En cada etapa de mi vida está enmarado un personaje silencioso y cargado de un misterio tan inusual que es imposible hablar de mí sin mencionarlo. Es como una ola que va y viene, pero que en cada sacudida trae algo nuevo y diferente, es alborotador y tranquilo a la vez, una extraña mezcla de verdad y mentira que si no es mirada con atención puede convertirse en una criatura aterradora. A su cuidado he vivido momentos oscuros, profundos y miserables en los que su fría presencia era lo más cálido que tenía, pero no todo el tiempo era así, también había momentos en los que era enteramente feliz, pero no era algo que podía compartir con alguien más. El nuestro es un amor-odio, nos hacemos daño, pero no podemos vivir separados, somos como el Yin y el Yang, como la luz y la oscuridad, como el blanco y el negro; somos dos mitades que se complementan de una forma perfectamente imperfecta. Para personas como yo que piensan de una forma tan abstracta, es muy difícil ser comprendidos por las demás personas, lo que significa que no es que te guste estar en soledad todo el tiempo, es que realmente te toca vivir en ella. Con esto no quiero cuestionar o pasar por alto la presencia de personas en mi vida, pero si quiero ser sincera, para lograr estar con ellos, primero tuve que aprender a vivir en soledad, escuchando mis latentes y cambiantes pensamientos. Tuve que atravesar muchas cosas que a mi edad no son necesarias, pero que estaban escritas en mi destino desde antes que naciera y aunque en su momento me pregunté ¿Por qué yo?, ahora sé que estar sola no es tan malo como parece. Obviamente, debo aclarar que cuando estás absuelto por la soledad, te expones a un riesgo muy grande y radica en el hecho de no saber manejarlo, porque ella te ofrece una comodidad y una zona de confort de la que no quieres salir, pero que a la vez te va aislando de todo y de todos. Por lo general, a la soledad se le estigmatiza como algo que llenará tus días de melancolía en bucle y que te mantendrá con sentimientos negativos que harán que tu vida nunca sea plena, pero todo esto es mentira en su mayoría. En soledad puedes apartarlo todo y darte un respiro, puedes hacer aquellas cosas que te avergüenzan, incluso puedes sincerarte contigo mismo, puedes vivir experiencias únicas sin tener que retener tus sentimientos y emociones por lo que otro pueda pensar, creo que es el momento en el que puedes ser libre de muchas maneras. Vivimos en una sociedad que te exige a cada momento que debes representar una perfección vacía y carente de fundamentos, lo que lleva a que más personas se sumerjan en una soledad, pero que no sepan cómo manejarla, talvez por eso muchas realidades terminan de una forma inesperada. Está bien, si estás solo, está bien, si estás acompañado, de todas las formas está bien, lo único que no debe olvidar es aquello que dijo Rainer María Rilke “Ama a tu soledad y soporta el sufrimiento que te causa”, porque, así como la soledad te da cosas, también te las quita.