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AVANCES EN
CARDIOLOGÍA
2020-2022
ASIGNATURA 13
ENFERMEDAD CORONARIA
SÍNDROME CORONARIO AGUDO
SIN ELEVACIÓN DEL SEGMENTO ST
(SCASEST)
1. DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
2. FISIOPATOLOGÍA.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
2.1. Trombosis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
3 EPIDEMIOLOGÍA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
4.2. Electrocardiograma.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
6.3. Antitrombóticos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
7. REVASCULARIZACIÓN CORONARIA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
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8. MANEJO A LARGO PLAZO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
8.5. Betabloqueantes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
BIBLIOGRAFÍA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
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1. DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN
La enfermedad coronaria suele presentarse clínicamente en la mayor parte de los casos como angina
estable o inestable, aunque en ocasiones es un episodio de muerte súbita la manifestación inicial de la en-
fermedad.
La angina de pecho estable se caracteriza por dolor u opresión en el hemitórax izquierdo o centrotorácico
que se desencadena con el esfuerzo y desaparece con el reposo o tras la toma de vasodilatadores coronarios
(nitroglicerina).
La variedad inestable implica, habitualmente, mayor severidad en el grado de estenosis coronaria y se
manifiesta mediante: aparición en reposo o con mínimo esfuerzo, duración prolongada (mayor de 20-30
minutos), aparición reciente (inferior a un mes) y rápida progresión de la misma hasta mínimos esfuerzos.
La sociedad Europea de Cardiología y la ACC/AHA 1 clasifican los síndromes coronarios agudos tomando
en consideración la presentación clínica, elevación de biomarcadores y patrón electrocardiográfico, de acuerdo
con la figura 1.
Figura 1. ECG: electrocardiograma; SCACEST: síndrome coronario agudo con elevación del segmento ST; SCASEST: sín-
drome coronario agudo sin elevación del segmento ST; IAMCEST: infarto agudo de miocardio con elevación del segmento
ST; IAMSEST: infarto agudo de miocardio sin elevación del segmento ST; (nota el grosor de las flechas es proporcional a
la frecuencia de cada rama)
Debemos resaltar, sin embargo, que en ocasiones la manifestación clínica de la isquemia coronaria se
basa en los llamados equivalentes anginosos, es decir, síntomas diferentes al dolor torácico que asocian datos
de isquemia coronaria en el electrocardiograma (ECG) o en el ecocardiograma.
A su vez, el daño miocárdico entendido como necrosis cardíaca (manifestada analíticamente como eleva-
ción de troponina o creatin-kinasa (CK)) puede clasificarse en síndrome coronario agudo con o sin elevación
del segmento ST, reflejando esta porción del ECG la corriente de lesión miocárdica ocasionada por hipoperfu-
sión o ausencia de perfusión del músculo cardíaco (figura 1).
Igualmente, según la definición de infarto agudo de miocardio más actual 2, la elevación de troponinas
puede deberse también a daño miocárdico no isquémico en el caso de ausencia de datos sugestivos de
isquemia miocárdica.
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2. FISIOPATOLOGÍA
Con frecuencia, la base fisiopatológica del síndrome coronario agudo (SCA) sin elevación del ST (SCASEST)
comienza a fraguarse décadas antes de que el paciente sufra el episodio agudo. El evento isquémico, que gene-
ralmente suele desencadenarse por la formación de trombo tras la rotura o erosión de una placa ateromatosa
que condiciona una disminución brusca y crítica del flujo sanguíneo, es sólo la manifestación clínica de una
enfermedad generalizada y progresiva denominada aterotrombosis.
Este término representa fielmente la fisiopatología de la enfermedad, en la que intervienen tanto la
progresión del ateroma (aterosclerosis y desarrollo de la placa de colesterol) como la rotura de la placa con
trombosis sobreañadida.
La ateroesclerosis es una enfermedad crónica inmuno-inflamatoria y multifocal de las arterias de media-
no y gran calibre, impulsada principalmente por el acúmulo de lípidos. Comienza a desarrollarse en épocas
tempranas de la vida y progresa con el paso del tiempo, pero su velocidad de progresión es impredecible y
varía considerablemente según los individuos. Para cada nivel de exposición a un factor de riesgo determinado
existe una variabilidad sustancial en el grado de aterosclerosis que se desarrolla, probablemente porque la
susceptibilidad individual a ella y a sus factores de riesgo es muy diferente. Sin embargo, incluso en individuos
vulnerables suele ser necesario que transcurran varias décadas para que se desarrollen placas obstructivas o
propensas a la trombosis. Sobre este proceso ateroesclerótico, fijo y hasta el momento difícilmente reversible,
que causa el estrechamiento gradual de la luz arterial de manera lenta, se añade un proceso dinámico que
causa la oclusión coronaria rápida (trombosis) y sobre el que sí existen medidas terapéuticas. Cada paciente
con SCASEST tiene una mezcla variable de aterosclerosis crónica y trombosis aguda, pero se ignora la propor-
ción de ambas, por lo que se emplea el término aterotrombosis. En general, la aterosclerosis predomina en las
lesiones más estables (angina estable) y la trombosis es el componente crítico causante de los SCA.
Existen cuatro factores contribuyentes al SCASEST que analizaremos por separado, aunque coexisten y se
relacionan entre ellos estrechamente.
2.1. TROMBOSIS
Durante el crecimiento de la placa de aterosclerosis es frecuente su rotura, con la consecuente formación
de trombo para sellar la fisura. Existen tres determinantes importantes de la respuesta trombótica (o de la can-
tidad de trombo que se forma sobre una placa erosionada): el sustrato trombógeno local, las perturbaciones
locales del flujo y la propensión sistémica a la trombosis.
a) Sustrato trombógeno local: se debe a la inflamación activa, la infiltración de macrófagos y el acúmulo
de lípidos, que desestabilizan la placa haciéndola más vulnerable a la rotura. A su vez, estos com-
ponentes son muy trombogénicos cuando una vez rota la placa se exponen al torrente sanguíneo 3.
Los macrófagos activados expresan factor tisular, que junto con el procedente del núcleo lipídico por
macrófagos lisados hace la placa especialmente vulnerable a su rotura. Los lípidos oxidados del núcleo
central también pueden estimular de manera directa la agregación plaquetar.
b) Perturbaciones locales del flujo: el flujo rápido y las fuerzas de cizallamiento del torrente arterial pro-
mueven la trombosis arterial, probablemente por inducir activación plaquetar 4. Las irregularidades de
la superficie expuesta también potencian la formación de trombo plaquetario.
c) Propensión sistémica a la trombosis: el estado de activación de las plaquetas, los factores coagulan-
tes y fibrinolíticos son aspectos que marcan decisivamente el desenlace tras la rotura de la placa. En
la trombosis coronaria, la obstrucción inicial al flujo suele deberse a la agregación plaquetar, pero la
cascada de coagulación junto con su producto final, la fibrina, es importante para la ulterior estabiliza-
ción del frágil trombo plaquetario inicial. Prueba de ello es el efecto protector de los antiagregantes y
anticoagulantes en pacientes con enfermedad coronaria.
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sular) queda expuesta a la sangre circulante. El primer paso es la adhesión plaquetaria a través del receptor
glucoproteico (GP) Ib plaquetar y su interacción con el factor de von Willebrand. A continuación tiene lugar la
activación plaquetar, que produce una transformación en la configuración de la plaqueta (pasan de ser ovoides
a espiculadas) para aumentar la superficie de producción de trombina. A su vez se produce la degranulación,
que libera tromboxano A2, serotonina y otros mediadores, que actúan atrayendo y reclutando más plaquetas.
El último proceso en la activación plaquetaria consiste en la expresión en su superficie de los receptores GP
IIb/IIIa, para fijar fibrinógeno; se trata de la agregación plaquetar, o formación del tapón de fibrina. El fibrinóge-
no actúa como puente entre los receptores IIb/IIIa de dos plaquetas activadas para ir formando un agregado
plaquetar progresivo. El tratamiento antiagregante en los SCASEST (figura 2) pretende cortar esta cascada de
activación plaquetar actuando en cada una de sus fases: disminución de la producción de tromboxano A2
(ácido acetilsalicílico), inhibición de la activación plaquetaria por ADP (antagonistas del receptor P2Y12) e
inhibición directa de la agregación plaquetar (inhibidores de los receptores IIb/IIIa).
Figura 2. Cascada de activación plaquetaria y anticoagulación. Nivel de actuación de los fármacos antiagregantes y anti-
coagulantes.
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2.5. AFECTACIÓN MICROVASCULAR
Anatómicamente, el árbol coronario está conformado por arterias epicárdicas de conducción, arteriolas, capi-
lares, vénulas y venas. Esta base estructural, que define el continente de la sangre que circula por el corazón, pue-
de ser representada por dos compartimientos con sus respectivos análogos físicos: conductos rígidos (los vasos
epicárdicos) y una cámara de mezcla (el segmento de la circulación, con vasos de diámetro menor de 300 micras,
definido como microcirculación). Dicha microcirculación contiene el 60% del volumen sanguíneo contenido en la
vasculatura cardíaca y es donde se producen los intercambios de oxigeno y nutrientes, el lavado de los productos
de desecho y el intecambio de líquidos entre el tejido cardíaco y la circulación.
La afectación de la microcirculación puede acompañar al SCA, lo que suele ser frecuente o bien, constituir
una entidad diferenciada en lo que se conoce como angina microvascular, constituyendo una causa relativamente
frecuente de dolor torácico y MINOCA (Myocardial Infarction With Nonobstructive Coronary Arteries), no estando
fisiopatológicamente aclarados los mecanismos etiológicos de la misma. 5
Algunos autores hablan del término “síndrome de angina microvascular” para englobar a estas entidades que
pueden cursar crónicamente con episodios agudos ocasionales donde juega un papel esencial la microvasculatura
en su fisiopatología.
Estos episodios que semejan un SCA, donde se evidencian arterias coronarias epicárdicas sin lesiones obs-
tructivas, pueden llegar a representar el 20% de los pacientes y suelen aparecer en la base de patologías conoci-
das (diabetes, hipertensión, colagenosis, amiloidosis…) o bien de forma idiopática (Síndrome X).
3 EPIDEMIOLOGÍA
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3.2. FACTORES DE RIESGO
Existen diversos factores de riesgo no modificables (edad y sexo) y modificables (hipercolesterolemia,
hipertensión arterial, tabaquismo, diabetes) que se relacionan con el desarrollo de aterotrombosis y su pre-
sentación clínica en forma de SCA.
3.2.3 DIABETES
La mortalidad cardiovascular en pacientes diabéticos es de 2 a 6 veces superior frente a los no diabéticos
y la aparición de un SCA explica más de la cuarta parte de las complicaciones cardiovasculares que sufren las
personas diabéticas. La intervención intensiva de reducción multifactorial del riesgo en pacientes con diabetes
tipo 2 demuestra que tratando a cinco pacientes se consigue salvar una complicación cardiovascular en el
transcurso de 8 años.
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3.2.5 DISLIPIDEMIAS
Son numerosos los estudios que han demostrado que la elevación del colesterol-LDL se asocia al desa-
rrollo y progresión de la enfermedad coronaria y, en general de la aterosclerosis. A su vez, también está bien
establecido en la literatura que la reducción de las cifras de colesterol mediante estatinas o inhibidores del
receptor PCSK9 disminuye las complicaciones cardiovasculares en prevención primaria y secundaria 19- 23.
3.2.6 TABAQUISMO
Es considerado en numerosos estudios el principal factor de riesgo en pacientes menores de 45-50 años.
TABLA 1
Clasificación clínica de Braunwald de la angina inestable
Fallecimiento o infarto al
Clase Definición
cabo de un año
Gravedad
Circunstancia clínica
Hay otros factores, físicos o emocionales, que influyen en el comienzo de los síntomas y se han relacio-
nado con la rotura de la placa. También se ha observado clara periodicidad circadiana de la presentación del
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SCA, coincidiendo la máxima incidencia con las primeras horas de vigilia, probablemente por la elevación de
catecolaminas y la mayor agregabilidad plaquetar que se dan a estas horas.
La exploración física de los pacientes con dolor torácico comprende la exploración del tórax, la auscul-
tación cardiaca y pulmonar y la medición de la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Ayuda a excluir otras
causas de dolor torácico cardiaco (como arritmias, pericarditis o valvulopatías) o extracardiaco (neumotórax)
y detectar signos de gran afectación miocárdica con disfunción ventricular (taquicardia sinusal, tercer y cuarto
tono, crepitantes, insuficiencia mitral o hasta hipotensión y shock cardiogénico). En bastantes ocasiones la
exploración física puede ser normal.
Para reconocer la gravedad de los subgrupos de pacientes con angina inestable se utilizó la clasificación
de Braunwald (tabla 2). Esta clasificación basada en las circunstancias de aparición y las características clínicas
del dolor se ha utilizado en múltiples estudios, para catalogar a los pacientes, estratificar su riesgo de compli-
caciones cardiovasculares y comparar series diferentes. Sin embargo, un porcentaje no escaso de pacientes
experimenta un SCASEST con presentaciones atípicas, más frecuentes en personas ancianas, los diabéticos y
las mujeres. Por ello, la evaluación de los síntomas clínicos no es suficiente por sí sola para estratificar el riesgo,
ya que es difícil valorarlos objetivamente y pueden interpretarse de forma equivocada. Por esta razón se han
introducido en la práctica clínica puntuaciones de riesgo que combinan aspectos clínicos, electrocardiográficos
y analíticos, en especial tras la introducción de las troponinas, que aportan información más precisa y exacta
sobre el diagnóstico y pronóstico de cada paciente.
TABLA 2
Diagnóstico diferencial del dolor torácico agudo
4.2. ELECTROCARDIOGRAMA
El electrocardiograma (ECG) continúa siendo una herramienta de gran utilidad en el diagnóstico en ge-
neral del dolor torácico y en concreto en el SCA. Puede proporcionar datos de diagnósticos alternativos, como
pericarditis, embolia pulmonar o arritmias. Es importante realizar un ECG cuando el paciente entra en contacto
con el servicio médico y repetirlo a las pocas horas (seriación electrocardiográfica igual que la seriación de las
troponinas), ya que pueden existir cambios evolutivos durante su estancia. Además, se debe repetir siempre
que el paciente experimente nuevos episodios de dolor torácico. Es muy valiosa la comparación del ECG reali-
zado mientras el paciente está sintomático con ECG previos o tras resolverse el dolor. Los cambios dinámicos
en el ECG simultáneos con los síntomas tienen alto valor diagnóstico.
En el SCASEST se detectan descenso del ST (o elevación transitoria del ST) y alteraciones en la onda T
hasta en el 50% de los pacientes 27. Tradicionalmente se consideraba que el descenso del ST superior a 1
mm en dos o más derivaciones contiguas apoyaba fuertemente el diagnóstico y empeoraba el pronóstico.
Actualmente se ha visto que hasta el 20% de los pacientes con alteraciones en el ECG presentan descenso
del ST de 0,5 mm y se ha demostrado que su pronóstico es similar a los que lo tienen de 1 mm o mayor. La
inversión simétrica de la onda T también sugiere isquemia, aunque es un dato menos específico, a menos
que sean profundas y muy marcadas (≥ 3 mm).
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El ECG puede ayudar, aunque de forma más imprecisa que en el SCACEST, para localizar la arteria culpa-
ble. Es de destacar que la localización de las ondas T negativas es más útil en este sentido que la del descenso
del segmento ST, con la excepción del localizado en V1-V3, que se asocia con isquemia posterolateral en el
territorio de la arteria circunfleja. Un descenso extenso del ST o que predomina en las derivaciones laterales
V4-V6 con elevación concomitante en aVR suele indicar isquemia subendocárdica extensa.
Es importante recordar que un ECG estrictamente normal no excluye la posibilidad de que se esté desa-
rrollando un SCASEST, en pacientes con síntomas sugestivos de isquemia. No obstante, un ECG rigurosamente
normal durante un episodio de dolor torácico debería redirigir la atención hacía otras causas del dolor.
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estas elevaciones pueden deberse a otros procesos cardiacos tales como la insuficiencia cardiaca congestiva,
en la que se han detectado elevaciones sin enfermedad coronaria, pero de nuevo hablan de peor pronóstico
en estos pacientes 37. Aunque las determinaciones de las troponinas se consideran muy específicas de lesión
miocárdica, se hadescrito su elevación en procesos extracardiacos, como la hemorragia subaracnoidea, ictus,
neumonía grave, tromboembolismo pulmonar, sepsis y procesos multisistémicos complicados. Estas elevacio-
nes de troponinas reflejan disfunción ventricular izquierda y fracaso multiorgánico, más que una enfermedad
coronaria subyacente. También se encuentran niveles elevados de troponinas en pacientes asintomáticos
con insuficiencia renal terminal, en ausencia de patología cardiaca inestable. Estas detecciones parecen estar
relacionadas con la uremia, ya que afecta a la liberación y depuración de las troponinas. Es más frecuente la
detección de troponina T que I en estos pacientes, pero ambas predicen la mortalidad 38. Es probable que esto
refleje una patología multifactorial en los pacientes con insuficiencia renal grave, como la disfunción cardiaca,
la hipertrofia ventricular o infartos subclínicos.
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paciente aumenta, la eficacia en la potencia de triaje se ve tremendamente afectada, pudiendo incluso llegar
a valores cercanos al 55% en pacientes muy añosos. Una posible solución en estos pacientes de mayor edad
sería subir el punto de corte en cuanto a los niveles de troponina.
En una línea similar, Twerenbold et al 41 confirmaron con un estudio de vida real la excelente aplicabilidad
en el departamento de urgencias de este algoritmo con una tasa muy baja de MACE a los 30 días.
En ambos casos, pacientes con niveles de las troponinas de alta sensibilidad por debajo del umbral de
detección a su llegada a urgencias o la presencia de niveles detectables (pero por debajo de la positividad) sin
variación significativa en la seriación, hacen muy poco probable el diagnóstico de SCASEST.
Las últimas guías de la ESC 39 publicadas en 2020 recomiendan un algoritmo de determinación de tropo-
nina a la llegada del paciente a urgencias y tras una hora (0/1h) o dos horas (0/2h) siempre que la troponina
de nuestro laboratorio presente un algoritmo validadado en esos tiempos.
OTROS BIOMARCADORES
Se encuentran en estudio una serie de moléculas cuya determinación en el momento de un SCA se ha
visto relacionada con MACE en el seguimiento. Estas moléculas son: galectina-3, implicada en procesos de
fibrosis; moléculas relacionadas con un sistema endógeno de fibrinólisis alterado y la trimetillisina y TMAO,
como metabolitos derivados de la microbiota intestinal 42.
Sin embargo, la determinación de rutina de otros biomarcadores diferentes a la troponina no se reco-
mienda en las últimas guías de la ESC.
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SCASEST en los que no exista alteración electrocardiográfica ni elevación de troponina en las determinaciones
realizadas, siempre que la posibilidad de lesiones coronarias se considere baja o intermedia.
Otra técnica con alta rentabilidad pronóstica es la resonancia magnética, con el inconveniente de su limi-
tada accesibilidad, y aún más con carácter urgente. Proporciona imágenes multimodales que permiten una ex-
ploración cardiaca completa combinando función ventricular global y regional, perfusión miocárdica y viabilidad.
Existen varios estudios recientes que han demostrado su utilidad pronóstica, frente a los clásicos parámetros,
tanto en el SCASEST 43 como el IAMEST 44, 45. En relación con su utilidad pronóstica se han publicado reciente-
mente diversos trabajos que hacen referencia a un nuevo parámetro de la resonancia, la entropía, que puede
ser de utilidad en la valoración cardiaca tras un SCA. La entropía es un parámetro derivado del realce tardío con
gadolinio que nos permite evaluar la heterogeneidad del tejido miocárdico. En los casos en los que la entropía
abarca la mayor parte del ventrículo izquierdo la mortalidad se ve claramente incrementada. Además, la entro-
pía se ha relacionado de manera independiente con la presencia de arritmias ventriculares tras ajustar en fun-
ción de afectación multivaso, fracción de eyección o revascularización aguda. En el futuro, los avances con este
parámetro podrían servir para concretar en mayor medida las indicaciones de implante de DAI tras un SCA 46.
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También es conveniente conocer que hasta un 15-20% de los pacientes con diagnóstico de SCA no pre-
sentan lesiones coronarias significativas 54, 55. Aproximadamente la mitad de estos pacientes, tienen coronarias
normales y la otra mitad presentan lesiones coronarias no severas (inferiores al 50% de diámetro luminal de
referencia). Su pronóstico es mejor que en los que tienen lesiones severas, con tasas de mortalidad inferiores
a corto 56 y a largo plazo 57.
En los casos de estenosis moderadas o de dudas acerca de la severidad de una lesión está indicada la
realización de test funcionales (iFR o FFR) o imagen intracoronaria (IVUS u OCT) 58. En este punto es intere-
sante poner de relevancia el papel cada vez más importante de los tests funcionales para valorar el potencial
isquémico de lesiones coronarias indeterminadas (aquellas con estenosis entre el 40 y el 70%) y guiar la
revascularización de las mismas. Dentro de estas encontramos las pruebas hiperémicas, muy presentes en
el día a día del laboratorio de hemodinámica, pero también nuevos índices, como los ratios de presiones no
hiperémicos, que se están desarrollando actualmente, y nuevos índices que permiten una valoración de la
obstrucción al flujo generada por una lesión mediante imagen intracoronaria, lo cual permite aunar las dos
técnicas mencionadas al inicio de este párrafo. Cada vez más, se buscan alternativas que permitan esta valo-
ración funcional sin necesidad de usar una guía intracoronaria y este campo es sin duda uno de los puntos de
mayor crecimiento de la valoración de las lesiones coronarias en el momento actual 59.
En las últimas guías de la ESC recomiendan la valoración funcional de todas aquellas lesiones coronarias no
culpables del evento agudo para guiar mediante los resultados de dicho estudio la revascularización de estas.
La mortalidad a corto plazo en los pacientes con AI es menor, alrededor del 1,7% a los 30 días, en com-
paración con los IAMSEST (5%) y con los IAMCEST (11%). El riesgo de mortalidad temprana tras el SCASEST
está relacionado con la extensión del daño miocárdico y con el compromiso hemodinámico. Por el contrario,
las diferencias en cuanto al pronóstico a largo plazo (tanto de la mortalidad como de la recurrencia del SCA)
son menores, posiblemente por la mayor afectación coronaria en los pacientes con AI.
Los pacientes con SCASEST constituyen un grupo heterogéneo cuyo pronóstico puede variar considera-
blemente, desde excelente, con ajustes en el régimen terapéutico, hasta francamente malo con alto riesgo
de muerte o reinfarto a pesar de tratamiento intensivo. Por ello, la estratificación del riesgo es fundamental
en la evaluación y tratamiento de esta enfermedad. Los subgrupos específicos de pacientes identificados a
través de variables clínicas, electrocardiográficas o marcadores cardiacos, muestran riesgos diferentes respecto
a su evolución (tabla 3). En los pacientes con criterios de alto riesgo es necesario el ingreso en unidades de
cuidados coronarios, mientras que los que tienen riesgo intermedio o bajo pueden ser atendidos en camas de
cuidados intermedios con monitorización.
TABLA 3
Variables de incremento del riesgo en el síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST
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5.1 VARIABLES CLÍNICAS
La clasificación clínica ya comentada de la angina (cf. tabla 2), ha demostrado tener utilidad a la hora de
identificar a los pacientes de alto riesgo. En el registro TIMI III, con más de 3300 pacientes consecutivos con
SCASEST, esta clasificación demostró ser un factor predictivo importante de la tasa de mortalidad o repetición
del SCA al año 60. Así, los grupos de pacientes con mayor riesgo son los que presentan dolor torácico en reposo
y recurrente, angina secundaria a causas extracardiacas o angina tras un IAM. Otras variables clínicas como la
edad, la diabetes, la enfermedad vascular extracardiaca, insuficiencia cardiaca o shock cardiogénico identifican
a subgrupos de pacientes con peor pronóstico.
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Posteriormente este baremo ha sido validado en otras poblaciones, tanto en participantes en ensayos
clínicos 70 como en pacientes no seleccionados 71 o tratados con angioplastia 72. Además, las puntuaciones más
altas se han relacionado con enfermedad coronaria más avanzada, como enfermedad multivaso, enfermedad
de tronco o trombo angiográfico 72.
TABLA 4
Baremo de riesgo TIMI para pacientes con síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST
• Edad ≥ 65 años
1
• Presencia de al menos tres factores de riesgo de enfermedad coronaria 1
• Antecedentes de al menos una estenosis coronaria > 50% 1
• Presencia de desviación del segmento ST en el ECG al ingreso 1
• Al menos dos episodios de angina típicos en las 24 horas previas 1
• Elevación de marcadores de necrosis miocárdica 1
1
• Toma de ácido aceetilsalicílico en los 7 días previos
Puntuación máxima 7
Figura 4. Probabilidad de muerte, re-infarto o necesidad de revascularización a los 14 días post-SCASEST según el TIMI
score.
Posteriormente, se ha comprobado que los pacientes con mayor puntuación, y por ello mayor riesgo, se
benefician de terapias más agresivas, como la angioplastia precoz o la antiagregación plaquetar potente con
inhibidores de los receptores IIb/IIIa.
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combinada del TIMI. Los pacientes incluidos en el registro tenían tanto IAMCEST como SCASEST. Este baremo
también ha quedado validado posteriormente en varios estudios.
La escala GRACE 2.0 (http://www.gracescore.org/website/webversion.aspx) proporciona una estimación
directa de la mortalidad intrahospitalaria, a 6 meses, a 1 y 3 años. Se incluyen ocho parámetros: edad, presión
arterial sistólica, frecuencia cardiaca y grado Killip al ingreso, desviación del segmento ST, elevación de marca-
dores de necrosis miocárdica, creatinina inicial y presentación con parada cardiaca, asignando una puntuación
diferente a cada uno de ellos en función del rango en que se encuentren (figura 5- http://www.outcomesorg/
grace). Aunque está diseñado para calcular la mortalidad a corto y largo plazo (tabla 5), también es una herra-
mienta útil para predecir reinfarto al año. El estudio VERDICT 74 sugiere su utilidad para ajustar la urgencia de
la exploración mediante coronariografía demostrando que aquellos pacientes con baremo GRACE superior a
140 se benefician de un abordaje muy precoz (<12h).
Este baremo proporciona la estratificación más precisa tanto al ingreso como al alta gracias a su poder
discriminativo, siendo el preferido por la Sociedad Europea de Cardiología 1.
Presión Frecuencia
Clase Edad Creatinina
Puntos sistólica Puntos cardíaca Puntos Puntos Puntos
Killip (años) (mg/dl)
(mm Hg) (lpm)
I 0 ≤80 58 <50 0 <30 0 0-0,39 1
II 20 80-99 53 50-69 3 30-39 8 0,40-0,79 4
III 39 100-119 43 70-89 9 40-49 25 0,80-1,19 7
IV 59 120-139 34 90-109 15 50-59 41 1,20-1,59 10
140-159 21 110-149 24 60-69 58 1,60-1,99 13
160-199 10 150-199 38 70-79 75 2,00-3,99 21
≥200 0 ≥200 46 80-89 91 ≥4,00 28
≥90 100
TABLA 5
Mortalidad intrahospitalaria y a los 6 meses de seguimiento
según la clasificación de la población en terciles en función del baremo de riesgo GRACE
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sido obtenido en una cohorte de 71.277 pacientes y validado prospectivamente en una cohorte de 17857 75.
Incorpora 8 variables, aunque llama la atención que la edad no figura entre ellas. Existen otros baremos de
riesgo hemorrágico como el derivado de la agrupación de los estudios ACUITY y HORIZONS 76 que también
podemos aplicar en este contexto.
Los objetivos del tratamiento en los pacientes con SCASEST son los de estabilizar la lesión coronaria
aguda, tratar la isquemia residual y aplicar las medidas de prevención secundaria a largo plazo. El tratamiento
antitrombótico (antiagregantes y anticoagulantes) se utiliza en el momento agudo para prevenir una nueva
inestabilización de la placa o trombosis y para facilitar la fibrinolisis endógena, de manera que disuelva el trom-
bo y disminuya el grado de estenosis coronaria (esquema 9.4). Los fármacos antiagregantes se mantienen a
largo plazo para reducir el número de eventos vasculares. Los tratamientos anti-isquémicos (betabloqueantes,
nitratos o calcioantagonistas) tienen como objetivo reducir la demanda de oxígeno del miocardio. La revascu-
larización coronaria mediante la implantación de stents sobre la arteria culpable se utiliza actualmente con el
fin de reducir el grado de estenosis y estabilizar la placa, impidiendo la isquemia recurrente. Tras la estabiliza-
ción del episodio agudo es necesario adoptar medidas a largo plazo (prevención secundaria) para revertir o
frenar los mecanismos causantes del evento. Por ello se requiere un control estricto de los factores de riesgo
cardiovascular (presión arterial, hipercolesterolemia, tabaquismo). (Véase el capítulo sobre angina estable).
6.2.1 BETABLOQUEANTES
En varios estudios aleatorizados los betabloqueantes han demostrado efecto beneficioso en pacientes con
IAM en la reducción de episodios de reinfarto o isquemia respecto al placebo 79- 80. Sin embargo, no existen
ensayos clínicos específicamente diseñados en el caso de pacientes con SCASEST, aunque dados los efectos
cardioprotectores ampliamente demostrados de esta familia farmacológica se recomienda su uso en pacientes
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con AI o SCASEST sin contraindicación para los mismos (hipotensión arterial, antecedentes de broncospasmo
severo, bradicardia, bloqueo AV avanzado o disfunción sistólica con edema pulmonar). Preferiblemente se em-
plearán agentes cardioselectivos (metoprolol, atenolol, etc), debiendo considerar también la disfunción sistólica
para la prescripción (aprobados carvedilol, nebivolol, metoprolol y bisoprolol) que además deberá evitarse en
pacientes hemodinámicamente inestables. Si la isquemia y el dolor torácico son recurrentes y progresivos se
debe administrar una dosis intravenosa en bolo seguida de una pauta por vía oral. Sin embargo, la administra-
ción intravenosa de forma rutinaria no ha demostrado su utilidad en este tipo de pacientes. La selección del
betabloqueante se debe realizar en función de la farmacocinética del mismo, las necesidades del paciente y la
familiaridad del médico con las diferentes moléculas de esta familia. Es preciso puntualizar que la hipotensión
asintomática no es razón para suspender o reducir la dosis de los mismos en el seguimiento.
6.2.2 NITRATOS
Los nitratos tienen un efecto dual a nivel cardíaco. Son vasodilatadores coronarios aumentando el flujo
sanguíneo miocárdico y a su vez disminuyen la demanda de oxígeno por venodilatación periférica y disminu-
ción de la precarga y tensión parietal ventricular. La nitroglicerina se administra por vía sublingual si el paciente
muestra dolor isquémico. Si persiste a pesar de tres dosis sublinguales separadas por 5 minutos se debe
iniciar perfusión endovenosa (5-10 µg/min aumentando de 3-5 µg cada 3-5 minutos según respuesta y pre-
sión arterial con dosis máxima de 400 µg/min). El tratamiento mediante parche transdérmico constituye una
alternativa eficaz para el tratamiento crónico. Las contraindicaciones para el uso de nitratos son la hipotensión
y el uso de sildenafilo o compuestos similares en las 24-48 horas previas, ya que si se administran concomi-
tantemente pueden producir hipotensiones muy severas.
El efecto de los nitratos sobre la mortalidad se ha estudiado en varios trabajos 81- 82 sin alcanzar en ningu-
no de ellos beneficios en términos de supervivencia. Por ello, la administración de nitratos tiene como finalidad
el alivio del dolor y no la mejora del pronóstico. Se recomienda la disminución progresiva a largo plazo incluso
hasta suspenderlos, con administración puntual si surgen nuevos episodios. Si se mantienen de forma crónica
hay que mantener un intervalo libre de 8-10 horas diarias para evitar la aparición de tolerancia.
6.2.3 CALCIOANTAGONISTAS
Disminuyen la presión arterial y los no dihidropiridínicos (verapamilo y diltiazem) además reducen la fre-
cuencia cardiaca. Se usan como segunda opción en pacientes con síntomas isquémicos persistentes a pesar
de los betabloqueantes y los nitratos o cuando existe contraindicación a aquéllos, y son de primera elección
en la angina vasoespástica. No han demostrado efectos beneficiosos como clase farmacológica respecto a la
reducción de la mortalidad ni el reinfarto, por lo que no son fármacos imprescindibles en el SCA 83. Verapamilo
y diltiacem están contraindicados en pacientes con disfunción ventricular o insuficiencia cardiaca.
6.3. ANTITROMBÓTICOS
6.3.1. ANTIAGREGANTES
Los antiagregantes juegan un papel fundamental en el tratamiento del SCASEST y han demostrado be-
neficio clínico. Existen muchos estudios que apoyan su aplicación precoz, tanto si el paciente va a ser tratado
médicamente como si se va a adoptar una estrategia invasiva.
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estudios 84- 87 demostraron desde hace años los efectos beneficiosos del AAS en términos de mortalidad o re-
infarto (reducción del 50%; 14% frente a 8% en el brazo de tratamiento con AAS), con un efecto que aparece
desde el primer día. Se recomienda iniciar su administración lo antes posible, incluso durante la asistencia ex-
trahospitalaria. La dosis de los estudios ha sido variada, pero actualmente se sabe que para conseguir el efecto
antiagregante completo basta una única dosis inicial de 300 mg de AAS sin recubrimiento entérico para una ab-
sorción más rápida y dosis posteriores de mantenimiento de 75-100 mg al día. Además, esta recomendación se
apoya en que la tasa de efectos adversos, principalmente las hemorragias graves, se incrementan con la dosis.
Las contraindicaciones absolutas son pocas: alergia al medicamento, hemorragia activa o trombocitopatías.
Recientemente ha suscitado gran interés la posible existencia de resistencia al tratamiento antiplaquetar
con AAS. Dicha resistencia se puede definir de dos maneras: resistencia clínica (caracterizada por la recurrencia
de eventos trombóticos a pesar del tratamiento) o resistencia de laboratorio (cuando no se logra un adecuado
nivel de antiagregación in vitro). Si nos atenemos a esta segunda definición, la incidencia global de dicho fe-
nómeno es del 23,1% (IC al 95% de 21,5 a 32,6%). Sin embargo, si nos circunscribimos a los estudios con
pruebas más específicas (inducción mediante ácido araquidónico o medición de tromboxano) la incidencia
real es considerablemente menor (6%; IC al 95% de 0 a 12%). Sin embargo, el grupo de trabajo europeo
reconoce que la verdadera incidencia es desconocida, debido a la ausencia tanto de definiciones unívocas
como de procedimientos de laboratorio establecidos 88.
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inhibición plaquetar en torno a las 8-12 horas siguientes a su administración, ya que si empezáramos con la
dosis de mantenimiento se tardaría entre 3-5 días. Una carga de 600 mg permite alcanzar el efecto máximo
antiplaquetario en unas 2-3 horas, por lo que constituye la alternativa de elección en caso de intervención
coronaria percutánea precoz (<15 horas).
Al igual que ocurre con el AAS, en varios estudios se han identificado pacientes con “resistencia” al clo-
pidogrel. En este aspecto existen las mismas dudas que hemos mencionado en relación con AAS; específica-
mente, no hay acuerdo unánime sobre el tipo de ensayos in vitro y la interpretación de los resultados obteni-
dos. Sin embargo, esta limitación ha estimulado el interés por el desarrollo de nuevos fármacos de esta clase,
como el prasugrel, que permitan conseguir grados mayores de inhibición plaquetaria con menor variabilidad.
El efecto adverso más importante de las tienopiridinas es la hemorragia, y en especial en tres contextos
específicos que incrementan el riesgo: la administración concomitante con AAS, los pacientes que requieren
revascularización quirúrgica y las hemorragias gastrointestinales.
El primer contexto quedó plasmado en el estudio CURE, en el que la asociación de AAS más clopidogrel
aumentó de forma significativa las hemorragias graves (3,7 frente a 2,7% con AAS sólo), las menores (5,1
frente a 2,4%) y las gastrointestinales (1,3 frente a 0,7%), pero sin aumento de las hemorragias potencial-
mente letales.
El segundo aspecto, también analizado en el estudio CURE, se observó que los pacientes que detenían
el tratamiento con clopidogrel 5 días antes de la cirugía de revascularización tenían la misma tasa de hemo-
rragias que los que no habían recibido clopidogrel. Sin embargo, los que mantenían el clopidogrel hasta la
cirugía tenían más hemorragias y reintervenciones por esta causa. No obstante, este exceso de sangrados
en el uso del clopidogrel en la minoría de pacientes que son candidatos a cirugía debe sopesarse frente al
riesgo de retrasar o no administrar el clopidogrel 92. Entre los pacientes del estudio CREDO con angioplastia
coronaria, el beneficio absoluto de la administración precoz del clopidogrel (reducción de casi un 2% de la
tasa de muerte, infarto o necesidad de revascularización a los 28 días) es mayor que el riesgo añadido de
la minoría de los pacientes que requieren cirugía. La terapia recomendada hasta hace poco por las guías 1
era administrar una dosis de carga de 300 ó 600 mg de clopidogrel según se prevea un manejo inicial con-
servador o invasivo, respectivamente, asumiendo que la cirugía se podría realizar en los 5-7 días posteriores
a la carga, por cirujanos expertos si el riesgo hemorrágico es aceptable. Idealmente se debería suspender
7 días antes de la misma y la decisión de realizarla antes requiere de un análisis individualizado del riesgo
hemorrágico y del inherente al retraso de la intervención. Sin embargo, las guías más recientes de la ESC 39
desaconsejan iniciar la doble terapia antiagregante en los pacientes con SCASEST antes de conocer la ana-
tomía coronaria, a no ser que no se vaya a realizar una coronariografía precoz y siempre que no tengan un
riesgo hemorrágico elevado.
6.3.1.3. PRASUGREL
Al igual que el clopidogrel es un derivado tienopiridínico que actúa como prodroga para inhibir los recep-
tores P2Y12. Su inicio de actuación es más precoz que el del clopidogrel y alcanza grados de antiagregación
mayores, con menor variabilidad en su efecto y con un riesgo comparable en la tasa de sangrados. En el estu-
dio TRITON-TIMI 38 se comparó clopidogrel frente a prasugrel en 13.608 pacientes con SCA, tanto SCACEST
sometidos a ICP primaria (3534 pacientes, 26%), como SCASEST de moderado a alto riesgo (10.074 pacien-
tes, 74%) 94. Se administró una dosis de carga de 60 mg y 10 mg/día de mantenimiento de prasugrel, frente
a 300 mg de carga y 75 mg/día de mantenimiento de clopidogrel, con una duración media de 14 meses. La
aleatorización de los pacientes con SCASEST tenía que ser posterior al cateterismo y conocerse la anatomía
coronaria. Los resultados tras 15 meses de seguimiento fueron los siguientes (similar en los pacientes con
IAMCEST y SCASEST) (tablas 6 y 7):
• El objetivo primario (muerte, infarto o ictus) se redujo en el brazo del prasugrel un 2,2% (9,9 frente a
12,1%; OR = 0,8; IC al 95% de 0,73 a 0,90), principalmente a expensas de disminución de los infartos.
• El objetivo primario de seguridad (hemorragia mayor) fue más frecuente de forma significativa en el
grupo del prasugrel (2,4% frente a 1,8%), así como la hemorragia potencialmente letal (1,4% frente
a 0,9%). Un análisis posterior identificó tres predictores de menor beneficio y mayor tasa de sangrado
con prasugrel y por lo tanto escaso beneficio global: historia previa de ictus o accidente isquémico tran-
sitorio, edad ≥ 75 años y peso ≤ 60 kg.
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El estudio ACCOAST 95 comparó 4033 pacientes con IAMSEST tratados con AAS en los que se indicó
coronariografía entre 2 y 48 h después de la aleatorización, la precarga con 30 mg de prasugrel antes de la
coronariografía complementada con 30 mg adicionales si se realizaba ICP frente al inicio de prasugrel a la do-
sis de 60 mg en el momento de la angioplastia. La incidencia del objetivo combinado (muerte cardiovascular,
infarto, ictus, revascularización urgente o necesidad de inhibidores IIbIIIa de rescate) a los 7 días fue similar
en ambos grupos, pero los pacientes pretratados tuvieron una incidencia significativamente más alta de he-
morragias mayores. Por tanto, estos resultados desaconsejan iniciar el prasugrel antes de conocer la anatomía
coronaria en los pacientes con SCASEST.
En pacientes con peso inferior a 60kg la dosis de 5mg puede ser considerada (FEATHER 96). En mayores
de 75 años diversos estudios han estudiado la eficacia de la dosis de mantenimiento reducida con diferentes
resultados (GENERATIONS 97, TRILOGY ACS 98, Elderly ACS2 99), aunque en general desfavorables para su uso
en esta población.
TABLA 6
Estudio TRITON TIMI-38: Eventos isquémicos
Revasc. urgente vaso diana 2,5 3,7 0,66 (0,54-0,81) < 0,001
TABLA 7
Estudio TRITON TIMI-38: Eventos hemorrágicos
6.3.1.4 TICAGRELOR
El ticagrelor es un antiagregante derivado de la pirimidina (ciclopentiltriazolopirimidina) que se diferencia
del clopidogrel y prasugrel en que se trata de la molécula activa que antagoniza de forma selectiva y reversible
al receptor plaquetar P2Y12, siendo su acción más rápida, potente y predecible que la del clopidogrel, ase-
mejándose al prasugrel. No precisa metabolización alguna para ejercer su efecto y, por lo tanto, la variabilidad
de su efecto es menor. Su efecto ha sido estudiado en el estudio PLATO con más de 18.000 pacientes con
SCA aleatorizados a ticagrelor (180 mg de carga más 90 mg cada 12 horas) frente a clopidogrel (300 o 600
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mg seguidos de 75 mg diarios) durante un año, junto con la dosis estándar de AAS 100. El tratamiento se co-
menzó de forma precoz en el momento del ingreso. Tanto el objetivo primario (combinado de muerte, infarto
o ictus) como el secundario (tasa individual de muerte vascular, muerte de cualquier causa o infarto) fueron
significativamente menores en el brazo de ticagrelor. No hubo diferencias en las hemorragias mayores (11,6
frente a 11,2%) pero sí en la hemorragia no asociada a cirugía, mayor en los pacientes tratados con ticagrelor
(4,5 frente a 3,8%).
Por tanto, ticagrelor es superior a clopidogrel en pacientes con SCASEST en los que no se decide una
estrategia invasiva inicialmente.
En el estudio ISAR-REACT5 101 se realizó una comparación directa entre ticagrelor y prasugrel en contexto
de SCA y se vio que prasugrel fue superior desde el punto de vista de eventos isquémicos sin diferencias
en eventos hemorrágicos.En relación con estos datos, las últimas guías de la ESC 39 recomiendan el uso de
prasugrel por encima de ticagrelor en aquellos pacientes con un diagnóstico de SCASEST en los que se realiza
intervencionismo percutáneo.
6.3.1.5. CANGRELOR
El cangrelor es un inhibidor intravenoso, reversible y no tienopiridínico del receptor P2Y12, por lo que
su rapidez de acción es muy superior al clopidogrel y la reversión de su efecto también. El cangrelor tiene un
inicio rápido, siendo su vida media de unos 2-5 minutos y de 1-2 horas el tiempo necesario para la desapa-
rición de su efecto. En los estudios CHAMPION, en los que se comparó frente a clopidogrel administrados
previamente al intervencionismo, no demostró superioridad en las 48h siguientes a la revascularización 102, 103.
En un estudio posterior, el CHAMPION-PHOENIX 104, que compara de nuevo clopidogrel, esta vez frente a
cangrelor con dosis de carga y posterior perfusión de 2 h en pacientes con ICP, sí se observó una reducción
significativa en el objetivo primario (combinado de incidencia de muerte de cualquier causa, infarto de mio-
cardio, necesidad de nueva revascularización y trombosis del stent en las 48 h siguientes al procedimiento),
fundamentalmente a expensas de una disminución en los infartos y trombosis del stent, y sin que ello se
asociara a un aumento de las complicaciones hemorrágicas.
Por el momento, aunque prometedor, el cangrelor no está comercializado en España.
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En otros estudios se analizó el efecto del eptifibatide [PURSUIT 109] y del tirofibán [PRISM 110, PRISM-
PLUS 111 y RESTORE 112] en pacientes con SCASEST tratados con AAS. En todos estos estudios con los inhibido-
res de molécula pequeña se demostró beneficio en el subgrupo de pacientes sometidos a intervencionismo
coronario, siempre a expensas de la tasa de infarto y no de mortalidad global. Otro hallazgo importante que se
debe mencionar del estudio PRISM-PLUS es que en el grupo de tirofibán sin heparina la mortalidad fue mayor,
mientras que el tirofibán más heparina tenía beneficio comparable al de la heparina sola.
El momento de administración de los inhibidores IIb/IIIa en pacientes con SCASEST y estrategia invasiva
precoz se analizó en los estudios ACUITY 113 y EARLY ACS 114. Estos dos grandes estudios de similar diseño no
demostraron beneficio significativo de la administración precoz frente a la tardía-selectiva, incluso en pacientes
de alto riesgo programados para realizar ICP, con incremento en las hemorragias en la estrategia precoz. En el
ACUITY, se aleatorizó a los pacientes a recibir de forma rutinaria tirofibán (0,4 mcg/kg en bolo más 0,1 mcg/
kg/min) o eptifibatide (180 mcg/kg en bolo más 2 mcg/kg/min en infusión) en el momento del diagnóstico
frente a abciximab (0,25 mg/kg en bolo más 0,125 mcg/kg/min en infusión) o eptifibatide (180 mcg/kg en
bolo más 2 mcg/kg/min en infusión) de forma selectiva en la sala de hemodinámica en función de los ha-
llazgos angiográficos. No se alcanzó el objetivo de no inferioridad en los pacientes tratados precozmente y de
forma rutinaria. Sin embargo, la estrategia diferida y selectiva en la sala de hemodinámica se asoció a menor
tasa de hemorragias (4,9% frente a 6,1%), probablemente por el uso selectivo (la tasa de utilización de los
inhibidores IIb/IIIa en la estrategia precoz fue del 98% frente al 50% en la diferida). En el EARLY ACS se ob-
tuvieron resultados similares, sin observarse beneficio clínico en la utilización precoz del eptifibatide frente al
uso selectivo en la sala de hemodinámica, en cuanto a muerte o reinfarto a los 4 ó 30 días, con un aumento
significativo, aunque más discreto que en el previo, en la tasa de hemorragias (2,6% frente a 1,8%).
Dado que el efecto global del uso de los inhibidores IIb/IIIa era neutro, se analizaron subgrupos en los
que el beneficio fuera mayor, que resultaron ser principalmente los pacientes diabéticos y con troponinas
positivas.
En un metanálisis realizado con 6 ensayos y 6.458 pacientes diabéticos se halló que el beneficio en mor-
talidad al mes era exclusivo de este subgrupo de pacientes, no así en los 23.070 pacientes no diabéticos 115.
El aumento en el valor de troponina está considerado como marcador de formación de trombo, por lo que
estos pacientes pueden beneficiarse de una antiagregación más potente con los inhibidores de los recepto-
res IIb/IIIa. Varios estudios 106, 110 y un metanálisis 116 han mostrado que el beneficio de estos fármacos, si es
clínicamente relevante, es en los pacientes con elevación de las troponinas. También en este metanálisis que
aunó 6 ensayos clínicos se observó que el beneficio estaba limitado a los pacientes en quienes se realizaba
revascularización coronaria, a expensas de una tasa superior de hemorragias graves comparada con el placebo
(2,4% frente a 1,4%; OR = 1,64; IC al 95% de 1,36 a 1,97).
La gran crítica que se hace a los estudios con estos potentes antiagregantes es que no se han acompa-
ñado de la la terapia antiagregante estándar y aconsejada hoy en día en estos pacientes, es decir, que el uso
de clopidogrel no era obligatorio y como mucho se aconsejaba en alguno de ellos. Este aspecto ha sido estu-
diado en otro ensayo clínico más reciente: ISAR-REACT 2 117. Éste incluyó 2.022 pacientes con SCASEST que
fueron sometidos a angioplastia coronaria previa administración al menos 2 horas antes de la carga de 600
mg de clopidogrel y se aleatorizaron a recibir abciximab o placebo en la sala de hemodinámica. Se incluyeron
pacientes con un perfil de riesgo mayor que en otros ensayos previos con inhibidores GP IIb/IIIa debido, por
una parte, a sus características clínicas (media de edad de 66 años, 81% de lesiones coronarias complejas,
52% de elevación de troponinas), y por otra parte a que se incluyeron pacientes después del diagnóstico de
lesiones coronarias angiográficamente severas. Se demostró beneficio del abciximab, que redujo un 25% el
riesgo de eventos isquémicos (muerte, infarto o revascularización urgente) al mes y al año. Este beneficio se
limitó a los pacientes con elevación de troponinas, lo cual está en la línea de estudios previos y se obtuvo sin
incremento de las hemorragias. En los pacientes sin elevación de marcadores miocárdicos, en los que el riesgo
de eventos isquémicos es menor, el tratamiento con abciximab no tuvo beneficio. A su vez, este beneficio es
a expensas de reducción de la tasa de infarto, no así en la de muerte o infarto clínico con onda Q.
De acuerdo con la evidencia derivada de todos estos estudios parece razonable supeditar el uso de los
inhibidores de la GP IIb/IIIa a los hallazgos angiográficos y las características de los pacientes (diabéticos, bajo
riesgo de sangrado). Se debe considerar su uso precoz si existe isquemia persistente en pacientes de alto
riesgo trombótico, o si la doble terapia antiagregante no es factible. Dadas las características farmacocinéticas
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de estos antiagregantes (en el caso de los de molécula pequeña su efecto dura de 4 a 12 horas) podrían
ser útiles en pacientes en los que se sospeche lesión del tronco o esté planeada cirugía de revascularización
coronaria, en los que el clopidogrel se debe suspender una semana antes de la intervención. Con respecto a
la administración concomitante de anticoagulantes, la mayoría de estudios muestran un beneficio en el uso
conjunto de ambos fármacos, siendo segura la utilización con enoxaparina y fondaparinux (OASIS-5). La com-
binación con bivalirudina (estudio ACUITY) mostró una tasa mayor de sangrados, por lo que no se recomienda
su uso rutinario 1.
En la figura 6 puede observarse el esquema de tratamiento propuesto en las últimas guías de revascu-
larización.
Figura 6. Algoritmo para el uso de antitrombóticos en pacientes sometidos a ICP en pacientes sin indicación (el primero)
y con indicación de anticoagulación crónica (el segundo)
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6.3.2 ANTICOAGULANTES
Los anticoagulantes se usan en el tratamiento del SCASEST para inhibir la generación de trombina y re-
ducir la formación o progresión de trombo. Existe una evidencia clara de que la anticoagulación es beneficiosa
añadida a la terapia antiagregante y, de que la combinación de ambas es más eficaz que cada una individual-
mente. Por ello, la anticoagulación está recomendada en las guías europeas de 2020 39 así como en las más
recientes de revascularización 58. Se han estudiado varios anticoagulantes que actúan en diferentes puntos de
la cascada de la coagulación: heparina no fraccionada, heparina de bajo peso molecular, inhibidores directos
de la trombina y antagonistas de la vitamina K (vía oral), cada uno con sus peculiaridades que se deben
conocer para ajustar la mejor terapia a nuestro paciente. En términos globales, ninguno ha demostrado ser
claramente superior al resto, y se debe elegir uno u otro en función de la estrategia a seguir.
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forma rutinaria mediante la medición de la actividad anti-Xa. Sin embargo, en ciertas poblaciones especiales,
como obesos y en insuficiencia renal, puede ser útil para ajustar la dosis y alcanzar un rango de actividad del
anti-Xa entre 0,6-1,0 UI/ml. No es preciso suspender el tratamiento cuando se moviliza al paciente y, al no
haberse encontrado efectos beneficiosos con las terapias prolongadas, se mantiene hasta el momento del
alta en pacientes que no han sido revascularizados (estrategia conservadora) o hasta la intervención coronaria
(estrategia invasiva) 120. El riesgo hemorrágico aumenta con la dosis, a mayor edad, en mujeres, bajo peso y
deterioro de la función renal.
La eficacia de las heparinas de bajo peso molecular ha sido probada frente a placebo y frente a heparina
no fraccionada. El estudio más importante frente a placebo ha sido el FRISC 120, que evaluó la dalteparina
(120 U/kg/12 horas) frente a placebo en pacientes con SCASEST, mostrando reducción importante de muer-
te y reinfarto con un incremento modesto del riesgo hemorrágico. Posteriormente bastantes estudios han
comparado la heparina sódica con las de bajo peso molecular. El más grande es el estudio SYNERGY 121 con
enoxaparina (1 mg/kg/12 horas), con más 10.000 pacientes con SCASEST e intervención coronaria planeada
y medicación concomitante con AAS (95%), tienopiridinas (66%) e inhibidores de los receptores IIb/IIIa
(57%). No se encontraron diferencias en el objetivo principal (muerte o reinfarto) al mes ni a los 6 meses
(14% frente a 14,5%, y 17,6% frente a 17,8% respectivamente), ni en los objetivos secundarios. Sin embargo,
se observó mayor tasa de hemorragias graves según el criterio TIMI con la enoxaparina (9,1% frente a 7,6%),
sin diferencias en la tasa de transfusión. En ninguno del resto de estudios publicados con enoxaparina frente
a heparina sódica se ha demostrado mejores resultados con la enoxaparina.
Posteriormente se publicó un metanálisis que reunió 5 estudios más el SYNERGY con un total de
21.946 pacientes 122. La enoxaparina se asoció con reducción significativa de la tasa de muerte o reinfarto
al mes, aunque con una disminución absoluta menor del 0,9% (10,1 frente a 11%; OR = 0,91; IC al
95% de 0,83 a 0,99). Un resultado similar se obtuvo en otro metanálisis más reciente, con la diferencia
de que en este último la enoxaparina se asoció a mayores índices de hemorragia 123. La utilidad de estos
metanálisis es limitada, dada la heterogeneidad de los estudios. Los inhibidores de los receptores IIb/IIIa
no se usaron en el estudio ESSENCE y TIMI 11B y se administraron en todos los pacientes del estudio A
to Z y en la mitad de los del SYNERGY. El diagnóstico angiográfico fue muy alto en el SYNERGY (92%)
frente a la mitad de los otros. Por ello, el papel específico de la enoxaparina en pacientes tratados con las
terapias antiagregantes actuales y sometidos a coronariografía no se puede extrapolar de los resultados
de estos metanálisis.
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Actualmente, la recomendación con grado de evidencia IB es que en el caso en el que el paciente que
vaya a someterse a ICP esté en tratamiento con fondaparinux debe administrarse un bolo de heparina no
fraccionada 58.
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en el 12.3% de pacientes tratados con bivalirudina vs 12.8% en el grupo de heparina (hazard ratio 0.96, 95%
CI 0.83-1.10). Tampoco hubo diferencias significativas en la tasa de trombosis de stent.
Como conclusión, aunque los inhibidores directos de la trombina constituyen una alternativa eficaz a la
heparina no fraccionada, actualmente sólo se recomiendan con grado IIb tanto en las últimas guías de revas-
cularización de la ESC recientemente publicadas. 39, 58.
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bolismos previos. La doble antiagregación (93% de los pacientes) estaba integrada por aspirina en
combinación con clopidogrel o ticlopidina. El objetivo primario (combinado de muerte cardiovascular,
IAM o ictus) a 13.1 meses resultó en una disminución significativa en favor de rivaroxabán (8.9 vs
10.7% HR 0.84, IC 95% 0.74-0.96) para ambas dosis; aunque la muerte de causa cardiovascular o
por cualquier causa sólo resultaron positivas para la dosis de 2.5mg. El aumento de sangrados mayores
en el grupo de rivaroxabán fue significativamente mayor que en el grupo placebo, fundamentalmente
por un aumento de la hemorragia intracraneal. En diferentes subanálisis de este estudio se concreta
el subgrupo de pacientes que más se benefician de esta terapia: pacientes con alto riesgo isquémico
(biomarcadores cardiacos elevados) y bajo riesgo hemorrágico (aquellos sin antecedente de ictus).
Existe otro estudio interesante sobre el uso de rivaroxabán en el contexto del SCASEST: el estudio GE-
MINI ACS1 140 . En este ensayo, 3037 pacientes fueron tratados inicialmente con doble antiagregación
durante 10 días tras el evento coronario para posteriormente se randomizados a dos brazos: continuar
doble antiagregación vs sustituir aspirina por rivaroxaban 2.5 mg cada 12 horas. No se encontraron
diferencias significativas desde el punto de vista isquémico o hemorrágico entre ambas terapias.
Posteriormente, el estudio COMPASS 141, practicado en 27.395 pacientes con enfermedad cardiovascular
estable (enfermedad arterial periférica, enfermedad coronaria estable o ambas) demostró la superioridad en
términos de prevención trombótica del combinado 2.5mg/12h de rivaroxabán y aspirina frente a aspirina o
rivaroxabán 5mg/12h en monoterapia, este último por aumento del riesgo hemorrágico aunque como era de
esperar la combinación de rivaroxabán y aspirina también conllevó aumento del riesgo hemorrágico frente a
aspirina. En las últimas guías de revascularización 57 se incluye la posibilidad de la asociación de rivaroxaban
2.5 mg cada 12 horas a la doble antiagregación en pacientes con un SCA sin antecedentes de accidente
cerebrovascular y en los que los que el riesgo isquémico sea alto y el hemorrágico bajo (indicación IIb). En
el estudio COMPASS, además, se obtuvo beneficio de esta terapia antitrombótica dual concretamente en
aquellos pacientes con enfermedad arterial periférica, por lo que se plantea como candidato ideal a aquellos
pacientes con afectación de dos lechos vasculares.
En cuanto al uso de rivaroxabán a dosis anticoagulantes para el tratamiento antitrombótico en pacientes
con fibrilación auricular y necesidad de doble antiagregación por SCASEST, el estudio PIONEER AF-PCI 142 de-
mostró la no inferioridad en cuanto a protección trombótica de este fármaco con una dosis de 15mg al día en
combinación con clopidogrel o ticagrelor (en una minoría de casos) o a dosis de 2.5 mg en combinación con
doble terapia antiagregante frente a la warfarina en triple terapia en 2.124 pacientes. El riesgo hemorrágico
fue significativamente menor en ambos brazos de rivaroxabán. En este punto cabe destacar que, a diferencia
del estudio WOEST antes citado, en el que la triple terapia duraba un año en el 66% de los pacientes incluí-
dos, aquí solo se mantuvieron los 3 fármacos en un 22%, lo cual complica encontrar diferencias significativas,
pero refleja más fielmente la realidad de la práctica clínica habitual. Por el momento, el rivaroxaban a dosis
de 15 mg es el único anticoagulante de acción directa incluído en las guías europeas como alternativa en la
terapia dual ante un SCASEST (indicación IIb).
•
Apixabán: inicialmente, en el estudio APPRAISE-2 143, la adición de apixabán a la doble terapia o sólo
a la aspirina en pacientes con SCASEST demostró aumento del riesgo hemorrágico sin un efecto neto
sobre los eventos isquémicos.
Sin embargo, en 2019, la publicación de los resultados del estudio AUGUSTUS 144 hacen que el apixaban
sea sin duda una de las opciones más interesantes en el ámbito de pacientes con indicación tanto de antia-
gregación por cardiopatía isquémica como de anticoagulación por fibrilación auricular. El AUGUSTUS incluyó
a 4600 pacientes. Cuenta con un diseño factorial que incluye cuatro grupos: dos grupos de doble terapia
con apixaban + clopidogrel (o ticagrelor en un número menor de pacientes) o fármaco antivitamina K + clo-
pidogrel (o ticagrelor en un número menor de pacientes); y otros dos grupos de triple terapia similares a los
anteriores, pero en los que se incluye aspirina 81 mg al día. Este diseño permite por primera vez comparar
directamente el efecto de un anticoagulante de acción directa frente a un fármaco antivitamina K tanto en
doble como triple terapia, así como valorar el efecto de la aspirina como elemento de esta triple terapia. Los
resultados de este ensayo muestran la superioridad de apixaban en cuanto al outcome primario de eventos
hemorrágicos (HR 0.69, 95% CI 0.58-0.81, p<0.001) sin repercutir con ello en un aumento significativo de
los eventos trombóticos y permitiendo afirmar por su diseño factorial que esta reducción en el riesgo hemo-
rrágico no se debe únicamente a la retirada de la aspirina.
Materia 3 • Asignatura 13
31
MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
Es importante conocer en este punto que aunque es cierto que no se evidenció un aumento significa-
tivo de los eventos trombóticos en el grupo de doble terapia frente al de triple terapia con apixaban (proba-
blemente porque para ver esto precisaríamos de la inclusión de un número elevadísimo de pacientes) sí es
cierto que encontramos un cierto aumento de la tasa de trombosis de stent en el grupo en el que se omite
el tratamiento con aspirina, por lo que esto será un dato a vigilar en futuros estudios.
•
Edoxaban: En 2019 se publica el estudio ENTRUST-AF-PCI 145, un estudio en la línea de los previos
con rivaroxaban y dabigatrán. Incluyó 1506 pacientes en los que se comparó la triple terapia con un
fármaco antagonista de la vitamina K frente a la doble terapia con edoxabán + clopidogrel (o ticagre-
lor en un número menor de pacientes), encontrando que la doble terapia no es inferior a la triple en
cuanto al número de eventos hemorrágicos (HR 0.83, 95% CI 0.65-1.05, p (no inferiordad) <0.001).
En resumen, en los últimos años ha aparecido abundante bibliografía que respalda el uso de doble
terapia con un anticoagulante de acción directa más un fármaco antiagregante en los casos de pacientes con
indicación de anticoagulación por fibrilación auricular y de antiagregación por un SCA. En caso de pacientes
con un alto riesgo isquémico, incluso la evidencia respalda el uso de un régimen de triple terapia con apixa-
ban, clopidogrel y aspirina.
Las guías más recientes de la ESC recomiendan de manera general el uso de doble terapia con un
anticoagulante de acción directa y clopidogrel en estos pacientes tras un periodo corto de triple terapia aña-
diendo aspirina en los primeros días tras el implante de stent. En general, tras el primer año es adecuado
mantener monoterapia con el anticoagulante y así lo recogen dichas guías.
Aunque existe escasa evidencia que soporte el uso de la combinación de un anticoagulante de acción
directa con ticagrelor o prasugrel, en aquellos pacientes con un riesgo moderado-alto de trombosis, las guías
de la ESC admiten dicho tratamiento.
Materia 3 • Asignatura 13
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MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
Figura 7. Algoritmo para rea-
lizar cambio de un antiagre-
gante por otro en fase aguda
y crónica.
Materia 3 • Asignatura 13
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MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
• En el estudio SMART-CHOICE 149 2993 pacientes coreanos revascularizados mediante implante de
stent farmacoactivo con polímero permanente o bioabsorbible fueron randomizados en un estudio
abierto a doble antiagregación durante 3 meses vs 12 meses, comprobando la no inferioridad de esta
terapia menos agresiva desde el punto de vista isquémico, repercutiendo además desde el punto de
vista hemorrágico en una disminución de estos en un 42%.
• En el estudio Global Leaders 150 con 15968 pacientes tratados con stent farmacoactivo con síndrome
coronario agudoSCA o cardiopatía isquémica crónica y estable fueron aleatorizados a doble antiagrega-
ción durante un mes seguido de monoterapia con tTicagrelor durante 23 meses frente a doble terapia
antiagregante (cClopidogrel o Tticagrelor) durante 6 meses. Aunque el estudio fue negativo para la
hipótesis principal (superioridad del grupo de doble antiagregación de 1 mes), el evento principal
(muerte o infarto) no mostró diferencia en ambos grupos siendo, de hecho, numéricamente inferior
en el grupo de 1 mes de doble antiagregación.
• En el estudio TWILIGHT 151, 9006 pacientes con un perfil de alto riesgo trombótico, revascularizados
mediante implante de stent farmacoactivo (un 25% en contexto de SCASEST) recibieron doble antia-
gregación durante 3 meses con aspirina y ticagrelor. Posteriormente, fueron randomizados a un grupo
que mantenía la doble antiagregación y otro que recibía monoterapia con ticagrelor (y placebo para
mantener el cegamiento del estudio). A los 12 meses la monoterapia con ticagrelor se asoció con un
menor riesgo de sangrado sin mayor riesgo de muerte, infarto agudo de miocardio o ictus.
En el otro extremo de la balanza entre riesgo isquémico y hemorrágico encontramos pacientes en los
que se plantea la posibilidad de prolongar la duración de la doble terapia antiagregante más allá del primer
año. De cara a esta decisión hemos de comparar en nuestro paciente el riesgo isquémico aumentado en base
a revascularizaciones percutáneas complejas, con el riesgo hemorrágico, para cuya predicción es útil el score
PRECISE-DAPT (Figura 9). En estos escenarios, de acuerdo a los últimos estudios, debe priorizarse el riesgo
hemorrágico por encima del isquémico en general, pues se ha visto claro beneficio de la prolongación de
Figura 9. Baremos PRECISE-DAPT y DAP score para valoración de riesgo hemorrágico y trombótico.
Materia 3 • Asignatura 13
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MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
la antiagregación en situaciones de alto riesgo trombótico, pero este beneficio se diluye cuando el paciente
presenta factores de riesgo hemorrágicos 152. En este contexto cabe mencionar los resultados del estudio
PEGASUS-TIMI 54120, en el que se comprobó que en pacientes de bajo riesgo hemorrágico pero con alto ries-
go trombótico (≥50 años más uno de los siguientes: ≥ 65 años, diabetes mellitus en tratamiento, infarto de
miocardio previo, enfermedad coronaria multivaso o enfermedad renal crónica con aclaramiento de creatinina
< 60 mL/min) es posible la prolongación más allá del año de la doble antiagregación con ticagrelor 60mg
(grado de recomendación IIb) por su efecto beneficioso desde el punto de vista isquémico pese a un au-
mento del riesgo hemorrágico (sin afectar al porcentaje de hemorragias intracraneales ni hemorragias fatales).
7. REVASCULARIZACIÓN CORONARIA
Materia 3 • Asignatura 13
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MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
• Enfermedad de tronco coronario izquierdo (estenosis >50%).
• Enfermedad de arteria coronaria descendente anterior proximal (estenosis >50%).
• Enfermedad de 2 o 3 vasos con estenosis >50% y disfunción ventricular izquierda (FEVI <35%).
• Amplia zona de isquemia en riesgo en las pruebas funcionales (>10% VI) o FFR patológico.
• Arteria coronaria restante única con estenosis >50%.
• Angina no controlada con tratamiento médico óptimo en presencia de lesiones susceptibles de inte-
vención.
TABLA 8
Indicaciones de revascularización coronaria en pacientes con clínica
de cardiopatía isquémica estable de acuerdo con las guías de la ESC
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MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
los dispositivos que permiten analizar la fisiología coronaria, como es la guía de presión, mediante el cálculo
del FFR o el iFR (y el resto de nuevo métodos antes citados), permiten valorar la repercusión funcional de
dichas lesiones durante el procedimiento y su utilización ha demostrado ser superior al tratamiento sistemático
guiado por angiografía 168- 171. Por ello, aunque la decisión de tratar percutáneamente una lesión debe ir en
general enfocada a la culpable del evento, es razonable el abordaje de múltiples lesiones siempre que se haya
demostrado bien anatómicamente o bien mediante índices fisiológicos, la severidad de las mismas. Si se ha
tratado exclusivamente la lesión culpable, la práctica clínica habitual es valorar, durante el ingreso, la necesidad
y el momento para tratar el resto de lesiones significativas dependiendo de: las circunstancias clínicas del pa-
ciente (insuficiencia renal, cardiaca, tolerancia al procedimiento etc), la severidad de las mismas -para lo que
las guías más recientes aconsejan un uso liberal de la valoración funcional con guía de presión-, así como de
las circunstancias del procedimiento –cantidad de contraste utilizado, tiempo, complejidad/riesgo previstos-.
Tras la introducción de los stents a partir de los años 90, disminuyeron las tasas de reestenosis y oclusión
aguda del vaso en comparación con la angioplastia simple. Actualmente, prácticamente la totalidad de las ICP
finalizan con la implantación de un stent, constituyendo la elección del mismo una parte importante de la ICP.
Los stents convencionales tienen una tasa mayor de reestenosis o de pérdida luminal, pero en contraposición
la endotelización es más rápida y la terapia antiagregante doble se puede suspender al mes, si es necesario,
por un perfil hemorrágico de alto riesgo. Sin embargo, hay que resaltar que la doble terapia antiagregante en
el contexto de un SCASEST se debe intentar mantener al menos durante un año, como se demostró en el
estudio CURE 90. Es cierto que la máxima ventaja del tratamiento con clopidogrel se observó durante el primer
mes, por lo que en pacientes seleccionados de alto riesgo hemorrágico puede ser conveniente la implanta-
ción un stent convencional o los nuevos farmacoactivos sin polímero (sin estuvieran disponibles) y suspender
precozmente la tienopiridina.
El desarrollo de stents liberadores de fármacos ha ido mejorando todos los elementos que lo componen:
la plataforma, con nuevas aleaciones que mejoran la fuerza radial con estructuras más finas que se adaptan
mejor al vaso; las drogas antiproliferativas utilizadas; y el polímero sobre el que éstas asientan 172.
Los stents liberadores de fármacos de 1ª generación (sirolimus y paclitaxel) mostraron ya una reducción
en la tasa de reestenosis 173, 174, y consecuentemente en la necesidad de revascularización del vaso y la lesión
diana, pero a expensas de un incremento ligero pero significativo de la trombosis tardía (entre el primer mes
y el primer año) y muy tardía (a partir del año) comparada con los stents metálicos. Los metanálisis, sin em-
bargo, no han encontrado diferencias significativas en cuanto a muerte o infarto de miocardio entre ambos,
quizá por la gran reducción en el riesgo de reestenosis 175. Los autores de este metanálisis sugieren que el
pequeño incremento de la tasa de trombosis tardía en el grupo de endoprótesis farmacoactivas se iguala en
términos de eventos clínicos significativos (muerte o reinfarto), por el aumento de la tasa de reestenosis de
las metálicas, ya que hay que tener en cuenta que no todas las restenosis son benignas y se pueden asociar
a eventos clínicos importantes.
Con los stents de 2ª generación (everolimus, zotarolimus), el riesgo de trombosis se ha reducido clara-
mente 176, con una incidencia anual de 3-4 casos por cada 1000 dispositivos implantados 177; números que
son inferiores a los que presentan los stents metálicos. Esta trombosis aguda (< 48 horas post-implante) y
subaguda (2-30 días) está más relacionada con problemas técnicos que con el tipo de endoprótesis implan-
tada. Los factores que se han relacionado con la trombosis de endoprótesis han sido varios: infraexpansión,
malaposición, longitud excesiva, vaso pequeño, trombo residual o persistencia de disección tras la implanta-
ción, disfunción ventricular, flujo TIMI < 3, implantación en situación de urgencia, lesiones complejas, cese
de la terapia antiagregante 178. En el registro español de la trombosis de endoprótesis farmacoactivas “ESTRO-
FA” 179 (el 58% de los pacientes con SCA y un 46% con SCASEST), la incidencia de trombosis fue del 2%
tras 3 años de seguimiento. Los predictores de trombosis aguda o subaguda fueron diabetes, SCA y SCACEST,
endoprótesis en descendente anterior, fallo renal y longitud de la endoprótesis; para las trombosis tardías,
IAMCEST, stents en descendente anterior y longitud del mismo.
Por tanto, la elección de uno u otro tipo de stent debe hacerse valorando las características del paciente
y la anatomía coronaria, con preferencia por los stents liberadores de fármacos en la mayoría de los pacientes,
especialmente pacientes diabéticos con ateromatosis difusa, lesiones en descendente anterior proximal o
vasos de pequeño calibre. Los stents convencionales se reservan, en general, para situaciones en las que no
puedan utilizarse farmacoactivos, para tratamiento de lesiones sencillas, de poca longitud y con calibre >3mm.
Materia 3 • Asignatura 13
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MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
3º generacion
Los más recientes en hacer su aparición han sido los stents de 3ª y 4ª generación. Los primeros son
los que incorporan polímeros biodegradables, que desaparecen por completo una vez han liberado gradual-
mente el fármaco, y muestran también una incidencia muy baja de trombosis tardía y muy tardía 180 pero sin
una clara superioridad sobre los stents de segunda generación. Los stents de 4ª generación o bioabsorbibles
se desarrollan bajo la hipótesis de que dicha reabsorción debería reducir la trombosis del stent, así como las
complicaciones derivadas de tener un dispositivo metálico implantado de forma permanente (dificultad para
una posterior revascularización quirúrgica, enjaulamiento de ramas, modificación de la reactividad vascular, al-
teración en las pruebas no invasivas, como el CT...), otra hipótesis es que además permitirían acortar el tiempo
de doble antiagregación. El estudio ABSORB 181 es el primero que evalúa este tipo de dispositivos en seres
humanos (30 pacientes) en los que se implantó una plataforma polimérica de profiláctico cristalino, bioreab-
sorbible y liberadora de everolimus. Los resultados clínicos iniciales a 2 años fueron favorables aunque estas
plataformas parecen presentar un fenómeno de retroceso tanto agudo como tardío mayor que el presentado
por los stents metálicos por lo que requieren que el grosor del stent (struts) sea mayor, hasta el doble del de
un stent metálico de última generación.
Los estudios ABSORB II 182 y ABSORB III 183, que comparan un determinado tipo de stent bioresorbibles
liberador de everolimus con un stent de segunda generación (XIENCE), mostraron no inferioridad en los
objetivos clínicos principales. Sin embargo, en el ABSORB III y en diversos registros y metaanálisis 184 se han
observado diferencias en la tasa de trombosis que apuntaban a un pequeño, pero consistente, mayor riesgo
con este tipo de dispositivos. Aunque estas diferencias parecían deberse a su utilización inadecuada en vasos
pequeños (<2,5mm) 185, 186 y en aquellos casos con técnica de implantación inadecuada. Por ello la reco-
mendación actual de de ESC es que se debe limitar su utilización a estudios experimentales bien diseñados.
Sin embargo, recientes meta-análisis evidencian un riesgo aproximadamente dos veces superior de trom-
bosis de stent de estas plataformas en relación a los DES convencionales, especialmente en los primeros 30
días tras el implante, e incluso tras el primer año 189, 190. Por otra parte, en estudios más a largo plazo se ha
documentado igualmente una mayor incidencia de trombosis muy tardía (entre el primer y tercer año) de la
plataforma biorebsorbible y, en el estudio ABSORB Japan 188, se apunta a que dichas trombosis muy tardías se
podrían deber a la desestructuración y consecuente colapso de la plataforma del stent.
Aunque existen dos stents disponibles con plataforma biorresorbible, tanto poliméricos como metálicos
(magnesio) la experiencia con ellos es escasa y no está claro que puedan solventar los problemas encontra-
dos con el ABSORB. Por todo ello la recomendación actual de de ESC es que se debe limitar su utilización a
estudios experimentales bien diseñados.
Resumiendo todo lo anterior, la recomendación generalizada es el implante de stent farmacoactivos de
2ª o 3ª generación.
Materia 3 • Asignatura 13
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MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
solo se considera una contraindicación relativa para la CABG precoz y no requiere medidas quirúrgicas espe-
cíficas para minimizar el riesgo de sangrado.
En cuanto al manejo preoperatorio de la CABG se recomienda no suspender la medicación previa, salvo los
inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina 1-2 días antes de la intervención. Hay evidencia de
que las transfusiones sanguíneas y la anemia preoperatoria se asocian a mayor morbimortalidad perioperatoria.
Desde el punto de vista técnico, se recomienda la extracción de injertos venosos por endoscopia, el uso
de las 2 arterias mamarias internas y que su extracción sea mediante técnica esqueletizada, la arteria radial
sería de segunda opción siempre que los riesgos de isquemia de la mano sean bajos y la experiencia en su
uso amplia quedando los injertos de safena en último lugar. 58
Materia 3 • Asignatura 13
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MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
de enfermedad coronaria). No se hallaron diferencias en ambos grupos de estrategia y tampoco en los de
más riesgo (pacientes mayores, elevaciones importantes de troponinas o descenso del segmento ST), en
contraposición con lo observado en los estudios previos. Una de las razones que se aluden para explicar este
resultado neutro, frente al resultado positivo de los otros estudios, es que la tasa de revascularización en este
ensayo clínico en la rama de estrategia conservadora superó el 50% al año, cifra muy similar al porcentaje de
revascularización en la rama invasiva del RITA-3. Se ha publicado un metanálisis con los resultados combina-
dos a largo plazo de los estudios FRISC II, RITA 3 e ICTUS 199. A los 5 años, el 14,7% de los pacientes aleato-
rizados a una estrategia invasiva precoz presentaron muerte de causa cardiovascular o IAM no fatal vs 17,9%
en la estrategias invasiva selectiva (hazard ratio 0.81, IC 95% 0,71-0,93, p=0.002), siendo el beneficio de la
estrategia invasiva rutinaria más marcado en los pacientes de alto riesgo.
Por último, destacamos el estudio VERDICT (Very Early Versus Deferred Invasive Evaluation Using Com-
puterized Tomography) 202 en el cual se demuestra el beneficio de la estrategia invasiva precoz (menos de
12 horas) en pacientes de alto riesgo (GRACE>140), mediante una disminución del end point primario
(combinado de muerte por todas las causas, infarto de miocardio recurrente no fatal, ingreso hospitalario por
isquemia miocárdica recurrente o por insuficiencia cardíaca).
Como conclusión podemos concretar que existe una sólida evidencia que favorece la estrategia invasiva
(en las primeras 24-48 horas) tras un SCASEST, debiendo reservarse la revascularización muy precoz (≤24
horas) para cuadros de alto riesgo (GRACE ≥140).
La posición de la ESC en sus guías más recientes establece unos criterios de alto riesgo para indicar en el
intervencionismo en las primeras 24 horas:
• Diagnóstico de SCASEST
• Cambios electrocardiográficos dinámicos en el segmento ST o en la onda T que sugieran isquemia en
el momento de la valoración.
• Elevación transitoria del segmento ST
• GRACE ≥140
TABLA 9
Criterios de riesgo de trombosis para valoración de doble terapia antiagregante extendida
más allá de los 12 meses (Guías de la ESC) .
Por el contrario, en otros escenarios como tras paradas cardiacas extrahospitalarias recuperadas cuando el
ECG no presente elevación del segmento ST las guías son partidarias de retrasar el intervencionismo.
En relación con la estrategia de doble antiagregación a la hora de programar un intervencionismo percu-
táneao en un paciente con SCASEST, las guías de la ESC establecen una serie de puntualizaciones:
Materia 3 • Asignatura 13
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MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
• No se recomienda de manera rutinaria el pretratamiento con un fármaco inhibidor del receptor P2Y12
en aquellos pacientes en los que no se conoce la anatomía coronaria y se plantea un intervencionismo
precoz.
• En aquellos pacientes en los que no se puede realizar un intervencionismo precoz, el pretratamiento
doble antiagregante debe ser valorado en función del riesgo hemorrágico.
Después del evento agudo los pacientes con SCASEST tienen riesgo de recidivas, por lo que es esencial
instaurar medidas de prevención secundaria, aparte del régimen ya comentado de doble antiagregación (es-
quema 9.5). Se resumen a continuación las más esenciales.
ESTATINAS
La terapia crónica con estatinas ha demostrado mejorar el pronóstico en todo el espectro de la enferme-
dad coronaria, y también después de un SCASEST 207. El beneficio se ha observado en todos los subgrupos,
como diabéticos, hombres, mujeres, enfermedad renal crónica, edades avanzadas y fumadores. Existen dos
aspectos importantes en la reducción del LDL-c en pacientes con SCASEST: uno es la administración precoz
Materia 3 • Asignatura 13
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MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
durante la fase aguda del evento; y el otro el impacto de una terapia hipocolesterolémica agresiva para alcan-
zar niveles de LDL por un dintel marcado sobre el que más adelante debatiremos.
La razón para comenzar la estatina de forma precoz (incluso en las primeras 24 h si el paciente lo tolera)
incluye la posibilidad de estabilización de la placa, el efecto anti-inflamatorio y la restauración de la función
endotelial. Un metanálisis, que englobó 13 ensayos clínicos con casi 18.000 pacientes, demostró que el inicio
precoz de la estatina en la fase aguda era seguro y se asociaba a menor mortalidad y eventos cardiovasculares
a partir de los 4 meses y mantenido hasta los 2 años de seguimiento 208.
La terapia intensiva se estudió en el ensayo PROVE-IT 209 en pacientes con SCA (tanto con como sin
elevación del segmento ST). Se trató a los pacientes con pravastatina 40 mg o atorvastatina 80 mg du-
rante 1,5 a 3 años de seguimiento. Al final del estudio los niveles de LDL fueron inferiores en el grupo de
atorvastatina (62 mg/dl con una reducción del 49% frente a 95 mg/dl con una reducción del 21%). Este
tratamiento también se asoció a reducción del 16% de la tasa de infarto, muerte, revascularización o ictus.
Los pacientes que alcanzaron un LDL-c inferior a 70 mg/dl tuvieron menos eventos que los que estaban
por encima de esta cifra. De este modo, las guías posteriores a este estudio recomendaron 70 mg/dL de
LDL-c como objetivo terapéutico 1. Diversos metaanálisis posteriores han demostrado que cuanto mayor es
la reducción absoluta de los niveles de LDL, mayor es la reducción del riesgo cardiovascular. De esta forma,
las recomendaciones de las últimas guías sobre el manejo de lípidos 210 en el contexto del síndrome coro-
nario agudo podrían resumirse en los siguientes aspectos:
• Se recomienda iniciar una estatina a altas dosis independientemente de los valores iniciales de LDL.
• Los niveles de lípidos se han de reevaluar en 4-6 semanas para confirmar que hayamos logrado una
reducción de al menos un 50% y unos niveles totales de LDL por debajo de 55 mg/dl. En caso de que
no hayamos logrado esto y hayamos usado la dosis máxima de estatina habremos de pensar en el uso
de ezetimibe o incluso de un PCSK9 si el paciente ya toma ezetimibe. Estas dos terapias hipolipemian-
tes se abordarán en los siguientes apartados.
• Aquel subgrupo de pacientes con eventos recurrentes en dos años mientras que mantenienen trata-
miento con estatina se encuadran dentro de un grupo superior de riesgo en los que el objetivo de LDL
de acuerdo con las últimas guías se sitúa por debajo de los 40 mg/dl.
Estas últimas recomendaciones han sido adoptadas sin modificación por las últimas guías sobre SCASEST
de la ESC.
EZETIMIBE
Al añadir ezetimiba a las estatinas se consiguen reducciones del LDL-c superiores a las conseguidas al
doblar la dosis de estatinas. El estudio más importante con este fármaco es el IMPROVE IT 211 donde se vio
una mejoría pronóstica en la asociación de ezetimiba con simvastatina 40 mg respecto a simvastatina en
monoterapia, lo que reafirma la teoría lipídica: mejor pronóstico cuanto más bajo esté el colesterol indepen-
dientemente de con qué fármacos se alcance dicho objetivo. En dicho estudio, con un seguimiento mediano
de 7,4 años, se demostró una reducción significativa del 19% del objetivo principal compuesto (infarto de
miocardio y muerte por cardiopatía isquémica) respecto placebo. Por otro lado, con IMPROVE IT se demuestra
que la reducción del colesterol LDL obtenida todavía no detecta una curva en J en cuanto a pronóstico, sino
que se sitúa perfectamente en la recta de regresión que asocia los episodios cardiovasculares con el nivel
de colesterol LDL conseguido, como ocurre con las estatinas. Además, dicha reducción se obtiene con gran
seguridad, sin incremento de efectos indeseables respeto del grupo placebo (litiasis, alteraciones hepáticas,
cáncer, rabdomiolisis, mialgias). El estudio tuvo sus problemas, ya que, con un seguimiento tan largo, con las
noticias que surgían sobre eventual incremento de cáncer asociado a ezetimibe y la recomendación de la FDA
de no usar la dosis de 80 mg de simvastatina se llegó a una tasa de abandono del tratamiento del 48% de
pacientes, aunque el seguimiento se ha podido completar en un 97%. Además, se sugiere que el hecho de
la utilización de simvastatina y no de otras estatinas de mayor potencia podría haber sobreestimado el efecto
debido exclusivamente al ezetimibe.
Materia 3 • Asignatura 13
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MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
bloquear la recaptación de LDLc del torrente circulatorio. Al bloquear dicha proteína, se consigue un aumento
de la captación hepática de LDLc, disminuyendo por tanto su disponibilidad periférica.
Los estudios OSLER 212 analizaron el efecto de estos anticuerpos en 2.976 personas que recibieron, ade-
más del tratamiento con estatinas, una dosis de 140mg cada 2 semanas o 420mg al mes, comparándolo con
los resultados de 1.489 pacientes que recibieron el tratamiento con estatinas y un placebo. Tras el análisis, se
observó una reducción del colesterol LDL de 73 mg/dL en 48 semanas. Además, a las 12 semanas, un 73,6%
de los pacientes que tomaban el inhibidor de la proteína PCSK9, evolocumab, lograron disminuir el colesterol
LDL por debajo de los 70 mg/dL mientras que solo el 3,8% de los tratados con el placebo lograron alcanzar
esta cifra. Además, se redujo el número de infartos (lo padecieron el 0,75% del primer grupo versus un 1,3%)
y de ictus (lo padecieron el 0,14% versus un 0,47% del segundo grupo).
El estudio ODYSSEY 213, que contó con 2.341 participantes, llegó a conclusiones muy similares: en este
caso los pacientes en tratamiento con el inhibidor de la proteína PCSK9 alirocumab lograron reducir los niveles
de colesterol en un 62% en 24 semanas consiguiendo una disminución del 48% los eventos cardiovasculares
como infarto, ictus o muerte cardiovascular.
Un metaanálisis de 2015 que englobó 24 ensayos clínicos que incluían en su mayoría enfermos con car-
diopatía isquémica estable demostró que los inhibidores de PCSK9 redujeron todas las causas de mortalidad
(odds ratio 0.45), mortalidad cardiovascular (OR 0.50), e infarto de miocardio (OR 0.49) 214. La indicación
principal de estos fármacos actualmente serían pacientes que bajo dosis máximas de estatinas y ezetimibe
mantienen un LDL-c por encima 70mg/dl y pacientes que presentan intolerancia o efectos graves con los
otros hipolipemiantes.
Recientemente se ha publicado el estudio FOURIER 215 que contó con más de 27.000 pacientes con en-
fermedad cardiovascular y LDL-c de 70 mg/dl o mayor en tratamiento con estatina. Tras recibir evolocumab
en comparación a inyección subcutánea de placebo a las 48 semanas el grupo de intervención presentó
una reducción del 9.8% vs. 11.3% del end point primario (combinado de muerte cardiovascular, infarto de
miocardio, ictus, hospitalización por angina inestable o revascularización coronaria) así como del secundario
(muerte cardiovascular, infarto de miocardio o ictus) 5.9% vs. 7.4%, sin efectos adversos importantes rela-
cionados con el fármaco o con bajos niveles de LDL-c (deterioro cognitivo o desarrollo de diabetes mellitus).
El efecto de estos fármacos parece no sólo producirse sobre el LDL-c (60-70% en pacientes con estati-
nas) sino también sobre la lipoproteína A.
8.5. BETABLOQUEANTES
La terapia betabloqueante se debe iniciar en todos los pacientes con disfunción ventricular, independien-
temente de si existen síntomas de insuficiencia cardiaca, salvo si existe alguna contraindicación. En pacientes
sin disfunción ventricular también pueden ser útiles, aunque su eficacia se ha estudiado solamente en regis-
tros, no estando muy aclarada la duración total del tratamiento tras un SCASEST.
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La eplerenona, análogo de la espironolactona, aunque con menos tasa de ginecomastia, ha demostrado su
beneficio en mortalidad en el estudio EPHESUS 218, en pacientes con disfunción ventricular (FEVI < 0,40) y
diabéticos o en clase Killip ≥ 2 tras un SCA (con o sin elevación del ST). La limitación principal para el uso de
la eplerenona es la insuficiencia renal (contraindicada con cifras de creatinina superiores a 2 mg/dl en mujeres
o 2,5 mg/dl en hombres) y la hiperpotasiemia o imposibilidad para realizar de forma periódica controles de
las cifras de potasio.
La existencia de IAM en los que no se encuentra una enfermedad coronaria significativa fue descrita ya
hace unos 80 años. En los últimos años, las diferentes entidades que pueden dan lugar a este diagnóstico se
agrupan bajo el nombre de MINOCA.
Aquellos pacientes con MINOCA en comparación con pacientes con SCASEST debido a lesiones coro-
narias significativas suelen ser más jóvenes y existe una mayor proporción de mujeres. Asimismo, presentan
globalmente una prevalencia menor de factores de riesgo cardiovascular clásicos.
De acuerdo con el posicionamiento de la ESC sobre el MINOCA, este engloba pacientes que cumplan
con los siguientes criterios:
• IAM de acuerdo a la “Tercera definición universal de infarto de miocardio” (la que se encontraba vigente
en el momento del posicionamiento)
• Ausencia de lesiones coronarias obstructivas.
• Ausencia de otro diagnóstico evidente.
Por consenso, la miocarditis y el síndrome de Tako-Tsubo pueden quedar incluídas dentro del diagnóstico
de MINOCA.
Por su parte, las últimas recomendaciones de la AHA ya incluyen la definición de infarto actualizada, esto
es la cuarta.
En cuanto al diagnóstico, las guías de la ESC establecen un proceso diagnóstico en tres fases con los
colores habituales del semáforo que se adjunta como tabla en este documento. En este proceso cobra im-
Materia 3 • Asignatura 13
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portancia central la resonancia magnética cardiaca. Además, otro de los puntales básicos del diagnóstico es
la realización tanto pruebas funcionales como de imagen intracoronaria en el laboratorio de hemodinámica,
como el test de acetilcolina, el IVUS o la OCT.
10.2 Rendimiento
diagnóstico de las
troponinas de alta
sensibilidad en
comparación con
los ensayos con-
vencionales en el
SCASEST
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10.3 Algoritmo 0h/3h propuesto por las guías de la Sociedad Europea de Cardiología. ULN: límite
superior de la normalidad (>percentile99); D: cambio en los valores; Highly abnormal hs-cTn: valor <
5 veces el ULN.
10.4 Algoritmo “rule out” de 0h/1h para el SCASEST utilizando troponinas de alta sensibilidad
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MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
10.5 Proceso diagnóstico de SCASEST basado en el algoritmo 0h/1h según las últimas guías de la
Sociedad Europea de Cardiología
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MÁSTER EN AVANCES EN CARDIOLOGÍA
10.7 Tratamiento agudo
Materia 3 • Asignatura 13
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