Está en la página 1de 3

Relaciones sexuales sin métodos anticonceptivos.

Y es a través de la ESI que se promueve la igualdad entre mujeres y varones, algo que tradicionalmente no es
reconocido, ya que el varón es el más valorado en la cultura patriarcal en que estamos inmersos. Por eso la ESI
plantea los derechos de unas y otros por igual, acaba los estereotipos y frente a la genitalidad plantea el derecho
de ambos de decidir, hablar y actuar respetando la opinión de la otra persona. Porque se incorpora el criterio del
consentimiento de las relaciones sexuales, una condición irrenunciable para ambos miembros de una pareja. Por
eso, si se aplicara la ley de ESI se produciría un cambio clave para revertir esto.
El método anticonceptivo más utilizado por los jóvenes es el preservativo (63,4%), especialmente entre los
varones (85,0%), el grupo de jóvenes de 15 a 19 años (67,5%) y aquellos que habitan en el conurbano bonaerense
(69.6%).
Por otra parte, el segundo método más usado es el de las pastillas anticonceptivas(28,6%), que son utilizadas en
mayor medida por las mujeres (46,6% vs. 11% para los varones), el grupo de 25 a 29 años y entre los jóvenes que
habitan en el interior de la provincia (40,3% vs. 23,3% en el conurbano bonaerense). Cabe señalar que un 21,6%
de los jóvenes alguna vez utilizó el anticonceptivo hormonal de emergencia.
Inicio temprano de las relaciones sexuales.
La sexualidad como componente importante de los seres humanos, es uno de los factores que influye desde
diferentes puntos de vista en la vida de los adolescentes, ya que estos al experimentar sentimientos, emociones y
tomar determinada actitud frente a su vida y su sexualidad, pueden incurrir a situaciones que los ponen en riesgo,
como el inicio de las relaciones sexuales prematuras, enfermedades de transmisión sexual, embarazos no
deseados, abortos, entre otros, dado, que no emplean las medidas necesarias para evitar estas consecuencias.
Son parte inherente al período de la adolescencia, la búsqueda de sí mismo y de la identidad, la tendencia grupal,
la necesidad de intelectualizar y fantasear, crisis religiosas, la desubicación temporal, el desarrollo sexual
manifiesto, la sensibilidad hacia los problemas sociales, la separación progresiva de la dependencia familiar y la
impredecibilidad de humor o estados de ánimo; factores todos que apuntan a señalar un período colmado de
experiencias nuevas que serán la plataforma de la edad adulta. En tal sentido, la educación sexual aparece como
una exigencia primaria, ya que de ella depende una salud reproductiva y una práctica sexual, que dependiendo de
la responsabilidad con que sean asumidas, darán por resultado una existencia saludable. En lo que respecta a
sexualidad, se puede decir que es un fenómeno pluridimensional que comprende aspectos biológicos,
psicosociales, conductuales, morales y culturales.
Ninguna dimensión de la sexualidad puede ser tomada aisladamente. La sexualidad implica características
biológicas, psicológicas y socioculturales que nos permiten comprender al mundo y vivirlo a través de nuestro
ser como hombres y mujeres. Es una parte de nuestra personalidad e identidad y una de las necesidades humanas
que lo expresa a través del cuerpo, es un elemento básico de la femineidad o masculinidad, de la autoimagen, de
la autoconciencia del desarrollo personal.
En la adolescencia los comportamientos generadores de riesgo pueden comprometer la salud, el proyecto de vida
y la supervivencia propia y de otros, pasando a constituir una preocupación creciente de la sociedad. Es por esto
que es de mucha importancia indagar sobre los factores que se relacionan con las prácticas sexuales de los
adolescentes; como son el inicio precoz de relaciones sexuales que pueden llevar a embarazos a temprana edad,
situación familiar, dentro de los cuales se encuentran problemas económicos en el hogar, problemas psicológicos,
como la soledad, conflictos familiares, alcoholismo ausencia del padre, problemas socioculturales, creencias y
conocimientos sobre planificación familiar, enfermedades de trasmisión sexual entre otros, problemas
psicológicos o de personalidad tales como, inestabilidad emocional y baja autoestima.
Los adolescentes tienen como características propias la falta de control de los impulsos, la ambivalencia
emocional, los cambios emotivos y de la conducta, además que su maduración sexual, cada vez más temprana,
los lleva a la búsqueda de las relaciones sexuales como inicio de su vida sexual activa. Estas características los
condicionan a mantener comportamientos arriesgados y los expone a ser víctimas comunes de las ETS, lo cual se
agrava por la falta de conocimientos reales acerca de éstas. Cuando analizamos los criterios y comportamiento
de los adolescentes objeto de estudio encontramos que un elevado número considera las ETS como enfermedades
vergonzosas e inmorales, esto reviste gran importancia futura al influir de manera negativa en la búsqueda de
ayuda especializada en caso necesario. Se ha planteado que para el sexo femenino padecer una ETS es, muchas
veces, un factor de humillación y vergüenza, mientras que para el sexo masculino es un signo de virilidad y
potencia sexual.
Abuso o violación.
Violencia sexual contra niñas y adolescentes:
Es toda conducta con connotación sexual realizada por cualquier persona, aprovechando la condición de especial
vulnerabilidad de las niñas o adolescentes, o aprovechando su cargo o posición de poder sobre las mismas,
afectando su indemnidad sexual, integridad física o emocional, así como la libertad sexual de acuerdo a lo
establecido por el Código Penal y la jurisprudencia de la materia.
La gravedad de la violencia sexual contra las niñas en la adolescencia temprana se ha hecho mas notoria en los
últimos años, dada la amplia publicidad que se ha dado a lo largo de la región de casos de niñas embarazadas que,
después de haber sido víctimas de violencia sexual, son obligadas a continuar con su embarazo por diversas
razones, entre las que destacan las prohibiciones legales de la interrupción del embarazo, la desinformación sobre
estos hechos y la existencia de legislación que perpetúa los estereotipos de género.
La manifestación de este tipo de violencia sexual y estructural contra niñas y adolescentes recobra mayor
complejidad en la medida de las consecuencias que estos embarazos tempranos pueden traer no sólo física, sino
psicológicamente, además de significar la afectación del derecho al pleno desarrollo de las niñas y su proyecto de
vida.
Una adolescente embarazara a causa de una violación sexual tiene consecuencias sumamente graves sobre las
mujeres, niñas y adolescentes y sobre la sociedad, además de que afecta su salud física y reproductiva, incrementa
el riesgo de mortalidad materna e infantil, genera embarazos de alto riesgo y otros problemas asociados al
embarazo como abortos inseguros, partos prematuros, sufrimiento fetal, entre otros. Entre las consecuencias
psicológicas caben destacar la falta de autonomía, miedo, depresión, angustia, estrés postraumático, ansiedad y
mayores riesgos de suicidio.
Por otra parte, la situación de vulnerabilidad se incrementa entre las niñas que pertenecen a hogares pobres, puesto
que esa condición las expone a mayores riesgos de sufrir violencia de género y, particularmente, abuso y violencia
sexual, en tanto son niñas que asumen roles de adultas. Entre otros factores facilitadores o de riesgo de sufrir
violencia, cabe destacar que trabajan en la calle o en condiciones muy precarias, se desplazan o quedan solas en
el hogar, deben atender a los hombres adultos de la familia, son entregadas a hombres o a familias para que les
den comida y vivienda a cambio de trabajo, viven de forma hacinadas.
Además de ello, las consecuencias de dichos embarazos también tienen efectos importantes en el producto de la
violación. Los hijos/as de niñas embarazadas tienen de dos a siete mayores probabilidades de tener bajo peso al
nacer; las afectaciones para las niñas pueden perturbar su salud y crecimiento; se perpetúa el ciclo de la pobreza;
aumenta la deserción escolar; existe mayor riesgo de que los hijos/as sufran abuso físico, negligencia o
desnutrición”, y en general se afecta de manera directa el derecho de las niñas a vivir libres de violencia y su
derecho a crecer y a ser educadas libres de patrones estereotipados.
Decisión voluntaria.
Las adolescentes que desean su embarazo no tienen una imagen definida ni valoran las consecuencias que éste
supone. Las ideas previas sobre una gestación están básicamente referidas a cambios físicos, sin tener en cuenta
otros cambios que ocurren durante y tras el embarazo.
El contexto familiar y de socialización de las chicas se basa en una distribución tradicional de roles en función
del género, en cual posicionamiento y rol tradicional de mujer cuidadora está muy interiorizado. Las motivaciones
para el embarazo adolescente no están claras; hay una falta de sentido de la autodeterminación y son las
circunstancias las que deciden.

También podría gustarte