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Fue entonces cuando, entrada la madrugada del 24 de junio, un gran contingente de militares

de las fracciones del regimiento Rangers y Camacho de Oruro, ordenado por el dictador René
Barrientos Ortuño, atacó las viviendas, disparando desde varios puntos contra las casas y
contra algunas personas que permanecían aún en las calles por el festejo. La matanza duró
varias horas

Se estima que los soldados y oficiales, que ingresaron por la zona norte entre las nueve y once
de la noche, partieron en trenes desde la ciudad de Oruro la tarde del 23 de junio. El sereno de
la tranca, que los vio llegar armados dentro de los vagones, intentó informar a los dirigentes
del sindicato y las radioemisoras, pero fue intimidado por los oficiales que prosiguieron su
marcha. Así, alrededor de las cinco de la mañana, comenzó la balacera para victimar a
hombres, mujeres y niños. En un principio, ante el ataque sorpresivo, algunos confundieron las
ráfagas de las ametralladoras con los cuetillos y el estampido de los morteros con la explosión
de las dinamitas.

La empresa, en complicidad con los masacradores, cortó la luz eléctrica aquella madrugada,
para que las radios no pudiesen transmitir ninguna alarma a los

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