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ALBACEA ¿QUÉ ES UN ALBACEA?

Un albacea es una persona designada por un testador (persona que firma


un testamento para el reparto de sus bienes post mortem) para garantizar que se cumpla esta
última voluntad.

Se trata de una figura que, si bien no aparece explícitamente en muchas legislaciones, de


hecho, se ha convertido en pieza importante dentro de muchos procesos sucesorios. Lo que
ha permitido normar y establecer límites a sus funciones.

Históricamente, sus orígenes se remontan al Derecho Romano. Aunque es dentro del


Derecho Canónico donde su presencia dentro de la sociedad se hizo evidente y frecuente.
Muchas familias adineradas dejaban sus activos al servicio de la iglesia católica y de los
desposeídos, convirtiendo a los obispos de cada localidad en ‘administradores’ y
‘contadores repartidores’ de los recursos legados.

Las personas con grandes herencias son las que más deciden designar a alguien para que se
ocupe de la administración y resguardo de sus activos, hasta que estos sean transferidos a
los herederos designados. Principalmente cuando el dueño del capital intuye que entre sus
beneficiarios se puedan presentar conflictos insalvables.

No en todos los testamentos se establecen y delegan este tipo de


responsabilidades. Cuando esto ocurre, los herederos por ley o por disposición expresa del
testador se convierten en albaceas legales hasta el momento que se ejecuta el reparto
estipulado.

Quién puede ser un albacea


Cualquier persona puede ejercer esta función. Siempre que cumpla con dos requisitos
básicos: debe ser mayor de edad y sin ninguna restricción legal que le impida obrar
libremente en nombre propio o en representación de otros.
No se requiere de ningún título académico para convertirse en albacea. Aunque lo más
común es que se recurra a abogados o notarios, dada la experiencia que tienen estos
profesionales en las gestiones legales y administrativas que conllevan procesos sucesorios y
de particiones de herencias.

Consideraciones generales
Un testador, en el momento de dejar por escrito su última voluntad, puede nombrar uno o
varios albaceas. También dejará establecidas las funciones específicas de cada uno de ellos
y el tiempo que ejercerán esta función.

En términos generales, el albaceazgo se divide en dos categorías:

1. Universales: personas facultadas para ejecutar todo el testamento, incluyendo la


participación final de los bienes. Deben asegurarse de que todos los beneficiarios e
interesados participen del proceso.

2. Particulares: individuos a los que se le asignan tareas específicas dentro del


documento de última voluntad.
Cuando el objetivo principal es la participación de los bienes entre un grupo de herederos,
el albacea rendirá cuenta de sus acciones a estas personas. En los casos en que su misión
sea invertir y sacar provecho a este tipo de movimientos financieros, la rendición de
cuentas se llevará a cabo ante un juez instruido en la causa. 

El testador también establece el tiempo máximo para esta labor, considerando las prórrogas
que pudieran ser necesarias. Si este aspecto no queda definido dentro del testamento, la ley
aplicable en cada país servirá para marcar los límites temporales correspondientes.

De cualquier forma, siempre será necesario establecer una terminación, ya que la voluntad
de un heredante debe cumplirse en algún momento.
Un puesto voluntario, no remunerado y
personalísimo
Quienes han sido declarados albaceas tienen la libertad de rechazar este nombramiento,
sin dar mayores explicaciones. De igual forma, si deciden renunciar después haber aceptado
la misión, pueden hacerlo. Aunque en la mayoría de las legislaciones sí se estipula que
deben justificar adecuadamente esta decisión.

El testador no está obligado a pagar por los servicios que cumpla un albacea. Tampoco
los herederos. Aunque por lo general, dentro del testamento se suele asignar un importe
correspondiente a honorarios profesionales para quienes ejercen esta figura.

Por último, un albacea no puede delegar sus funciones a terceros, salvo que el testador lo
hubiese autorizado dentro del testamento. Así mismo, su ‘puesto’ no es heredable, por lo
que un albaceazgo finaliza de manera automática en caso de muerte de la persona
designada.

FUNDAMENTO DEL ALBACEAZGO


CODIGO CIVIL
ARTICULO 1041.- Albacea o ejecutor testamentario, es la persona a quien el testador encarga el
cumplimiento de su voluntad.
Los albaceas tendrán todas las facultades que expresamente les haya conferido el testador, y no sean
contrarias a las leyes. 
ARTICULO 1042.- Puede haber también albacea judicial, por nombramiento de juez.
ARTICULO 1043.- Se nombrará albacea judicial sólo en los casos de renuncia, remoción o falta del que
estaba nombrado en el testamento, cuando así lo pidieren los herederos instituidos.
ARTICULO 1044.- Los herederos o el juez en su caso, pueden exigir garantía al albacea judicial.
ARTICULO 1045.- Incumbe a los herederos cumplir la voluntad del testador cuando éste no hubiere
nombrado albacea.

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