Está en la página 1de 7

1

Universidad Nacional Autónoma de México


Departamento de Filosofía y Letras
Maestría en Filosofía de la Ciencia
Seminario. Teoría del Conocimiento
Est. Santiago Cobo Martínez

El problema de la inducción en David Hume

En el presente escrito tengo como objetivo reconstruir el problema de la inducción en la


modernidad filosófica. Este problema fue establecido por David Hume en el libro I, parte
III, sección VI del Tratado de la Naturaleza Humana (1739) contra los racionalistas, al
sostener que, dado que no hay necesidad causal en los hechos de la naturaleza (i), tampoco
hay y un principio de uniformidad en la naturaleza (ii) como creía Descartes, Spinoza y
Leibniz a través de Dios. Si (i) y (ii) son ciertas, entonces (iii) no se puede afirmar, con
total seguridad, que hay un conocimiento necesario sobre dichos hechos1. Como
consecuencia de (iii) se seguiría que (iv) el único conocimiento posible para Hume de los
hechos de la naturaleza sería de carácter probable e inductivo: dado que la naturaleza es, en
sí misma, contingente y no necesaria como creían los racionalistas, solamente sería posible
tener un conocimiento de los eventos naturales de ese tipo (de tipo contingente).

Como se puede observar en el párrafo anterior, el problema de la inducción está


íntimamente relacionado con el problema de la causalidad. Es un problema que surge como
consecuencia directa de la negación de la relación causal y del principio de uniformidad de
la naturaleza: dado que (i) no hay una idea de conexión necesaria entre A (suceso) y B
(causa) en la naturaleza, entonces (ii) no hay eventos necesarios y uniformes en la
naturaleza y como no hay eventos necesarios y uniformes, (iii) no hay ningún conocimiento
posible de eventos necesarios y todo nuestro conocimiento sobre la naturaleza es sobre
probabilidades. Las consecuencias de esto son (a) directas o (b) indirectas: (a) directa: no se
puede establecer un conocimiento seguro e indubitable (consecuencia epistémica en
primera persona) y (b) indirecta: no es posible establecer una ciencia de carácter inductivo
(consecuencia sobre el carácter metodológico de una disciplina científica). Veamos esto.

1. Necesidad natural: la propuesta racionalista

La propuesta racionalista establece que todos los eventos de la naturaleza suceden de


manera necesaria y, de esta manera, la naturaleza es uniforme (todo sucede siempre de la
misma manera). Asimismo, que nuestro conocimiento de la naturaleza es un conocimiento

1
Como recomendación metodológica: para comprender el problema de la inducción es menester tener claro,
primero, el problema de la causalidad en Hume. En ese sentido, recomiendo leer primero el trabajo sobre
Hume y la causalidad y luego ver este escrito.
2

seguro vía Dios. Para que esto sea así, los racionalistas establecen varios presupuestos
metafísicos:

1. Dios como ser necesario y productor de todas las cosas, incluso de sí mismo.

2. Necesidad causal: todos los sucesos de la naturaleza (a) tienen como causa un ser
necesario (b) (aquí los racionalistas engranan los sucesos de la naturaleza con Dios
para hacerlos necesarios).

3. Conocimiento seguro e indubitable: el conocimiento de los eventos necesarios del


mundo está asegurado por (1) Y (2).

Veamos dos pequeños ejemplos en donde (1), (2) y (3) están implícitos y operando
juntos:

Descartes:

Con el nombre de Dios entiendo una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente,
omnisciente, todopoderosa, y por la que yo mismo, y todas las demás cosas que existen (si
es verdad que hay algunas que existen), han sido creadas y producidas (A&T VII, 46).

Spinoza:

En el orden natural de las cosas, nada se da contingente; sino que todo está determinado por la
necesidad de la naturaleza divina a existir y obrar de un cierto modo (Spinoza, Ética; proposición
XXIX)

2. Contingencia de la naturaleza: la propuesta de Hume

Hume va a negar los tres principios metafísicos establecidos por los racionalistas. En ese
sentido, para Hume, (i) no hay Dios, (ii) no hay idea de conexión necesaria entre sucesos
(A) y causas (B) y por lo tanto no hay uniformidad de la naturaleza (iii), lo cual lleva a la
consecuencia de que (iv) no hay conocimiento necesario sobre sucesos dentro de la
naturaleza. Veamos cada punto por separado:
3

(i) Negación de un ser divino: no hay argumentos válidos para demostrar la


existencia de Dios: (a) los argumentos ontológicos fallan dado que “la existencia
no es un predicado lógico” y los argumentos cosmológicos caen virtud de que su
fuerza probatoria recae en validar el concepto de Dios de los argumentos
ontológicos, argumento que ya se ha rechazado y dejado de lado y (b) no hay
ninguna impresión que genere dentro de la mente humana la idea de Dios. En
ese sentido, Dios es una idea vacía sin impresión alguna

(ii) No hay idea de conexión necesaria entre A (suceso) y B (causa): Hume, en el


TNH, establece tres argumentos contra la relación causal necesaria:

(a) Causalidad no es necesaria I: un suceso puede empezar a existir sin principio


generativo. Para Hume no es contradictorio que un suceso pueda empezar a
existir sin una causa. En ese sentido, la causa no es necesaria: es posible
pensar un suceso sin causa sin que esto sea contradictorio. En otras palabras:
si la relación causal fuese necesaria no podría pensarse un suceso sin una
causa pues se caería en contradicción, lo cual no es, claramente, el caso: es
perfectamente posible imaginarse un suceso sin causa, luego, ese suceso
puede existir.

(b) Causalidad no es necesaria II: Además, no es necesario que un suceso sea su


propia causa para existir: no hay nada que evite que un suceso empiece a
existir sin algún motivo. En otras palabras: un suceso no requiere que algo o
de sí mismo lo cause.

(c) Causalidad no es necesaria IV: Por último, Hume expresa que así como no
se sigue que de “todo marido debe tener una mujer, todo hombre deba estar
casado” porque no todo hombre es un marido tampoco se sigue que “todo
efecto debe tener una causa porque ellos están implícitos en la idea de
efecto” porque no todo efecto tiene una causa, como ha establecido en los
argumentos anteriores.

(iii) Tres es una consecuencia directa de (ii): dado que no hay idea de conexión
necesaria en la relación causal bien justificada, entonces tampoco hay un
principio uniforme de la naturaleza garantizado por dicho principio.

(iv) Como consecuencia epistémica de los argumentos anteriores, Hume establece


no hay conocimiento necesario o justificado a priori sobre sucesos dentro de la
naturaleza. Es decir: para Hume sin Dios (i) y sin relación causal que vincule los
hechos de la naturaleza con un ente productor de dichos sucesos (ii), los hechos
de la naturaleza son de carácter contingente (iii). En ese sentido, el
conocimiento (iv) sobre los hechos de la naturaleza sería también de carácter
contingente o, mejor, de carácter probable: los hechos de la naturaleza no
4

dependen de nada ni de nadie. La consecuencia de que (i) y (ii) no sean posibles


en los hechos de la naturaleza, llevan a Hume a establecer que no hay ninguna
clase de necesidad en las “cuestiones de hecho y de existencia” y, en ese
sentido, ellas admiten contradicción (como se expresó en la crítica a la
causalidad I). Por ejemplo: la proposición “el sol saldrá mañana” expresa un
hecho que puede no suceder: mañana podría no salir el sol. En ese sentido, el
conocimiento sobre hechos de la naturaleza nunca sería seguro o definitivo.
El argumento que establece Hume para plantear que el conocimiento no es de carácter
necesario dado que no hay principio causal justificado y por lo tanto no hay principio de
uniformidad de la naturaleza es como sigue:

P1. Cuando la mente hace lo que parece ser una transición necesaria de una impresión
presente, o el recuerdo de una impresión, a una idea dada, llamamos a esa transición “causa
y efecto”. La pregunta es: ¿en qué se funda esta transición aparentemente necesaria? ¿De
qué es una función: ¿la comprensión (es decir, la razón) o la imaginación?

P2. Si es la razón quien nos determina a realizar estas transiciones causales, entonces este
razonamiento debe basarse en el principio de que las instancias (por ejemplo, asociaciones
particulares de dos objetos cualesquiera) que ocurrieron en el pasado continuarán
ocurriendo como tales en el futuro ( principio de uniformidad de la naturaleza).

P3. Si la necesidad causal es una función de la razón, cuando esa razón se basa en el
principio de uniformidad, entonces el principio de uniformidad debe, de una forma u otra,
estar justificado; también debe estar "fundado" en la razón. En forma simbólica, se lee (N ⊃
P) ⊃ J, donde "N" significa la necesidad causal es una función de la razón, "P" representa
un principio de uniformidad y "J" significa "el principio de uniformidad está justificado por
la razón".

P4. Sólo hay dos tipos de razón que pueden justificar un principio, incluido el principio de
uniformidad: (a) “conocimiento (razonamiento demostrativo) o (b) razonamiento “probable
”.

P5. Suponga que el principio de uniformidad está justificado por un razonamiento


demostrativo.
5

P6. Si el principio de uniformidad está justificado por el razonamiento demostrativo - en


otras palabras, es un ejemplo de razonamiento demostrativo - entonces el principio de
uniformidad no puede imaginarse de otra manera.

P7. Podemos imaginar que la naturaleza no continuará uniformemente en el futuro,


mientras imaginamos simultáneamente que la naturaleza siempre ha continuado igual en el
pasado, sin contradecirnos.

C1. El principio de uniformidad no está probado; es decir, justificado por


razonamiento demostrativo (modus tollens, P6, P7).

P8. El principio de uniformidad está justificado por un razonamiento probable (supuesto de


reductio).

P9. El razonamiento probable es en realidad un razonamiento causal, ya que ambos son


casos en los que automáticamente se nos lleva a pensar en una idea en virtud de
experimentar una impresión o recordar una impresión.

P10. Si el razonamiento en cuestión es un ejemplo de razonamiento causal, entonces dicho


razonamiento está justificado por el principio de uniformidad.

C2. El razonamiento probable se justifica por el principio de uniformidad (modus


ponens, P9, P10).

C3. El principio de uniformidad está justificado por el razonamiento probable (es


decir, el razonamiento causal) y justifica el razonamiento probable (es decir, el
razonamiento causal) (conjunción, P7, C2).

C4. El principio de uniformidad no está justificado por una razón probable


(reducción, P7, C3).

C5. El principio de uniformidad no está justificado por un razonamiento


demostrativo o probable (conjunción C1, C4).
6

P11. Si el principio de uniformidad no está justificado por un razonamiento demostrativo o


probable, entonces debemos rechazar la afirmación de que el principio de uniformidad está
justificado por la razón.

C6. Debemos rechazar la afirmación de que el principio de uniformidad está


justificado por la razón (modus ponens, C5, P11).

P12. Si debemos rechazar la afirmación de que el principio de uniformidad está justificado


por la razón, entonces debemos rechazar la afirmación de que la necesidad que parece
acompañar a las relaciones causales es una función de la razón.
C7. Debemos rechazar la afirmación de que la necesidad que parece acompañar a las
relaciones causales es una función de la razón, por lo que es una función de la
imaginación humana (modus ponens P12, C6).

3. Consecuencias epistémicas: no hay conocimiento empírico seguro / (PI).

Como se mencionó al inicio del escrito, las consecuencias del problema de la inducción
planteado por Hume son dos: una consecuencia directa (a) como una consecuencia indirecta
(b). La consecuencia directa (a) es que el ser humano, como ente que conoce el mundo, no
puede conocer de manera segura e indubitable la naturaleza porque no hay condiciones
epistemológicas ni metafísicas para establecer leyes necesarias de la naturaleza y (b) la
consecuencia indirecta es que el ser humano no puede construir una ciencia empírica o de
carácter inductivo: al ser la probabilidad lo que reina en los hechos de la naturaleza, no se
puede establecer con certeza un hecho sobre la naturaleza.

4. Bibliografía

(2011) Bruce, M & Barbone, S. Just the Arguments: 100 of the Most Important Arguments
in Western Philosophy. Oxford University. Edit. Blackwell.

(1986) Hume, D. Tratado de Naturaleza Humana. Trad. Félix Duque. Universidad de


Valencia. Edit. Orbis.

(2018) The problem of induction en Enciclopedia de Filosofía de Standford:


https://plato.stanford.edu/entries/induction-problem/
7

También podría gustarte