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Ensayo
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ENSAYO
Parece que los tiempos modernos transcurren por caminos de desengaño. Primero en la filosofía
y después en la vida (y notoriamente en la política) el relativismo nos deja vacíos en esa
vocación a la verdad que habita en toda persona. En estos dos artículos; El desengaño de la
modernidad y Felices con menos cosas, pude apreciar dos detalles de la sociedad actual que me
impactaron bastante. Un término mencionado en ambos textos es la palabra hedónico, que luego
de buscar su significado concreto quiere decir: que procura el placer o se relaciona con él.
Por otro lado, mencionaron una frase que me intrigó mucho y es: ‘’La felicidad no está en las
pertenencias, está en las experiencias’’. De hecho, luego de analizar bien el texto, considero que
la felicidad no está realmente en las experiencias, sino en el significado que les damos. Es decir,
proviene de nosotros y se refleja en el mundo, es una interdependencia entre nuestra mente y
nuestro entorno. Ante esta situación, en muchas partes del mundo ha surgido una interesante
tendencia a llevar una vida frugal y específicamente minimalista, no basada en objetos y
posesiones. Tener espacio es mejor que tener cosas.
Para mí, vivir con solo lo esencial no solo brinda beneficios superficiales, como el placer de una
habitación limpia o simplificar la limpieza, sino que también lleva a un giro más fundamental.
Vivir solo con lo esencial me daría la oportunidad de pensar lo que realmente significa ser feliz.
Esta forma de vida también tiene la ventaja de liberarnos de las comparaciones permanentes que
ocurren cuando deseamos tener objetos o vemos el mundo como un conjunto de objetos. Todos
queremos ser felices, pero intentar comparar la felicidad solo te hace feliz por un rato. Estamos
perdidos cuando se trata de la verdadera felicidad.
Es muy probable que tener muchas cosas y, más aún, desear tener otras, sea un obstáculo,
literalmente un mundo de objetos, que nos hace más difícil encontrar la felicidad duradera. Una
de las cosas que se puede decir de la felicidad es que es abierta, libre y espaciosa, no se siente
bloqueada ni hacinada. El problema es que el vacío de felicidad nunca podrá ser llenado por
cosas materiales. Parte de la respuesta es dejar de intentar encontrar el sentido de la vida a
través de comprar cosas y comenzar a darle valor a las experiencias y disfrutarlas. Volvernos
más humanos y amar lo que hacemos.
Por último, mencionan las propiedades que han vuelto a la sociedad actual un desengaño moral
y estas son: el consumismo, la permisividad, el relativismo, la velocidad, el abuso de la
terminología, la ausencia de liderazgo, la saturación informativa y la prensa rosa. Es increíble
cómo nos hemos dejado cegar por un sinnúmero de informaciones, términos y biografías
totalmente innecesarias. Todo esto conduce a un estado de desorientación moral y esta misma
esta minusvalorada por la modernidad, pero se nos está olvidando que los valores y la moral son
el principio fundamental del ser humano y que sin estos seriamos incapaces de utilizar
adecuadamente nuestra inteligencia y libertad.
Para concluir, como sabemos, la sociedad es una suma de individuos. Pero, si la modernidad
sigue el camino que lleva, la falta de valores, el hedonismo apresurado y la ausencia de
responsabilidad nos hará creer que somos más libres cuando realmente es todo lo contrario. Sin
embargo, no todo está perdido todavía. Como mencioné anteriormente, la clave está en vivir de
acuerdo con lo que sentimos y realmente necesitamos, dígase, nunca olvidarnos de nuestros
valores y de nuestra moral. Finalmente, amar, ya que este sentimiento está en la raíz de toda
conducta.
Rubén Maríñez
ID: 1075673