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Los primeros antecedentes de baterías de ácido-plomo datan de 1800, año en el que

Alessandro Volta descubrió la batería galvánica. En 1859 Gaston Planté desarrolló la primera
batería de ácido-plomo gracias a su descubrimiento del incremento de la capacidad de
almacenamiento de las celdas. Más tarde, en el año 1881, el científico Camille Faure mejoró
algunas de las características que se habían aplicado anteriormente, como la sustancia que
cubría la superficie de las placas, y fue a partir del trabajo de Faure que se aceleró el desarrollo
de la batería de ácido plomo. En el siglo XX, la batería de ácido-plomo era un producto de uso
popularizado en múltiples aplicaciones que engloban desde la automoción y la tracción hasta
usos en comunicaciones e iluminación.
Un acumulador de energía (también conocido como batería) es un conjunto de células
individuales, o celdas, en las que tiene lugar una reacción química reversible. En el caso de la
batería de ácido-plomo, ésta contiene diversas celdas de cuatro elementos básicos: dos
electrodos (uno negativo y otro positivo), un separador y un electrolito. El conjunto que forman
los electrodos, el electrolito y el separador se denomina celda, y el grupo de celdas es lo que
conforma una batería o una pila. Las baterías de ácido-plomo funcionan a partir de una doble
conversión de energía en un proceso electroquímico. La primera conversión se da en el
proceso de carga y se transforma energía eléctrica en energía química, y en el proceso de
descarga se produce la segunda conversión, en la que se transforma energía química en
eléctrica.
Las células individuales de la batería constan de dos placas (electrodos) que se encuentran
sumergidas en una sustancia (electrolito) que está compuesta por ácido sulfúrico (H₂SO₄) y
agua destilada. Cuando las placas están cargadas, el electrodo positivo está relleno de óxido
de plomo (PbO₂) y el negativo de plomo (Pb). Cuando se descarga la batería, se produce una
reacción química en el electrolito que provoca que tanto el electrodo positivo (PbO₂) como el
negativo (Pb) pasen a ser sulfato de plomo (PbSO₄), de manera que la energía química
acumulada se transforma en energía eléctrica. En cuanto al electrolito, esta sustancia tiene
como función principal permitir la migración de electrones entre electrodos, y el separador es
una membrana porosa que permite el paso de electrones a través suyo mientras evita el
contacto entre los electrodos.
Químicamente, estos procesos de carga y descarga de los electrodos podrían ser eternos si no
fuese por el desprendimiento y sedimentación paulatina de los materiales de las placas durante
los ciclos de vida. Estos materiales son elementos que cuando se desprenden dejan de formar
parte de la reacción química y, por tanto, la capacidad de réplica de la carga se va reduciendo
a medida que se cumplen ciclos de vida hasta que, ya cuando el sulfato de plomo forma
cristales muy grandes, la batería deja de funcionar.
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El funcionamiento de las baterías de plomo se basa en una reacción química que tiene lugar
entre el plomo y el ácido sulfúrico. Esta produce una diferencia de potencial entre los bornes de
la batería —en los terminales metálicos—, permitiéndonos obtener energía al conectamos a un
circuito eléctrico. Si, por el contrario, aplicamos electricidad a la batería, entonces la reacción
se revierte, lo que nos posibilita la opción de almacenar la energía para poder usarla más tarde
—ello da lugar a lo que se conoce como ciclo de las baterías de plomo ácido, carga y descarga
—. En el caso de las baterías de plomo ácido fotovoltaicas, la electricidad con la cual se carga
la batería —en las instalaciones solares fotovoltaicas aisladas— proviene de las placas solares,
pasando previamente por el regulador de carga. Ahora bien, si la batería se encuentra
totalmente descargada el proceso varía un poco. Lo que ocurre es que los electrodos se han
“descompuesto” debido a que han cambiado su naturaleza. Es aconsejable que las baterías no
se descarguen por completo. Si queremos revertir esta situación para volver a tener una batería
de plomo ácido, carga completa y funcionamiento correcto, entonces debemos de proceder a
su carga de nuevo. Lo que conseguiremos es que la corriente circule en el sentido contrario al
habitual y que recomponga los electrodos.
Tipos de baterías de plomo ácido
Los distintos tipos de baterías de plomo ácido pueden clasificarse dependiendo de diversos
criterios. Estos pueden ser en base al tipo de placa de plomo ácido empleadas, del tipo de
aleación, dependiendo del mantenimiento que precisen y del tipo de electrolitos. Ello interfiere
en el ciclo de las baterías de plomo ácido, carga y descarga:
Tipo de placa de plomo ácido: Las más empleadas son tres. Estas son las placas planas
empastadas, las placas tubulares y las placas planté.
Tipo de aleación: Si la aleación es de plomo y antimonio, si es de plomo y selenio o si es de
plomo y calcio.
Mantenimiento: Las baterías de plomo ácido, por lo general, suelen necesitar mantenimiento —
cuando la aleación de antimonio es elevada— ya que durante su utilización generan
gasificación —como es el caso de las baterías de plomo ácido con válvula reguladora (VRLA,
Valve Regulated Lead Acid)—. Estas baterías no están selladas del todo, en su estructura
cuentan con unos tapones de caucho que pueden ser destapados para liberar la presión que
generan los gases. Ahora bien, también podemos encontrar baterías de plomo ácido —como
las baterías de ácido plomo de ciclo profundo— que tienen un bajo mantenimiento, estas
baterías tienen una aleación de plomo y selenio. También podemos encontrar baterías libres de
mantenimiento —si la aleación es de plomo y calcio— o sin atención —en caso de que estén
completamente cerradas—.
Tipo de electrolito: En este caso nos encontramos con tres tipos de electrolitos que están
ensamblados en la batería y que varían dependiendo del estado en el cual se encuentren al
producirse la reacción. Estos electrolitos pueden ser líquidos, de gel o absorbidos. En el caso
de los electrolitos absorbidos nos encontramos con las baterías VRLA AGM (Absorbed Glass
Mat). Estas baterías separan las placas positivas y negativas mediante una base de fibra de
vidrio absorbente. El electrolito se ensambla en forma líquida, pero este es absorbido por la
fibra mencionada. Como ocurre en las baterías de gel, las baterías AGM con electrolito
absorbido no tienen peligro de fugas si existiera una rotura. Estas baterías pueden instalarse
tumbadas. 
Cuando estos se conectan forman un circuito cerrado —como en todas las baterías— por el
cual circula la corriente. La diferencia principal en cuanto a composición y materiales, con
respecto a las baterías de litio, es que estas utilizan un electrolito compuesto por una disolución
de ácido sulfúrico con agua destilada. En las baterías de litio, el electrolito contiene de sal de
litio, ello da lugar a una reacción química distinta en cada caso. Cada batería de ácido plomo
está formada por varios pares de electrodos que se sitúan en compartimentos independientes.
Estos reciben el nombre de celdas. Estos se sumergen en la disolución del electrolito, donde
tiene lugar la reacción. El electrodo positivo de las baterías de plomo ácido se compone de una
placa de plomo recubierta por óxido de plomo (II) y PbO2. El electrodo negativo, por otro lado,
se recubre de plomo esponjoso.
https://solarplak.es/energia/como-funcionan-las-baterias-de-plomo-acido/

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