Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Índice
I. Introducción............................................................................................................................. 2
1. Clasificación ........................................................................................................................ 4
1. Introducción......................................................................................................................... 8
3. Proposición.......................................................................................................................... 9
4. Conspiración ..................................................................................................................... 10
1. La Tentativa ....................................................................................................................... 13
2. El delito frustrado............................................................................................................. 33
1
I. Introducción
1. Ideas generales
Se debe advertir que, por un lado, no todas estas fases son relevantes –o
igualmente relevantes– desde el punto de vista jurídico-penal; y por otro, en la
práctica, estas etapas no aparecen siempre nítidamente diferenciadas. Por ejemplo,
en un delito pasional, es posible que estas etapas se confundan completamente
desde un punto de vista cronológico, pero, aun así, también éstas se habrán
recorrido, aunque entre ellas sólo medie un lapso imperceptible.
2
Esta diferenciación o secuenciación en distintas etapas o fases tiene
relevancia en sus consecuencias jurídicas, porque muchas veces ocurre que, el
proceso de ejecución puede verse interrumpido en cualquiera de ellas, por causas
dependientes o independientes de la voluntad del agente, y cuando eso ocurre –en
especial en fases tempranas– antes de que la voluntad delictiva se haya
manifestado exteriormente de algún modo, la situación es irrelevante para el
derecho, en virtud del principio, aceptado ya por los juristas romanos, cogitationis
poenam nemo patitur (el puro pensamiento nunca es punible), a lo cual se une que
tampoco ha de considerarse la realización de actos preparatorios respecto de los
cuales no se sigue la verificación del delito. De acuerdo con estas consideraciones,
solo habrá lugar a una sanción penal, cuando el sujeto emprende la ejecución de la
acción típica y no alcanza a concluirla, o cuando, ejecutada toda la acción, no
consigue ocasionar el resultado típico.
Así también lo entiende CURY al explicar que, sólo en los hechos consumados
la conducta ejecutada realiza el tipo de injusto y es por ello que, en la Parte Especial
las descripciones típicas se refieren precisamente a sucesos consumados; por su
parte, por lo general, la tentativa y el delito frustrado constituyen casos de ausencia
de tipicidad. Con ello una aplicación estricta del principio “no hay delito sin tipo”
(legalidad) debería conducir, consiguientemente, a la impunidad, principio este que
debe tener una vigencia sin excepciones, pues de otra manera su función de
garantía quedaría incumplida. Ahora bien, concluye CURY, la ley soluciona esta
contradicción, que llevaría a resultados insatisfactorios, mediante la creación de
tipos subordinados o no autónomos de tentativa y frustración. Pues, si bien
técnicamente hubiera sido posible colocar, junto a cada tipo de consumación, los
correspondientes a la tentativa y el delito frustrado, este expediente habría resultado
fatigoso y casuístico por lo que se ha preferido, establecer tales tipos mediante una
3
fórmula general, enclavada en la portada del Código, que permita resolver los
distintos problemas suscitados por ambas figuras.
4
• Actos de ejecución. Están constituidos por la tentativa, la frustración y el
delito consumado, los cuales sí son punibles.
Como podemos apreciar, la fase interna no puede ser objeto de castigo por
el Derecho, sino que la punición corresponde cuando esa ideación delictual se
traduzca en una fase externa, y aún en ésta, sólo en ciertas condiciones será objeto
de castigo por parte del Derecho, sobre la base de que el mero pensamiento no es
punible. Por esta razón MIR PUIG señala que, en el Derecho Penal moderno se parte
de la distinción liberal entre Moral y Derecho que prohíbe a este último, la regulación
de los pensamientos y limita su esfera de acción al terreno social de los actos
externos, presupuestos que no son discutidos en la actualidad.
5
provocación para delinquir, los cuales serán punibles, sólo cuando expresamente
se castiguen por la ley (actos preparatorios punibles).
Por el contrario, una vez ya iniciada la fase ejecutiva, se parte del principio
opuesto, esto es, en general se castiga la tentativa y la frustración. La excepción
está constituida por las faltas, las cuales únicamente se castigan cuando se
encuentran consumadas (art. 9 CP).
Este punto de vista objetivo fue característico de la doctrina penal liberal del
siglo XIX, lo sostuvieron, FEUERBACH en Alemania y CARRARA en Italia.
Estas teorías parten del supuesto que los comportamientos típicos merecen
castigo exclusivamente cuando lesionan o ponen en peligro un bien jurídico.
6
• Permite diferenciar la pena correspondiente al delito frustrado de la que
correspondería al intentado propiamente tal, pues en el primer caso el bien
jurídico corre un peligro mayor que en el segundo.
Se explica del siguiente modo: faltando la lesión del bien jurídico, lo decisivo
sería la dirección de la voluntad hacia dicha lesión, en cuanto se manifiesta
externamente. Lo que se castiga es la conducta en sí misma, en cuanto importa
una rebelión en contra del orden normativo.
7
En otras palabras, la tentativa se pena por ser voluntad rebelde, pero el
merecimiento de la sanción queda sujeta a circunstancias objetivas, como la
provocación de una pérdida de confianza en la efectividad del orden normativo.
8
Y esta excepción, de actos preparatorios punibles se da en tres situaciones:
Debemos agregar que, este tipo de actos, sólo son punibles cuando la ley lo
señala expresamente. En el caso de los actos especialmente penados, por su propia
estructura, y en los casos de la proposición y conspiración, por disponerlo así el art.
8 inc. 1° CP: “La conspiración y proposición para cometer un crimen o un simple
delito, sólo son punibles en los casos en que la ley las pena especialmente”.
Además, debe tenerse presente que la realización posterior, en actos ejecutivos del
correspondiente tipo, absorbe la punibilidad de los preparatorios.
3. Proposición
9
ETCHEBERRY señala que, la proposición, es un indudable acto preparatorio,
ya que las expresiones verbales son sin duda también actos, existiendo numerosos
delitos que se cometen con estas solas expresiones verbales como los desacatos,
injurias y amenazas.
De la definición que nos entrega el art. 8 inc. 3° CP, tres son los elementos
esenciales de la proposición:
• La proposición debe ser rechazada por las personas a quien va dirigida. Esto
por cuanto, si la aceptan participarían en una conspiración y si el delito llega a
ejecutarse, la proposición pasaría ser una inducción, que en nuestro derecho es
una forma de autoría.
4. Conspiración
El art. 8 inc. 2° prescribe: “La conspiración existe cuando dos o más personas
se conciertan para la ejecución del crimen o simple delito”.
10
Supone además un concierto, o sea, un acuerdo activo, no de una simple
aquiescencia, sino que, determinándose la forma de cooperación de cada uno de
los concertados.
11
Algunos autores critican esta disposición por la excesiva exigencia de
condiciones, siendo mayores para el proponente y el conspirador que se desiste
que para el que ya empezó a ejecutar el delito. Otros, incluso señalan que, sería
impracticable en el caso de la proposición, reservándolo sólo al conspirador.
IV.Actos de ejecución
En este camino del delito o iter criminis seguimos avanzando, dejando atrás
los actos preparatorios, pasando ahora a los llamados actos de ejecución o actos
ejecutivos, que constituyen el conato o tentativa en sentido amplio.
12
delito frustrado. Pero la mayor parte de las legislaciones no hacen diferencia entre
ambas formas, a las que llaman genéricamente tentativa.
1. La Tentativa
Por expresa disposición del art. 9 CP, sólo puede haber tentativa de simples
delitos y crímenes, pues las faltas sólo se castigan cuando están consumadas. La
falta intentada no es punible porque la ley no la considera típica, debido a la
insignificancia del desvalor de una realización parcial del hecho constitutivo de falta.
13
1.1. Elementos o requisitos objetivos de la tentativa
Por su parte CURY adhiere con matices al modelo objetivo formal, señalando
que, la expresión “da principio a la ejecución”, equivale a decir que la tentativa se
configura cuando el sujeto ha iniciado la realización de la acción típica, pero no ha
llegado a completarla, radicando la cuestión fundamental en determinar cuándo ha
comenzado la ejecución del hecho punible respectivo y cuándo, por la inversa, los
actos ejecutados deben sindicarse sólo como preparatorios. Después de examinar
las distintas teorías que se han elaborado a ese respecto, termina inclinándose por
la que llama teoría subjetiva limitada, la que, en lo fundamental, coincidiría con la
teoría formal, por lo que está de acuerdo, en consecuencia, en que la tentativa
14
comienza cuando el sujeto principia a ejecutar, de acuerdo con su plan individual,
la conducta descrita por el tipo, pero introduce modificaciones significativas en el
procedimiento para determinar el contenido de ese tipo y, consiguientemente, en la
precisión de esos límites. En definitiva, la tentativa comenzaría con aquella
actividad con la cual el autor, según su plan delictivo, se pone en relación inmediata
con la realización del tipo delictivo.
15
bien podría ocurrir que no constituyeran tentativa si es que, conforme al plan del
autor, no apuntaban a la realización del tipo legal.
16
b) Que los hechos ejecutados sean directos
Según LABATUT, para que la actividad tenga carácter ejecutivo, debe ser
adecuada al fin delictivo que persigue el sujeto, es decir, que los actos ejecutados
sean aptos para producir el resultado criminal, lo que se desprendería de la ley que,
exige hechos directamente encaminados a la obtención de la finalidad perseguida,
radicando la dificultad en saber si la conducta poseía aptitud causal para producir el
resultado que no se realizó, lo que se averigua recurriendo a un juicio a posteriori,
pero que se supone formulado con anterioridad. Como el resultado no se ha
producido, no queda otro camino que pronosticarlo.
Sobre esta aptitud causal, GARRIDO MONTT afirma que, ella debe establecerse
con un juicio de experiencia, aunque en el hecho haya fracasado como causa. Esta
apreciación debe hacerse considerando el plan del sujeto y la forma como tenía
pensado actuar, pero con criterio objetivo sobre la posibilidad de las consecuencias
de su acción, sin tomar en cuenta las circunstancias extraordinarias, pues si se
hiciera con los ojos del autor, el acto siempre tendría aptitud para alcanzar el
resultado injusto. Explica además que, la exigencia de que los hechos ejecutados
sean “directos” en relación con la concreción del delito limita el concepto de
tentativa, puesto que no se inicia la realización del hecho con cualquier actividad
exteriorizada por el autor para cometerlo, debe tratarse de una actividad que
“directamente” se vincule con su concreción; el acto tendrá la calidad de directo (que
semánticamente quiere decir cuando “se encamina derechamente a un objetivo o
mira”) cuando cumpla dos condiciones: por un lado, que el acto debe dirigirse
rectamente a la ejecución del delito, y por otro, debe ser apto o idóneo para lograrlo.
Precisa que, el acto se dirige rectamente, cuando conforme al plan y circunstancias
concurrentes, debe aparecer categóricamente encaminado a la ejecución del
17
hecho, apreciación que es de orden objetivo, debiendo el tribunal ponerse en el
lugar de un tercero imparcial y analizar la situación en una perspectiva ex ante. Por
su parte la idoneidad del acto se vincula con la exigencia de que sea directo, porque
aquel que no lo sea, no puede en ningún caso dirigirse derechamente a la ejecución
del delito, considerado ese acto con objetividad. Se trata de un juicio de
previsibilidad objetiva considerando el plan del autor.
18
un principio y un fin, esto es, que admita una realización incompleta: que se haya
dado principio a la misma por hechos directos, pero falten uno o más para su
complemento. De modo que perfectamente puede haber tentativa de amenazas y
de injurias y calumnias.
Por último, LABATUT indica a este respecto, que es elemento estructural del
conato que la interrupción del proceso ejecutivo provenga de causas
independientes de la voluntad del hechor.
19
b) Dolo eventual y culpa
20
c) Elementos subjetivos del tipo distintos del dolo
Para esta distinción se hace referencia a las actitudes que adopta el sujeto
que dio inicio a la ejecución de un delito, puede desistirse de continuar con la acción
cuya realización comenzó o, arrepentirse de la ejecución que ya ejecutó y terminó,
pero que aún no ha alcanzado a consumar el delito por no haber provocado el efecto
esperado.
21
b) Efectos del desistimiento
22
Aun cuando pueda apreciarse con claridad la impunidad de la tentativa
desistida, existen algunos puntos de interés concernientes a la precisión de ciertos
términos, como también la exigencia o no, de ciertas condiciones que veremos a
continuación.
23
posibilidad de elección del autor ha desaparecido y, aunque quisiera, no puede
consumar el delito. En este caso, el motivo para no seguir actuando es una causa
independiente de su voluntad. Ejemplos: si huye porque es sorprendido en una
redada policial al momento de iniciar una venta de sustancias prohibidas; cuando al
victimario se le da vuelta la taza en que servía el veneno; o porque crea
erróneamente que el delito se ha consumado, como al ver caer a la víctima luego
de un disparo, y deja de disparar, creyéndola muerta.
Del mismo modo se resuelven las hipótesis en que el sujeto abandona porque
le es ofrecida la posibilidad de alcanzar “por vía legal” el provecho que esperaba de
la consumación. El hecho de que lo realice a causa de promesas que pueden ser
incluso engañosas no excluye la voluntariedad del abandono.
Por su parte GARRIDO MONTT indica que, hay abandono cuando el sujeto cesa
subjetiva y objetivamente en su actividad, quedando otros actos que realizar por el
mismo para poner término a la ejecución, por lo que debe analizarse este abandono
desde la visión que el autor tenía de su actuar, incluido el plan por él concebido,
como también las condiciones fácticas, reales existentes. Para que haya
desistimiento, jurídicamente liberador de pena, debe existir coincidencia entre la
24
subjetividad del que se arrepiente y la situación objetiva producida. La fórmula o
principio que debe seguirse en este caso consiste en la voluntaria interrupción de la
ejecución del hecho debe constituir, en la realidad material, el impedimento de su
consumación. Por lo tanto, no concurre esta condición, si el sujeto abandona la
acción cuando cree que consumó el hecho, pero fácticamente esto no sucedió.
25
o anular su contribución anterior, si esta puede seguir teniendo eficacia causal con
independencia de la voluntad del que se desiste.
CURY, por su parte, sostiene que aquél de entre los participantes que desiste
debe retirar su contribución a la tarea común en el evento de que ya la haya
realizado; en cambio, si aún no lo ha hecho, le basta con abstenerse de efectuarla.
Más exigente es GARRIDO MONTT quien piensa que, si uno de los coautores
ya ha ejecutado la parte de la actividad que en la división del trabajo le correspondía
y con posterioridad se arrepiente de su intervención, para que su nueva posición
frente al delito tenga consecuencia jurídica liberadora de pena debe, además, evitar
que el hecho se consume; o sea, en este caso correspondería aplicar los principios
que rigen el arrepentimiento en el delito frustrado (desistimiento activo) o por lo
menos lograr la anulación de su aporte, conclusión que encontraría respaldo en el
art. 8. En efecto, en el caso de la proposición y la conspiración (que son etapas
previas a la coautoría), para el arrepentimiento o del proponente o de uno los
conspiradores, es insuficiente el mero abandono del plan delictivo, se requiere,
además, que realice acciones dirigidas precisamente a evitar la consumación del
delito proyectado. Si esto es así respecto del conspirador y del proponente, con
mayor fundamento lo será para uno de los correalizadores del hecho.
GARRIDO MONTT nos indica que, adherir a uno u otro sistema es relevante, ya
que si se sostiene que el desistimiento trae como efecto la atipicidad de lo realizado,
se trataría de una circunstancia que beneficiaría no sólo al que se desiste, sino a
todos los intervinientes, aun cuando éstos no se hayan desistido; en tanto que al
considerarlo como circunstancia personal que excluye la pena porque ésta no
27
responde a sus presupuestos —prevención general y especial—, únicamente
beneficiará al que abandona la acción, pero lo realizado sigue siendo típico y
antijurídico, de modo que subsiste la responsabilidad de los partícipes.
i.1) Conceptos
MIR PUIG conceptualiza el tema diciendo que, hay tentativa inidónea o delito
imposible cuando por inidoneidad del objeto, de los medios o del sujeto, no podía
llegarse a la consumación del delito efectivamente intentado. Aunque ex post toda
tentativa demuestra no haber sido adecuada para consumar el delito, pueden
distinguirse (ex post), una vez que se conocen todas las características del hecho,
las acciones que en un principio eran capaces de la consumación (aunque luego
fallen por circunstancias posteriores) y aquellas otras que aparecen como incapaces
de lesión desde un primer momento.
En el mismo sentido MUÑOZ CONDE al señalar que, son varias las razones por
las que la tentativa no llega a la consumación del delito; unas son de tipo jurídico,
otras, de tipo fáctico. En todos estos casos, la tentativa, objetivamente considerada
“ex post”, siempre es inidónea para consumar el delito.
28
consiste no pueden calificarse de hechos directos. Quedan comprendidas aquí
las tentativas ridículas, irreales o supersticiosas.
• Inidoneidad relativa. Cuando los medios que ha usado el sujeto activo, siendo
intrínsecamente aptos para alcanzar la consumación del delito, no lo son en el
momento de actuar por circunstancias concretas concurrentes (disparar un
balazo al sujeto que está protegido por un chaleco antibala). O bien, cuando
existiendo el objeto de agresión, por circunstancias accidentales no se
encuentra en el lugar del ataque (se dispara para herir a una persona mientras
duerme en su lecho, en circunstancias que ésta lo acaba de abandonar). Esta
seria punible porque en este caso, existían los elementos fundamentales
requeridos por el tipo: el medio apto en sí mismo para lograr el resultado, como
el objeto material en contra del cual se dirige el ataque, sin perjuicio que el hecho
se frustre porque el autor incurre en error (error de tipo al revés) al creer que se
daban, en el momento y circunstancia de actuar, la idoneidad del medio o la
presencia del objeto agredido, lo que no era así.
30
i.3) Punición de la tentativa relativamente inidónea
31
i.4) El delito putativo
MIR PUIG, nos explica que no debe confundirse el delito imposible y el delito
putativo. Éste último consiste en la realización de un hecho no penado por la ley
creyendo su autor erróneamente que si lo está. Supone un error no en un elemento
del tipo (error de tipo al revés), como en la tentativa inidónea, sino en la prohibición
penal del hecho (error de prohibición al revés): mientras que la tentativa inidónea
requiere que sea típico lo que se quiere conseguir, aunque se intente de forma
inadecuada, el delito putativo, en cambio, supone la creencia de que está prohibido
penalmente lo que no lo está. Agrega este autor que, la doctrina es unánime en
entender que el delito putativo es impune, la razón de ello es que, la determinación
de lo que es delito (o lo que no lo es) corresponde a la ley, y no a la opinión del
sujeto, que no puede convertir en punible un hecho que la ley no quiere castigar. En
el mismo sentido MUÑOZ CONDE, diciendo que en el delito putativo el autor cree estar
cometiendo un delito, cuando, realmente, su comportamiento es irrelevante desde
el punto de vista jurídico-penal. En estos casos, el principio de legalidad impide
cualquier exigencia de responsabilidad penal.
Para GARRIDO MONTT se trata de un delito imaginado por el sujeto que cree
realizar un acto injusto contrario a derecho, en circunstancias que no existe tal
contrariedad. Incurre en un error de prohibición al revés: actúa con pleno
conocimiento de los elementos objetivos de su acción, sabe claramente lo que en
la materialidad hace, su confusión incide en la valoración que hace de ese acto, lo
supone ilícito siendo que no lo es. En esencia, tiene un errado concepto de la
antijuridicidad de su conducta.
32
2. El delito frustrado
Lo primero que podemos apreciar que, al igual como ocurre con la tentativa,
sólo es punible la frustración de simples delitos o crímenes. Lo cual también se
desprende de lo dispuesto en el art. 9 CP
El agente debe haber realizado todos los actos que abandonados a su curso
natural darían como resultado la consumación del delito. El resultado no debe
producirse por causas ajenas a la voluntad del agente, como por ejemplo la eficaz
intervención médica de la víctima de un envenenamiento.
Así GARRIDO MONTT explica que, hay delito frustrado cuando el autor realiza
toda la actividad personal que le correspondía llevar a cabo, pero el resultado no se
concreta por razones independientes a su voluntad. Por ejemplo, el agente apunta,
dispara y la víctima, advertida a tiempo, efectúa una maniobra de protección
evitando ser alcanzado por la bala. Se puede apreciar que el autor ha agotado su
actividad personal, pero el resultado “muerte” no sobrevino. Otro ejemplo sería
cuando el delincuente coloca la bomba en la construcción que pretende destruir,
conecta el sistema de relojería y se retira del lugar esperando la explosión, que no
se produce porque falla el sistema de relojería o porque un guardia la descubre y
33
desactiva. En otras palabras, el simple delito o crimen frustrado ocurre cuando el
sujeto activo realiza dolosamente la totalidad de la actividad delictiva que
personalmente le correspondía ejecutar, pero el curso causal que pone en
movimiento no se concreta en el resultado típico perseguido por razones ajenas a
su voluntad.
34
MIR PUIG nos recuerda que, el CP español actual carece de la distinción
tradicional entre tentativa y frustración. Tanto el intento inacabado (la anterior
“tentativa”) como el acabado fallido (la anterior “frustración”) se incluyen ahora en el
concepto legal de tentativa. Se extiende así el concepto de tentativa a todo el
proceso de ejecución, desde su comienzo hasta su terminación sin consumación,
siguiendo así el criterio dominante en el Derecho comparado.
35
completamente realizada. Si ocurre esto último, el delito se encontrará consumado,
en los tipos formales, y frustrado, en los materiales.
Así POLITOFF, MATUS Y RAMÍREZ exponen que, el autor debe tener la voluntad
de impedir el resultado, es decir, pudiendo elegir no evitar el resultado, realiza los
esfuerzos necesarios para evitarlo, pero esto esfuerzos deben ser serios, firmes y
decididos.
36
necesario para que el delito se consume, por lo que es necesario una actitud activa
del autor, que se conoce como abandono activo o arrepentimiento.
GARRIDO MONTT, incluso acepta que, la acción evitadora del resultado “puede
ser en sí misma un delito”, sin perder por ello “su característica liberadora de la
sanción que correspondería al resultado típico evitado”. Da como ejemplo quien
habiendo colocado en las graderías de un estadio un poderoso explosivo con un
sistema retardado de relojería, se arrepiente, entra nuevamente al recinto,
lesionando a un guardia que trata de impedir su reingreso al lugar. En tal caso,
queda liberado de pena en relación a la colocación de la bomba, pero responde por
las lesiones del vigilante.
CURY, reconoce que de acuerdo con nuestra Ley el desistimiento sólo excluye
la punibilidad por el delito frustrado si el sujeto ha logrado impedir el resultado típico,
pero considera, que la Ley crea una verdadera irresponsabilidad objetiva, que
importa una supervivencia del versari in re illicita, lo que provocaría "un sentimiento
de repugnancia natural".
CURY indica que, quien se desiste puede obrar por sí mismo o provocando la
intervención de terceros, siendo en este último caso, lo importante que la actividad
del tercero haya sido determinada por el autor mediante su obrar, por lo que sería
insuficiente no entorpecer la tarea salvadora que otro emprendió espontáneamente.
37
En el mismo sentido GARRIDO MONTT, para quien la actividad de impedición
del resultado puede ser realizada tanto personalmente por el sujeto activo, como
por terceros a requerimiento del propio delincuente, siendo lo fundamental que el
efecto injusto sea impedido por iniciativa del autor.
3. El delito consumado
ETCHEBERRY reseña que, los autores clásicos hablan todavía de una etapa
posterior a la consumación, que sería la del delito agotado, en que el hechor obtiene
el propósito que perseguía al cometer el delito. Por ejemplo, el ladrón vende las
especies hurtadas o el secuestrador obtiene el rescate exigido. Sin embargo, el
38
agotamiento del delito por lo general no influye en la penalidad, sólo lo serán,
excepcionalmente, cuando por sí solos los actos de agotamiento constituyen un
delito separado e independiente, es decir, otro bien jurídico es el amenazado.
También tiene a veces importancia el agotamiento en los delitos de peligro, que, si
bien están consumados con la sola creación del riesgo, no están agotados hasta
que el daño efectivo se produce. En tales casos, en su deseo de prevenir dicho
daño, la ley a menudo extingue la responsabilidad criminal no obstante estar
consumado el delito, siempre que no esté agotado y que ello se deba a la voluntad
libre del hechor. Tal cosa ocurre en los casos en que la ley da relevancia jurídica al
arrepentimiento eficaz (arts. 129, 153, 192, 295, todos del CP). Otras veces, al
menos este hecho puede determinar una atenuante.
CURY, por su parte, señala que esta distinción se debe a que, frecuentemente
ocurre que el momento en que el delito se consuma no coincide con aquel en que
el autor logra el resultado cuya obtención le interesa y a causa del cual, por
consiguiente, ha ejecutado la conducta típica. Por esto se dice que el delito está
agotado cuando el sujeto consiguió también ese propósito ulterior, diferenciándolo,
así, del consumado. De este modo, habrá agotamiento del homicidio cometido con
fines hereditarios cuando el autor consigue la posesión de la herencia; habrá hurto
agotado cuando el agente logre efectivamente el lucro perseguido; etc. El delito
agotado cobra importancia en algunas hipótesis de participación criminal y concurso
de delitos, así como en materia civil, al transformar la obligación de restituir en la de
indemnizar. De la misma manera, si entre la consumación y el agotamiento, con el
fin de alcanzar este último, se comete un segundo delito, éste entra en concurso
ideal, no real, con el primero.
39
cuando el autor haya logrado el lucro, por ello se castiga al encubridor, pues su
intervención facilita ese logro. (art. 17 N° 1 CP).
40