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SEPTIEMBRE-JULIO 2021
ASESOR CLINICO:
CAPITULO I INTRODUCCIÓN
I. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN 2
II. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
III. JUSTIFICACIÓN
IV. OBJETIVO GENERAL
V. OBJETIVOS ESPECÍFICOS
VI. DELIMITACIÓN DEL ESTUDIO
CAPITULO V CONCLUSIONES
I. CONCLUSIONES
II. RECOMENDACIONES
ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN
Las infecciones urinarias desde el punto de vista clínico, puede presentarse como
3
una infección asintomática, denominada bacteriuria, o como una infección
sintomática, la cual se divide en infecciones baja o cistitis, e infección alta o
pielonefritis.
Son quizás las complicaciones médicas que más frecuentemente, aparecen
durante la gestación y que además pueden tener una repercusión importante,
tanto para la madre, como para la evolución del embarazo.
La bacteriuria es la colonización bacteriana, significativa del tracto urinario inferior,
en ausencia de sintomatología.
Se calcula que la infección urinaria, afecta al 15% de las mujeres de todas las
edades y más del 25% puede presentar recurrencia.
En el embarazo ocurren una serie de cambios en el aparato urinario, tanto
morfológicos, como funcionales, que aunque no modifican sustancialmente el
funcionamiento renal, crean condiciones que predisponen, a la bacteriuria, siendo
una de las complicaciones médicas más comunes durante la gestación, de un 2-
7%.
El diagnóstico y tratamiento oportuno, pueden prevenir hasta el 80%, el inicio de
un trabajo de parto pretermino, ruptura de membranas y complicaciones
neonatales, como sepsis, neumonía y meningitis.
JUSTIFICACIÓN
5
OBJETIVOS ESPECIFICOS
9
MARCO TEORICO
INDICE
Tabla de contenido
1. Infecciones del tracto urinario.....................................................................................................12
1.1 Cambios fisiopatológicos durante el embarazo......................................................................13
1.2 factores de riesgo...................................................................................................................14
1.3URETRITIS................................................................................................................................14
10
1.2 CISTITIS...................................................................................................................................15
1.3 PIELONEFRITIA........................................................................................................................16
2. INFECCIONES DEL TRACTO URINARIO EN LA MUJER EMBARAZADA............................................18
2.1 Causas....................................................................................................................................18
2.2 Patogenia...................................................................................................................................19
2.3 Factores que favorecen al desarrollo de bacteriuria en la mujer...........................................19
2.2 Etiología..................................................................................................................................21
2.3 Diagnostico.............................................................................................................................21
3 BACTERIURIA ASINTOMATICA...................................................................................................22
3.1 Definición...............................................................................................................................22
3.2 Diagnostico.............................................................................................................................22
3.3 Tratamiento............................................................................................................................23
3.4 Seguimiento...........................................................................................................................23
4.0 Bacteriuria asintomática por Streptocococus agalactie (SGB)................................................24
5.0 Diagnóstico diferencial:..........................................................................................................24
6.0 Exploraciones complementarias.......................................................................................24
7.0 Tratamiento............................................................................................................................25
7.1 Tratamiento antibiótico empírico:..........................................................................................26
3. bacteriuria asintomática………………………………………………………………………………………………………19
3.1 definición……………………………………………………………………………………………………………………………19
3.2 diagnostico………………………………………………………………………………………………………..……………….19
3.3 tratamiento………………………………………………………………………………..…………………………………….20
3.4 seguimiento…………………………………………………………………………….……………………………………….20
7. Tratamiento…………………………………………………………..…………………………………………………………….. 22
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1. Infecciones del tracto urinario
Las infecciones del tracto urinario (ITU) son una de las infecciones más
frecuentes en el ámbito comunitario. Representan una elevada carga
asistencial y económica para la salud pública y la sociedad, pues cerca de
40% de las mujeres y 12% de los hombres tendrán al menos un episodio de
ITU durante su vida. La infección se asocia con altas tasas de recurrencia,
especialmente en la mujer, y en el caso de no instaurar un tratamiento
antimicrobiano adecuado puede progresar rápidamente a bacteriemia e
incluso sepsis grave (E, 2016)
12
La cifra de microorganismos presentes en la orina que indica la existencia de
una infección urinaria ha evolucionado desde los criterios de Kass, que la
situó en 100.000 unidades formadoras de colonias (UFC), a los criterios más
modernos de la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas, que los
sitúa en 100 UFC en caso de cistitis simple o recurrente; 1.000 UFC en caso
de clínica de pielonefritis, o 100 UFC como cifra mínima para considerar
significativa una bacteriuria asintomática, una IU complicada o una IU en
pacientes portadores de sonda o catéteres.
En el aparato urinario debemos diferenciar dos elementos con distinto
comportamiento inmunológico: el parénquima (formado por la corteza y
médula renal, la próstata, el testículo y epidídimo) y las vías urinarias, que se
inician en los cálices renales, continúan con la pelvis renal, uréter y vejiga, y
finalizan en la uretra. Las infecciones que se originan tanto en el parénquima
como en las vías urinarias pueden a su vez ser complicadas o no. Las
primeras implican que existe una alteración orgánica o funcional del aparato
urinario que es responsable de esa bacteriuria. En las no complicadas, por el
contrario, con los actuales métodos diagnósticos, somos incapaces de poner
de manifiesto cualquier tipo de alteración.
Si se presentan síntomas dependientes de la propia infección, bacteriuria
sintomática o, por el contrario, únicamente son demostradas por un cultivo
urinario positivo: bacteriuria asintomática. Finalmente, todas estas formas
corresponde a un primer brote (primoinfección) o a brotes repetitivos, ya sean
por el mismo microorganismo (bacteriuria recurrente) o por diferentes
(bacteriuria por reinfección).
Ahora bien, el origen y la expresión clínica de cada uno de los procesos asociados
a la bacteriuria son diferentes, lo cual obliga a establecer una adecuada
correlación entre los datos de laboratorio, la sintomatología y otros exámenes
complementarios para alcanzar un correcto diagnóstico etiológico y de localización
de la infección; es decir, cuando el clínico se encuentra ante un paciente con una
clínica infecciosa urológica debe determinar mediante los síntomas o con la ayuda
de elementos de diagnóstico si está ante una infección exclusiva del tracto urinario
o, por el contrario, parenquimatosa, además de diferenciar si dicha infección
afecta al tracto urinario superior o al inferior. Dada la similitud de los cuadros
clínicos y el solapamiento de síntomas, se hace imprescindible un conocimiento
exacto de los diferentes tipos de patología infecciosa relacionados con las
pielonefritis o que pueden confundirse con ella.
Se considera que la bacteriuria es significativa cuando se detectan más de
100.000 UFC/ml en al menos dos cultivos. Cuando esto ocurre en un paciente sin
sintomatología urinaria hablamos de bacteriuria asintomática. Esta entidad suele 13
estar sobrediagnosticada (hasta un 10%), ya que se evalúa con un sólo cultivo
positivo.
Es más frecuente en las edades extremas de la vida. En el ámbito ambulatorio se
puede detectar hasta en un 6% de los varones y en un 18% de las mujeres. El
porcentaje es mayor en personas encamadas, donde puede llegar a ser hasta de
un 23%, e incluso hasta un 32% en pacientes hospitalizados. En mujeres
gestantes el porcentaje de bacteriurias asintomáticas puede ser de un 4-7%. El
porcentaje mayor se da en pacientes que sufren sondaje vesical permanente,
siendo incluso hasta de un 100%.
1.2 factores de riesgo Además de los cambios fisiológicos, existen unos factores de riesgo
relacionados con el desarrollo de ITUs4 . Algunos de ellos son: historia de ITUS de repetición,
presencia de litiasis, malformaciones urológicas maternas, multiparidad, infecciones de
transmisión sexual, presencia de reflujo vesicoureteral, insuficiencia renal, inmunodepresión,
diabetes, anemia de células falciformes, vejiga neurógena y nivel socioeconómico bajo
1.3URETRITIS 14
Es una inflamación (irritación con hinchazón y presencia de células inmunes adicionales) de la
uretra (el conducto por el que se elimina la orina del cuerpo) que puede continuar durante
semanas o meses. También se la conoce con el nombre alternativo de síndrome uretral.
Causas
La uretritis puede estar causada por bacterias, hongos o virus (por ejemplo, el virus del herpes
simple).
Síntomas
Tanto en hombres como en mujeres la micción suele ser dolorosa y la necesidad de orinar se
vuelve más frecuente y urgente. A veces no aparecen síntomas. En los hombres, cuando la causa
es gonorrea o clamidia, suele existir secreción por la uretra, que por lo general es de color verde
amarillento y espesa cuando está implicado el gonococo, y puede ser de color claro y menos
espesa cuando los causantes son otros microorganismos. En las mujeres, la secreción es menos
frecuente.
Complicaciones
Las infecciones de la uretra que no reciben tratamiento o se tratan de manera inapropiada pueden
causar un estrechamiento (estenosis) de la uretra. La estenosis aumenta el riesgo de infecciones
en la vejiga o en los riñones. En pocos casos, la gonorrea no tratada conduce a una acumulación de
pus (absceso) alrededor de la uretra. Un absceso puede causar abombamientos de la pared uretral
(divertículos uretrales) que también se pueden infectar. Si el absceso perfora la piel, la vagina o el
recto, la orina puede fluir a través de un conducto anómalo de nueva formación (fístula uretral).
Diagnostico
Por lo general, los médicos establecen el diagnóstico de uretritis a partir de los síntomas y la
exploración. Si hay secreción, se recoge una muestra insertando un hisopo de algodón en el
extremo de la uretra. El frotis uretral se envía entonces al laboratorio para su análisis con el fin de
identificar el microorganismo infeccioso.
Prevención y tratamiento 15
El tratamiento depende de la causa de la infección. Sin embargo, la identificación del
microorganismo causante de la uretritis puede llevar días. Por lo tanto, los médicos suelen iniciar
el tratamiento con antibióticos que curan las causas más frecuentes. En el caso de los hombres
sexualmente activos, el tratamiento suele consistir en una inyección de ceftriaxona para la
gonorrea, más azitromicina o doxiciclina por vía oral contra la clamidia. Si las pruebas excluyen la
posibilidad de gonorrea o clamidia, puede utilizarse la asociación de trimetoprim y sulfametoxazol
o un antibiótico del grupo de las fluoroquinolonas (como el ciprofloxacino). Las mujeres pueden
recibir un tratamiento como si tuvieran cistitis. En casos de infección por el virus del herpes se
utiliza un medicamento antivírico, como el aciclovir. Si se sospecha que la causa es una
enfermedad de transmisión sexual, las parejas sexuales de la persona afectada deben ser
evaluadas para determinar si necesitan tratamiento. A los hombres que reciben un diagnóstico de
uretritis se les deben hacer los análisis correspondientes para descartar el VIH y la sífilis.
1.2 CISTITIS
Es la inflamación aguda de la vejiga urinaria, con infección o sin ella.
Etiología
Puede tener distintas causas. La causa más frecuente de cistitis es la infección por
bacterias gram negativas, destacando entre todas la Escherichia coli. Para que un
germen produzca cistitis primero debe colonizar la orina de la vejiga (bacteriuria) y
posteriormente producir una respuesta inflamatoria en la mucosa vesical. A esta
forma de cistitis se le denomina cistitis bacteriana aguda. Afecta a personas de
todas las edades, aunque sobre todo a mujeres en edad fértil o a ancianos de
ambos sexos. Otras formas de cistitis son la cistitis tuberculosa (producida en el
contexto de una infección tuberculosa del aparato urinario), la cistitis química
(causada por efectos tóxicos directos de algunas sustancias sobre la mucosa
vesical, por ejemplo la ciclofosfamida), la cistitis rádica (secuela crónica de 16
tratamientos con radioterapia sobre la pelvis), la cistitis glandular (una metaplasia
epitelial con potencialidad premaligna) o la cistitis intersticial (una enfermedad
funcional crónica que cursa con dolor pélvico, urgencia y frecuencia miccional).
Síntomas
Aumento en la frecuencia de las micciones (poliuria). Se experimenta una
necesidad constante de ir al baño incluso durante la noche (nicturia,
apremiante en ocasiones).
Dolor intenso en la región suprapúbica (sobre la vejiga).
Disuria (ardor y dificultad, complicada con dolor, al orinar e incluso
después).
Fiebre (por encima de los 37 °C).
También puede presentar orina turbia acompañada o no de piuria (aumento
de los leucocitos en la orina) o hematuria (presencia de hematíes en la
orina). Suele ir acompañada también por fuerte mal olor.
Diagnostico
Algunos de los síntomas enumerados en la sección anterior no son exclusivos de
esta patología, por lo que se hace necesario recurrir a pruebas diagnósticas
concretas que confirmen que se trata de un caso de cistitis. Generalmente se
recurre a una muestra de orina en la que se rastrean los siguientes componentes:
glóbulos blancos, glóbulos rojos, bacterias y ciertos elementos químicos como los
nitritos.
1.3 PIELONEFRITIA
La pielonefritis o infección urinaria alta es una infección del riñón que involucra el
parénquima renal, la pelvis renal y los cálices renales. Normalmente, los
microorganismos que la producen ascienden desde la vejiga hasta el parénquima.
Se caracteriza por dolor al orinar, fiebre, escalofríos, dolor en el flanco y la zona
lumbar, náuseas y vómitos
Epidemiologia
Existe mayor prevalencia en mujeres que en hombres, siendo 12,5 casos por cada
10 000 habitantes para ellas y 2,3 para ellos. También varían según la franja de
edad: las mujeres jóvenes, por su mayor actividad sexual, y los ancianos y niños,
por sus cambios anatómicos y hormonales.3 Además un 1-2 % de las
embarazadas desarrollan la enfermedad.4 Hay diferentes factores de riesgos,
entre las que se pueden destacar, por ser más comunes:
Clasificación y etiología
Pieloneftitis aguda
Es una infección del parénquima renal originado secundariamente a una infección
de las vías urinarias, pero también la colonización del riñón se da por vía
hematógena desde focos infecciosos a distancia. Escherichia coli es la bacteria
aislada en la mayoría de los casos, pero también se pueden encontrar otros
microorganismos involucrados: Staphylococcus aureus, Pseudomonas
aeruginosa, Salmonella spp, Mycobacterium tuberculosis, Candida spp y otras
micosis diseminadas.
Pielonefritis crónica
Se trata de una infección de vías urinarias más grave que la forma aguda. La
pielonefritis crónica ocurre de forma mucho más frecuente cuando existe el
llamado reflujo vesico-ureteral, debido a anomalías estructurales congénitas que
impiden el vaciado normal de los túbulos colectores renales. Las complicaciones
más temibles son el daño de los túbulos renales que puede progresar a una
insuficiencia renal crónica. En algunos casos puede existir sepsis.
2.1 Causas
La disminución de la contracción de la vejiga
El aumento de eliminación de glucosa en la orina
La compresión de la vejiga
2.2 Patogenia
El mecanismo de invasión del sistema urinario es el ascenso de microorganismos
uropatógenos por la uretra. Los uropatógenos, típicamente Escherichia coli,
provienen de la flora rectal, pero pueden colonizar el periní y el introito. Favorecen
esta colonización factores de virulencia de la bacteria, incluyendo la presencia de
fimbrias, que se adhieren a las mucosas (Connell, 2017)
20
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2.2 Etiología
La Escherichia coli es la bacteria que más frecuentemente produce ITU. En algunos países, pero no
en el nuestro, se describe una alta incidencia de ITU por Staphylococcus saprophyticus en mujeres
jóvenes sexualmente activas (Colodner, 2017) . En infecciones recurrentes, nosocomiales o
complicadas, aumenta la frecuencia relativa de Proteus, Pseudomona, Klebsiella, Enterobacter y
enterococo. En estos casos aparecen también E. coli resistentes a antibióticos, infecciones por más
de un organismo e ITU por candida.
2.3 Diagnostico
Frente a un cuadro clínico compatible, el diagnóstico se realiza con un examen de orina y un
urocultivo. Piuria es la presencia de más de 5 leucocitos por campo en el sedimento o más de 10
leucocitos por mm3 de orina. El examen con la cinta reactiva (dipstick) positivo para la presencia
de esterasa leucocitaria o de nitritos es consistente con ITU. Sin embargo, el análisis de orina es
sólo presuntivo de ITU. La llamada piuria estéril, o piuria con urocultivo negativo, puede deberse a
inflamación no infecciosa (nefritis intersticial aguda), a uretritis aguda por enfermedades de
transmisión sexual, o a tuberculosis del sistema urinario.
El urocultivo no está indicado en todas las presentaciones clínicas de ITU. En la cistitis en mujeres
jóvenes el tratamiento antibiótico se inicia sin necesidad de cultivo.
22
3 BACTERIURIA ASINTOMATICA
3.1 Definición.
Se define como la presencia de bacterias en el cultivo de orina, en este caso de la gestante, en
ausencia de síntomas de infección del tracto urinario (ITU). La incidencia de la BA en el embarazo
(2-11%) es la misma que en mujeres no gestantes, aunque su tasa de complicaciones sí es mayor,
evolucionando a una pielonefritis aguda en un 30% de los casos no tratados. La relación de la BA
con el bajo peso al nacer y un mayor riesgo de parto pretérmino es polémica. Varios estudios han
encontrado relación aunque otros concluyeron en que únicamente se asocia si evoluciona a
pielonefritis o no es tratada adecuadamente. Por tanto, no existe una clara evidencia y estos
resultados se deben tomar con precaución.
Está indicado realizar un cribado mediante urocultivo a todas las gestantes para descartar la
presencia de bacteriuria asintomática (Recomendación fuerte ). Aunque es discutible cuándo
practicarlo, se acepta que dicho cribado sea realizado de la semana 12 a la 16, coincidiendo con la
primera visita prenatal o con la primera analítica que se realice a la gestante. Si dicho cultivo es
negativo, sería conveniente repetirlo en los sucesivos trimestres únicamente a las gestantes con
alto riesgo (historia de ITU recurrente, malformaciones urológicas, diabetes, anemia falciforme…).
En caso de detectar BA, se deben realizar cultivos con posterioridad para descartar las recidivas,
aunque no existe suficiente evidencia para determinar la frecuencia de dichos controles. La
Imagen 1 resume el manejo de la bacteriuria asintomática
3.2 Diagnostico.
El método diagnóstico de referencia es el urocultivo tanto en la BA como en cualquier ITU. En
mujeres embarazadas se considera diagnóstico un solo urocultivo positivo, no dos, como 9 en
mujeres no gestantes . Respecto al uso de tiras reactivas, parece que los potenciales beneficios
que presentan respecto al cultivo (más rápidas y económicas) no superan la posibilidad de obtener
falsos resultados (escasa sensibilidad y menor especificidad) y por ello no se recomienda su uso
como cribado de BA (calidad de la evidencia baja ).
3.3 Tratamiento.
Se recomienda realizar antibioterapia ante una BA en una gestante (Calidad de la evidencia II-
2, grado de recomendación A ), puesto reduce la evolución a una pielonefritis posterior
(calidad de la evidencia moderada7 ). En un metaanálisis de 13 ensayos clínicos se encontró un
OR 0,24; IC 95% 0,19-0,32, con un NNT de 7 (IC95% de 6-9) y una reducción del riesgo de
pielonefritis en un 75%. No se ha podido establecer un Gold Standard para el tratamiento
inicial de la BA en el embarazo .
Por tanto, es lógico pautar el antibiótico según el patrón de susceptibilidad del organismo aislado,
teniendo en cuenta el coste, la disponibilidad, los efectos secundarios y la tasa de resistencias en
el área9 (ver Informe de Sensibilidad a los Antibióticos, Anexo VIII). La duración óptima del
tratamiento es incierta, las pautas de 4-7 días parecen ser más eficaces, a costa de un menor
cumplimiento y mayores efectos secundarios que la dosis única, aunque esta parece ser menos
efectiva (a excepción de la fosfomicina) . Si es posible, se prefiere evitar antibióticos de amplio
espectro. En la Tabla 1 se resumen las opciones terapéuticas más aceptadas.
3.4 Seguimiento.
Está indicado hacer un cultivo a la semana de terminar el tratamiento, y mensualmente por el
riesgo de recurrencia (20-30% de los casos). Si el primer o segundo cultivo de control resulta
positivo (bacteriuria persistente), se puede cambiar a otro antibiótico según antibiograma .
Ante un tercer cultivo positivo, está indicada la terapia supresiva (Nitrofurantoína 50-100mg
diaria) . No es necesario realizar cultivos mensuales si se está administrando dicha terapia . No
obstante, se acepta realizar al menos un urocultivo en el inicio del tercer trimestre para
asegurar que la terapia supresiva está funcionando .
Si este resulta positivo (>100.000 10 UFC/ml), se tratará adecuadamente según el
antibiograma y luego, se seguirá con el tratamiento profiláctico, ajustado si es preciso, a la
sensibilidad del microorganismo . Si por el contrario existe una bacteriuria recurrente (cultivo
positivo con un microorganismo diferente al anterior, o bien primer cultivo de control negativo
y positivización en alguno de los siguientes), esta debe tratarse según antibiograma (no
recomendada la terapia supresiva o profiláctica) . En caso de sospecha de ITU en relación con
el coito, se recomienda la profilaxis poscoital de dosis única de cefalexina (250-500 mg oral) o
de nitrofurantoína (50-100 mg oral)
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7.0 Tratamiento
La necesidad de hospitalización ha sido discutida. Mientras que la SEGO aboga por hospitalizar a
toda gestante con pielonefritis , ciertos centros únicamente hospitalizan a las gestantes que
cumplen ciertos ítems de gravedad . La evidencia de poder tratar ambulatoriamente las
pielonefritis se basa en dos ensayos clínicos que han comparado la posibilidad de dar tratamiento
ambulatorio versus el tratamiento hospitalario tradicional .
No obstante, pese a que no mostraron diferencias clínicas significativas, la muestra era bastante
pequeña en ambos estudios (n=120 y n=92). Además, en el primer ensayo, seis pacientes de la
rama de no hospitalización tuvieron que ser hospitalizadas y una llegó a presentar shock séptico.
En el segundo estudio, el 51% de las pacientes asignadas aleatoriamente para recibir el alta
temprana no cumplieron los criterios para hacerlo o desarrollaron complicaciones, lo cual impidió
el alta temprana. Debido a ello, los resultados deben tomarse con cautela.
Por tanto, debido a la falta de una evidencia sólida, se recomienda individualizar según las
características de cada caso para tomar la decisión terapéutica más apropiada. En caso de optar
por el tratamiento hospitalario, se debe realizar :
• Valorar alta hospitalaria con la paciente apirética, para completar el tratamiento antibiótico de
forma ambulatoria. 26
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