Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
I. TEATRO ORO
EN EL SIGLO XVI.
0. El problema de los géneros y las denominaciones genéricas.
Características generales del teatro en este siglo: lugares, puesta en escena,
públicos, etc.
1. Teatro profano en la primera mitad del siglo XVI:
1.1 Juan del Enzina. Lucas Fernández. Gil Vicente. Torres Naharro.
1.2. Dramaturgos seguidores.
1.3. Otras manifestaciones.
1.4. La Celestina y el teatro.
1.5. Teatro de colegio y universidad.
1.6. Otros intentos de tragedia y comedia.
2. Teatro religioso en la primera mitad del siglo XVI:
2.1. Géneros y evolución hasta el auto sacramental.
2.2. Hernán López de Yanguas. Diego Sánchez de Badajoz.
2.3. Otras formas.
3. Teatro profano en la segunda mitad del siglo XVI.
3.1. Preámbulos del cambio hacia la segunda mitad del siglo: Lope
de Rueda y el cambio hacia la "comercialización" del teatro.
3.2. Joan de Timoneda: editor y dramaturgo.
3.3. Alonso de la Vega y otros dramaturgos.
3.4. Distintas manifestaciones de la comedia.
3.5. Teatro en el colegio y la universidad.
3.6. La tragedia en el fin de siglo.
3.7. Juan de la Cueva y seguidores.
3.8. Teatro y cómicos italianos en España.
3.9. Otros géneros teatrales.
3.10. Teatro religioso en la segunda mitad del siglo XVI.
3.11. Distintos géneros y manifestaciones.
3.12. Códice de autos viejos. Manuscrito de 1590.
4. El teatro de Cervantes: del XVI al XVII.
II. TEATRO EN EL SIGLO XVII.
1. Los lugares de la representación: calle, corral, palacio. Organización,
reglamentación, censura. El público. Otros lugares.
2. La vida teatral en el Siglo de Oro: horarios, estrenos, ambiente
teatral... Representación- lectura. Otros espectáculos.
3. La representación teatral como espectáculo de conjunto.
4. La puesta en escena: escenografía, actuación, vestuario. Música, etc.
5. Los profesionales del teatro: “autor de comedias”, poeta, compañías.
6. Lope de vega y la comedia nueva. Los dramaturgos valencianos.
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
7. Escuela deORO
Lope de Vega (Tirso de Molina, Alarcón, Amescua,
Guevara, otros dramaturgos...).
8. La renovación barroca: Calderón de la Barca.
9. El ciclo de Calderón. Zorrilla, Moreto. Camino hacia el XVIII.
10. Teatro menor. Teatro y fiesta. Otros géneros del espectáculo.
Cervantes estuvo obsesionado toda su vida por su fracaso en el teatro, obsesionado con
Lope.
Las representaciones comenzaban a las dos de la tarde. Con luz natural. Las obras no
estaban más de cinco días en cartel. Se estaba consumiendo comida.
Nunca jamás en el s. XVII se llamó “autor de comedias” a Lope, Calderón, etc. El término
que se utiliza para los escritores era poeta, o un “ingenio de esta corte”, y el de “autor de
comedias” se utilizaba para el autor de comedias, a su vez empresario, director, responsable
económico de las compañías, en ocasiones primer actor. Era el encargado de comprar a
Lope la comedia, de formar compañía, de dirigir la compañía, de firmar los contratos de
arriendo con los corrales de comedias, en definitiva, el responsable final del hecho teatral.
Estos profesionales sin los que no hubiera existido el teatro en el s. XVII. Lope sabía que su
contribución al hecho teatral era texto, nada más. Quien movía luego eso sobre el escenario
era el autor de comedias.
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
Pero también eraORO
frecuente que los propios poetas intervinieran en la puesta en escena. Por
ejemplo, Calderón hacía un diseño del espectáculo, una “memoria de apariencias”, e
intervino como autor en alguna ocasión. Felipe IV también intervino como actor.
Desbordamiento del hecho teatral.
Los poetas también son profesionales, y si Cervantes no cobró prácticamente nada por su
Quijote, destaca que Lope cobrara 500 reales (lo que equivale a 1.500 hogazas de pan).
Hay una serie de seguidores que continúan la labor del maestro, con originalidad, con
aportaciones, y también hay una larga serie de imitadores que prácticamente lo único que
hacen es “copiar” a los maestros. Significa que hay una demanda de espectáculo.
PLAN DE LECTURAS
No tenemos casi testimonios gráficos del teatro del siglo XVII. Sólo tenemos dos
retratos de actores: uno el de La Calderona, actriz famosísima, querida de Felipe V, y otro
el de Juan Rana.
1. El problema de los géneros y las denominaciones genéricas.
Características generales del teatro en el siglo XVI: lugares, puesta en
escena, público, etc.
Proceso de nacimiento del teatro moderno español. Los caminos que llevan a Lope, sin que
ello signifique que no se conceda importancia a las manifestaciones del XVI. Con la
tragicomedia lopesca se crea para España, y también para Europa, el teatro moderno. Nace
un teatro nuevo. Eso nos hace volver los ojos a la Edad Media. El primer problema que nos
plantea el teatro medieval es cómo después de Esquilo, Sófocles, Eurípides, cómo después
de Aristófanes y Menandro, cómo después de Plauto y Terencio, cómo después de Séneca,
el teatro se reinventa en Europa de forma tan rudimentaria, tan simplista. Occidente se
olvida de la cultura clásica. El teatro vuelve a ser reinventado de manera muy simple.
Recordamos los pequeñísimos tropos. Después es un teatro navideño y de Pasión. Pero lo
que nos interesa ahora es insistir en cómo un teatro que había alcanzado la madurez plena se
olvida. No sólo los textos, también la especialidad: su especificidad y los lugares propios
para hacer teatro. El concepto de teatro es distinto: es una manifestación lúdica y cultural
envuelta en el espacio litúrgico. El nacimiento del teatro moderno será justamente esa
separación entre lo litúrgico y lo festivo.
En lo profano hay multitud de manifestaciones con escasa importancia del texto, con una
gran importancia de lo gestual, que, en gran medida, son “parateatro”. Todo esto desemboca
en el Renacimiento, en el s. XVI, de forma que cuando Juan del Encina comienza a escribir
teatro lo que tiene presente como modelo es este texto religioso de Iglesia, navideño y de
Pasión (Auto de los Reyes Magos, Auto de la Huída a Egipto), y es con estos elementos
como va a construir su teatro religioso y navideño.
En lo profano, además de los momos, los diálogos, los debates, sobre todo a lo largo del
XV hubo una intensa poesía cancioneril, que tiene como base el amor cortés, todo ese
mundo del desear y no ser deseado: el amor-sufrimiento, que se produce y consume en un
ambiente cortesano, es un juego entre caballero y dama, un pasatiempo cortés, pero Juan del
Encina para crear su teatro de amor lo que hace es transportar al mundo pastoril, al mundo
de unos pastores rústicos, los conceptos del mundo cortesano. Una auténtica subversión. Un
auténtico riesgo. Y, así, nos encontramos con pastores que hablan de amor como hablaría un
noble o una dama noble. Lo que crea un auténtico desconcierto. Eso le obliga a Juan del
Encina que siente la necesidad, la obligación de explicar, de justificar lo que ha hecho.
En el teatro religioso también hay una evolución, un avance, de modo que las líneas
Hay una diferencia clara entre la primera mitad y la segunda del XVI. La primera es una
época marcada por el mecenazgo, de forma que los autores dependen no tanto de su
producción, sino del subsidio que reciben de la nobleza (incluida la corte cardenalicia). Esto
marca la forma de actuar. Cuando uno depende de un público uno intenta agradar a ese
público, mantener su expectativa. Esto va a suponer que hay que hacer concesiones. Otra
cosa es cuando no depende del subsidio de un noble, o del cardenal; al primero que se
intenta agradar es al noble que subvenciona.
Juan del Encina está vinculado a los duques de Alba; Gil Vicente está vinculado a la
corte manuelina de Lisboa; Torres Naharro está vinculado a la corte cardenalicia de
Roma. Por lo tanto, sus modus vivendi, su forma de profesionalidad, está directamente
vinculada a la nobleza. Que después este texto desborde su marco inicial y llegue a un
público más amplio, esto es una cuestión derivada. La distancia con Lope de Rueda es
abismal; ya no depende del mecenazgo, sino que el mecenas individual es sustituido por un
mecenas colectivo sin nombre; ese mecenas colectivo sin nombre es el que llamamos
público, que comparte, soporta solidariamente el hecho teatral y entre todos constituyen lo
que en la primera mitad del s. XVI habían sido los nobles.
Esta forma de producción determina los espacios donde se representa este teatro: las obras
de Torres Naharro se representan en los palacios cardenalicios de Roma. Por ejemplo, La
Tinelaria se representa en el “tinelo”, que es la bodega-comedor de un cardenal romano, y
con esa intención se crea. Las piezas de Juan del Encina y Gil Vicente tanto en los salones
nobiliarios del duque de Alba, especialmente en Salamanca, como en las Iglesias el teatro
religioso. No hay una clara separación entre celebración y teatro. Los pastores de Juan del
Encina entran en la sala donde están el duque y la duquesa. De las acotaciones iniciales de
las Églogas se deduce claramente el espacio escénico.
El segundo gran espacio es la Iglesia, también en los textos de Encina, Vicente y Sánchez
de Badajoz encontramos indicaciones escénicas de este tipo. Las obras de Sánchez de
Badajoz constantemente están haciendo referencia a los retablos de las Iglesias, donde se
representaban las obras.
Respecto a la profesionalidad, lo primero que hay que decir es que vamos a hablar de los
“poetas”, no hay en el s. XVI “autores de comedias” que surgen a finales del siglo con los
primeros corrales públicos de comedias. No hay profesionales en el mismo sentido en que
los va a haber en la segunda mitad del siglo. No hay actores, hay aficionados, amateurs. A
los nobles les gusta participar, intervenir en las obras teatrales, y sí que hay aficionados que
adquieren cierta fama y profesionalidad.
Y con esto hemos llegado a Juan del Encina. Hay un elemento previo común, un
personaje dramático común: el pastor. ¿Por qué, para qué, cómo un personaje como el
pastor se utiliza y se convierte en un personaje universal? Toda la cultura renacentista se
apasiona por los pastores. Europa se llena de pastores literarios. Hay pastores teatrales,
novelescos, líricos, hay óperas en Italia, hay cuadros de pastores, en España los pastores de
Garcilaso, los de la novela pastoril (Montemayor), los teatrales, los disfraces de pastores…
¿Por qué? Europa en el s. XVI va haciéndose urbana, va produciéndose una nostalgia
de la naturaleza perdida; un medio de evasión, de recuperación de esa naturaleza perdida y
se crea un mito pastoril de unos seres que viven en el campo, cantando, bailando, amando.
Pero hay también unas fuentes literarias que desembocan en la creación de esta figura
literaria: por una parte, está el pastor bíblico, el prestigio de lo pastoril en la Biblia, pero
también Cristo pastor, que aparece en toda la iconografía florentina. Fray Luis de León lo
dice en De los nombres de Cristo. Pero a esto se le une otro prestigio que es el del pastor
clásico: Virgilio, Ovidio, toda la bucólica grecolatina. Pero también hay una larga tradición
literaria del pastor rústico vulgar, que aparece en romances, en la literatura medieval, y, por
otra parte, está una profesión que todos conocen que es real: los pastores.
Todo esto va a venir a confluir en el pastor teatral, no tanto en el pastor lírico. El pastor
teatral es una creación compleja que responde a ese prestigio, pero que, además, tiene unas
características propias, y, así, Juan del Encina va a crear un personaje dramático en el que se
mezclan todos estas elementos y, por una parte, crea el pastor religioso, de los autos
navideños, etc., y, por otra, el pastor profano. Y estos van a ser los personajes de estas
obras.
PÁGINA 45
Navidad. La Navidad era otra cosa en el s. XVI: se celebraba religiosamente, había un cierto
peso de la tradición, como la misa de gallo, etc., las celebraciones gastronómicas vinculadas a
ellas, costumbres lúdicas, todo eso constituía el entorno de este teatro navideño, que era una
manifestación más de ese ámbito celebrativo de la Navidad.
Los duques celebran la Navidad en su palacio y en medio de la celebración incidía el teatro,
la representación, como un componente más de esa celebración. No tiene nada que ver
con el modo en el que hoy vemos teatro.
El teatro navideño de Juan del Encina. En primer lugar interesa que observemos la
peculiar estructura de esta pieza y su peculiar organización, que valoremos la
articulación de elementos profanos y religiosos, con una intencionalidad precia que es la
celebración de la Navidad. En la Égloga I y la Égloga II Juan del Encina se introduce él
mismo como personaje en estas obras, alaba abiertamente a sus mecenas los duques de
Alba, alude a detalles concretos de su vida y les recuerda que les debe dinero. El problema
tremendo del anacronismo: que pito toca Juan del Encina en el portal de Belén.
El tema básico es la adoración del niño, cómo los pastores del campo de Salamanca se
encaminan a Belén. La importancia del villancico final, pieza lírica cantada por todos y que
sirve para que el espectador se identifique, se proyecte en lo que está viendo.
Esta cuestión del anacronismo aparece de forma aún más visible en la Égloga de las
grandes lluvias. Ocurrió que en el campo de Salamanca, donde vive Juan del Encina, donde
tienen su palacio los duques de Alba, hubo en mil cuatrocientos noventa y tantos un
temporal. Juan del Encina alude a este hecho tan duro para la vida campesina salmantina.
Pero qué tiene que ver esta tempestad, catástrofe climatológica, con el nacimiento de Cristo,
y unos pastores que van a adorarle y que son los mismos que se quejan de los problemas
tremendos que les han causado estas lluvias.
Ha habido varias interpretaciones sobre el por qué y el para qué del anacronismo. Se
ha intentado explicar por el valor impresivo, aleccionador que tiene hacer coincidir los
tiempos.
Ruiz Ramón ha propuesto una interpretación en clave simbólica, de modo que esas
terribles desgracias no servían tanto como las grandes lluvias como un hecho que perturbó
socialmente, ideológicamente la España de finales del XV: la expulsión, en 1492, por
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
OROCC., de los judíos y de los moriscos que no se convirtieran al
decreto de los RR.
catolicismo. Si pensamos que Juan del Encina era hijo de un zapatero salmantino, sobre los
que caía la sospecha del origen judío, podía ser que esas catástrofes, además de las
grandes lluvias, fueran esta expulsión de los judíos y moriscos, que producen unas graves
catástrofes económicas para España. No es menos cierto que siempre a las expulsiones,
siempre en las persecuciones, hay quien se beneficia enormemente de las circunstancias:
cristianos que se quedaron con las tierras expropiadas.
El otro gran bloque del teatro religioso de Juan del Encina, basta con que leamos uno de
sus Autos, es el teatro de la muerte de Jesucristo. Juan del Encina no le llega ni al talón de
Lucas Fernández, que crea un lenguaje emotivo, el dolor que supone para un cristiano la
muerte de Dios. Juan del Encina no. Son dos piezas en buena medida malogradas, porque no
llega a transmitir esa emoción. Ni siquiera está a la altura de Gómez Manrique.
Veamos por qué nos interesan esas piezas. Las piezas de pasión se representaban en un
ámbito religioso de celebración de la muerte y resurrección de Cristo. Esa pieza se inscribía
en ese espacio de tristeza profunda, obligada, que suponía la Semana Santa.
En el teatro profano ocurría tres cuartos de lo mismo en cuanto al Carnaval. Juan del
Encina tiene tres Églogas sobre el Carnaval. Son piezas de una gran expresividad mímica.
Una proclamación de vida, de placer, del cuerpo, y una retractatio por la Cuaresma.
Es el tema del Carpe Diem. Aquí aparece ese Encina del teatro del absurdo.
Hay una proclamación de la vida, pero desde la Cuaresma. Esto significa lo que era el
Carnaval: una expresión de elementos lúdicos que duraban tres días. Y porque hubo
Cuaresma había Carnaval y no al revés.
Junto a estas piezas Encina tiene unas cuantas Églogas de amor, teatro del amor cuyas
bases conceptuales ya conocemos: pastores que utilizan los tópicos del amor cortés, pastores
que llenan sus parlamentos de llamas, dolores, fuegos, cenizas, etc., como si fuesen un
caballero o una dama cortesana, que además se ven envueltos en conflictos sociales de amor
y, a la vez, estas obras significan una proclamación del valor universal del amor que llega
hasta el campo («tengo entre mis servidores hasta los rústicos pastores»).
Para quién se representaban inicialmente estas obras: para los nobles, y no para los
pastores. Los pastores no se ven representados en estas obras. Es una diversión controlada
de los propios nobles. En el fondo tiene un populismo de la nobleza, de la corte. El público
de estas piezas son los duques de Alba y los que les hacen sorpresa es ver a esos rústicos
entrando en su salón y hablando como ellos.
Este teatro “primitivo” de Juan del Encina, con un tipo literario que es el pastor
perfectamente caracterizado, con un lenguaje caracterizador , el sayagués, creado
expresamente para darles una expresión a los pastores (es un idiolecto, construido
artificialmente), el lenguaje como rasgo caracterizador.
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
ORO
Juan del Encina se va a Roma, vencido por su rival Lucas Fernández, etc. Roma va a
suponer una auténtica revolución para el teatro español y el teatro de Juan del Encina. Son
tres Églogas extensas, Cristino y Febea, Plácida y Victoriano y Filomeno, Zambardo y
Cardonio, que tienen en realidad poco que ver con el teatro que hemos visto hasta aquí:
LUCAS FERNÁNDEZ
(Lucas Fernández siempre plantea el problema de que no hay una edición en el mercado
en este momento. La de Castalia está agotada.)
1474-1542. Es uno de los dramaturgos de transición, del paso del XV al XVI.
¿Qué detalles de su vida debemos saber porque influyen, o importan a la hora de hablar de
su obra? Primero, es salmantino. Juan del Encina es salmantino, Gil Vicente, siendo
portugués, tiene muchos contactos con Salamanca, porque en Salamanca estaba la
Universidad más prestigiosa de España y una de las más importantes de Europa, con
Oxford, Cambridge, La Sorbona, etc., y porque allí se crea una escuela teatral salmantina.
En segundo lugar, le gana a Juan del Encina la plaza de maestro de coro de la catedral de
Salamanca y eso le afecta en la medida de que nunca abandona Salamanca, no puede
conocer el Renacimiento romano, no evoluciona a la par que su maestro. El no haber
salido de Salamanca le impide evolucionar.
Esto plantea un problema y es que a Lucas Fernández siempre se le ha acusado de
primitivismo, siempre se ha dicho que era un autor medieval y no del Renacimiento, y en
ello habría influido el no haber salido de este ciclo salmantino. Pero esto es falso:
primero porque, aunque Salamanca no era Roma, no era la corte de los Médicis, ni la de los
Dux de Venecia, era un núcleo renacentista, y, segundo, porque el análisis de su obra
demuestra que hay suficientes elementos renacentistas para quitarle ese calificativo de
tosco, medieval, etc.
Veamos el Auto de Pasión. Pero antes el otro teatro religioso de Lucas Fernández.
Contribuye también al teatro navideño con la Égloga del nacimiento y el Auto del
nacimiento: son importantes, pero en absoluto tienen la novedad del Auto de la pasión, con
los mismos procedimientos que ya hemos visto, tales como elementos profanos, temas
religiosos, adoración al niño, villancicos, etc. Son importantes porque demuestran una
continuidad en el teatro navideño, demuestran que el padre de todos ellos es Juan del
Encina, y Lucas Fernández demuestra unos conocimientos teológicos de la Historia Sagrada
más profundos que Juan del Encina, pero a cambio el profundo lirismo que hay en Juan del
Encina falta en Lucas Fernández.
Y dicho esto, vamos por fin al Auto de pasión. Naturalmente se trata de la pasión de
Cristo, de ese momento luctuoso para los creyentes que es la muerte de Dios y para los no
creyentes la ejecución de un auténtico revolucionario que es Jesucristo. Para un cristiano de
verdad no puede haber nada más terrible que la muerte de su dios. Pocas religiones se
permiten el matar a su dios.
Desde el punto de vista teatral, no puede comunicar contenidos nuevos (que si muere, que
si no muere), porque todos los espectadores religiosos saben que muere en la cruz, etc.
Desde el punto de vista de los hechos, la obra no puede jugar con el efecto sorpresa, con la
tensión del personaje, porque son conocidos. No se trata tanto de contar hechos, de
transmitir un argumento, como de conmover, de producir una situación de angustia en el
espectador feligrés que ve en escena la pasión de Cristo.
En el s. XVI se vivía con una enorme intensidad la pasión de Cristo y para ello se
ponían en escena estas pasiones vivientes que representaban los propios habitantes del
GIL VICENTE
1465-1537. Portugués. Pero como buen renacentista escribe perfectamente en español: las
mejores obras de Gil Vicente están en español (Don Duardos, por ejemplo, que es la mejor
de todas). Está vinculado a Salamanca, son frecuentes los viajes de Gil Vicente a
Salamanca, es indudable que conoce el teatro de Juan del Encina y Lucas Fernández,
repite la nómina de apellidos, vinculado a la corte manuelina portuguesa, por lo tanto,
Para cerrar esta primera etapa del teatro religioso de Gil Vicente hay una pieza menor,
breve, un Auto titulado Auto de San Martín, que ha llevado a cierta confusión, ya que se
representó en una procesión del Corpus, en Lisboa, lo que llevó a algunos críticos a
considerarla como un antecedente del Auto Sacramental. Pero de antecedente del Auto
Sacramental nada: lo único que tiene en común es eso, que se presenta en una procesión del
Corpus, pero no tiene ninguno de sus elementos (alegoría, etc.). Se trata de una pieza
hagiográfica. Con este Auto de San Martín se cierra el primer teatro religioso de Gil
Vicente.
En el Auto de los cuatro tiempos Gil Vicente va un paso más allá. Aquí vuelve a
aparecer el tema del recién nacido, del Nacimiento de Belén, pero aquí ya no hay
pastores, ya no hay campos de Salamanca, ya no hay lluvia; todo eso desaparece, lo que
supone una evolución. Gil Vicente lo que hace es sustituir a los pastores por personajes
alegóricos (aquí sí hay ya un paso hacia el Auto Sacramental), por conceptos, en este caso
concretamente las cuatro estaciones. La Primavera existe, pero no tiene cuerpo, una
personalidad física: estamos en ese sistema de simbolismo de alegoría, pero, además, hace
que los cuatro elementos, los cuatro tiempos, vayan a adorar al recién nacido
acompañados de Júpiter, dios básico de la cosmogonía pagana. Gil Vicente pone el
tiempo que se pone a los pies del recién nacido, concepto cósmico, universal, más sutil
que los pastores, y acompañados los cuatro tiempos del dios pagano, es decir, pone el
paganismo a los pies del Dios cristiano, muy lejos ya, por tanto, del primer teatro
salmantino.
Hay una obra, las Trilogias das barca (el título está en portugués), o la Trilogía de las
barcas, donde hay una barca del Infierno, el Purgatorio y la Gloria. Se basa en los viejos
conceptos del Infierno al otro lado del río Leteo, una barca que gobierna Caronte, una
barca que sólo puede hacer el trayecto en un sentido, ya que solamente Caronte, el barquero,
puede hacer el camino inverso para cargar almas. Por otra parte, se apoya también en el
esquema básico de las danzas de la muerte, esa poesía falsamente democratizadora, según
Díez Borque, porque es después de la muerte. Este es el esquema básico. En la barca del
Infierno están, naturalmente, los usureros, los zapateros (ya vimos que era una profesión de
cristianos nuevos, conversos), una estructura social curiosa. En la del Purgatorio también,
pero la que nos interesa es la de la Gloria.
La barca del Infierno y la del Purgatorio están escritas en portugués; la de la Gloria en
Pasamos al Gil Vicente del teatro profano, pero, especialmente, al Gil Vicente de la
Tragicomedia de Don Duardos, obra magistral. Va precedida de una obra que sirve
como antecedente, pero que no es una obra mayor, la Comedia del viudo, donde ya
aparece el disfraz y la doble intriga. Hay que comparar cuando habla el protagonista,
Don Rosvel, habla disfrazado de pobre hortelano y cuando habla como lo que es, un
noble: la madurez con que Gil Vicente utiliza la técnica de la doble intriga, la técnica del
disfraz, que va a ser omnipresente en el teatro del XVII. Es una tensión falsa, porque el
espectador está en el secreto, sabe que el campesino es noble, sabe más que los
propios personajes de la obra, es superior a los personajes, hay una cierta superioridad por
parte del espectador, pero sufre porque no sabe el final (aunque intuye que cae el disfraz).
Básicamente Don Duardos es una escenificación de una novela de caballerías,
Primaleón, de la cual Gil Vicente ha eliminado parte. El tema de la obra es un conflicto
social que es comprobar si por sus propios méritos es capaz de conseguir el amor de
Flérida, si Dios es capaz de convertir el sayal en brocado. Se ha hablado del sadismo de Don
Durados, que, en todo caso, sería sadomasoquismo, porque se somete el mismo al
tormento, pero es un tema teatral, literario, social. Flérida no puede enamorarse de un
pobre hortelano; debe tomarse un filtro amoroso, lo que le hace enamorarse completamente
de Don Duardos. Pero Flérida sospecha que Don Duardos, digamos, es un caballero y no
un hortelano. Cómo, cuándo y dónde dice Don Duardos que es un caballero: pues cuando
está en soledad. Esto es algo clave en la obra: los soliloquios de Don Duardos, que se para
toda la obra fingiendo. En soledad, en la noche, Don Duardos habla con los árboles, con
las flores, con las plantas. Llega un momento en que es necesario el desenlace en la obra
y llega al final naturalmente de la única forma posible: la caída del disfraz, la recuperación
de la personalidad de Don Duardos como noble inglés, y vuelve a dar un desenlace
lírico-dramático. Flérida se va a ir él a Inglaterra (aparece el problema de la relación
paterno-filial –«digan que amor me lleva»–, que nos recuerda a LC). La obra concluye con
un bellísimo y evanescente final, la nave camino de Inglaterra, Flérida dormida en brazos de
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
su amado. ORO
Como final, Gil Vicente tiene también otra obra sobre el Amadís de Gaula, una farsa
sobre las gitanas (Auto de las gitanas), en el que intenta reproducir su lengua, pero lo
fundamental es lo otro.
Italia
Lope de Rueda
Torres Naharro – Timoneda – Lope de Vega
Alonso de la Vega
Es la línea de la comedia, que empezaría en España con Bartolomé de Torres Naharro, que
bebe de Italia, enlazando con él vendría esos tres autores y después Lope de Vega. Si Juan
del Encina en su Arte de poesía castellana construye una teoría literaria, Torres Naharro
contruye también una teoría teatral en el prólogo a la Propalladia, donde teoriza sobre el
teatro. Su teoría comienza por la definición de comedia: «comedia no es sino un artificio
ingenioso de notables y finalmente alegres acontecimientos.» No sobra ni una sola palabra
en esta definición. «Artificio» es algo voluntariamente artístico; el teatro es teatro.
«Ingenioso», que es una palabra clave en la historia de nuestra literatura y de nuestra
cultura, quiere decir algo hecho con arte, con novedad. «De notables» porque tienen que
ser importantes y «alegres acontecimientos» porque la comedia ha de ser alegre, ha de tener
un final feliz. Torres Naharro todavía es un aristotélico porque distingue perfectamente
entre comedia y tragedia.
Pero, además, establece dos grandes grupos, o clases, de comedia: comedia a noticia y
comedia a fantasía. ¿Qué son comedias a noticia?: «de cosa nota y vista en realidad de
verdad», como la Soldadesca y la Tinellaria. Las comedias a fantasía son «de cosa
fantástica o fingida, que tenga color de verdad aunque no lo sea.» Torres Naharro está
planteando el problema de la verosimilitud , y está haciendo un reparto en dos grandes
grupos de toda la vida, dos tipos de realismo: lo que podríamos llamar un realismo mimético
(de mimesis), que serían las comedias a noticia, o bien fantasía, donde entraría la invención
del autor, pero no producir mundos imaginarios, sino para inventar historias dentro de los
cauces de la verosimilitud. Las comedias a noticia serían un documento y las comedias
a fantasía una invención, pero no algo fantástico. Todo eso de comedia a noticia sería real.
El ejemplo capital de la comedia a fantasía es la Comedia Ymenea: Ymeneo no existió,
pero lo que cuenta es totalmente verosímil para el espectador del XVI.
Esto nos introduce, o nos lleva, a dos conceptos claves: la verisimilitud histórica y la
verosimilitud atemporal (que veremos también en El castigo sin venganza). La
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
ORO se refiere a lo que es verosímil ayer y hoy; la histórica sólo se
verosimilitud atemporal
entiende en su siglo. Para un espectador del XVII era totalmente verosímil que el padre
mandara matar a su hijo y a su madre, como ocurre, por ejemplo, en El castigo sin
venganza. En Ymenea hay una verosimilitud que para nosotros, espectadores del XXI, no
es tal.
Torres Naharro atiende a aspectos muy concretos: las comedias han de tener siempre 5
actos, porque si no tuviera 5 actos no se podría desarrollar bien el argumento. Han de tener
entre 6 y 12 personajes, no menos, porque si no parecería pobre, ni más, porque entonces el
espectador no podría seguirla.
Pero lo que más interesa del teatro es la distinción que hace entre introito, un prólogo,
más los 5 actos. El prólogo resulta clave porque es el lugar donde reaparece el pastor ; la
segunda función del prólogo es la de introito; es el lugar también de la crítica social. El
prólogo es, además, la explicación del argumento de la obra, de cómo ha de ser entendida,
funciona como programa de mano. El prólogo es el padre y la madre de lo que después va a
ser la loa en el s. XVII; la diferencia es que en la loa ya no se explica el argumento, ya no
tiene vinculación ninguna con la pieza teatral que viene a continuación, pero sigue siendo el
lugar de la comicidad, de la presentación de la compañía, etc.
Nos interesan más las comedias a fantasía (arquetipos inventados pero que sean
verosímiles). La verosimilitud es un concepto absolutamente temporal. Pero hay una
verosimilitud temporal y una verosimilitud atemporal. El ejemplo máximo de la comedia a
fantasía es la Comedia Ymenea, que es una obra mucho más avanzada que todo el teatro que
Otras formas que ni son teatro pastoril, ni religioso, ni comedia: teatro mitológico, teatro
para bodas y teatro político, es decir, obras encaminadas a hacer propaganda del rey. Hubo
un TEATRO POLÍTICO, de exaltación del rey, de elogio de la patria, de los grandes
ideales, de propaganda. Díez Borque ha elegido tres obras que ensalzan la figura del
emperador Carlos V, pero desde distintas posiciones. En la primera se va a tratar su llegada
a Castilla, en la segunda se va a ensalzar al Carlos V conquistador y en la tercera al Carlos
V príncipe de la paz.
La primera, relacionada con la llegada de Carlos V a España en 1517 , se titula Égloga
real, la segunda obra es de 1525 y trata de la batalla de Pavía, Coplas nuevamente trovadas
(?), y la tercera, de 1529, trata de la paz de Cambray con Francia. El emperador es el
mismo, pero enfocado desde tres puntos de vista distintos: aceptación, guerra y paz.
Hay tres elementos comunes a las tres obras: el mesianismo, que quiere decir que dios
ayuda al emperador, interviene a favor de Carlos V; la consideración de Carlos V como
pastor, a Carlos V se le llama el “pastor bueno” (el mundo pastoril al servicio también de
la política); la utilización de la Historia al servicio de la causa y, así, se compara a Carlos V
Cómo enfoca el problema la Égloga: Carlos V llega a España a finales de 1517. España,
Castilla, lo recibe de uñas y convoca unas Cortes en Valladolid para que los diputados voten
si aceptan, o no, a Carlos V, que llegó vestido a la alemana, sólo le gustaba la comida
alemana y se trajo a todos sus colaboradores de Alemania. Las Cortes eran para enero; en
diciembre se representó la Égloga real, como una invitación a su aceptación. Una pieza con
una funcionalidad política precisa.
Paralelamente al teatro que hemos estado viento hasta aquí, un teatro público, un teatro
privado también, que se hace en palacio, en la Iglesia, en las plazas, hubo en el s. XVI y
también en el XVII un teatro privativo, exclusivista, endogámico, que en principio no
trasciende, no va más allá de los muros de la Universidad, un teatro de colegio y
Universidad, de tragedia y comedia.
Este teatro tenía unas finalidades muy precisas: era en el teatro universitario donde se
intentaba acostumbrar al alumno al latín coloquial, a la Retórica, familiarizar al alumno con
los grandes temas del teatro clásico, todo en lo que se llamaba “eutrapelia”, es decir, con
una finalidad docente (Horacio: combinar lo dulce con lo útil, el provecho con lo docente).
Hay que distinguir claramente entre colegio y Universidad. La Universidad, aunque
estuviera también mediatizada por la religión, era la depositaria de la cultura civil, laica,
mientras que el colegio era el depositario de la cultura clásica. En el colegio tenía también
una finalidad docente, pero se trataba de familiriarizar más al alumno con la Historia
Sagrada, con la Biblia y la hagiografía. Todos los colegios tuvieron teatro. Ahora bien,
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
ORO verdaderamente en el teatro fueron los jesuitas, porque en su plan
quienes se especializaban
docente estaba utilizar la espectacularidad con fines docentes.
Hay que distinguir también entre comedia y tragedia. En el campo de la comedia y en el
ámbito de la Universidad lo primero que se hace es traducir a los grandes comediógrafos
griegos y latinos, pero especialmente latinos, porque nuestro Renacimiento es
fundamentalmente latino: Aristófanes y Meandro, pero, sobre todo, Plauto y Terencio.
Se escriben obras como la Hispaniola de Juan Maldonado, o el Necromanticus y el
Decepti de Juan Pérez, pero la figura más importante dentro de la comedia en Universidad
es la de Juan Lorenzo Palminero que escribe la Comedia Octavia: introduce ya diálogo en
castellano, dentro del conjunto de la comedia que está en latín, por la razón sencilla de que
los alumnos iban olvidando el latín. El humanista Mal Lara escribe su comedia Locustia
primero completa en latín y después él mismo la traduce completa en castellano. El latín se
iba perdiendo en las aulas.
En colegio van a ser los jesuitas fundamentalmente los grandes especialistas del teatro,
pero todavía en el s. XVII la hija de Lope de Vega, Sor Marcela de San Félix, muy a pesar
de su padre, escribía teatro para que se representara en su convento. El teatro de colegio es
fundamentalmente un teatro bíblico. La mejor obra de colegio de jesuitas es la Tragedia
de San Hermenegildo. El padre Bonifacio Acevedo era un gran especialista. Se prestaban
códices teatrales de un convento a otro.
La tragedia no tuvo terreno abonado en España. Se han dado muchas explicaciones de que
la tragedia es incompatible con el puro espíritu cristiano. A la masa de cristianos viejos no
les interesa el mundo de la tragedia. Pero tenemos la tragedia de círculos cerrados, de
colegio y Universidad, que sigue su camino al margen del gusto público, fuera de las aulas,
en donde tenemos un intento de escribir tragedia, Argensola, Bermúdez, Juan de la
Cueva, Cervantes, todos dramaturgos del último tercio del XVI, que intentan dar altura al
teatro nacional con la tragedia, incluido Cervantes con su Numancia, pero fracasan
estrepitosamente. Y por qué fracasan: porque confunden la sangre con la trascendencia
trágica; no por acumular muertes, sangre, tremendismo, con eso no se consigue la
trascendencia trágica: el espíritu trágico es una filosofía, es algo trascendente.
Volvamos otra vez a las aulas: tenemos dos grandes bloques, la tragedia en
Universidad y la tragedia en el colegio. A la tragedia en Universidad se vincula la actividad
teatral de grandes humanistas como Simón Abril, Fray Luis de León, El Brocense,
Boscán, que traducen tragedias clásicas, a Esquilo, Sófocles y Eurípides, y después a
Séneca, y a la vez escriben obras trágicas a imitación de la tragedia clásica. Pero aquí se
produce un fenómeno en cierto modo semejante a lo que ocurre fuera de las aulas: se va
olvidando a los grandes trágicos griegos y se va poniendo la atención a un gran trágico
latino muy inferior, Séneca, que es un poco mundo sangriento de la tragedia, y, sobre todo,
es la moralización de la tragedia.
Los jesuitas fueron auténticos maestros de la tragedia, y hay una obra fundamental,
Del TEATRO RELIGIOSO no vamos a ver nada: Yanguas y Diego Sánchez de Badajoz.
JOAN DE TIMONEDA
TEORÍA TEATRAL DE
CERVANTES TEATRO
DE CERVANTES
En el prólogo a Ocho comedias y ocho entremeses de 1615 habíamos visto decir a
Cervantes:
« (…) me atreví a reducir las comedias a tres jornadas, de cinco que tenían; mostré,
Ahora bien, ¿dónde están esas 20 o 30 comedias? O dicho de otra forma ¿qué
conservamos del texto de Cervantes? Dos obras de comienzos , antes de Lope, El trato de
Argel y La Numancia, y ocho comedias y o entremeses publicados en 1615. Luego
tendríamos 10 obras largas y 8 entremeses; hasta 30 faltan muchas. Es posible que haya
más, pero se hace difícil pensar que haya 20 comedias perdidas de Cervantes. Esto
respondería a la misma “estética del fracaso” que mencionamos al hablar de su teoría teatral,
es decir, Cervantes se atribuiría méritos, como el de reducir de 5 a 3 actos, que no es de él,
o las figuras alegóricas, que tampoco es mérito de él, Gil Vicente sin ir más lejos las utilizó
y Hernán López de Yanguas. Cervantes construye una teoría de teatro a su favor.
PÁGINA 45
Esto nos lleva al segundo teatro de Cervantes, después de haber triunfado ya Lope. Hay
un auténtico problema de querer y no querer: quiere parecerse a Lope pero no se atreve;
no se sube al carro de la Comedia Nueva; quiere estar a la altura de los tiempos pero algo
hay en Cervantes que le hace retirarse. Hay una gran riqueza y variedad temática. Un
tema recurrente en el teatro de Cervantes, la prisión de Argel, que, en contra de las
versiones de un Cervantes gay, deja una honda huella en Cervantes, y el tema reaparece
también en obras como Los baños de Argel (baños = prisión), en El gallardo español,
en La gran sultana (estas obras son ya de la segunda época). Argel es un dato de la
biografía de Cervantes que nos ayuda a explicar su obra. Cervantes no podrá dejar de
escribir teatro de amor, que tenemos en La casa de los celos, El laberinto de amor.
Pero interesa más destacar que Cervantes intenta en dos obras aproximarse a la comedia de
capa y espada: El rufián dichoso y La entretenida. Son dos obras es las que intenta
aproximarse más a Lope, a la Comedia Nueva, y, sin embargo, ninguna de las dos
podrían considerarse como tales: hay disfraz, hay equívocos, pero son un “como si pero
sin ser”. Son ejemplares modélicos de esa frustrada, difícil relación de Cervantes con
Lope y la Comedia Nueva.
Pero hay una obra magnífica, Pedro de Urdemalas, primero por su teatralidad, que nace
del hecho de que un mismo personaje va adoptando personalidades distintas: gitano, pícaro,
ermitaño, estudiante, comediante; la esencia de la mutabilidad del ser humano. Nace de un
personaje del folklore nacional, pero lo que nos interesa es el tratamiento teatral de un
personaje con tantas posibilidades escénicas. Pero, además, están los valores de la picaresca
fuera del género de la novela picaresca. Cervantes nos presenta el drama íntimo de la
imposibilidad de salir del estado en que uno nace. Hay una frase tremenda en Pedro de
Urdemalas: «Yo soy hijo de la piedra, que padre no conocí»; por lo tanto, es una vida
marcada como la de Lázaro, Guzmán, o Don Pablos. Es una obra en algunos aspectos
mucho más innovadora que el teatro de Lope. A Cervantes en teatro “le amaneció
templando”.
El Retablo de las maravillas es una obra pequeña obra maestra. Antes tiene otros siete
entremeses anteriores, en donde trata de un vizcaíno, en El vizcaíno fingido, el cornudo, en
La cueva de Salamanca, el sacristán, amores desclasados, el matrimonio desigual, los
alcaldes ridículos… Pero, sobre todo, tenemos el Retablo de las maravillas, que es por
antonomasia el teatro de la palabra, creando espacio escénico: es la gran burla. Llegan al
pueblo dos cómicos, Chirinos y Chanfalla, que sólo se llevan a sí mismos, ni decorado, ni
nada, sólo dos pícaros, pero que van a servir para dejar “con el culo al aire” a una
sociedad. Llegan a ese pueblo, van a ver al corregidor, le presentan el Retablo, con
una condición: quien no sea cristiano viejo no verá nada. Así se monta el escenario del
Retablo de las maravillas donde realmente no ocurre nada: sólo la voz de Chirinos y
Chanfalla. Llegan las lluvias, los ratones, los leones, y, en realidad, no está pasando nada:
es la ironía de Cervantes, la forma de denunciar los prejuicios de la sociedad,
desmonta los prejuicios casticistas. Pero teatralmente nos encontramos el teatro dentro del
teatro. No estamos viendo directamente una obra de teatro, sino a los que ven una obra de
teatro. Pero es que un momento en el que llega el furrier, que no está enterado del
engaño. Desde el punto de vista temático, desde el punto de vista textual, estructural y
teatral es una pequeña obra maestra.
Si hablamos de teatro hay que situar dónde se hace el teatro, los espacios teatrales del
s. XVII. Aunque el corral de comedias es el elemento central, que supone el paso decisivo a
la madurez, a la modernidad, a como entendemos hoy el teatro, no desaparecieron otros
lugares teatrales que habían tenido una importante vigencia en el s. XVI, y se crearon otros
nuevos. Hoy el teatro se hace fundamentalmente en el teatro; teatro es una palabra
polisémica. Nada más lejos de la realidad en el s. XVII, donde hay una pluralidad, riqueza,
variedad de espacios teatrales.
Como esquema básico hay que distinguir entre espacio exterior y espacio interior.
Dentro del ESPACIO EXTERIOR tenemos calle, jardín, caminos, mar (mar de
verdad y mar pequeño, esto es, estanques y ríos). Tenemos, por otra parte,
ESPACIOS INTERIORES que, a su vez, podemos dividir entre ESPACIOS NO
• Espacios exteriores
El jardín y el agua tienen una cierta importancia en el Barroco. El jardín fue un lugar
habitual de representaciones; hablamos del rey o de duques: naturalmente las casas
humildes no tenían jardín. Cuando hablamos de jardín hablamos de Aranjuez, de El Pardo,
del Palacio del Buen Retiro. El jardín era un lugar por excelencia para la síntesis del
espectáculo que busca el Barroco. Lo que se ve, lo que se oye, lo que se huele; se usó
sistemáticamente con representaciones memorables.
Y, dentro del jardín, el agua, símbolo del Barroco, se utiliza repetidamente. Se hicieron
representaciones en los ríos (El Tajo, en Aranjuez), pero en el Buen Retiro, donde hoy está
el estanque, aunque era mucho más extenso, hubo representaciones fastuosas en las que se
representaba en barcas; la Corte, el rey, asistía a la representación desde barcas; y, a su
vez, había barcas con música que acompañaba la esas representaciones, por otra parte
carísimas. Calderón de la Barca fue uno de los que sabemos acudió a estos espectáculos.
Podía hacerse de noche (cosa que en los corrales no podía ocurrir y que, por tanto,
constituye una de sus diferencias), había barcas con luces e, incluso, con fuegos artificiales.
Hay que hacer un esfuerzo de imaginación ya que no nos quedan grabados. Pero el estanque
se utilizó también para las naumaquias, fiestas acuáticas, danzas acuáticas; lo mismo que la
calle, también era un espacio polivalente. Es curioso que los avisadores, como
Barrionuevo, o Pellicer nos describen estas representaciones y dicen que alguna vez se
levantó tal viento en el estanque del Buen Retiro que se originaron olas tan grandes que
todos se marearon (lo cual es difícilmente creíble). Hay muchos ataques de los arbitristas y
los economistas por el gasto que costaban estas representaciones cuando España se estaba
muriendo de hambre.
Del agua controlada al agua descontrolada: el mar, o el océano. Está documentado que los
barcos que iban al Nuevo Mundo no pocas veces llevaban actores que iban a representar allí
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
y era habitual queORO
a lo largo del trayecto hicieran representaciones en el mar. Cuando los
Corpus Christi coincidían en alta mar hacían procesiones en alta mar. Están documentadas
también en la bahía de Tarragona (no tenían porqué ser en mitad del océano).
Hay datos curiosos, aislados: sabemos que en un viaje que hizo la reina a Zaragoza, el rey
Felipe IV, tan atento siempre a los gustos de su esposa, determinó que una compañía de
actores fuera siguiendo al cortejo real, de modo que donde a la reina le apetecía ver teatro
paraban, hacían la representación y después seguían. Lo que sería teatro en los caminos.
Con el decorado plegado y los actores, incómodos, dentro. Se situaban así los cuatro
carros: Se desplegaban los carros, se representaba la obra y se volvían a ir a otro tablado. Es
un teatro vinculado a la fiesta, pero el éxito del Auto Sacramental fue tan grande que, a partir
de 1640, se generalizó la costumbre de representarlos, una vez se habían representado ya en
las calles, en los corrales de comedias, donde seguían un tiempo en cartel. Aquí surgía la
pregunta de quién paga para que le lancen un sermón, que a la vez era un gran teatro de
apariencias, una gran comedia.
• Espacios interiores
En los interiores, bajo techo, bajo cubierto, hay que tratar primero de los espacios no
profesionales. A la cabeza están los palacios del rey. Dos grandes palacios son el Alcázar
de Madrid, que tenía forma de castillo, donde estaba el Salón Dorado, que era el lugar
habitual de magníficas representaciones, y el Palacio del Buen Retiro, el Salón de Reinos,
donde también se hacían. Hay que sumar a todo esto los palacios de los nobles.
En los palacios del rey había dos tipos de habitaciones: públicas y privadas. Las
habitaciones públicas eran los salones donde se recibía, se daba audiencia, y las privadas,
que eran los dormitorios (rey y reina dormían separados). Tanto en las públicas como en las
privadas se hacían representaciones. El dormitorio de la reina tenía cámara, antecámara,
etc., es decir, que era grande. Estas representaciones teatrales eran mucho más complejas,
con mayor riqueza escenográfica y, por tanto, mucho más caras que las que se hacían en
los corrales de comedias, aunque la corona quebró varias veces.
Si dejamos los palacios podemos preguntarnos qué ocurría en las casas de los artesanos,
de ciudadanos nobles. Hay un estudio de la profesora del Río donde, a partir de documentos
inquisitoriales, demostró que en alguna casa de Madrid hubo representaciones teatrales.
En los conventos, a pesar de la prohibición de Trento, tenemos también teatro escrito por
frailes y monjas, como el de Sor Marcela de San Félix. Hubo representaciones en las
ermitas, como en las del Buen Retiro. La Iglesia nos interesa por otro documento
inquisitorial: al cura de Cardeñosa se le ocurrió representar una comedia de amor,
aprovechando el paso por el pueblo de unos cómicos, prestar la Iglesia, y fue denunciado al
Santo Oficio; una vez más tenemos el mismo problema que en las casas de artesanos:
l’habitabilité, la habitabilidad, no sabemos la frecuencia con la que se daban.
¿Cómo era un corral de comedias? Un patio cuadrado. No tiene techo, con lo cual hay que
pensar que cuando llueve se mojan, o tienen que soportar el Sol de Madrid, es decir, las
inclemencias del tiempo. No hay luz artificial. En el s. XVIII se cubrirán los teatros. Las
tres paredes están ocupadas por aposentos o gradas. Al fondo está la cazuela. Hay un
aposento arriba donde van los curas, los poetas, etc., la tertulia. En el patio central más o
menos hacia el centro hay una reja que se llama degolladero, que lo separa en dos partes: en
la parte de allá los espectadores asisten de pie; en la parte de allá, hay una serie de
bancos corridos de tres en tres que siguen al escenario. El escenario está entablado. Al fondo
del tablado hay siempre una tapia que no se puede quitar; hay puertas y ventanas en ese
escenario. Por entonces ya en Italia existía el teatro Farnesio de Parma como lugar de
representación, pero que no se copia en España, sino que se aprovechan los patios de
vecindad.
Frente a ello surge el coliseo como lugar mucho más perfeccionado para la
representación teatral. En 1640 se inaugura en el Palacio del Buen Retiro un nuevo
En el corral de comedias hay una distancia abismal entre las localidades más baratas y las
más caras, que responde a una diferencia, a un precio político, porque es una sociedad
jerarquizada donde asisten todos juntos, pero no mezclados . La localidad más barata en el
patio era la de pie, que en 1606 costaba 20 maravedíes, que se sube a 24 en 1615 y ya no se
sube más (un real tenía 34 maravedíes). 12 reales costaba un aposento y luego se sube a 16
reales. La distancia es abismal. Son precios separadores, políticos, prohibitivos. Los
aposentos son unas localidades privilegiadas. Los jornaleros cobraban 3 reales al día, los
obreros 4 reales, y Lope cobraba 500 por obra. La entrada de la cazuela costaba 28
maravedíes, todavía no llegaba a un real, los bancos y gradas eran un poco más caras, lo
cual permitía una cierta distinción. Un corral de comedias era un microcosmos social. Era el
espectáculo por excelencia: no iban todos los días, pero sí podían ir todos alguna vez.
LA CENSURA
Una vez que el poder comprueba que el teatro podía ser un hecho de afluencia masiva, un
elemento de subversión, de disidencia, no deja nada al azar. Ya en época de Felipe II habían
comenzado a aparecer las primeras normas, las primeras leyes sobre el teatro, y eso que en
esa época el teatro no tiene una dimensión masiva. Pero se ocupan más de las cuestiones
religiosas. Esta censura precede a la verdadera y auténtica censura que comienza con los
sucesivos “reglamentos de teatro”; el primero es de 1608, pero tenemos otro de 1615, otro
de 1641, etc.
Los reglamentos de teatro son una voluntad clara, precisa, de controlarlo todo en el
hecho teatral, de no dejar nada al aire, sin reglamentar, porque podía haber sido un arma
muy peligrosa para el poder; para leer hace falta saber leer, pero en un país donde casi el
80 % es analfabeto, aunque hay formas de comunicación escritas por la palabra, lleva una
censura previa. En el teatro basta con tener oídos para oír y se puede ser absolutamente
analfabeto para poder recibir el mensaje que transmite la obra. En estos reglamentos se
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
ORO (empresarios) de comedia, se obliga a los autores a que den una lista
habla sobre los autores
de los miembros de que se compone la compañía, se dice que no puede haber más de dos
compañías en Madrid, que se ponga en los carteles quién es el poeta de la obra.
La censura previa para el teatro queda clarísimamente expresada en la cláusula cuarta del
reglamento de 1608, y que dice que lleven la obra antes de su estreno al señor del Consejo
para que la mande ver y examinar, y que no salga ninguna mujer a cantar y a bailar vestida
de hombre (esto no se va a cumplir). Pero lo importante es que antes de representarla tenía
que verla un censor. Una vez que la han aprobado, en el corral de comedias hay un
delegado del poder, y si a algún actor se le ocurría decir algo tachado suspendía la
representación. Ocurre que cualquier texto ingenuo se puede convertir en obsceno con un
simple gesto del autor; para eso estaba el “delegado del gobierno”.
También se ha dicho que una cosa es Madrid y otra el resto de España: no había el mismo
control en Madrid que en un pueblo perdido de La Mancha. Es verdad y es mentira porque
leemos en el Retablo de las maravillas de Cervantes que cuando una compañía de actores
llega a un pueblo ha de hacer representación delante del Corregidor (representante del
poder central, del rey en ese pueblo), para que autorice la representación. Por lo tanto,
aunque no fuera un control equivalente al de Madrid, control había en toda España.
La censura afecta al acto de creación literaria. Lo que más les preocupa a los censores es
que no atacaran al rey, ni a la religión, y el sexo. Para los reglamentos de teatro se
nombra un “comisario de libro” y un “comisario de semana”, encargados del control
económico, y se nombra al “protector de comedias”, que es la autoridad máxima de
todo lo que ocurre en teatro, y, además, se nombra una policía especial de espectáculos, los
llamados “alguaciles de comedias”, que ayudaban a los alguaciles normales (la policía
municipal hoy, digamos).
En el reglamento de 1615 se dice todavía que no pueden representar mujeres mayores de
18 años si no son casadas y llevan consigo a sus maridos; que las compañías no representen
en casas particulares a no ser que sean nobles; que no se represente ninguna comedia desde
el Miércoles de Ceniza hasta el día de Pascua, ni los domingos de Adviento; que no traigan
vestidos en contra de las leyes fuera del teatro.
PÁGINA 45
Vamos a llenar de ruido el corral de comedias (un espectáculo en el s. XVII era muy
ruidoso).
A qué hora se representaba el teatro: en Palacio a la hora que le diera la realísima gana a su
real persona; muchas veces coincidía con la representación en el corral de comedias con lo
que se suspendía con gran cabreo del público, pero también gran sumisión. Pero podía
haber representaciones nocturnas, que en alguna ocasión tenemos noticia de que duraban
hasta la una (impensable en los corrales).
En los corrales de comedias de octubre a abril a las dos de la tarde; en España se
almorzaba a las doce del mediodía. En primavera se comenzaba a las tres y en verano a las
cuatro. Si los teatros hubieran tenido techo no habría problema, pero éste era cuando
oscurecía, por no salir del teatro de noche, por dos razones: una razón de seguridad y otra
por una razón religiosa profunda, para que en la mente del espectador la luz artificial de las
velas no se confundiera con el templo.
Hablemos de textos y las compañías. ¿Cuánto tiempo estaban en Madrid? Compañías sólo
podía haber 12 para toda España; luego estaban los “cómicos de la legua”, que podían ser
muchos. Si son las mismas para toda España y América, una compañía no solía estar en
Madrid más de 30 días. Dentro de las compañías el estreno más esperado era el del
domingo de Pascua. Uno de los grandes problemas a los que se enfrentaban era que en el
s. XVII no había “pinganillos” (ahora ya no hay apuntadores, hay auriculares). Para los
actores este ritmo era un auténtico tour de force. Pero no solamente se estrena Comedia
Nueva; también hay reposiciones de obras estrenadas con éxito. Los actores del XVII tenían
una enorme capacidad de retención.
En el ambiente del corral de comedias el ruido, la movilidad, la desatención, eran
frecuentes. Esto afecta al hecho textual: cada equis versos se vuelve a repetir el texto, como
ayuda o soporte para el público que se perdía.
Uno de los componentes más bulliciosos de la representación era el modo en que nuestros
antepasados mostraban el acuerdo o el desacuerdo (recordemos a Cervantes cuando dice eso
de «sin que se les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa arrojadiza»). El desacuerdo
podían mostrarlo muy vivamente: arrojando verdura, por ejemplo. No se aplaudía en los
acuerdos, sino que se gritaba «¡Vítor!», vítores.
Había grupos de presión, como el del poeta Sastre de Toledo, el que, dicho sea de paso,
no sabía leer pero escribía comedias al dictado, que fueron causantes de muchos éxitos y
fracasos. Un ejemplo es la comedia El Anticristo, de Ruiz de Alarcón, decidieron tirársela
abajo, hacerla fracasar, porque no querían a Ruiz de Alarcón: la España del XVII era
profundamente racista y éste era mexicano y contrahecho, pero, en cambio, era rico. Estrena
su obra en el Corral de la Cruz; el grupo de presión había instalado unos recipientes
distribuidos estratégicamente por el teatro. Al empezar la obra, las redomas, llenas de un
Con actor hay teatro; el resto de los elementos son prescindibles. El actor es la razón de
ser del teatro porque encarna su propia esencia; deja por un espacio de tiempo su
personalidad real y se trasmuta en un personaje. Hay que preguntarse cómo era la
técnica del actor, la técnica actoral, del Siglo de Oro, en la época de Lope y Calderón. Ha
habido importantes aportaciones, como las de Evangelina Rodríguez, los primeros estudios
de Juan Manuel de Rojas, o el libro Técnicas del actor, obra dirigida por el mismo Díez
Borque.
Pero el hecho es que sabemos mucho más sobre le economía del actor que del arte del
actor. Nos informan de que ser primer actor o actriz era muy rentable, ganaban mucho
dinero, y de ahí vamos bajando gradualmente, como hoy, hasta los meritorios, que no
cobraban nada y estaban “haciendo tablas”, es decir, practicando.
Por otra parte, estaba totalmente reglamentado. En el s. XVII estaba regulado todo, todos
los aspectos profesionales de la vida actoral ya no estaban sometidos al amateurismo, sino a
la profesionalidad, y todo estaba perfectamente establecido.
Hay que distinguir muy claramente entre las compañías reales y de título, que eran 12
para toda España, minuciosamente controladas, sobre ellas caía el peso de la ley, y aparte de
ellas estaba el mundo de cómicos ambulantes de la legua, que estaban también sometidos
a una cierta legislación, pero sin el peso legislativo que caía sobre las compañías
profesional. Estos son los que recorrían España haciendo representaciones.
En cuanto a la técnica actoral no sabemos mucho. Hay una vocación, una voluntad de
naturalismo, que el actor pareciera y no el arte. Se valoraba mucho la capacidad de actrices
para llorar o cambiar de color (enrojecer) en escena, pero sabemos que había una cierta
tendencia a la hiperactuación, y sobre todo en la recitación. Por otra parte, el propio texto
evoca, lleva a la hiperactuación. Por eso sigue planteándose hoy cómo se decía el verso.
Sí que hay datos que nos informan de cómo era esta vida teatral. Los actores iban a las
iglesias a ver a los grandes predicadores para imitar sus gestos, que tenían una básica
función de conmover, de emocionar al auditorio.
Respecto a la comunicación escenario-espectador funciona en gran medida la misma
función mítica que hoy entre espectadores y públicos: no sólo se va a ver al actor, sino a
500 reales es mucho dinero, está bien pagado, el teatro de las grandes figuras, los
calderones, lopes, tirsos.
El poeta crea y produce en un mecanismo económico de oferta y demanda, y eso va a
afectar a la estética, a la producción; Lope escribe rápido y a veces se copia a sí mismo y
explota las situaciones, lo que no quita para que escribiera verdaderas obras maestras.
Y luego dentro de los profesionales hay, además de todos estos que tienen una
responsabilidad artística directa, una serie de profesionales vinculados al hecho teatral,
como los apuntadores, acemileros, que son los que trasladan los bártulos de la compañía,
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
ORO
aparte de los que ya hemos hablado, los alguaciles, los comisarios de libro y de semana, etc.
La conclusión que se impone al final es que el teatro entra abierta y decididamente en los
cauces de una maquinaria para el ocio, para la diversión, y, por tanto, de todos los
mecanismos económicos para una empresa.
ESCENOGRAFÍA
Qué veía toda esta gente. En primer lugar vamos a distinguir entre:
1) Corral
2) Coliseo
3) Calle y otros espacios
El problema que implica esta fachada es que la escenografía por fuerza a de contar con esa
fachada. La forma A) sería la forma realista, donde esta fachada sería, imitaría, querría ser la
fachada de una casa de Madrid, utilización realista de la fachada. Pero en otras ocasiones se
utiliza el balcón y el espectador sabe interpretar que puede ser la cima de una montaña,
la cresta de una ola, la torre de un castillo, etc. Pero, yendo más lejos todavía, hay acciones,
como la de Peribáñez, en las que una fachada no pinta nada. Hhay que tener en cuenta que
1.º) cuando estos espectadores realistas no iban con ninguna vocación realista, 2.º) iban con
una gran disposición para ello, 3.º) tenían una
Todavía dentro del corral de comedias hemos de hablar de las apariencias –nombre
técnico–, que consistían en correr, abrir, súbitamente la cortina, de forma que la fachada
inamovible adquiría una profundidad de campo. Podían ser vivas, pintadas y escultóricas.
En las vivas los actores, caracterizados de lo que fueren, están situados detrás de la
cortina, pero también pintada, lo que había detrás era un cuadro, que en palacio pueden
ser de los grandes pintores de la época (Velázquez colaboró con Calderón), y por fin las
escultóricas eran, como su propio nombre indica, esculturas. Gustaban mucho, había una
gran pasión por las apariencias; se nos cuenta la anécdota de una comedia toda
de aparienciasorientada hacia el público femenino
(antifeminismo).
SALÓN Y COLISEO
Vamos a dejar el corral, que es el espacio público, y vamos al palacio. En primer lugar hay
que precisar: palacio y palacios. Las mejores representaciones se hacen en el Palacio del
Alcázar (Salón Dorado) y en el Palacio del Buen Retiro (Salón de Reinos –hoy Museo
del Ejército–). Y no hay que olvidar los palacios de los nobles, el del Conde-duque de
Olivares y todos los demás, a los que hay sumar los jardines, los ríos, los estanques, etc.
El teatro en palacio era enormemente caro, estaba mucho más desarrollado que el teatro
en los corrales de comedia (aunque parezca una contradicción).
Costos
550.000 reales
• Barrionuevo Queja
teatro Ojo
El coliseo no era cuadrado, sino oval. Las características de representación son las que
hemos resumido hasta aquí.
Las representaciones que se hacen en el estanque del Buen Retiro eran muy complejas
y aparatosas. Pero todavía dentro del jardín el decorado es espléndido: árboles, flores,
fuentes. Pero aquí se añade una plusvalía: a ese espacio, ya esplendoroso de por sí, se le
añade un decorado enormemente complejo. Incluso tenemos testimonios de que en El
vellocino de oro, lo sabemos por las acotaciones de Lope de Vega, y sabemos por Fontana,
que utiliza tanto el fuego artificial que provocó que se quemara el teatro de Aranjuez.
De los otros espacios tenemos poca información en cuanto a la escenografía, pero
utilizando el sentido común podemos decir que no eran lugares muy apropiados y que en
conventos e iglesias se utilizaría el decorado propio de un convento y una iglesia.
Calderón de la Barca escribió no sólo Autos sacramentales, sino también entremeses, loas
y mojigangas.
Hay que preguntarse por qué se hacía esto. En primer lugar, hay razones de seguridad,
razones de policía: era mejor tener entretenidos a los espectadores desde que entraban en
el corral de comedias que descansos donde se pudiera alborotar, etc.; por tanto, por razones
de control. Así que no había descanso; se sabe que se meaba en la cazuela, lo cual es una
guarrada.
Pero hay razones más profundas: el hombre del Barroco siente una especie de horror
vacui, no puede haber vacíos en la representación. Hay razones de la exclusividad del
espectáculo teatral, el único con una estructura profesional definida. No hay espectáculos al
margen; quiere decirse que las representaciones en el corral de comedias es el espectáculo
por antonomasia, y eso significa que no sólo tiene unas funciones teatrales, sino que
incorpora elementos eróticos, tiene unos componentes de espectáculo de danza y baile, no
hay espectáculos cómicos aparte del teatro: la representación teatral se concibe como un
panespectáculo, como un espectáculo de conjunto, totalizador, que incorpora una serie de
elementos que lo convierten en un artefacto complejo. (Parece ser que en el Mesón de la
Perendanga, que estaba cerca de la puente de Segovia, había una gitana que bailaba la
zarabanda, pero esto era atípico.) después se irán ramificando por funciones: espectáculos
eróticos para el que quiera, etc.
Había una gran pasión por la danza y el baile. Danza era la palaciega, sosegada, noble.
Bailes son los populares, folclóricos, mucho más movidos, agitados, y dentro de los bailes
estaban la zarabanda y la chacona. El Padre Mariana dice que todos los que ven y bailan la
zarabanda están condenados al infierno; “pestífera” la llama. Por los datos que tenemos aquí
hay un escandalizarse aposta y una gran afición popular por la zarabanda; Cervantes en La
gitanilla dice que ya la niña en el vientre de la madre cuando da patadas está bailando la
zarabanda, como dato curioso de la popularidad de este baile. En los reglamentos de teatro
posteriores se prohíbe la zarabanda, pero no se cumple tal prohibición.
En cuanto a la competencia que hace la lectura a la representación teatral, se tenía muy
Los géneros canónicos son: Loa, Entremés, Jácara, Mojiganga, Auto sacramental y
Tragicomedia (a los que también podríamos añadir Tragedia; el propio Lope define El
castigo sin venganza, la mejor de sus obras según Díez Borque, de “tragedia moderna”).
Teatralidad plena; obras que cumplen todos los requisitos de teatralidad, que forman el
núcleo pleno de teatralidad y que son los géneros que hemos visto hasta ahora. Rodeando a
ese núcleo hay una serie de géneros parateatrales que nos van llevando hacia una órbita
totalmente exterior, que ya no tiene que ver con el teatro, aunque sí es espectáculo
(como el circo, los toros, el ballet). Hasta llegar a esta órbita externa hay una serie de
grados que participan de esa teatralidad sin ser teatro: romances dialogados, donde un
juglar habla con otro juglar, sin dejar de serlo; lo mismo ocurre con las coplas dialogadas y
con algunas manifestaciones de la fiesta cortesana.
Lo propiamente teatral son los géneros que acabamos de mencionar más arriba.
LOA
Vamos a comenzar con la Loa. Loar en castellano significa alabar; loa es alabanza.
Enlazaría con toda esa serie de géneros preliminares que tanto gustaban en el Siglo de Oro:
son los prólogos, son las poesías de elogio y alabanza, que antecede a toda edición que se
precie. La loa es un texto dramático monologado o dialogado con el que comienza la
representación y que tiene muchas funciones. Lo que nos interesa es recordar que la loa
enlaza con los prólogos-introitos de Bartolomé Torres Naharro, pero la diferencia es que
estos estaban estrictamente vinculados a la comedia a la que acompañaban. La loa del s.
XVII sí tiene como nexo de unión con los prólogos del XVI los elementos de comicidad,
pero lo que sí se ha perdido es la función explicativa, de modo que hay que pensar que el
espectador del XVII estaba más capacitado, más acostumbrado, que el del XVI.
La loa es un texto funcional que cumple muchas veces la función que hoy cumplen los
programas de mano, donde se presenta la compañía, destacando los valores de algunos
de los actores, destacando también el nombre del autor de la obra (el empresario), o el
poeta.
Pero tiene otras muchas funciones, como, por ejemplo, la de preparar al auditorio. El
elogio siempre funciona. Hay formas de elogio, de laudatio colectiva, como alabar la
ciudad donde se representaba la obra. Hay muchas “loas fluviales”, como las llama Díez
Borque, que elogian ríos, como el Guadalquivir o el Ebro, y que predisponen al auditorio.
Francisco Rico también ha señalado que estas loas daban tiempo para que los espectadores
llegaran y los actores se prepararan. Algunas dan consejos para entender la obra (algunas
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
ORO Flecniakoska). En otras se pide silencio, que era uno de los
las recoge el estudioso
grandes problemas del corral de comedias. No hay que despreciar tampoco las funciones
cómicas de la loa. Progresivamente se van acercando más a lo que era el Entremés, la
Jácara, se van haciendo cada vez más cómicas, va perdiendo funciones que le son más
propias y específicas y va entrando en ese batiburrillo de géneros de comicidad
(Bergmann). Todavía hay loas en el s. XVIII, pero se va a ir perdiendo.
ENTREMÉS
Es una pieza dramática breve, que se representaba entre jornada y jornada (aunque
también hubo representaciones de entremeses seguidos). Es un teatro escrito para hacer
reír; son piezas cómicas breves a las que les están vedados ciertos temas, como le realeza,
etc. Se mueven en un ámbito lúdico. Hay una galería limitada de personajes. Hay también
un conjunto bastante limitado de situaciones de comicidad. También hay un conjunto
bastante limitado de recursos de comicidad. Lo fundamental sería tener un estudio
comparativo de la risa, de qué se reían, por qué y para qué se ríen (o nos reímos),
valorar el sentido de la risa. No hay que hacer interpretaciones en clave de subversión, o
no subversión. Lo que ocurre con el Entremés –los primeros entremeses eran en prosa– es
que va devorándose a sí mismo, va encorsetándose. En estos géneros menores hay una
mezcla de géneros, una hibridación, un mestizaje, y ya al llegar al s. XVIII el entremés irá
evolucionando al sainete (Ramón de la Cruz será el gran sainetista) hacia el género chico, y
ya en el s. XX no es habitual (aunque algunos “cómicos de la legua” mantenían aún la
costumbre de recitar sainetes al final de la representación).
¿Quiénes escribían los entremeses, las jácaras, las mojigangas? En principio todos los
poetas dramáticos escribieron también piezas breves: Lope, o Calderón. Pero hay que decir
también que hubo escritores especializados, el más importante de todos fue Quiñones de
Benavente, gran entremesista.
Dentro del género del Entremés hay que distinguir entre los escritores que simplemente
siguen a los demás, pero los entremeses de Cervantes es otra cosa, porque son risa, son
burla, pero siempre de esa primera lectura hay un segunda irónica, crítica, tienen una doble,
triple, una cuádruple lectura.
JÁCARA
En primer lugar la Jácara tenía como personajes gentes de mal vivir, ladrones, asesinos a
sueldo, ese mundo del hampa, soldados renegados, pícaros. Estos personajes no están ni
pueden estar en ninguna situación digna. Es un género muy colorista, lleno de
contrastes, vivo, muy retórico, y, sobre todo, enormemente funcional, porque este mundo
de pícaros, jaques y asesinos contrasta con el mundo de la comedia.
MOJIGANGA
Tampoco tiene un origen dramático; era una procesión carnavalesca, bufona, esperpéntica,
desordenada, que iba al final de la fiesta cortesana, en el que había personajes vestidos de
animales, personajes grotescos, ruidos, la estética del feísmo. En la propia fiesta del
Corpus, donde el centro es la Custodia y la Eucaristía, en esa misma procesión, iba una
mojiganga que era el puro disparate. De nuevo el teatro se da cuenta de las enormes
posibilidades de este género y lo incorpora con las mismas características del absurdo.
Quien mejor definió la mojiganga es Calderón, en una loa a una de sus comedias:
«disparatar adrede.» Otra vez la funcionalidad de esta pieza, el contraste, el equilibrio, la
articulación, la Bella y la Bestia. Un hecho curioso es que hay muchas mojigangas que
tratan de la propia mojiganga –el teatro dentro del teatro–.
LA COMEDIA NUEVA
(Para la Comedia Nueva ver el prólogo a El castigo sin venganza, ed. Díez Borque, en De
Bolsillo, pp. 18-31)
El castigo sin venganza, para Díez Borque la mejor obra de Lope, estuvo dos días en cartel
en Madrid.
PLURALIDAD
(Ver fotocopias)
EL (PRETENDIDO) REALISMO
Se utiliza como fuente documental la comedia. Esto parte de un error básico: siempre la
literatura es literatura, no es documento; sí es verdad que algunas obras tienen un perfil
realista (la picaresca, por ejemplo, no lo tiene, no es realista). A la comedia le ha afectado
LA VEROSIMILITUD
Díez Borque distingue entre una verosimilitud histórica y una verosimilitud atemporal.
Cuando el hijo de Pedro Crespo, en El alcalde de Zalamea, decide marchar a la guerra y
él se le ve irse está fuera de todo contexto temporal. Este teatro se va a debatir entre lo que
es universal –ayer, hoy y siempre– y lo que es verosímil en su época; lo que era verosímil
para su siglo y que no es para el nuestro y los valores universales que nos identifican con la
literatura.
EL AMOR
Este teatro, naturalmente, trata, por encima de todo y a gran distancia, el amor. El
amor puede dar pie a muchas posibilidades argumentales. Puede ser tratado de muchas
formas y el amor aparejado a los celos y al dolor puede ser un simple mecanismo que
funciona y da origen a cientos de comedias.
amor
dolor celos
Pero puede dar origen a otra multitud de posibilidades siempre que entra en conflicto con
el honor (como en El castigo sin venganza, aunque es un amor desviado); puede ser el amor
de una dama por un desigual (El perro del hortelano). Esto es lo más habitual: las
desigualdades fingidas.
Pero el problema de vincularlo a una violación ha creado tres obras fundamentales:
Fuenteovejuna, El mejor alcalde, el rey y Peribáñez y el Comendador de Ocaña, aunque en
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
este último caso ORO
no se consuma la violación (en este grupo se podría incluir también El
alcalde de Zalamea). Se han interpretado muy mal estas obras. El noble, al actuar así, pierde
su condición de noble.
Lo que sí hay en todas las obras que tratan de amor, y en todas las demás, son bellísimos
versos que tratan de amor. Lope, de formación garcilasista, es uno de los mejores poetas de
amor que ha dado la literatura. Nos encontramos con una magnífica poesía lírica.
EL HONOR
EL CONCEPTO DE PATRIA
FUENTES
Para llenar de argumentos este teatro hay una enorme variedad de fuentes, una enorme
variedad de posibilidades:
– La Historia por encima de todo: Historia remota, que puede llegar hasta Egipto, Historia
de Oriente, clásica, Historia remota española (Edad Media), Historia próxima (lo que se
hacía enormemente peligroso). Dentro de la Historia hay una enorme variedad de fuentes:
desde las más fabulosas a la Historia más pretendidamente objetiva: leyendas, romances,
crónicas.
– La mitología: la Historia de los dioses paganos, que en Lope (El laberinto de Creta, El
amor enamorado) no va a ser tan importante como en Calderón. Iban dirigidas
fundamentalmente a palacio: el palacio es el ámbito de la mitología, pero hay suficientes
testimonios de puestas en escena en corrales de comedias.
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
ORO
– Hay también, aparte del Auto sacramental, un teatro religioso: puede ser vidas de santos,
esto es, hagiográfico, bíblico, etc.
– Hay comedias novelescas, como las llamaba Menéndez Pelayo, como, por ejemplo,
próxima a la novela pastoril estaría La Arcadia, próxima a la novela caballeresca El
marqués de Mantua, y próxima a la novela cortesana estaría El acero de Madrid.
El principal es Lope; sin Lope no hubiera habido Calderón. De haber escrito en inglés
sería superior a Shakespeare. Por la pluralidad de géneros y de registros. La vida es sueño
es un drama universal. Sencillamente porque escribe en español. Los hispanistas alemanes
lo entendieron muy bien y durante la segunda mitad del XIX fueron su altavoz en Europa.
Luego cayó en desgracia, relativamente porque grandes directores, como Prokovsky,
Meyerhof, o Passolini, lo han tratado. Pero no ha tenido el peso que debería tener en el
canon universal, porque entre otras cosas Harold Bloom dice que Calderón es un
“dramaturgo religioso” y así se lo carga de un plumazo. Este es el punto de partida:
Calderón es un dramaturgo del canon universal.
A Calderón le ha perjudicado mucho una lectura ideológica deformada, que parte de
Menéndez Pelayo que dijo aquello de “católico a machamartillo”. Como el defensor a
ultranza de todo lo postridentino. El teatro de Calderón lo definió Díez Borque como “un
drama poliédrico”, Calderón es poliédrico, según él. Hay muchos más niveles en Calderón
de la Barca; como un defensor a ultranza del código del honor (El médico de su honra), etc.
La crítica hispánica inglesa ha hecho otra lectura de estas obras demostrando que Calderón
no defiende el código del honor, sino todo lo contrario, demostrando adónde lleva dicho
código.
Vamos a hacer un recorrido por su obra. Pero antes veamos algunos aspectos centrales de
su vida. Calderón nació en 1600, en Madrid; cuando se publicó la primera parte de El
Quijote Calderón tenía cinco añitos y Gracián sólo tres. En primer lugar, realizó estudios
profundos, con dedicación, en la Complutense, en Alcalá, en el famosísimo colegio de los
jesuitas, pero sobre todo interesa destacar que mientras que Lope fue un picaflor, de libro en
libro y de mujer en mujer, Calderón fue un buen estudiante, lo que le permitió adquirir unos
conocimientos de Retórica, etc., que explican ese barroquismo de mecánica perfección. Le
acusaron de un crimen que no había cometido…
Hacia los 21 años, es decir, hacia 1621 –los años de su vida corren parejos a los del siglo–,
tiene sus primeras experiencias literarias. Pero es en la década de los años 30, 1630 en
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
adelante, la épocaORO
y el momento en que se sitúan las mejores obras de Calderón, las más
conocidas, esas que se citan siempre (El alcalde de Zalamea, El médico de su honra…); es
el Calderón dedicado en exclusiva al teatro.
Hasta que en 1651 toma la decisión de hacerse sacerdote, decisión que había aplazado
desde la mayoría de edad (se lo había prometido a su abuela), y se habla de una profunda
crisis espiritual; nosotros no estábamos allí para comprobarlo, pero no: se hace cura y ya
está, parece que sigue un designio de los dramaturgos. Lope, después de haberse hecho cura
sigue teniendo amantes, incluso hijos; al levantar la Sagrada Forma en la consagración vio el
rostro de Marta de Nevares en la Hostia. La ordenación sacerdotal de Calderón parece
sincera, porque a diferencia de Lope Calderón deja prácticamente de escribir teatro
profano, teatro de amor, y se dedica casi en exclusiva a los Autos sacramentales y al teatro
mitológico, es decir, a los dos dioses.
Calderón frecuenta el palacio del Buen Retiro, que le había construido el Conde-duque en
1632, y es nombrado dramaturgo oficial de palacio, con un sueldo oficial, por Felipe
IV, junto con Velázquez, pintor oficial de cámara, nombra un buen tándem de grandísimos
creadores. Entre Calderón y Velázquez hubo una buena amistad. Hay una influencia mutua
entre literatura y arte; además Calderón era un buen experto en arte y un gran coleccionista;
sustanciosas y benéficas serían sus conversaciones.
A partir de esa década Calderón va reconcentrándose en eso que se ha denominado el
“museo del discreto”. Comparando los testamentos de Calderón y Lope, que por fortuna
conservamos, se comprueba que murió rico, hizo buen negocio con el teatro; Lope, sin
embargo, murió pobre de solemnidad, porque su vida era más cara.
Llega así 1681, agosto, Calderón muere en Madrid y elabora, como gran dramaturgo que
era, un diseño espectacular de su propio entierro: ordena que se digan por su alma 3.000
misas, etc., con la humildad como excusa, un diseño totalmente barroco. Sus restos se
pierden como se han perdido los de Velázquez, Lope, y, en fin, casi todos los españoles
ilustres del XVII.
El Calderón dramaturgo. Calderón es un dramaturgo complejo; por un parte, domina a la
perfección la mecánica teatral, pero es a la vez un dramaturgo que escribe obras como La
vida es sueño que no se hacen en Europa en ese tiempo. Como dramaturgo de oficio
Calderón domina a la perfección la Retórica, es un maestro de la Retórica, sería un buen
discípulo de Baltasar Gracián; en su obra encontramos ejemplificadas todas las figuras
retóricas, en el momento oportuno, con un gran rendimiento teatral. Calderón domina todas
las técnicas estructurales y, a la vez, tenía una potente imaginación visual, una potente
capacidad para crear espacios teatrales, con una relación con la pintura que nos muestran la
gran belleza de sus puestas en escena. Todo esto convierte a Calderón en una quintaesencia
del Barroco, el perfecto dramaturgo del Barroco; por eso gustó tanto en Alemania.
Sabemos, además, que a Calderón, le gustaba actuar. Le gustaba también dirigir los
ensayos de sus obras, se ocupaba también de la escenografía, especialmente de sus Autos
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
ORO
sacramentales, y eso le trajo grandes problemas, quebraderos de cabeza, cuando no le hacían
caso. La música ocupa un lugar importantísimo; no en la creación dramática de Calderón:
es el creador de la Zarzuela (nada que ver con lo que entendemos actualmente). La
Zarzuela de Calderón es ópera (se denominó Zarzuela porque las primeras representaciones
fueron en el palacio de la Zarzuela, terreno donde había zarzas). Es teatro con música. En el
Auto sacramental la música también ocupa un papel fundamental. La música fue definida
como “imán de los afectos”.
Calderón tenía una sólida cultura filosófica, histórica, Retórica y pictórica.
Calderón puede escribir La vida es sueño, como una mojiganga: hay sólo un dramaturgo,
capaz y muy capaz de crear dentro de los géneros que existen en el Barroco.
La tragedia de Calderón. Se discute si tiene o no tiene tragedia. Hay un bloque de obras
que podríamos clasificar de tragedias, aunque no aparecen los elementos constitutivos de la
tragedia clásica (coros, etc.).
Tenemos primeramente las tragedias del honor. Hay tres obras:
• El médico de su honra
• El pintor de su deshonra
• A secreto agravio, secreta venganza (lo mismo que veíamos en El
castigo sin venganza, en el sentido de “venganza sin que se sepa”)
Mujeres ejecutadas por sus maridos porque el código del honor lo exige y el código legal
de la época lo permite (y que habría que relacionar con la idea de la verosimilitud
histórica y atemporal). Una sutil lectura inglesa dice que hay más una crítica que una
defensa.
Pero tenemos una tragedia sobre el poder, la obsesión de mando, como en La hija del
aire; es la lucha pura y dura por el poder.
Hay tragedia sobre los celos: en El mayor monstruo del mundo Herodes mata por celos
de su mujer, pero sigue estando celoso y se suicida.
Hay tragedia religiosa: El Príncipe Constante.
Tragedia bíblica: Los hijos de Absalón.
Y, últimamente, Díez Borque califica de drama del abuso del poder a El alcalde de
Zalamea, que, en la línea de El mejor alcalde, el rey, Fuenteovejuna y Peribáñez de Lope,
muestra la violencia que hace un superior sobre una inferior, en este caso la violación del
capitán sobre la hija de Pedro Crespo, a la que viola y abandona, y lleva a que éste se tome
la justicia por su mano, llevando al garrote al capitán. Lo fundamental en esta obra es el
Document shared on https://www.docsity.com/es/teatro-espanol-de-los-siglos-de-oro-2-1/2814254/
Downloaded by: cervera05 (barbaramc1710@gmail.com)
TEATRO ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
ORO
hecho de que el rey Felipe II, de camino hacia Portugal con sus ejércitos, para por Zalamea,
le cuentan la terrible historia, su primera reacción es ejecutar a Pedro Crespo, porque ha
violentado la justicia real, pero cuando Pedro Crespo le cuenta la historia no sólo le
ratifica en su cargo, sino que le nombre alcalde perpetuo.
Hay un Calderón filósofo, profundo, de La vida es sueño, una de las obras más
complejas, contradictorias, que se han escrito en el teatro universal. Meditación filosófica
sobre el libre albedrío, el abuso del poder, la muerte, es una obra que estaría en la línea de
El Quijote (y ni Calderón había leído a Cervantes, ni Cervantes a Calderón; más tarde sí:
incluso escribe una obra titulada Don Quijote de la Mancha, que se ha perdido).
Calderón escribe Historia: tenemos un Calderón de defensa de la actuación de las
tropas españolas, como en El sitio de Breda, igual que el cuadro de Las Lanzas de
Velázquez, «aquestas las llaves son», lo que hizo España en el Nuevo Mundo, La Aurora
en Copacabana, que es, punto por punto, una defensa de la conquista que se hizo del Perú
y un ataque de lo que hicieron los indios en defensa de su tierra, pero, a su vez, escribió El
tuzaní de la Alpujarra, donde adopta una postura a favor de los moriscos en contra del rey
Felipe II.
Y está el Calderón solemne de palacio, de un teatro ornamental, carísimo, el Calderón de
los dioses paganos, de la mitología, que domina como nadie los mitos, que representa
tanto en el Salón Dorado como en el de Reinos, como en el estanque del Buen Retiro, o en
el coliseo. Dentro de este teatro especial interés tuvieron sus óperas (El jardín de
Falerina, La fiera, el rayo y la piedra, Celos aun del aire matan, La púrpura de la
rosa, etc.).
Y éste enlazaría con el Calderón de los Autos sacramentales, del otro Dios, sólo que unos
son falsos y el otro considerado el único verdadero, el católico, apostólico y romano. A
partir de los años 40 y de los 50 los Autos sacramentales que se representan en Madrid son
casi sólo de Calderón. Muerto Calderón en el 81 se les plantea un problema tremendo: lo
que hacen es reponer Autos, lo que no se había hecho hasta el momento. Personajes
alegóricos, simbólicos, con un profundo pensamiento teológico, con una gran riqueza
escénica, que se representa primero en la calle y luego en los corrales.
Después tenemos el Calderón del cachondeo, de la diversión, del pasatiempo, sin
mayores complejidades, de La dama duende, No hay burlas con el amor, Antes que
todo es mi dama, etc. Lo más sorprendente es que este mismo escritor fuera capaz de
escribir entremeses, jácaras, mojigangas de un puro teatro lírico, y así comprobamos que si
Calderón fue algo es plural.