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De la interpretación sistemática y teleológica de los artículos 1135, 1136, 1158, 1159 y 1168 del
Código Civil para el Distrito Federal, se advierte la existencia de dos elementos estructurales de
la prescripción negativa, a saber: la existencia de una obligación y el solo transcurso del tiempo
contado a partir de que aquélla pudo exigirse por el tiempo previsto por la ley, lo cual demuestra
que se atribuye implícitamente una inactividad al acreedor de ejercer el derecho de crédito que
tiene a su favor, que permite establecer la intención del legislador de sancionar la inercia de las
partes en el cumplimiento de una obligación y, fundamentalmente, del abandono del titular del
derecho durante un tiempo determinado, conforme al cual el ordenamiento jurídico se
desentiende de dicho interés privado impidiendo el cobro coactivo de dicha obligación . Derivado
de lo anterior, cuando se ejerce la acción de prescripción negativa se desprende de manera
clara que los hechos que deben probarse por el actor son: a. La existencia de una obligación, y
b. Que a partir de la fecha en que la obligación se volvió exigible ha transcurrido el tiempo
previsto en la ley para que opere la prescripción negativa. En ese sentido, si bien es cierto que
el artículo 281 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal dispone que las
partes asumirán la carga de la prueba de los hechos constitutivos de sus pretensiones, y que la
fracción IV del artículo 282 del mismo ordenamiento señala claramente que el que niega sólo
está obligado a probar cuando la negativa sea un elemento constitutivo de la acción, dicha regla
general no es aplicable al caso de la acción de prescripción negativa, tanto porque se apoya en
el hecho de que el acreedor de una obligación no ha exigido el cumplimiento de la obligación por
determinado tiempo, lo que implica atribuirle al acreedor demandado una conducta de
abstención o negativa, que no es propia del actor; como porque la ley sustantiva al configurar la
institución de la prescripción negativa estableció una presunción a favor del deudor en el sentido
de que la falta de cumplimiento proviene de una inactividad del acreedor, por lo cual si la
enjuiciante hace valer las consecuencias de la expiración de un plazo que dará lugar a que no
sea exigible una obligación, sólo debe probar la existencia de la obligación, cuándo fue exigible
y cuándo expiró, y el acreedor debe demostrar que sí requirió de pago o se actualizó alguno de
los casos de interrupción de la prescripción previstos en el ordenamiento jurídico.
Amparo directo 128/2007. Banco Unión, S.A., Institución de Banca Múltiple. 17 de mayo de
2007. Unanimidad de votos. Ponente: Neófito López Ramos. Secretario: José Luis Evaristo
Villegas.
Registro digital: 2022057
Instancia: Primera Sala
Décima Época
Materia(s): Civil
Tesis: 1a./J. 26/2020 (10a.)
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación.
Libro 77, Agosto de 2020, Tomo III, página 2654
Tipo: Jurisprudencia
PRESCRIPCIÓN NEGATIVA. LA CADUCIDAD DE LA INSTANCIA NO ES APTA PARA
INTERRUMPIRLA (CÓDIGO DE COMERCIO Y LEGISLACIONES CIVILES DE QUINTANA
ROO, ESTADO DE MÉXICO, JALISCO Y GUERRERO).
En diversos juicios ordinarios civiles o ejecutivos mercantiles, había operado la caducidad de la
instancia y en juicio posterior la parte demandada adujo como excepción la prescripción
negativa de la acción, con fundamento en las legislaciones aludidas. Los Tribunales Colegiados
que conocieron de los juicios de amparo directo respectivos sostuvieron criterios distintos
consistentes en determinar si la presentación de una demanda en un juicio en el que después
se decreta la caducidad de la instancia interrumpe el plazo de prescripción. La Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación consideró que el criterio que debe prevalecer es que
la presentación de una demanda en un juicio en el que después se decreta la caducidad de la
instancia no interrumpe el término para la prescripción. Lo anterior, en virtud de que la
caducidad es una consecuencia de la inactividad en el juicio, que se traduce en una falta de
interés de los justiciables en su prosecución; de ahí que, estimar que la presentación de una
demanda en un juicio en el que después se decreta dicha figura, interrumpe la prescripción de la
acción, atentaría contra la seguridad jurídica, pues implicaría otorgar una prerrogativa a quien no
está pendiente de ejercer sus derechos en la forma y términos que precisan las leyes.
Contradicción de tesis 304/2019.
Contradicción de tesis
[...] “Bajo ese contexto, procede ahora a destacar algunas notas sobre la prescripción
negativa:
• Es una institución del derecho civil destinada a descargar las obligaciones contraídas por
las personas una vez que éstas no les han sido exigidas por sus acreedores en los tiempos
y formas objetivamente señalados por la ley.
• En efecto, si bien es verdad que todo gobernado tiene derecho de acudir a los tribunales a
plantear una pretensión o defenderse de ella, a través de un procedimiento en el que se
cumplan las formalidades esenciales del procedimiento, también es cierto, que ese derecho
se debe ejercer de manera oportuna, pues de lo contrario, se corre el riesgo de que éste,
según sea el caso, prescriba, precluya o caduque.
• Pese a que la garantía de acceso a la justicia es un derecho que tiene el gobernado frente
al poder público, ese derecho es correlativo de una obligación, que contribuye al buen
funcionamiento de la administración e impartición de justicia, la cual consiste en que el
gobernado se sujete a cumplir con los requisitos, términos y condiciones que imponen las
leyes sustantivas y procesales. Por tanto, cualquier gobernado que pretenda tener acceso a
la justicia, debe manifestar esa voluntad de manera oportuna, ya que de lo contrario, la ley,
a través de la prescripción, presume una falta de interés al respecto.
• Así, se considera que se actualiza una violación a este principio cuando "se genera un
estado de incertidumbre sobre los derechos".
• Lo anterior se complementa con un castigo al abandono del titular del derecho prescrito,
pues la prolongada incertidumbre derivada de la inactividad o silencio en torno al ejercicio
del mismo lesionan el interés social.(28)”
[...]
“En efecto, en la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la seguridad
jurídica ha sido considerada como la base sobre la cual descansa el sistema jurídico
mexicano.
Ese derecho radica en la necesidad de que las personas conozcan o tengan certeza sobre
su situación jurídica en cualquier supuesto y sobre las posibilidades con que cuentan para
salvaguardar sus derechos, de modo que su violación tiene lugar cuando se genera un
estado de incertidumbre sobre los derechos.
En esas condiciones, es dable señalar que en aras del respeto a la garantía del debido
proceso, debe atenderse a las instituciones que lo rigen, como son la prescripción y la
caducidad.
Por ello, si las mismas constituyen sanciones a la falta de interés de quien considera tiene
un derecho, la primera porque no se ejerce en juicio, y la segunda, porque habiéndolo
instado no se está pendiente de que continúe su curso; entonces, al ser obligación de los
justiciables ejercer con oportunidad sus derechos; debe decirse que en aras de preservar la
seguridad jurídica, lo cual comprende la previsibilidad sobre el supuesto en que se
encuentren y respecto a las posibilidades a su alcance para salvaguardar sus derechos.
Entonces, debe considerarse que ese principio se viola cuando se genera un estado de
incertidumbre sobre los derechos.
Efectivamente, a través de la prescripción se logra que las relaciones jurídicas entre las
personas no permanezcan inciertas indefinidamente; por tanto, si esa figura se entiende
como un castigo al abandono del titular del derecho prescrito y, la caducidad también es
una sanción a la inactividad de los sujetos procesales, que además tiene como fundamento
la presunta voluntad de las partes que por el abandono en que han dejado el juicio por el
periodo que establece la ley, presumen tácito acuerdo en la renuncia de sus derechos y
además vuelve las cosas al estado en que se encontraban antes de la presentación de la
demanda, aun cuando algunas de las legislaciones civiles y mercantil analizadas en las
ejecutorias contendientes, establezca que ciertas determinaciones del juicio caduco, así
como pruebas, pueden servir al diverso que se vuelva a promover; lo cierto es que ello debe
considerarse sujeto a que el demandante que pretenda ejecutar un nuevo juicio se
encuentre dentro del término que marca la ley para hacerlo, sin estimarse interrumpida la
misma con el inicio del juicio caduco, pues se insiste, la caducidad es una sanción a la
inactividad o desinterés de los litigantes; de ahí que, otorgar prerrogativas a quien no está
pendiente de ejercitar sus derechos en la forma y términos que precisan las leyes a su
alcance, iría en perjuicio de las garantías de seguridad jurídica y debido proceso a que se
ha venido haciendo referencia.
Amparo directo en revisión 5450/2015. Rosa María Gómez de Alarcón. 6 de abril de 2016.
Cinco votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, quien reservó su derecho para
formular voto concurrente, José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien
reservó su derecho para formular voto concurrente, Norma Lucía Piña Hernández, quien
reservó su derecho para formular voto concurrente y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien
reservó su derecho para formular voto concurrente. Ponente: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
Secretaria: María Dolores Igareda Diez de Sollano.
“56. Esta Primera Sala advierte que el legislador local en ejercicio su libertad configurativa
persigue una finalidad constitucionalmente válida en aras de regular determinadas
instituciones del derecho civil. Para lo cual se emplean medios tendientes a su consecución,
toda vez que en aras de dotar de certeza y seguridad jurídicas a las personas que se
obligan civilmente cuando contraen deudas y a quienes poseen legítimamente un bien
inmueble, ha diseñado ciertas reglas bajo las cuales, transcurrido cierto tiempo, esa deuda
ya no podrá ser exigida con la coerción del estado (prescripción negativa) y los poseedores
podrán adquirir la propiedad del bien poseído (prescripción positiva) sin la incertidumbre de
que otra persona tenga inferencia sobre el mismo.
57. A lo anterior, debe decirse que la prescripción es una institución del derecho civil de
orden público. Es decir, existe interés general al respecto de que las obligaciones no sean
perpetuas. La prescripción está destinada a descargar a los deudores de la obligación de
comprobar pagos realizados con mucha antelación y de tener que conservar los
comprobantes respectivos. En el mismo sentido, sanciona al acreedor que no ha hecho
valer sus derechos en los tiempos objetivamente estipulados por la ley.
58. Por otra parte, la prescripción en sus dos modalidades no sólo presupone la inacción del
acreedor de una obligación o del propietario de un bien, sino también que éstos hayan
estado en posibilidad de exigir lo que a su derecho corresponda o de interpelar
judicialmente para así interrumpir la prescripción. Aún más, la ley civil sustantiva en cuestión
contempla la suspensión de la prescripción, esto es que, en aras de proteger a personas
cuyas situaciones se consideren de especial protección por cuestiones de igualdad
estructural, se establece que el cómputo de la prescripción no podrá ni empezar ni correr
contra éstas.
El cómputo para que opere la prescripción de la acción hipotecaria inicia una vez que la
obligación garantizada se incumple, y su efecto consiste en extinguir la obligación
correlativa del derecho real de hipoteca, así como el derecho para pedir judicialmente su
cumplimiento. Así, el deudor hipotecario podrá hacer valer dicha prescripción por la vía de
acción o de excepción. En el primer supuesto, el juicio tendrá por objeto la extinción de la
hipoteca y su registro, en términos de la fracción VII del artículo 2941 del Código Civil para
el Distrito Federal, aplicable para la Ciudad de México, que prevé como causa de extinción
de aquélla la prescripción de la acción relativa. Por tanto, la vía procedente para ejercer
esta acción es la especial hipotecaria, pues el artículo 468 del código adjetivo invocado,
expresamente prescribe que debe tramitarse en esa vía todo juicio que tenga por objeto,
entre otros, la extinción de una hipoteca y su cancelación registral, sin que distinga la causa
en que se fundamenta, de modo que cualquiera que sea el motivo legal que sustente la
pretensión, el juicio deberá tramitarse conforme a los requisitos y formalidades que el
legislador estableció para la vía especial hipotecaria, sin necesidad de previa declaración
judicial de prescripción de la acción en un juicio ordinario.