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UNIDAD DIDÁCTICA DERECHO COMERCIAL Y

TRIBUTARIO.-

ACTIVIDAD No 10.-
SISTEMA TRIBUTARIO.-
1. PODER TRIBUTARIO.-

Por poder tributario, se entiende aquella facultad que detenta el Estado

para imponer a sus ciudadanos (e, incluso, a aquellos que no lo son) , se trate de

personas naturales o jurídicas, la obligación de contribuir con el sostenimiento de

los gastos públicos, mediante el pago de tributos, en atención a las necesidades

colectivas e individuales de la población.

Dichas facultades están plasmadas en la posibilidad de legislar en materia

tributaria por los diferentes poderes del Estado o los gobiernos locales y

regionales, claro está, en relación con cada tipo de tributo (impuesto,

contribuciones y tasas, y, dentro de estas últimas, los arbitrios, derechos y

licencias) que, de acuerdo a la Constitución, cada uno de estos detenta.

2. PRINCIPIOS TRIBUTARIOS.-

Artículo 74.- Los tributos se crean, modifican o derogan, o se establece una

exoneración, exclusivamente por ley o decreto legislativo en caso de delegación

de facultades, salvo los aranceles y tasas, los cuales se regulan mediante decreto

supremo.

Los gobiernos Regionales y los Gobiernos Locales pueden crear, modificar y

suprimir contribuciones y tasas, o exonerar de éstas, dentro de su jurisdicción, y

con los límites que señala la ley. El Estado al ejercer la potestad tributaria, debe

respetar los principios de reserva de la ley, y los de igualdad y respeto de los

derechos fundamentales de la persona. Ningún tributo puede tener carácter

confiscatorio.
Las leyes de presupuesto y los decretos de urgencia no pueden contener normas

sobre materia tributaria. Las leyes relativas a tributos de periodicidad anual

rigen a partir del primero de enero del año siguiente a su promulgación.

No surten efecto las normas tributarias dictadas en violación de lo que establece

el presente artículo.

2.1. La potestad tributaria del Estado.-

De acuerdo con nuestra Constitución (Artículo74), la potestad tributaria es

la facultad del Estado, para crear, modificar o derogar tributos, así como para

otorgar beneficios tributarios. Esta potestad se manifiesta a través de los

distintos niveles de Gobierno u órganos del Estado –central, regional y local- , Sin

embargo, es del caso señalar que esta potestad no es irrestricta o ilimitada, por

lo que su ejercicio no puede realizarse al margen de los principios y límites que la

propia Constitución y las leyes de la materia establecen.

La imposición de determinados límites que prevé la Constitución permite,

por un lado, que el ejercicio de la potestad tributaria por parte del Estado sea

constitucionalmente legitimo; de otro lado, garantiza que dicha potestad no sea

ejercida arbitrariamente y en detrimento de los derechos fundamentales de las

personas. Por ello, se puede decir que los principios constitucionales tributarios

son límites al ejercicio de la potestad tributaria, pero también son garantías de

las personas frente a esa potestad; de ahí que dicho ejercicio será legítimo y

justo en la medida que su ejercicio se realice en observancia de los principios

constitucionales que están previstos en el artículo 74 de la Constitución, tales

como el de legalidad, reserva de la ley, igualdad, respeto de los derechos

fundamentales de las personas y el principio de interdicción de la

confiscatoriedad.

Se debe que cuando la Constitución establece dichos principios como límites

informadores del ejercicio de la potestad tributaria ha querido proteger a las


personas frente a la arbitrariedad en la que pueda incurrir el Estado cuando el

poder tributario se realiza fuera del marco constitucional establecido. Por eso,

mismo, el último párrafo del artículo 74 de la Ley fundamental establece que “no

surten efecto las normas tributarias dictadas en violación de lo que establece el

presente artículo”.

De ahí que la potestad tributaria del Estado, debe ejercerse principalmente

de acuerdo con la Constitución –principio de constitucionalidad- y no solo de

conformidad con la ley –principio de legalidad-. Ello es así en la medida que

nuestra Constitución incorpora el principio de supremacía constitucional y el

principio de fuerza normativa de la Constitución (artículo 51).

Según el principio de supremacía de las Constitución todos los poderes

constituidos están por debajo de ella; de ahí que se pueda señalar que es lex

superior y, por tanto, obliga por igual tanto a gobernantes como gobernados,

incluida la administración pública tal como lo ha señalado el Tribunal

Constitucional en sentencia.

2.2. Función de los límites en materia tributaria.-

La imposición de determinados límites que prevé la Constitución permite,

por un lado, que el ejercicio de la potestad tributaria por parte del Estado sea

constitucionalmente legitimo; de otro lado, garantiza que dicha potestad no sea

ejercida arbitrariamente y en detrimento de los derechos fundamentales de las

personas. Por ello, se puede decir que los principios constitucionales tributarios

son límites al ejercicio de la potestad tributaria, pero también son garantías de

las personas frente a esa potestad; de ahí que dicho ejercicio será legítimo y

justo en la medida que su ejercicio se realice en observancia de los principios

constitucionales que están previstos en el artículo 74 de la Constitución, tales

como legalidad, reserva de ley, igualdad, respeto de los derechos fundamentales

de las personas y el principio de interdicción de la confiscatoriedad. Se debe


señalar que cuando la Constitución establece dichos principios como límites

informadores del ejercicio de la potestad tributaria ha querido proteger a las

personas frente a la arbitrariedad en la que puede incurrir el Estado cuando el

poder tributario se realiza fuera del marco constitucional establecido. Por eso,

mismo, el último párrafo del artículo 74 de la Ley fundamental establece que “no

surten efecto las normas tributarias dictadas en violación de lo que establece el

presente artículo”. De ahí que la potestad tributaria del Estado, debe ejercerse

principalmente de acuerdo con la Constitución –principio de constitucionalidad- y

no solo de conformidad con la ley –principio de legalidad-. Ello es así en la medida

que nuestra Constitución incorpora el principio de supremacía constitucional y el

principio de fuerza normativa de la Constitución (artículo 51).

Según el principio de supremacía de las Constitución todos los poderes

constituidos están por debajo de ella; de ahí que se pueda señalar que es lex

superior y, por tanto, obliga por igual tanto a gobernantes como gobernados,

incluida la administración pública tal como lo ha señalado el Tribunal

Constitucional en sentencia.

2.3. Potestad tributaria del Estado no es absoluta.-

De acuerdo con nuestra Constitución (Artículo74), la potestad tributaria es

la facultad del Estado, para crear, modificar o derogar tributos, así como para

otorgar beneficios tributarios. Esta potestad se manifiesta a través de los

distintos niveles de Gobierno u órganos del Estado –central, regional y local- , Sin

embargo, es del caso señalar que esta potestad no es irrestricta o ilimitada, por

lo que su ejercicio no puede realizarse al margen de los principios y límites que la

propia Constitución y las leyes de la materia establecen. La imposición de

determinados límites que prevé la Constitución permite, por un lado, que el

ejercicio de la potestad tributaria por parte del Estado sea constitucionalmente

valido; de otro lado, garantiza que dicha potestad no sea ejercida


arbitrariamente y en detrimento de los derechos fundamentales de las personas.

Por ello, se puede afirmar que los principios constitucionales tributarios son

límites al ejercicio de la potestad tributaria, pero también son garantías de las

personas frente a esa potestad; de ahí que dicho ejercicio será legítimo y justo

en la medida que su ejercicio se realice en observancia de los principios

constitucionales que están previstos en el artículo 74 de la Constitución, tales

como el de legalidad, reserva de la ley, igualdad, respeto de los derechos

fundamentales de las personas y el principio de interdicción de la

confiscatoriedad. Acerca del principio de reserva de la ley, el Tribunal

Constitucional ha precisado que: ”La reserva de la ley en materia tributaria es

en principio una reserva relativa. En tal sentido, es posible que la reserva de ley

puede admitir, excepcionalmente, derivaciones al reglamento, siempre y cuando

los parámetros estén claramente establecidos en la propia Ley o norma con rango

de ley.

3. PRINCIPIOS TRIBUTARIOS.-

CAPACIDAD LEGALIDAD RESERVA DE LEY


CONTRIBUTIVA

PODER
TRIBUTARIO

NO RESPETO A LOS DERECHOS


IGUALDAD CONFISCATORIEDAD FUNDAMENTALES
3.1.- PRINCIPIO DE LEGALIDAD.-

Es el principio básico de todo sistema tributario, que garantiza el derecho de

propiedad, de libertad y de los intereses sociales y comunitarios, seguridad

jurídica y económica; descarta cualquier tipo de discrecionalidad por parte de la

administración tributaria.

Bajo este principio, es Estado no podrá cobrar un impuesto que no se haya

creado por ley que señala claramente las características de este tributo.

El principio de igualdad plantea, en efecto, la exigencia de una norma con

rango de ley para la creación, modificación o derogación de los tributos, e incluso

para establecer exoneraciones, respecto del tributo creado. Y en el caso preciso

de aranceles y tasas, el Poder Ejecutivo ejercerá su potestad tributaria

mediante decretos supremos.

El principio de igualdad apunta a la formalidad o el instrumento legal-la ley o

norma con rango de ley- que se debe de utilizar para la creación del tributo.

3.2. PRINCIPIO DE RESERVA DE LEY.-

Existe reserva de ley cuando la Constitución exige que sea la Ley la que

regula determinada materia, y por tanto, el Poder Legislativo será siempre el

encargado de regular esta materia, sin que pueda ser reglamentada por la

administración, como decreto o resolución ministerial.

Cabe anotar que el principio de reserva de ley en materia tributaria, atiende

a que los elementos fundamentales del tributo, solo pueden ser creados,

alterados, regulados e introducidos al ordenamiento jurídico, a través de una ley

o norma con rango análogo.

El principio de reserva de ley supone la regulación exclusiva –también por la

ley- de determinados elementos de la relación jurídica tributaria, como son los

sujetos, la tasa, el supuesto de hecho. etc.

3.3. PRINCIPIO DE NO CONFISCACIÓN.-


Un tributo no debe exceder la capacidad contributiva del sujeto del

impuesto, de lo contrario se configura la confiscatoriedad de la misma.

El Tribunal Constitucional, respecto del impuesto mínimo a la renta, falló

determinando la no aplicación del mismo por inconstitucional, dado que gravaba la

fuente productora de la renta.

Se comparte lo expresado por Jorge Bravo Cussi: en el sentido de que “Un

tributo es confiscatorio cuando su monto es superior a una parte importante de

la manifestación de riqueza concreta sobre la cual se precipita” y por lo cual

concluye que “ (…) el examen de confiscatoriedad se deberá realizar teniendo en

consideración las circunstancias que rodean a cada caso en concreto.

3.4. PRINCIPIO DE DEFENSA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES.-

Este principio implica que el Estado a través del Poder Legislativo o

ejecutivo, en caso de delegación de facultades, debe emitir normas respetando

los derechos fundamentales de las personas.

Los derechos fundamentales son aquellos inherentes a la persona, tales como

el derecho al trabajo, al secreto bancario, a la libertad de asociación, a la

libertad de contratar, a la reserva tributaria, entre otros. Estos se convierten

en derechos constitucionales cuando una carta magna los recoja dentro de su

normatividad, tal y como sucede en el caso peruano, ya que los derechos

fundamentales recogidos principalmente en el artículo 2 de nuestra Constitución

han pasado a ser derechos constitucionales.

3.5.- PRINCIPIO DE CAPACIDAD CONTRIBUTIVA.-

Aunque este principio no se encuentra prescrito de manera taxativa en el

artículo 74 de la Constitución Política del Perú, el Tribunal Constitucional le ha

otorgado la calidad de principio inherente al ordenamiento nacional, tal y como lo

expresa en la STC No 3303-2003-AA/TC del 28 de junio del 2004, al expresar

“(…) que los principios constitucionales consagrados por el artículo 74 de la


Constitución, que regulan el régimen tributario, como son el de legalidad, de

igualdad, de no confiscatoriedad, de capacidad contributiva y los derechos

fundamentales (…)”.

El principio de capacidad contributiva nace de la necesidad de contribuir al

gasto público y del principio de igualdad de las cargas públicas. En efecto, es

deber de todo ciudadano el contribuir en la medida de sus posibilidades al

financiamiento de los gastos en que incurre el Estado, ya que este necesita de

esos recursos para satisfacer las necesidades públicas, lo cual es su razón de ser

primordial y principal motivo de existencia. Existe pues, el deber de solidaridad

de contribuir al gasto público, sin embargo, no todos estamos obligados a

sacrificarnos de igual manera, porque existe el principio de la igualdad de las

cargas públicas, que no alude a una igualdad material, cuantitativa, sino que es

personal, cualitativa; se toma en cuenta la situación económica de cada quien.

De allí, que se afirme que la capacidad contributiva es la potencialidad de

contribuir a los gastos públicos que poseen los individuos sometidos al poder

tributario del Estado.

En tal sentido, debe entenderse que la capacidad contributiva es como la

aptitud económica personal para soportar las cargas públicas en mayor o menor

grado impuestas por el Estado, teniéndose presente las condiciones particulares

de cada uno de los contribuyentes.

3.6. PRINCIPIO DE IGUALDAD.-

Dicho principio es una limitación a la potestad tributaria del Estado, se

puede leer también en el sentido de que la norma tributaria no debe tratar igual

a quienes no tiene la misma situación. En efecto, si el tributo debe ser aplicado

en forma simétrica y equitativa entre los sujetos que se encuentran en una misma

condición, no habría limitación para tratar de manera diferenciada a quienes

están en situaciones disímiles u opuestas.


Como vemos, este principio supone que a iguales supuestos de hecho se

apliquen normas con iguales consecuencias jurídicas, y a diferentes supuestos de

hecho, deben aplicarse normas con consecuencias jurídicas diferentes, como

podrían ser las normas diferenciadas en cuanto a la tasa aplicable, las

deducciones permitidas e incluso respecto del régimen autorizado, como es el

caso del NUEVO RUS, RER, REGIMEN MYPE o RÉGIMEN GENERAL, patra los

preceptores de rentas empresariales.

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