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UNIDAD I Y II

Las Sociedades y la unificación del Código Civil y Comercial

Historia y Evolución de las Sociedades

Desde sus orígenes el hombre posee una actitud asociativa, es decir busca agruparse
para el desarrollo de una o múltiples actividades. Si bien por su naturaleza tiene una
iniciativa personal para expandirse, se une a otras personas para el logro de sus objetivos.
En su permanente afán creativo, actuó desde la más remota antigüedad en forma asociada,
advirtiendo que reuniendo esfuerzos podía hacer más fácil el logro de ciertos objetivos

Si nos circunscribimos estrictamente al ámbito de las sociedades, la actividad


mercantil primeramente estuvo en mano de empresarios individuales. Sin embargo, con el
avance y expansión de la economía el hombre fue agrupándose para que la explotación de
la empresa y los riesgos que deviniesen fueran asumidos, ya no en forma personal, sino en
conjunto a través de las sociedades, entes jurídicos que fueron apareciendo, repartiendo el
capital y el riesgo en titularidad de estos entes jurídicos creados.

De esta manera el hombre, con esta actitud asociativa, desarrolló múltiples


actividades uniéndose con otras personas. Se diferenció el patrimonio del individuo de los
bienes afectados al comercio. Por este motivo en lo personal adhiero a la doctrina que
discrepa con la figura de la sociedad unipersonal, por la etimología de la palabra sociedad.

Como dice el Dr. Richard1“Asociar” o “Sociedad” son conceptos excesivamente


amplios y comprenden múltiples fenómenos y acepciones. Por ello para interpretar el
sistema normativo es fundamental reconocer dos concepciones distintas de sociedad, cuyos
contenidos diversos luego no son diferenciados cuando se tratan ciertos efectos como:
personificación, responsabilidad, sociedad irregularmente constituida y la oponibilidad del

1
Efraín Hugo Richard - Derecho Societario – Astrea, Buenos Aires 2007
contrato, alcance de la prohibición del Articulo 30 de la Ley 19.550, responsabilidad del
socio oculto, etc.

La economía desplazó al empresario individual del ámbito especialmente industrial y


mercantil. Actualmente los empresarios se unen para desarrollar una actividad e incluso,
por imperativo de Ley, hay ramas que han sido reservadas para las sociedades, como ser la
actividad financiera y de seguros donde aparece impuesta casi exclusivamente la figura de
la Sociedad Anónima.

El comportamiento del hombre impulsado por la necesidad y la realidad que siempre


lo precede, le permite ir creando figuras y lograr que se dicten normas que satisfagan y
regulen esas actividades. Pero esta respuesta a través del dictado de normas legales no
siempre es inmediata, sino que tarda un tiempo en implementar "medios" o instrumentos
técnicos adecuados para esa actuación asociada.

En la antigüedad se encuentran referencias, como ser el caso de Babilonia,


específicamente en el Código de Hamurabi, a una de las más antiguas regulaciones
jurídicas que reglamentaron la actuación del hombre en forma asociada. En el Derecho
Romano no existió una legislación "comercial", sino una "común" o de derecho común.
Allí se contemplaban dos tipos de sociedades, la societas ómnium bonorum y las societas
unius negotiationis, las cuales fueron reguladas en distintas épocas respondiendo a las
necesidades del hombre en aquellos tiempos.

La societas ómnium bonorum parece vincularse al grupo familiar y fue en principio


una sociedad de familia, de hermanos, a la que luego se permitió la incorporación de
extraños. La societas unius negotiationis nace, según parece, del comercio internacional.

Recordemos aquí que los romanos conocieron una actividad bancaria muy
desarrollada, realizada unipersonalmente o en forma asociada por los argentarii, y que el
Derecho Romano reconoció normas específicas para esta actividad en cuanto a la
regulación de la tasa de interés, de la "compensación" y del "depósito bancario”

En el ámbito del comercio internacional, la actividad bancaria tenía su importancia y


fue la que mereció especial atención del legislador. Por ello la regulación jurídica de las
"sociedades" más antiguas que se conocen estuvieron vinculadas a la actividad bancaria.
Un ejemplo claro es el de El estatuto del Banco de San Jorge, en Génova, que apareció
como uno de los antecedentes de la "sociedad anónima" moderna. También la actividad
marítima, tan antigua y tan importante como la bancaria, recurrió, a menudo, a las formas
asociativas.

No puedo dejar de mencionar el comercio marítimo y su implicancia en la actividad


internacional, la cual tuvo una respuesta del legislador de la época. Y así fueron
apareciendo las sociedades comerciales, ligadas en principio a la "sociedad civil" familiar y
luego adoptando formas más amplias, con participación de muchos individuos en una
empresa común. Nacieron, de esta forma, las sociedades de capital, debido al progreso que
acompañó la evolución y el desarrollo económico del capitalismo.

En la Edad Moderna, se concreta la aparición de "códigos" que establecieron


regulaciones para todos los individuos que quisieran actuar en forma asociada. Será el
Código de Comercio francés de 1807 el primero en consagrar una regulación general de la
actividad comercial y prever allí el régimen jurídico de las sociedades comerciales, dando
lugar al comienzo de la Era de la Codificación.

La Sociedad Mercantil fue evolucionando y desde sus orígenes nació con las
exigencias legales y características propias como las que poseen en la actualidad. De forma
que la figura de la Sociedad siempre estuvo vinculada estrecha e históricamente con la
actividad comercial e industrial.

La Ley 19.550 de nuestro país, al establecer el concepto de Sociedad en su artículo


primero, consagra la idea de que debe existir una organización en la misma como es la
Empresa.

Ley de Sociedades Comerciales 19.550

En el año 1972 la comisión integrada por los Doctores Hector Alegria, Horacio Pedro
Fargosi, Enrique Zaldivar, Carlos S. Odriozola e Isaac Halperin lograron crear una obra
completa, brillante, que luego fue sancionada como “La Ley de Sociedades Comerciales
19.550. Esta Ley vino a reglamentar y unificar todas las normas vinculadas con la
Sociedades Comerciales, algunas contenidas en el Código de Comercio y en otras leyes
complementarias.

Este cuerpo legislativo fue novedoso para la época y además un cuerpo legal moderno
que incorporó la tipicidad, el concepto de sociedad y la regularidad, y estableció las normas
específicas para regular el nacimiento, desenvolvimiento, disolución y liquidación de una
sociedad comercial. Esta ley, que no tuvo prácticamente lagunas, sufrió algunas
modificaciones que, sin embargo, no afectaron su estructura lógica y completa como por
ejemplo la ley 20.468, 20.646, 20.587, 20.705, 21.375, 22.315, 22.316, 22.686, 22.903,
23.576, 23.962, 26.047, 26.831, y la más importante y última fue la ley 26.994 que unificó
el Código Civil, y el Código Comercial de la República Argentina pero que acertadamente
la dejó vigente con algunas modificaciones que analizaremos en el capítulo
correspondiente.

Es de destacar ya que la ley 26.944 derogó numerosas leyes, siendo la ley de


sociedades una de las pocas que sigue rigiéndonos con su estructura.

La ley en estudio fue sancionada el 3/4/1972, promulgada en Boletín Oficial con


fecha 25/4/72. Sufrió reformas parciales con las leyes 19.666, 19.880, 20.337, 20.468,
21.304, 21.357, 22.182, 22.686, 22.903, 22.905.

La Ley 19.550 otorgó la principal característica a las sociedades, su comercialidad en


función, no por su objeto, sino por el tipo adoptado, estableciendo así el principio de
tipicidad, dejando una excepción para las sociedades de hecho, las que para ser
consideradas comerciales debían tener objeto comercial (Art. 21 de la ley 19.550).

Broseta Pont sostiene que: “para saber con claridad cuándo una sociedad concreta
es de naturaleza civil o mercantil, es necesario hallar los criterios de los que depende su
mercantilidad. Criterios que son distintos, según el tipo o clase de sociedad”.

Concepto – Tipicidad

La Ley 19.550, en su primera versión antes de ser modificada por la ley 26.994,
expresa y establece los principios generales que rigieron a las sociedades comerciales por
un largo periodo de tiempo. A continuación describiré los lineamientos referidos al
concepto y tipicidad establecidos originariamente y a lo largo del presente trabajo abordaré
la tarea de mencionar los cambios que sufrió esta normativa.

Me parece importante analizar los principios de la ley 19.550 ya que a pesar de la


modificación antes mencionada, la columna vertebral de la ley no ha cambiado y el
Artículo 1 da una definición muy clara y completa de lo que se considera una sociedad:

Concepto. Tipicidad. Habrá sociedad comercial cuando dos o más personas


en forma organizada conforme a uno de los tipos previstos en esta ley se
obliguen a realizar aportes para aplicarlos a la producción o intercambio
de bienes o servicios participando de los beneficios y soportando las
pérdidas.

La ley exigió originariamente que, para la existencia de una Sociedad Comercial, fue
necesaria la asociación de dos o más personas, teniendo en cuenta la capacidad de los
sujetos para poder integrarla.

La organización prima en la constitución de una sociedad como así también en el


desenvolvimiento de toda su vida, siempre en relación a la adopción de uno de los tipos
previstos por la ley. Es por ello que cuando nos preguntamos sobre qué es lo que hace que
una sociedad simplemente pueda definirse como comercial encontramos muchas
respuestas. Para algunos el objeto debe ser comercial. Sin embargo, lo correcto es afirmar
que su carácter comercial es otorgado por la adopción de un tipo previsto por la ley de
sociedades comerciales. Es esto lo que la tiñe de comercial, de acuerdo a lo establecido en
sus orígenes por esta ley.

Continuando con el análisis del Artículo I, en una Sociedad Comercial surge la


obligación de realizar aportes, condición para la participación de cada uno de los socios en
este sujeto del derecho. Son estos aportes los que permiten llevar adelante el objeto social
de la Sociedad.
Los aportes precedentemente descriptos se aplicarán a la producción o intercambio
de bienes y servicios permitiendo de esta manera poder cumplir con la función organizada
de la empresa dentro de la vida de la sociedad.

Participando de los beneficios y soportando las pérdidas. Es esta una disposición que
hace a las reglas que se establecen dentro de la sociedad para poder obtener una justa y
clara distribución de los beneficios, como así también de las cargas en el caso de pérdidas.
Esto se relaciona con la idea de compartir el riesgo del emprendimiento común que
pactaron los socios al constituirse en sociedad. La ley acertadamente hace referencia a la
palabra beneficios y no ganancias.

La Ley 19.550 estableció tipos sociales, delimitando de esta forma la responsabilidad,


administración, organización dentro de la sociedad. Los tipos sociales se pueden definir
como moldes establecidos por la ley, sancionando con nulidad a las sociedades que se
constituyan al margen de la tipicidad establecida.

El concepto de sociedad legislado por la Ley 19.550 establece que una sociedad es
comercial por su forma, independientemente de su objeto. La pluralidad de socios es
también un requisito indispensable para el nacimiento de una sociedad. Al decir de Vítolo:

bajo el régimen de la Ley 19.550 la sociedad comercial requiere para su


constitución y nacimiento de la existencia de pluralidad de socios, lo cual
enfáticamente integra la definición de sociedad comercial contenida en el
artículo cuando menciona "dos o más personas...".

Antes de la unificación del Código Civil y del Comercial de la Nación y su


incidencia en la Ley 19550, la exigencia de pluralidad debía existir necesariamente desde
la constitución y permanecer durante todo el tiempo de existencia de la sociedad. Por ello
la reducción a uno del número de socios es un hecho considerado por la ley como causal de
disolución de la sociedad; causal ésta que sólo podrá ser dejada sin efecto si dentro del
plazo de tres meses se recompone la pluralidad. En el lapso de tiempo que la sociedad
permanezca con un socio único, su responsabilidad será ilimitada y solidariamente por las
obligaciones sociales contraídas.
La tipicidad permite diferenciar una sociedad de otra, bajo el régimen de la ley
19.550. La atipicidad generaba la nulidad. Una vez regularizada una sociedad bajo un tipo
determinado, sus efectos son oponibles frente a los terceros (Artículos 17 a 19 de la ley) o
se declare la oponibilidad parcial o total de sus efectos (Artículos 54).

Las sociedades constituidas bajo un tipo establecido por la ley son personas jurídicas
con el alcance establecido por la norma en el Artículo 2 de la ley. La ley 19.550 al
establecer los tipos sociales, marcó un límite a la autonomía de la voluntad en materia
asociativa. Este régimen, según la doctrina, garantizaba los derechos de terceros. Los tipos
sociales demarcan la responsabilidad, la administración, la organización y los aportes de los
socios.

Puedo afirmar que los tipos sociales son moldes que permiten a los sujetos crear una
sociedad comercial diferente a los socios que la integran. Se dejó al legislador la
posibilidad de ampliar los tipos legales ya que la enunciación de los mismos es taxativa.
Los socios, al escoger un tipo legal determinado, expresan su voluntad para constituir
un sujeto de derecho que se regirá por el contrato social y por la ley. La tipicidad societaria
se establece por la ley como la exigencia que deben cumplir quienes deseen formalizar una
sociedad comercial, adoptando algunos de los tipos especialmente regulados en la ley.

La adopción de tipos establecidos ad solemnitatem y la nulidad de la sociedad para


las sociedades formadas en contra de la normativa produjo un paradigma en la historia de
las sociedades. El fundamento de la nulidad societaria por atipicidad se establece para
brindar una protección a los terceros que contraten con la sociedad y para preservar el
interés de los socios.

La sociedad que actúe en forma atípica producirá efectos respecto de terceros,


reconociendo la validez de los actos realizados con ellos, sin perjuicio de la responsabilidad
de los socios y administradores. La sociedad atípica, es decir, la que no responde a ningún
"tipo establecido por la ley", será considerada sociedad irregular aún cuando no hubiera
sido registrada, cuestión que ha cambiado con la modificación de la ley 26.994.
La ley 19.550 establece la subsanación o modificación de la sociedad constituida bajo
un tipo desconocido o no regulado en la misma. Así también previó un régimen de
subsanación de la nulidad que cubre la omisión de cualquier requisito esencial no
tipificante, que de suyo haga anulable el contrato, asegurando la vigencia del principio de
conservación de la empresa, establecido en el Artículo 100. El régimen de nulidad
actualmente fue derogado, lo cual desarrollaré en el capítulo pertinente.

Los tipos legales establecidos por la ley 19.550 son:


 La Sociedad Colectiva
 La Sociedad de Capital e Industria
 La Sociedad en Comandita simple
 La Sociedad de Responsabilidad Limitada.
 La Sociedad Anónima.
 La Sociedad en comandita por acciones.

Los tipos sociales precedentemente mencionados siguen siendo los mismos a pesar de
la modificación legislativa

Siguiendo con la historia del régimen de la ley 19550, puedo mencionar que la misma
estableció otras modalidades societarias no típicas, como ser las sociedades no
regularmente constituidas (sociedades de hecho o sociedades a las que les falta la
inscripción en el Registro Público de Comercio, reguladas en el Artículo 21 y siguientes).
También puedo mencionar a las sociedades accidentales o en participación, que no son
consideradas sujetos de derecho, fueron tratadas en la ley en el artículo 361 y siguiente, hoy
derogados.

De esta manera el legislador estableció claramente y con precisión los tipos a los
cuales debían ceñirse los sujetos que pretendían constituir una sociedad comercial. Como
mencioné precedentemente esta tipicidad no tuvo grandes modificaciones con la reciente
reforma 26.994.
Unificación Legislativa del Código Civil y Comercial

En nuestro país, el día 23 de Febrero de 2011, la Presidente de la República dictó el


decreto 191/2011, creando así la comisión para la elaboración del Proyecto de Ley de
Reforma, Actualización y Unificación de los Códigos Civil y Comercial de la Nación. Esta
comisión fue integrada por los miembros de Corte Suprema de Justicia de la Nación:
Doctores Ricardo Luis Lorenzetti, (presidente) y Elena Highton de Nolasco y Aída
Kemelmajer de Carlucci. Se le otorgaba un plazo de un año desde su constitución como
comisión para llevar a cabo lo encomendado, lo cual fue cumplido.
La Presidente fundamentó la necesidad de unificación ya que sostuvo que el Derecho
Privado había sido transformado en las últimas décadas. Si bien muchos fueron los intentos
de reforma integral de los códigos citados, no se logró hasta hace muy poco una unificación
legislativa. Ya algunos años atrás, en 1994, se había avanzado en este sentido, lográndose la
sanción de un código único. Sin embargo, el Poder Ejecutivo presidido por el Doctor
Carlos Saúl Menem vetó esta Ley.
Volviendo con la historia de la actual legislación, podemos mencionar que durante un
año aproximadamente la comisión trabajó recibiendo la colaboración de 30 subcomisiones,
y elaboró un Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la Nación con un total de 2.671
artículos.

Nuestra Ley de Sociedades no fue derogada. No obstante, se le introdujeron algunas


reformas. Dejó de denominarse Ley de Sociedades Comerciales para llamarse “Ley General
de Sociedades”.

El Poder Ejecutivo Nacional efectuó una revisión de dicho Anteproyecto que envió al
Congreso. El 14 de Noviembre de 2014 este cuerpo legislativo emitió su dictamen y el 20
de Noviembre de 2014 se aprobó el dictamen final recomendando su sanción, el cual fue
remitido al Senado donde el dictamen de la mayoría (integrado por legisladores,
oficialistas) respetaron casi en forma íntegra el contenido enviado por el Poder Ejecutivo.

El día 28 de Noviembre de 2014 en altas horas de la noche se aprobó en nuevo


código, sancionado como Ley 26.994 el día 1º de Octubre de 2014 y estableciéndose que
regiría a partir del 1º de Enero de 2016. Pero el 16 de Diciembre de 2014 por medio la Ley
27.077 de fecha 16 de Diciembre de 2014 se modificó la fecha de entrada en vigencia
estableciéndose el 1º de Agosto de 2015.

La nueva Ley 26994 introdujo algunas alteraciones básicas en la referida Ley 19550
en lo que respecta, principalmente, a la responsabilidad y publicidad. Los cambios más
relevantes son los siguientes:

 La Sociedad Unipersonal
 La Regularidad
 Régimen de nulidades
 Sociedades Libres
 Desaparición de Sociedades Civiles

Opino, al igual que muchos autores, entre ellos, el emérito Doctor Emilio Cornejo
Costas, que no fue acertada la unificación del Código Civil y Comercial ya que nuestro país
no se encontraba por entonces en emergencia legislativa. Por ello no era urgente una
apresurada reforma. En otros países un proyecto de esta naturaleza se realizó en el
transcurso de un largo periodo de más de 30 años.

En materia de Derecho Comercial se suprimieron institutos fundamentales como el


acto de comercio entre otros. Comparto con el Doctor Juan Carlos Palmero que las leyes no
son viejas ni nuevas. Hay que enmarcarlas en un contexto histórico, por lo que las leyes son
adecuadas o inadecuadas. Retomaremos mas adelantes algunas de estas modificaciones
mencionadas.

Ley 26.994 Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación


Nuestros legisladores, mediante la Ley 26.994, al unificar el régimen societario
cambiaron la denominación de la Ley de Sociedades Comerciales por “Ley General de
Sociedades”. Con la sanción de esta ley que entró a regir el 1 de agosto de 2015, se
produjo también la derogación de los decimonónicos códigos Civil y Comercial y la
derogación de varias leyes complementarias.
Con la desaparición del Código Civil, las sociedades civiles (reguladas en los
artículos 1.648 a 1.788 del antiguo código civil) desaparecen y las sociedades comerciales
reguladas en la Ley 19.550, sufren algunas modificaciones, unificándose en una única ley
general las sociedades, sin distinción de civil y comercial. Otra modificación llamativa es
haber trasladado los contratos asociativos en los actuales artículos 1.442 a 1.478 del código
Civil y Comercial de la Nación, ya que anteriormente se encontraban en el articulado de la
ley 19.550, manteniendo el principio de que no son sociedades ni se les reconoce
personalidad jurídica.

Es menester destacar que la modificación efectuada en la Ley 19.550 ha dejado


algunas imprecisiones o desprolijidades ya que por ejemplo necesariamente debió
sustituirse el contenido del título de la sección I de la 19.550 para eliminar la palabra
“comercial” ya que a partir de la entrada en vigencia de la nueva ley, no hay distinción
entre sociedad comercial sino se habla de la existencia de sociedad a secas. Otro ejemplo
seria el del Instituto de la “Irregularidad” regulado en los artículos 21 a 26 de la ley 19.550,
debiendo sustituirse en la sección 4 por “De las sociedades no constituidas regularmente
según los tipos del Capítulo 2”.

Naturaleza Jurídica de la Sociedad


La naturaleza jurídica de la Sociedad siempre fue motivo de discusión doctrinaria.
Para Vitolo, es conveniente hablar de la naturaleza jurídica “del acto constitutivo de la
sociedad”, no de la sociedad propiamente dicha pues esta es un sujeto de derecho conforme
a lo dispuesto por los artículos 148 inc. a del Código Civil y Comercial de la Nación y
según el Artículo 2 de la ley 19.550.

Es un tema que siempre dividió a la Doctrina ya que con la constitución de la


Sociedad nace un nuevo sujeto de derecho distinto al o los miembro/s que la componen.
Algunos le atribuyeron naturaleza de un acto colectivo, un acto complejo, una institución y
hasta un contrato, e incluso un contrato plurilateral de organización.

Las teorías del acto social constitutivo y del acto colectivo


Según la teoría del acto social constitutivo la sociedad no tiene carácter contractual,
sino el de un acto unilateral constituido por la expresión de las voluntades de los socios
dirigidas a la creación de una persona distinta de ellos. Acto colectivo sería aquel acto
pluripersonal en que las manifestaciones de las voluntades singulares se unen para la
satisfacción de intereses paralelos. Acto complejo sería aquel en que dichas voluntades
individuales no sólo son interdependientes y juegan unidas, sino que se funden en una única
voluntad.

La sociedad no es otra que un acto jurídico celebrado entre personas que desean ser
socios, manifestando sus voluntades en forma paralela, contrariamente a lo que ocurren en
los contratos en donde las voluntades se entrecruzan y no tienen un solo interés como es en
el caso de las sociedades. Según los que sostienen esta teoría afirman que la voluntad
colectiva se convierte en una voluntad única

Teoría del acto complejo


El maestro Halperin, remarcó la similitud existente entre las teorías del acto colectivo
y del acto complejo. Aporte crucial si tenemos en cuenta que durante muchos años se
habían considerado que entre ambas no existían diferencias sustanciales. Sin embargo hay
que destacar que en el acto complejo, la voluntad de los declarantes se funden en una sola
voluntad única, en cambio, en el acto colectivo esa unión no hace perder su diferenciación
en el interior del acto.
La mayoría de lo Doctrina rechazó la teoría del acto constitutivo de la sociedad
comercial como un acto complejo.

Teoría de la institución

Para esta teoría la sociedad comercial consistiría en un ente o idea fuerza a la cual la
comunidad le ha otorgado un valor al reconocerle instrumentalmente la capacidad de
permitir el desenvolvimiento y desarrollo de actividades económicas que considera
beneficiosas para el conjunto de la comunidad. Esta teoría opuso a la concepción
contractual clásica, la idea de la sociedad como “institución”. La teoría institucionalista
se puede resumir diciendo que el contrato originario da nacimiento a un organismo que
tiene por finalidad la realización de un interés específico, que es intermedio entre el del
individuo socio y el de la comunidad, por lo que cabe considerarla un sujeto de derecho
para defender ese interés distinto del de los socios. Esta teoría es la que ha recogido la ley
francesa y la ley brasileña.

Esta teoría fue criticada por el maestro Halperin aunque se ha considerado la posible
aplicabilidad para sociedad anónima. El Estado tiene mayor intervención en las actividades
de los particulares según los fundamentos de la misma.

La teoría clásica contractual


Para la doctrina clásica la sociedad era uno más entre los varios contratos del derecho
privado. Era un contrato bilateral y conmutativo generador de derechos y obligaciones, si
bien se señalaba la existencia de “algunas modalidades peculiares”. En nuestros códigos
Civil y Comercial se le regula como un contrato. Para los socios es un contrato, para los
terceros la sociedad es una persona, con derechos y obligaciones distintos a los de los
socios.
Según esta teoría la sociedad constituye un contrato, así lo estableció el criterio del
Código Civil y el Código de Comercio, ambos derogados. Según los contratos bilaterales
las partes se obligan recíprocamente. En cambio en las sociedades existe un acuerdo de
voluntades que dan nacimiento a un nuevo sujeto de derecho.

La Teoría del contrato plurilateral de organización


En los contratos plurilaterales se presentan las características de finalidad común,
organización, posibilidad de ingresos de terceros. En el Código Italiano de 1942 consagró
como contratos plurilaterales a aquellos que tienen, ya sea originariamente o con
posterioridad, más de dos centros de intereses diferenciados, sin que exista reciprocidad o
interdependencia entre todas las prestaciones nacidas del contrato. También se la consideró
como un contrato de cambio ya que cuenta el contrato de sociedad con prestaciones
contrapuestas por las partes.

La ley 19.550 estableció que la sociedad se conforma por dos o más sujetos.
Considero que el contrato de sociedad debe ser considerado como un Contrato Plurilateral
de Organización, ya que el acto constitutivo hace nacer un nuevo sujeto de derecho con las
características propias del mismo, entre ellas; la afectación del vínculo de algunos de los
socios no invalida el contrato; las prestaciones de los socios no son contrapuestas sino
yuxtapuestas; existe igualdad de las obligaciones y derechos de los socios.

Concepto de sociedad en la Ley 26.944


Expongo a continuación las diferencias existentes entre las ley 19550 y la 26994
respecto al Concepto y Tipicidad:

Ley 19.550 Ley 26.994

Artículo 1º - Concepto. Tipicidad Artículo 1º - Concepto. Tipicidad

Habrá sociedad comercial cuando dos o más Habrá sociedad si una o más personas en forma
personas en forma organizada, conforme a uno organizada, conforme a uno de los tipos
de los tipos previstos en esta ley, se obliguen a previstos en esta ley, se obliguen a realizar
realizar aportes para aplicarlos a la producción o aportes para aplicarlos a la producción o
intercambio de bienes y servicios participando intercambio de bienes y servicios participando
de los beneficios y soportando las perdidas. de los beneficios y soportando las pérdidas.

La sociedad unipersonal solo se podrá constituir


como sociedad anónima.

La sociedad unipersonal no puede constituirse


por una sociedad unipersonal.

Reitero mi postura en relación a la sociedad unipersonal ya que se necesitan dos o


más personas, es decir pluralidad para que exista un grupo o sociedad, como así también es
necesario que esté presente la característica de organización y la affectio societatis que
sigue implícita en la existencia de toda sociedad. Messineo sostenía que la constitución de
una sociedad comercial no es otra cosa que un acto jurídico celebrado con la participación
de quienes desean ser socios, bastando con la expresión que ellos hagan de su
consentimiento en forma mayoritaria.
En razón de las características específicas del régimen societario se deben diferenciar:

1. Elementos comunes a todo contrato, cuando la sociedad sea constituida por


dos socios o más;

2. Elementos comunes a los actos de declaración unilateral de la voluntad, si la


sociedad es unipersonal -véase art. 1800 del nuevo Código Civil y Comercial
de la Nación;

3. Elementos comunes a todo acto constitutivo de una sociedad

4. Elementos típicos específicos del tipo social escogido -denominados también


requisitos no tipificantes-.

Del mismo modo, tampoco la ausencia de estos elementos o requisitos tienen -en
el régimen de la ley 26.994- los mismos efectos que bajo el régimen original en lo que hace
a la parte específica de la Ley de Sociedades, pues -bajo el Proyecto- la ausencia de los
denominados elementos no tipificantes no hacen anulable al contrato; y la ausencia de los
tipiftcantes tampoco hacen nula la sociedad, sino que se deriva su tratamiento a la Sección
IV de la ley.

La ley 26.994 introduce reformas al articulado de la Ley 19.550. Es el caso


específico del artículo 11 de esta última, incorporando en el inciso 4°, referido al capital
social, una norma expresa que dispone que en el caso de sociedades unipersonales, el
capital social deberá ser integrado totalmente en el acto constitutivo. De esta manera, la
referida reforma deja a la sociedad unipersonal fuera del derecho que la ley otorga a los
socios fundadores de sociedades anónimas de poder integrar -en los casos en que los
aportes consistan en obligaciones de dar dinero efectivo- solo el veinticinco por ciento
(25%) en forma simultánea a la suscripción, postergando la integración del setenta y cinco
por ciento (75%) restante hasta el plazo de dos años.

Una de las omisiones de la ley 26.994 se relaciona a la integración del capital


suscripto en oportunidad de aumentos posteriores.

Elementos comunes de todo contrato


Analizaré a continuación los elementos comunes a todo contrato de sociedad y los
elementos tipificantes o específicos de la Sociedad Anónima mencionados por la ley 19550
en su artículo 11:

Contenido del instrumento constitutivo.

ARTICULO 11. — El instrumento de constitución debe contener, sin perjuicio


de lo establecido para ciertos tipos de sociedad:

1) El nombre, edad, estado civil, nacionalidad, profesión, domicilio y número


de documento de identidad de los socios;

2) La razón social o la denominación, y el domicilio de la sociedad. Si en el


contrato constare solamente el domicilio, la dirección de su sede deberá
inscribirse mediante petición por separado suscripta por el órgano de
administración. Se tendrán por válidas y vinculantes para la sociedad todas
las notificaciones efectuadas en la sede inscripta;

3) La designación de su objeto, que debe ser preciso y determinado;

4) El capital social, que deberá ser expresado en moneda argentina, y la


mención del aporte de cada socio. En el caso de las sociedades unipersonales,
el capital deberá ser integrado totalmente en el acto constitutivo;

5) El plazo de duración, que debe ser determinado;

6) La organización de la administración, de su fiscalización y de las reuniones


de socios;

7) Las reglas para distribuir las utilidades y soportar las pérdidas. En caso de
silencio, será en proporción de los aportes. Si se prevé sólo la forma de
distribución de utilidades, se aplicará para soportar las pérdidas y viceversa;

8) Las cláusulas necesarias para que puedan establecerse con precisión los
derechos y obligaciones de los socios entre sí y respecto de terceros;

9) Las cláusulas atinentes al funcionamiento, disolución y liquidación de la


sociedad.

Cada tipo de sociedad tiene sus elementos específicos. En la Sociedad Anónima el


acto constitutivo deberá otorgarse por escritura pública; el capital deberá estar representado
por acciones; su órgano de administración será el Directorio; su órgano de gobierno, la
Asamblea; y la responsabilidad de los socios se limitará al Capital Suscripto.
Sujetos

Nuestra Ley de Sociedades 19550 en su artículo primero expresaba “habrá


sociedad cuando dos o más personas…”. El derogado artículo 282 del Código de Comercio
de Vélez y Acevedo, sostenía también que la compañía o sociedad mercantil es un contrato
por el cual dos o más personas se unen poniendo en común sus bienes e industria o algunas
de estas cosas para practicar actos de comercio con ánimo de partir el lucro que pueda
resultar. Son también mercantiles las sociedades anónimas aunque no tengan por objeto
actos de comercio.

Quiero resaltar que una sociedad se consideraba comercial por la adopción de uno
de los tipos previstos en la ley y no porque su objeto fuera comercial, salvo las sociedades
de hecho y accidentales que exigían el objeto comercial o la finalidad de lucro. El artículo
1137 y 1648 del derogado Código Civil se refería a “personas”. Comparto la postura del
Doctor Emilio Cornejo Costas quién sostenía que en materia de sociedades es mejor utilizar
la palabra “socios”.

El artículo 1º de la Ley de Sociedades, en su redacción original, se refiere “a dos o


más personas” y en la exposición de motivos de la misma ley expresa “dos o más partes”.
Debe entenderse que el término “personas” puede referirse personas físicas o jurídicas.

El artículo 11 de la Ley de Sociedades comerciales en su inciso 1º enuncia: El


nombre, edad, estado civil, nacionalidad, profesión, domicilio y número de documento de
identidad de los socios. Analizaré cada uno de estos elementos.

El nombre: este requisito se impone para identificar al/los socios, se debe consignar los
nombres y apellidos completos, representantes legales en caso que corresponda como por
ejemplo padres, tutores, etc.

Edad: este requisito fija la capacidad de los sujetos. Se puede consignar la fecha de
nacimiento o edad de los sujetos para dejar en claro la imposibilidad de los menores de
constituir sociedades en general.
Estado civil: se estableció para poder diferenciar el régimen a aplicar. En el caso de
personas casadas debe agregarse el nombre y apellido completo del cónyuge.

Nacionalidad: nuestro régimen constitucional establece la igualdad y el ejercicio libre del


comercio para todos los habitantes de la nación.

Profesión: este requisito es de importancia para poder evaluar el tema de las inhabilidades o
restricciones relativas a ciertas profesiones como ser el caso de martilleros, funcionarios
públicos, magistrados, etc.

Domicilio: este requisito distingue claramente el lugar o asiento de la persona jurídica (que
está naciendo) de la residencia de las personas físicas que la integran. El detalle del
domicilio personal es importante a los fines de las notificaciones. En el caso de ser personas
físicas se constituirá el domicilio real o especial; si son personas jurídicas el domicilio
legal.

Número de documento de identidad: se debe establecer el número y clase de cada uno de


los socios. En concordancia con otras leyes hay un requisito que no figura en el articulado
del citado artículo 11, pero que es exigido por las leyes tributarias, como es el caso de la
identificación tributaria: CUIL (clave única de identificación laboral), CUIT (clave única de
identificación tributaria) y CDI (clave de identificación). La ley 26.994 modifica el texto
del art. 28 de la Ley 19550 de un modo muy simple, disponiendo que en la sociedad
constituida con bienes sometidos a indivisión forzosa hereditaria, los herederos menores de
edad, incapaces o con capacidad restringida solo pueden ser socios con responsabilidad
limitada y que el contrato constitutivo debe ser aprobado por el juez de la sucesión.

¿Se pueden incorporar los herederos menores a una sociedad existente? El régimen
de indivisión puede provenir no sólo de una disposición del causante sino también del
hecho de que en el acervo hereditario se cuente con sociedades comerciales en las cuales
participe el causante con una responsabilidad ilimitada y solidaria -aunque subsidiaria por
las obligaciones sociales. En estos casos la ley no permite que los herederos menores
puedan suceder al causante asumiendo el carácter de socios bajo el mismo régimen de
responsabilidad.
El fundamento de la norma es evitar que el patrimonio de los menores se vea
afectado por el gravoso régimen de responsabilidad heredado en la estructura societaria en
la cual participarán como consecuencia de la muerte del causante. También debe tenerse en
cuenta que en todos los casos los menores serán representados por sus representantes
legales con el riesgo de tener que responder con todos sus bienes.

Finalmente, en el actual artículo 28 de la Ley 19.550, y en protección a los más


débiles y a los menores, se estable que estos solo podrán incorporarse a sociedades en las
cuales su responsabilidad como socios tenga carácter limitado, por lo que sólo serán
admitidos en los tipos de sociedades de responsabilidad limitada, sociedad anónima o
sociedades en comandita -simple o por acciones- en la cual los menores asuman la calidad
de socios comanditarios.

La violación de esta norma no trae aparejada la nulidad de la sociedad, pero


impone:

1. La responsabilidad solidaria e ilimitada del representante del menor y de los


consocios mayores de edad por los daños y perjuicios ocasionados al menor,
y;

2. La obligación de transformar la sociedad en una sociedad de aquellos tipos


en los cuales los menores -en su carácter de socios- tengan responsabilidad
limitada. La ley 26.994 en este punto no incorpora una norma específica sino
que mantiene el régimen general anterior.

El art. 28 de la ley 19.550 antes de la última reforma disponía que si existiere


posibilidad de colisión de intereses entre el representante legal y el menor, se designará un
tutor ad hoc para la celebración del contrato y para el contralor de la administración de la
sociedad si fuera ejercida por aquel. Esta norma contenida en la ley 19.550 era concordante
con el art 61 del Código Civil de Vélez, en el sentido de que cuando los intereses de los
incapaces, en cualquier acto judicial o extrajudicial, estuvieren en oposición con los de sus
representantes, se les designaba un tutor ad hoc.
La ley 26.994 mantiene esta disposición, incorporando la figura del "apoyo", entre
los potenciales afectados por la incompatibilidad.

Sanciones por violación del régimen

El art. 29 de la ley 19.550 -en su redacción original- señalaba que en aquellos


casos en los cuales (bajo el régimen de los arts. 51 y 53 de la ley 14.394) existan herederos
menores de edad y ellos no revistan el carácter de socios con responsabilidad limitada, la
sociedad no es sancionada mediante la nulidad sino que importa imponer responsabilidad
solidaria e ilimitada al representante del menor y al resto de los socios por los daños y
perjuicios que sufriese el menor. Ello sin perjuicio de la transformación que deba llevarse a
cabo en la sociedad para que continúe funcionando bajo uno de los tipos autorizados en los
que los menores tengan el carácter de socios con responsabilidad limitada.

La ley 26.994 modifica el texto de dicho artículo -art. 29- de modo que sin
perjuicio de la transformación de la sociedad en una de tipo autorizado, la infracción del
régimen del art 28 genera la obligación de reparar los daños y perjuicios causados a la
persona menor de edad, incapaz o con capacidad restringida por parte:

1. Del representante:

2. Del curador:

3. Del apoyo

4. De los consocios plenamente capaces.

Con modificaciones de redacción, se mantiene el mismo criterio original de la ley


19.550 en esta materia.

Sociedad entre cónyuges. Situación de cónyuges legítimos antes de la reforma al


Código Civil y Comercial.

El artículo 27 de las Ley de Sociedades Comerciales (hoy Ley General de


Sociedades) permitía constituir sociedades entre cónyuges, subordinando, sin embargo, su
constitución a la adopción de algunos de los tipos sociales de responsabilidad limitada y
por acciones, evitando así que contrajeran responsabilidad amplia y preservando la
posibilidad de que uno de los cónyuges tuviera que responder por las deudas contraídas por
el otro, en forma amplia e ilimitada.

El segundo párrafo del artículo se refería al supuesto de que uno de los cónyuges
adquiriera por cualquier título la calidad de socio del otro en sociedad de distinto tipo, en
cuyo caso ésta debería transformarse en un plazo de seis meses. Comprendía también la
posibilidad de que cualquiera de los socios pudiera ceder su parte al otro socio o a un
tercero en el mismo plazo, transcurrido el cual la sociedad quedaría nula y se liquidaría de
acuerdo con lo dispuesto en la Sección XIII (art. 29, primer párrafo).

La doctrina y jurisprudencia sostuvo que la sociedad conyugal carece de


personalidad jurídica, siendo en realidad una regulación particular de las relaciones
jurídicas patrimoniales emergentes del matrimonio. Por ello cual la sociedad conyugal es,
en esencia y no en carácter, un régimen legal basado en el matrimonio y que rige
exclusivamente para éste.

Situación de cónyuges luego de la reforma al Código Civil y Comercial de la Nación

El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación posibilita a los cónyuges a optar


por un régimen patrimonial de separación de bienes según lo establece en los artículos 505
y siguientes.

Tal opción se puede efectivizar por convención matrimonial (art. 446, inc. d), en el
acta del matrimonio (art. 420, inc. J), o por convención modificatoria después de un año de
matrimonio (art. 449). Ante esta previsión legislativa aparece la función notarial como una
nueva incumbencia requerida por los futuros cónyuges ante la decisión de adoptar un
régimen patrimonial de separación de bienes, la cual debe instrumentarse e inscribirse en el
Registro Civil y Capacidad de las personas.

De acuerdo con lo establecido por el nuevo Código Civil y Comercial de la


Nación, el nuevo artículo 27 de la ley general de sociedades sostiene: "Los cónyuges
pueden integrar entre sí cualquier tipo de sociedad y las reguladas en la sección IV". Es
decir que la nueva normativa supera la limitación de la ley anterior que sólo permitía ser
socios en sociedades que tengan responsabilidad limitada, autorizándolos en la actualidad a
integrar cualquier tipo de sociedad, incluyendo las informales de la sección IV
(denominadas por la doctrina sociedades simples o residuales).

Transferencia de Acciones de Cónyuges que no han optado por el Régimen de Separación


de Bienes

Para los cónyuges que han contraído matrimonios con comunidad de ganancias, el
nuevo Código exige expresamente el asentimiento del otro cónyuge para enajenar o gravar
acciones nominativas no endosables y las no cartulares, con excepción de las autorizadas
para la oferta pública. Ello sin perjuicio de que su infracción no sea oponible a terceros
portadores de buena fe (nominativos no endosables o no cartulares). Al efecto previsto por
estas disposiciones, se considera de buena fe al adquirente de un título valor incorporado al
régimen de oferta pública.

En el caso que se emitan acciones para capitalizar utilidades, las nuevas acciones
tienen carácter de bien propio del socio, sin perjuicio del derecho de recompensa del otro
cónyuge (art. 1191 Código Civil y Comercial de la Nación).

El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, en relación al Régimen


patrimonial del matrimonio, establece además los siguientes casos.

Art.491 - Casos de recompensas. La comunidad debe recompensa al cónyuge si


se ha beneficiado en detrimento del patrimonio propio, y el cónyuge a la
comunidad si se ha beneficiado en detrimento del haber de la comunidad. En
caso de divorcio, tiene atribución preferencial el cónyuge que adquirió las
acciones o formó la sociedad, aunque excedan su parte y dando garantías por
el saldo (art. 499).

Art. 499 - Atribución preferencial. Uno de los cónyuges puede solicitar la


atribución preferencial de los bienes amparados por la propiedad intelectual o
artística, de los bienes de uso relacionados con su actividad profesional, del
establecimiento comercial, industrial o agropecuario por él adquirido o
formado que constituya una unidad económica, y de la vivienda por él ocupada
al tiempo de la extinción de la comunidad, aunque excedan de su parle en esta,
con cargo de pagar en dinero la diferencia al otro cónyuge o a sus herederos.
Habida cuenta de las circunstancias, el juez puede conceder plazos para el
pago si ofrece garantías suficientes. En caso de matrimonio por separación
patrimonial nada se exige para la transferencia e, inclusive, un cónyuge puede
transferir sus acciones al otro [art. 1002, inc. d), a contrario sensu].

Art, 1002 - Inhabilidades especiales. No pueden contratar en interés propio: a)


los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya administración o
enajenación están o han estado encargados; b) los jueces, funcionarios y
auxiliares de la justicia, los árbitros y mediadores, y sus auxiliares, respecto de
bienes relacionados con procesos en los que intervienen o han intervenido; c)
los abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos en procesos en los
que intervienen o han intervenido; d) los cónyuges, bajo el régimen de
comunidad, entre sí. Los albaceas que no son herederos no pueden celebrar
contrato de compraventa sobre los bienes de las testamentarias que estén a su
cargo.

Continuando con las disposiciones del Régimen patrimonial del matrimonio, el


nuevo Código Civil y Comercial de la Nación regula también otras situaciones particulares;

Compraventa de paquete accionario: En la etapa de las "tratativas preliminares" con reglas


sobre buena fe, confidencialidad y clara intención (arts. 990/993). Se prevé una opción
preliminar para comprar o vender acciones, con vigencia hasta por un año (arts. 994 y 996
CCCN).

Donación de acciones: no siendo cosas muebles registrables no se exige la escritura pública


para la donación, pudiendo hacerse por instrumento privado (art, 1552, CCCN). La acción
repersecutoria del legitimario contra los terceros adquirentes de bienes registrables no
procede en el caso de donación de acciones (art. 2158). Entre coherederos, puede
desinteresarse al legitimario satisfaciendo en dinero la cuota legítima (art. 2458) y se
dispone una prescripción adquisitiva de la acción de reducción, si poseyeron la cosa donada
durante diez años desde la adquisición de la posesión (art. 2459). Además, conforme al
artículo 2461, los legitimarios que consintieron la enajenación no pueden reclamar la
imputación y la colación del excedente.

Denominación

El artículo 11, inciso 2 establece: “La razón social o la denominación…”. Por su


parte el artículo 164 de la Ley de Sociedades establece:

Denominación. La denominación social puede incluir el nombre de una o


más personas de existencia visible y debe contener la expresión “sociedad
anónima”, su abreviatura, o la sigla S.A.

Omisión: La omisión de esta mención hará responsables ilimitada y


solidariamente a los representantes de la sociedad juntamente con ésta, por
los actos que celebren en esas condiciones.

La denominación social puede consistir en un nombre de fantasía o incluir el


nombre de una o más personas de existencia visible aun cuando éstas no revistan el carácter
de socios. En este caso, la Sociedad deberá contar la autorización especial de ellos. El
artículo 164 impone que la denominación social deba contener necesariamente la expresión
“sociedad anónima”, su abreviatura o la sigla SA., y en caso que se omitiera los
representantes de la sociedad responderán ilimitada y solidariamente junto con esta por
todos los actos que celebren con esta omisión.

Para las Sociedades Anónimas la denominación es un derecho subjetivo de la


persona jurídica. La denominación busca la protección de los intereses y la
inconfundibilidad de quienes contrataran con la sociedad.

Así como la ley General de Sociedades establece las pautas legales a seguir para la
constitución de una Sociedad Comercial, la Inspección General de Justicia hizo lo propio
(conforme a lo dispuesto por los artículos 58 y siguientes de las Normas de la Inspección
General de Justicia aprobadas por Resolución General IGJ 7/2005) estableciendo que la
denominación debe satisfacer recaudos de veracidad, novedad e inconfundibilidad. El
organismo no inscribirá la constitución de sociedades cuya denominación: contenga
términos o expresiones contrario a la ley, al orden público o las buenas costumbres; sea
igual o similar a otras ya existentes; y preste a confusión y/o pueda inducir a error sobre la
naturaleza, entre otras.

El nombre de la Sociedad Anónima y de las sociedades de otro tipo, por regla


general, debe ser inmutable. Todo cambio en la denominación de las sociedades debe ser
juzgado con criterio restrictivo, y será apreciada por la autoridad administrativa y/o
registral según corresponda. El nombre de la Sociedad debe ser inconfundible, teniendo en
cuenta que se busca proteger y salvaguardar toda posibilidad de confusión entre los
nombres de dos o más sociedades.

No se admite la inclusión en la denominación de los términos: ‘‘nacional’’,


‘‘provincial’’, ‘‘municipal’’, ‘‘estatal’’, ‘‘oficial’’ o similares, ya sean en castellano o su
traducción, salvo que la constitución de la sociedad tenga lugar en cumplimiento a una
disposición legal. Se impide el uso en la denominación de las palabras ‘‘Argentina’’, ‘‘de
Argentina’’ o ‘‘de la Argentina’’, en forma abusiva o tendiente a inducir a error sobre una
vinculación entre una sociedad local y una sociedad cuyo domicilio sea en el extranjero. En
caso de que contenga algunas de las palabras señaladas se requerirá: la acreditación de la
efectiva existencia de la misma en el extranjero y la conformidad para el uso de la
denominación por la sociedad local.

La denominación de las sociedades no puede hacer referencia a títulos


profesionales, salvo aquellas sociedades integradas exclusivamente por profesionales, cuyo
objeto sea el desarrollo de la actividad profesional.

Domicilio Social

Para la ley vigente, el domicilio de una sociedad es otro de los elementos


esenciales del contrato. El domicilio social es un atributo de jurisdicción. Es por ello que
podemos encontrar libros y textos legales que utilizan la palabra domicilio, referenciando a
jurisdicción en sentido general. Cuando se especifica la dirección exacta o administración
de la sociedad se utiliza la palabra “sede”. Ello en concordancia con lo que establece el
Código Civil en su artículo 90: el domicilio legal es el lugar donde la ley presume, sin
admitir prueba en contra, que una persona reside de una manera permanente para el
ejercicio de sus derechos y cumplimiento de sus obligaciones, aunque de hecho no esté allí
presente, y así: 1) los funcionarios públicos, eclesiásticos o seculares, tienen su domicilio
en el lugar en que deben llenar sus funciones, no siendo éstas temporarias, periódicas, o de
simple comisión; 2) los militares en servicio activo tienen su domicilio en el lugar en que se
hallen prestando aquél, si no manifestasen intención en contrario, por algún establecimiento
permanente, o asiento principal de sus negocios en otro lugar; 3) el domicilio de las
corporaciones, establecimientos y asociaciones autorizadas por las leyes o por el Gobierno,
es el lugar donde está situada su dirección o administración, si en sus estatutos o en la
autorización que se les dio, no tuviesen un domicilio señalado; 4) las compañías que tengan
muchos establecimientos o sucursales, tienen su domicilio especial en el lugar de dichos
establecimientos, para sólo la ejecución de las obligaciones allí contraídas por los agentes
locales de la sociedad; 5) los transeúntes o las personas de ejercicio ambulante, como los
que no tuviesen domicilio conocido, lo tienen en el lugar de su residencia actual; 6) los
incapaces tienen el domicilio de sus representantes; 7) el domicilio que tenía el difunto
determina el lugar en que se abre su sucesión; 8) los mayores de edad que sirven, o
trabajan, o que están agregados en casa de otros, tienen el domicilio de la persona a quien
sirven, o para quien trabajan, siempre que residan en la misma casa, o en habitaciones
accesorias, con excepción de la mujer casada, que, como obrera doméstica, habita otra casa
que la de su marido.

Para la Ley el domicilio general es considerado una especie de género. Las normas
que a continuación se transcriben del derogado Código Civil también aluden al domicilio:
Artículo 100. El domicilio de derecho y el domicilio real, determinan la
competencia de las autoridades públicas, para el conocimiento de los
derechos y cumplimiento de las obligaciones.
Artículo 101. Las personas en sus contratos pueden elegir un domicilio
especial para la ejecución de sus obligaciones.
Artículo 102. La elección de un domicilio implica la extensión de la
jurisdicción que no pertenecía sino a los jueces del domicilio real de las
personas.

Benseñor aclara que la sede constituye el lugar preciso y concreto con ubicación
exacta de la dirección y que, una vez individualizada, surte efectos vinculantes para todas
las notificaciones efectuadas en ella.

La jurisprudencia ha distinguido entre el domicilio y la sede. Podemos citar el fallo


de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de la Capital (SALA A) según el
cual el domicilio social “no es el que corresponde a la sede (local o escritorio donde habrá
de funcionar la administración y dirección de la sociedad) sino aquel que al constituir su
asiento legal, determina la jurisdicción a la cual deberá quedar sometida con arreglo a lo
dispuesto por los artículos 90, 91 y 100 del Código Civil (autos “Manzur S.C.”, 10/4/74).

El domicilio precisa la jurisdicción, la provincia, ciudad o distrito en donde queda


constituida la Sociedad, estableciendo cual será la autoridad competente para inscribirla. La
sede social, en cambio, precisa, define, donde funcionará la administración de la Sociedad.
En muchos casos ésta no coincide con el lugar dónde se explota la actividad principal, es
decir, no coincide con el lugar de la fábrica o taller dónde la Sociedad desarrolla su
actividad.

Con la modificación de la Ley 19.550 (a través de la Ley 22.903) se diferenció el


domicilio social y la sede social. Es de buena técnica notarial fijar en la escritura pública la
jurisdicción de la Sociedad Anónima ya que su sede social puede ser establecida por una
nota aparte ante la autoridad de contralor.

Sostengo que es suficiente con cumplir el requisito legal de fijar solamente la


jurisdicción porque en la práctica las empresas o sociedades mutan constantemente su sede
social, lugar donde funciona, su administración y gobierno. Y en caso de estar fijada la sede
en el contrato, habría que modificarlo e inscribirlo en Inspección de Personas Jurídicas. En
cambio si solo si fija la jurisdicción como (por ejemplo, Provincia de Salta) bastaría con
inscribir el Acta del Órgano de Administración que resolvió el cambio.
Las personas jurídicas no disponen de corporalidad física propia, en cuyo caso,
localizar su ubicación puede constituir un problema que el ordenamiento jurídico debe
resolver. A tal fin, existen sistemas que permiten situar el domicilio de las entidades (ya sea
mediante estipulaciones contractuales o estatutarias, disposiciones legales, supletorias o
complementarias) superando los inconvenientes apuntados.

El Código Civil y Comercial al dedicar un título especial a las personas jurídicas,


ha previsto disposiciones generales aplicables a todas las personas jurídicas, adoptando,
respecto de este tema, soluciones consagradas en la ley 19.550. El artículo 152 del Código
Civil y Comercial establece que el domicilio de la persona jurídica es el fijado en sus
estatutos o en la autorización que se le dio para funcionar.

Recuérdese que el Código Civil, al regular el domicilio de las personas jurídicas,


lo consideraba como domicilio legal, es decir aquel lugar (que sin admitir prueba en contra)
en el que una persona reside de manera permanente para el ejercicio de sus derechos y
cumplimiento de sus obligaciones, aunque de hecho no esté allí presente (art. 90). Agregaba
además, en el inciso 3, que el domicilio legal de las corporaciones, establecimientos y
asociaciones autorizadas por las leyes o por el Gobierno, era el lugar donde está situada
su dirección o administración, si en sus estatutos o en la autorización que se les dio no
tuviesen un domicilio señalado;

en una fórmula que no se caracterizaba por su precisión, al dejar abierta


más de una posibilidad. El art. 74 del Cód. Civ. y Com. considera domicilio
legal en cuatro supuestos especiales, sin perjuicio de lo que dispongan otras
normas, pero ninguno de ellos se refiere a las personas jurídicas.

Conforme a la regulación del actual Código, el domicilio es aquel que se fija en los
estatutos o en la autorización que se dio para funcionar, aclarándose que si la persona
jurídica posee muchos establecimientos o sucursales tiene ésta su domicilio especial en el
lugar de dichos establecimientos sólo para la ejecución de las obligaciones allí contraídas.

El art. 11, inciso 2 de la ley 19.550 exige que el instrumento constitutivo indique el
domicilio de la sociedad y agrega a continuación (mediante un párrafo incorporado por la
ley 22.903) que si en el contrato constare solamente la jurisdicción, la dirección de su sede
deberá inscribirse mediante petición por separado, suscripta por el órgano de
administración. De esta manera, se consagra la distinción, en materia de domicilio, entre
jurisdicción y sede; se interpreta que el primero equivale al ámbito territorial donde la
entidad desarrolla sus actividades y, como tal, individualiza el órgano registral que por
razón del territorio debe inscribir sus contratos, modificaciones y demás actos pertinentes.
Se fija además la competencia del juez en caso de concurso o quiebra.

Por otra parte, complementando esta distinción, la sede social consiste en el lugar
preciso donde la sociedad tiene su administración y por ello la disposición legal la
menciona como la dirección de la sede, al referir a una ubicación concreta que se conforma
con el dato preciso de la calle, número y, en su caso, piso y apartamento.

En tales condiciones puede considerarse sede al lugar donde efectivamente


funcionan la dirección y administración de la sociedad, la cual debe situarse,
territorialmente, dentro del domicilio estatutario o contractual, aunque el patrimonio o los
establecimientos de producción se hallaren en otro lugar. No resulta necesario que este
lugar coincida con el de la explotación principal (comercial o industrial, agrícola, etc.), es
decir, donde se realizan las operaciones técnicas de la empresa, talleres, fábricas, etcétera.

Las acepciones domicilio y sede social en la ley 19.550 y modificatorias

El artículo 11, inciso 2, de la Ley 19.550 no es el único que utiliza las acepciones
de domicilio y sede social. Algunas de las normas que lo hacen consignaban la dualidad
indicada aun antes de sancionarse la ley 22.903, entre ellas:

1. El art. 5, que impone la inscripción del contrato constitutivo o modificatorio


en el Registro Público de Comercio del domicilio social;

2. El art. 10, inciso 4, que indica que el aviso de publicación debe enunciar el
domicilio social;

3. El art. 67, cuando dispone que en la sede social deben quedar copias del
balance y demás documentación relativa a los estados contables;

4. El art. 77, inciso 2, al determinar que el balance especial de transformación


debe ser puesto a disposición de los socios en la sede social;

5. El art. 77, inciso 4, que ordena publicar la transformación en el diario de


publicaciones legales que corresponde a la sede social y sus sucursales;

6. El art. 83, inciso 3, apartado a), que obliga mencionar la sede social en la
publicidad de la fusión;

7. El art. 88, inciso 4, que indica la publicación de la escisión en el diario de


publicaciones legales que corresponda a la sede social de la sociedad
escindente;

8. El art. 88, inciso 4, apartado d), cuando obliga consignar el domicilio que
tendrá la sociedad escisionaria;

9. El art. 118, inciso 2, que impone a la sociedad constituida en el extranjero


fijar un domicilio en la República si desea ejercer habitualmente actos
comprendidos en su objeto social o instalar sucursal, asiento o cualquier otra
especie de representación;

10. El art. 124, cuando trata el supuesto caso de la sociedad constituida


en el extranjero que tenga su sede en la República;

11. El art. 160, que prevé la transferencia del domicilio de la sociedad de


responsabilidad limitada al extranjero;

12. El art. 211, inciso 1, cuando establece como esencial en las acciones
y certificados provisionales la mención del domicilio de la sociedad;

13. El art. 233, que indica que las asambleas deben reunirse en la sede o
en el lugar que corresponda a su domicilio social;

14. El art. 251, que remite la promoción de impugnación de decisiones


asamblearias a la competencia del juez del domicilio social;

15. El art. 299, que impone que las sociedades anónimas queden sujetas
a la fiscalización de la autoridad de contralor de su domicilio;

16. El art. 303, que faculta a la autoridad de contralor para solicitar o


interponer ante el juez del domicilio de la sociedad competente en materia
comercial, diversas medidas y acciones;

17. El art. 336, que dispone que los títulos de debentures deben contener
el domicilio de la sociedad;

18. El art. 339, que dice que el contrato de fideicomiso debe indicar el
domicilio de la sociedad.

Modificación de la sede

La distinción anteriormente efectuada no reviste importancia exclusivamente


académica, ya que técnicamente, si la dirección integra el enunciado del domicilio dentro
del propio articulado del contrato social, toda mutación de esta sede implicará
necesariamente la reforma del contrato; mientras que si solamente se mencionan la ciudad,
localidad o delimitación jurisdiccional, la variación de la sede dentro de esos límites
territoriales no requerirá la modificación estatutaria o contractual, la cual podrá adoptarse y
registrarse, en cambio, solo por decisión del órgano de administración correspondiente.

En igual sentido el artículo 152 in fine del Código Civil y Comercial de la nación
establece que el cambio de sede, si no forma parte del estatuto, puede ser resuelto por el
órgano de administración.
Plazo

Siguiendo con el análisis de los elementos que deben formar parte del instrumento
constitutivo, el plazo es uno de los requisitos que a mi modo de ver, se copia casi como un
modelo predeterminado.

Aquí es de suma importancia el asesoramiento que el notario brinda a los


requirentes socios de la sociedad que está naciendo. ¿Por qué digo que el plazo es insertado
como en un modelo o un contrato de adhesión? Porque en la gran mayoría de los contratos
de Sociedad se establece como plazo de duración de las mismas noventa y nueve años. A
mi modo de ver, un plazo considerablemente excesivo.

Sostengo que todos y cada uno de los requisitos enumerados en el artículo 11


deben tener una íntima relación, ya que en ellos está plasmada la voluntad de los socios que
conforman este nuevo sujeto de derecho llamado Sociedad. Un ejemplo claro sería el plazo
de duración que se establecería para una Sociedad Anónima, cuyo objeto sea la
construcción de un edificio. Me parece que la fijación de un plazo excesivo como el que
mencionamos no estaría en relación a la necesidad de los socios constructores del edificio y
mucho menos de los futuros adquirentes de las unidades funcionales.

Sería conveniente instruir a las partes en relación al plazo que podría corresponder
según el objeto deseado, como así también hacerles saber que el plazo establecido para toda
sociedad puede ser prorrogado sin mayores dificultades. La ley de Sociedades no establece
topes máximos o mínimos de duración. La sola exigencia es la existencia de un plazo.

La sanción de la ley de Sociedades Comerciales introdujo como novedad una


modificación sustancial del régimen del código de comercio, en la que el plazo de duración
solamente se exigía en la Sociedades de Responsabilidad Limitada (artículo 4, inciso 2, ley
11645) y en las Sociedades Anónimas (artículo 318, inciso 4, código de comercio).

Actualmente el plazo debe ser determinado en el contrato constitutivo de la


Sociedad. Establecer un plazo es un requisito necesario para proteger a los socios que
deben conocer la fecha límite de sus obligaciones y el momento en que operará la
disolución de la sociedad. También se busca proteger el interés legítimo de los terceros.
El artículo 105, párrafo 1, de la ley de Sociedades Comerciales, se refiere a la
liquidación de la Sociedad. Establece especialmente que los liquidadores ejercen la
representación de la Sociedad. La ley de Sociedades también se ocupó del tema de la
Reconducción, que supone darle un nuevo soplo de vida a este sujeto de derecho que está
feneciendo. Nuestra ley de Sociedades siempre está en pro de la vida de la Sociedad dando
remedios legales para que continúe la misma. Es el caso por ejemplo de una Sociedad que
se queda con un solo socio, brindando la posibilidad de que el único socio pueda
reorganizarse y encontrar otro.

Capital

El artículo 11, inciso 4, establece que el Capital Social deberá ser expresado en
moneda argentina, especificándose el aporte de cada socio. La suma de pesos doce mil se
establece como capital mínimo, no pudiendo ser inferior a dicho monto.

En el acto constitutivo de la Sociedad, el capital se integra con la suma de los


aportes de los socios. En las sociedades en donde se limita la responsabilidad de los socios,
la misma se fija en relación a los respectivos aportes al momento de la constitución. Luego
será el patrimonio social el que constituya la prenda común de los acreedores.

La Ley 19.550 dispone varias normas que tienden a preservar y resguardar el


capital para que realmente constituya la prenda común de los acreedores Hay que tener
presente la terminología utilizada en relación al capital. El capital autorizado, por ejemplo,
que es el monto de capital autorizado por el órgano de Contralor o el Estado, asigna y
determina el límite al capital que puede suscribirse en una sociedad comercial. El capital
suscripto es el que se conforma por el conjunto de aportes de los accionistas según lo
establece el artículo 11 inciso 4 de la Ley 19550. El capital integrado, por último, es la
proporción del capital suscripto que efectivamente se encuentra integrado por los socios
accionistas al momento de la suscripción.

El tema de capital se encuentra estrechamente relacionado con lo establecido en el


artículo 1 de la Ley de Sociedades Comerciales según el cual los aportes pueden consistir
en obligaciones de dar o de hacer, salvo para los tipos de sociedades en los que se exige que
consistan en obligaciones de dar (artículo 38, 1º párrafo). El artículo 39 establece que en las
sociedades de responsabilidad limitada y por acciones, el aporte debe ser de bienes
determinados, susceptibles de ejecución forzada. En las sociedades por acciones, la
valuación obligatoriamente debe ser aprobada por la autoridad de Contralor Administrativa
según lo establece el artículo 53.

Si los aportes a la sociedad fueran bienes registrables, el artículo 69 de la ley


sostiene que debe acreditarse su inscripción preventiva a nombre de la Sociedad en
formación. Se presenta ante el registro correspondiente de los bienes registrables en
cuestión la escritura de constitución de la Sociedad y el registro tomará nota del cambio de
titularidad a nombre de la sociedad que se encuentra en formación. También debe
acreditarse la valuación fiscal o justificar el valor asignado mediante tasación realizada por
perito matriculado. Asimismo se acreditará la titularidad del bien en cabeza del aportante
previa a la inscripción preventiva.

En caso de tratarse de Bienes muebles el artículo 70 establece que debe acreditarse


la existencia del bien y la valuación asignada, teniendo en cuenta la existencia. Deberá
también realizarse un inventario de los bienes, el cual deberá estar firmado por todos los
socios que constituyen la sociedad y por contador público con su firma certificada. En esta
instancia se puede apreciar, también, la intervención del notario ya que en este inventario
las firmas de los socios serán certificadas por escribano público.

La valuación se justificará de acuerdo a lo previsto en el artículo 53, inciso 1 y 2


de la Ley 19.550. Si se aportan títulos valores, éstos deben individualizarse con precisión
en el instrumento de constitución, dónde deberá constar, además, su transmisión a la
sociedad y la toma de posesión de los mismos.

El artículo 17 de la Ley de Sociedades Comerciales establece que la omisión de


cualquier requisito esencial no tipificante hace anulable el contrato. Sin embargo éste
podrá subsanarse, es decir, el aporte es un requisito esencial, no tipificante, por lo que
puede subsanarse ya que la nulidad no es absoluta.
La obligatoriedad de efectivizar los aportes en cuanto a su integración total, es
para los aportes no dinerarios. En el caso de tratarse de aportes en dinero puede integrarse
parcialmente, debiéndose suscribirse el capital en la constitución de la sociedad. La ley
establece que se puede integrar como mínimo un 25% del monto que se obligaron a
suscribir y otorga un plazo de dos años para completar la totalidad restante. Lo establece el
artículo 187 de la ley. Esta obligación debe acreditarse al momento en el cual se ordene la
inscripción del contrato en Registro Público de Comercio, a través del comprobante de
depósito de la suma correspondiente en un banco oficial.

En la provincia de Salta, el Banco Macro, a pesar de ser una entidad privada, es


considerado el banco oficial. Una vez acreditada la inscripción, dicho depósito podrá ser
extraído y puesto a disposición de la Sociedad ya inscripta.

El conjunto de los aportes de todos los socios constituye el capital social y el


patrimonio inicial.

Relación entre el capital y el objeto social.

Si la sociedad no cuenta con un capital suficiente para poder llevar a cabo el


cumplimiento del objeto social, la sociedad estará infra capitalizada.

El artículo 67 de las normas de la Inspección General de Justicia, aprobadas con la


resolución general de IGJ 7/2005, establece que el organismo de Contralor exigirá una cifra
de capital social inicial superior a la fijada en el acto constitutivo (aún en la constitución de
sociedades por acciones con la cifra mínima del artículo 186 párrafo 1º de la ley 19.550) si
se advierte que, en virtud de la naturaleza características o pluralidad de actividades
comprometidas con el objeto social, el capital resulta manifiestamente inadecuado.

El Juzgado de Minas y en lo Comercial de Registro de Salta (en carácter de órgano


de Contralor) durante varios años aplicó, en este tema, el criterio de que no exista
desproporción entre el capital de la sociedad con el objeto. Esto se puede relacionar con el
artículo 94, inciso 4, última parte cuando expresa que la sociedad se disuelve por
imposibilidad sobreviniente de lograr el objeto
Este criterio adoptado en Salta no debe considerarse inequívoco ya que las
empresas no solo cuentan con capital inicial, sino que también con financiamiento para los
proyectos de las pymes, por ejemplo. Coincido en que debe primar razonabilidad entre el
capital y objeto social.

El tema de Capital se relaciona con el artículo primero de la Ley 19.550 cuando


éste se refiere a la participación de los beneficios y soportación de las pérdidas. La doctrina
no es pacífica en cuanto a los términos utilizados en la ley cuándo dice beneficios y no
utilidades o ganancias. En una de las mesas redondas del VIII Congreso Argentino de
Derecho Societario2, realizado en octubre de 2001, por la Universidad Nacional de Rosario,
Raúl A. Etcheverry sostuvo que el derecho societario ha quedado chico y que el verdadero
derecho societario está en muchas partes, es decir ha explotado, está fuera de las estructuras
legales.

Nuestras leyes y disposiciones societarias permiten adoptar tipos societarios para


objetos que no sean necesariamente económicos, a veces ni siquiera con fines lucrativos. El
artículo primero de la ley 19.550, por ejemplo, se refiere no sólo a que es utilidad una
ganancia traducida en un incremento patrimonial, si no cualquier ventaja apreciable
económicamente.

Considero que el principio general está contenido en el artículo primero de la Ley


19.550, que se impone sobre el resto, tal como lo evidencia el artículo 11 inciso 7 que hace
referencia a “utilidades” en vez de “beneficios”. Sostengo que debe considerarse el término
“beneficios” ya que hay que tener en cuenta que la sociedad puede tener un fin no lucrativo.

A diferencia del código italiano y uruguayo que, en sus respectivos textos legales,
le otorgan un carácter económico a la sociedad, nuestro sistema es amplísimo, no solo
porque permite que las sociedades puedan tener objeto civil sino, además, porque la
locución de producción y/o intercambio de bienes o servicios, permite que pueda haber
sociedades con objeto metalúrgico, por ejemplo, y/o consagradas a fines deportivos y
sociales, incluso sin fines de lucro, mientras existan ciertos beneficios.

2
Emilio Cornejo Costas, La Sociedad Comercial, Ed. Virtudes 2006, Pág. 97
Por ello, y siguiendo las consideraciones del Doctor Emilio Cornejo Costas3, no
habría impedimento en hacer una sociedad comercial cuyo objeto sea enseñar a decir
piropos (por supuesto que con fineza y elegancia), ya sea con retribuciones o no. O una
sociedad de estudiantes dedicada a promover una efectiva organización para el estudio,
traslado a la universidad, etcétera. O varias que conozco, como por ejemplo un coro chico,
de diez personas, que es una SRL, que tiene por objeto actuaciones en casamientos y
eventos especiales.

Para finalizar cabe agregar que una Sociedad es la forma jurídica de la empresa.
Comúnmente se cree que la palabra comercial siempre supone la existencia de lucro, sin
embargo pueden haber empresas que no actúen para el lucro, aunque estas sean las menos;
pueden ser empresas del Estado como una Universidad Nacional, una Fundación y/o
Cooperativas. Otro ejemplo serían las sociedades que se conforman al objeto, por ejemplo,
de poner en funcionamiento un cementerio privado. Son éstas sociedades que cuentan con
acciones que comprenden derechos a dividendos y otras acciones, además, que les otorga a
sus socios el derecho es ser enterrado en el cementerio a partir del cual se conformo la
sociedad.

En el caso concreto del aumento y reducción del capital, son los socios los que
deben analizar la conveniencia o necesidad de su aumento o reducción del mismo. Hay que
tener presente que la ley establece que el capital es la garantía de los acreedores y, que
durante la vigencia de la sociedad, la ley impone como obligatorio para las sociedades que
el capital conserve ese carácter. Sin embargo la misma no impone como obligatoria el
aumento del capital. En caso de que sea una decisión de los socios realizar el aumento, el
mismo debe integrarse en su totalidad y no en forma parcial, tal como se establece al
momento de constituir la misma.

Puedo concluir que la reducción de capital social puede ser voluntaria u


obligatoria. El aumento de capital siempre es voluntario. El capital se diferencia del
patrimonio de la sociedad en que el primero es un dato del estatuto técnico, estático, y su
modificación depende de una resolución societaria; y el segundo, en cambio, es el elemento

3
Cornejo Costa Emilio, La Sociedad Comercial, Ed. Virtudes 2006, pág 81/82.
dinámico ya que está compuesto por los bienes materiales e inmateriales de la sociedad.
Una vez más y después de analizar los artículos de la Ley General de Sociedades 19.550
estoy convencida de que es una ley completa, sencilla, didáctica y en la que no sería
necesarias muchas reformas, si no quizás algunas actualizaciones.

Objeto

El objeto está determinado por la categoría de actos para cuyo ejercicio se


constituyó la Sociedad. La actividad, en cambio, es el ejercicio efectivo de actos por la
sociedad en funcionamiento (Halperín Curso, edición Desalma, Bs. As. Pág. 280).

El artículo 2.312 del Código Civil estableció que los objetos inmateriales
susceptibles de valor e igualmente las cosas se llaman bienes. El conjunto de los bienes de
una persona constituye su patrimonio. El artículo primero de la ley de sociedades
comerciales enuncia que se puede aportar bienes.

El Doctor Emilio Cornejo Costas en su libro La Sociedad Comercial 4 expresa que


el artículo 499 del Código Civil sostiene “que no hay obligación sin causa, es decir que sea
derivada de uno de los hechos o de uno de los actos lícitos o ilícitos, de las relaciones de
familia o de las relaciones civiles”. El jurista Italiano Atilio Brunetti (en su Tratado del
Derecho de las Sociedades, Ed. Uteha, Bs. As, 1960, tomo I, pág. 126 y ss.) afirma que en
el objeto se halla la causa del contrato de sociedad y del acuerdo constitutivo.

El artículo 11, inciso 3, de la Ley 19.550 establece que la designación del objeto
de una sociedad que debe ser preciso y determinado. Este elemento delimita la capacidad
de la Sociedad, la actividad a desarrollar, como así también las facultades de sus
representantes. El objeto marca el límite de los órganos, tanto del Directorio como de la
Asamblea, ya que no se puede deliberar en una Asamblea sobre operaciones extrañas al
mismo.

El artículo 18 de la ley de sociedades comerciales hace referencia al objeto ilícito;


la Sociedad que tenga un objeto ilícito es nula de nulidad absoluta. Por su parte, el artículo
19 de la ley de sociedades comerciales establece:
4
Emilio Cornejo Costas, La Sociedad Comercial, ed. Virtudes 2006, p. 70/71.
“Cuando la sociedad de objeto lícito realizare actividades ilícitas, se procederá
a su disolución y liquidación a pedido de parte o de oficio, aplicándose las
normas dispuestas en el artículo 18. Los socios que acrediten su buena fe
quedarán excluidos de lo dispuesto en los párrafos 3º y 4º del artículo
anterior”

Y el artículo 20 referencia a aquellas sociedades con objeto prohibido en razón al


tipo, las cuáles también son nulas. Por ejemplo si se constituye una S.R.L. como compañía
de seguro, sería nula por que la ley no lo permite.

El artículo 58 de la ley de sociedades establece:

“El administrador o el representante que de acuerdo con el contrato o por


disposición de la ley tenga la representación de la sociedad, obliga a ésta por
todos los actos que no sean notoriamente extraños al objeto social. Este
régimen se aplica aun en infracción de la organización plural, si se tratare de
obligaciones contraídas mediante títulos valores, por contratos entre ausentes,
de adhesión o concluidos mediante formularios, salvo cuando el tercero tuviere
conocimiento efectivo de que el acto se celebra en infracción de la
representación plural”.

El Administrador o Representante de la Sociedad debe cumplir fielmente con lo


establecido en este artículo pues por la función que desempeña debe proteger a todos los
socios de la Sociedad. Sus deberes se relacionan con lo que podríamos llamar “la buena fe”,
caso contrario responderán ilimitadamente. Sus responsabilidades se vinculan con la
gestión operativa y su actuar como un buen hombre de negocio. La finalidad del artículo
transcripto también se relaciona con la conservación de la Empresa.

Lo dispuesto en el artículo 58 consagró lo que se ha dado en llamar la “Doctrina


Ultra vires”, según la cuál la sociedad responde por las obligaciones celebradas por sus
representantes, limitándose a los actos comprendidos en el objeto social. La teoría
denominada Ultra Vires nace en Inglaterra y algunos autores manifiestan que no tiene
aplicación en nuestra legislación. Sostiene ésta que el objeto del contrato social significa un
límite a la capacidad de la sociedad y a la actuación de los administradores y/o
representantes, por lo que las actuaciones extras objetos no obligan a la sociedad. Emilio
Cornejo Costas expresa que no se puede decir “de manera absoluta” que nuestra legislación
no recepta la teoría del Ultra Vires, es decir que puede restringirse la aplicación e
interpretación de la doctrina pero no significa que desaparezca.

El objeto de la sociedad, como ya expusimos, debe ser preciso y


determinado ya que tiene una vinculación estrecha con el Capital. En la ciudad de Salta es
la Autoridad Administrativa y Registral la que tiene jurisdicción sobre el capital de la
sociedad y la que determina si el mismo es suficiente para el cumplimiento del objeto
social.

Representación: Administración, fiscalización y reuniones de Socios

El artículo 11, inciso 6, de la Ley 19.550 regula la organización de la


administración de las sociedades, su fiscalización y las formas de reunión de sus socios.
Todo contrato de sociedad debe dejar claramente establecido tales cuestiones. Estos
requerimientos se relacionan estrechamente con el artículo 1 de la referida ley en lo que
respecta a la tipicidad de las sociedades.

El artículo 58 de la Ley 19.550 establece que los actos de los administradores de la


sociedad la obligan siempre que no sean notoriamente extraños al objeto social, lo que
ratifica la teoría del órgano. Las obligaciones de los administradores están expresadas en
artículo 59 de la referida ley. Esta sostiene que una correcta administración consiste en
“obrar con lealtad y con la diligencia de un buen hombre de negocios”. La citada norma
hace referencia a la honestidad y eficacia de la gestión de los administradores. También
deben ser prudentes y honestos sobre todo en el momento de la toma de decisiones en la
administración y en no dejar de lado bajo ningún punto de vista el objeto de la Sociedad
Comercial.

El incumplimiento de sus obligaciones es también regulado por el referido artículo


59 según el cual se les impone la responsabilidad ilimitada y solidaria por los daños y
perjuicios que resultaren tanto de su acción u omisión.
Hoy la inspección general de justicia, antes el registro público de comercio,
cumple la función de fiscalización y control sobre las sociedades. Esta fiscalización estatal
permanente tiene por objeto además establecer mecanismos de vigilancia sobre las
sociedades que son consideradas de gran envergadura o grandes empresas.

Esta fiscalización comprende todas las etapas de la vida de la sociedad, tanto el


acto constitutivo como sus modificaciones.

Trámites administrativos:

La inscripción de los actos societarios se lleva a cabo a través de un


procedimiento, que dependerá según se trate de un registrador judicial o administrativo. En
nuestro Provincia el órgano de registración de las sociedades, es La Inspección General de
Personas Jurídica.

Luego de suscribir el contrato constitutivo, la ley establece que el mismo debe ser
inscripto. En cada jurisdicción existen distintos sistemas de registración societaria.

Hay que distinguir la función de quién ordena la inscripción, qué es quién lleva a
cabo el control de legalidad o calificación, de la función de quién practica la registración,
que es quién lleva materialmente el registro, control de exactitud. Esta distinción es de
importancia ya que en muchas jurisdicciones la inscripción la ordena un juez, pero la
práctica un funcionario a cargo de una oficina distinta al juzgado mismo, judicial o
administrativa, dónde se lleva el registro.

La competencia por territorio, la da el domicilio social. La legitimación para solicitar la


inscripción, corresponde al representante de Sociedad, pudiendo designar mandatarios. En
la práctica somos los notarios, contadores y licenciados en administración los que tenemos
esta función inscriptora a nuestro cargo.

En capital Federal existe el registro administrativo, en esta jurisdicción se dictó en


1980 la ley 22315 y 22316, la última trasladó al registro público de comercio de la capital
federal, del entonces juzgado nacional de primera instancia en lo comercial de registro, a la
inspección general de justicia de la nación, que es el organismo estatal más antiguo del
país, dedicado a la fiscalización local de las personas jurídicas.

Cuando se sanciona la ley 19550, se modifica la materia de sociedades por


acciones, limitando a dicha repartición al otorgamiento de una ¨conformidad
administrativa¨. La ley 22315 amplió la competencia del organismo, distinguiendo las
funciones de fiscalización, las administrativas y las funciones registrales.

En otras jurisdicciones de la República Argentina hay tres sistemas de registro en


cuanto a su función: Judicial, Administrativo y Mixto. En la provincia de Salta la
inscripción de las Sociedades lleva un control administrativo que está a cargo de la
inspección de personas jurídicas, esta autoridad administrativa verifica el cumplimiento de
los requisitos fiscales y legales y posteriormente se realiza el trámite de su inscripción.

Hay que distinguir dos facultades del registrador: las de mero registro y las de
contralor entre las primeras pueden destacarse las de mero inscriptor, como las
inscripciones de comerciantes, martilleros, corredores, entre las segundas es la del control
societario, como por ejemplo; el examen a los documentos, verificar la capacidad y
legitimación de los otorgantes.

Hay que destacar que la inscripción en Inspección de Personas Jurídicas tiene


efectos meramente declarativos, su función es dar publicidad. La sociedad no nace allí, la
sociedad preexiste. Lo que nace con la Inscripción es la regularidad de la sociedad. Por eso
se dice que la inscripción registral no sanea vicios. Si bien regularidad y validez no son lo
mismo y pueden no ir juntas, con la inscripción nace una presunción de legalidad.

La inscripción se lleva a cabo a través de una serie de trámites ante el organismo.


El período que abarca desde la constitución de la sociedad hasta su definitiva inscripción se
lo denomina iter constitutivo.

El artículo 9establece: legajo. En los registros, ordenada la institución, se formará


un legajo por cada sociedad, con los duplicados de las diversas tomas de razón y demás
documentación relativa a la misma, cuya consulta será pública.
En el Organismo de Control, en cada una de las jurisdicciones realiza la toma de razón de
los documentos e instrumentos que se inscriben. Todos los actos que la ley establece su
inscripción como ser, la constitución, la modificación, etc.

La publicidad de las sociedades de responsabilidad limitada y por acciones debe


llevarse a cabo a través de una publicación por un solo día en el boletín oficial o diario de
publicaciones legales correspondiente, técnicamente llamados ¨ edictos ¨, el mismo debe
contener todos los datos especificados en el artículo 10 según se trate de constitución,
modificación o disolución de una sociedad.

Affectio Societatis

Si bien, no está establecido por la ley como un requisito o elemento del contrato
constitutivo, considero que es de fundamental importancia, ya que, de no existir o
ausentarse estaríamos frente a un gran problema porque no podría continuar el desarrollo
normal de la sociedad, por lo que faltaría el elemento armonioso que vincula la voluntad de
los socios y no sería factible poder lograr con el cumplimiento del objeto social, entre otras
cuestiones, es por eso que decidí desarrollar este aspecto y situarlo en esta parte del
desarrollo porque lo considero un elemento importantísimo en la vida de la sociedad, y que
podría introducirse como un requisito mas, exigible por la ley en una futura reforma a la
ley de sociedades comerciales.

En el derecho Romano, la sociedad estaba integrada por parientes consanguíneos,


es decir, se consideraba una sociedad de familia., luego se permitió el ingreso a personas
amigas, pero extrañas a la familia, ligada por afecto, que consistía en la voluntad o
intención de formar parte de una sociedad.

En nuestro país distintos doctrinarios fueron opinando sobre este tema, y también
lo hizo propio la jurisprudencia. El profesor Horacio Fargosi trata el tema acabadamente en
su tesis doctoral del año 1955.

Considero que la Affectio Societatis existe no solo en el contrato constitutivo, sino


también durante el desenvolvimiento y disolución de la sociedad, he de mencionar que
algunos autores tienen opiniones poco favorables en relación a la Affectio Societatis.
Varios son los artículos de la ley de sociedades que se vinculan con el Affectio
Societatis, como ser el artículo 1; porque de no existir el mismo no podríamos hablar de
que hay una sociedad, puedo mencionar: artículo 19; 54; 91; 113; 133; 248; 270; 273; 274;
entre otros.

Fargosi dice en su tesis doctoral, 1955/56 sobre la Affectio Societatis; que: ¨ En


toda sociedad hay una relación para cada socio entre el interés social de la entidad y el
interés individual propio, que la condición de socio lleva ínsita en sí, la necesidad de que
los socios opongan sus intereses egoístas al interés social, lo cual naturalmente exige al
socio una conducta que debe ser correcta y normal, de sus derechos en el respeto y
cumplimiento de sus obligaciones, y en la adecuación de sus intereses personales con el
objeto societario de modo de ser posible la obtención de él. Y de esa manera los intereses
no coincidentes, con esa adecuación mencionada, van a posibilitar cumplir el interés social
y lograr el objeto de la sociedad ¨.

La falta de Affectio Societatis puede ser causal de disolución. Hay varios fallos
que se refieren a esta expresión. Un ejemplo: LL, 2003 f-5855.

Emilio Cornejo Costas agrega: “Que teniendo en cuenta que la sociedad es un


contrato también juega en el Affectio Societatis, de alguna manera, el artículo 1198 del
Código Civil, que acentúa la importancia y la obligatoriedad de la buena fe para la
interpretación de las convenciones”. Raúl Etcheverry 6expresa que: ¨ En Roma la buena fe
si era violada recibía, el que la hizo, la reprobación social ¨.

Dra. Esc. Patricia Noemí Pomares

5
Dr. Emilio Cornejo Costas, La Sociedad Comercial, Ed. Virtudes 2006, Pág. 358
6
Raúl A. Etcheverry , Tratado de la buena fe en el Derecho, Ed. La Ley, Pág. 743 y ss

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