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“Se ha hecho espantosamente obvio que nuestra tecnología ha excedido nuestra humanidad.”
Albert einstein
La tensión filosófica esencial en la práctica mé- que una píldora o un procedimiento les devuelva
dica moderna reside, por lo tanto, en determinar la salud. Pero resulta evidente que la ciencia na-
cómo la medicina puede ir más allá de la ciencia. tural no puede ser la única alternativa de ayuda
Hacerla exclusivamente dependiente de la ciencia que acerquemos al enfermo, aun cuando nuestras
y la tecnología es asimilarla a cualquier otra teo- intervenciones logren curarlos y especialmente
ría científica o práctica tecnológica. Considerarla cuando los padecimientos orgánicos incurables
un arte, es llevar al primer plano su carácter más afligen su alma. Sería arrogante sostener que los
esencial, su vocación tradicional de cuidado. De médicos por sí solos pueden curar el alma de sus
allí que cuando necesariamente el médico recurre pacientes, pero concebirlos como pura materia-
a la ciencia y la tecnología, debe colocarlas en su lidad es una suerte de degradación, inclusive si
contexto apropiado, guiado por la estructura filo- es eso lo que los enfermos desean. Nuestras pro-
sófica subyacente del arte médico. pias limitaciones como personas que actuamos
Por eso, a pesar de que la medicina depende como médicos, en lugar de convertirse en ocasio-
funcionalmente de la ciencia en lo que respecta a nes para la desilusión, pueden transformarse en
sus herramientas, sus fines suponen más que un una posibilidad de reflexionar sobre el significado
triunfo sobre la enfermedad ya que también in- profundo del destino del ser humano.
cluyen las batallas espirituales y morales que li- En la actualidad los médicos estamos mucho
bran los pacientes viviendo con la incertidumbre menos inermes frente al sufrimiento que hace po-
y el sufrimiento. Cuando se trata de un padeci- cas décadas. Sin embargo, a menudo no podemos
miento sencillo estas consideraciones humanís- escuchar los lamentos que surgen cuando no hay
ticas más amplias pueden ser dejadas de lado ya posibilidad de cura. Somos más poderosos pero,
que tal vez baste con la competencia científica. a la vez, más sordos.
Pero cuando se enfrenta una enfermedad que no Una educación más humanística, menos utili-
se puede curar o ni siquiera controlar, el trabajo taria, en todos los niveles de sus carreras podría
del médico no termina allí. Sigue siendo posible ayudar a los médicos a superar esa sordera. No
que demuestre su virtud en la medida en que sea permitirá tratar lo intratable pero, al menos, nos
capaz de comprender lo que distingue a la medi- puede dejar menos solos y desamparados cuando
cina de la ciencia. enfrentamos a nuestros semejantes que sufren. n
Esto plantea un interrogante aún más profun-
do: la educación de los médicos, con su énfasis
en la ciencia, ¿fortalece o debilita su capacidad Dr. Guillermo Jaim Etcheverry
de cultivar esa virtud no-científica, que le permi-
te diagnosticar y curar almas, soportar la carga
1. Tucker NH. President‘s message. Medicine: art versus sci-
que representa el “médico como sacerdote”? Ob-
ence. Jacksonville Medicine, 1999.
viamente, los pacientes esperan de nosotros una 2. Morell P. Rapid response to Endpiece: Medicine: art or sci-
respuesta material concreta en la esperanza de ence? BMJ 2000; 320:1322.