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La importancia histórica del comercio internacional radica en que desde hace más de cuatro
siglos su estudio y el de las finanzas internacionales fueron los temas que dieron inicio al
estudio de la economía. A lo largo de la historia han existido diferentes visiones del comercio
internacional y su importancia para los países, sin embargo, es en los últimos años en los que
economía, pues en la actualidad los países se encuentran más relacionados entre sí, y lo que
posicionado mucho más al comercio internacional a nivel global. Hoy en día es muy difícil
pensar en algún país cerrado al comercio internacional, ya que se vería limitado a la provisión
de bienes y servicios que los puede producir localmente, dejando de lado los otros que podría
DESARROLLO:
David Ricardo en el Capítulo 7 de su gran obra “On the principles of Political Economy and
Taxation”. Aquí presenta una de sus grandes contribuciones a la economía, tal vez la más
su trabajo a tales tareas que son más beneficiosas para cada uno. Esta búsqueda de la
intercambio entre las sociedades civilizadas de todo el mundo. Es este principio el que
determina que el vino se produzca en Francia y Portugal, que el maíz se produzca en América
del siglo XIX, se refiere: un país tiene ventaja comparativa en la producción de un bien, si el
este país de lo que lo es en otros países. De tal manera que, el comercio entre dos países
puede beneficiar a ambos si cada uno exporta los bienes en los que tiene una ventaja
diferencias entre países producto de la ventaja que tiene para producir un bien, se conoce
como el Modelo Ricardiano. El argumento esencial del modelo de Ricardo es que las
De acuerdo a este modelo, se puede demostrar de dos formas que el comercio beneficia a un
vez de producir un bien por sí mismo, un país puede producir otro bien e intercambiarlo por el
bien deseado. El modelo muestra que, cuando se importa un bien, es porque esta producción
indirecta requiere menos trabajo que la producción directa. Segundo, se puede demostrar que
el comercio amplía las posibilidades de consumo de un país, lo que implica ganancias del
sobre las razones por las que se produce el comercio y sobre los efectos del mismo sobre el
bienestar nacional; sin embargo, reducía al comercio internacional a las diferencias entre
países básicamente. El modelo hace una abstracción de amplios efectos del comercio
internacional sobre la distribución de la renta dentro de cada país, no otorga ningún papel a
las diferencias de recursos entre países como causa del comercio, finalmente ignora el
posible papel de las economías de escala como causa del comercio, situación que no se
observa en el mundo real, lo que lo hace ineficaz para explicar los grandes flujos comerciales
entre naciones aparentemente similares. La idea errónea de que un país solo puede ser
es suficiente para asegurar que un país exportará los productos de dicha industria.
Si Portugal no tuviera conexión comercial con otros países, en lugar de emplear gran parte de
su capital e industria en la producción de vinos, con los cuales compraría para su propio uso
las telas y las herramientas de otros países, estaría obligada a dedicar parte de ese capital a
también cantidad.
Puede ser la circunstancia, que producir la tela en Inglaterra requiera el trabajo de 100
hombres por un año; y se intentara producir vino, requeriría el trabajo de 120 hombres por el
producir la tela en ese país puede requerir el trabajo de 90 hombre durante ese mismo tiempo.
Sería, por lo tanto, satisfactorio que exportara vinos a cambio de telas. Este intercambio
puede incluso tener lugar, más allá de que el producto importado desde Portugal pueda
producirse con menos trabajo que en Inglaterra. Aunque podría fabricar las telas con el trabajo
de 90 hombres, los importaría desde un país donde se requiera el trabajo de 100 hombres
producirlo, porque le sería más ventajoso emplear su capital en la producción de vinos, por los
que podría obtener más telas desde Inglaterra de las que podría producir desviando parte de
mercado mundial y la economía local. Como resultado, la teoría de las ventajas comparativas
postula que el libre comercio beneficia a ambos países por igual ya que, como consecuencia
más atrasadas para que éstas pudieran acercarse a los niveles de desarrollo de las más
avanzadas (Amín, 1996). Estas posibilidades fueron o no aprovechadas según los casos.
La ley del valor, analizada a ese nivel, supone la integración de los mercados a escala
mundial solamente en las dos primeras de sus dimensiones: los mercados de productos y de
capital tienden a ser mundializados, mientras que los mercados de trabajo permanecen
entre por un lado una economía cada vez más mundializada, y por el otro la permanencia de
las sociedades políticas (Estados independientes o no) diferenciadas. Este contraste por sí
Este contraste, que define una nueva forma de la ley del valor mundializada, no es un
producto natural de las “ventajas comparativas” invocadas por la economía burguesa. Este
dimensiones económicas (el “libre cambio” impuesto a los partenaires de la nueva periferia en
formación) como políticas (las alianzas con las clases dominantes tradicionales de la nueva
políticos propios de los centros industriales, nacidos ya sea de las revoluciones burguesas
denominador común: todas estas formas apuntan a aislar a la clase obrera. Determinan
valor desde las formaciones de la periferia pre capitalista a las del centro capitalista
desarrollado (Amín 1971, p. 11). Y el desarrollo resulta un «proceso único» que debe
analizarse de acuerdo con una «teoría general» de las «relaciones entre el centro y la
transferencia de valor se basa en «la ley absoluta del desarrollo capitalista» y su «cultura de
valor de cambio», donde la ampliación incesante del mercado local, nacional e internacional
Puesto que «la integración en los mercados mundiales es el verdadero obstáculo para el
desarrollo», el desarrollo económico de «la periferia del sistema mundial» debe ser auto
centrado (Amín 1970, pp. 204 y 206), creando, de forma «voluntarista» (por medio de la
en una «ruptura con el mercado mundial», lo que «cuestiona las bases de la especialización
internacional […], de las relaciones de desigualad económica del mundo actual» (Amín 1971,
truncado (aquí Amín anticipa la problemática de la trampa de renta media), «constituido por
interno, como «fenómeno crónico en la historia del “Tercer Mundo”» (Amín 1971, pp. 40 y 361;
Las teorías clásicas del comercio internacional no consideraban en sus modelos elementos
como las economías de escala, políticas comerciales, diferencias de recursos entre países,
sino que concentraban su análisis, por un lado, en el rol que el Estado debía tener en el
desarrollo de las economías, la productividad del trabajo y que los mercados son
perfectamente competitivos.
Ricardo refiere que: "cada país debería especializarse en aquellos productos que tuvieron un
costo comparativo más bajo e importar aquellos cuyo costo comparativo fuera más elevado”, y
resalta que los factores que dan la verdadera competitividad son creados: innovación,
Amin, junto a Arghieri Enmanuel, Christian Palloix, desarrollaron la Teoría del Intercambio
Desigual y donde refieren que: "si el precio normal y justo de una mercancía es "aquél que
permite que todos los factores productivos que participan en cualquier parte del mundo en su
contrario".
En tal virtud, las teorías del comercio constituyen un concepto evolutivo que cambia a la par
del dinamismo de la economía mundial, por lo que seguirán acoplándose a la realidad de los
países.
BIBLIOGRAFIA
Escartín, E. (2004), “Historia del pensamiento económico”, Universidad de Sevilla, Sevilla,
España.
Krugman, P. (1998). Ricardo’s Difficult Idea: Why Intellectuals don’t Understand Comparative
AMIN S (1970). Development and Structural Change: The African Experience, 1950-1970.
mundial. Crítica de la teoría del subdesarrollo. Siglo XXI Editores, México, 2.ª ed.
Heckscher, E. F., y Ohlin, B. G. (1991). Heckscher-Ohlin trade theory. Cambridge: The MIT
Press