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Genocidio armenio: una herida que no cierra


Pese a la magnitud de los crímenes cometidos, solo una veintena de países y Estados del
mundo han reconocido —mediante una resolución de carácter formal— la perpetración del
genocidio armenio (la Argentina, mediante la Ley N.° 26.199, es uno de ellos). Esta exposición
revisa fuentes y opiniones para analizar cómo construir el futuro, más allá del dolor y junto a
un otro, y avanzar sobre el trauma cultural cuando persiste la negación.

En el documental Le rapport Karski, el cineasta Claude Lanzmann recupera una


entrevista a Jan Karski (miembro del gobierno polaco en el exilio durante la Segunda
Guerra Mundial) realizada en el marco de su megaproyecto fílmico Shoah. Testigo
directo de las atrocidades cometidas por el nazismo contra el pueblo judío —el
entrevistado fue introducido clandestinamente en el gueto de Varsovia para observar y
transmitir las condiciones de vida imperantes—, Karski desliza en varias oportunidades
que el horror que le tocó atestiguar no tiene precedentes en la historia.

Lejos de intentar establecer comparaciones odiosas y simplificadoras —este tipo de


acontecimientos o «traumas culturales» son singulares y prácticamente
inconmensurables—, fue el propio Adolf Hitler quien dejó en evidencia el precio de una
negación histórica. Como refiere Ana Arzoumanian en su libro El depósito humano. Una
geografía de la desaparición (Buenos Aires: Xavier Bóveda, 2010, página 44), «En 1939,
cuando Hitler ordenó a sus ejércitos proceder sobre Polonia, dijo: "quién se acuerda hoy
de los armenios"».

Genocidio Armenio: Entrevista a Ana Arzoumanian

¿Hacia dónde puede conducirnos el silencio y la indiferencia como seres que compartimos
un destino individual y colectivo? ¿Somos conscientes de su costo? Y llegado el caso: ¿es
suficiente con «saber», con estar «enterados»? En una nota previa de educ.ar —publicada
en el marco de una entrevista que le realizamos a un sobreviviente del gueto de Lodz y de
los campos de Auschwitz y Dachau, Jack Fuchs—, manifestamos que la escuela debe
promover una educación integral y apostar contra la indiferencia a fin de promover
un mundo más justo en el que la historia no se repita como tragedia.

«¿Por qué se produce un genocidio? La historia nos muestra que desde siempre hay seres
humanos que por cuestiones raciales o de poder organizan el exterminio de alguna
minoría. En una situación de crimen de guerra, es un Estado frente a otro Estado o grupo
enemigo. Esa es una configuración jurídica, política y humana [...]. La única diferencia
importante con lo que sucedía en otros momentos de la historia es que ahora ya no
podemos usar la excusa de "no sabíamos". Ya no nos puede pasar por debajo de nuestras
narices. Si nos queremos hacer los tontos, siempre habrá una pantalla cerca
recordándonos lo que está sucediendo», comenta la investigadora y especialista en la
temática Sévane Garibian.

Los alcances y consecuencias del genocidio armenio trascienden cualquier época, afectan
directamente a una enorme comunidad y constituyen una problemática que debe
inquietar a todo el conjunto humano (podremos ser ciudadanos de un país, pero también
—y más allá de todas las fronteras físicas y sociales implementadas por los gobiernos—
y más allá de todas las fronteras físicas y sociales implementadas por los gobiernos ,
somos ciudadanos del mundo).

«La destrucción va más deprisa. Interrumpe la historia. Los esbirros solían echar al fuego,
junto con los libros, la lengua y la mano de los autores […]. Tengo que poner las cosas por
escrito, de lo contrario, no habrá delito», desliza Ana Arzoumanian en su reciente libro
Mar Negro (Santiago de Chile: Ceibo Ediciones, 2012, página 35).  

La riqueza de nuestra realidad —de la Tierra y de la propia humanidad— reside en su


diversidad: incluso es clave para pensar cualquier proceso de conformación de la identidad
(sería imposible pensar nuestra singularidad sin la existencia de un otro/diferente). Y así
como no podemos esconder ningún trauma, puesto que se mantiene latente y siempre
termina manifestándose en nuestro devenir histórico, debemos estar atentos a las voces
del silencio, colaborar para mantener vigente su testimonio... y hacer algo con ello.

Lo que me remite a otra frase, en este caso del escritor sueco Sven Lindqvist: «Lector, ya
sabes lo suficiente. Yo también lo sé. No es conocimiento lo que nos falta. Lo que nos falta
es el coraje para darnos cuenta de lo que ya sabemos y sacar conclusiones».  

Fuente imagen: Wikimedia Commons. 

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Entrevista a Ana Arzoumanian

El Genocidio Armenio

Ficha
Publicado: 23 de abril de 2012

Última modificación: 26 de junio de 2017

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