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bienes para que sean heredados después de que fallezca. Pero, ¿sirve de algo
hacerlo?
Los alimentos forzosos que el difunto debía por ley, deben pagarse con
cargo a los bienes de la herencia.
Las legítimas que se componen por el 50% de los bienes (mitad legitimaria)
y les corresponde a los herederos como el cónyuge, descendientes o
ascendientes (padres y abuelos)
La cuarta de mejoras se compone del 25% de los bienes y con ella se puede
favorecer la cuota de determinados herederos (cónyuge, descendientes o
ascendientes). El 25% restante, llamada “cuarta de libre disposición”, puede
dejarse libremente a cualquier persona.
En resumen, el 50% de los bienes va a los herederos forzosos, el 25% va para
mejorar a alguno de los beneficiados por la primera mitad, y el otro 25%, a
quien el testador desee.
¿Quiénes no pueden otorgar testamento?
La regla general dispone que toda persona es capaz para otorgarrlo.
Excepcionalmente, entonces, no pueden hacerlo: 1.- El impúber, a quien se le
considera absolutamente incapaz, es decir, el hombre menor de 14 años y la
mujer menor de 12 años de edad; 2.- Los que al momento de otorgar el
testamento se encuentren privados de razón, por estar bajo la influencia del
alcohol, de un alucinógeno, demencia senil, el demente no declarado
interdicto, u otro; 3.- Los interdictos por demencia. Aquel cuyo estado de
locura ha sido declarado por un tribunal; y 4.- El que no puede manifestar
claramente su voluntad, es decir, por ejemplo, el sordomudo que no puede
darse a entender por escrito.
Los testamentos, como sabemos, pueden ser de varios tipos. El más utilizado
en la práctica es el llamado abierto notarial, que es aquél en el que el
testador dicta su voluntad al notario, y éste lo redacta jurídicamente de
acuerdo con esa voluntad. Pero también hay testamentos ológrafos (escritos
a mano por el testador sin la intervención de notario, sujetos a requisitos
muy rigurosos), cerrados (en el que el testador lo que da al notario es un
testamento que se guarda en sobre cerrado en el que se encuentra su
voluntad), e incluso testamentos especiales militares y marítimos, sin
perjuicio de otras formas de testamento, menos frecuentes, y peculiares de
ciertas Comunidades Autónomas.
Únicamente destacar, para finalizar, dos ideas: la primera, que todas aquellas
disposiciones patrimoniales (sobre los bienes) contenidas en el testamento
pueden revocarse, pero existen disposiciones que, si bien se permiten en el
propio testamento, exceden de lo que es propio del mismo, como el citado
caso del reconocimiento de hijos extramatrimoniales, que la propia Ley
determina que sean irrevocables, aunque lo ordenemos así en el testamento
posterior. Y destacar, como segunda idea, que cabe la posibilidad de que el
testamento posterior sea meramente aclaratorio, o modifique únicamente
algún aspecto del testamento anterior, dando lugar a lo que se conoce como
testamentos complementarios (por ejemplo, un testamento exclusivamente
para los bienes que tenga el testador en Alemania, y otro para el resto de
países, cada vez más frecuentes por el aumento de la inmigración). No
obstante, como no están exentos de ciertos problemas, se aconseja acudir al
notario para recabar la información oportuna y valorar su oportunidad.