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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN LUIS

FACULTAD DE PSICOLOGÍA
CÁTEDRA DE PSICOLOGIA CLÍNICA (Or. Psicoa)
SAN LUIS – ARGENTINA

EL MÉTODO CLÍNICO EN PSICOLOGÍA


FERNANDO ULLOA

Una reseña de la evaluación histórica, nos muestra que la psicología clínica


aparece predominantemente ligada a circunstancias específicas, ellas son:

 Por tradición: ligada al campo psicopatológico.


 Por ámbito: ligada a las instituciones asistenciales.
 Por enfoque o por división de funciones: ligada al diagnóstico psicológico.
 Por metodología: ligada al uso de los test.

Frente a este perfil histórico que sugiere una imagen limitada y rígida de
la psicología clínica, proponemos un enfoque más unitario y a la vez más
plástico en el que se considera que el psicólogo clínico es aquel que está
entrenado para emplear las leyes generales del método clínico, adecuándolas
a un determinado campo o a un determinado fin. La capacitación del psicólogo
clínico para proceder como tal en un campo determinado depende no solo del
uso de este método, sino de la idoneidad proveniente del entrenamiento o
información necesaria para trabajar en ese campo.
Habitualmente esta capacitación se refiere más que a la idoneidad a la
vigencia de legislaciones habilitantes.
Podrá pues valerse de este método tanto en el campo de la
psicopatología, como en el de la psicoprofilaxis. Tanto en el ámbito de las
instituciones asistenciales como en el de las instituciones de otro tipo
(laborales, escolares, etc.). Tanto para un enfoque predominantemente
diagnostico (dentro de un equipo) como predominantemente terapéutico,
teniendo en cuenta que en este método coinciden los tres momentos de la
unidad de operancia (investigación, diagnóstico, modificación).
El psicólogo clínico se vale siempre de la entrevista aunque ésta esté
encuadrada en un momento dado en el empleo de técnicas específicas tales
como las psicométricas o las proyectivas.
Las características de la entrevista se modifican según los objetivos a
lograr, y según el ámbito individual, grupal o institucional donde se desarrolla.

Método clínico: el método clínico es fácilmente identificable mientras


permanece referido al quehacer médico y a las funciones clásicas de una
institución clínica. Es decir, a la cosa predominantemente psicopatológica y al
ámbito institucional-asistencial.

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Hacerlo extensivo a otra situación implica encuadrarlo en un esquema
conceptual básico que al mismo tiempo que define una manera unitaria de
proceder (no nos olvidemos que un método es una manera de proceder), sea
un proceder adecuado a circunstancias muy dispares.
Dos son los pilares en que puede afirmarse esta manera de proceder. El
concepto situación y la unidad de operación.
Podemos decir que la situación, como una unidad identificable dentro de
un campo psicológico cumple las veces que le corresponde a la idea de clínica
como lugar geográfico, donde se da el proceder clínico dentro de una
comunidad y que la unidad de operación – investigar, diagnosticar y modificar
(mirar, pensar, hablar) guarda relación con las seis funciones clásicas de una
clínica.
Situación, el ejemplo más simplificado del alcance que le damos a
“situación” es el que todo organismo vivo es crítico frente a su medio, es decir,
“interpreta” (se modifica) frente a los estímulos que provienen del medio, lo cual
a su vez significa una modificación del mismo.

La primera característica de situación es pues, el reconocimiento y uso


de la interacción-individuo-medio.
La segunda es que, cualquiera sea la actitud del individuo frente al
medio, siempre es ésta una reacción que implica una “interpretación de este
medio”.
Para traducirlo en términos de conducta podemos tomar la situación
como una unidad analizable (dentro de la conducta total), como un contexto
momentáneo (artificialmente detenido para su estudio) y siempre cambiable (la
conducta es un continuo proceso situacional) y siempre imperativo (la conducta
depende de las situaciones en que un individuo se encuentra)
Delimitada así la idea de situación, descompongámosla en los
elementos útiles para nuestro propósito de conceptualizar el método clínico.
Podemos traducir la relación individuo-medio como una situación que, en
el quehacer del psicólogo clínico entre el psicólogo y el objeto en su campo.
Donde “el objeto en su campo” es el medio en que se incluye el psicólogo
clínico, transformándose a su vez, en un constituyente del medio del objeto de
estudio.
Esta situación, como toda situación, puede ser descompuesta en Acción
e Interpretación donde Acción se denomina todo lo que está ocurriendo en “el
individuo de estudio y su campo” e Interpretación, la apreciación que el
psicólogo hace de ese ocurrir.
Hasta aquí se cumplen los dos aspectos que destacamos en el concepto
situación: interacción-individuo-medio: e interpretación de este medio (acción)
por parte del psicólogo.
Conviene señalar que el concepto acción corresponde en parte a un
artificio de técnica ya que en realidad, designa también a una situación: la
interacción “individuo de estudio y su medio” frente a la que se sitúa (en

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realidad se incluye) el psicólogo clínico con su interpretación, creando una
nueva situación dentro de un campo.
Veamos ahora como procede el psicólogo clínico ubicado dentro de este
campo.
Digamos por de pronto, que su proceder está encuadrado por lo que
reconocemos como la unidad de operación. Falta ver ahora sobre sobre qué
objetivos dirigirá este proceder.

La primera tarea de un psicólogo clínico, cualquiera sea el campo donde


trabaja, es detectar los puntos de urgencia que le permitirán determinar cuál es
la acción crítica que enfrenta.
Por puntos de urgencia se entiende los síntomas (datos más evidentes)
que denuncian una acción crítica, designando éste último concepto una
situación que, por haberse estereotipado, crea una dificultad frente al cambio
(no olvidemos que la conducta es un continuo proceso situacional).
Veamos cómo se lleva a cabo el diagnóstico de una acción crítica.
En una situación hay emociones y hay objetos a los que están
vinculados estas emociones. Hay también una dimensión témporo-espacial
donde transcurren los hechos.
Recordemos además que debemos tener aquí en cuenta, la capacidad
más instrumental del psiquismo humano, la capacidad de disociación.
Estas emociones y estos objetos están disociados en diferentes grados y
distribuidos en la dimensión témporo-espacial configurando la estructura de
conducta o técnica psicológica que habitualmente conocemos (fóbica,
obsesiva, etc.).
Diagnóstico de la acción crítica, significa pues, detectar la emoción más
actuante en ese momento, comprenderla y formular la comprensión
(interpretación).

a) Diagnosticar la emoción básica más actuante: amor, odio.


Lógicamente en términos de ansiedades esta emoción se traduce en
dos miedos básicos. Miedo a la pérdida del algo amado (aún al
propio yo) y miedo al ataque por algo odiado.
b) Diagnóstico del objeto a que se refiere este miedo. Los dos puntos
anteriores se reúnen en: diagnostico de un vínculo con una calidad
particular (depresiva, persecutoria) que el sujeto establece con un
objeto.
c) Diagnóstico de localización de este objeto en términos de áreas.
d) Diagnóstico de los mecanismos defensivos del yo, y de la eficacia o
no de los mismos, para la emergencia a enfrentar.

Repitiendo conceptos digamos que la investigación diagnóstica e


interpretación deben coincidir, pero que esta coincidencia temporo-espacial,
propia del método clínico solo se alcanza a través del entrenamiento, ya que

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quién está haciendo su aprendizaje tiende naturalmente a establecer una
cronología con los tres elementos (observar, consumar o supervisar, volver a
actuar o corregir la actuación), cronología que en un principio conviene
respetar, pues permite al aprendiz el manejo de sus ansiedades fóbicas frente
a un objeto nuevo.

Si continuamos desarticulado cronológicamente estos tres momentos


para la mejor exposición, veremos que si la investigación (observación de los
puntos de urgencia) nos permitió el diagnóstico de la acción crítica, ahora nos
corresponde examinar el tercer momento: la interpretación, que permitirá
encontrar y promover el cambio más adecuado y la adecuación a este cambio.

Para ello, nos valemos de los que Enrique Pichón Riviere llama la unidad
básica de interpretación formada por los siguientes elementos:

 Esquema referencial del entrevistador (toda su experiencia, información


y entrenamiento específico)
 Existente (aquí acción)
 Formulación de una interpretación, y
 Modificación del existente por la interpretación y surgimiento de una
emergente que modifica a la vez el esquema referencial del investigador,
y se constituye en un nuevo existente.

Agreguemos a este esquema un quinto elemento, que es fundamental


cuando pretende investigar, se trata de la predicción.

Todo psicólogo clínico que pretenda trabajar eficazmente y con


economía de tiempo, debe acostumbrarse a formular predicciones (hipótesis)
respecto a cómo será la reacción del sujeto ante un estímulo (interpretación,
propia presencia, etc.).

Es en la confrontación de esta predicción con el emergente real y en el


ajuste o desajuste de los mismos, donde el investigador recoge noticias ciertas
acerca del objeto y donde puede elaborar actitudes instrumentales adecuadas
al caso.

Por ultimo cabe destacar que la mayor eficacia se logra cuando se da al


máximo el juego dialéctico entre el esquema referencial del psicólogo clínico
modificando al objeto, y siendo modificado por los datos que recoge
(integración teórica-práctica).

Podemos agregar finalmente un último aspecto que conforma lo que


podríamos llamar el clima en que transcurre el método clínico en psicología. Se
refiere a la importancia de lo que se ha dado en llamar “la ley de los
emergentes” en donde se trata de sustituir una apreciación valorativa en
términos normativos por una conducta de parte del psicólogo clínico, que le
permita tomar cada elemento de la situación como un dato que debe integrar al
conjunto para la mayor comprensión del todo.
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