en cambio, son estrictamente tera­
péuticas como.la comunicación con la figu­
ra mítica mediante el rezo suplicando per­
dón. Esta práctica debe llevarse a cabo mien­
tras el paciente realiza las ofrendas o cuando
el curandero lo sahúma. En el primer caso,
habla en dirección ala tierra, donde ha cava­
do un pozo para depositar los dones, sólo
cuando ha terminado la expiación se cubre
la ofrenda.
También se puede alumbrar y rezar al Dios
cristiano para recuperar la salud pero es in­
dispensable ofrendar y pedir perdón a Pa-
chamíurta; es a través de la expiación que el
hombre recupera una relación de equilibrio
con la deidad y, entonces, puede recobrar la
salud. . ■
“Para curar la agarradura o la sopladura
se pide a Dios, uno se santigua y se le pide,
se le pide a Nuestro Señor, pero hay que.pe-
dirle a la Pachamama, si son esas enferme­
dades uno no se puede curar si no le pide a la
Pachamama” (Juana, San Salvador de Jujuy).
. Si bien es cierto que la agarradura remite
al accionar de Pachamama, existen otras en­
tidades que pueden provocarla, entre ellas fi­
guran los espíritus de los cetros y de los bos­
ques, los hormigueros, el aire y algunos ár­
boles como la higuera o el urundé.
La agarradura o pilladura en cualesquiera
de estas circunstancias produce los mismos
síntomas que la pilladura de tierra y se origi­
na también es desequilibrios religioso-ritua­
les, en especial la trasgresión a prohibicio­
nes que impiden pasar por ciertos bosques,
dormir bajo determinados árboles, caminar
o sentarse sobre un hormiguero, entré otras.
El Diablo, Malo o Maligno también pue­
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
de provocar la agarradura produciendo alte-
..raciones mentales, parálisis o afecciones
óseas. Esta figura suele dañar a cualquier
persona por pura malignidad y, especialmen­
te, se toma represalias con quien no respete
el pacto realizado. De acuerdo a las repre­
sentaciones campesinas, algunos individuos
realizan pactos con el Diablo para obtener
fortuna u otro beneficio, a cambio deben rea­
lizar las acciones que éste les solicita. Habi­
tualmente, el demonio demanda sacrificios
. ■ importantes a sus socios, tales como la en­
trega de familiares, la ejecución de muertes,
etc. Si la persona no cumple con el pedido o
■ viola el pacto, se enferma o muere en virtud
de la acción punitoria de contrapaso ejecuta-
- da por el Maligno, vale decir la enfermedad
se origina en una falta cometida por el hom­
bre. Mientras que, si no media un pacto, las
personas pueden ser víctimas de la intención
nefasta de esta entidad, pero en este caso la
causa de la dolencia está en la maldad del
personaje y no en la ruptura de un esquema
de reciprocidad. En esta circunstancia, la
enfermedad no incluye faltas rituales del in­
dividuo sino el fervor que caracteriza al De­
monio, de acuerdo al sistema de creencias,
por compeler a los humanos hacia el mal. Es
el Diablo, desde está perspectiva, la deidad
más terrible de las que pueblan el cosmos
campesino.
Para producir la agarradura el Maligno se
apropia de la entidad anímica causando la
demencia y dependencia de la víctima. En
ciertas circunstancias, es el Diablo quien guía
■los actos del enfermo y, algunas veces, lo lle­
va al suicidio (Balzano, 1985).
££Si uno tiene un pacto con el Diablo y no
cumple, el Diablo le da enfermedad, le aga­
rra el espíritu y la persona se muere. La gen­
te hace pacto y le pide riqueza y poder, el

como quiera decirse, que se encuentra en po­
der del Diablo. El curandero llama al espíritu
en voz alta, dice: ‘Espíritu volved Si está la
persona ahí, entonces lo llama en la cabeza
de la persona pero siempre fumando. Si es que
la persona no está, no puede ir, entonces lla­
ma al espíritu con alguna pertenencia perso­
nal pero muy intima, como puede ser una ropa,
un sombrero. Tiene que llamar ahí, pero tam­
bién fuma y coquea el curandero, después de
hacerse perdonar con la Tierra, tiene que
challar la Tierra. Cuando llama a la persona
habla en dirección a la prenda y echa el humo
sobre la prenda de la persona, echa el humo
como si la prenda fuera la persona. El humo
también se echa sobre la nuca de la persona,
cuando la persona está en ese lugar*. El curan­
dero coquea porque el coqueo es. algo que
. agrada a la Tierra y cuando challa la Tierra
también tiene que darle coca y tiene que darle
cigarrillo. Cuando el curandero llama al alma,
el alma viene sola. Ahora si el alma no puede
■venir, en ese caso el curandero tiene que bus­
carla. Y, ahí al buscarla ya implica cierta con­
frontación con el Diablo, porque el Diablo
lógicamente no quiere soltar el alma. Para
buscarla el curandero se vapor taparte donde
el enfermo tuvo el encuentro con el Diablo,
por esa parte el curandero va buscando, es
decir va como rastreando y puede ser que lle­
gue a un lugar donde hay una salamanca.13 Si
el curandero está preparado en ese momento
para entrar, entra, también entra si es que tie­
ne un elemento que lo proteja, si es que tiene
los elementos se anima a entrar. Si no, lo deja
para otro momento propicio, pero no tiene que
dilatarlo mucho porque se puede morir el pa­
ciente. Antes de entrar en la salamanca tiene
que challar a la Tierra, también tiene que lle­
var la piedra imán,■'tiene que tener algún refe­
rente del santo que lo ayuda, del santo de su
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
devoción. Cada curandero tiene su santo que
es su auxiliar principal porque lo inició en la
práctica del curanderismo, el que es su santo
cura con el curandero, según como fue su ini­
ciación. Entonces entra a la salamanca y lu­
cha con el Diablo y si gana puede liberar el
alma” (Horacio, Humahuaca).
Para encontrar el alma el curandero debe
buscarla por el lugar en que se produjo el
encuentro con el Diablo, una vez que la en­
cuentra la llama mencionando el nombre del
. enfermo, .mientras sopla con humo la nuca
del. doliente o una prenda del mismo. El alma
reconoce su nombre y su corporalidad, lo que
le permite volver a integrarse con las otras
entidades que conforman la persona, la ac­
ción ritual involucra cuerpo, nombre y espí­
ritu, vale decir pone en juego el poder del
sujeto en su totalidad. El humo sobre la nuca
o la prenda facilita el desplazamiento aními­
co y purifica las acciones desarrolladas. Nue­
vamente los procedimientos se fundan en una
idea de corporalidad que integra a las vesti­
mentas. El reingreso de la entidad anímica
se produce por la nuca, se haga el soplo so­
bre el cuerpo o sobre la prenda.
La búsqueda del alma puede complicarse
si el Maligno la ha conducido a una sala­
manca. En esta circunstancia, el curandero
debe captar para sí la predisposición de
Pachamama y contar con el auxilio de su
ayudante principal, vale decir de la figura que
lo ha iniciado. Con el objeto de sumar la
voluntad de Pachamama a su causa, challa
la tierra con coca y para facilitar la comuni­
cación con la deidad fuma y hace fumar a la
tierra. El uso de la coca se explica por su
condición de vegetal sagrado y por su carác­
ter de elemento diagnóstico de la enferme­
dad. Para confrontarse con el Diablo, es vi­
tal que el curandero cuente con la colabora-
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
Diablo a cambio le ya pidiendo distintas co­
sas, cosas bravas pide, por ejemplo que le
' entregue el hijo, el Diablo le saca el alma y
el chico muere. Como pide cosas difíciles a
veces la gente no cumple el pacto, entonces
el Diablo le saca el espíritu” (Horacio,
Humahuaca).
El pacto con el Diablo, si bien pemite que
la persona obtenga el bien deseado, tiene
como contracara negativa el tenor de las de-
mandas que el Maligno exige como accio-
, ' nes recíprocas, las que implican siempre su-
Cfrimiento y sacrificio. Es por ello, que a ve­
nces tales demandas no son cumplidas y, ante
la falta, el Maligno se venga, raptando el alma
o espíritu de quien fuera su socio.
También por pura malignidad produce la
.'agarradura, extrayendo el principio vital de
las personas, de acuerdo a las representacio­
nes campesinas presente en el aliento y cau­
sa, así, habitualmente la muerte,
“El Diablo es peligroso, a veces agarra a
la gente porque sí, es especialmente peligro­
so en carnaval, porque en carnaval anda en­
tre la gente, porque la gente misma lo ha des­
enterrado, lo trae, es culpa de la gente lo que
pasa. Uno está en carnaval y ve una chica
herniosa que no conoce, pero igual se pone a
con versal' y después la invita a salir afuera y
resulta que no es una chica, es el Diablo y
ahí enseguida lo agarra. El Diablo saca el
espíritu, por la boca le aspira el aliento y le
saca el espíritu, entonces la persona se en-
ferma y se muere, es difícil de curar, la
agarradora” (Horacio, Humahuaca).
Las posibilidades de que un incauto caiga
en poder del Diablo aumentan en carnaval,
lapso dominado por el demonio y en el que
si! presencia entre la gente no sólo es perma­
nente, sino que además es convocada por los
hombres a través de la ceremonia de desen­
53
tierro. Desde este punto de vista el individuo
atrapado por el Diablo, aun siendo inocente
e incapaz de realizar un pacto, es víctima de
un desequilibrio ritual operado por los hom­
bres al instalar un tiempo en que las perso­
nas van ser tentadas y acechadas por el de­
monio. En este caso, la agarradura se origina
en la calificación del tiempo que trae el car­
naval, el cual puede definirse como un lapso
ritmado por la presencia del Diablo y, por
ende, peligroso, se trata de un período de
exceso o de desequilibrio, en él se admiten
comportamientos inadecuados en otras cir­
cunstancias. Es el manejo que los hombres
hacen del tiempo ritual lo que los expone en
grado sumo al accionar del Maligno, De to­
dos modos, la intención nefasta del demonio
es siempre un dato y se hace ostensible cuan­
do daña y mata en virtud de su mero placer.
La terapia de la agarradura producida por
el demonio, no incluye la expiación ni la
compensación ritual a Pachamama sino la
propiciación ritual de la misma, para captar’
su voluntad y utilizar su poder en contra del
Diablo. Suele concentrarse, además, en el
sahumado y en las invocaciones, rezos, ro­
gativas y encendido de velas dirigidos a Dios,
la Virgen y otras deidades del catolicismo,
quienes se visualizan como opuestos al de­
monio, de acuerdo al sistema de creencias
religiosas. La cura requiere también de téc­
nicas especificas destinadas a recuperar el
alma del doliente.
“Hay una técnica para recuperar el alma.
El curandero tiene que ir al lugar donde el
Diablo agarró el espíritu, donde se apareció
el Diablo a la persona, si es que puede ir la
persona mejor, si no el curandero tiene que
llevar alguna pertenencia personal y primero
tiene que perdonarse con la tierra para des­
pués llamar al alma, al espíritu o el ánimo,

de cada paciente. . . nipulación de símbolos del catolicismo como
De lo expuesto se deduce que ciertas prác­
ticas se asocian específicamente a ciertas do­
lencias que tienen que ver con etiologías par­
ticulares de las enfermedades, mientras que
otros procedimientos poseen, valor genérico,
pues responden a representaciones más ge­
nerales de las dolencias.
Es propio del susto que el curandero cir­
cunvale la vivienda llamando a viva voz al
espíritu por el nombre completo, mientras
agita ropas del enfermo. La recuperación del
: ■ .alma exige técnicas específicas que focalizan
las entidades del sujeto, mostrando la impor­
tancia del nombre y de una corporalidad que
incluye vestimentas, adornos, etc. El estira­
miento de la piel en la frente y el soplido
realizado por el curandero para facilitar la
incorporación del alma son también típicos
. del susto. Las referencias al hálito, al aliento , ÍM’timentas, bañarse con vinagre, usar cintas o
. .
o al soplido tienen que ver con el manejo de$ j ropas coloradas y limpiar espacios con vina­
la materia anímica. Por fin, elemparejamien-
to y estiramiento de las extremidades respon- ¡
de a corregir uno de los síntomas en que se í
.manifiesta este mal.
Por el contrario, son de contenido genéri- I
co todas las acciones rituales que ponen en
escena las técnicas terapéutico-rituales del
catolicismo, tales como las invocaciones y
oraciones dirigidas a las deidades, la reali­
zación de la señal de la cruz -ya se persigne
el curandero o la haga con la mano o el
sahumerio sobre el cuerpo del doliente-, la
repetición de cualquier acción tres veces evo­
cando a la Trinidad, la impregnación de humo
mediante el sahumado de vegetales, la inges­
tión o aspersión de agua bendita.
El tratamiento de la envidia no posee prác­
ticas propias. El sahumado con vegetales y
la limpieza con ajo y. vinagre del paciente, la
invocación a las deidades, los rezos y la ma-
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
la cruz y el agua bendita son las técnicas que
se utilizan, las que según vimos son recu­
rrentes en el tratamiento de cualquier enfer­
medad.
No obstante, podría pensarse en cierta es­
pecificidad representacional dada la eficacia
especial que se concede a la ruda, la
contrahierba, el romero, el ajo y el vinagre
como elementos pertinentes. Aunque, de to­
dos modos, según vimos, los vegetales men­
cionados se consideran propicios para el sa­
humado del paciente con independencia del
mal que padezca. Más restrictivo es el uso
del vinagre, solamente apto para curar y/ o
prevenir la brujería y el ojeo, además de la
envidia.
Las técnicas preventivas tales como lle­
var ruda o contrahierba escondida en las ves-
v;
gre, o agua con ruda, romero, contrahierba e
incienso, o colocar ajo en el interior de las
viviendas, si bien no son especificas, las com­
I parten -según las casos- la envidiadla bruje­
ría y el ojeo, vale decir hacen sólo a algunas
enfermedades.
El procedimiento curativo que distingue
a la brujería es la necesidad de quemar el
paquete de daño. De ser hallado, dado su po­
der contaminante, sólo el curandero está ha-
bilitado para proceder a su incineración. De
no ser posible, la quema simbólica se vale
de procedimientos que el tratamiento de la
brujería comparte con otras dolencias, nos
referimos al sahumado del paciente con ve­
getales cálidos, la fricción y limpieza del
cuerpo con ruda, ajo, romero etc. y la inci­
neración del plomo o el alumbre que quema
los contenidos de la enfermedad que queda­
ron atrapados en dichos elementos. Por lo
 bO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)55
clon y el poder de su ayudante principal,
hecho que constata con certeza si cuenta con
algún elemento que evoque y simbolice la
figura de su auxiliar, tal como la piedra imán
u otro.19 Es claro, entonces, que para vencer
al Diablo en el ámbito de la salamanca el
curandero debe sumar a su fuerza, el poder y
la energía de las figuras míticas, en especial
de la Madre Tierra y de su espíritu protector
o auxiliar.
En la cura de la agarradura se advierte con
mayor claridad el carácter sagrado de la te­
rapia, expresado en la cantidad de poderes
que interactúan y se entrecruzan, tales como
. las deidades tradicionales “-especialmente
Pachamama- y del catolicismo —Dios, Cris­
to, la Trinidad, el Diablo, vírgenes y santos-,
el poder de los elementos y símbolos mani­
pulados en los rituales terapéuticos -tales
como los rezos y las invocaciones a las figu­
ras míticas, las señales de la cruz,.el alum­
brado con velas, la ingestión de agua bendi­
ta, el sahumado de vegetales y de los más
.diversos objetos incluidos en los preparados
para ofrendar a Pachamama- el poder del
fuego canalizado a través del humo, el poder
del ambiente, de animales, vegetales y mi­
nerales, la calificación del espacio y del tiem­
po, el poder del sujeto a través del nombre,
el cuerpo y el espíritu y, finalmente, el poder
del terapeuta y el de sus espíritus auxiliares.
La terapéutica de este mal, al igual que la
de ios otros que hemos mencionado, está en
estrecha relación con las representaciones so­
bre la enfermedad. Es una terapia restitutiva,
purificatoria y de compensación ritual con
soporte en una idea de enfermedad que hace
hincapié en la sustracción de elementos -
pérdida del alma, de la energía- y en la'nece-
sidad de equilibrio ritual con los seres
míticos,
Otros males originados en desequilibrios ri­
tuales
Sin denominaciones vernáculas existen
muchas dolencias que se explican como
desequilibrios religioso-rituales, a-veces se
usan expresiones biomédicas como “derra­
me cerebral” o “presión alta”, o se indica el
órgano que está afectado como “dolor de ri­
ñones”, etc. Sin embargo, al hablar del ori­
gen de los males se afirma, por ejemplo, que
la persona que padeció de derrame cerebral
poseía unas imágenes de los reyes magos y
que habiendo llegado el 6 de enero no ofre­
ció celebración ni ofrenda alguna, por lo cual
los personajes Jo castigaron con la enferme­
dad. Otros dolientes confiesan haber sido
punidos por Dios Padre.por inasistir al ritual
de la misa. Otros padecen algún mal por no
cumplir con la promesa que le hicieran a un
santo o a una virgen, a cambio de que les
restituyeran la salud (Idoyaga Molina,
2001c). En fin, podríamos multiplicar los
ejemplos, pero creemos que estos son sufi­
cientes para dar idea de la importancia que
tienen las etiologías que denominamos
desequilibrios religioso-rituales, a la hora de
explicar los padecimientos concretos que
sufren los campesinos. Las terapias en estos
casos exigen que el doliente rece y pida per­
dón a las deidades involucradas y como ac­
ciones compensatorias la realización de lo
que fue omitido, vale decir una celebración
a los reyes magos, la concurrencia diaria a
misa y el cumplimiento de la promesa al santo
o virgen. El curandero procede a la invoca­
ción, rezos y alumbrado de velas, al sahu­
mado de los pacientes con los. vegetales ha­
bituales, a los que puede sumar fricciones en
el cuerpo, ingestión de agua bendita y diver­
sas infusiones vegetales, según los síntomas
 LO SAGRADO EN LAS-TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)57
demás, los rezos, la invocación a las deida­
des, el alumbrado de velas, la ingestión de
agua bendita, las repeticiones rituales de la
señal de la cruz son procedimientos genéri­
cos que se emplean en todas las terapias,
. mientras que el llamado del paciente por su
nombre aparece también en el susto, aunque
no en el mismo contexto ritual.
En uno de los tratamientos para la tirisia
adquiere importancia el simbolismo del mun­
do natural. Recordemos que el agua que flu-
-?ye arrastra las piedras que el niño arroja iden-
■-■.tificándolas con su tristeza. Técnica que, por
; otra parte, es restrictiva a esta dolencia. En
el otro procedimiento, es vital la noción de
cuerpo, puesto que implica hacer presente
aquí y ahora al ser que el niño añora por
medio de sus vestimentas, de lo que se dedu­
ce que el manejo de la corporalidad y de los
elementos que integran la persona es central
en esta práctica curativa, como también, lo
es en el susto y en menor medida en la bruje­
ría. Los rezos e invocaciones, las señales de
la cruz y la repetición del mismo acto tres
veces -como el de arrojar las piedras-, nos
remiten a seres y símbolos del catolicismo,
cuyo valor genérico ya hemos mencionado.
La práctica del curandero relativa al mal
aire no tiene nada que la distinga de los pro­
cedimientos rituales de raigambre católica
que hemos señalado una y otra vez. Las téc­
nicas específicas son las de la medicina ca­
sera, entre las que figuran, por un lado, el
azufre, los embudos encendidos y los ciga­
rrillos de contrahierba y, por otro, para las
manifestaciones dérmicas los preparados de
alcohol y vegetales que tratan las ronchas u
otros trastornos y la comezón.
En cuanto al concepto de enfermedad, apa-
rece en el. contexto de las teorías
etnofisiológicas sobre el cuerpo, ia idea de
que algunos individuos tienen predisposición
a sufrir del mal aire, predisposición que no
se tiene en relación con ninguno de los taxa
que hemos analizado No es la misma idea
que la de desbalance de fuerza, que causa el
ojeo, o de debilidad energética que hace a
■ unas personas más proclives que otras a con­
traer males diversos, pues en estos casos el
problema es el caudal de energía que la per­
sona posee, mientras que en el mal aire el
problema se presenta en el plano de la
corporalidad. é
La incorporación del enfermo en el vien­
tre de un bovino sacrificado para tal fin, es
una técnica distintiva de la aikadura, cuyo
contenido simbólico es el renacer de aquél
que ha sido víctima de los muertos. Los otros
■ procedimientos son genéricos -sahumados,
velas, rezos, invocaciones, repetición de sím­
bolos cristianos- o comunes a varias dolen­
cias, como la quema del mal incorporado en
el alumbre o el plomo.
En la sopladura los rasgos típicos, que sólo
los comparte con la agarradora y las dolen­
cias que implican desequilibrios religioso-
rituales, son la compensación ritual de la
deidad -a través de múltiples ofrendas o de
la restitución de los elementos que se hubie­
sen sustraído- y la comunicación con la fi-'
gura mítica -Pachamama o los muertos-para
suplicarle su perdón. Por lo demás, el sahu­
mado, la invocación de las deidades cristia-
^nas, el rezo, el alumbrado, el uso de agua
bendita y la repetición de símbolos del cato­
licismo no se diferencian de la terapéutica
de cualquier dolencia. La incineración del
molle o del plomo quema parte de la enfer­
medad si se usa esta técnica diagnóstico-cu­
rativa, como en el caso del susto, la brujería
y la aikadura. Aclaramos que este no es un
procedimiento general, no sólo porque su uso
 58
depende de la decisión y de los conocimien­
tos de cada curandero, sino además porque
no se lo usa en relación con la envidia, el
mal aire y el ojeo.
Lo dicho es válido para la.agarradura cau­
sada por Pachamama, la terapia cambia si el
mal lo produjo el Diablo. En esta circuns­
tancia, para recuperar el alma, el curandero
debe ofrendar a Pachamama.para disponer
su voluntad a favor de la cura mientras reali­
za el ritual específico, consistente en llamar
al espíritu a través de su nombre completo y
soplar la nuca del doliente con humo de ta­
baco. La técnica similar.a la del susto pone
en movimiento a las entidades que integran
la persona, nombre, cuerpo y alma, se vale
además, del poder del tabaco y del humo que
favorecen el desplazamiento anímico. La
persona puede ser reemplazada por vestimen­
tas, lo que equivale a decir por parte de su
corporalidad. El procedimiento sigue la mis­
ma lógica que el ritual del susto, en este caso,
al agitar la ropa del enfermo el curandero
hace presente al doliente en la acción de
circunvalar la vivienda, en la agarradura las
ropas que ha llevado el curandero hacen pre­
sente al enfermo en el lugar en que se desa­
rrolla la terapia. En el manipuleo de las ves­
timentas-corporalidad que se hace en la
tirisia, no se hace presente al enfermo sino a
la persona que ha causado la dolencia.
Sobre la base de lo .expuesto se deduce
que las técnicas terapéuticas responden a la
noción de enfermedad, al ser esta concebida
como pérdida —del alma, de la energía, de la
capacidad intelectiva, de vínculos s.ociales-
y como elemento extraño que se introduce
en el cuerpo-miradas, pensamientos, deseos,
sentimientos, energías, daños, aires, emana­
ciones-; algunos de los procedimientos usa­
dos en la cura apuntan a la adjunción, son
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
terapias que restituyen el alma, la energía,
etc.; otros procedimientos tienden a extraer
la enfermedad sustancia, son terapias
sustraetivas que sacan los malos pensamien­
tos, deseos, aires, emanaciones, etc, mien­
tras que otros procedimientos son de adjun­
ción y sustracción a la vez -queman el daño
y restituyen la energía-. Ahora bien, dado que
el concepto de enfermedad hace especial hin­
capié en el origen (Idoyaga Molina, 1999a y
2000b) la enfermedad es también conceptua-
. da como castigo y/o venganza -por violación
.. de un tabú, inobservancia ritual, etc.- y como
.daño -brujería-, las técnicas curativas apun-
. .tan, entonces, a restaurar desequilibrios or­
gánicos, desequilibrios entre las entidades de
.la persona, desequilibrios sociales, dese­
quilibrios ambientales y desequilibrios reli-
. gioso-rituales, a través del manejo de poder,
de la sacralidad de los seres míticos, del
ambiente y de los ritos establecidos. Es por
.ello que algunos, procedimientos terapéuti­
cos apuntan a captar la voluntad de las dei­
dades y hacerlas presentes o participantes de
. la cura (como ios rezos, invocaciones, roga­
tivas, encendido de velas, comunicación con
Pachamama, etc.), la repetición de acciones
rituales manipula la sacralidad de las entida­
des aludidas, pero también tienen poder por
sí mismas, otras técnicas apuntan a compen­
sar alas deidades, a restituir y expiarlas ofen­
sas cometidas (ofrendas, celebraciones, cum­
plimiento de promesas, etc.) y otras a elimi­
nar los daños (quema del paquete). Estos
procedimientos, si bien no son de adjunción
ni sustracción en cuanto al manejq.del cuer­
po del doliente, son de restitución del equili­
brio entre el hombre y las deidades.
Es en este marco que se entiende por qué
unas técnicas son genéricas, en el sentido en
que sirven para cualquier dolencia y otras son
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...) .
de carácter particular, típicas de uno o unos
pocos males. ■
Las técnicas de adjunción manejan espe-
. cialmente las entidades de la persona y el
.poder de] individuo. Entre ellas figuran las
destinadas a recuperar el alma (susto y
agarradura del Diablo); en ellas se movili­
zan y se hacen presentes las entidades que
integran el sujeto, a través de la repetición
del nombre y del manipuleo de la vestimen­
ta-corporalidad; el uso de humo y de tabaco -
.es importante en estos casos porque facilita
. ¡a comunicación del curandero con las enti-
xdades anímicas. Otra técnica de adjunción
. se observa en relación con la tirisia: a través
. del manejo de las vestimentas-corporalidad,
el curandero hace presente a la persona que
ha causado por ausencia la enfermedad en el
niño; el procedimiento restituye la cercanía,
la intimidad del vinculo afectivo.
Las técnicas de sustracción se valen del
poder de minerales, vegetales, del ambiente
y de las deidades, tales como la limpieza del
cuerpo y extracción del mal mediante el
alumbre, la fricción con ajo, ruda, romero, o
con melazas, el lavado purificatorio del en­
fermo con vinagre o con líquidos prepara­
dos sobre la base de agua o alcohol a los que
se adosan vegetales -ruda, incienso, copal,
contrahierba, salvia de la puna, romero, etc.-,
la ingestión de agua bendita, la realización
ritual de la señal de la cruz en el cuerpo del
doliente y la repetición de cualesquiera de .
las acciones mencionadas por tres veces.
Todas ellas son de uso recurrente porque res­
ponden a la misma forma de pensar la enfer­
medad como sustancia externa y a la terapia
como procedimiento sustractivo. Se aplican
a La envidia, los daños, los males'aires, la
energía de los muertos (aikadura) y las ema­
naciones de la tierra (sopladura).
59
Otras técnicas sustractivas son específi­
cas de determinadas dolencias porque no res­
ponden al mismo modelo etiológico de en­
fermedad, tal es el caso de la tirisia, en la
que si bien la pena puede representarse como
sustancia, se origina en el pensamiento del
doliente, vale decir, responde a factores
endógenos. En este procedimiento el elemen­
to de mayor significación es el agua y las
piedras que se identifican, con la tristeza; la
sustracción simbólica se produce por acción
del agua que arrastra la enfermedad.
Las técnicas que extraen el mal y a la vez
generan la recuperación de la energía vital
. -que serían a un mismo tiempo de sustrac­
ción y adjunción- se apropian del poder del
humo, de los vegetales y de acciones ritua­
les como la señal de la cruz, y, por ende, de
las deidades involucradas. El sahumado del
paciente con ruda, incienso, romero, etc.,
haciendo la señal de la cruz sobre el cuerpo
del paciente, es el procedimiento típico. Tanto
la enfermedad sustancia como la pérdida del
.alma, debilitan y quitan la energía de la víc­
tima; el sahumado permite tanto expulsar la
sustancia incorporada (fluidos, pensamien­
tos, etc.) como regenerar la energía pérdida:
es, por consiguiente, una técnica de gran uti­
lidad para tratar cualquier mal, desde el sus­
to hasta la agarradura, pasando por la envi­
dia, el daño, el mal aire, la aikadura y la so­
pladura. En relación con la señal de la cruz y
su repetición ritual por tres veces, que evo­
can y ponen en juego el poder de la Trini­
dad, cabría aclarar que no son por sí mismas
técnicas sustractivas ni adjuntivas, son ac­
ciones que, en cuanto sagradas, refuerzan la
acción terapéutica con independencia del
sentido que esta última tenga. Así, si el lla­
mado del alma se realiza tres veces el poder
de la Trinidad refuerza un procedimiento
 60
adjuntivo, en cambio si se pasa el alumbre
tres veces sobre el cuerpo del paciente, se
canaliza el poder de la deidad fortaleciendo
un procedimiento sustractivo. El hacer la
señal de La cruz actualiza el poder sagrado
del tiempo primigenio y de los personajes
míticos en el sentido que el ejecutante del
ritual -el curandero- le imprime.20
El fuego es el elemento de mayor signifi­
cación en las técnicas destinadas a eliminar
él daño. Entre ellas se observan: la quema
del paquete, envoltorio y/o elementos em­
brujados, la incineración del alumbre o plo­
mo y la incineración a través de procedimien­
tos simbólicos, tales como el sahumado del
paciente; en esta circunstancia el humo y los
vegetales cálidos son equivalentes semán­
ticos del fuego. En rigor, sólo la quema del
daño es específicamente una técnica de eli­
minación, las otras dos adquieren este carác­
ter cuando el paciente al que se aplican sufre ■ si se sustrajeron objetos de espacios sagra­
de brujería. .
. Las técnicas destinadas a comunicarse con
las deidades, tales como las invocaciones y
los rezos -a Dios, Cristo, la Trinidad,
Pachamama, santos y vírgenes-, el acto de
persignarse y el encendido de velas a las dei­
dades cristianas y la ofrenda de coca y otros
elementos a Pachamama, intentan apropiar­ - aspectos, en el nivel orgánico, corriendo in­
se del poder de las deidades, se pretende una
suma de poderes y voluntades que aporten
eficacia a la cura. Se trata de acciones que se
ejecutan en el tratamiento de cualquier do­
liente y de cualquier enfermedad, por otra
parte, se repiten crecientemente si el mal se
alarga o se complica.
Hay técnicas destinadas ala recuperación
del equilibrio ritual, cuando este ha sido que­
brado por el doliente por no celebrar lás ce­
remonias en honor de Pachamanca, por no
ejecutar las ceremonias pertinentes -señala­
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
da, corpachada, etc.- por haber sido mezqui­
no en las ofrendas, por no haber cumplido
con la promesa hecha a un santo o a una vir­
gen, por faltar recurrentemente a misa, por
haber transitado por espacios negativos, por
haber violado tabúes en relación con los
muertos y/o los ambientes sagrados, entre
otras fallas rituales. Los procedimientos te­
rapéuticos incluyen la comunicación con la
deidad que se hubiera ofendido para pedirle
perdón y, en muchos casos ofrecerle una vela
o un sahumerio, puesto que el humo facilita
:1a comunicación con ellas. Es igualmente
. fundamental la ejecución de acciones
'/ compensatorias de la ofensa cometida. Si se
trata de Pachamama se realizarán nuevas ce­
remonias y/o generosas ofrendas, si se trata
. de un santo o una virgen se cumplirá con la
promesa que se adeuda, si se trata de Dios
Padre se observará el precepto de ir a misa,
dos se restituirán los mismos al lugar al que
pertenecen, en definitiva, la acción realiza­
da está en conexión directa con la falta co-
. metida. Estos procedimientos son necesarios
para recuperar la salud física, pues la idea de
salud es integral y aquel que ha cometido una
falta ritual o religiosa lo padece, entre otros
clusive riesgo de muerte. Estas técnicas son
propias de la sopladura y la agarradura o de
cualquier dolencia que se atribuya a un des-
equilibrio^religioso-ritual.
La inmersión del individuo en el interior
de un vacuno de pelo negro, que caracteriza
al tratamiento de la aikadura, también puede
entenderse como una acción que contrarres-.
ta la violación de las observancias en rela­
ción con los muertos. Recordemos que los
niños nacen aikados cuando la madre come­
te -estando grávida- alguna infracción que
M■' LO SAGRADO"EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
involucre a los muertos. Desde esta perspec­
tiva, la técnica de la aikadura implica un re-
. nacimiento simbólico del niño y consecuen­
temente es una forma de anular la trasgresión
cometida. Digamos, finalmente, que el color
negro -presente en el bovino- se asocia a los
difuntos, aunque su papel debería profun­
dizarse en futuras investigaciones.
En cuanto a la ejecución de las acciones
terapéuticas hemos visto que algunas las rea­
liza el curandero al lado del enfermo, en otras
■ocasiones no es necesaria la presencia del
-doliente-, mientras que otras quedan a cargo
■del;paciente. Así, el enfermo debe cumplir
■ con las .--ofrendas, celebraciones, promesas,
vale decir, con el hecho que originó el des­
equilibrio religioso-ritual. En el caso de la
. tirisia, es el doliente quien debe tirar las pie­
dras al río mientras el curandero reza pidien­
do por su recuperación.
El curandero no necesita de la presencia
.del paciente en los rituales de invocación,
"ruego y alumbrado de las deidades, los que
habitualmente realiza por la noche y a solas
Al incinerar el paquete hecho por el brujo
. tampoco es conveniente la presencia del pa­
ciente, pues se trata de manipular una enti­
dad corrompida con capacidad de enfermar
a quien no sea poderoso. En el tratamiento
de la agarradura producida por el Diablo, si
el enfermo no puede trasladarse hasta el lu­
gar del incidente puede ser sustituido por sus
vestimentas, vale decir por parte de su
corporalidad. Sin embargo, la mayoría de las
prácticas el curandero las debe ejecutar so­
bre el cuerpo del doliente o cercano a él,
como se advierte en los sahumados con ve­
getales, en los lavados purificatorios, al dar
las friegas con melazas y productos minera­
les y vegetales, al pasar el ^lumbre o el plo­
mo, al dar para ingerir agua bendita, al dar
61
inicio al ritual, ocasión en que se repiten las
señales de la cruz, las invocaciones, las ro­
gativas y los pedidos a las deidades por la
salud del enfermo, al hacer la señal de la cruz
sobre el cuerpo del doliente, al llamar- el alma
mostrando el lugar en que se encuentra el
doliente, al hacer presente a través de las
vestimentas a la persona anhelada, cuya au­
sencia ha ocasionado la tirisia del niño en
tratamiento, y al introducir- al enfermo en el
vientre del bovino para curar la aikadura.
En síntesis, las prácticas y nociones cul­
turales que dan sentido al actuar' del curan­
dero combinan representaciones del catoli­
cismo en cuanto sistema de creencias y prác­
ticas terapéuticas, con representaciones tra-
■ dicionales y con representaciones y prácti­
cas refiguradas de la medicina humoral. En-
■ tre las primeras figuran la invocación y los
rezos a las deidades, la repetición de la señal
de la cruz, la alusión a la Trinidad al ejecutar
tres veces cualquier acción, los lavados
purificatorios, la. ingestión de agua bendita,
el sahumado de pacientes y espacios. Estas
acciones rituales actualizan y canalizan el
poder del tiempo primigenio y de las figuras
míticas del cristianismo involucradas y dan
sentido a una terapia que concibe a la enfer­
medad como algo malo, pecado o agresión
de mundo externo. Las mismas tradiciones
católicas dan cuenta del valor purificatorio
del agua -inclusive usada en nuevos contex­
tos como en el tratamiento de la tirisia- y del
poder regenerador y aniquilador del fuego -
recordemos la incineración de las brujas- a
partir del cual cobra significación la elimi­
nación del paquete de dañó cotilo aniquila­
ción del mal y. la cura a través de alusiones
simbólicas al fuego mediante el humo, e.’
sahumado, las velas, etc.
Entre las representaciones tradicionales se
 62
destacan las ideas .y prácticas en tomo a
Pachamama, la celebración.del primero de
agosto, la peligrosidad de dicho mes, la cos­
tumbre de challar la tierra y de compensar,
agradecer y propiciar mediante generosas
ofrendas los bienes recibidos, las represen­
taciones sobre el espacio, las deidades que
los habitan y la peligrosidad de determina­
dos ámbitos, los tabúes sobre los muertos y
los entierros prehispánicos. La terapéutica
canaliza el poder sagrado de Pachamama y
de las ofrendas.
Conclusiones
La manipulación de lo sagrado aparece en
toda práctica terapéutica, no hay procedimien­
to curativo que sea conceptuado como natural.
En el autotratamiento los procedimientos
más generalizados son la cura de palabra y
las recetas, fundamentalmente de vegetales,
con soporte en las teorías de la medicina
humoral reelaboradas, en especial la clasifi­
cación de las enfermedades y las terapias en
cálidas y frías. El tratamiento de los pacien­
tes generalmente combina ambos procedi­
mientos.
La cura de palabra se funda en las creen­
cias del catolicismo, la vida de Cristo, de los
santos y los testamentos, son verdades sa­
gradas cuyo poder se actualiza y manipula
en la terapia. El evangelio y los relatos sobre
la vida de los santos son historias mitificadas
y mitos his tonificad os, son, por ende, verda­
deros, fundantes, ejemplares y sagrados.
El lego no es una figura con poder, sim­
plemente canaliza el poder de los seres y de
las acciones fundantes y arquetípicas qué se
enuncian. Habitualmente la mención de las
palabras va acompañada de otras acciones
AN ATILDE IDOYAGA MOLINA
rituales como la señal de la cruz, el uso de
agua bendita y la repetición de las acciones
por tres veces. Esta repetición maneja la
sacralidad del numero tres, la que se asocia
a la Trinidad, el agua bendita es un elemento
purificatorio que tiene la capacidad de eli­
minar el pecado y la enfermedad, y la señal
de la cruz es un poderoso símbolo de vida en
cuanto alude a la resurrección.
La idea de persona y la relación entre las
entidades que la integran -cuerpo, alma y
nombre- permiten que la cura de palabra se
.. realice tanto ante la presencia física del en­
fermo como a la distancia ante el nombre.
. -La mención del nombre es siempre necesa­
ria, pues es la entidad clave en este proceso
terapéutico, por ser la que recibe directamen­
te la energía y el poder restaurador de las
palabras.
En el tratamiento de algunos taxa verná­
culos como el ojeo, el empacho, la culebrilla,
las hemorroides, entre otros, además de
. enunciarse las palabras, de realizarse la se­
ñal de la cruz y valerse de la sacralidad del
número tres, se ejecutan procedimientos es­
pecíficos. Entre ellos se destaca la cura del
ojeo, que refiere el poder purificador y tera­
péutico del agua y del aceite, de las hemo­
rroides que involucra el poder del mundo
vegetal y la terapia de la culebrilla que in­
cluye la tinta china.
En virtud de su carácter sagrado, el cono­
cimiento y trasmisión de las palabras se da
en un contexto ritualizado y asociado a
tabúes, las palabras son secretas, trasmisibles
- sólo en momentos precisos, se deben apren­
der de memoria sin escribirlas y el don de
emplearlas exitosamente se puede perder.
La lógica de la terapia responde a un.
modelo sustractivo. La enfermedad es con­
ceptuada como una sustancia que se ha alo-
 LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...) 63
jado en el interior del cuerpo, el poder de las
palabras fluye como una emanación que pe­
netra el cuerpo del doliente y expulsa el mal.
La medicina humoral se aplica a través de
la clasificación de los alimentos, las enfer­
medades y las terapias en cálidos y fríos. Los
principios de esta medicina fueron reela­
borados por los campesinos al introducir la
noción de sacralidad y poder del mundo na­
tural, de los vegetales, animales y minerales,
y al reemplazar los valores humorales de cá­
lido y frío por nociones térmicas. Desde esta
perspectiva, los conocedores de esta nueva
versión de la medicina humoral acuden y
usan el poder del ambiente, de las plantas,
de los animales y de los minerales, se apro­
pian de la sacralidad de la naturaleza.
La condición de frío y cálido se define por
su valor -real o metafórico- respecto a la tem­
peratura del cuerpo, e implica por la super­
posición de dicha oposición a otras nocio­
nes en contraste, tales como crudo/cocido,
vegetal/animal, vivo/muerto, producto elabo-
rado/producto natural.
La mayoría de las recetas son de origen
vegetal, la eficacia curativa se atribuye a los
olores y sabores fuertes y penetrantes -áci­
dos, amargos y agrios- los que justamente
connotan su poder.
El consumo de etnofármacos suele ser
acompañado de baños de asiento, aplicación
de cataplasmas y de sanguijuelas, friegas, sal­
mueras, paños, bálsamos, arcillas, pomadas
y otras antiguas técnicas biomédicas.
Algunos taxa vernáculos tienen conocidos
tratamientos específicos, tales como la barra
de azufre para el mal aire en el cuello, los
embudos de papel encendidos y el humo de
contrahierba para el mal aire en los'oídos.
De acuerdo a las representaciqnes de los na­
tivos, en estas técnicas además del poder del
ambiente, de la contrahierba y del azufre, se
canaliza el poder del fuego, asimilable al del
humo.
La eficacia de las terapias descriptas se
atribuye a la compensación del organismo a
través de elementos fríos si la enfermedad es
cálida y viceversa. La enfermedad es con­
ceptuada como descompensación de la con­
dición de tibio, propia del cuerpo. La lógica
de la terapia consiste en restaurar el equili­
brio por medio de elementos de signo opuesto
al de la enfermedad, o en extraer el mal-sus­
tancia por medio de elementos de signo
opuesto.
En el tratamiento del sarampión se recu­
rre a procedimientos simbólicos que actúan
sobre la base de la semejanza. Se usa el po­
der de los granos vegetales que connotan las
exantemas y del color rojo que alude al tono
de la dolencia, pero a la vez a la energía vital
y a la salud, por lo que pareciera responder a
un modelo terapéutico del tipo homeopático
y aditivo.
El curandero es el especialista tradicional
en el arte de curar; adquiere mediante una ini­
ciación la capacidad de manipular lo sagrado,
realizar rituales, comunicarse con los seres
míticos y las entidades de las personas, ejer­
cer la terapia y el daño, practicar la adivina­
ción, aconsejar a otras personas, manejar los
fenómenos atmosféricos y propiciar el creci­
miento de las sementeras y del ganado.
■>, La .terapia del curandero se asienta sobre
la combinación de la medicina humoral y de
la antigua medicina religiosa. Los aportes de
la medicina humoral se observan en la clasi­
ficación de algunas dolencias y terapias en
cálidas y frías, al igual que muchos de los
elementos utilizados. Proviene de esta me­
dicina el conocimiento de muchas recetas que
se preparan con elementos animales, vegeta­
 64
les y minerales, las que los curanderos habi­
tualmente recomiendan para tratar los sínto­
mas de sus pacientes. En las concepciones
del curanderismo, a diferencia de las
humorales, se entiende que esos elementos
poseen un poder en cuanto los seres y el
■mundo natural participan de lo sagrado. En
otras palabras, como dijimos, las nociones
de la medicina humoral fueron reinter­
pretadas al incorporar las representaciones
del ambiente, vegetales, minerales y anima­
les en términos de poder.
El aporte de la medicina religiosa se apre­
cia en rituales, rezos, invocaciones, utiliza­
ción de símbolos y manejo del poder de las
figuras cristianas.
La terapia tiene soporte en las representa­
ciones sobre el origen y las manifestaciones
de la enfermedad. Muchas de las recetas de
la medicina humoral o casera y algunas ac­
ciones específicas se relacionan con los sín­
tomas; así por ejemplo, en los cuadros que
presentan dolores o malestar gastrointestinal
se recomienda té de payco o de coca entre
otros, para los nervios infusiones de lechuga
o de clavel, se estiran las piernas del niño
asustado para emparejarlas, se dan friegas con
grasas animales para los dolores musculares,
en fin, un número considerable de tratamien­
tos específicos se relaciona con los cuadros
que plantean los distintos episodios de en­
fermedad. Mientras que los procedimientos
rituales enfocan el origen, ya sea recuperan­
do el alma, rogando a Dios por la salud del
doliente o realizando la ceremonia pertinen­
te a la deidad ofendida, entre muchas otras
técnicas.
Existen procedimientos principales, es
decir, que son típicos de determinadas en­
fermedades, con lo cual no quereipos decir
que sean excluyentes sino necesarios. Así,
ANATILDE IDOYAGA MOLEÑA
por ejemplo, el llamado del alma, gritando
el nombre del doliente y agitando sus ropas
denotan al susto y a la agarradura producida
por el Diablo. La envidia carece de tratamien­
to específico, la brujería requiere de la que­
ma del daño, la tirisia de la acción de arrojar
la tristeza -las piedras- al agua y de reunir al
enfermo con el ser que añora. Las técnicas
típicas del mal aire son las de la medicina
casera, obviamente el curandero puede
implementarlas, al igual que las del ojeo. La
intromisión del enfermo en el interior de un
.. vacuno sacrificado para la ocasión, es el pro­
cedimiento distintivo de la aikadura. La com­
pensación ritual a la deidad que hubiera cau-
. sado la dolencia y la reparación de la falta
cometida son los procedimientos que carac­
terizan a la sopladura y la agarradura. El sa­
humado con vegetales cálidos, el lavado y/o
limpieza (baños y friegas) con vinagre,, ajo,
ruda, romero, contrahierba, incienso, copal,
azúcar, etc., la ingestión de agua bendita, el
uso del alumbre y el plomo, la invocación y
el alumbrado a las deidades, los rezos y rue­
gos, la repetición de la señal de la cruz, la
acción de santiguarse o persignar a los otros
y la apropiación de la sacralidad del número,
tres, son procedimientos que se realizan o
pueden realizarse en el tratamiento de cual­
quier dolencia.
En las técnicas de adjunción, como las des­
tinadas a restituir pérdidas (el alma, la pre- .
sencia deLausente, etc.), el curandero mani­
pula especialmente las entidades que integran
la persona y el poder del sujeto; en este sen­
tido, tiene suma importancia la idea de
corporalidad, integrada por vestimentas,
adornos, etc. Los procedimientos sustractivos
se valen del poder de vegetales, minerales y
animales, del fuego y del agua, así como de
las figuras míticas y de los símbolos del ca­
 LO SAGRADO EN LAS'TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
tolicismo, El poder del fuego, del humo y de
los vegetales canalizado en los sahumerios,
tanto extraen el mal, lo queman simbólica-
. mente, como recrean la energía vital perdida
en el proceso de enfermedad. Los rezos,
invocaciones, rogativas, alumbrados y eje­
cución ritual de acciones como la señal de la
cruz intentan manipular el poder de las dei­
dades, a la vez que captar su disposición po­
sitiva. La compensación mediante ofrendas
o la reparación del daño cometido tienden a
reproducir el equilibrio religioso- ritual.
. Dado;que la enfermedad es una posibili­
dad entre otros padecimientos, la terapia de
la persona es una posibilidad entre otras cu­
raciones -ambientes, animales, vegetales y
otras pertenencias-.
La terapia involucra al curandero y al do­
liente, es un juego de fuerzas entre diversos
poderes que compromete a la naturaleza, a
. los seres míticos, al espacio, al tiempo, a la
sociedad y al hombre.
Los procedimientos de la medicina curan­
deril combinan rituales y nociones de raigam­
bre católica con cocimientos de la medicina
humoral refigurados. En el extremo norte del
mea que nos ocupa pueden hallarse algunas
nociones de origen indígena, integradas a las
representaciones y prácticas traídas por los
europeos.
Si comparamos las técnicas riel curande­
ro con las de los legos, vemos que ambos
manipulan el poder del mundo natural,, del
agua, del fuego y de los símbolos y figuras
del catolicismo. Obviamente, las recetas y
conocimientos que son herencia de la medi­
cina humoral son similares en ambas medi­
cinas. Tanto la cura de palabra como las
invocaciones y rezos hechos por el curande­
ro canalizan'el poder de las deidades y se
acompañan de los mismos procederes y ele­
' ' 65
mentos (señal de la cruz, sahumados, alusión
a la Trinidad, uso de agua bendita, etc.). En
cuanto al manejo de lo sagrado católico, lo
que diferencia la cura de palabra del curan­
derismo es que la primera repite fórmulas
invariables, mientras que los rezos e invo­
caciones del curandero son rogativas y ora­
ciones que no son rijas, aunque incluyan re­
zos tradicionales (avemarias, credos, etc.).
La práctica curanderil se distingue además
por las técnicas específicas que hemos ana­
lizado en relación con el susto, el daño, la
tirisia, la aikadura, la sopladura y la aga­
rradura.
En definitiva, tanto las técnicas del
autotratamiento como las del curanderismo
remiten a acciones rituales y a antiguas ideas
biomédicas redefinidas a lo largo de la diná­
mica histórica.
Notas
1. Al referir las diversas medicinas que se
ofrecen en el área de estudio, distingui­
mos las medicinas tradicionales
(autotratamiento y curanderismo), medi­
cinas religiosas (evangélicas, carismáticas
y afro), medicinas alternativas (reiki)
reflexología, acupuntura, cromoterapia,
etc.) y biomedicinas (alopática y
homeopática). Esta distinción se hizo ne-
- cesaría en virtud de que aunque algunas
alternativas sean tradicionales en sus so­
ciedades de origen no lo son en los con­
textos socioculturales de Argentina, y, por
ende, su oferta no va dirigida a campesi­
nos (criollos y mestizos) sino a pobla­
ción urbana generalmente instruida, fac­
tor que, entre otros, explica las diferen­
cias entre los caminos terapéuticos de
 66
campesinos y de individuos pertenecien­
tes a sectores socioeconómicos medios
y altos. Al respecto véase Idoyaga
Molina, 1999 a y 2000.a.
2. Utilizamos el término criollo para de­
signar a los campesinos de origen eu­
ropeo, en el sentido en que se usaba en
el siglo XIX, que pretendía distinguir
los europeos nacidos en América (los
criollos) de los europeos nacidos en la
península Ibérica y en otras naciones
del viejo continente. Lo que queremos
resaltar- es que la idea de criollo en el
Río de la Plata es distinta a la noción
de Creóle de otros países americanos
que siempre denota mestizaje.
3. El curandero adquiere sus facultades en
una suerte de iniciación que lo capaci­
ta para ejercer la terapia, practicar la
■ adivinación y dañar, entre otras activi­
dades. Sobre terapias tradicionales pue­
de verse Almeida, 1996; Bianchetti,
1996; Colatarci, 1999; Guerrero
.Jiménez, 1995; Hurrel, 1991; Idoyaga
Molina, 1999 -a y b, 2000 a; Krause,
1999; Palma, 1978; Pelegrín, 1998;
Pérez de Nucci, 1989; Vivante y Pal­
ma, 1991.
4. Entre los minerales figuran el azufre,
la llamada piedra de rayo y entre los
elementos animales la piedra bezoar de
los camélidos, la grasa de gallina u otras
aves de corral, que mezclada con miel
se utiliza para los dolores de garganta.
Sobre este tema puede verse Idoyaga
Molina (2000 a).
5. Un ejemplo de tales libros es el “Teso- ’
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
ro.de Milagros y Oraciones de la Cruz
de Carayaca”. Buenos Aires, Ed. Kier,
1971. De acuerdo al subtítulo del libro,
las oraciones son “De suma virtud y de
eficacia para curar toda clase de dolen­
cias, como también un sinnúmero de
prácticas para librarse de hechizos y
encantamientos con bendiciones y
exorcismo”.
6. Esta técnica consiste en.recortar la for­
ma del pie del paciente en la hoja de
- una higuera o de una tuna. El enfermo
.. debe colgar la hoja encima de su cama
, hasta que se seque, hecho que indica
que el doliente se ha curado. La hoja
que ha absorbido el mal debe tirarse en
algún lugar donde no sea vista ni toca­
da, uno de los sitos preferidos es el te­
cho de la propia vivienda.
7. Laplantine (1999) plantea que los di­
versos modos en que la biomedicina y
otras terapéuticas se representan el ori­
gen de la enfermedad responden a ocho
modelos que se oponen de a pares. Un
modelo ontológico vs. un modelo
relaciona! o funcional. Un modelo adi­
tivo, que define a la dolencia como un
factor exógeno y externo (virus, gér­
menes, etc.) que se introduce en el.cuer-
po, a esta concepción se opone el mo­
delo sustractivo que entiende al mal
como endógeno y como pérdida o ca­
rencia. Cuando se introducen factores
morales se construye un modelo malé­
fico, que define al enfermo como vícti-
' ma inocente y un modelo benéfico, que
describe a la enfermedad como hazaña
o como un hecho gratificante. Las tera­
pias están en relación con el modo de
LO SAGRADO EN LAS TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)
pensar la etiología, así, a los modelos
aditivos les corresponden terapias
sustractivas, mientras que a los mode­
los sustractivos le corresponden tera­
pias aditivas.
8. Compartimos la posición de Foster
(1953, 87 y 94) en su disputa sobre el
origen de la clasificacion.de males y
.terapias en cálidos y fríos. Como es
sabido, Colson y Armellada (1983),
/ Ortiz de Montellano (1990) y López
Austin (1971 y 84) sostienen el origen
. .indígena (Akawaio o Nahua) lo que
. . . ,-parece poco probable ya que estos in-
. . vestigadores se fundan en trabajos de
campo realizados en el siglo XX y cró­
nicas posteriores a la conquista espa­
ñola. Foster (1994) ha comprobado que
la clasificación en cuestión se origina
en la medicina hipocrática y que tales
ideas se habían difundido entre los ára­
bes, las sociedades europeas y en las
colonias españolas de América y Fili­
pinas. Esta idea aparece además entre
poblaciones negras de Jamaica
. (Sobo, 1996), lo que supone la influen­
cia de la medicina humoral inglesa. Por
otra parte, actualmente es una clasifi­
cación vigente en la Argentina entre la
población campesina de origen euro­
peo ( García, 1984 e Idoyaga Molina,
1999 b) y entre grupos mestizos cuyo
contacto con los españoles se remonta
al siglo XVI, mientras que no aparece
en los grupos indígenas de las tierras
bajas, cuyo contacto efectivo con los
blancos es del siglo XX, vale decir
cuando la biomedicina oficial había
. abandonado la teoría humoral (Idoyaga
Molina, 2001 a). De acuerdo a Foster
61
(1994), el sistema de clasificación en
cálido y frío es heredero de la medici­
na hipocrática-galénica y árabe y fue
impuesta durante la conquista y colo­
nización hispánica. Fue divulgada e
impuesta en América por Las Escuelas
Médicas, la atención en los hospitales
y la labor misionera de sacerdotes y
órdenes religiosas, que incluía las en­
señanzas y prácticas terapéuticas. Don­
de se encuentran derivados de lamedi-
. ciña humoral española es en culturas
indígenas que fueron duramente abati­
das y en algunos casos exterminadas.'
Así, la carencia de teorías propias so­
bre la enfermedad por el colapso, faci­
litó la incorporación de las ideas del
grupo dominante. Las nociones nativas
que pervivieron fueron enmarcadas en
la teoría de los humores o se mantuvie­
ron como prácticas y nociones fragmen­
tarias, vale decir desarticuladas del sis­
tema de representaciones originario
(Foster, 1994: 185). Obviamente, en
este proceso de incorporación, las ideas
de la medicina humoral fueron simpli­
ficadas y transformadas por las socie­
dades mestizas y campesinas.
9. Pachamama es la Madre Tierra, deidad
fundamental en las tradiciones del
NOA, con quien el hombre mantiene
aína relación de reciprocidad (Idoyaga
Molina, 2001 c). Sobre esta figura y
otras deidades puede verse,
Colatarci,1994 y 1995; Forgione, 1994
y 1996.
10. Esta flexibilización que implica la in­
corporación de otras ideas acerca de la
enfermedad parece ser un proceso ge­
68
neralizado en América Latina, de acuer­
do a Molí (1.944:,130) los rezos tam­
bién fueron categorizados como fríos
(el salve) y cálidos (el credo). El credo
se usa en muestra área durante los
exorcismos a las bruj as y para tratar los
espacios contaminados por ellas; por
. ende su definición como cálido está en
. consonancia con la idea de que la bru­
jería es fría (Idoyaga Molina, 1999b).
Las enfermedades -como la bilis, los
desequilibrios "emocionales, los aires,
. la pérdida de la sombra o del alma, etc.-
, incluso los terapeutas, han sido con­
ceptuados en términos de cálidos y fríos
en México .(Álvarez Heydenreich,
1992).
Las arcillas se usan para problemas
óseos, los campesinos afirman que cier­
tos lugares proporcionan arcillas
térmicamente cálidas. Con humo de ro­
mero, ruda, incienso y otros vegetales
se sahúma para tratar problemas óseos
y con el sahumado de sacancia se atien-
den los dolores de cabeza. Las cataplas-
mas se usan para la neumonía, proble­
mas pulmonares y trastornos en el pe­
cho. Se usa grasa de iguana, puma, ca­
bra y otros animales para dar masajes a
músculos doloridos, mientras que la gra­
sa de las aves es derretida y mezclada
con miel y azúcar tostada para curar los
males de la garganta. El vino se adosa a
las cataplasmas al igual que la mostaza.
Costumbre que, por otra parte, sigue vi­
gente entre las prácticas de la medicina
popular en Francia (Laplantine, 1999:
205). El aceite se usa como equivalente
de la grasa en diversos ungüentos. Con
sal, ajo y cebo se hace un preparado con
ANATILDE IDOYAGA MOLINA
el que se masajean los pies para tratar el
resfrío. Sobre recetas de la medicina
casera puede verse Idoyaga Molina
1999b y 2000 a.
12. Erna entender los mecanismos por los
que se contrae esta enfermedad, es ne­
cesario tener presente las representacio­
nes sobre el cuerpo, especialmente con
el objeto de comprender las impli­
cancias que posee el abandono de la
. materia fecal y del orín de los niños en
los pañales. La vivencia . de. la
: corporalidad incluye no sólo al cuerpo
biológico sino también al espíritu, el
nombre, la materia fecal, el orín, las
vestimentas, ios adornos, los tatuajes,
los peinados y todos aquellos elemen­
tos que se constituyen en códigos y
mensajes sociales que develan el
estatus, los roles y la identidad de la
persona. Como ha notado Tumer (1995)
.el cuerpo social es distinto y más am­
plio que el cuerpo biológico, en rigor
no existe una idea de cuerpo biológico
más allá de las representaciones
. biomédicas, el cuerpo es siempre e in­
mediatamente social. Desde esta pers­
pectiva, el abandono de la materia fe-
■ cal, del orín y/o de los pañales es el
abandono de parte del cuerpo, lo que
explica que el espíritu pueda quedarse
^con las partes que fueron abandonadas.
13. Sobre brujería pude verse Amaya,
1996; Bianchetti, 1994; ...Idoyaga
Molina, 1999d.
14. Es interesante notar que la lectura se
asocia al conocimiento esotérico y a la
idea de que sólo un grupo restringido
 LO SAGRADO EN LAS-TERAPIAS DE LAS MEDICINAS TRADICIONALES (...)69
de personas posee esa habilidad, lo que
sin duda resulta lejano para gran parte
de la población urbana contemporánea.
No sucede lo mismo en el campo, don­
de el carácter esotérico del conocimien­
to habido a través de libros se asocia
tanto al aprendizaje de la brujería como
al de las fórmulas para curar de pala­
bra.
15. Nos referimos a inflamaciones o mal­
formaciones que aparecen en el cuerpo
'que tienen la apariencia de un animal -
' ■ \ un cerdo, un ave, un perro, etc.- y que
se desplazan de un lugar a otro, al alum­
bramiento de deformes o a partos
ovíparos y a otros hechos .insólitos
corno el dolor de cabeza que no se cal-
■ ma a pesar de la medicación. Todo
aquello que es inexplicable denuncia la
práctica de la brujería (Idoyaga Molina
2001b). ■
16. No obstante, la relación entre el mal y
la forma que toma el mineral utilizado
no es unívoca. Así, la tumba puede ex­
presar tanto la reacción del muerto
como el daño para matar perpetrado por
un brujo, especialmente si se usó tierra
de cementerio para hacer el maleficio.
En el primer caso, el mal que se indica
es la aikadura, mientras que, en el se­
gundo, es el malhecho o brujería. Si el
alumbre o plomo toman la forma de un
sapo o de una víbora, los males aludi­
dos pueden ser tanto el susto como el
malhecho. En el caso del susto la for­
ma indica cual es el animal que produ­
jo el espanto, mientras que en la bruje­
ría señala 'qué elementós se utilizaron
para hacer el daño. Esta flexibilidad se
repite en la mayoría de las formas que
suelen tomar los minerales diagnósti­
cos y es por esta ambigüedad simbóli­
ca, que el curandero para establecer de
.qué mal se trata, debe interrogar al pa­
ciente o recurrir a un segundo método
para completar el proceso adivinatorio.
Si se arrojan hojas de coca, habitual­
mente se acepta que habiendo formu­
lado una pregunta, si las hojas caen para
arriba la respuesta es afirmativa, mien­
tras que si caen al revés la respuesta es
negativa (Idoyaga Molina, 2001 b).
17. Acción ritual de asperjar con bebidas,
habitualmente alcohólicas, a la tierra,
la casa, los vehículos, las tiendas, etc.
El objetivo es agradecer lo recibido,
propiciar la abundancia futura y prote­
ger la casa o el bien de que se trate.
18. Las salamancas son las cuevas
cordilleranas, en las que se realizan
pactos con el Diablo y otros rituales en
relación con esta deidad y con las prác­
ticas de brujería. En lo que hace a las
almas existe la creencia de que el De­
monio puede esconderlas en la
salamanca.
19. La piedra imán o piedra de rayo es la
que ha sido tocada y, por ende, imbui-
tia de poder por un rayo, hecho que se
advierte en su aumento de peso. La pie­
dra de rayo normalmente se asocia a
San Santiago y, en consecuencia, es un
elemento vital para los curanderos que
fueron iniciados por esta figura o toca­
dos ellos mismos por el rayo. La expe­
riencia de ser alcanzado por un rayo es
una forma de iniciación. Cuando el cu-
 70
tandero cuenta con la piedra imán, es
común que entre sus prácticas terapéu­
ticas figure la preparación de una solu­
ción con agua y polvo de la piedra, que
da a ingerir a sus pacientes.
20. Como ha notado Laplantine (1999) la
idea de dolencia en las representacio­
nes cristianas se asimila a la de peca­
do, responde por ende a un modelo adi­
tivo de enfermedad, la terapia en con­
sonancia con estas representaciones, es
sustractiva. Por lo que se podría afir­
mar que el sentido original de las prác­
ticas terapéutico-rituales del catolicis-
mo es el de extraer la enfermedad. No
obstante, entendemos que en las repre­
sentaciones de los campesinos del
NO A, los mismos rezos y las mismas
acciones simbólicas pueden considerar­
se terapias aditivas, cuando la enfeime-
dad tratada implica una pérdida, como
en el caso del susto por ejemplo.
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Metropolitana.
Resumen
La autora focaliza los rituales terapéuti­
cos distinguiendo las prácticas del au-
totratamiento (medicina casera) y del
curanderismo. En relación con los primeros,
explora la cura de palabra y su soporte en las
creencias y simbolismos del catolicismo, sus
fundamentos arquetípicos en el Nuevo Tes­
tamento, al que se considera como mito
historificado e historia mitificada. Conside­
ra además la reelaboración de los conceptos
de la medicina humoral en el contexto cam­
pesino. En lo relativo a las prácticas de los
curanderos, se focalizan los manejos ritua­
les y simbólicos del poder en las terapias de
enfermedades particulares y en los procedi­
mientos curativos de valor genérico, mostran­
do como se engarzan las nociones y prácti­
cas analizadas en las representaciones cultu­
rales de los campesinos. Estas últimas res­
ponden a los procesos de síntesis que se die­
ron a lo largo de los últimos 500 años, y que
pusieron básicamente en contacto a tradicio­
nes españolas y europeas con tradiciones de
grupos indígenas, en su mayoría extintos hoy
en día, pero con herederos mestizos, algu­
nos de ellos en proceso de reetnización.