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PROTOCOLO JURÍDICO INTERNACIONAL.

DERECHO A LA VIDA.

El derecho a no ser privado arbitrariamente de la vida es un derecho fundamental y


universalmente reconocido que es aplicable en todo momento y en toda circunstancia. No se
permite ninguna suspensión, ni siquiera durante un conflicto armado o en situaciones
excepcionales. El derecho a la vida está protegido por los tratados internacionales y
regionales, el derecho consuetudinario internacional y los sistemas jurídicos nacionales. Este
documento está reconocido entre otros instrumentos, la declaración universal de derechos
humanos en 1948, el pacto internacional de derechos civiles y políticos de 1966, las
convenciones africanas, internacionalmente y europea de derechos humanos y la carta árabe
de derechos humanos.

En el Artículo número 3 de la Declaración Universal de los derechos Humanos nos Dice:


Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. El
derecho a la vida se ha convertido en uno de los derechos fundamentales aceptado por
muchos países; el 77 por ciento de las constituciones del mundo incluyen este derecho; en
1945, fecha en que se fundó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sólo el 27 por
ciento de las constituciones vigentes lo contenían.

El artículo 3 abarca mucho más que la prohibición de la pena de muerte. Este artículo es
fundamental para disfrutar de todos los demás derechos: al fin y al cabo, hay que estar vivo
para ejercer la libertad de expresión, casarse o tener una nacionalidad.

La obligación de investigar es una parte esencial de la defensa del derecho a la vida. Esta
obligación hace efectivos en la práctica los deberes de respetar y proteger el derecho a la
vida, y promueve la rendición de cuentas y la reparación cuando pueda haberse vulnerado ese
derecho sustantivo. Cuando en el marco de una investigación se descubran pruebas de que la
muerte fue causada ilícitamente, el Estado debe velar por que se enjuicie a los autores
identificados y, en su caso, sean castigados mediante un proceso judicial. Todo
incumplimiento de la obligación de investigar es una vulneración del derecho a la vida.

Las investigaciones y los enjuiciamientos son esenciales para prevenir futuras vulneraciones
y promover la rendición de cuentas, la justicia, el derecho a la reparación y la verdad, así
como el estado de derecho. Los familiares tienen derecho a solicitar y obtener información
sobre las causas de la muerte, así como a conocer la verdad acerca de las circunstancias, los
acontecimientos y los motivos que la provocaron. En los casos de muerte potencialmente
ilícita, los familiares tienen derecho, como mínimo, a ser informados sobre las circunstancias,
la ubicación y la condición de los restos y, si se hubiera determinado, sobre la causa de la
muerte y la manera en que ocurrió.

Respetar el derecho a la vida. Los Estados, sus órganos y agentes, y aquellos cuyo
comportamiento es atribuible al Estado, deben respetar el derecho a la vida y no privar
arbitrariamente a ninguna persona de su vida.

Según las circunstancias, los Estados también están obligados a cooperar a nivel internacional
en las investigaciones de muertes potencialmente ilícitas, en particular cuando se trate de un
presunto delito internacional, como la ejecución extrajudicial

El deber del Estado de investigar se activa cuando este tenga conocimiento o debiera haberlo
tenido de una muerte potencialmente ilícita, así como cuando una presunta muerte ilícita sea
denunciada de manera razonable. El derecho internacional exige que las investigaciones sean:

Prontas
efectivas y exhaustivas
independientes e imparciales
transparentes

Durante las investigaciones se adoptarán, como mínimo, todas las medidas razonables para:

Identificar a la(s) víctima(s)


Recuperar y preservar todo material probatorio de la causa y las circunstancias de la
muerte,
Identificar posibles testigos y obtener sus testimonios en relación con la muerte y las
circunstancias que la rodearon;
Determinar la causa, la manera en que se produjo, el lugar y el momento de la muerte,
y todas las circunstancias del caso.
Determinar quién estuvo involucrado en la muerte y su responsabilidad individual en
ella.
ÉTICA PROFESIONAL.

Todas las partes involucradas en la investigación de una muerte potencialmente ilícita deben
cumplir las más estrictas normas profesionales y éticas en todo momento. Deben procurar
asegurar la integridad y la efectividad del proceso de investigación y promover los objetivos
de justicia y derechos humanos. Además, tienen responsabilidades éticas hacia las víctimas,
sus familiares y otras personas a las que concierna la investigación, y deben respetar la
seguridad, la privacidad, el bienestar, la dignidad y los derechos humanos de toda persona
afectada, de conformidad con los principios humanitarios aplicables, en particular los de
humanidad e imparcialidad.

En lo relativo al trato con familiares, testigos potenciales y otras personas contactadas en el


curso de una investigación, los investigadores deben procurar que el daño que el proceso de
investigación pueda causarles sea el menor posible, en particular en cuanto al bienestar físico
y mental de las personas involucradas en la investigación y la dignidad de las fallecidas.

Todo médico forense que participe en la investigación de una muerte potencialmente ilícita
tiene responsabilidades ante la justicia, los familiares de la persona fallecida y, en general,
ante el público.

Para asumir adecuadamente estas responsabilidades, los médicos forenses, deben actuar con
independencia e imparcialidad. Sean o no empleados por la policía o el Estado, los médicos
forenses deben comprender claramente sus obligaciones ante la justicia (no ante la policía o
el Estado) y ante los familiares de la persona fallecida, a fin de ofrecer un relato veraz de la
causa y las circunstancias de la muerte.

En términos más generales, como se estipula en el Código Internacional de Ética Médica de


la Asociación Médica Mundial (AMM), el médico debe dedicarse a proporcionar un servicio
médico competente, con plena independencia profesional y moral, con compasión y respeto
por la dignidad humana. Para su plena realización, esto también exige que el Estado cree las
circunstancias que propicien que dicha independencia se pueda ejercer, en particular que
proteja al médico forense del daño o acoso que pueda resultar de su participación en casos
potencialmente delicados.

Protocolo modelo para la investigación legal de ejecuciones extralegales, arbitrarias o


sumarias
Las ejecuciones que se sospeche que son extralegales, arbitrarias o sumarias pueden
investigarse con arreglo al derecho nacional o local, vigente y culminar en procedimientos
penales. Sin embargo, en algunos casos los procedimientos de investigación pueden resultar
inadecuados debido a la falta de recursos y conocimientos o a que el organismo encargado de
realizar la investigación puede ser parcial. De ahí que sea menos probable que prosperen esos
procedimientos penales. Las directrices enunciadas en este protocolo modelo propuesto para
la investigación legal de ejecuciones extralegales, arbitrarias o sumarias no son vinculantes.
En cambio, el protocolo modelo pretende ofrecer métodos para aplicar las normas
enumeradas en los principios.

Por definición este protocolo no puede ser exhaustivo, pues la diversidad de los
ordenamientos jurídicos y políticos escapa a su aplicación global. Las técnicas de
investigación varían además de un país a otro, y no pueden uniformarse en la forma de
principios aplicables universalmente. En consecuencia, puede resultar pertinente formular
nuevos comentarios para la aplicación práctica de los Principios.

Hay que tener en cuenta varias consideraciones cuando un gobierno decide crear una
comisión indagatoria independiente. En primer lugar, las personas sometidas a la indagación
deben contar con garantías procesales mínimas protegidas por el derecho internacional en
todas las etapas de la investigación. En segundo lugar, los investigadores deben contar con
personal técnico y administrativo idóneo, así como con acceso a asesoramiento jurídico
imparcial para garantizar que la investigación producirá pruebas admisibles en
procedimientos penales ulteriores.

En tercer lugar, los investigadores deben recibir la plenitud de recursos y facultades de los
gobiernos. Finalmente, los investigadores deben estar facultados para recabar ayuda de la
comunidad internacional de expertos en derecho, medicina y ciencias forenses.

Los principios fundamentales de toda investigación viable sobre las causas de la muerte son
competencia, minuciosidad, oportunidad e imparcialidad de la investigación derivados de los
párrafos 9 y 11 de los Principios. Esos elementos pueden adaptarse a cualquier sistema
jurídico y deben orientar todas las investigaciones de ejecuciones supuestamente extralegales,
arbitrarias o sumarias

https://news.un.org/es/story/2018/11/1445581

https://www.ohchr.org/Documents/Publications/MinnesotaProtocol_SP.pdf

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