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LA SOCIEDAD ANONIMA
1. Introducción
Esta realidad es aún más significativa cuando se trata de grandes empresas cuyas
dimensiones y exigencias financieras o de organización hacen difícil que su
titularidad esté en manos de personas físicas. Las sociedades mercantiles
adquieren un extraordinario peso como un instrumento que resalta el más
apropiado para la actividad económica, al tiempo que sirve para facilitar la
concentración empresarial y del poder económico a través de la constitución de
grupos y de uniones de empresas.
La sociedad anónima se desarrolló sobre todo durante los siglos XIX y XX como
vehículo del progreso e instrumento apropiado para las grandes obras públicas y
empresas industriales o comerciales, hasta adquirir una importancia muy superior
a la de cualquier otra forma social, que hoy conserva por muchas razones, a pesar
de que sea mucho mayor el número de sociedades limitadas que se constituyen. La
razón del éxito de la sociedad anónima radica en los dos grandes rasgos que la
caracterizan: a) la división del capital en acciones que son fácilmente transmisibles
y permiten la división del riesgo; y b) la no responsabilidad de los socios por las
deudas de la sociedad. Estos rasgos significan que la sociedad anónima tiene un
régimen privilegiado que la convierte en un instrumento que puede ser peligroso, lo
que aumenta la necesidad, advertida constantemente durante su evolución, de su
sometimiento a una disciplina adecuada.
Estas compañías fueron creadas en Europa, como se dijo, en el siglo XVII, para el
comercio con las Indias orientales y occidentales. La expansión del comercio por
nuevas rutas y “mundos” obligó a formar sociedades con el capital dividido en
pequeñas partes alícuotas, denominadas acciones, como medio de facilitar la
reunión de los fuertes capitales necesarios para llevar a cabo esas empresas,
atrayendo hacia ellas pequeños capitales privados y repartiendo entre muchos
partícipes los ingentes riesgos del comercio colonial. Así, se constituyó La
Compañía Holandesa de las Indias Orientales en 1602, que se señala como el
primer ejemplo de sociedad anónima, y tenía su capital dividido en acciones, luego
se forma la Compañía de las Indias Occidentales en 1612 y en Inglaterra la
Compañía de las Indias Occidentales en 1621, posteriormente se crean en Francia y
en otros países europeos.
Pero esas compañías tenían un carácter muy diverso a las sociedades anónimas
actuales. Ellas eran creadas por decreto real (Charte Royale) y eran instituciones de
derecho público, cuya personalidad jurídica se obtenía precisamente de dicha
autorización gubernamental que les concedía unos derechos monopólicos para
determinadas explotaciones comerciales.
De otro lado, se pretende obtener la llamada “transparencia”, esto es, que los libros
y antecedentes sociales arrojen resultados reales que reflejen la verdadera
situación de la sociedad y que esta debe dar a conocer a sus accionistas y al público
en general. Tratándose de sociedades abiertas, las informaciones también se
refieren a aspectos esenciales. Todo lo anterior con el fin que accionistas, terceros
interesados, como los acreedores y contratantes de la sociedad, y el público en
general cuenten con los antecedentes más confiables posibles para que al tiempo de
tomar decisiones que dependan del estado patrimonial de una sociedad anónima,
lo hagan con conocimiento real de la situación de la sociedad.
4. Normativa aplicable.
Normas constitucionales.
Código de Comercio.
Este Reglamento es aplicable a las sociedades anónimas regidas por la Ley 18.046 y
aquellas a las cuales en forma supletoria se les apliquen las disposiciones de dicha
ley, en la medida que no se oponga a la legislación especial que las rige (art.1º).
La Ley de Mercado de Capitales regula diversas materias que son propias de las
sociedades anónimas, como por ejemplo: todo lo relacionado con el Registro de
Valores; emisión de títulos de crédito de deuda a corto y a largo plazo, información
privilegiada, de los grupos controladores y de las personas relacionadas, etc.
Esta ley también fue modificada por la Ley N° 20.382, de 20 de octubre de 2009.
Capítulo Segundo
1.- CONCEPTO
Básicamente esta sociedad suele definirse como “una asociación de capitales”, lo
que pone de relieve el elemento económico y subalterniza el elemento humano.
Aquí el vinculo societario no está fundado en la affectio societatis, ni siquiera en las
razones de interés personal que pueden llevar a una persona a unirse a otras para
emprender una empresa económica, sino que la relación social se establece por la
posesión de “acciones”, esto es, por porciones de capital. Es la posesión de acciones
la que determina el vínculo, otorga derechos patrimoniales (dividendos) y
políticos (votar).
2. CARACTERISTICAS.
“La sociedad forma una persona jurídica, distinta de los socios individualmente
considerados”.
La sociedad anónima, en tanto persona ficticia, cuenta con una voluntad, otorgada
por el órgano de administración denominado directorio y por los acuerdos de las
juntas generales de accionistas. Ahí se encuentra radicada y nace en sentido
estricto la voluntad de la sociedad anónima. Sólo el órgano societario directorio la
puede administrar por mandato legal mediante los llamados “acuerdos”. Hay,
además, ciertas potestades que corresponden a las juntas de accionistas, se trata
del poder constituyente o soberano y no de administración o gestión de dirección
como el que compete al directorio.
c) Es una sociedad de capital. Ello significa que la persona del socio y las
vicisitudes que ellos puedan sufrir como muerte, incapacidad, quiebra, etc. no
tienen directamente influencia jurídica en la existencia de la sociedad anónima.
La sociedad que por obligación legal deba inscribir sus acciones en el Registro de
Valores o que deba hacerlo en virtud de un acuerdo adoptado al momento de la
constitución de la sociedad o en junta extraordinaria de accionistas, deberá
solicitar la inscripción dentro de los 60 días siguientes a la fecha en que rige la
obligación legal o a la fecha en que se adoptó el acuerdo (art. 3 Reglamento).
Son sociedades anónimas especiales las indicadas en el Título XIII de esta ley.
Estas son las compañías aseguradoras y reaseguradotas, las sociedades anónimas
administradoras de fondos mutuos, las bolsas de valores y otras sociedades que la
ley expresamente someta a los trámites establecidos en la ley para tal efecto (v.gr.
bancos, sociedades secutitizadoras, A:F.P. etc.)
Las sociedades anónimas que dejen de cumplir las condiciones para estar obligadas
a inscribir sus acciones en el Registro de Valores, continuarán afectas a las normas
que rigen a las sociedades anónimas abiertas, mientras la junta extraordinaria de
accionistas no acordare lo contrario por los dos tercios de las acciones con derecho
a voto. En este caso, el accionista ausente o disidente tendrá derecho a
retiro.
Cada vez que las leyes establezcan como requisito que una sociedad se someta a las
normas de las sociedades anónimas abiertas o que dichas normas le sean
aplicables, o se haga referencia a las sociedades sometidas a la fiscalización, al
control o a la vigilancia de la Superintendencia, o se empleen otras expresiones
análogas, se entenderá, salvo mención expresa en contrario, que la remisión se
refiere exclusivamente a las normas aplicables a las sociedades anónimas abiertas
en cuanto a las obligaciones de información y publicidad para con los accionistas, la
Superintendencia y el público en general.
En todo lo demás, esas sociedades se regirán por las disposiciones de las sociedades
anónimas cerradas y no estarán obligadas a inscribirse en el Registro de Valores,
salvo que fueren emisores de valores de oferta pública.
Las sociedades anónimas a que se refiere este inciso, que no fueren abiertas, una
vez que cesare la condición o actividad en cuya virtud la ley las sometió al control
de la Superintendencia, podrán solicitar a ésta la exclusión de sus registros y
fiscalización, acreditando dicha circunstancia.
Las disposiciones de la presente ley primarán sobre las de los estatutos de las
sociedades que dejen de ser cerradas, por haber cumplido con algunos de los
requisitos establecidos en el inciso segundo del presente artículo. Lo anterior es sin
perjuicio de la obligación de estas sociedades de adecuar sus estatutos a las normas
de la presente ley, conjuntamente con la primera modificación que en ellos se
introduzca.
En general, a las sociedades abiertas se les aplican normas más estrictas que a las
cerradas, que tienden a proteger los derechos del público y del pequeño
inversionista. Antes de la modificación de la ley, el criterio para distinguir entre
sociedades anónimas abiertas y cerradas, estaba dado por el número de accionistas
(con más 500 o más accionistas o en las que, a lo menos, el 10% de su capital
suscrito pertenece a un mínimo de 100 accionistas)
Sólo podrá hacerse oferta pública de valores cuando éstos y su emisor, hayan sido
inscritos en el Registro de Valores.
Uno de los principios que informan nuestra LSA es el llamado “principio de libre
cesibilidad de las acciones”, conforme al cual se pueden transar las acciones como
título valor negociable, lo que asegura un mercado dinámico y libre, especialmente
para la sociedad anónima abierta.
Artículo 14: “Los estatutos de las sociedades anónimas abiertas no podrán incluir
limitaciones a la libre disposición de las acciones.
Artículo 137: “Las disposiciones de esta ley primarán sobre cualquiera norma de
lo estatutos sociales que le fuere contraria”.
Si los pactos especiales entre los accionistas, que establezcan reglas especiales en
cuanto a la cesión de acciones, tiene que estar registrado en la sociedad y hacerse
referencia a ellos en el Registro de Accionistas de la sociedad, bajo la sanción de
tenerlos por no escritos.
La sociedad anónima abierta debe designar para auditar sus estados financieros y
balance a una empresa de auditoría externa regida por el Título XXVIII de la Ley
18.045.
Los auditores externos en las abiertas deben revisar el balance, memoria y estados
financieros de la sociedad y deben emitir un informe a la Junta Ordinaria de
Accionistas, respecto de estos instrumentos contables. Estos auditores, como se
dijo, son designados por la junta ordinaria de accionistas.
Los inspectores de cuentas revisan los libros de contabilidad, y estos que también
son elegidos por la junta ordinaria, no pueden ser directores, liquidadores, gerentes
o trabajadores de la sociedad.
Se trata de una norma protectora para los accionistas minoritarios, ya que se exige
unanimidad de las acciones con derecho a voto para acordar una regla de reparto
distinta a la señalada.
La parte que no se destine a pago de dividendo, esto es el 70% restante, se debe
destinar a formar un fondo para pago de futuros dividendos o bien, para provocar
un aumento de capital social, por la vía de las “acciones liberadas de pago” o
“crías”, según establece el artículo 80 de la ley.
Causales de disolución.
Las causales de los números 1), 2) y 3) son aplicables a ambos tipos de sociedades
anónimas.
Respecto de la causal del número 5), se aplica sólo a las sociedades anónimas
cerradas cuando una sentencia judicial disponga su disolución, cuando ha sido
solicitada por accionistas que representen al menos el 20% de las acciones
emitidas.
El capital de una sociedad es un elemento “necesario” para que exista tal sociedad.
Porque el capital social es el resultado de lo que los socios “ponen en común”,
según la expresión de los artículos 2053 y 2055 del Código Civil.
El capital de la sociedad anónima es el “fondo común” suministrado por los
accionistas, dividido en títulos negociables denominados acciones, todos de igual
valor. Dicha división constituye una mención necesaria que deben contener los
estatutos de la compañía bajo sanción de nulidad.
El capital de la sociedad deberá ser fijado de manera precisa en los estatutos y sólo
podrá ser aumentado o disminuido por reforma de los mismos (art.10, inciso 1°).
En caso de existir distintas series de acciones, todos los títulos de una misma serie
deberán tener igual valor.
Las consecuencias más importantes del imperativo legal de la división del capital
en acciones, consiste en que los derechos o cuotas sociales que corresponden al
socio en este tipo de compañías, que más propiamente se denomina accionista,
deben estar representados en un título-valor o título de crédito, la acción, que es
cesible. Además la cesión o transferencia de acciones en cuanto importan cambios
en la persona del accionista, no afecta la existencia legal de la compañía.
1) Los aportes no consistentes en dinero deben ser avaluados por peritos, salvo
acuerdo unánime en contrario de las acciones emitidas. En los casos de aumento de
capital, la junta debe además probar los aportes y su estimación. Si los aportes no
dinerarios son valorados por peritos, no hay riesgo de sobreavalúo o
infravaloración de los mismos.
En toda sociedad es importante el monto del capital, tanto para la sociedad como
para sus accionistas y terceros, especialmente acreedores. Por tal motivo es
plenamente justificado, especialmente en la anónima, típica sociedad de capital,
que se exija reforma de estatutos para su variación.
El aumento de capital constituye una reforma de estatutos que sólo puede ser
acordada en junta extraordinaria de accionistas, celebrada ante notario (art. 57 N°
2), por la mayoría prevista en el pacto social. Tratándose de sociedades anónimas
cerradas, este acuerdo debe adoptarse por mayoría absoluta de las acciones
emitidas con derecho a voto (art.67). Debe además cumplirse con las formalidades
de publicidad de toda reforma de estatutos (el acta de reducción a escritura pública,
de la cual se elabora un extracto para inscribir y publicar).
Las opciones para suscribir acciones de aumentos de capital deben ser ofrecidas, al
menos por una vez, preferentemente a los accionistas a prorrata de las acciones que
posean. Este derecho de preferencia debe ejercerse o transferirse dentro del plazo
de 30 días contados desde que se publique la opción (art. 25). El derecho es
asimismo renunciable.
Las acciones liberadas que se emiten se distribuyen entre los accionistas a prorrata
de las acciones suscritas en el respectivo registro, el quinto día hábil anterior a la
fecha del reparto (art. 80).
3) Capitalización del fondo de revalorización del capital propio y los demás fondos
susceptibles de ser capitalizados.
Por otro lado, la ley exige el transcurso del plazo de 30 días contados desde la
publicación del extracto de la reforma que acuerda una disminución de capital para
hacerla efectiva mediante el reparto o devolución del capital o compra de sus
propias acciones. Este plazo se otorga para dar tiempo a terceros o a los accionistas
minoritarios para ejercer los derechos que puedan corresponderles. Estos derechos
respecto de terceros acreedores podrían consistir en atacar el acto vía de las
revocatorias, si fuere perjudicial a sus legítimos derechos.
Mediante este principio se pretende que el capital social mantenga el valor que
tenía al tiempo de la constitución de la sociedad. Las siguientes medidas
legislativas lo consagran:
1) Según el art.10 en sus incisos 2° y 3°, el capital se ajusta al resultado del ejercicio,
automáticamente, incorporando la revalorización del capital propio y del valor
nominal de las acciones.
2) Se establece que los saldos insolutos de las acciones suscritas y no pagadas sea
reajustarán en la misma proporción en que varíe la unidad de fomento (art. 16 inc.
1°).
5) Se establece que es obligatorio sacar los dividendos de las utilidades líquidas del
ejercicio, previa absorción de las pérdidas si las hubiere (art.78).
El art. 11 inciso primero expresa: “El capital social estará dividido en acciones de
igual valor. Si el capital social estuviere dividido en acciones de distintas series las
acciones de una misma serie deberán tener igual valor”. Por ejemplo, acciones
“Serie A”, valor $ 100; acciones “Serie B”, valor $ 200.
De otro lado, el art. 20 de la misma ley admite la existencia de acciones preferentes.
Dice la norma “Las acciones pueden ser ordinarias o preferidas. Las preferencias
deben constar en los estatutos sociales y en los títulos de las acciones deberá
hacerse referencia a ellas”.
De acuerdo con dichas normas, se hace necesario distinguir entre los enteros de
capital acordados en la constitución de la sociedad de aquellos que resultan de una
reforma de estatutos.
El art. 11, inciso segundo, de la LSA, sólo exige que el capital inicial debe quedar
totalmente suscrito y pagado en un plazo no superior a tres años. Agrega que, si así
no ocurriere, al vencimiento de dicho plazo el capital social quedará reducido al
monto efectivamente suscrito y pagado.
La normativa actual, a diferencia de la anterior, no exige que una parte del capital
esté suscrita y pagada al momento de constituirse una sociedad anónima.
En el primer caso no hay una norma imperativa que obligue al entero en el plazo
de tres años, sino se establece que si no está suscrito y pagado el capital, opera la
reducción de pleno derecho del mismo.
En los aumentos de capital la ley no permite acuerdos que otorguen un plazo mayor
de 3 años contado desde la fecha de la junta que lo acordó: “cualquiera sea la forma
de su entero”. De otro lado, la sanción en caso de infracción de esta norma sobre
aumento de capital consiste en la facultad del directorio de proceder a los cobros de
los saldos adeudados, salvo que la junta hubiere autorizados por los 2/3 de las
acciones emitidas para abstenerse del cobro, caso en el cual el capital queda
reducido de pleno derecho.
El capital social puede recibir los siguientes calificativos atendiendo a los criterios
que se señalan a continuación:
El capital social se forma por la suma de los aportes, sean éstos en dinero o con
otros bienes. Se entiende que, en silencio del pacto social, las acciones se pagan en
dinero. La ley establece una responsabilidad solidaria del gerente y directores que
aceptan una forma distinta de pago, por el valor de colocación de las acciones
pagadas en otra forma (art.15 inciso 3°).
Cuando las acciones no se paguen en dinero, sino con otros bienes, es necesario que
éstos se tasen por peritos. En los aumentos de capital se requiere, además, que la
junta extraordinaria de accionistas, celebrada con la presencia de un notario,
apruebe dichos aportes y su tasación a lo menos por los dos tercios de las acciones
emitidas para prescindir de esa tasación (art.15 inc. Final, 67 inc.2°). Será necesario
también cumplir con las formalidades de tradición correspondientes a la naturaleza
de cada uno de esos bienes.
Los accionistas deben pagar el valor de sus acciones en un plazo no superior a tres
años contado desde la fecha de la escritura social o desde la fecha de los acuerdos
de juntas de accionistas que aprueben los aumentos, en su caso (Art. 11, inc. 2° y
24). Si el pago no se hace dentro de dicho plazo, el capital o su aumento quedan
reducidos a las sumas efectivamente suscritas y pagadas. Esta última norma es una
manifestación del principio de efectividad del capital social.
Los pagos parciales del saldo insoluto de las acciones suscritas y no pagas, se
abonarán a las respectivas acciones impagas de acuerdo a su antigüedad de
emisión, de una en una, hasta completar el pago de la totalidad de ellas (art.16,
inciso 3°).
Una las principales diferencias entre las acciones suscritas y pagadas la establece el
inciso 3° del art.16 de la L.S.A. en cuanto, por regla general, las acciones suscritas y
no pagadas gozan de iguales derechos que las pagadas íntegramente, salvo en
cuanto a la participación que le corresponda en los beneficios sociales y
devoluciones de capital en que concurren en proporción a la parte pagada. La
norma permite a los estatutos establecer reglas diferentes.
- Aplicar las demás medidas y arbitrios que puedan contener los estatutos sociales
(art. 17);
La adquisición por una sociedad de sus propias acciones ha sido mirada con recelo
por las legislaciones, porque es un arbitrio que permite a una mayoría acrecentar
su control de la compañía con cargo a recursos sociales que también tienen derecho
la minoría.
Esta materia se encuentra tratada en los artículos 27; 27A; 27B; 27C; y 27D, que
fueron agregados por la Ley 19.705 de 20 de diciembre de 2000.
Los casos en que la ley permite las adquisiciones de acciones de su propia emisión
son los siguientes:
ARTICULO 27:
Los artículos 27 a 27 D establecen los requisitos que deben cumplir las sociedades
anónimas cuyas acciones tengan transacción bursátil para adquirir y poseer
acciones de su propia emisión y la adquisición de acciones por parte de los bancos.
Por último, el inciso segundo del artículo 27 expresa: “Mientras las acciones sean
de la propiedad de la sociedad no se computarán para la constitución del quórum
en las asambleas de accionistas y no tendrán derecho a voto, dividendo o
preferencia en la suscripción de aumentos de capital”.
Plazo de enajenación.
Para la enajenación de las acciones deberá cumplirse con la oferta preferente a los
accionistas a que se refiere el art. 25.
ARTICULOS 27 A a 27D.
b) La adquisición sólo podrá hacerse hasta por el monto de las utilidades retenidas,
y
Las acciones que se adquieran deben estar pagadas y libre de todo gravamen o
prohibición.
Las acciones adquiridas deberán ser enajenadas por la sociedad dentro del plazo
máximo de 24 meses a contar de la adquisición, y sí así no se hiciere, el capital
quedará disminuido de pleno derecho. Al momento de enajenarlas, la sociedad
deberá realizar una oferta preferente a los accionistas en los términos referidos en
el artículo 25.
Sin embargo, no será obligatoria esa oferta cuando se trate de cumplir un programa
o plan de compensación a trabajadores de la sociedad.
En general pueden aportarse a una sociedad anónima los mismos bienes que a
cualquier otro tipo social. Las normas aplicables a este tipo social son las
siguientes:
J.1. El art. 13 prohíbe la creación de acciones de industria y de
organización. Por aportes de industria debemos entender todo aporte
consistente en trabajo personal pasado, presente o futuro, pues la prohibición legal
no distingue. Las labores de organización son un tipo de aporte de trabajo que
el legislador señala en forma expresa para que no quepa duda sobre el particular.
Lo anterior no impide el aporte proveniente de trabajo personal “cosificado”, como
aquel reflejado en planos, know how o procedimientos industriales o comerciales.
En tales eventos, se aporta no la obligación de efectuar una labor, sino el resultado
de ella.
La ley optó por otro sistema. Prohibió absolutamente las acciones de industria y
organización y con respecto a los aportes no dinerarios, optó por las normas que
analizaremos en el punto siguiente.
J.2. En cuanto a los aportes no dinerarios, la ley dispone que salvo acuerdo
unánime de las acciones emitidas ellos deben ser estimados por perito y aprobados
en junta extraordinaria de accionistas contando con el quórum mínimo de 2/3 de
las acciones emitidas que puede ser mayor si una norma estatutaria así lo establece
(Artículos 15 inciso final y 67 N° 6).
La ley 19.499 agregó como inciso final del artículo 15, la regla de que si no se
cumple con los requisitos relativos a los aportes no dinerarios, de aprobación por
acuerdo unánime, de estimación por peritos y aprobación por la junta de
accionistas de los aportes y evaluaciones, puede cumplirse en cualquier momento
con tales formalidades, con posterioridad a la escritura de aporte, caducando la
acción pasados dos años – prescripción de corto tiempo- contados de la fecha
de la escritura en la cual consta el respectivo aporte, pues la ley no efectúa
distinciones.
Lo que dispone la norma es que si no se cumple con este requisito, esto es,
aprobación por acuerdo unánime, de estimación de peritos y aprobación de la
junta, tales requisitos pueden cumplirse en cualquier momento con posterioridad a
la escritura de aporte, caducando la acción pasados dos años contados desde la
fecha de la escritura en la cual consta el respectivo aporte. ¿Qué acción caduca?
Pareciera que sería la acción tendiente a hacer valer la responsabilidad de los
directores y el gerente.
J.3. Las acciones podrán pagarse en dinero efectivo o con otros bienes
(art.15)
Los directores y el gerente que aceptaren una forma de pago de acciones distinta de
la establecida, serán solidariamente responsables del valor de colocación de las
acciones pagadas en otra forma.
La normativa también se preocupa del destino que debe darse a los fondos
provenientes de la colocación de acciones de pago.
Los pagos parciales del saldo insoluto de las acciones suscritas y no pagadas, se
abonarán a las respectivas acciones impagas de acuerdo a su antigüedad de
emisión, de una en una hasta completar el pago de la totalidad de ellas (art. 16,
inciso final).
En las situaciones descritas, la ley prescribe que al menos una vez que dichos
valores o acciones deben ser ofrecidos para su suscripción a todos los accionistas a
prorrata de sus acciones. Esta norma es indudablemente de orden público. En caso
de infracción de ella por los estatutos, primará sobre la norma estatutaria la ley,
según lo previene el art.137 de la LSA. Si la infracción a la norma en comento no se
cometiera en los estatutos, sino que de hecho algún órgano social no la respetara y
colocara acciones mediante suscripción o venta desconociendo el derecho de
suscripción preferente de algún accionista, pensamos que en tales casos el
accionista afectado, además de su derecho de ser indemnizado de los perjuicios,
tiene el derecho que le otorga la ley contra la sociedad para exigir su cumplimiento,
sin perjuicio de la nulidad de la suscripción o venta de acciones realizada en
contravención a la ley.
El inciso 1° del art.24 del Reglamento prescribe que las opciones para suscribir
acciones de aumentos de capital de la sociedad o de cualquiera otros valores
convertibles en acciones o que confieran derechos futuros sobre estas acciones,
deberán ser ofrecidas, a lo menos por una vez, preferentemente a los accionistas a
prorrata de las acciones que posean inscritas a su nombre a la medianoche del
quinto día hábil anterior a la fecha de inicio del periodo de suscripción preferente.
Dados los términos de las disposiciones transcritas, podemos concluir que este
derecho puede renunciarse aun antes del transcurso del plazo de 30 días.
Los accionistas con derecho preferente a suscribir acciones o los cesionarios de las
opciones, deberán manifestar por escrito a la sociedad, su intención de suscribirlas
dentro del plazo de 30 días contados desde la fecha de publicación del aviso. Si
nada expresan dentro de dicho plazo se entenderá que renuncian a este derecho.
2. DE LAS ACCIONES
El art.11 del Reglamento expresa que los títulos de acciones llevarán el nombre del
titular, su rol único tributario o cédula de identidad, si la tuviere, el nombre y
domicilio de la sociedad y su RUT, la fecha de la escritura de constitución y notaría
en que se haya otorgado, la indicación de la inscripción de la sociedad en el
Registro de Comercio correspondiente y su publicación en el Diario Oficial, el
número de acciones que el título represente, la serie a que pertenezcan, una
referencia a las preferencias que otorgan y si las acciones tienen o no valor
nominal. Si los estatutos de la sociedad incluyen limitaciones a la libre disposición
de las acciones, los títulos también deberán hacer referencia a ellas. Igualmente
deberán constar en el título las condiciones de pago de la acción si se tratare de
acciones que no estuvieren pagadas íntegramente.
D. Clases de acciones
Las clasificaciones de acciones que reconoce nuestra ley son de acciones pagadas y
suscritas no pagadas, acciones ordinarias y preferentes, acciones con o sin valor
nominal, acciones con o sin derecho a voto, acciones de pago o acciones liberadas o
crías.
Las acciones suscritas, son aquellas en que el accionista contrae a través del
contrato de suscripción o en la escritura de constitución, la obligación de pagarla
en dinero efectivo o en otros bienes – antes se llamaban promesa de acción-. Las
acciones pagadas son las que se enteran con aportes en dinero u otros bienes por
el suscriptor.
Las acciones ordinarias o comunes son aquellas respecto de las cuales rige
plenamente el principio de la igualdad. Cada acción ordinaria con respecto de otra
debe ser idéntica en cuanto a los derechos y obligaciones que otorgan a su titular.
Las acciones llamadas preferidas, son aquellas en las que precisamente se rompe
el principio de igualdad, porque la serie preferente tiene mayores derechos que la
serie ordinaria u otras series preferentes. Sin embargo, dentro de cada serie de
preferentes, sigue rigiendo el principio de la igualdad. Las preferencias deben
constar en los estatutos sociales y en título de las acciones deberá hacerse
referencia a ellas.
Las razones que se han dado para justificar la existencia de las acciones preferidas
son varias.
En nuestro derecho la materia está tratada en los artículos 4°, N° 5, inciso 3°; 20 y
4°, 67 inciso final y 69 N°4 de la LSA, que pasamos a examinar:
Las reformas de estatutos que tengan por objeto la creación de preferencias deben
ser aprobadas por el voto conforme de los 2/3 de la serie o series afectadas (artículo
67, inciso final). La decisión debe tomarse en juntas extraordinarias de accionistas,
con asistencia de notario y las formalidades ya estudiadas.
Existen múltiples formas para establecer preferencias, tales como acciones con
dividendo simplemente prioritario; acciones con derecho a un dividendo fijo,
siempre que haya utilidad; acciones que ganan preferentemente un primer
dividendo, igualándose después a las ordinarias; acciones con dividendo mayor a
los que corresponden según valor nominal o número de acciones, derecho de
reembolsarse preferentemente a las ordinarias en caso de liquidación de la
sociedad; derecho a elegir a un número determinado de directores (control), etc.
D.3) Acciones con derecho a voto normal y acciones sin derecho a voto
o con derecho a voto limitado.
“En los casos en que existan series de acciones preferentes sin derecho a voto o
con derecho a voto limitado, tales acciones adquirirán pleno derecho a voto
cuando la sociedad no haya cumplido con las preferencias otorgadas a favor de
éstas, y conservarán tal derecho mientras no se haya dado total cumplimiento a
dichas preferencias. En caso de duda, en las sociedades anónimas abiertas, la
adquisición de pleno derecho a voto será resuelta administrativamente por la SVS
con audiencia del reclamante y de la sociedad y en las cerradas, por el árbitro o
la justicia ordinaria en su caso, en procedimiento sumario de única instancia y
sin ulterior recurso” (art. 21, inciso final).
D.3.2) Acciones sin derecho a voto o con derecho a voto limitada. El art.
21 de la LSA permite por excepción acciones preferentes que no cuenten con
derecho a voto en las juntas de accionistas o que sólo cuenten con un voto limitado.
Además el inciso 3° de la misma norma reintegra a la acción su derecho a voto
cuando la sociedad no ha dado cumplimiento a sus obligaciones con las acciones
preferentes. Dicho reintegro perdura por mientras dure el incumplimiento. Decide
en caso de dudas, tratándose de sociedades anónimas abiertas, la Superintendencia
de Valores y Seguros, y en los demás casos el árbitro o la justicia ordinaria en su
caso.
Asimismo, también vimos que se faculta a los accionistas para estipular pactos
particulares relativos a la cesión de acciones, los que deben ser depositados en la
compañía a disposición de los demás accionistas y terceros interesados y se hace
referencia a ellos en el Registro de Accionistas. Si no se hiciere tales pactos se
tienen por no escritos.
En los formularios de los traspasos en boga figuran otras menciones que no son
obligatorias pero sí convenientes, tales como datos sobre individualización del
adquirente y un facsímil de su firma e indicación de su RUT para anotarlo en el
Registro de Accionistas.
Artículo 41: “La cesión de las acciones producirá efecto entre las partes desde su
celebración y respecto de la sociedad y de terceros, desde el momento de la
inscripción del nuevo titular en el Registro de Accionistas. La sociedad practicará
la inscripción en el momento que tome conocimiento de la cesión.
Estas materias no pueden ser resueltas por el tribunal arbitral establecido en los
estatutos, por cuanto el adquirente de las acciones cuyo traspaso ha sido rechazado
aún no es accionista.
Según el artículo 10º del Reglamento, el Registro de Accionistas podrá llevarse por
cualquier medio, siempre que éste ofrezca seguridad de que no podrán haber
intercalaciones, supresiones u otra alteración que pueda afectar su fidelidad.
En el caso de las sociedades anónimas cerradas para los efectos de participar en las
juntas de accionistas, se considerará a aquellos que figuren inscritos en el Registro
de Accionistas al inicio de la respectiva sesión.
Las sociedades anónimas abiertas deberán anunciar a los menos por un aviso que
se publicará en forma destacada en el diario en que deban realizarse las citaciones a
juntas de accionistas, el día desde el cual puedan ejercerse los derechos,
publicación que deberá hacerse con no menos de 5 días hábiles ni más de 20 días
hábiles de anticipación al día desde el cual puede ejercerse el derecho.
De acuerdo con los términos del precepto transcrito, en general las restricciones
estatutarias están permitidas sólo en las sociedades anónimas cerradas y
prohibidas en las abiertas. Las restricciones convencionales están permitidas en
ambos subtipos sociales, pero se exige el depósito de dichos pactos en la sociedad,
para que queden a disposición de los demás accionistas y de terceros interesados y
hacer referencia de ellos en el Registro de Accionistas, bajo sanción de ser
inoponibles a la sociedad y a terceros.
Así, como vimos, el art.14 inciso segundo de la LSA consagra los pactos sobre
limitación a la libre cesión de acciones.
1) Los pactos, como genuinos contratos, tienen fuerza obligatoria solo entre
quienes lo celebraron y, por ende, entre quienes lo consintieron, por aplicación del
principio del efecto relativo de los contratos.
Los estatutos por el contrario constituyen un típico acto jurídico de aquellos que la
doctrina denomina colectivos, que obligan a todos los accionistas actuales o futuros
sin importar si de hecho están de acuerdo o no con su contenido, tal como lo
consagra el artículo 22, al expresar que: “La adquisición de acciones de una
sociedad implica la aceptación de los estatutos sociales, de los acuerdos
adoptados en las juntas de accionistas, y de pagar las cuotas insolutas en el caso
que las acciones adquiridas no estén pagadas en su totalidad”.
2) Los estatutos regulan las relaciones entre sociedad y accionistas; los pactos rigen
respecto de vínculos que relacionan a los accionistas entre sí. Los primeros tocan
asuntos que por su naturaleza pueden imponerse a todos los accionistas, mientras
que los segundos tocan asuntos que por su naturaleza no es necesario imponer a
todos los accionistas;
b) La estipulación debe cumplir con las normas generales sobre objeto o causa
lícita y en especial no puede afectar derechos adquiridos de los accionistas. Por tal
motivo, por la vía de una modificación de estatutos no pueden establecerse
restricciones a la facultad de transferir las acciones, sin el consentimiento de la
unanimidad de las acciones emitidas, tratándose de sociedades anónimas cerradas.
Las acciones que pertenezcan a una comunidad hereditaria, al igual que cualquiera
otra comunidad sobre acciones, obligan a los codueños a designar un representante
común para actuar ante la sociedad.
El embargo sobre acciones no priva a su dueño del pleno ejercicio de los derechos
sociales, excepto el de la libre cesión de las mismas que queda sujeta a las
restricciones establecidas en la ley común.
En el caso de haber comunidad sobre una o varias acciones, los codueños están
obligados a designar un apoderado común para actuar ante la sociedad.